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Tema 42 – Imperialismo y expansión colonial. Los conflictos internacionales antes de 1914.

1. INTRODUCCIÓN.

2. ETAPAS DE LA EXPANSIÓN COLONIAL EUROPEA.

3 CARÁCTER DEL FENÓMENO IMPERIALISTA

4 FACTORES DEL IMPERIALISMO

4.1 DE ÍNDOLE ECONÓMICA

4.2 EL PROGRESO TÉCNICO

4.3 EL FACTOR DEMOGRÁFICO

4.4 MOTIVACIONES POLÍTICAS

4.5 CAUSAS IDEOLÓGICAS

4.6 LA LABOR DE ENTIDADES Y GRUPOS

4.7 EL DINAMISMO DE LAS COLONIAS

5 SISTEMÁTICA CRONOLÓGICA Y GEOPOLÍTICA DE LA EXPANSIÓN

6 GOBIERNO Y EXPLOTACIÓN COLONIALES

7 EL IMPACTO DEL IMPERIALISMO DE LA COLONIZACIÓN

8. CONFLICTOS ENTRE LAS POTENCIAS PREVIOS A LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.

8.1. “LA PAZ ARMADA”.

8.2. LOS SISTEMAS DE ALIANZAS DE BISMARCK.

8.3. LA FORMACIÓN DE BLOQUES.

9 BIBLIOGRAFÍA

1 INTRODUCCIÓN

El siglo XIX se abre con una crisis del colonialismo, pero se cierra con el triunfo del imperialismo colonial, que a partir de alrededor de 1875 conduce el reparto del mundo entre las potencias europeas, a las que se añaden tardíamente los Estados Unidos y Japón, a la agravación de las tensiones internacionales y, finalmente, a la primera guerra mundial. A finales del siglo XIX muchas cosas habían hecho cambiar el mundo hasta entonces conocido. La economía industrial avanzaba por toda Europa alterando la sociedad, la política y los modos de vida de los países. En definitiva el capitalismo avanzaba con su hambre de mercados y de nuevos espacios de inversión. A la etapa inicial del liberalismo librecambista, le siguió otra etapa -una vez que la mayoría de los países hubieron alcanzado un grado suficiente de industrialización y capacidad productiva- de fuerte proteccionismo de los mercados interiores frente a los productos exteriores. El liberalismo económico en su estado puro, quedaba totalmente en entredicho.

El movimiento de expansión imperialista se manifestó primero en Inglaterra por la acción de Disraeli y más adelante en Francia con el impulso de Mes Ferry. En Alemania la presión que los hombres de negocios efectuaron sobre Bismarck, le obligó a entrar en la aventura imperialista, aunque, de hecho, el país no se comprometería definitivamente hasta la dimisión del canciller. Bélgica, entrará en el imperialismo colonial de la mano de su rey Leopoldo II y Rusia estará mas interesada en la expansión por los Balcanes y en alcanzar un acceso al mar Mediterráneo que en involucrarse en aventuras de ultramar. También Italia estará mas preocupada por la expansión mediterránea que por la continental, aunque, el fracaso en Túnez llevará a Crispi a sumarse al imperialismo en África.

2 ETAPAS DE LA EXPANSIÓN COLONIAL EUROPEA

El imperialismo es un complejo fenómeno histórico cuyo rasgo más distintivo es la generación de relaciones de dominio por parte de las grandes potencias sobre las áreas del planeta menos desarrolladas, y la extensión a escala mundial de procesos económicos, sociales, políticos y culturales antes inéditos o, en todo caso, restringidos a niveles menos amplios.

De lo dicho se desprende, como primera consecuencia, la necesidad de no confundir el antiguo colonialismo mercantilista y precapitalista (época antigua -fenicios, griegos, cartagineses- o edad moderna -españoles y portugueses-), basado en las relaciones comerciales, con el moderno imperialismo que implica el control territorial y político de las zonas colonizadas; más adelante explicamos los motivos de tal mutación.

El desarrollo del imperialismo ha conocido cuatro fases fundamentales: la de su formación hasta 1880, conocida también como etapa premonopolista, la de plenitud colonialista o imperialismo propiamente dicho (1880-1914), la de crisis (período de entreguerras) y la descolonizadora, posterior a la segunda contienda mundial. Las potencias ejercen ahora un colonialismo económico más o menos solapado. Esta época

recibe el nombre de neocolonialismo.

3 CARÁCTER DEL FENÓMENO IMPERIALISTA

En 1882, el político francés Jules Ferry. uno de los impulsores en su país de la expansión imperialista, afirmaba lo siguiente: «La cuestión colonial es para países como el nuestro, dedicados a gran exportación por la naturaleza misma de su industria. Allí donde se tenga predominio político, se tendrá también predominio de los productos, predominio económico». Las anteriores palabras inciden en la raíz misma del imperialismo, de motivación netamente económica. Como es lógico, en la gestación imperialista inciden factores de muy diversa índole (ideológicos, políticos, etc.) que analizamos en su momento. El problema es discernir cuáles son y cómo intervienen. La autonomía concedida a uno u otro factor ha dado lugar a las diferentes posturas ante el fenómeno imperialista.

Así, por un lado, se nos ofrecen las tesis de los economistas Schumpeter, Langer, Winslow o Raymond Aron; en ellas se explica el imperialismo apelando a motivaciones como la tendencia natural del hombre al dominio, la preponderancia de lo diplomático, razones estratégicas, etc. Todas ellas adolecen de un grave fallo: olvidar el papel determinante de las relaciones económicas en el acontecer histórico. Por ello, se nos revelan más fecundas las explicaciones económicas del imperialismo. Todas ellas hacen hincapié en la expansión capitalista conforme a leyes de desarrollo internas. El germen de estas tesis aparece ya en los clásicos de la economía como Smith y Ricardo, que al igual que la elaboración de Marx, adoptan un punto de vista incidente en la fase colonialista.

En el último tercio del siglo XIX el capitalismo modificó sus leyes de funcionamiento con la crisis del sistema de libre concurrencia y la evolución hacia la tendencia monopolista, que .será la base del imperialismo. En esta dirección se inscriben ya los estudios de Conant o el famosísimo del inglés Hobson (1902), que ven la expansión imperialista impulsada por la necesidad de invertir capitales excedentes. Pero será el pensamiento económico marxista el que defina el fenómeno de modo más correcto. Hilferding, integrado en la corriente revisionista, escribe El capital financiero (1910) donde da contenido teórico al proceso de formación de grandes concentraciones empresariales capitalistas, cuya competencia daría lugar a las crisis que degenerarán en la guerra mundial. Rosa Luxemburgo apunta en La acumulación de capital (1913) la necesidad de consumir los excedentes de producción para evitar el desmoronamiento del sistema en mercados interiores o foráneos; por otra parte, el capitalismo, para su desarrollo, requiere la progresiva absorción de sectores aun no capitalistas, del mismo país o de fuera. Bujarin en La economía mundial y el imperialismo (1915) analiza la concentración de capital en el sistema capitalista como base para considerar las relaciones entre países con estructura económica no semejante y que, por tanto, tienen carácter de dependencia/dominio. La explicación más completa fue formulada por Lenin en El imperialismo fase superior del capitalismo (1916) donde se resumen en cinco puntos las notas que caracterizan la etapa: «1. La concentración de la producción y el capital se han desarrollado hasta un grado tal, que ha creado monopolios que desempeñan papel decisivo en la vida económica. 2. La fusión del capital bancario con el capital industrial, y la creación, sobre la base de este capital financiero, de una oligarquía financiera. 3. La exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere excepcional importancia. 4. La formación de asociaciones capitalistas monopolistas que se reparten el mundo. 5. Ha culminado el reparto territorial de todo el mundo entre las mayores potencias capitalistas.»

4 FACTORES DEL IMPERIALISMO

4.1. DE ÍNDOLE ECONÓMICA

Hacia 1873 se produce un cambio del trend (tendencia general de la economía) a causa de la crisis de superproducción iniciada ese año. La mutación provoca un triple efecto: primero, la necesidad de buscar nuevos mercados para dar salida al excedente productivo; en segundo lugar, fuerza a adoptar medidas proteccionistas de las economías nacionales (como ejemplos se pueden citar la tarifa francesa de 1892, el arancel español del mismo año o las decisiones alemanas a ese respecto en 1885, 1887 y 1891); finalmente, la caída de precios en especial agrícolas que la crisis supuso, provoca una tendencia migratoria que buscará en ultramar su punto de destino. También resultan de capital importancia para al proceso imperialista las transformaciones del sistema crediticio de 1852-64, en que se fundan sociedades tan prestigiosas como el Crédit Lyonnais o la Banque de París et des Pays-Bas; las inversiones se dirigen funda­mentalmente a los países subdesarrollados (España, Italia, Imperio otomano); en algunos casos, los acreedores quisieron controlar y asegurar sus préstamos, lo que prefigura una tendencia pre-imperialista por cuanto ello representaba injerencia en los asuntos de los países en que se invirtió. Las inversiones inglesas en el exterior pasan del 38,8 por 100 en 1870, al 52,4 por 100 en 1890 y el 60,2 por 100 en 1913. Globalmente, en 1914 las inversiones exteriores del Reino Unido suponían 100.000 millones de francos, las francesas 45.000, las de Alemania 30.000, las de Estados Unidos 18.000 y las belgas 10.000. Estos capitales eran de procedencia pública y privada. Las rentas obtenidas de esas inversiones llegaron a alcanzar el 10 por 100 de la Renta nacional in­glesa y el 4 por 100 en el caso francés. La interacción economía-política resulta difícil de desentrañar; a veces, la política colonial buscaba claramente el dominio de un mer­cado o la consecución de determinada materia prima; otras, una línea de reivindicación económica encubre un juego diplomático.

4.2. EL PROGRESO TÉCNICO:

No se oculta la importancia de la superioridad técnica europea en la expansión colonial; el gran despliegue que supone la segunda revolución industrial constituye el factor decisivo. Estos medios técnicos merecen especial mención en el caso militar, por permitir sensibles mejoras en el armamento y facilitar las expediciones.

El progreso de los medios de locomoción tiene dos puntales: el ferrocarril y la navegación a vapor, que permitieron el desplazamiento de grandes contingentes humanos, la penetración fluvial exploratoria o militar, etc. Las grandes compañías ferrocarrileras o navieras adquieren papel fundamental, actuando a modo de grupos de presión (que tratan de influir en las decisiones políticas); en contrapartida, las compañías fijan sus rutas de acuerdo con la penetración comercial: figuras señeras de la política estuvieron ligadas a estas empresas (Charles Roux en Francia, Romero Robledo en España).

4.3. EL FACTOR DEMOGRÁFICO:

Europa aumentó entre 1815 y 1870 de 190 a 300 millones, y alcanzó los 450 en 1914 (27 por 100 del total mundial). Normalmente, el mecanismo que actúa es el de aumento demográfico-superpoblación-emigración-colonización, aunque esta simplicidad aparente resulte sumamente compleja en la realidad. En total, 40 millones de europeos emigraron en el período que nos ocupa, con cifras récord en 1887 y 1907 (1.400.000). En África, la población de origen europeo pasó de 135.000 personas en 1825 a 4.000.000 en 1935.

4.4. MOTIVACIONES POLÍTICAS:

Fundamentalmente, son de política exterior. Unas son estratégicas, de dominio de puntos clave desde la perspectiva geopolítica; en esa línea se suelen citar siempre las palabras de Lord Salisbury, primer ministro inglés, sobre el progresivo interés británico por Gibraltar, Malta, Suez y Chipre, a medida que los focos confiictivos o de atención se desplazaban hacia el este en el Mediterráneo. Así, no es de extrañar que parte de los motivos que afectan a los sistemas de alianzas anteriores a la primera guerra mundial tengan origen colonial; nunca como en los años de formación del imperialismo los conflictos e interacciones fueron tan intensos; es el triunfo de una Realpolitik par­ticularista y fomentadora de tendencias imperialistas, frente al talante internacionalista de períodos anteriores. En íntima conexión con las preocupaciones estratégicas hay que situar el interés de los militares por las acciones coloniales; allí se les ofrecía la oportunidad de promoción y de realizar los ideales nacionalistas, normalmente presentes en la ideología castrense.

4.5. CAUSAS IDEOLÓGICAS

Adquieren importancia considerable en el caso de algunas naciones cuyas apetencias imperialistas no tienen como base el capitalismo desarrollado y que, en ocasiones, pretenden resucitar pasados esplendores coloniales, caso de España, Portugal o Italia.

El nacionalismo se sitúa en la raíz de los movimientos expansionistas; su origen arranca del liberalismo conservador. Max Weber, teórico del estado burgués, ve la congruencia de la agresividad por parte de las naciones cuando dice: «Únicamente la falta absoluta de visión política y el optimismo ingenuo pueden desconocer que las inevitables tendencias expansionistas económico-políticas de los pueblos civilizados burgueses, conducen, tras un período de competencia pacífica, de nuevo a la encrucijada en que sólo la fuerza decidirá el grado de participación de cada nación en el dominio de la tierra y, con ello, también el radio de acción de su población, especialmente de su población trabajadora». En nombre de ese nacionalismo se exalta el poder y el orgullo del país y se entablan auténticas «carreras» coloniales por conseguir antes que el rival el dominio de un territorio (por ejemplo, la pugna entre Francia e Inglaterra por Madagascar). El nacionalismo suele ser el elemento no eco­nómico más autónomo que actúa en el proceso colonial; para muchos autores, expan­sionismo y nacionalismo derivan fatalmente al imperialismo. Esa peculiar influencia la ha mostrado Henri Brunschwig, al referirse al proyecto tunecino por parte de Francia, y por Renouvin, cuando aborda la política exterior de Teodoro Roosevelt en Estados Unidos. El nacionalismo imperialista suele adoptar variantes que ejemplifican muy bien en el caso francés las posturas de Ferry y Gambetta; aquél intenta la influencia político-económica, éste la propagación de los principios revolucionarios, la concesión de la ciudadanía francesa a los habitantes de los terri­torios dominados, «la expansión y mezcla de razas» a que aludía Lavisseau. En ocasiones, empero, el nacionalismo puede resultar obstáculo para el imperialismo; así, en Francia se quería posponer cualquier proyecto expansionista a la reconquista de Alsacia-Lorena.

La realización de una misión histórica basada en la «responsabilidad del hombre blanco», según la expresión de Rudyard Kipling, uno de los escritores que ensalzan la acción colonial. En el fondo, esta idea encubre el carácter natural del dominio, de acuerdo con la superioridad. Inglaterra ha sido el pueblo que ha identificado de manera más perfecta el prestigio que confiere una misión civilizadora con la superioridad racial; Joseph Chamberlain, secretario británico de Colonias, insistió constantemente en esta idea, exponente de la visión etnocéntrica. El racismo abierto fue defendido, entre otros, por Pearson y Kidd, que preconizaban una política salvaguarda de la raza anglosajona; Houston Chamberlain o el político liberal Lord Rosebery, para quienes la realidad de un imperio pasaba por el predominio de la raza en una especie de darvinismo colonialista: quien estuviera mejor dotado sobreviviría en la lucha por el dominio del mundo; aunque este propósito se vistiera con los ropajes llamativos de unapax britannica.

La labor misionera llevada a cabo por protestantes y católicos fue un factor colonizador primordial. Las sociedades y congregaciones planificaron su tarea de acuerdo con la población indígena y sus características, las rutas existentes, etc. Contribuyeron en gran medida al conocimiento de los países en que actuaron, mediante el suministro de datos antropológicos, lenguas autóctonas, etc. Sus re­laciones con los gobiernos o agentes de colonización fueron muy estrechas (caso de los Padres Blancos en el Congo o los franciscanos en Marruecos». Las misiones protestantes fueron fundamentalmente inglesas (aunque las hubo presbiterianas, suizas, francesas y suecas) y estuvieron a cargo de sociedades como la Foreing Bible Society, que actuó en la India, y la Church Missionary Society que desplegó su tarea en África. Los católicos ven resurgir la actividad misional con Gregorio XVI, bajo la coordinación de la Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe: casi todas las órdenes tuvieron representantes en las misiones, especialmente los Jesuítas y Padres Blancos.

Las ideas filantrópicas pretendieron evitar abusos en las colonias y, sobre todo, incidir en la abolición de la esclavitud a través de las sociedades antiesclavistas: en 1890 se celebró en Bruselas una conferencia internacional a tal fin; de todas las entidades merece recordarse la British and Foreing Antislavery Society.

Ciertas corrientes socialistas (fabianos, reformistas alemanes) vieron en el colonialismo imperialista la posibilidad de mejora para las clases trabajadoras y, al menos indirectamente, fomentaron la expansión.

El gusto por la evasión constituyó otro indudable resorte ideológico, favorable a las empresas coloniales; en ese sentido, la literatura de viajes (Loti), de aventuras (el popular Salgan, Kipling) y las revistas ilustradas (Voyages illustrés, Gazette géographique) contribuyeron a tal fin.

4.6. LA LABOR DE ENTIDADES Y GRUPOS:

En este capítulo merecen destacarse las sociedades geográficas y las coloniales. Las primeras desarrollaron intensa labor a través de publicaciones, actos y congresos, bajo la idea de la geografía «como filosofía de la tierra”, principio que supone la utilización ideológica de la entonces poco desarrollada ciencia geográfica. Destacaron la Societé de Géographie de París, las sociedades geográficas de Bruselas, Amberes, Berlín, Madrid (luego Sociedad de Geografía Colonial y Comercial) y algunas entidades de mucho prestigio como el Instituto Justhus Perthes, cuya labor cartográfica fue y es de indudable mérito. Las sociedades coloniales agruparon a gentes relacionadas con la economía, la política o el mundo intelectual, con el fin de promocionar tareas implicadas con el fenómeno colonialista. Fueron frecuentes en Francia (Comité del’Afrique francaise, Unión Coloniale francaise): en Alemania, donde contaron con gran número de miembros (Deutsch Kolonial Gesellchaft), tuvo representación en España a través de la Sociedad Española de Africanistas y colonistas (1882). Al margen de estas entidades, hemos de citar la función desarrollada por ciertos grupos informales constituidos a nivel parlamentario o debido a intereses económicos: por ejemplo, los sederos lioneses presionaron para la empresa colonial en Extremo Oriente y los fa­bricantes de tejidos de Manchester fomentaron el plan de influencia británica en Egipto, zona productora de algodón.

4.7. EL DINAMISMO DE LAS COLONIAS:

Una vez constituida una colonia, solía convertirse en plataforma de expansión colonial .hacia zonas cercanas; en bastantes ocasiones estos proyectos obedecían a iniciativas individuales no siempre bien planificadas, cuando no extralimitándose de la misión encomendada y situando a la metrópoli ante hechos consumados (caso de Cecil Rhodes en el África austral).

5. SISTEMÁTICA CRONOLÓGICA Y GEOPOLÍTICA DE LA EXPANSIÓN.

La oleada expansionista se extendió a lo largo de todo el siglo XIX; en unas ocasiones se trató de acciones que culminaban en ocupación efectiva, otras tenían como fin obtener ventajas comerciales o la mera presión política, pero hasta 1880 no se inicia la gran eclosión expansiva del imperialismo.

Hasta 1880, sin duda, son Francia e Inglaterra las potencias que mantienen pugna más dura por el dominio colonial; ambas estarán presentes en acciones directa o indirectamente coloniales (guerra de Crimea, convención de los Estrechos, Oriente Medio, con dominio anglo-francés en Egipto, luego sólo inglés). Inglaterra desplegará su labor expansiva por la guerra anglo-nepalí (1814-16), ocupación de Nueva Zelanda (1814), Rangún (1824), Assam (1827), Aden (1839), guerra del opio contra China (1840-42), Hong-Kong (1842), Natal (1843), primera guerra boer (1848) y Birmania (1862). Francia intenta la penetración en Indochina entre 1817-21, ocupa Fiji y Tombuctu (1827), Argelia (1830), Nueva Caledonia (1853), Cochinchina (1861) y realiza la descabellada intervención en México para apoyar a Maximiliano, emperador del país azteca, encubridora, en realidad, de otros intereses. Holanda completa sus antiguas posesiones de Insulindia con parte de Nueva Guinea. Finalmente, Estados Unidos se extiende a costa de México (1848) y fuerza la apertura del Japón a los barcos occidentales.

La gran época del imperialismo (1880-1917) afectó a las siguientes áreas:

1.° La cuenca mediterránea adquiere relevancia inusitada a raíz de la construcción del canal de Suez, por su significación geopolítica. Dos posesiones nominales, que no efectivas, del arcaico imperio turco atraen el interés: Egipto y Tunicia. En ambos países se habían efectuado cuantiosas inversiones; pero, sobre todo, constituían puntos clave de posible penetración al interior del continente. Francia ideaba un proyecto magrebí que se completaría con el dominio de Marruecos y la unión de sus colonias del norte y el oeste africano; en Tunicia tuvo libres las manos por la ausencia, tras el Congreso de Berlín, de Inglaterra que obtuvo Chipre. En cambio, las apetencias francesas sobre Marruecos tropezaron con la oposición inglesa, italiana y española. Tras esta contrariedad, en la década de los setenta, se iniciaron expediciones de reconocimiento en el interior y, más adelante, surgieron el proyecto de ferrocarril transahariano y del mar interior en Tunicia. Inglaterra logró el propósito de afianzar su presencia en Egipto comprando al jedive sus acciones del canal de Suez y estableciendo un condominio con Francia que, desde 1882, fue sólo inglés. Era el primer paso en pos de la soñada línea El Cairo-El Cabo: en cambio, fracasó el intento de ocupar una isla del Egeo. Hacia 1887 Inglaterra estima que la situación del Mediterráneo era la adecuada y logra el acuerdo de las potencias para mantener el statu quo, y las tendencias coloniales se dirigieron al África Negra. Después de 1900, el Mediterráneo volvió a ser objeto de interés con la decisión alemana de introducirse en Marruecos. Inglaterra tenía asegurado el occidente del Mare Nostrum y no veía con buenos ojos la presencia germana en el otro extremo; de ahí su apoyo a Francia en las crisis marroquíes, que tanto influyeron en la gestación de la primera guerra mundial, siempre que Gibraltar y la situación aduanera de Marruecos no experimentaran alteración. La conferencia de Algeciras (1906) daría paso al protectorado franco-español en Marruecos.

2.° El África negra presencia la masiva concurrencia europea a partir del asunto congoleño. Este territorio centroafricano lo pretendía el rey Leopoldo II; el monarca belga envió al explorador Stanley para conocer posibles vías de penetración y, bajo sus auspicios, se celebró la Conferencia Geográfica de Bruselas y se constituyó el Comité de Estudios del Alto Congo, más tarde Asociación Internacional del Congo, cuyo fin era la constitución de un Estado libre, bien visto por las potencias. El conflicto llegó cuando Francia se situó en la orilla derecha del río Congo y la oposición anglo-belga fue una realidad. Alemania, por su parte, intentaba incorporarse a la carrera por los territorios centro africanos, acuciada por presiones de grupos económicos más que por propósitos decididos de Bismarck. Ante la compleja situación, el canciller alemán propició la celebración de la Conferencia de Berlín (1884-85) que reconoció la zona de influencia de la Asociación Internacional del Congo para Bélgica, libertad de comercio en el área, navegación libre en el Congo y el Níger, el fin de la trata de esclavos y la posibilidad de asentamiento para las misiones. A partir de la reunión berlinesa, el interés por el centro del continente fue en aumento; las zonas de influencia quedaron fijadas y una serie de acuerdos bilaterales, a partir de 1886, completaron el reparto africano. Alemania quedó con Togo, parte de Camerún, África del SW y el África Oriental Alemana. Inglaterra alcanzó Nigeria, Sudán, Uganda, Rhodesia y Bechuanalandia. Francia Níger, Dahomey, Costa de Marfil, Guinea y Madagascar. Portugal confirmó sus derechos sobre Angola y Mozambique e Italia se vio recompensada con Eritrea y Somalia. 1898 fue un año crítico en el panorama colonial africano y general. Italia veía cortadas sus aspiraciones con la derrota de Adua, Francia e Inglaterra estuvieron a punto de enzarzarse en un conflicto, a causa del incidente ocurrido en Fashoda a dos patrullas coloniales y, fuera de África, España perdía los restos de su imperio. Estos hechos constituían el primer aviso sobre las fallas del sistema, como se mostraría en adelante; de ahí que ese año haya sido calificado de «acontecimiento internacional» por el profesor Pabón. Pero esto era algo inapreciable para los hombres del momento, ebrios del apogeo imperialista; salvo Etiopía y Liberia, todo el continente estaba en manos europeas.

3.° Extremo Oriente se convierte en zona de interés desde la apertura del canal de Suez, en especial para Inglaterra, que busca a toda costa la protección de la India, centro neurálgico de su imperio, por los cuatro puntos cardinales; y, junto a ello, gozar de las ventajas del librecambio. Francia estableció bajo el ministerio Ferry el protectorado de Annam y Tonkín; la presencia francesa acarreó de inmediato los problemas con Inglaterra, asentada en Birmania; los acuerdos dejaron a Francia con Annam, Tonkín, Cochinchina, Laos y Camboya; a Inglaterra, con Birmania y •Malasia, y entre las posesiones de ambos Siam, como estado-lampón. Inglaterra, por su parte, neutralizó el posible peligro que para su colonia hindú podía venir de Rusia por el norte, estableciendo el protectorado de Afganistán. Finalmente, China acaparaba el interés de todas las potencias; la guerra del opio (1839-42) había dejado abiertas las puertas del comercio y de las inversiones extranjeras; la progresiva participación de los occidentales culminó con una nueva irrupción imperialista en China, la japonesa de 1894-95; en este clima estalló la rebelión xenófoba de los boxers, tras la cual siguieron las condiciones favorables para la actividad económica occidental, pero no así para ocupaciones territoriales.

4.° En Iberoamérica al margen de la presencia en el Caribe de diversas potencias, hay que apuntar el interés estadounidense por intervenir en los asuntos del continente; tras su participación en la pérdida de los restos del imperio colonial español, afianza su papel con la soberanía de la franja que bordea el canal de Panamá, punto vital de las comunicaciones mundiales.

5.° En el área del Pacífico, una vez mas, fue Alemania la que provocó un nuevo reparto colonial. Gran Bretaña llevó a cabo la ocupación de la Nueva Guinea sudoriental, creó un protectorado sobre las islas Cook y “manos libres” en las islas Gilbert. Francia accedió a un protectorado sobre Raitatea, las islas Sotavento y las islas Rape. Alemania creó protectorados en parte de Nueva Guinea y Nueva Bretaña. La organización definitiva del Pacifico se hizo como resultado directo de la guerra entre Estados Unidos y España. Tras la guerra, EEUU se anexionó Puerto Rico, Las Filipinas y Guam. El resto de las posesiones españolas — Las Carolinas, Las Marianas y Las Palaos- fueron compradas a España por parte de Alemania. Samoa fue dividida en dos como protectorados alemán y americano. Por lo demás, las potencias se dedicaron a consolidar las esferas de influencia ya obtenidas.

6. GOBIERNO Y EXPLOTACIÓN COLONIALES

Al principio, no existieron organismos especializados para el gobierno metropolitano de las colonias; se encargaron de ello algunas secretarías de ministerios; sólo Inglaterra contó con instituciones coloniales específicas, dependientes del Departamento de Guerra. Poco a poco la fueron imitando el resto de las potencias coloniales: Francia en 1894, Italia en 1902, Alemania en 1907 contaron con ministros para gestionar los asuntos de ultramar.

Dentro de las propias colonias, las tareas rectoras correspondieron inicialmente a sociedades similares a las holandesas o inglesas del período del capitalismo comercial; así, los asuntos en las colonias germanas fueron administrados por la Sociedad del África Oriental Alemana, y los italianos de Somalia por la Sociedad Vicenzo Filonardi. Sin embargo, los estados se fueron encargando progresivamente del gobierno colonial hasta asumir por completo las funciones de las sociedades. De este modo, la tradicional tendencia del liberalismo al mínimo de competencias estatales, se vio rota a causa del fenómeno imperialista.

Tipológicamente, la administración de los territorios dependientes reviste diversas modalidades, de acuerdo con las características de las colonias (población autóctona, grado de desarrollo, etc.). El mayor nivel de autonomía correspondió al autogobierno de los dominios británicos, como Canadá, Nueva Zelanda, El Cabo, Australia; eran colonias con predominancia de población blanca emigrada, y contaron con parlamento y ministros propios; sus competencias no comprendían la política exterior. Los protectorados, como los franceses de Tunicia o Annam, se gobernaban con mandatarios indígenas. Las colonias de explotación y asimilación se daban en zonas de población autóctonas numerosas, y eran administradas por un gobernador metropolitano; son el modelo típico. Finalmente, había colonias de régimen especial, que variaba según los casos; Senegal en el imperio francés y la India en el inglés son los ejemplos más representativos.

La explotación económica comenzaba normalmente con la disposición de una infraestructura ferroviaria, de carreteras y portuaria; para la India, por ejemplo, la colonización es incomprensible sin su red de ferrocarriles. Las inversiones procedieron de los recortados presupuestos oficiales, de los empréstitos públicos y de los capitales privados, que ejercieron grandes presiones sobre los medios gubernamentales, con el fin de alcanzar el máximo de beneficios; descollaron en este capítulo la Chartered Bank of India, Australia and Chin, el Crédit Lyonnais, la Godeffroy alemana o la Compañía Hispanocolonial de Barcelona.

Las relaciones comerciales se rigieron por esquemas librecambistas en los imperios inglés y holandés, y proteccionistas en las colonias francesas, alemanas, italianas y españolas. En general, el comercio tiene dos etapas separadas de la década 1890-1900, tras la cual las importaciones europeas disminuyen proporcionalmente y las exportaciones aumentan; así, las colonias se convierten en mercados de consumo; el saldo comercial fue positivo para las metrópolis, que además, se beneficiaron de las ganancias obtenidas de ciertos monopolios detentados por la metrópoli.

7. IMPACTO DEL IMPERIALISMO DE LA COLONIZACIÓN

La incidencia más directa de la colonización tiene lugar, lógicamente, en las zonas de máximo contacto entre elementos colonizadores y colonizados, lo que hace muy desigual el impacto del proceso sobre las sociedades indígenas. Por lo general, las economías colonizadoras tenían su base en explotaciones agrarias, industriales, mineras, etc., racionalizada dentro de los esquemas capitalistas; el contraste entre los altos niveles técnicos y el carácter monetario de ellas, respecto al atraso y el carácter de subsistencia de las indígenas, hacía coexistir dentro del mismo sistema y proceso económico una dualidad evidente. Es lo que ocurría, por ejemplo, con las plantaciones de caucho de Indochina o Insulindia, el cacao en la Costa de Oro o los viñedos argelinos en relación a las estructuras agrarias tradicionales.

La demografía se vio profundamente alterada, primero, por la evidente mejora de las condiciones sanitarias, traducida en descenso notable de la mortalidad; al mismo tiempo, el contacto entre europeos provocó una baja en la tasa de natalidad, recuperada tras .un período relativamente corto; con todo, el crecimiento vegetativo colonial presentó una gran diversidad; en 1931, Nigeria ofrecía tasas del 23 por 1.000 en la natalidad y 31,4 en la mortalidad, mientras que Argelia arrojaba el 37,4 y el 22,1 por 1.000, respectivamente. La juventud de la población es una nota fundamental: más del 50 por 100 de la población se situaba en los grupos de edad considerados jóvenes en demografía, lo que provocó las lógicas tensiones sociales. El urbanismo adquirió nivel alto, si bien no siempre el progreso de las ciudades se debió al desarrollo industrial, como ocurre en el modelo clásico; de ahí las notas especiales de las ciudades coloniales, su auge anárquico (Calcuta sería ejemplo insuperable), etc.

En el aspecto social, el desarrollo favoreció la aparición de la alta burguesía en raros casos (la India) y, sobre todo, la burguesía media de negocios o agraria, y los grupos de profesionales y funcionarios. Las obras de infraestructura, la industria o las explotaciones agrícolas capitalistas originaron el proletariado y, junto a él, grupos de propietarios agrícolas medios y pequeños, proletarizados por los malos rendimientos y bajos precios agrarios, que condujeron al endeudamiento y pérdida de sus tierras hipotecadas; este fenómeno afectó a Marruecos, Argelia, Kenia, Birmania, etc. La función sociopolítica del proletariado colonial está por analizar; pronto se persiguió la sindicación, permitida inicialmente sólo a los europeos; en el período de entreguerras se consiguió ese derecho fundamental, cuya nota más destacada fue la tensión entre el internacionalismo obrero y las tendencias nacionalistas, cada vez más pujantes en las diferentes colonias.

La cultura europea se difundió en las colonias por dos medios esenciales: misiones e instituciones educativas. Las misiones religiosas constituyeron un activo agente colonizador a todos los niveles; la enseñanza se desarrolló en sus diferentes grados; de esa práctica interesa destacar dos notas: el carácter elitista que adquirió en muchas ocasiones, formando intelectualmente a las oligarquías locales, y la socavación pretendida o inconsciente de la cultura autóctona. Por lo que se refiere a las instituciones educativas públicas, afectó primordialmente a la enseñanza primaria y secundaria y a las clases medias urbanas; en cambio, la enseñanza superior no se extendió deliberadamente, de modo que los raros universitarios de áreas coloniales hubieron de trasladarse a la metrópoli: en el imperio francés sólo Argel y Hanoi dispusieron de centros superiores, en los dominios ingleses, existieron en la India y Birmania.

El proceso de aculturación del mundo colonial pasó por varias fases: una inicial, en que los dominados aceptaron la cultura de los dominadores a la vez que defendieron los valores indígenas; otra de cambio y conflicto entre ambas realidades culturales; y otra tercera, de síntesis, como resultado de la cual se produjo la definitiva aculturación por la interacción de culturas distintas (cuando se habla de cultura en este caso hay que entenderla en sentido amplio, agrupando normas, valores, usos, costumbres, creencias, etc.). En este proceso, la cultura dominante de los colonizadores adoptó una postura etnocéntrica, de superioridad, y desconocimiento de los contenidos de las culturas indígenas: las protestas no se hicieron esperar, pero no cuajaron en la renovación de los contenidos para adaptarlos a las nuevas realidades; este fenómeno se daría más tarde, normalmente dentro de los esquemas nacionalistas que buscan en lo autóctono sus bases culturales específicas; ése sería el caso de la negritud o de los nuevos movimientos musulmanes, por ejemplo.

La repercusión sobre los países colonizadores fueron también importantes. Además de la definitiva mundialización de la economía, se afianzó el capitalismo financiero, se desarrollaron nuevas fórmulas de inversión y de obtención del beneficio, se extendió la cultura y civilización occidental, se incrementaron los conflictos entre las potencias al tiempo que se disminuyeron la conflictividad social interna gracias a la válvula de escape que supone la emigración y la actividad colonial, se adoptaron medidas proteccionistas e insolidarias, se desarrolló un fuerte nacionalismo excluyente y se caminó, irreversiblemente hacia la Gran Guerra

La crisis de la fase imperialista coincidió con el periodo de entreguerras y se debió al replanteamiento colonial que se deriva de la destrucciones en la metrópoli, la crisis económica, la función de las colonias en la primera guerra mundial, el desarrollo del anticolonialismo en las metrópolis y al auge del nacionalismo colonial.

8 CONFLICTOS ENTRE LAS POTENCIAS PREVIOS A LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.

Consideraremos los conflictos entre las potencias que coinciden con la era del Gran Imperialismo. Este periodo se inicia en 1871 con el fin del conflicto francoprusiano y concluye con la Primera Guerra Mundial. Sintetizaremos primeramente las relaciones internaciones y aludiremos finalmente a los conflictos.

8.1 PAZ ARMADA

Paz Armada es el nombre que los historiadores dieron al periodo comprendido entre la unificación de Alemania en 1870 y el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, debido a que nunca antes se habían mantenido semejantes grandes ejércitos en todos los países, en tiempos de paz. Las características de la “Paz Armada” fueron: Poderío europeo en África y Asia; Auge del nacionalismo y política internacional del mas agresiva; Ausencia de un sistema de carácter ético que regulase el panorama internacional, en ausencia de la antigua solidaridad monárquica,

Cinco grandes potencias, sin predominio de ninguna de ellas, mantuvieron el equilibrio internacional. Estas fueron Francia, Gran Bretaña, Alemania, Austria y Rusia. El equilibrio estuvo fundamentado tanto en las tensiones entre unas y otras, como en un personaje de excepcional personalidad: el Canciller Bismarck, el cual a través del manejo de diversos juegos de alianzas logró impedir la guerra durante las dos primeras décadas del periodo.

8.2. LOS SISTEMAS DE ALIANZAS DE BISMARCK.

El gran enemigo de la unificación y del poderío de Alemania fue siempre Francia, por lo cual, todos los sistemas de alianzas del Canciller estuvieron enfocados al aislamiento de este país. Tres fueron los fundamentales sistemas de alianzas:

Primer sistema (1872-1873): Alianza de Alemania con Rusia y Austria-Hungria. La base de esta alianza era una solidaridad monárquica contra los brotes revolucionarios franceses. En 1874 Italia se sumaría al Tratado de los Tres Emperadores, aunque pronto habría de abandonarla por incompatibilidad con los intereses austro-rusos.

Segundo sistema (1879-1882): Cuando le tocó elegir entre Austria-Hungría y Rusia, Alemania escogió a la primera. Firmó un pacto secreto de alianza con Austria-Hungría en contra de Rusia que modificó el orden de las cosas. No obstante, la subida al trono ruso del zar Alejandro III, profundamente antiliberal, restituyó nuevamente la entente contra Francia. En 1882 se firmó la Triple Alianza Alemania-Austria-Hungría-Italia. Este último país se unió movido por el despecho contra Francia por su conquista de Túnez.

Tercer sistema (1887): Un nuevo conflicto en los Balcanes provocó un tercer sistema de alianzas. Alemania actuaba en estos sistemas como mediadora y favorecedora de todo tipo de alianzas contra Francia. Todos estos tratados no estuvieron fundamentados en cuestiones sólidas, sino en la habilidad del canciller. Por ello solamente funcionaron mientras su influencia estuvo vigente.

Los principales conflictos del periodo fueron:

la crisis balcánica de 1875-78 con la guerra ruso-turca de 1877-78 que supone el primer éxito político del paneslavismo y que concluye con la Paz de San Estéfano en marzo de 1878, por la que se expansiona territorialmente los Estados balcánicos (Bulgaria) a costa de la Turquía europea. Ante las protestas angloaustríacas por la creciente influencia rusa Bismarck el congreso de Berlín en junio de 1878: Rumania, Servia y Montenegro obtienen la independencia. Se produce un reajuste que equilibre la zona. Pero la estabilidad no se logra: insurrecciones populares búlgaras, guerra búlgaro-servia en 1885, anexión búlgara de Rumelia, tensiones con Grecia por Macedonia, guerra greco-turca en 1897, etc.

La crisis franco-alemana de 1875 ante el rearme francés y que lleva al diseño de los sistemas bismarckianos.

Conflictos coloniales como el problema del Congo, las tensiones italofrancesas por el Protectorado de Túnez, finalmente dirimidos en la Conferencia de Berlín (1884-85).

Problemas derivados de las nacionalidades en el imperio Austrohúngaro (paneslavismo de los jóvenes checos, magiarización húngara y en los Balcanes, “solidaridad yugoslava”)

8.3. LA FORMACIÓN DE BLOQUES

Con la caída de Bismarck, cayó también el precario equilibrio internacional. Las fricciones entre los países por cuestiones continentales o coloniales eran muchas, y la astuta diplomacia del Canciller ya no estaba ahí para hacer malabares con la política europea. Inglaterra firmó un acuerdo con Japón, y más adelante con Francia. En 1907 también lo haría con Rusia (que había quedado fuera de las alianzas alemanas por la errónea creencia de que la Rusia zarista jamás se uniría a la Francia liberal, y en consecuencia, nunca seria un peligro para Alemania). Mientras tanto, Von Bulow, ministros alemán del Esterior esgrime el derecho nacional a una “Gran Alemania”. La “teoría del riesgo” (posible agresión inglesa) justifica su programa de rearme naval. Antes del enfrentamiento generalizado tuvieron lugar una serie de crisis, anunciadoras de lo que vendría:

Conflictos coloniales: crisis de Fashoda (1898), guerra angloboer (1899-1902), guerra hispanonorteamericana, guerra chino-japonesa y ruso-japonesa posterior, guerras de Abisinia (1894-1896), guerra Ítalo-turca (1911-12), conflictos del canal de Panamá y de Suez.

Degradación paulatina de las relaciones anglo-alemanas (“teoría del riesgo” frente a la “flota de lujo” de Churchill en Inglaterra), tensión por la construcción del ferrocarril Berlín-Bagdad, política colonial alemana agresiva (frente a los chinos, frente a Marruecos …)

Desacertada política alemana frente a Polonia (“era guillermina”)

Rivalidad colonial anglorusa hasta el acuerdo sobre Persia en 1907.

Sin embargos los conflictos más importantes del periodo tuvieron como focos principales dos áreas bastante tensas en la época: Marruecos y los Balcanes. Cinco son las crisis previas a la Primera Guerra Mundial es estas zonas.

Primera crisis: franco-alemana. 1905-1906 Se inició al pretender Alemania que el sultán de Marruecos fuera soberano. Francia tenía un protectorado sobre Marruecos. Alemania quiso romper la Entente Cordiale proponiendo una alianza a Rusia, pero ya era tarde. Rusia rechazó la propuesta. Concluyó con la Conferencia de Algeciras.

Segunda crisis: austro-rusa. 1908. Tuvo lugar en los Balcanes. Austria se anexionó Bosnia-Hezergovina por la fuerza, aprovechando la revolución de los Jóvenes Turcos en el imperio Otomano. Este territorio pidió ayuda a Rusia, la cual, al no ser apoyada plenamente por Francia -pues esta no quería involucrarse en una guerra en los Balcanes- no se atrevió a actuar. Además Rusia se atasca en la cuestión de los Estrechos y deberá aguardar el momento de castigar a Austria. Grecia por su parte se anexiona Creta.

Tercera crisis: franco-alemana. 1911. Alemania envió un cañonero al puerto de Agadir (Marruecos) y Francia pidió ayuda a Rusia. Esta vez fue Rusia la que se negó a intervenir en los asuntos coloniales africanos. Inesperadamente Inglaterra sí que apoyó a Francia, y Alemania tuvo que retirarse. Sin embargo consiguió territorios congoleños.

Cuarta crisis: ocurrida en los Balcanes. 1912-13 La progresiva desintegración del Imperio Otomano propició el nacimiento de una serie de estados nuevos en el este europeo. Todos ellos se unieron contra los turcos (1a Liga Balcánica) para conquistar la orilla norte del mar Egeo. Lo consiguieron en la Primera Guerra Balcánica. Pero el reparto territorial (Conferencia y Tratado de Londres) provocó una nueva guerra entre ellos (Segunda Guerra Balcánica: Rumania, Servia, Montenegro, Turquía y Grecia frente a Bulgaria) en las que las potencias europeas se implicaron en su propio interés. En Agosto de 1913 se firma la Paz de Bucarest: se restablece el equilibrio y nace Albania.

Quinta y última crisis: Se produjo en los Balcanes en el año 1914 y supuso el definitivo detonante de la Primera Guerra Mundial. Asesinato en Sarajevo.

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ENLACES A INTERNET.

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http://www.monografias.com/trabajos/capimperial/capimperial.shtml

El imperialismo colonial:

http://personales.com/espana/malaga/Gaardiolapage/tema5.html

Los antecedentes de la I Guerra Mundial, página personal de un profesor:

http://clio.rediris.eS/udidactica/IGM/antecedente.s.htmtfgrandes%20cQnflictos

“Los inicios del siglo”, en Ha de las Relaciones Internacionales durante el siglo XX:

http://www.historiasiglo20.Org/ISX.X/conflictos.htm

Historia de las relaciones internacionales en el siglo XX, página personal: http://usuarios.lycos.es/linkworld/paginasapuntes/relaciones.htm

Expansión territorial e imperialismo de los Estados Unidos en el siglo XIX: http://sepiensa.org.mx/contenidos/historia_mundo/siglo_xx/eua/destinQ_man/des man 8.htm

Página de historia en catalán: http://www.racocatala.com/seglexx/

“Imperialisme i colonialisme”, otra página en catalán: http://www.buxaweb.com/historia/temes/contemp/imperialisme.html

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