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Tema 36 – La economía del bienestar. Pobreza, igualdad y eficiencia. Orígenes y evolución del estado de bienestar. De la economía del bienestar a la sociedad del bienestar

1 INTRODUCCIÓN.

Las personas necesitan alimentarse, vestirse, recibir una educación, etc, para lo que necesitan recursos que compran a través de los ingresos propios de su trabajo y de otros conceptos. Dichos ingresos son siempre insuficientes para conseguir todos los bienes y servicios desea el individuo para satisfacer todas sus necesidades. Por otra parte, la sociedad también tiene necesidades colectivas como la educación, la defensa, etc, y de igual modo tiene más necesidades que medios para satisfacerlas. El punto de partida de la Economía Política son las necesidades que comporta la vida humana. Ningún individuo puede hacer frente a la vida social sin satisfacerlas. El progreso humano radica en la medida en la que se satisfacen los deseos humanos, (mejores condiciones de vida significan más necesidades satisfechas y la aparición de otras nuevas cualitativamente superiores). Es decir a través de la actividad económica se producen bienes que satisfacen las necesidades de los individuos y de esa forma logran el bienestar.

En la mayoría de las sociedades avanzadas, el ESTADO se ha responsabilizado de proporcionar una serie de bienes y servicios básicos a los miembros de la sociedad haciendo de benefactor de los mismos y como se ha evolucionado hacia las llamada SOCIEDAD DEL BIENESTAR. Hablaremos de cómo se han creado esos ESTADOS DEL BIENESTAR, y como en otros países no se goza del mismo.

2 ECONOMÍA DEL BIENESTAR.

2.1 Concepto y generalidades.

Este campo de la economía carece, en gran medida, de rigor científico y está bastante sujeto a juicios de valor propios de la economía normativa en su búsqueda de encontrar una situación óptima social, deseable por todos pero en el que los economistas y políticos no se han puesto de acuerdo a la hora de definir cómo conseguirlo.

El término ECONOMÍA DEL BIENESTAR hace referencia al sistema social desarrollado en las democracias capitalistas industrializadas, desde la II Guerra Mundial y que se caracteriza por:

1) Intervención estatal en la búsqueda del pleno empleo.

2) Provisión pública de bienes y servicios sociales, incluyendo transferencias (prestaciones, subsidios, etc) para cubrir necesidades básicas en la sociedad compleja y cambiante (educación, vivienda, sanidad, seguridad social, etc). Es universal porque afecta a todos los grupos sociales de renta.

3) Responsabilidad estatal del mantenimiento de un nivel de vida mínimo como derecho social (responsabilidad colectiva hacia todos los ciudadanos).

Esto está muy asociado a la DEMOCRACIA CAPITALISTA. Hasta principios de los 70 hubo consenso en occidente de que dicho estado era deseable y posible, siendo un puente o solución entre el capitalismo liberal y el socialismo burocrático.

Los Sectores Públicos actuales tratan de conseguir dos objetivos al respecto:

1) Lograr una asignación eficiente de recursos que lleve al crecer equilibradamente.

2) Redistribuir la renta y riqueza del país.

La actividad hacendística supone detraer recursos que se emplean para generar bienes y servicios públicos y transferencias. Pero se ha de investigar la eficiencia económica de esos trasvases (como afectan a la aceptación de riesgos empresariales, al bienestar económico individual, al MT, etc). También es importante conocer sobre cómo se reparte el coste de la actividad hacendística. Hay tras esto un debate que parte de los principios de eficiencia y de equidad.

El sistema económico ideal en la ECONOMÍA DEL BIENESTAR debe ser:

1) Eficiente, en óptimo económico no mejora la situación de un individuo sin empeorar la de otro.

2) Equitativo, en óptimo social no es posible redistribuir la renta y riqueza entre distintos individuos sin reducir el bienestar social.

La diferencia principal entre la equidad y la eficiencia está en que la determinación del óptimo social obliga a realizar comparaciones interpersonales de utilidad, asignando ponderaciones sociales al bienestar disfrutado por cada uno de los miembros. Las afirmaciones sobre eficiencia son independientes de juicios de valor sobre lo considerado socialmente justo y no se inmiscuye en la distribución de la renta, pero el de la equidad que trata de mejorar aquélla y crear bienestar social.

2.2 Las tres condiciones de Eficiencia económica.

La Economía del Bienestar se ha apoyado en una serie de postulados relacionados con la eficiencia y con la equidad del sistema económico.

1) Óptimo de Pareto: Una situación es económicamente eficiente si no es posible mejorar la posición de un individuo sin empeorar la de otro. Se trata de juicios de valor generalmente aceptados en una sociedad libre e individualista. La noción de eficiencia se refiere al mejor uso posible de recursos limitados de los agentes económicos. Un sistema es ineficiente si deja sin explotar oportunidades de obtener algo a cambio de nada.

2) Eficiencia en la producción: si no es posible producir una cantidad mayor de un bien, dado el output del otro, mediante reasignaciones de los factores de producción entre las industrias. Los productores tratan de maximizar su beneficio sujeto a su restricción presupuestaria. La condición de eficiencia debe establecer que los factores se asignen igualando la cantidad de trabajo de que cada sector está dispuesto a prescindir para incorporar una unidad adicional de capital, dado su volumen de producción. La asignación es eficiente si se igualan las RMTS factorial entre sectores o industrias.

3) Eficiencia en el consumo: si no es posible aumentar el bienestar de un individuo sin reducir el del otro mediante redistribuciones de los bienes entre ambos. La asignación eficiente en el consumo lleva a que se igualen las relaciones marginales de sustitución de cada consumidor.

4) Eficiencia global: si dos bienes x e y son producidos eficientemente (están sobre la FPP) y su reparto entre A y B (dos individuos) se realiza de forma que quedan agotadas las posibilidades de intercambio en un punto en el que la valoración marginal de los bienes de consumo se hace igual al coste marginal de producción. El valor subjetivo de x en términos de y sea igual al CMg de producir x.

2.3 Equidad y el Óptimo social.

Para hablar de equidad entramos en comparaciones interpersonales de utilidad. Podemos partir de una función de bienestar social en la que se expresen simétricamente juicios y valoraciones sociales sobre la justicia de la distribución de bienestar entre A y B, es decir, el peso social de los méritos y las necesidades de los individuos que forman la sociedad. Si la sociedad es individualista, el bienestar total crecerá con el de cada uno de sus miembros, pudiéndose fabricar una curva de indiferencia social, donde los niveles de bienestar de A y B son indiferentes.

El criterio de eficiencia global permite eliminar todas las combinaciones de utilidad en las que no se safisfaga la condición de eficiencia en la producción. El lugar geométrico de estas combinaciones globalmente eficientes se conocer como “frontera de utiilidad de orden superior”, y aparece representada por la línea ab.

Hay que encontrar un punto sobre la frontera de utilidad. En el gráfico, el óptimo social es c, cuya virtud es ser el que mayor bienestar proporciona a la sociedad de entre todos los globalmente eficientes, es decir, el óptimo de los óptimos. Resolvemos así el problema de la actividad económica, porque en c hay una combinación única de productos y de distribución de x e y entre A y B, resolviéndose el qué producir, para quién y el cómo (distribución eficiente de trabajo y capital entre x e y). Existe un conflicto que existe entre EQUIDAD y EFICIENCIA, ya que la asignación de recursos en el punto d es socialmente preferible a la f. Supongamos que partimos de f y que las autoridades quieren alcanzar d a través de medidas de redistribución de renta a favor del individuo A. Estas medidas son frecuentemente distorsionadoras de la producción y el consumo, ya que pueden impedir la necesaria igualación de las relaciones marginales de sustitución y transformación, lo que nos llevaría a situarnos en un punto subóptimo en el interior de la frontera de utilidad ab, por ejemplo g.

Pero existe dificultad de alcanzar el óptimo social, y hemos de valorar los costes económicos por la pérdida de la eficiencia derivada de la intervención, y si éstos superan los beneficios sociales de la redistribución. El bienestar total aumenta cuando aumenta el bienestar entre individuos aunque sea a costa de ineficiencia, pero siempre y cuando dicha ineficiencia no se traduzca en falta de equidad (como en g). Los bienes se canalizan hacia quién paga por ellos, más que a quién los necesita. Si un país gasta más recursos para producir bebidas alcohólicas que para luchar contra la pobreza, se estará ante una distribución de la renta inadecuada, pero el mercado estará funcionando de forma eficiente. La equidad puede estar reñida con la eficiencia, porque tras la equidad hay juicios de valor.

3 POBREZA, EQUIDAD Y EFICIENCIA.

3.1 Consideraciones generales.

Hablamos de pobreza, cuando nos referimos a personas que no alcanzan una renta suficiente para llegar a los estándares de bienestar objetivamente adecuados, casi siempre en relación al entorno donde viven. Se han realizado estudios para determinar los límites de la pobreza tratando de medir el coste de la vida en los niveles de subsistencia, sobre todo de subsistencia alimenticia. Se ha de decir que esos estándares de subsistencia y bienestar dependen del momento y de la cultura. La pobreza se suele asociar a determinados colectivos o situaciones, como la inmigración, las madres solteras, las etnias, etc.

Una de las preguntas que nos podemos hacer es por qué está tan mal repartida la riqueza, qué sistema económico puede ser tan poco equitativo que provoque tales desajustes. Podemos establecer diferencias respecto a:

1) La riqueza (propiedad): heredar activos sitúa a las personas en un estatus o en otro.

2) Diferencias en aptitudes personales: aptitudes o talentos innatos para progresar.

3) Diferencias en educación y formación: acceso a la educación y a la FP que permita encontrar un trabajo digno. La educación debe garantizar el derecho de igualdad de oportunidades. Esta es una de las más grandes conquistas del Estado de Bienestar.

La pobreza sigue existiendo en los países desarrollados, a pesar de los esfuerzos del Estado de Bienestar (en torno al 10% de la población obtiene rentas por debajo de las de subsistencia), aunque la indigencia ha disminuido drásticamente, y en muchos casos se ha establecido como modo de vida marginal (más que una circunstancia económica). Pero si hablamos de los países del tercer mundo, la pobreza es hoy en día la lacra y en torno a 1/3 de la población mundial (2.000 millones de personas) vive en extrema pobreza. La igualdad es un derecho, igualdad ante la ley, igualdad de oportunidades. Pero a veces es una utopía.

Para las sociedades democráticas el Estado es garante de una serie de derechos básicos y fundamentales de los miembros de su sociedad, como: una vivienda digna, derecho al trabajo, derecho a la salud, derecho a la educación, etc. Pero el Estado no puede ser un perfecto redistribuidor de rentas. En las democracias capitalistas sigue habiendo muy ricos, ricos, pobres y muy pobres, aunque el Estado de Bienestar compensa en gran medida las desigualdades a niveles básicos. En los países subdesarrollados hay tal desigualdad y falta de recursos que no es posible instaurar un Estado de Bienestar consistente.

La eficiencia económica choca con la igualdad, o equidad. Los políticos y los economistas tratan de que funcione la economía, cumpliendo los objetivos de pleno empleo, crecimiento constante, etc). Okun se preguntó cuánto estábamos dispuestos a pagar en eficiencia para aumentar la igualdad a través de impuestos que redistribuyan la renta de forma más justa. La sociedades modernas cuentan con sistemas tributarios que suponen detracción de renta y ralentización de inversión pero el Estado debe saber utilizar esos fondos en proyectos rentables que mejoren la igualdad e incluso la eficiencia.

La pobreza ha alcanzado unos niveles dramáticos y vuelve a estar de actualidad. La Declaración del Milenio, de las Naciones Unidas (2000), estableció ocho objetivos que constituyen un pacto entre las naciones para eliminar la pobreza. Si bien hay consenso en erradicar el problema, no lo hay en cuanto al concepto de pobreza y en las políticas. Los mayores esfuerzos se orientan a su medición.

3.2 Enfoques respecto a la pobreza

3.2.1 La pobreza como carencia de condiciones materiales

La pobreza se asocia con carencia, escasez y privación, que se juzga por la imposibilidad de las personas para acceder a un conjunto de bienes y servicios materiales para satisfacer sus necesidades fundamentales. Se ha de identificar las personas y grupos que sufren una o más carencias consideradas de mínimo vital, para lo que se ha de cuantificar directa o indirectamente a través de la insuficiencia de ingreso. Este enfoque genera resistencias al considerar solo las necesidades materiales y no las sociales, ignorando incluso los bienes públicos. Una crítica es que se omiten los problemas de inequidad y de justicia. El concepto de pobreza queda reducido al cálculo del ingreso o de las necesidades básicas insatisfechas, aislado de la distribución total del ingreso y nivel de riqueza de la sociedad.

3.2.2 La pobreza como exclusión social.

Con el referente del contexto de la sociedad examinada, percibiendo la privación o carencia (ingreso, empleo, vivienda, salud, educación, etc). Conduce a que las políticas tengan en cuenta las prioridades locales y las nociones de integración de grupos diferentes. Los Derechos son fundamentales al constituir el núcleo de las luchas por la integración social. Muchos enfoques privilegian las carencias derivadas de la insuficiencia de ingresos, mientras que el de exclusión social atiende a la integración. Se puede estar excluido de empleo, de propiedad, de tierra, de educación, etc. Los excluidos lo son por otros grupos cercanos, lo que ya pone en juego al Estado como ente que debe evitar estas situaciones.

3.2.3 La pobreza como carencia de capacidades y derechos.

El aporte del Premio Nobel en Economía (1998) Amartya Sen ha sido de la mayor importancia para una visión más integral de la pobreza, entendida como carencia y privación de capacidades, lo que está condicionado por la precariedad de las dotaciones iniciales que poseen las personas y que les impiden el ejercicio efectivo de sus derechos, por lo que se traducen en una baja calidad de vida. Las dotaciones iniciales de recursos son el patrimonio de las personas para poner en acción sus capacidades, y contemplan los bienes y servicios mercantiles y no mercantiles. Los primeros están más referidos al ámbito de lo privado y pueden ser objeto de intercambio, de tal forma que si se cuenta con un ingreso adecuado se puede acceder a ellos, adquiriendo el dominio sobre ese conjunto de bienes. Distingue las titularidades mercantiles, las productivas, las de la fuerza de trabajo, y las de herencias y transferencias. Ellas dependen de la dotación inicial de recursos y del mapa de titularidades de intercambio.

Los bienes no mercantiles (bienes públicos) están más referidos al ámbito público, (seguridad, justicia, libertad, autonomía y reconocimiento social), y son una construcción social y no pueden ser objeto de intercambio. Algunos de estos bienes son “de mérito”, (merece la gente por el solo hecho de serlo), por tanto, su satisfacción no puede estar sujeta a la dinámica del crecimiento económico, ni depender de su contribución al mismo, siendo universales y el Estado y la sociedad deben garantizar su provisión, puesto que quienes estén privados de ellos encuentran serias limitaciones para desarrollar sus capacidades. Estos bienes son convenidos socialmente y se expresan en las Constituciones de los países como principios mínimos que protegen a todo ciudadano.

3.3 Igualdad y eficiencia.

La identificación de los bienes de mérito tiene la ventaja de que permite jerarquizar los bienes básicos y por tanto orientar las prioridades de las políticas. Lo que debe preocupar a una sociedad con sentido de justicia es cómo están distribuidos estos bienes hacia los menos aventajados y cómo se ven afectados por la porción distributiva que poseen los más favorecidos, pues se trata de que la estructura básica de la sociedad contrarreste las deficiencias que provienen de la “arbitrariedad de las contingencias naturales y de la fortuna social”. Para ello, las políticas públicas son fundamentales para atender a los más desfavorecidos, lo cual genera una cadena de beneficios para toda la sociedad, al contribuir al desarrollo, siempre que existan las condiciones que les permitan tomar decisiones de calidad y que produzcan efectos socialmente deseables.

De esta forma el problema de la pobreza trasciende la justicia individual y representa también un problema de eficiencia que afecta a toda la sociedad, al privarse del aporte de las capacidades y potencialidades de estas personas. Sen hace explícita la interdependencia entre equidad y eficiencia y entre valores e instituciones: “Si a las personas se les niega la educación o carecen de derechos económicos básicos debido a desigualdades masivas en la propiedad, los resultados no se limitan a la desigualdad sino que afectan la naturaleza de la expansión económica, el florecimiento de desarrollos políticos y culturales, etc. La falta de equidad en una esfera puede conducir a una pérdida de eficiencia y desigualdades en otras”.

El acceso a los bienes de mérito es un mínimo para la equidad en las oportunidades y para el ejercicio de las capacidades, que dependen no sólo de las características individuales de las personas sino también de los arreglos sociales y, por supuesto, están asociadas a la insuficiencia de ingreso; pero no se agotan allí.

De esta forma, mediante las realizaciones y capacidades, Sen supera el enfoque de las necesidades materiales que reducen la calidad de vida a las “cosas” de que se dispone. Las capacidades no están asociadas a la productividad sino a la libertad de las personas para decidir sobre sus desempeños y optar por el Ser y el Hacer, más allá del Tener.

Si la equidad y la justicia rigen la sociedad, el Estado debe promover la garantía de condiciones mínimas en las dotaciones iniciales para que las personas pongan en acción sus capacidades y así lograr equiparar la diferencia de oportunidades. De las dotaciones y capacidades se deriva el ejercicio efectivo de los derechos (civiles, políticos, económicos, sociales y culturales) propios de un Estado Social de Derecho, como el establecido en nuestra Constitución. De las dotaciones, capacidades y derechos se deriva la calidad de vida, como el resultado integral de la forma en la que la sociedad se organiza. El progreso social se asocia con la erradicación efectiva de las principales carencias que padece una sociedad.

4 ORÍGENES Y EVOLUCIÓN DEL ESTADO DE BIENESTAR.

4.1 Fases del Estado de Bienestar.

1) Los orígenes: siglo XIX: Louis Blanc inició propuestas para crear un Ministerio de Trabajo, para regular relaciones laborales, y con la creación de talleres nacionales de empleo en la Francia de mediados del XIX. Lasalle propuso un trato a Bismarck que beneficiaría a la aristocracia y a la clase obrera, Bismarck accedió y se instauró el primer Estado de Bienestar, muy diferente, eso sí de los actuales. Tras el paréntesis de la 1ª Guerra Mundial aumentaron las intervenciones estatales, como en EEUU y Suecia.

2) El punto de inflexión ideológico: a partir de la 2ª Guerra Mundial, las socialdemocracias se abren paso en diversos países. URSS y EEUU estaban enfrentados en la guerra fría y el Plan Marshall norteamericano actuaba en Europa. En este entorno económico-político donde los grandes países europeos se recuperaban del gran conflicto. se produjeron cambios en el frente popular, creándose una importante opinión pública que insistía en reformas profundas del capitalismo (para resolver injusticias y desequilibrios). Fue la Democracia Cristiana alemana, conservadora, quien acuñó el concepto “Economía social de mercado”. A través del programa Ahlen de este partido se trato escapar del dominio ilimitado del capitalismo privado. El Estado del bienestar comenzó a ser una necesidad sentida en la postguerra, hasta el punto de que todos los partidos dedican sus mejores esfuerzos a construirlo. El Partido Laborista británico que ganó 1945-1951, echó del poder a Churchill. Economistas como Hayek o de criticaron estas experiencias. En la década de los 50 y 60 comenzó un proceso de nacionalización de empresas, establecimiento de SISTEMAS DE SEGURIDAD SOCIAL, reformas de la prestación por desempleo, ampliaciones de la legislación social. Comenzó a aumentar el gasto público que para ser atendido necesitó de una reforma en los regímenes fiscales, (sistema progresivo para que los que más tienen paguen más). La Hacienda Pública de algunos países se convierte en eje de redistribución de renta.

3) La fase de las nacionalizaciones: convencidos de que había servicios fundamentales que debían tener garantizada su prestación y a precios asequibles a todos los sectores sociales y con este proceso se evitaban los oligopolios, precios más elevados y menor cantidad ofertada. La propuesta de reorganización del Estado pasaba por: fórmulas sociales-reformistas que convivieran que un sistema capitalista sin poner en peligro la acumulación del capital, o la evolución progresiva del socialismo que estaba por llegar.

4) Las crisis de los Estados de Bienestar: las profundas dificultades a las que se enfrentaron las economías occidentales (estanflación, crecientes déficits públicos) sentaron las bases para que se cuestionara seriamente, incluso como causa principal (desde la derecha y desde la izquierda). Se pensaba que el Estado no se podía hacer cargo del bienestar económico de todos sus ciudadanos desde una economía capitalista. El nacimiento del neoconservadurismo como salvador del capitalismo con su promesa de controlar la inflación, revitalizar la economía y equilibrar el presupuesto ayudó a las críticas contra el capitalismo del bienestar. El neoconservadurismo triunfó como ideología y en algunos países como política económica. El Estado de Bienestar contribuyó al crecimiento económico capitalista, pero se convertió en un parásito.

5) El nacimiento del capitalismo del bienestar: en medio de neoconservadores y demócratas surgió el corporativismo socialdemócrata propugnando una economía mixta y el Estado de Bienestar, nunca incompatibles con una economía de mercado. Esta nueva visión del Estado de Bienestar, se diferencia del keynesianismo de la postguerra en dos aspectos:

1) Considera que la política económica y la política social deben estar coordinadas por su interrelación. Es necesario considerar el efecto de lo social en lo económico y viceversa. Los aspectos distributivos se consideran inseparables de los de producción. El Estado de Bienestar social corporativista incorpora OBJETIVOS DE POLÍTICA SOCIAL

2) Una economía de mercado y un sistema de bienestar social muy desarrollado no se sostienen a l/p sin la cooperación de los principales intereses económicos. Los capitalistas y los trabajadores son los principales agentes en el proceso de producción y distribución nacional y responsables de que el sistema funcione. Las trabajadores tienen que aceptar la moderación salarial y el aumento de productividad y los empresarios la contención de beneficios y el bienestar social de sus trabajadores como prerrequisitos del crecimiento y bienestar social

A finales de los 80 teníamos un MODELO CONSERVADOR basado en desmantelar los estados de bienestar, apoyándose en el sector privado y en fuerzas de mercado para alcanzar el crecimiento económico y cubrir la provisión de los distintos servicios que demanda la sociedad. A la izquierda tenemos el corporatismo social que añadido a los objetivos del pleno empleo, crecimiento económico y estabilidad de precios un objetivo desequilibrante, el bienestar social. Entre estos dos modelos se sitúan la mayor parte de los Estados de Bienestar de nuestros días.

La crisis actual del Estado del Bienestar, sobre todo en países como EEUU, se enmarca en un contexto donde la negociación entre los agentes sociales, está impregnada a su vez de política. Hoy por hoy nos encontramos dos corrientes totalmente contrapuestas: la corriente conservadora, que sostiene que el carácter asistencial del Estado ha ido demasiado lejos y amenaza con invadir la esfera de libertades individuales (de forma similar al Estado socialista). En cambio los economistas de la corriente progresista encuentran el Estado de Bienestar como la mejor manera de vivir en sociedad, aunque algunos admiten el más que considerable estancamiento que supone para muchos Estados.

5 DE LA ECONOMÍA DEL BIENESTAR A LA SOCIEDAD DEL BIENESTAR.

5.1 Estado de Bienestar: valor añadido.

El ESTADO DE BIENESTAR caracteriza la mayoría de las sociedades desarrolladas modernas, en las que en mayor o en menor medida, el Estado ha asumido responsabilidad en el bienestar de sus ciudadanos. Pero se ha llegado a un punto en muchos países industrializados, en especial europeos, en los que no se entiende dicho bienestar sin dicha tutela, que viene recogida en muchas de las constituciones modernas. Los españoles tenemos derecho a la educación, sanidad, trabajo, etc, y es el Estado quién vela por el ejercicio de tales derechos de forma activa (proporcionándonos dichos servicios) o indirectamente a través de normativas, regulaciones, etc, que nos permiten vivir en armonía y paz social.

Las SOCIEDADES DEL BIENESTAR Europeas han visto como se doblaba el nivel de vida en los años que tiene la Unión demostrándose que la sociedad avanzada del bienestar no es incompatible con el crecimiento y la prosperidad económica (la UE es la entidad económica más grande del mundo produciendo 1/5 del producto mundial, son un 6% de la población). El Estado del Bienestar comprende dos conjuntos de actividades en la sociedad de bienestar:

1) La provisión estatal de servicios sociales a individuos en circunstancias o contingencias particulares: seguridad social, sanidad, beneficiencia, educación y vivienda. Se pueden dividir en beneficios en dinero y en servicios en especie
2) Reglamentación estatal de actividades privadas: que pueden perjudicar las condiciones de vida de individuos y grupos dentro de la población.

La ECONOMÍA DEL BIENESTAR HA PERMITIDO:

1) Redistribuir la renta con mayor equidad: si las fuerzas de mercado hubieran distribuido la renta, un 40% de las familias europeas vivirían por debajo de la línea de pobreza
2) Sistemas de SS: que dan cobertura a todos los ciudadanos en su jubilación, accidentes, etc
3) Sistemas de Sanidad Públicos: permiten que todos ejerzan su derecho a la salud.
4) Sistemas Educativos: en gran medida gratuitos, que permiten el ejercicio del derecho a la educación y a la igualdad de oportunidades.
5) Sistemas de protección social que han sacado de la pobreza a 1 de cada 4 familias.

De esta forma los indicadores muestran una alta calidad de vida de los europeos, con altas infraestructuras, sistemas de servicios públicos avanzados, y altos niveles de consumo en bienes privados. Esto se traduce en alta esperanza de vida, mortalidad infantil y maternal, alto consumo de energía, etc. Estos son los argumentos para mantener y desarrollar el Modelo Social Europeo.

Si hacemos una comparación con EEUU, de todos es sabido el alto desarrollo económico de este país, su alto producto interior, su alta renta y sin embargo no todos los americanos pueden estar tranquilos si sufren un accidente, porque puede que la sanidad pública no cubra gratuitamente. El sistema puede ser eficiente pero deja mucho que desear en cuanto a su equidad.

5.2 Los problemas futuros de la Sociedad del Bienestar.

El modelo de bienestar de Europa no se basa sólo en el éxito económico, sino que el propio Estado de Bienestar ha permitido la existencia de ese éxito. Europa, en su conjunto, tiene unas sólidas redes de seguridad social y un superávit por cuenta corriente del 1,5% del PIB. Estados Unidos, en conjunto, tiene unas redes de seguridad social débiles y un déficit por cuenta corriente del 2,5% del PIB. Se puede aseverar que no existen pruebas objetivas de que no podamos combinar una buena red de seguridad y una buena economía. La política social puede ser la clave del éxito económico y político.

Sin embargo las economías del bienestar no han sido capaces, hasta la fecha, de resolver el problema del paro, que se convierte en desempleo de l/p para un considerable % de parados, sigue habiendo segregación y discriminación en el MT, en cuanto a niveles de desempleo, calidad y acceso, horario laboral, condiciones de trabajo y desarrollo profesional. Los sistemas educativos no acaban de ser todo lo eficientes que se espera de ellos. La pobreza convive con la riqueza. De esta forma la sociedad del bienestar permite una situación en la que 1/3 de las personas pobres son personas mayores, para quienes el sistema de pensiones no ofrece unos ingresos decentes. 1/3 son trabajadores que no pueden ganarse un sueldo decente con el trabajo más duro. Una tercera parte de las personas pobres no tienen empleo o han perdido la esperanza de trabajar.

En general, nuestro MODELO SOCIAL ha sido la fuerza vital de nuestro progreso político y económico. Pero ha fracasado para una proporción considerable de europeos. Hay una clara relación entre el desempleo de Europa y nuestros sistemas de protección social. Los sistemas de protección contra el desempleo no han funcionado adecuadamente y han generado en muchos casos parados de l/p. No se trata de un problema de escasez de demanda o de falta de competitividad.

Políticas sociales centradas principalmente en asegurar los ingresos de las personas y las familias a través de los subsidios de desempleo, las pensiones de invalidez y los programas de jubilación anticipada en vez de asegurar la capacidad de las personas para contribuir y ganarse la vida. Es más deseable enseñarte a coger la caña de pescar que darte el pescado.

Esto constituye un grave desequilibrio en un MT en el que crecen las diferencias entre las antiguas cualificaciones y los nuevos puestos de trabajo. Existe también otro desequilibrio tan importante como el desequilibrio entre las medidas activas y las pasivas. Cuando se dispone de programas activos, su distribución se sigue basando en un planteamiento de “esperar y ver”. Esto obliga a la gente a estar mucho tiempo desocupada antes de poder acceder a un apoyo activo.

Otro problema con el que se enfrenta la Sociedad de Bienestar es la gran carga que supone para el sistema el envejecimiento de la población. Estamos añadiendo años a nuestras vidas, y vida a nuestros años (calidad de vida en la última fase). Esto plantea un gran reto futuro:

1) Dentro de pocos años la población en edad laboral empezará a disminuir.
2) El grupo de edad de más de 60 años, principalmente personas jubiladas, seguirá creciendo, y esperan recibir pensiones más elevadas que los de la actual generación de pensionistas.

El problema es cómo podremos financiar las pensiones de nuestros mayores el día de mañana. La cuestión clave es la transferencia de recursos reales, productos y servicios entre generaciones. Esta transferencia debe aumentar considerablemente para satisfacer nuestras demandas. Necesitamos equipar a la mano de obra potencial para contribuir a la economía, en vez de pagarles para que se sienten a un lado como espectadores. Esta es la tarea principal de la política laboral y social.

5.3 El futuro de la Sociedad de Bienestar.

Los Estados, ante una situación como la actual, de urgente reestructuración de las SOCIEDAD DEL BIENESTAR, tiene básicamente cuatro salidas no excluyentes:

1) Adaptación de las políticas sociales de empleo (camino que ha tomado la UE).
2) Cambios en el control social: bajar los subsidios sociales, por debajo de subvenciones para incentivar el trabajo.
3) Elevación de la productividad de los servicios sociales.
4) Privatización de partes del Estado de Bienestar, en pos de la eficiencia

Se necesita un cambio radical en los SISTEMAS DE PROTECCIÓN SOCIAL de la UE, vinculando forma positiva y dinámica, bienestar, desempleo y economía pública bajo un esquema de política activa y preventiva en el empleo a través de la formación y otras medidas para conseguir su empleabilidad. La renovación de la Sociedad de Bienestar pasar por la adaptación de las políticas económicas a los retos de las nuevas condiciones y las nuevas necesidades. En Europa se ha superado un período muy difícil para las finanzas públicas. El proceso de convergencia ha permitido salir del endeudamiento creciente, hacia unas condiciones económicas más saludables reforzando la Sociedad del Bienestar.

5.4 La visión conservadora de la transición de un Estado del Bienestar a la Sociedad del Bienestar.

Hay una clara postura neoconservadora que considera el Estado de Bienestar supone un dudoso equilibrio que se mantiene por presiones políticas en las democracias actuales, y que viene arrastrando problemas como el del desempleo o los altos déficit públicos. Estos autores postulan que el Estado de Bienestar quebrará financieramente, sobre todo en lo referente al sistema de pensiones o a la sanidad. Además creen que dicho ESTADO PATERNALISTA ha provocado un cambio de mentalidad en los individuos, provocando que los individuos no rindan frutos a la sociedad sino más bien al revés (generaciones adormecidas por el exceso de seguridad con cargo al presupuesto). Esto provoca el desincentivo de las unidades productoras. No abogan por un Estado despreocupado por los más débiles, pero si por un Estado que deje operar a los mecanismos del mercado y que sólo en casos de necesidad acuda a ayudar a los desprotegidos.

Para estos autores, el Estado debe estar para servir a la sociedad y no al revés. El Estado debe definir el marco legal, para que los individuos libre y responsablemente busquen sus propios fines. En este contexto el Estado no debe ofrecer el bienestar a los individuos, sino ayudar al hombre a que se lo procure a sí mismo. Para estos autores, LA SOCIEDAD DEL BIENESTAR es aquella en la que los individuos saben conseguir sus fines, y éstos redundan en beneficio de los demás, y donde el Estado realiza una doble función facilitadora y subsidiadora para ciertos casos o fallos del sistema.

6 CONCLUSIÓN.

Las economías desarrolladas, en especial las europeas, vienen disfrutando de un considerable estado de bienestar, donde se protegen derechos de los individuos y se le ofrecen gratuitamente una serie de bienes y servicios que les permiten mejorar su calidad de vida. Estos Estados tienen inconvenientes, como la necesidad de pesados sistemas tributarios o el posible desincentivo productivo.

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