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Tema 41 – Las fuentes y los orígenes de la literatura occidental.

LA BIBLIA . LOS CLÁSICOS GRECO-LATINOS

1. Introducción

2. Las fuentes y los orígenes de la literatura occidental

2.1. Literatura india o hindú

2.2. Literatura hebreo-israelí

2.3. Literatura árabe

3. La Biblia

3.1. El texto

3.2. Las versiones

3.3. La influencia en la literatura castellana

4. Los clásicos greco-latinos

4.1. Literatura griega

4.2. Literatura romana

==INTRODUCCIÓN==

La literatura o arte del lenguaje es un elemento común a toda la humanidad, y previo a la invención de la escritura (la letera en latín o “letra” de la que procede su nombre) de manera que fue transmitida también oralmente, hecho que no la limita a las manifestaciones populares, pues en sus orígenes se trataba de una actividad ligada a la cultura y a la nobleza, aunque la forma de transmisión ha dificultado su conservación en muchas ocasiones.

En este tema se abordan las manifestaciones literarias de diferentes culturas antiguas, por su importancia para nuestra literatura, la literatura griega destaca entre ellas debido a su interés por la sabiduría, mientras la romana pretendió seguir su modelo mediante una visión más refinada pero a la vez más superficial, la literatura hebrea nos llegó a través de la difusión del cristianismo en sus primeros momentos, y la árabe se cultivó durante los ocho siglos de permanencia en la península Ibérica, además de que han sido varias las corrientes artístico-culturales europeas que han sentido interés por las culturas clásicas y las han revalorizado (Edad Media, Renacimiento y Barroco, Neoclasicismo, etc.).

En cuanto a la literatura india o hindú, no podemos dudar de su importancia históricocultural pues, a parte de la gran admiración que se despertó por ella a raíz del descubrimiento del sánscrito en el siglo XIX, las fábulas europeas se inspiran, a través de persas y árabes, en libros indos como el Panchatantra y es abundante la influencia de filósofos indios en el pensamiento griego clásico.

==LAS FUENTES Y LOS ORÍGENES DE LA LITERATURA==

===Literatura india o hindú===

Esta literatura, cuyas primeras manifestaciones pueden datarse en torno al tercer milenio antes de Cristo, engloba una cantidad ingente de producciones literarias de muchas épocas y lenguas (entre las que destaca el sánscrito) con rasgos comunes:

predominio del tema religioso, variedad de géneros, mezcla temática de lo puramente literario con lo religioso, lo filosófico o lo científico, mezcla de prosa y verso y creación de esquemas rígidos.

La dificultad de datación hace preferible que estructuremos el estudio de este apartado en períodos:

Ø Período Védico (1200-1500 a. C.): El término Veda significa “ciencia”. Durante esta etapa se crean:

o Recopilaciones o samhitas de himnos religiosos como el Sama veda , que recoge himnos religiosos, redactados en forma dialogada entre el sacerdote y la divinidad, cuyo fin era litúrgico; el Yajur-veda, que presenta himnos en verso y prosa; el Rig-veda, que contiene himnos, ritos mágicos y nombres de divinidades con intención laudatoria y el Atarva-veda, que recoge himnos domésticos, ritos y supersticiones, cuya característica más destacada es el uso de un registro familiar o popular.

o Comentarios y textos filosóficos como los Brahmanas o explicaciones esotéricas de sacrificios, los Upanishads o “sesiones secretas”, de contenido filosófico, que están considerados los textos filosóficos más antiguos y los Sutras o aforismos sobre ritos y gramática, para la difusión del brahmanismo frente a la expansión del budismo.

Ø Período Postvédico en el que se localizan los dos primeros poemas épicos, cuyo origen se pierde en el tiempo, aunque parece tomar como inspiración las antiquísimas narraciones en verso y en prosa que llegaron a ser de dominio público gracias a unos bardos “suta” (que formaban una casta especial) y unos cantores populares o “kushilava”.

o El Mahabharata , (=Gran historia de los bharata) poema de más de cien mil versos en torno a un núcleo narrativo constituido por la gesta guerrera de los descendientes de Karu y Pandu, incluye además aportaciones brahmánicas a través de leyendas, textos didácticos, glorificaciones de dioses y comentarios filosófico-ascéticos.

o El Ramayana , escrito por Valmiki, es una obra de menor extensión que el Mahabharata, pero con mayor unidad de acción, riqueza descriptiva y refinamiento expresivo, en el que incluso hay lugar para el humor. El material de origen son leyendas populares en las que se explica la historia del rey Rama, encarnación de Vishnú y honrado como semidiós, símbolo de la lluvia, que vive desterrado en la selva junto con su esposa, que es el símbolo del surco que es fecundado por el agua. Su difusión se debe a la obligatoriedad de su lectura en las fiestas religiosas de la India.

Además de los poemas épicos ya citados, en este período se incluyen las Puranas (=Narraciones antiguas), textos de intención moralizante, consagrados al dios Vishnú o Siva, en los que se mezcla lo épico y lo religioso. Durante mucho tiempo fue el libro “de texto” de mujeres, “shudra” y clero humilde que no podían acceder a los Vedas, de manera que pueden calificarse de enciclopedias de sabiduría popular. También cabe considerar las Agama , textos sagrados de comunidades no ortodoxas que, en forma de versos dialogados, describen ritos, ceremonias y prácticas esotéricas impregnadas de magias. Los más famosos son los Tantras .

Ø Etapa budista y jainista, que literariamente destaca por la incorporación de hechos históricos recientes a los poemas épicos y leyendas. Se trata de una forma de reacción a la tiranía brahmánica en el siglo IV a. de C., mediante el planteamiento de un modelo ético que nada tiene que ver con el anterior y que fue propuesto por el príncipe Siddharta, según una tradición nueva, fundamentada en las revelaciones que recibió tras una vida ascética. En un principio estos textos se transmitieron de forma oral, para más tarde ponerse por escrito en pali (lengua literaria derivada del sánscrito) bajo el título de Tipitaka (=Las tres cestas) que recoge, en estrofas muy rítmicas, parábolas, fábulas, piezas de carácter narrativo y enseñanzas religiosas (letanías, oraciones, etc.)

Por otra parte, en esta etapa también deben señalarse las Jatakas o fábulas que se transmitirán durante siglos, llegando incluso a ser base de la tradición cuentística del medioevo occidental, como el Budhacarita (=vida de Buda), y el Lalita-Vistara, ambos base para Barlaam y Josafat , de Juan Damasceno, que introduce, ya en la Edad Media, la leyenda sobre la vida de Buda

en Occidente.

Ø Literatura científica y filosófica en sánscrito, básicamente redactada en prosa pero que también presenta formas en verso como vehículo para facilitar la memorización; es abundante y variada, y se articula alrededor de “darshana” o sistemas que funcionan como doctrina de un maestro y credo de una escuela. Una de las obras fundamentales de este grupo, heredera de los “sutra” védicos, es el “Manú-Smriti” o LEYES DE MANÚ – considerado el padre de la humanidad -, obra cuyas enseñanzas morales y éticas resultan válidas aún hoy día y se tiene en cuenta en muchos lugares de la India. Por otro lado, existen también un tratado de erótica (Kamasutra ), algunas guías de buen gobierno (Kautiliya-Arthashastra) y numerosos textos de matemática, aritmética, álgebra y astronomía.

Ø Literatura profana

o En Verso: La poesía lírica alcanza un gran desarrollo, destacando en el siglo IV d. C. el poeta Kalidasa, autor de Rithusamhara (=descripción de las estaciones) y en el siglo XII, el poeta Jayadeva, creador del Gitagovinda (=canto del pastor, que narra los amores del dios Visnú personificado en Krisna), comparable al Cantar de los Cantares salomónico en Occidente. Debe mencionarse también la extensa producción dramática, que despertó gran interés en la literatura romántica europea del siglo XIX y XX.

o En Prosa: Los breves apólogos y narraciones sánscritas suponen la base para muchas de las grandes obras en prosa de la Edad Media europea, a la que llegaron a través de versiones y traducciones al persa, árabe y hebreo, las cuales fueron trasladadas al latín o al romance (castellano, principalmente) y de ellos al resto de lenguas europeas.

Uno de los textos más importantes en este apartado es el Panchatantra (=cinco capítulos o libros, atribuidos a Pilpay), que conocemos por una cadena de traducciones:

§ Por un lado el original (hoy perdido) es traducido al Pelvi (traducción perdida) y de éste al Sirio y al Persa, que lo expande por Asia y África.

§ El Budismo llevará la obra a China y Mongolia en su propagación.

§ Desde África, donde es traducido al Árabe en el 750 por Ibn Al-Muqafa con el título de Kalilah wa Dimnah , y desde el Asia más mediterránea, donde es traducido al Hebreo en 1100, por Yaqob Ibn Eleazar, quien conservará el ítulo árabe, tomado del texto que le sirve de referencia, el texto comienza su acercamiento a Europa.

§ El texto en árabe es la base para su traducción al Latín, conocida en toda Europa, y al castellano (en torno al 1251, por mandato del todavía infante Alfonso X, que mantuvo el título sugerido por la traducción árabe – Calila e imna)

Formado por cinco libros cada uno articulado en torno a un argumento central en el que se interpolan historias secundarias protagonizadas por animales (fábulas y apólogos)

===Literatura hebreo-israelí===

Si bien, entre las literaturas semíticas, la hebrea-israelita debe ceder el primer lugar cronológico a la mesopotámica, merece un lugar preeminente por su enorme influencia en la evolución cultural del mundo y en especial de Occidente a través de las literaturas latinas, mediante la expansión del Cristianismo.

Dentro de este apartado se estudian no tanto el conjunto de textos escritos en lengua hebrea como aquellos que hacen referencia a la Biblia o a textos rabínicos en cualquier lengua, en parte debido a que la identidad nacional y cultural hebrea se sostiene sobre la literatura entendida como vehículo de lo sagrado, aunque cabe pensar que existieron también, como en cualquier otra literatura, manifestaciones literarias puramente artísticas, que lamentablemente no han sido conservadas, en parte por pertenecer a la época anterior a las deportaciones a Egipto, pues la que se conserva pertenece al segundo período, tras el regreso a Israel en tono al año 600 a. C. Esta forma de entender la literatura fue heredada por la Edad Media europea, que veía en el libro escrito un objeto sagrado, portador de la Verdad Absoluta.

Las etapas de la literatura hebreo-israelí, en su segundo momento y considerando a parte la dedicada exclusivamente a la Biblia , son:

o Rabínica

ê Manuscritos del Mar Muerto, hallados fortuitamente en 1947 en unas cuevas cercanas a Jericó, en el Mar Muerto. Estos textos, entre los que encontramos fragmentos de la Biblia hebrea (Torá+ Nebim+ Ketubi) y algunos apócrifos tanto de antes como de después de Cristo, presentan un profundo tono apocalíptico y filosófico, que al parecer fundamentan la doctrina de los Convertidos o Penitentes, que vivían en dichas cuevas, practicando la caridad fraterna y la pobreza más radical, como vía para alcanzar la purificación. El parecido de estos manuscritos con la doctrina de los Esenios, la de Juan Bautista e incluso con el Cristianismo es notable.

ê Talmud (=enseñanza), es el texto religioso más importante después del Antiguo Testamento. Redactado en Hebreo y Arameo, recoge las diferentes enseñanzas en torno a la religión hebrea, así como sobre derecho, literatura (leyendas, folklore) y agricultura; en un principio transmitido oralmente (por repetición, por lo que recibe el nombre de Mishná), se conservan en la actualidad dos redacciones, realizadas a partir del siglo I d. C., la denominada Guemará (Talmud palestino) y la denominada Talmud (Talmud babilónico) de mayor extensión. Su influencia literaria perduró asta la Edad Media europea.

o Helenístico-oriental o judeo-helenística, cultivada desde el siglo II d. C. por autores hebreos, como Aristóbulo, el poeta Fión y Ezequiel, que emplean el griego como lengua de escritura y emparentan la filosofía griega con el incipiente Cristianismo y el pensamiento hebreo. Destacan en esta etapa la traducción al griego de los textos bíblicos ya existentes y la colección de máximas La sabiduría (Hokhma) de Salomón. En vida de Cristo, Filón de Alejandría logra sintetizar la filosofía griega con la teología judaica.

o De la diáspora

ê En España o hispano-hebrea, sefardí o ladina alcanza altos niveles de esplendor hasta el siglo XV en que los pobladores hebreos son expulsados. Son numerosos los poetas líricos, profanos y sacros de origen hispano-hebreo, destacando en el siglo XI Mosé Ibn Ezrá y Yehudá ha-Leví, cuyo El Kuzarí y cuyas poesías líricas y báquicas son de gran valor, pero no debemos olvidar tampoco los prosistas, en especial los autores de apólogos (recopilaciones de cuentos breves de origen oriental, que permitieron la llegada de tradiciones literarias nuevas a toda Europa, y que en muchas ocasiones se redactan en torno a un argumento central mínimo) como el famoso Disciplina clericalis del judío converso Pedro Alfonso (1106), escrito posiblemente en hebreo pero pronto traducido por él mismo al latín, donde un padre va narrando a su hijo una serie de cuentecillos para que éste extraiga una enseñanza moral.

En novela, desarrollan la mucama árabe, de origen hindú, como el Libro de enseñanzas deleitables , también conocido como Libro de las delicias , de Yosef Ben Meir Ibn Sabara (o Sabarra), que contiene pequeños relatos con finalidad didáctico-moral, y sobre todo El sabio de Yehudá al-Harizí.

En el ámbito científico también pueden nombrarse hispano-hebreos como Maimónides, cordobés autor de Guía de los vacilantes , obra filosófica de base aristotélica. Destacar el papel fundamental de los hebreos en los talleres de traducción como el fomentado por Alfonso X, así como el de las escuelas talmúdicas entre las que debe citarse la fundada en Córdoba por el jienense Hasday Ibn Saprut, médico de Abderramán III.

ê En Europa, o moderna, que llega hasta nuestros días. Italia es otro de los países que posee literatura hebrea a partir de la Edad Media, pues ya en el siglo IX encontramos composiciones litúrgicas en esta lengua, mientras que en el siglo XII son reconocibles las influencias hebreas en la lírica, hasta el punto de fundarse una escuela poética en Roma, donde los sentimientos religiosos prevalecen sobre los valores artísticos.

Entre los nombres propios que destacan, aparece Ibn Selomón, romano hebreo que sigue la influencia artística sefardí así como la italiana de los Stil novisti (Dante en especial), pero sobre todo León Hebreo, ejemplo de refugiado llegado tras la expulsión de España, autor de Dialogos de amor en italiano, además de redactor de obras de filosofía y poesía en hebreo.

A lo largo de los siglos XVI y XVII, que supone una cierta decadencia de este tipo de literatura, se traducirán obras cumbre de la literatura italiana al hebreo, como Orlando de Ariosto, se incorporarán temas y adaptarán obras como La Celestina al teatro, e incluso se traducirán obras clásicas como las de Ovidio.

===Literatura árabe===

Divida en:

– Preislámica (500-622), de transmisión oral (por tanto “preliteraria” o como la consideran sus historiadores, propia de una época de ignorancia) por medio de “ruwat” o recitadores, también denominados “rawiya ” figuras legendarias del desierto– mezcla de poeta, guerrero y bandido- que propagan la “qasida ” prototipo de canción árabe, de estrofa monorrima, que se conserva de forma deficiente gracias a las reelaboraciones posteriores; poetas de este tipo serán tanto “el rey sin reino”: Imru-l-Qays (o Mu’alaqat), admirado por Mahoma y considerado creador de muchos de los recursos de la poesía árabe, y ‘Antara.

Junto a estos poetas del desierto (equiparables quizá a nuestros juglares) hubo también poetas de corte (comparables a nuestros trovadores, quizá) como Tarafa o Zuhair, algunos de cuyos poemas han devenido proverbios populares de la lengua árabe. La prosa se cultivaba de forma mínima, en breves relatos, sentencias y aforismos.

En general, los textos poéticos de esta etapa reciben en nombre de “Ayyam-al-arab” (=días de los árabes) por su carácter épico, que posiblemente se halle en la base de la épica hispana.

– Islámica o de la Hégira (622-750) La fundación y posterior expansión de la fe islámica otorgó a la literatura árabe un carácter particular, revitalizándola y llevándola por todo el Mediterráneo y Asia Menor, sirviéndose para ello únicamente de El Corán , libro sagrado para el Islam que se considera revelado directamente a Mahoma (570-632) por Dios y que se transmitió de forma oral hasta que en el 650 discípulos del profeta se encargaron de ponerlo por escrito y ordenar las 114 “suras” o capítulos, de desigual extensión y redactados en versículos rimados sin medida fija (es más una prosa armoniosa que un texto poético) que lo forman, aunque no parece estar claro el criterio empleado para ello salvo el geográfico, ya que suelen dividirse en dos grupos, las 85 compuestas en la Meca (breves, arrebatadas, intensas, violentas, en las que abundan los períodos breves, el imperativo, exclamaciones, exhortaciones y sarcasmos) y las 29 de Medina (muchos más

extensas y mesuradas, de carácter más edificante y discursivo, llenas de preceptos y enseñanzas, de carácter más reposado y en las que abundan las explicaciones de cosas oscuras)

Durante muchos años este fue el único texto escrito en prosa en la literatura árabe, por lo que es innegable su influencia en la cultura, pues originó multitud de estudios y comentarios tanto filosóficos (por parte de los Sufies, de la secta de los “hermanos de la pureza” en Basora, cuya labor de estudio les llevó a recopilar una extensa enciclopedia gnosticista y neoplatónica con abundantes fábulas y apólogos, e incluso de Avicena), como estilísticos y lingüísticos pues se tomó como modelo gramatical (estudiado por las escuelas de Basora, Kufa y Bagdad, esta última ocupada en mantener la pureza del idioma) y literario del árabe clásico de todas las épocas.

– Literatura árabe en Oriente, debido a la expansión militar, se cultiva la historiografía árabe además de la literatura independiente de la religión:

o La prosa puede clasificarse en dos apartados, la de inspiración y origen oriental, retórica y rica en recursos estilísticos, que se extenderá en traducciones y versiones por toda Europa, cuyos títulos ya se han mencionado con anterioridad: Kalila wa Dimna , Libro de Barlaam y Josafat y Sendebar ; y la propiamente árabe, cultivada en maqamas , cuentecillos breves, poco refinados estilísticamente, cuyo autor más destacado es Al-Hamadani, quien no sólo fijó relatos tradicionales sino que también aportó otros de creación propia.

Dentro de este apartado también debe mencionarse el conjunto más importante de relatos árabes, que no se conoció en Europa hasta el siglo XVIII, se trata de Alf laila wa-laila (=Las mil y una noches), donde se recopilan narraciones breves de diverso origen para el entretenimiento, transmitidas oralmente durante siglos, que mezclan la fantasía y la realidad.

o La lírica continúa cultivándose como en la etapa preislámica al menos hasta el siglo VII en las que se originan dos importantes escuelas de lírica amorosa, la de los Udries, que tratan el amor como un sentimiento puro y auténtico, narrado desde la nostalgia y la separación de la amada y con gran refinamiento, y la de los poetas de La Meca y Medina, que dedican sus poemas amorosos a mujeres fáciles, con ternura pero también con desvergüenza, sensualidad, sencillez e incluso obscenidad.

En este siglo surgen los poetas árabes modernos más destacados: Abu Nuwas, Al- Mutanabbi y Al-Farid.

– Literatura árabe en Occidente o literatura hispano-árabe/ arábigo-española: La llegada a la península enfrenta a los invasores árabes con una cultura pobre (la visigótica) que continuarán los mozárabes al abandonar el latín como lengua de cultura para sustituirlo por el árabe en sus glosas a los manuscritos anteriores durante la época de los emiratos y del califato, momento en que Abderramán II comienza a atraer artistas a Al-Andalus, que crearon escuela y gozaron de eminentes seguidores autóctonos a partir del siglo IX con Abderramán III, a través de dos importantes escuelas poéticas: la sevillana, proclive a la poesía amorosa de carácter lírico, y la cordobesa, más filosófica e intelectual.

El declive de los Omeyas no interrumpió el progreso cultural, pues durante los reinos de Taifas destacan producciones tan importantes como el tratado amoroso que se difundió por toda Europa con el título de El collar de la paloma, obra del poeta Ibn Hazm (944-1064) de Córdoba, lo que sí se produjo fue un cambio de gustos, pues además de la poesía culta y cortesana que se había practicado hasta entonces, los autores comenzaron a cultivar y a interesarse por la poesía popular, y ya en la época de los almorávides se le atribuye la creación de la Moaxaja, composición culta de varias estrofas de distinta rima, seguidas de un refrán o estribillo que conocemos como jarcha (total o parcialmente en mozárabe, de base popular y a veces preexistentes a la composición culta), a Muqaddan ibn Muafá al-Qabrí (el ciego de Cabra), siendo cultivada con gran maestría por Ibn Quzmán (c. 1078-1160), también autor de Zéjeles, creados en torno al siglo XII, de carácter más popular que las moaxajas; otros autores de la época son al-Sarif al-Taliq (el príncipe amnistiado) e Ibn Darrach.

Los almohades, más preocupados por la pureza de la fe coránica, destacan por la práctica de la literatura filosófica en la que son dignos de mención los textos neoplatónicos de Masarra o de Ibn Tufayl de Guadix, autor de El viviente hijo del vigilante, que fue conocido durante la Edad Media como el ‘Filósofo autodidacta’, y textos de base aristotélica de la mano del gran Ibn Rusd (1126-1198) al que los escolásticos llamaron Averroes e Ibn Arabi de Murcia, y de Avempace (a quien además se le atribuye la creación del Zéjel)

Entre los textos religiosos no podemos dejar de mencionar a Ibn Hazm por Historia crítica de las religiones, sectas y escuelas (Al –fisal fi l-milal wa-l-aliwa wa-l-nihal ), más conocido como “El Fisal”, donde se menciona incluso el Antiguo Testamento, mientras que una de las tres versiones realizadas en Al-Andalus, la del cordobés Isaac Velázquez (946) incluso menciona el Nuevo Testamento; así como el Libro de la escala de Mahoma traducido en la corte de Alfonso X, que recoge tradiciones y leyendas escatológicas surgidas de interpretaciones varias del Corán y que pudo haber influido en La Divina Comedia de Dante.

En prosa artística propiamente dicha abundaron los textos misceláneos, tan del gusto renacentista, como el Arrayán de los corazones .

Por último, la época del reino de Granada es culturalmente muy pobre, pero debe destacarse por ser un puente entre la cultura árabe y la Europea, en la que las influencias son más que evidentes, mucho más allá del siglo XV.

– Literatura de la decadencia: La caída de Bagdad en el siglo XIII a manos de los mongoles provoca el declive cultural árabe hasta bien entrado el siglo XIX, momento en que los cristianos del Líbano, conservadores del árabe en toda su pureza crean un centro de cultura árabe en Beirut, que despertará interés en Europa, a la que llegarán los textos y las informaciones a través de traducciones al francés. Algo más tarde Egipto desarrollará la Nahda o resurgimiento cultural árabe.

==LA BIBLIA==

===El texto bíblico===

Esta gran obra de la cultura hebrea, conocida en el mundo cristiano con el nombre griego de Biblia y que en el judaico se considera formada y se designa con los términos Torá (ley), Nebin (profetas) y Ketubim (escritos), equivalentes al cristiano Antiguo Testamento, merece un estudio detallado por la enorme influencia ejercida en la literatura universal, aunque debe ser abordado de forma cuidadosa por el valor que a este texto se le concede como palabra revelada y su largo y poco conocido proceso de redacción, con carácter colectivo y anónimo, que posiblemente abarca desde el siglo VIII a. C. hasta el II d. C. Lo cierto es que no empezó a estudiarse la Biblia como obra literaria hasta el siglo XIX, momento en que se investigaron los textos babilonios y persas, manifestaciones primeras de las culturas con las que tuvo contacto la hebrea y con las cuales guarda similitudes por mezcla e ínter influencia como demuestra el tópico del diluvio que aparece casi idéntico en el Enuma Elis o los contenidos de los Salmos, y del Libro de Job , que aparecen en los códigos asirio babilónicos y en textos egipcios, cananeos e hindúes.

Dentro de la literatura hebrea esta obra puede situarse en la segunda época, durante 50 años de esclavitud, iniciados por la decadencia y deportación del pueblo en Babilonia, y hasta la conquista de Alejandro, que iniciará la etapa greco-romana en la que pueden situarse los textos bíblicos apócrifos así como los judeo-helenísticos y el Talmud.

Los géneros y temas literarios dentro de la Biblia son muy variados y similares a los de las literaturas orientales antiguas ya citadas, así podemos encontrar mitos, textos religiosos, historiografía, literatura épica, leyendas, novelas y poesía lírica, entre otros, con recursos también propios de las literaturas orientales del momento: recursos para la transmisión oral (sentencias, refranes, técnicas mnemotécnicas, enseñanzas dialogadas, etc.) genealogías, simbología de los números (el 7 como símbolo de la abundancia, el 12 como símbolo de la perfección), paralelismos (en origen propio de la literatura, pero muy usado también en la prosa debido a la estructura sintáctica y gramatical de las lenguas semíticas en las que se redactó el texto), uso de ciclos repetitivos para la narración (recurso muy relacionado con el anterior), imitación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento y los discursos apologéticos, invectivas, parábolas, exposiciones doctrinales, argumentaciones exegéticas, escatología, controversia, disposiciones legislativas y promulgación de preceptos morales en la predicación de Cristo dentro del Nuevo Testamento.

Estructuralmente este texto (formado por 72 libros según la versión cristiana) se divide en:

. Antiguo Testamento o Pentateuco: formado por los cinco libros que la religión hebrea denomina Torá (Ley), que narran la creación o orígenes del mundo y de la humanidad (Génesis) e historia de los patriarcas y los hebreos hasta su llegada a la tierra prometida (Éxodo), por lo que se le considera de carácter histórico-mítico. Su compilador se  preocupó más del valor religioso que de la coherencia y estilo pues aparecen contradicciones y repeticiones. El núcleo de los cinco libros se halla en el denominado Levítico, en el que se presentan las normas de convivencia social, leyes civiles y religiosas, alrededor de las cuales se articuló después una relación de la historia del pueblo hebreo, mientras el libro siguiente, Números, es heterogéneo (incluye elementos míticos, fabuloso, historiográficos, legales, justificaciones de costumbres) y se orienta a justificar la misión divina de Israel, pueblo que es presentado en el último de los cinco libros (Deuteronomio ) como el elegido por Dios.

o Libros históricos: El Libro de Josué narra la historia del pueblo hebreo durante el gobierno militar y civil de Josué, sucesor de Moisés; El libro de los Jueces destaca por su intenso dramatismo, siendo una de las figuras más interesantes la de Sansón, El libro de Ruth nos permite conocer las costumbres familiares y locales de la época en Belén, a través de un estilo sencillo, ingenuo y tierno que supone un paréntesis en la línea narrativa marcada por el Libro de los Jueces, que se ve continuada en los libros I y II de Samuel; el Libro de los Reyes, de estilo desigual, supone una inmejorable muestra de literatura hebrea antigua conservada en nuestros días, mientras los libros I y II de las Crónicas (también denominados Paralipómenos) se centra en la providencia del dios hebreo sobre su pueblo y en la narración histórica en torno a la ciudad de Jerusalén y el Templo, que son continuados por los libros I y II de Esdras y Nehemías con la intención de glorificar y recoger en los anales la restauración del pueblo hebreo y de su símbolo más destacado (el templo de Jerusalén) tras el cautiverio; los libros de Tobías , Judith y Ester son de carácter biográfico, aunque alcanzan interés universal y finalmente los libros I y II de los Macabeos muestran interés política (el primero) y teológica (el segundo)

o Libros poéticos, también llamados sapienciales, didácticos o gnómicos, caracterizados por la gran abundancia de imágenes y alegorías, el colorido oriental, el marcado lirismo tanto de los sentimientos del autor como de los del pueblo hebreo y la profunda religiosidad que le sirve de principal fuente de inspiración. Su ritmo viene marcado generalmente por el paralelismo o asociación mental de dos conceptos o  imágenes por semejanza o contraposición. Pueden ser divididos en :

§ Didácticos, basados en el masal o sentencia alegórica que encierra agudeza e intención didáctica, generalmente en versos de 6 pies con sentido completo en cada verso: Job, Proverbios, Eclesiastés , Sabiduría, Eclesiástico.

§ Líricos, basados en el sîr, cántico o himno formado por elementos muy variados y apoyado en la música y el paralelismo, que facilitan el aprendizaje: Salmos (Cancionero de 150 composiciones atribuidas tradicionalmente al rey David), Lamentaciones y Cantar de los cantares (atribuido al rey Salomón, con gran influencia sobre la mística cristiana)

o Libros proféticos, desarrollados en diferentes periodos históricos entre los que deben recordarse desde Abraham a Josué y desde la época de los Jueces hasta la de Samuel, ambas con profetas ágrafos (no ponen por escrito sus profecías sino que son mencionadas en los libros históricos) y la época de la monarquía, el cautiverio y post-exilio hasta la época de Malaquías a mediados del siglo V a.C., en las que los profetas pusieron por escrito sus oráculos (o fueron recogidos por escrito por sus discípulos) en un libro que lleva su nombre y que ha sido clasificado atendiendo a la extensión en “mayores” y “menores”. El género desarrollado por estos textos es el oráculo o declaración atribuida a Yahvé que anuncia un hecho en una sentencia poética breve:

§ profetas mayores: Isaías (supone un hito literario por armonía, belleza y concisión en sus versos) , Ezequiel (es el libro mejor estructurado de los aquí citados, emplea un lenguaje prosaico y destaca por la riqueza e imaginación de sus imágenes) Jeremías (el libro más extenso de toda la Biblia, que destaca por su naturalidad), y Daniel (el más misterioso, escrito en arameo, griego y hebreo, en su mayor parte en prosa, con concisión y exactitud que denotan su carácter de gobernante y su poca intención literaria aunque abunda el simbolismo oriental)

§ profetas menores: Baruc , Oseas (en cuya obra destaca el uso de imágenes tomadas de la naturaleza), Joel (de carácter escatológico y preocupado por la pureza del lenguaje), Amós (autor de gran elocuencia), Abdías, Jonás (de gran concisión y sencillez), Miqueas y Sofonías (muy pintorescos), Nahum, Habacuc, Ageo (escrito con gran vehemencia, en tono mesiánico e intención polemista) Zacarías (muy visual y con carácter apocalíptico) y Malaquías .

Nuevo Testamento

Es el resumen escrito, en lengua griega (excepto el Evangelio de San Mateo, que está escrito en arameo) de la tradición oral basada en testigos oculares de la dichos y hechos de Jesús. Una primitiva redacción formular daría lugar a pequeñas colecciones temáticas que luego sería recopiladas y reescritas por autores concretos con fines teológicos, en torno a la segunda mitad del siglo I, empleando para ello géneros literarios más cercanos a los helenísticos que a los cultivados en el

Antiguo Testamento:

§ Narraciones o libros históricos: Evangelios: La relación literaria entre los diferentes evangelios, que son considerados tanto un texto histórico-biográfico como legal al plantear el código de la nueva ley, además de una base doctrinal en la que pueden encontrarse diálogos, profecías, discursos, parábolas, himnos, sátiras, plegarias, etc., sigue siendo un misterio.

· Hechos de los apóstoles

§ Cartas o libros didácticos: · Epístolas de San Pablo: A los romanos, I a los Corintios, II a los Corintios, a los Gálatas, a los Efesios, a los Filipenses, a los Colosenses, I a los Tesalonicenses, II a los Tesalonicenses, I a Timoteo, II a Timoteo, a Tito, a Filemón y a los hebreos. Aunque se trata de cartas, y por tanto deben considerarse ejemplos de género epistolar, su finalidad es didáctica o doctrinal.

· Epístolas católicas: De Santiago el menor, I de San Pedro, II de San Pedro, I de San Juan, II de San Juan, III de San Juan y de San Judas. Como las anteriores, su finalidad es didáctica o doctrinal.

§ Profecías, libro del Apocalipsis o Revelación. Es el mejor de los ejemplos dentro de la cultura Europea de género apocalíptico, si bien también incluye epístolas, descripciones y plegarias.

La lengua del Antiguo Testamento es sencilla y su forma de redacción persigue en todo momento la sinceridad y verdad, y apela a los sentimientos más que a la razón para transmitir una enseñanza viva.

A estos textos debemos añadir los no aceptados como canónicos por la Iglesia Católica, que quedaron fuera de la selección que realizó el compilador de la Biblia bien por no considerarlas dignos, bien por su carácter profano, bien por no ajustarse al dogma. Estas obras griegas o hebreas traducidas al griego por hebreos helenizados, redactadas en torno al año 1000 en Alejandría, no se destruyeron sino que se declararon “ganas” (escondidas – apócrifas), en parte por no ajustarse al estilo propio de la cultura hebrea sino al de la cultura griega, más realista y objetivo, ajeno al tono mistérico de los textos considerados como canónicos, si bien también fueron redactados con la intención de hacerlos pasar por revelados, atribuidos falsamente a profetas y patriarcas. La mayoría de originales se perdieron, pero existió gran número de traducciones (griegas, latinas, etíopes, egipcias, armenias, eslavas) que nos ha permitido conocerlos. Debieron gozar de cierta popularidad, y son una fuente amplia de leyendas, mitos y tradiciones que debieron fecundar la imaginación medieval. Dentro de este apartado deben diferenciarse los textos apócrifos heréticos (entre los que destacan los Gnósticos: El libro de los jubileos y El testamento de los doce patriarcas, entre otros) y los apócrifos aceptados como tales por la tradición cristiana, como El libro de Enoc, Evangelio de los Hebreos , la Epístola de San Pablo a los de Laodicea y el Apocalipsis de Santo Tomás.

===Versiones===

De este texto se han hecho multitud de versiones a lo largo de la historia, algunas de ellas caudales para el desarrollo de la literatura europea y otras incluso para el desarrollo de la fe católica, como la traducción al latín realizada por San Jerónimo en el siglo IV d. C., conocida por el nombre de Vulgata y considerada por la Iglesia Católica como texto de autoridad, si bien, en la actualidad se reconoce en la Iglesia Latina el texto publicado por el papa Clemente VIII en 1593, conocido como Vulgata Clementina y que es revisado por los monjes benedictinos.

En orden cronológico, los hitos literarios más importantes en torno a la Biblia son:

– Versión griega del Antiguo Testamento, del siglo III d.C. en Alejandría

– Biblia pauperum o Biblia de los pobres , destinada a la enseñanza durante la Edad Media, en principio manuscrita, pero más tarde impresa con grabados sobre madera, a los que se les concede gran importancia (se sitúan en el centro de la página, además de en los márgenes, donde aparecen personajes del Antiguo Testamento, mientras el textos e limita a explicar las imágenes) por ser sus receptores analfabetos.

– Edición romanceada en el siglo XIII, durante el reinado de Alfonso X el Sabio, conservada actualmente en la biblioteca de El Escorial y conocida por el título de Grande e general estoria.

î Biblia de la casa de Alba, de mediados del siglo XV y correspondiente al gótico internacional; fue traducida por el erudito judío Moisés Arragel, en colaboración con un franciscano y el arzobispo de Toledo, a petición del gran maestre de Calatrava, Luis de Guzmán. Esta obra es el único texto de doctrina bíblica comparada que se conserva de la Edad Media, pues en él los comentarios de los colaboradores aparecen cuando la traducción del rabino difiere de la doctrina cristiana, pero sin anularla. Esta petición tuvo su lógica, pues la Vulgata no era reconocida por los judíos (pues la consideraban inexacta) y los eruditos cristianos no eran capaces de traducir del hebreo con la fidelidad que era necesaria, y que los hispano-hebreos sí poseían, pues era la labor en la que más habían destacado a lo largo de la Edad Media. No es una versión completa.

– Primera edición impresa, de la mano de Gutemberg, entre 1452 y 1456, denominada Biblia de Maguncia por haberse realizado en esta ciudad alemana.

– Publicación de la primera versión completa de la Biblia en castellano es la Biblia de Ferrara o de los judíos (1553), cuya traducción es excesivamente literal y está plagada de hebraísmos; su sobrenombre es debido a que se trata de una versión de una traducción hecha por judíos portugueses (Duarte Pinel y Abraham Usque) para judíos.

En concreto este texto se editó en Ferrara por haberse refugiado en dicha corte los judíos españoles expulsados que la realizaron.

î Gran proyecto editorial del Cardenal Cisneros en la Universidad de Alcalá de Henares para ofrecer el texto bíblico a estudiosos de lengua hebrea, árabe y romance, por lo que creó la Biblia políglota o complutense (1502-1520), que además es la primera edición crítica que se produce en el Renacimiento. En este proyecto colaboraron grandes judíos conversos como Alfonso de Alcalá, Pablo Coronel y Alfonso de Zamora, encargados de la parte hebrea y aramea, mientras que el texto griego fue trabajado por el cretense Demetrio Lucas, mientras la corrección de la Vulgata (texto latino) se encargó a Hernán Núñez Pinciano y a Antonio de Nebrija. Aunque fue editada por Arnao Guillén de Brocar en 1517, no vio la luz hasta 1520, ya que dependía de la autorización papal (Leon X) El morisco granadino Casiodoro de la Reina publicó una versión en Basilea en 1569.

– Biblia políglota o regia de Amberes (1560- 1573), encargo del monarca Felipe II a Benito Arias Montano para que revisara y corrigiera en lo necesario la complutense.

===La influencia en la literatura castellana===

Sin duda la Biblia es la obra más leída e imitada de todas las épocas y literaturas europeas; centrándonos en la literatura peninsular pueden destacarse:

• Edad Media: Los autos o representaciones sacras sobre el nacimiento o pasión de Cristo son abundantes en toda Europa en esta época, destacando el fragmento conservado del Auto de los Reyes Magos y en lengua catalana el Misteri d’Adam i Eva; El mester de clerecía también trató temas influenciados o basados en la Biblia, entre los que pueden citarse por su importancia en la literatura castellana el Poema de Fernán González. Ya en el siglo XV proliferan obras teatrales cuya temática se centra en la Navidad o la Pasión, entre las que cabe destacar las de Gómez Manrique, Juan del Encina y Lucas Fernández, mientras otros como Micer Francisco Imperial y el Marqués de Santillana muestran claras influencias del libro de Job y de los libros sapienciales, respectivamente, en sus obras.

Por último, debe destacarse también la influencia recibida de la Biblia en La Celestina.

• Renacimiento y Barroco: La época más marcada por la influencia bíblica en nuestra literatura, no sólo en el género dramático (continuando la tendencia del siglo XV) sino también en otros géneros como el lírico de la mano de autores universales como Fray Luis de León, para quien la Biblia es un referente constante para traducir (El cantar de los cantares , La exposición del libro de Job) y para inspirarse (La perfecta casada , inspirada en los Proverbios, y De los nombres de Cristo ), San Juan de la Cruz, autor de una versión del Cantar de los Cantares con el título de Cántico espiritual , y Santa Teresa de Jesús.

En el siglo XVII, el más prolífico autor teatral del momento, Félix Lope de Vega, recurre a temas bíblicos del Antiguo Testamento como Job o Esther, sin que olvidemos a Tirso de Molina o los autos sacramentales de Pedro Calderón de la Barca.

• Edad Moderna y Contemporánea: Aun en los siglos más descreídos, podemos encontrar autores que buscan en la Biblia la fuente de inspiración, como José de Espronceda para su elegía A la patria, para la que tomó el ritmo y el contenido casi literal de las Lamentaciones de Jeremías .

En el siglo XX destaca el cainismo como tema de La tierra de Alvargonzález de Antonio Machado y el innovador uso del versículo bíblico en la poesía vanguardista del grupo del ’27.

==LOS CLÁSICOS GRECO-LATINOS==

===Introducción===

Los géneros literarios cultivados en la actualidad y a lo largo de la historia de la literatura en Europa tienen como origen la literatura griega y que nos llegaron a través de la literatura latina.

En la Antigua Grecia la literatura tal como se cultivaba hasta el momento toma un cariz diferente, que la distinguirá de Oriente.

===Literatura griega===

• Mito, leyenda y oralidad.

La cultura griega partió de un fondo mítico, legendario, en que todo lo que era digno de recuerdo o de explicación era consignado en un conjunto de tradiciones orales imprecisas que se transmitían de generación en generación. La conciencia de historia, la separación entre lo mítico y lo histórico, no llegaría hasta tres siglos después, a raíz de dos hechos fundamentales del siglo VIII: la introducción del alfabeto y los primeros agrupamientos urbanos en forma de polis .

Los mitos forman un amplísimo conjunto de relatos de enorme valor literario y humano. Los viejos temas de la prehistoria mítica griega fueron reelaborados por los autores del esplendor cultural griego en todos los géneros y, posteriormente, por todas las artes occidentales.

• Poesía épica, didáctica y lírica.

Son dos extensas epopeyas los primeros monumentos literarios que nos deja la cultura griega:

la Odisea y la Iliada., ambas atribuidas a Homero, aunque cobra mayor fuerza la idea de que sería producto de una larga tradición oral compilada por un grupo de aedas.

El tema principal de la Iliada es el asedio a Troya por las fuerzas aqueas tras el rapto de Helena (esposa de Menelao) por Paris (príncipe de Troya). El poeta épico no se centra en los datos históricos, sino en las pasiones humanas y el dramatismo creados por la situación violenta en que se ven sumergidos los personajes humanos, heroicos, semidivinos, y divinos que interactúan. Aquiles, menospreciado por Agamenón, y la cólera que en él despiertan ese hecho y la muerte de su amigo Patroclo a manos de Héctor son el eje central de la obra.

En la Odisea , se narra la aventura de Ulises en su regreso a Itaca tras la toma de Troya. En ella confluyen el tema del retorno y la venganza con la creación de unos personajes complejos cuya astucia y prudencia devienen proverbiales.

La epopeya clásica griega se caracteriza por:

a) Mezcla de lo humano y lo divino, con intervenciones directas – decisivas en la acción narrativa – de las divinidades en los asuntos de los mortales.

b) Elemento legendario e idealizador de quien escriben desde la distancia, ya que el asunto se desarrolla en torno al 1200 a.C. y Homero escribe a mediados del siglo VIII a. C.

c) Espíritu heroico, (Iliada): todos los héroes son nobles y para ellos la mayor gloria es el combate, de ahí la minuciosa descripción de la batalla, los pertrechos y preparativos militares. El oyente y lector griego tiene un claro interés por los profesionales de la guerra, vinculados a lo legendario y lo divino.

d) La aventura (Odisea) y la peripecia, con cuidadas descripciones del mundo marino – omnipresente en la vida cotidiana griega – y de lo doméstico.

e) Personajes semidivinos tratados con gran profundidad psicológico y cercanía. Los tipos principales (Ulises, Aquiles, Penélope, Héctor) están perfectamente dibujados. El tratamiento de la divinidad, alejada de todo elemento maravilloso innecesario permite dotar de verosimilitud a los textos.

f) Estilo lleno de elementos dramáticos y fórmulas fijas: descripciones detalladas y minuciosas, epítetos heroicos y formulismo, plasticidad y colorido, comparaciones muy elaboradas, indispensables en la transmisión oral, para la que fueron creados estos textos.

g) El hexámetro épico homérico es perfecto, muy elaborado, nada de balbuceos ni primitivismo, lo cual hace pensar en posibles producciones épicas anteriores a Homero hoy desaparecidas.

h) Lenguaje literario y culto (coiné mezcla de dialectos eólico, jónico y micénico), nada coloquial y abundante en arcaísmos y recursos estéticos varios.

A Homero se han atribuido también una serie de himnos escritos a su estilo, pero sin duda muy posteriores (Himnos homéricos) y un texto paródico de la Iliada: la Batracomiomaquia.

Hesíodo, más cercano a la vida cotidiana del mundo campesino que a los aristocráticos héroes homéricos, es autor de dos obras clasificables dentro de la poesía didáctica, se trata de Teogonía, sistematización de los principales dioses griegos desde la creación del cosmos hasta la victoria de Zeus, y Los trabajos y los días , que contiene preceptos sobre moral y justicia en su primera parte y un calendario campesino en la segunda, todo ello bañado de una destacable imaginación pintoresca que le permite encarnar lo abstracto en mitos originales y bellos, personificar ideas, emplear epítetos en los que se adivina la observación directa de la naturaleza como fuente.

La lírica parece nacer en Grecia vinculada al ámbito de la fiesta, la celebración y el banquete, y que se concibe como un espectáculo acompañado de música (de la “lira”, de donde viene el nombre) y danza. Las primeras manifestaciones consistentes de lírica griega se deben a autores cultos de nombre conocido, en torno al siglo VII y VI a. C. Todos ellos siguen recurriendo al mito, como recurso ornamental de enorme capacidad de sugestión, y al hexámetro, con el que crean nuevas estrofas.

El cultivo de este género en la literatura griega se clasifica en dos grupos:

– lírica individual o personal, en la que se componen:

§ Elegías (formadas por dísticos, posiblemente con carácter funerario y melancólico en origen) pero que pronto se relacionaron con el banquete y la fiesta privada y que presentan cierta intención moralizador sobre temas políticos, sociales, éticos, morales o bélicos, en tono grave y sentencioso. El poeta elegíaco más antiguo es Calino de Efeso, pero debe destacarse también Tirteo, el poeta patriótico que cantó a Esparta en tiempos de guerra, y Mimnermo, el voluptuoso y hedonista jónico. El legislador ateniense Solón también compuso elegías para la formación del espíritu ciudadano.

§ Yambos, nacidos al tiempo que la elegía, pero cultivados exclusivamente en Jonia, de carácter satírico unos y agresivos o groseros otros pero siempre en torno a los ritos dionisiacos. Su más alto representante es el irreverente Arquíloco de Paros, al que los antiguos equipararon con Homero y cuya producción se basa en la subversión de valores tradicionales como la fama del soldado muerto en combate y otras ideas de la concepción aristocrática de la vida del guerrero homérico, también atacó con ironía salvaje los mitos, y a los más altos cargos de la ciudad. Mucho más lúgubre y pesimista fue Semónides de Samos, considerado por algunos el fundador de la tradición misógina.

§ La Oda, de carácter subjetivo, permite al poeta expresar sus sentimientos, como el amor en el que destaca Safo de Lesbos o los temas del banquete (celebración, placeres de la vida y vino) en el que es reconocido Anacreonte.

– El lirismo coral, en el que el poeta se convierte en portavoz de un sentimiento común y refleja el alma de la ciudad, por lo cual sus textos son destinados al canto coral, con acompañamiento de música y danza. Algunos de sus autores más destacados son Alcmán y Estesícoro, además de Píndaro, considerado el mayor poeta lírico de Grecia siendo lo más famoso de su creación los epinicios a las victorias de atletas en los juegos olímpicos, y los himnos, En su poesía se mezcla la alabanza a la juventud, la fuerza, el vigor, la virtud del héroe con una profunda religiosidad: no es raro que vincule esa virtud con linajes y estirpes que le conducen directamente al mito y a lo divino. Sus himnos triunfales, como su Pítica primera, considerada su obra maestra, adquieren un marcado valor de poesía religiosa, y a través de la anécdota de la victoria de un atleta mortal y contemporáneo, se actualiza y se da nueva validez al mito.

• Teatro

El teatro griego nació vinculado a determinadas celebraciones religiosas, siempre en verso, por lo que sus autores recibieron el título de poetas, como el de los autores épicos y los líricos.

Los subgéneros son:

– Tragedia: Subgénero nacido posiblemente del ditirambo (himno dedicado a Dionisio) en el que las bacantes narraban las aventuras del dios, disfrazadas de sátiros, en diálogo cantado con las palabras de un director de coro o corifeo; no será hasta el siglo VII y VI a.C. cuando se conceda a estas celebraciones un espacio concreto (teatro).

La tragedia muestra las pasiones humanas, la lucha del ser humano contra su destino, en temas universales. Los primeros textos trágicos conservados datan del siglo V, pero los más destacados pertenecen a autores como Esquilo, Sófocles y Eurípides.

Esquilo (s. VI-V a. C.) es autor de 80 obras de las que conocemos únicamente siete, entre las que destacan la trilogía de la Orestíada (Agamenón , Las Coéforas y Las Euménides ), si bien, no debemos obviar Los Persas, Las suplicantes, Los siete contra Tebas y Prometeo encadenado, en las que no hay lugar para las sutilezas y sí para conceptos como la culpa o la ‛ubris, la justicia y el sufrimiento, de manera que se trasciende lo mítico o legendario para convertir a sus personajes en símbolos de valores trascendentes o problemas de conciencia o derecho.

Sófocles (s. V a. C.) nacido en Colono (cerca de Atenas) es autor de más de 120 tragedias, de las que sólo conservamos siete: Edipo rey, Edipo en Colono, Antígona, Electra , Ayax, Filoctetes y Las Tranquinias.

Este autor, el que más veces ganó el reconocimiento de sus conciudadanos, destaca por su mayor preocupación escénica además de por una mayor humanización de los personajes, que son el centro del asunto, aunque no alcanzan tan altos niveles como veremos en Eurípides. En cuanto a sus temas, beben de las mismas fuentes que el resto de los poetas trágicos, pero son más elaborados y ricos en matices psicológicos.

Eurípides (s. V a. C.) es, en palabras del propio Sófocles, el autor que representa al ser humano tal como es, y ello se debe, según la crítica de todas las épocas, a su enfoque personal, escéptico y renovador de las fuentes que comprarte con los autores anteriormente citados. Se conservan 17 de sus obras: Hécuba , Hipólito, Las Fenicias, Orestes, Alcestis, Medea, Las Troyanas , Hércules furioso , Electra, Ifigenia en Aulide, Ifigenia en Tauride, Helena, Ión, Andrómaca , Las suplicantes , Las bacantes , Los Heraclidas y Reso . El teatro de este autor es un reflejo de los problemas e ideas de su tiempo, pero se halla orientado al futuro, al dotar a sus héroes de las debilidades humanas, a veces llegando a rozar lo patológico y siendo el primero en abordar el tema del amor en escena.

– Drama satírico, subgénero procedente de la tragedia, de la que hereda la estructura pero no el sentido, más próximo a la comedia al pretender ridiculizar las costumbres, toma su nombre del coro de sátiros que forma el séquito de Dionisio.

Entre los autores dignos de mención se hallan Prátinas de Fliuente, pero también los trágicos como Esquilo, Sófocles (de quien se conoce un fragmento de 400 versos de Los rastreadores ) y Eurípides (autor del único drama satírico completo conservado, con el título de El Cíclope)

– Comedia, en opinión de Aristóteles, originada en los cantos fálicos entonados por los miembros del cortejo durante las fiestas populares y rurales en honor a Dionisio, y reconocida como género teatral en torno al 486 a.C. aunque no gozó de buena fama entre los griegos, por considerarla perturbadora del ánimo y portadora de invectiva y violencia.

El primer subtipo de comedia es la siciliana, en la que destaca Epicarmo (530-440), poeta cómico más antiguo, autor de historias burlescas sobre dioses y héroes, comedias sociales en las que refleja la vida cotidiana y comedias en las que plantea conflictos entre seres humanos o personificaciones de abstracciones.

El segundo subtipo de comedia es la ática, cuyo principal representante es Aristófanes (445-388), contemporáneo de Sófocles y Eurípides, y gran parodiador de todos los valores de la tragedia, por lo que sus textos presentan un importante valor político, inspirándose siempre en la realidad de Atenas, aunque en ocasiones recurre también a asuntos absurdos, como base para la crítica mordaz.

Sus comedias, siempre irónicas y burlescas, desenfadadas y llenas de humor, crítica y risa, pueden clasificarse en políticas (La paz, Las nubes, Los caballeros ), sociales (Lisístrata , Las asambleístas ) y de entretenimiento, entre las que se cuentan las menos.

La comedia media es el término bajo el que se agrupan las comedias cultivadas por autores poco reconocidos como Alexis, Antífanes, Eubulo y Anaxándrides, los cuales se centran en temas menos comprometidos políticamente y más escatológicos (la comida o el sexo), abandono del uso de cantos corales y uso de máscaras muy deformadas.

Por último, la comedia nueva, cuyo principal representante es Menandro, si bien no es el único nombre que ha pasado a la historia, pues cabe señalar también a Dífilo, Filemón y Filípides. Surge cuando se abandona el tema político para centrarse en las costumbres; en lo tocante a la estructura, el coro perderá toda su importancia, quedando sólo como separador de actos mediante danzas y canciones, sin valor como contrapunto al personaje principal. Las obras más importantes de este subgénero (todas de Menandro) son El misántropo, La trasquilada , El odiado y La samia.

• Prosa clásica

De cultivo muy posterior al teatro y la lírica, presenta varios subgéneros: Fábula, historia, novela, oratoria y filosofía.

– La fábula: Su principal representante es Esopo, posiblemente un esclavo frigio que vivió a caballo entre los siglos VII y VI a.C., autor de relatos breves protagonizados por animales dotados del don del habla que razonan y proceden como los hombres y que el fabulista hace actuar para ejemplificación y éstos y como lección moral. Son pequeñas alegorías narrativamente muy concentradas y con intención moralizante. Es posible que esas fábulas tengan un fondo común con la cuentística india que es posterior (en concreto pertenecen al siglo II a.C.), y que todas ellas se remonten a una antiquísima tradición mesopotámica. Ya en tiempo de Platón, las fábulas de Esopo eran conocidas por toda Grecia, y su influencia en la literatura posterior es enorme.

– La historia: Junto con la filosofía, éste es el género más destacado de la prosa clásica griega, siendo sus máximos representantes Heródoto de Halicarnaso (s. V.), Tucídides (460-399/395) y Jenofonte (430-355).

Heródoto de Halicarnaso fue denominado por Platón “padre de la Historia”, entendiendo este término como “investigación”, tal como aparece en el proemio de su obra Historias. Autor muy poco crítico con sus fuentes, que toma no solo de las informaciones de otros autores sino también y lo más importante, de su propia experiencia extraída de los viajes por el Bósforo, Asia, Chipre y la Magna Grecia. Fue él mismo fuente para autores posteriores y que destaca por su búsqueda de imparcialidad, si bien, su enfoque es algo heroico.

Tucídides, hombre refinado y de gran cultura, es un historiador científico, pues persigue dar explicación a los hechos ocurridos, desde un punto de vista humano, en el que huye de las mitificaciones. Su obra es Historia de la guerra del Peloponeso.

Jenofonte, conocido con el sobrenombre de “la abeja ática”, por su estilo fluido y encanto artístico, es el representante de la historia documental, narrada por los propios protagonistas, como en la Anábasis, su principal obra (no la única, pues es también autor de La Cirpedia y la Vida de Agesilao, dentro del género histórico)

– La novela: Género creado al final de la época helenística, con carácter de evasión para lectores a los que se les mantiene atentos a través de las aventuras y los elementos eróticos, dentro de una estructura abierta en la que se engarzan los sucesos de los protagonistas; este género, también conocido como “novela bizantina”, tiene como antecedentes los poemas épicos homéricos así como Las argonáuticas (narran el amor de Medea y Jasón y las aventuras que éstos han de superar), Ifigenia en Táuride , y Helena de Eurípides.

El texto más antiguo de este género posiblemente sea Nino y Semiramis , de carácter erótico, inspirador de autores medievales como Chaucer y Bocaccio, pero destacan también Dafnis y Cloe de Longo, sobre el descubrimiento del amor en dos adolescentes de Lesbos, Quereas y Calírroe de Caritón de Afrodisias, Las babilónicas de Yámbico, Leucipia y Cletifonte de Aquiles Tacio y Las Etiópicas de Heliodoro de Emesa, del siglo III o IV d. C., algunas de ellas inspiradoras de la novela renacentista (de caballerías, bizantina y amorosa del siglo XV)

– La oratoria, junto a la retórica es objeto de estudio en el siglo V a.C. a través de manuales teóricos denominados Ars retórica y de modelos prácticos en los que se realizan discursos ficticios como en Defensa de Palamedes y Elogio de Helena, ambos de Gorgias.

Este género se cultivó en muchos de los campos del saber, pero en su desarrollo literario está relacionado básicamente con la política, llegando incluso a existir profesionales del discurso político (su redacción). La decadencia del género llega con pérdida de las libertades políticas en la época helenística.

e La filosofía. En principio la reflexión filosófica aparece en todo tipo de géneros, así podemos mencionar los poemas en hexámetros de Jenófanes, Parménides y Empédocles, el relato de Hesíodo en La Teogonía como representante más conocido de las cosmogonías, y las obras sofistas en torno al siglo V a.C, pero con el paso del tiempo la reflexión se independizará de las formas literarias y tomará formas propias basadas en la dialéctica introducida por Sócrates, que no escribió nada pero propuso un nuevo método, cultivado por Platón de forma tanto breve (Laques, Lisis ), como extensa (Gorgias , Protágoras, El banquete , Fedón ) e incluso en formas en las que se abandona toda similitud con el género dramático para profundizar en la simple reflexión filosófica como en La república , Las leyes, Parménides y El sofista .

El tercero de los grandes filósofos griegos es Aristóteles, autor de multitud de tratados filosóficos que han servido de modelo a lo largo de la historia hasta la actualidad.

===Literatura romana===

Los primeros autores romanos, como Cicerón, escribieron en griego, considerada lengua de cultura, de manera que únicamente los autores de provincias utilizaron el latín como vehículo literario, por ello puede afirmarse que tanto la lengua como la literatura son herederas indirecta de la griega, a través de Alejandría a partir del siglo IV a. C., pero no debemos olvidar las aportaciones propias del enfoque latino, basadas en el apego al hogar, a la tierra y a los lares o sepulcros familiares, que caracteriza todas las manifestaciones artísticas a través de:

• Enfoque primordialmente práctico (realista)

• Interés por la administración y la organización en beneficio del Estado (en torno al que incluso organizaron la religión)

• Desarrollo de dotes de observación y facultades descriptivas.

• Lírica en tono intimista y realista, sobre temas domésticos (El campo, la casa, la familia)

• Panteón divino resultado del eclecticismo, pues toman dioses de otras culturas junto a otros propios, mayoritariamente de fisonomía poco o mal definida.

• Apego por la naturaleza y los lugares en los que el agua es un elemento indispensable (fuentes, lagos, montañas)

• La transmisión oral juega un papel muy importante en el desarrollo literario, al menos hasta que la religión desarrolla la necesidad de fijar los textos por escrito.

• Destaca el gran sentido del ritmo incluso en la prosa.

Los géneros cultivados son los mismos que en la antigua Grecia, si bien, difieren en el orden en que fueron cultivados.

• La Poesía

o Épica o narrativa.

Surge como imitación a los textos alejandrinos, entre los que destacan Las argonáuticas de Apolonio de Rodas, y sigue dos tendencias diferenciadas, la primera basada en la tradición épica alejandrina y la segunda ocupada en desarrollar la tradición guerrera y patriótica de Roma.

Los autores más destacados serán Livio Andrónico, conocido por su traducción de La Odisea en versos saturninos, Gneo Nevio, creador de la epopeya nacional latina con su obra Bellum Punicum, que es también el primer poema épico histórico cuyo tema surge de la actualidad en que fue redactado y no del pasado glorioso (a pesar de que se remonta a la leyenda de Eneas y Dido) y Ennio, quien en sus Annales describe el período legendario de Roma, según el modelo estilístico planteado por Homero, a través de hexámetros, verso que luego cultivará con gran maestría Virgilio, de quienes estos autores son precursores.

Virgilio (70 a. C.-19 a. C.), autor destacado de la época imperial romana, cultivador del género bucólico en las Églogas , compuestas a imitación de Teócrito, y del género didáctico en las Geórgicas , con las que pretendía contribuir al interés político por el retorno a la vida agrícola, pero conocido principalmente por el más importante poema épico de Occidente, La Eneida, el cual respondía también a un plan político, el de la restauración moral y cívica del Imperio además de la búsqueda de orígenes divinos (tal como los griegos habían hecho en sus obras) en el pasado remoto y glorioso y el planteamiento de un héroe de la colectividad, y no individual, como habían sido hasta entonces los héroes griegos.

Este autor introdujo también sentimientos nuevos en la literatura romana, como el aprecio por la naturaleza, la piedad ante las desgracias humanas, y por los desfavorecidos, por lo que se le ha considerado el poeta del corazón y de la melancolía.

Tras Virgilio se produjo un renacimiento artificial de la epopeya en Roma, cultivada por autores como Estacio (40 –96) que escribía poemas por encargo para ensalzar grandes familias o efemérides, que se recogieron bajo el título de Silvas ; también escribió un poema de corte virgiliana, denominada La Tebaida , sobre la lucha de los hijos de Edipo por el poder en Tebas.

Otro de los poetas épicos posteriores a Virgilio es Lucano (39-65) que cultivó la epopeya de corte patriótico en la que lo mítico queda sustituido por lo histórico, casi contemporáneo, como en La Farsalia . El éxito logrado por este autor en las lecturas públicas despertó la envidia de Nerón, que le forzó al silencio y más tarde al suicidio.

o Lírica.

Género cultivado por un círculo de eruditos, de manera que en muy pocas ocasiones llegó al gran público, entre sus autores más destacados aparecen:

Cátulo (87-52 a. C.) Poeta veronés del que se conservan piezas muy variadas, algunas en forma de epigrama donde satiriza de forma muy agresiva a sus adversarios políticos y literarios, y otras de carácter amoroso e incluso obsceno (dentro de la tradición de Safo) de gran belleza en la que parece relatar, a modo de diario, sus relaciones con Lesbia. Elaboró también poemas más extensos e intimistas, como el Himno a Diana, de carácter semirreligioso, Atis , La cabellera de Berenice o Las bodas de Tetis y Peleo , en los que incorpora elementos alejandrinos, preciosismo, erudición y cuidado por la forma. Este autor fue el precursor de Horacio y de los poetas elegíacos del siglo de Augusto.

Tíbulo (50-19 a. C.) es uno de los autores que recibe influencia de Cátulo (en poesía amorosa) y de Virgilio (poesía pastoril) durante la época de Augusto. Su poesía es delicada y sensible en la expresión del amor por el campo y la vida pastoril y en la ternura de su amor por Delia. Propercio (47-15 a. C.) es uno de los autores del proyecto de Augusto y Mecenas por crear una poesía nacional y patriótica, pero también cultivó la poesía amorosa, de tono atormentado y pasional en la que se relacionan amor y muerte.

Ovidio (43 a. C. – 17 d. C.) es autor de poesía erótica, elegías personales y grandes poemas. Entre los poemas eróticos, con cierta carga paródica, cabe mencionar Amores , en elegías dedicadas a Corina, en las que se encuentran influencias alejandrinas y de la retórica latina, pero sus obras más destacadas son los grandes poemas Ars amandi, divertidísimo y liviano compendio de arte amatorio y de consejos para la seducción y la conquista amorosas que fue canónico durante toda la Edad Media, y las Metamorfosis, ingente enciclopedia de leyendas mitológicas en forma épica en la que, además supo caracterizar psicológicamente a los grandes personajes y dotarlos de carácter propio. pero también merecen mención las Heroidas , cartas imaginarias escritas por diversas heroínas a sus amados, empleando para ello las técnicas de persuasión marcadas por las escuelas de retórica. Dentro del grupo de elegías personajes, destacan las Tristes, donde cuenta las amarguras del destierro, y las Pónticas .

Horacio (65-8 a. C.) incorporado por Mecenas al círculo erudito de Augusto, es autor de Epodos donde cultiva la poesía viril y severa de Arquíloco, que reivindica atacando furibunda y violentamente a los poetastros y los nuevos ricos de su tiempo, augurando el peor de los destinos para Roma. Conocidísimo es el épodo que empieza “Beatus ille…”, (tópico). Las Sátiras componen un amable y detallado cuadro de la vida cotidiana en Roma, de los debates, la gastronomía, las costumbres, en un tono coloquial cercano a la prosa.

Las Odas , donde intenta adaptar la poesía griega al gusto latino, están escritas con amigable ironía y profunda filosofía y recogen las preocupaciones y los placeres del campo y los afanes de las gentes, viejos temas transfigurados por el verso horaciano que dan lugar a tópicos famosísimos como el carpe diem. La esencia de su poesía es la capacidad de convertir en arte lo cotidiano. Por último, las Epístolas , entre las que destaca la Epístola a los Pisones o Arte poética , por ser, con la Aristóteles, la poética más leída y más influyente en la historia del pensamiento literario occidental. Disfrutó del favor de la alta sociedad romana, por lo que se le consideró poeta oficial y dinástico de Augusto, quien le encargó un himno oficial, el Carmen seculare en honor a Apolo y Diana.

• La Prosa

o Didáctica: Historiografía, Filosofía, Oratoria y Ciencia Los historiadores romanos de la primera época son conocidos por el nombre genérico de “analistas”, siendo el más destacado de todos ellos Fabio Píctor, contemporáneo de la segunda Guerra Púnica. En este período se recurrió con bastante frecuencia al falseamiento de documentos como base para crear la historia patria, puesto que su labor tiene una clara finalidad política y de control.

El cultivo de los anales como texto histórico se abandona a medida que el nivel cultural romano se va elevando (influido por el helenismo, desde la época de Sila) y pronto serán sustituidos por los Comentarios en los que Cayo Julio César (100 a.C. – 44 a.C) es autor destacado y ejemplo de prosa clásica con sus Comentarios acerca de la guerra de las Galias , en la que, además de una labor historiográfica de primer orden, muestra las costumbres e instituciones de los pueblos con los que entra en contacto, ofrece importantes datos geográficos, etnográficos y folklóricos; y por Comentarios acerca de la Guerra Civil escrita tras su victoria sobre Pompeyo.

César es un historiador subjetivo, que narra los hechos según sus intereses políticos, aunque ni siquiera este detalle empaña el valor histórico de sus textos, mientras que literariamente es un narrador de estilo claro y directo, a través de un lenguaje depurado como nunca hasta entonces, por lo que se le considera uno de los grandes autores latinos.

El historiador Salustio Crispo (86 a. C. –35 a. C.), coetáneo de César, es autor de La conjuración de Catilina y la Guerra de Yugurta, textos en los que demuestra haber recibido una gran influencia de los historiadores griegos, y en concreto de Tucídides, aunque destaca sobre todo por la novedad con la que enfoca los hechos, en los que casi no  reconoce la acción de los dioses sino la del ánimo o voluntad humana, planteando un prototipo nuevo de hombre en la historia, en el que la virtus es el valor más importante, por ello destaca su intento de análisis psicológico de los individuos protagonistas de la historia y un meritorio esfuerzo por ser un narrador imparcial.

En la época imperial, destaca Tito Livio (59 a.C- 17 d.C.) que, con sus 142 libros de historia interior y exterior de Roma, conocidos con el título de Ab urbe condita , y de los cuales sólo se conservan 35, pretende contribuir al movimiento promovido por Augusto para la restauración moral y cívica del imperio. Su Historia de Roma debe considerarse un texto literario más que historiográfico, si bien, pone de relieve el valor práctico de este tipo de prosa, como vehículo de propaganda y contribución a la política del gobierno o de aquellos que detentan el poder. Su estilo es un híbrido entre Cicerón y Virgilio, semejante al del griego Heródoto por su fluidez y ritmo sosegado.

P. Cornelio Tácito (55-120), el último de los grandes historiadores de la época imperial, se propuso con sus obras La vida de Agrícola , La germania , Las Historias y Los anales narrar la evolución de sistema político de principado organizado por Augusto, a al vez que exaltaba el poder de los “príncipes” frente a la progresiva desaparición de la vida política del senado romano.

Para su amplia labor historiográfica, en la que demuestra un profundo interés por la exactitud y fidelidad históricas, se sirve de un sinfín de documentos en los que se recogía la vida política del momento, como las actas senatoriales, los comunicados del emperador y los anuncios oficiales que se archivaban para conservar, además de las memorias de personajes, los panfletos e incluso los testimonios directos, que criba y clasifica antes de emplear como fuentes, desde la imparcialidad, con gran penetración psicológica que le permite exponer los móviles humanos para la acción histórica. Su estilo es distinto a lo visto hasta la fecha, plagado de arcaísmos y neologismos por igual, poético, y conciso hasta el

extremo.

Otros historiógrafos menos destacados son el biógrafo Cornelio Nepote y el más superficial Suetonio, el autor de resúmenes Veleyo Patérculo, el compilador de anécdotas Valerio Máximo, autores de historia novelada como Quinto Curcio.

Roma no destacó por su producción filosófica, aunque su prosa está plagada de ideas filosóficas, en su mayoría tomadas de la filosofía griega, desde la época de la Magna Grecia, aun así puede destacarse algún nombre como el del cordobés Séneca (1 a. C.-65 d. C.), autor de Consolaciones donde, en forma epistolar de condolencia formula consideraciones acerca de la fragilidad de la vida y la inmortalidad del alma, pero también de tratados como De tranquilitate animi, sobre la paz espiritual, De vita beata , que en tono estoico trata sobre la felicidad y se muestra en contra de la doctrina del placer atribuida a Epicuro, De beneficis , De clementia o Quaestiones naturales, ésta sobre el conocimiento de los fenómenos naturales, la perfección moral y la existencia de la Providencia divina.

En las Epistolas a Lucio muestra las costumbres relajadas de la época y las múltiples formas de perder el tiempo, y defiende la dignidad de la persona humana,  entonces impensable, desde los planteamientos morales estoicos. Su análisis en torno a la necesidad de conciliar los problemas metafísicos con el instinto moral del hombre le llevaron a ser considerado un precursor del cristianismo.

En Oratoria, aunque también como filósofo, destaca Marco Tulio Cicerón (106 a. C.- 43 a. C.), autor de discursos forenses en los que demuestra su profundo conocimiento del derecho civil (Verrinas, Pro sulla , Pro Murena, Pro Archia poeta ), discursos políticos en favor de Pompeyo (De imperio Cn. Pompeii ), consulares (Catilinarias ), en contra de Catilina, para recuperar bienes o denunciando a Marco Antonio (Filípicas ), y tratados retóricos como el De oratore, sobre la formación del orador, el Brutus, en el que historia la elocuencia romana y el Orator en el que realiza un retrato del orador ideal (como no, su autorretrato), De óptimo genere oratorum y las Partitiones oratoriae .

Su estilo es variado y brillante, con ritmo, cadencia y armonía sorprendentes, que persiguen la instrucción, el agrado y conmover a quien le escucha, de manera que su prestigio fue tal que incluso Quintiliano (siglo II d. C.) pretendió volver a su estilo como modelo de pureza oratoria y en el Renacimiento se le propuso como canon.

Como autor filosófico dejó De republica , único libro de filosofía política romana, que no gozó del favor del poder, al tratar sobre la libertad en durante una etapa de despotismo de Augusto, pero también Definición del bien y del mal, donde expone las ideas epicúreas, estoicas y neoacadémicas sobre el bien supremo, de forma ecléctica; Cuestiones tusculanas , que defienden la inmortalidad del alma y sitúa el fundamento de la felicidad en la virtud; Sobre los deberes , de inspiración estoica, plantea el conflicto entre la utilidad y la honradez, concluyendo que hay que sacrificar el interés personal ante la ley natural, el interés del Estado y de la sociedad.

Realiza un resumen sobre las teorías filosóficas griegas en torno a la existencia, origen y actividad de los dioses en Sobre la naturaleza de los dioses y en Acerca de la adivinación, mientras en De fato expone las teorías estoicas con respecto al destino.

En general este autor es un transmisor de los valores de la cultura griega a Occidente a través de su latinización, así como el creador del lenguaje filosófico y científico que todavía hoy es la base de la ciencia occidental.

A partir de estos planteamientos se desarrolló un cierto enciclopedismo en Roma, de la mano de autores como Lucrecio (98 a. C.- 55 a. C.), autor de Sobre la naturaleza , en el que expone la física epicúrea con intención moral; M. Terencio Varrón (126-27) del que sólo se conserva completo el tratado De agricultura, sobre cuyo tema ya había escrito con anterioridad Catón el Censor (234 a.C.-149 a.C.), aunque el texto más completo y preciso sobre este aspecto sea del hispano Columela (S. I. d.C.); Plinio el Viejo (23- 79), autor de numerosos tratados, destaca por el conservado Historia Natural, donde ofrece un estudio global con un estilo desigual pero gran riqueza léxica; por otra parte, su sobrino, Plinio el Joven (61-113) es conocido por su correspondencia tanto oficial (a un amplio abanico de personalidades, por tanto con gran valor histórico) como no oficial (en las que describe diferentes aspectos de la sociedad de su época), destacando en todos estos textos un estilo sencillo y cuidado, por último, el hispano (de Calahorra) Quintiliano (30-95) fue un prestigioso retor en la misma ciudad de Roma, en la que abrió escuela y donde publicó el tratado De institutione oratoria.

o Narrativa o novela.

En este género destacan Petronio y Apuleyo. Al primero se le atribuye el Satiricón , extensa novela de carácter picaresco y de aventuras, de la que conservamos únicamente algunos fragmentos en los que destaca la fina ironía y la sensibilidad para describir las costumbres de la sociedad en la época de Nerón.

La fama del segundo se fundamenta en la novela Las Metamorfosis, también conocida por el título El asno de oro, en el que se inserta el cuento Amor y Psiquis . En esta obra se nos muestra la sociedad decadente, desde un punto de vista decadente.

• Teatro

El origen del teatro en Roma se sitúa en el mimo y las variedades, y sólo tras el contacto cultural con la Magna Grecia se instituye la comedia latina en la que los escritores latinos reprodujeron la tragedia y la Comedia Nueva griega, tomando las estructura, los personajes y la acción de obras de autores famosos, si bien, también compusieron obras sobre personajes y asuntos romanos.

o Tragedia

En ella distinguían las de asunto griego, denominadas fabula cothurnata en alusión al coturno, y la de asunto romano fabula praetexta , por la toga de los magistrados, que comenzaron a cultivarse a partir de Nevio.

o Comedia

Se distinguen, como en la tragedia, las de asunto griego (denominadas Fabula palliata, pues os personajes griegos vestían el pallium o manto típico) y las de asunto romano (denominadas fabula togata por usar los personajes el manto típico romano, la toga) que en definitiva no son más que una adaptación de la comedia nueva griega, a la que el gusto romano añade el elemento musical.

En este género destacan Plauto (245-184 a. C.) y Terencio (190-159 a. C.), el primero produjo numerosas fabulas palliata, en las que introdujo temas y personajes locales, más allá de la mera imitación, además de aparecer él mismo en la obra e incluso interrumpirla para dirigirse al público. Sus obras retratan, sin ningún interés moralizador, la clase media ociosa, en la que podían distinguirse personajes de la actualidad, decadentes y despreciables, caracterizados por una verborrea inundada de chistes, juegos de palabras y expresiones callejeras, que suponen una sarcástica crítica negativa. Sus obras más conocidas son El anfitrión , Aulularia, y La olla. 

El segundo de los autores citados, esclavo africano muy pronto iniciado en la literatura griega, de la que pretendía imitar el equilibrio escénico y la agudeza psicológica, se caracteriza por una mayor reflexividad y fineza en sus textos (elimina gran parte de la vis cómica y musical, así como los juegos de palabras y las groserías), más ciudadanos y sentimentales, de mayor profundidad psicológica y con un lenguaje más culto y refinado, acorde con el tipo de público al que pretendía dirigirse. Obras suyas son Hecycra , Heautotimoroumenos y Los Adelfos.

Tanto uno como otro autor fueron fuente inagotable de asuntos y estilo para autores europeos de todas las épocas como Shakespeare, Cervantes o Moliere, entre otros, además debe mencionarse la innegable influencia de Terencio en La Celestina.

Al terminar la Edad Antigua, la literatura romana se transforma en cristiana, siendo el cristianismo el mayor conservador de este tipo de literatura, cuyas mayores pérdidas se produjeron durante la Antigüedad Tardía (transición entre la Antigüedad y la Edad Media) con la destrucción y disgregación de muchas bibliotecas en las continuas invasiones de los pueblos “bárbaros”; las obras que sobrevivieron al cristianismo, nunca fueron olvidadas del todo, pues el florecimiento de la Patrística en el siglo IV, y el cambio del uso del rollo de papiro al del códice de pergamino,permitieron la revisión los clásicos, siendo conservados los textos por su utilidad como manuales científicos o filosóficos.

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