Icono del sitio Oposinet

Tema 47 – La lirica renacentista

LA LÍRICA RENACENTISTA. LAS FORMAS Y EL ESPÍRITU ITALIANOS EN LA POESÍA ESPAÑOLA. GARCILASO DE LA VEGA.

1. Historia y literatura en la primera mitad del siglo XVI

2. La lírica renacentista

2.1. Momento clave

2.2. La lírica tradicionalista

2.3. La lírica italianizante

3. Garcilaso de la Vega y Juan Boscán

3.1 Juan Boscán

3.2 Garcilaso de la Vega

4. La escuela garcilasista

4.1 Primera mitad del siglo

Diego Hurtado de Mendoza

Gutierre de Cetina

Francisco Sá de Miranda

4.2 Segunda mitad del siglo

Hernando de Acuña

Otros poetas italianizantes

4.3 Influencia sobre otros autores

==HISTORIA Y LITERATURA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI==

Cronológicamente suelen señalarse dos períodos en la evolución del Renacimiento Español, la primera se sitúa aproximadamente en la primera mitad del siglo XVI, y corresponde al reinado de Carlos I, que acumula bajo su cetro la unificada península ibérica así como los territorios de Flandes y del Nuevo Continente (de la corona de Castilla) y Borgoña (de sus abuelos paternos) Esta primera etapa se caracteriza por su orientación europea, y el desarrollo cultural a través de la recepción de influencias italianas (previas a su reinado, pues comenzaron a partir de la llegada a la corte castellana de Pedro Mártir de Anglería y Lucio Marineo Sículo, bajo el auspicio de la reina Isabel I de Castilla), así como la difusión de las ideas erasmistas-humanistas. En literatura se cultivarán formas y temas nuevos de inspiración italiana (en concreto petrarquista y bucólica) destacando por su maestría Garcilaso de la La segunda etapa, correspondiente al reinado de Felipe II y a la segunda mitad del siglo XVI aproximadamente, se caracteriza por el total cierre a las influencias externas, para protegerse de las ideas protestantes, y la Contrarreforma que otorga un profundo signo católico y nacionalista a las manifestaciones culturales, entre las que destacarán las de tema religioso, con autores como Fray Luis de León, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

Este tema se centra en el estudio de la literatura perteneciente a la primera mitad del siglo XVI (Reinado de Carlos I), consecuencia cultural de la unificación política bajo los Reyes Católicos y de su plan de Hegemonía Europea, culminado por la coronación del monarca como emperador del Sacro Imperio con el nombre de Carlos V.

La estabilidad política interna y externa permite el desarrollo cultural, para el que se habían puesto las bases en el Prerrenacimiento (finales del siglo XV), con la acogida en la corona castellana de algunos eruditos italianos y bizantinos (huidos de la caída de Constantinopla en manos musulmanas), pero también con el traslado de estudiosos castellanos, como Elio Antonio de Nebrija (o Nebrixa), que pasará a la historia como el redactor de la primera gramática para el estudio de una lengua moderna (la lengua castellana); y otros muchos, a las cortes y universidades italianas, de donde regresarán con un nuevo modelo cultural, basado en el retorno a la cultura clásica griega y latina y en el cambio de enfoque, del teocentrismo medieval al humanismo. En literatura introducirán nuevos temas y metros, así como nuevos modelos de relación en la expresión amorosa, basada todavía en el Amor Cortés, pero depurado hasta el Neoplatonismo.

Aunque la influencia cultural italiana no llegó a Castilla hasta el siglo XVI, la corona Catalano- Aragonesa ya la conocía a través de los territorios napolitanos en el siglo XV, y de ella la tomaron algunos eruditos castellanos como el Marqués de Santillana (Iñigo López de Mendoza) que realizó el primer intento de adaptación de la métrica italiana o de composición “al itálico modo” en los Sonetos fechos al itálico modo que no lograron crear escuela.

A pesar de las influencias externas, el Renacimiento español no será un calco fiel del italiano, como parece según lo planteado hasta aquí, sino que tendrá rasgos propios, debidos a las particularidades políticas como es el hecho de que Castilla tuviera bajo su corona los territorios de Flandes, Borgoña y América y que Aragón poseyera una importante tradición de influencia políticocultural de los reinos y cortes del sur de Francia y de Nápoles y Neopatria (Sicilia y Atenas) Desde Flandes y Borgoña nos llegan las influencias erasmistas en torno a religiosidad interior, convirtiendo nuestro Renacimiento en un movimiento cultural cristiano, frente al Alemán (si es que puede considerarse su existencia) y al Italiano, que pueden calificarse de “paganos”, interesados únicamente por un regreso a las fuentes artísticas clásicas. La influencia nos llegará a través de las teorías de Erasmo de Rótterdam, invitado por el Cardenal Cisneros (figura clave del siglo) en 1517 (pero que nunca nos visitó) estudiadas y aplicadas por Juan de Valdés y Juan Luis Vives.

Esta diversidad de influencias tanto en la procedencia como en el tiempo provocan que el Renacimiento español, sea una difícil mezcla entre lo medieval y lo antiguo En cuanto al ideal de hombre renacentista, se presenta al cortesano, hábil tanto con la espada como con la pluma, como ejemplo a seguir, sustituyendo al hombre de fe y de letras (monjes medievales) o al hombre de armas (Noble o Caballero)

==LA LÍRICA RENACENTISTA==

===Momento clave===

El género literario más cultivado en la época es la lírica, renovada a través de las influencias italianas, pero que en ningún momento es entendida como algo diferente de lo cultivado hasta la fecha, sino como una evolución provocada por los nuevos rasgos aportados, propios de la poesía italiana, que compartía con la española el origen: la tradición provenzal (amor cortés); A lo largo del siglo se mantendrán algunos rasgos de la poesía castellana, como el conceptismo, que volveremos a encontrar en la artificiosidad de la lírica barroca.

Durante la primera mitad del siglo seguirán conviviendo el cultivo de lírica popular e italianizante que arranca del encuentro de Juan Boscán y el embajador de Venecia (Andrea Navagiero) en las tornabodas del rey Carlos I, con Isabel de Portugal, en Granada (1526), tal como el propio Boscán lo cuenta en su carta prólogo a la Duquesa de Soma; a partir de este momento Boscán y Garcilaso de la Vega lograrán perfeccionar la lírica castellana de tipo italianizante.

===LÍRICA TRADICIONAL===

.Supone la tradición continuadora de la literatura cultivada en los cancioneros castellanos del siglo XV y principios del XVI, pero debe clasificarse en diferentes tendencias o corrientes, si bien todas ellas tienen en común el uso de metros cortos, preferente octosílabos:

Lírica popular, que sigue cultivándose fiel a la tradición procedente de la Edad Media, transmitida de forma oral, basada en el ritmo y el baile, con temas propios de la vida cotidiana, pero también, y como novedad, cultivada por algún autor cortesano como Juan Vásquez en Recopilación de sonetos y villancicos de 1559.

Romancero. Se siguen propagando los romances preexistentes, anónimos y basados en la tradición oral, los cuales vuelven a captar el interés general al ser recogidos por primera vez en colecciones escritas, y al inspirar a autores conocidos la elaboración de otros romances, que formarán el “romancero nuevo”.

Lírica culta. Aunque la nueva tendencia italianizante, practicada por Garcilaso y Boscán fue rápidamente aceptada e imitada por los poetas del círculo de la Corte, algunos se mantuvieron fieles a los metros castellanos (octosílabo y dodecasílabo) y temas cultivados en el siglo XV por autores como Juan de Mena y Jorge Manrique (amor/ didáctica-moral), bien por causa política (nacionalismo) o bien por apego a la tradición lírica clásica hispana, cultivada hasta entonces, entre los más destacados, debemos señalar a Cristóbal de Castillejo, fiero detractor de la poesía italianizante en Contra los que dejan los versos castellanos y siguen los italianos, quien, como otros, señalaba que las innovaciones aportadas por los poetas italianizantes no eran tales, puesto que el endecasílabo ya se había cultivado en la poesía castellana del siglo XV (Marqués de Santillana, Juan de Mena y Francisco Imperial entre los autores más destacados en hacerlo) Lírica de cancionero o cancioneril, que fue una de las manifestaciones más destacadas en la corte de los Reyes Católicos, hasta tal punto que llegó a influir en la poesía italianizante española.

Esta tendencia lírica, en sus tres manifestaciones, es, según los más recientes estudios, una manifestación hispana del arte renacentista. Sus más destacados representantes son:

Cristóbal de Castillejo. Poeta en la corte de los Reyes Católicos hasta que profesó como fraile cisterciense en Santa María de Valdeiglesias, monasterio del que salió para ser secretario de Fernando de Bohemia, lo cual le permitió viajar por toda Europa y establecerse en la corte vienesa, donde murió en 1550. La mayoría de sus obras fueron publicadas de forma póstuma en 1573, momento en que se realizó la clasificación siguiente de las mismas:

Obras morales y de devoción: como Diálogo entre la memoria y el olvido de tema filosófico, en la que demuestra el conocimiento de la filosofía renacentista, aunque sigue fiel a los planteamientos escolásticos medievales. Dentro de esta etapa se incluye también el Diálogo y discurso de la vida de corte.

Obras de conversación y pasatiempo como el Diálogo entre el autor y su pluma , última obra de un largo ciclo de obras de debate en torno a este mismo tema.

Obras de amor, en su mayoría coplas dedicadas a diversas mujeres, todavía dentro del estilo de la poesía cancioneril. Entre las mujeres aludidas, destaca por la frecuencia de alusiones Anna von Schaumburg, su amada.

Dentro de este apartado destacan por su importancia el Diálogo de las condiciones de las mujeres , sátira misógina en la línea de las compuestas por el Arcipreste de Talavera o Torrelles, aunque no tan dura como éstas; y el Sermón de amores , obra sobre la relajación de las costumbres conventuales y la parodia amorosa entre el clero, dentro de la tradición goliárdica ya cultivada desde el siglo XII. Estas dos últimas obras son las únicas que fueron publicadas en vida de su autor.

Su obra más interesante para el estudio de este tema es la ya citada Reprensión contra los poetas españoles que escriben en verso italiano, en la cual muestra su posición frente a la influencia italianizante, y nos aclara su valor y significado en el momento de producirse. A pesar de satirizar a los autores influidos por los Stil Nuovisti, sus obras en prosa demuestran la influencia de los clásicos greco-latinos, más concretamente de las fábulas ovidianas sobre las que compuso la Fábula de Acteón, traducida de Ovidio, moralizada, la Historia de Príamo y Tisbe, traducida de Ovidio, y el Canto de Polifemo.

En conclusión, este autor, más que un fiero detractor de la poesía renacentista supone una etapa intermedia entre la lírica castellana del siglo XV y la del XVI, mostrando una forma de literatura renacentista autóctona caracterizada por el profundo nacionalismo lingüístico, el uso del refrán y el coloquio y la inserción del cuento folklórico y tradicional.

Gregorio Silvestre Rodríguez de Mesa, Organista de Granada conocido tanto por su destreza musical como por su maestría literaria dentro de la corriente lírica tradicional en la que tomaba como referencia a su admirado Garci-Sánchez de Badajoz; si bien, se relación estrechamente con autores influidos por la lírica italiana.

Su obra más destacada, por el dominio del verso, son las 11 composiciones agrupadas bajo el título de Lamentaciones de Amor, en las que narra un proceso amoroso, pero no es la única, también son conocidas sus glosas, algunas de ellas a lo divino; cinco sátiras, siendo las más interesantes la Visita de Amor , donde se burla de los distintos tipos de amadores y de los que siguen la moda de los Stil Nuovisti, empleando un lenguaje que no entienden ni los propios poetas ni nadie, y la Residencia de Amor , donde menciona a Luis Barahona de Soto dentro de la sátira contra los poetas italianizantes; y algunos poemas mitológicos entre los que pueden señalarse la Fábula de Dafne y Apolo , y la Fábula de Príamo y Tisbe; varios tratados alegóricos y moralizantes y dos alegorías.

Su poesía amorosa comparte la tendencia cortesana-cancioneril (de introspección del sentimiento y de conceptismo) y la italianizante (de melancolía causada por el sentimiento amoroso y de idealización y descripción tópica de la amada) y es cultivada tanto en metros tradicionales como en italianizantes, con gran perfección formal, aunque con poca calidad de contenido, en el que todavía se mantiene fiel a la técnica cortesana.

===Lírica italianizante===

Supone la renovación aportada por la influencia italiana que toma como modelos a Petrarca, Dante, Sannazaro y Ariosto, en un primer momento, para después plantear también como modelos a los clásicos griegos y latinos (Virgilio, Horacio, Ovidio), pero también se basa en el estilo tomado desde la tradición provenzal por el último de los trovadores catalanes (en el siglo XV) Ausiàs March.

Se caracteriza por el uso de metros como el endecasílabo, más extenso que los regularmente empleados en lengua castellana y de estrofas como el soneto, pero no por ello dejarán de cultivar el octosílabo. Si bien, el planteamiento de los poetas defensores de la lírica castellana es cierto en lo referente al endecasílabo (al que además consideraban casi prosa, por su “poca musicalidad”), también es verdad que el cultivo de este metro por parte de dichos autores fue algo bastante accidental y poco exitoso (Marqués de Santillana Sonetos fechos al itálico modo) al no lograr la musicalidad característica de este verso italiano.

El endecasílabo italiano adoptado en España es un verso acentuado en la sexta y la décima sílaba, y con posibilidad de tener un acento más en la cuarta o la octava; junto a este también se cultivó el heptasílabo, que había desaparecido de la métrica castellana desde el abandono del alejandrino. En cuanto a las estrofas, la copla de arte mayor, estrofa más frecuente de la poesía del siglo XV será desbancada por el soneto (como ya se ha señalado), pero también se cultivarán tercetos, canciones, silvas y liras, estas dos últimas combinando endecasílabos y heptasílabos.

Endecasílabo Acentuación

Enfático 1ª, 6ª y 10ª

Heroico 2ª, 6ª, 10ª

Melódico 3ª, 6ª, 10ª

Sáfico 4ª, 6ª u 8ª, 10ª

De gaita gallega (Pronto dejó de cultivarse en el Renacimiento, pero se ha cultivado en épocas más recientes de nuestra literatura)

(1ª), 4ª, 7ª, 10ª

Los géneros más cultivados por los seguidores del “Stil Nuovo” serán los clásicos greco-latinos:

Églogas, Elegías, Odas y Epístolas, en los que tratarán tres temas básicos: El amor, la naturaleza y los mitos grecolatinos.

El amor es un tema profundamente influido por la poesía de Petrarca, en quien este sentimiento es un anhelo insatisfecho que puede provocar melancolía o un conflicto doloroso entre razón y sentidos, pero también relacionado con la filosofía platónica a través de Marsilio Ficino, León Hebreo, autor de Diálogos de Amor , Baltasar de Castiglione, autor de El Cortesano (Il Cortegiano) y la poesía trovadoresca de Ausiàs March, último de los trovadores catalanes; para todos estos autores el amor provoca una idealización del objeto amado, de tal manera que su contemplación conduce al goce de la Idea suprema (Divinidad) puesto que la perfección del objeto amado (beatitud, belleza) se debe a su creador. En cualquier caso el tema amoroso permitía una introspección emocional que permitía el descubrimiento del individuo, clave en el humanismo.

La naturaleza, y en concreto el goce en su contemplación es también un tema tomado de Petrarca, quien la considera, en su perfección y equilibrio ficticios (no se trata de una descripción realista de la naturaleza, sino de una idealización), el escenario perfecto para la expresión y contemplación del amor.

Debido a la importancia concedida al paisaje, se cultivará en el Renacimiento la poesía pastoril, en églogas, principalmente, a imitación de las virgilianas y horacianas, directamente o a través del poeta italiano Sannazaro, autor de La Arcadia .

La Metamorfosis de Ovidio sirve como base para el cultivo de los mitos grecolatinos como tema o como recurso literario, o incluso como símbolo de las fuerzas de la naturaleza.

Estilísticamente estamos ante una poesía preocupada profundamente por la belleza formal, que deseaban alcanzar para equipararse a los autores grecolatinos y a los “Stil Nuovisti” como Petrarca, pero dicha belleza, muy elaborada, debe transfundir también naturalidad, elegancia, sencillez y equilibrio, lo cual supera con creces las pretensiones de la lírica cancioneril, dedicada únicamente al disfrute literario en las cortes.

No todo era perfecto en esta nueva lírica, se caracterizaba por un alto nivel de monotonía e insinceridad debidos al uso repetitivo de tópicos petrarquistas, además de por un ritmo más lento frente al propuesto por el octosílabo al que el oído ya estaba habituado, el cual se ajustaba perfectamente al estilo descriptivo de la poesía cancioneril y popular, mientras los nuevos temas requerían de mayor pausa, para la introspección y la recreación en la naturaleza, en el amor y en la divinidad. También destaca esta nueva lírica por la abundancia de figuras retóricas como la metáfora, que contribuían a la complejidad conceptual y a la más difícil comprensión de los textos.

==GARCILASO DE LA VEGA Y JUAN BOSCÁN==

===Juan Boscán===

Juan Boscán Almogáver es un humanista, formado en el entorno de Lucio Marineo Sículo (profesor de latín en la Universidad de Salamanca y en la Corte del Emperador Carlos I) miembro de la burguesía barcelonesa (circa 1490-1542) que destaca por su importante papel en el surgimiento y desarrollo de la poesía renacentista castellana, al introducir los temas, metros y modos de la poesía italianizante (sin abandonar el cultivo de composiciones tradicionales) pero también por ser el gran maestro y consejero literario de Garcilaso en sus innovaciones, con quien trabó amistad en la corte del monarca recién llegado Carlos I (de la misma edad que Garcilaso)

Pasó parte de su vida en Castilla, donde era asiduo a los círculos cortesanos, pero se esposó con la valenciana Ana Girón de Rebolledo, con la que se estableció en Barcelona, retirándose de la vida cortesana, y a quien dedicó los mejores y más tiernos versos amorosos.

Su obra lírica, publicada póstumamente en 1543 por su esposa, tal como había dejado preparada, dedicando en ello los últimos años de su vida, se estructura en cuatro libros:

– Primer libro: Tomo dedicado a las composiciones de metro y estilo tradicional, mostrando influencias claras de la poesía provenzal a través de Ausiàs March.

– Segundo libro: Contiene 92 sonetos, 10 canciones petrarquistas (en endecasílabos y heptasílabos), tercetos y octavas. Se trata de las composiciones de tipo italianizante, cuyos metros no logró asimilar totalmente,

pues sus endecasílabos son todavía excesivamente rígidos y su temática amorosa se mantiene todavía

más cerca del estilo de los últimos trovadores catalanes que de los Stil Nuovisti. Hay que señalar que sus mejores sonetos son reelaboraciones de Petrarca y March.

– Tercer libro: Reservado para las composiciones de mayor extensión como la Historia de Hero y Leandro, en verso libre, sobre un el original del clásico Museo; la alegórica Octava Rima, en parte, imitación directa de una obra de Pietro Bembo y la Epístola a Diego Hurtado de Mendoza escrita en tercetos, como contestación de una de éste, con la que introduce en la literatura española el cultivo de las epístolas de temática familiar, a imitación de las epístolas horacianas. En estos textos podemos descubrir sus mayores defectos, como la falta de elegancia y unidad y la tendencia a las divagaciones, pero a la vez su forma de vida aburguesada y su sentir sincero, que aportan algo de realismo a la idealizada y convencionalmente petrarquista vida renacentista.

– Cuarto libro: Contiene las obras de su amigo Garcilaso de la A parte de su obra lírica también se dedicó a las traducciones, entre las que destaca la del libro Il Cortegiano de Baltasar de Castiglione.

===Garcilaso de la Vega===

Vida.

Garcilaso de la Vega (Toledo 1501 o 1503- Brejus 1536) Hombre que ha encarnado el ideal de caballero renacentista en Castilla, al dominar de igual manera las letras (Su esmerada educación le permitía dominar el francés y el toscano además del latín y el griego) que las armas, al servicio del Emperador Carlos I, de quien fue nombrado muy joven (1520) miembro de su guardia. Será en la corte de este monarca donde entre en contacto con Juan Boscán, quien le guiará y aconsejará en los asuntos literarios.

En 1525 se casó con la noble doña Elena de Zúñiga, dama de la hermana del Emperador Carlos I, y se estableció en Toledo, un año después (1526) se encontrará en Granada con Juan Boscán para la celebración de las tornabodas del Emperador con doña Isabel de Portugal, allí entrará en contacto con el embajador de Venecia, Andrea Navaggiero, quien animará a ambos poetas cortesanos a seguir el estilo de los innovadores poetas italianos, pero también allí conoció a la que será inspiración para toda su poesía amorosa, Isabel de Freyre, dama portuguesa de Isabel de Portugal, desposada con Carlos I, de la que, al parecer, se enamoró apasionadamente, pero de la que no obtuvo nunca correspondencia en el sentimiento. La dama se casó pronto con Antonio de Fonseca y murió joven, dejando desolado al poeta, que le compondrá entonces sentidos versos.

Entre 1529 y 1530 pasará una temporada en Italia (Bolonia), con la corte castellana, allí perfeccionará su conocimiento de la lengua italiana y entrará en contacto con las nuevas formas de la lírica italiana; este no será su único viaje, también será confinado en una isla del Danubio en 1531 por desobediencia a una orden real (asistió a una boda prohibida por el Emperador), pero este confinamiento fue conmutado por el destierro en Nápoles, al poco tiempo, allí permanecerá hasta 1534, y se relacionará con humanistas y poetas, entre los que alcanzará fama de destacado poeta en lengua latina y castellana, demostrando haber asimilado la técnica y el estilo de la poesía italiana, que aportará a la lengua castellana, a su regreso.

Al regresar a España en 1534, Garcilaso se encontrará con la noticia del fallecimiento por sobreparto de Isabel de Freyre, motivo que le inspirará los más sentidos poemas amorosos, ya en estilo italianizante, y con una serie de campañas militares que le devolverán el favor del Emperador pero que a la vez, le conducirán a la muerte, tras una herida mortal en el sitio de la fortaleza de Muy en Brejus (1536), falleciendo en Niza.

Obra.

De sus obras, bastante reducidas en número, no se conservan originales ni ediciones en vida de su autor, puesto que, como ya se ha señalado, fueron publicadas dentro de la edición póstuma de las obras completas de Juan Boscán en 1543, con el título de Las obras de Boscán y algunas de Garcilaso de la Vega , y no se publicaron de forma separada, como reconocimiento de su maestría y superioridad con respecto a las obras de su amigo hasta 1569 en Salamanca.

Ya en su siglo Garcilaso fue considerado un autor clásico, por lo que se hicieron ediciones comentadas como la del erudito en retórica Francisco Sánchez de las Brozas (El Brocense) en 1574, el cual añadió 6 sonetos y 5 coplas que no habían sido incluidas en las ediciones anteriores; sin embargo, la edición más destacada es la de 1580, del poeta sevillano Fernando de Herrera. En siglos posteriores Garcilaso ha sido uno de los autores más estudiados y reeditados, destacando los trabajos de Tamayo, Vargas y Azara, e incluso en la actualidad su poesía consigue conmover al lector moderno, por lo cual ha recibido la consideración de “príncipe de los poetas castellanos”.

En sus obras podemos descubrir el proceso de acercamiento hacia el estilo italianizante, desde el cultivo de la lírica castellana de cancionero, intimista e introspectiva, previa a su estancia en Nápoles; si bien, la influencia se hace más evidente en los temas y actitudes que en el estilo, también en éste puede adivinarse un proceso de “italianización” desde el conceptismo basado en los juegos de palabras, propio de la poesía medieval, hasta el formalismo más perfeccionista de la literatura renacentista.

Señalaré tres etapas en su obra:

Lírica cancioneril castellana. Período de influencia del cancionero tradicional castellano y del prerrenacimiento a través del último de los trovadores de la literatura en lengua catalana, Ausiàs March, si bien, lo más probable fuese que esta influencia le llegara a través de la obra de su amigo Juan Boscán y no de forma directa. En esta etapa, en que compone las dos primeras de sus cinco canciones, el estilo es intimista e introspectivo.

Asimilación de la influencia clásica greco-latina y petrarquista en lo referente a la extroversión y preocupación por la belleza del mundo exterior. Realmente de Petrarca no sólo asimilará la temática y la métrica sino, sobre todo, la actitud poética de melancolía frente al amor inalcanzado. Esta etapa, a la que pertenece la tercera de sus cinco canciones, en la que domina el tono resignado y armónico se inicia a partir de estancia en Italia (Bolonia) en torno a 1530.

La tercera y última etapa corresponde con la cumbre de su producción poética, en su mayoría creada durante su estancia en Nápoles, recibiendo la influencia de Petrarca pero también de otros autores italianos como Sannazaro, de cuya Arcadia aprenderá el poeta castellano el bucolismo y la contemplación estética de la naturaleza, además del uso de la adjetivación, y Ariosto a través de su Orlando furioso, e incluso de Pietro Bembo, Tansilio y Bernardo Tasso, si bien, para algunos críticos, como Tomás Navarro Tomás, es más importante la influencia de los autores clásicos greco-latinos (Horacio, Ovidio y Virgilio), que tan profundamente conocía Garcilaso, y de los cuales tomó, temas mitológico y modelos a imitar, como la égloga, la elegía, la epístola y la oda. A esta etapa corresponde la “Canción quinta” u Oda a la flor del Gnido , compuesta por encargo desde la isla del Danubio donde fue confinado en 1531 y dedicada a una desconocida dama napolitana. La lejanía con respecto al paisaje castellano y su añoranza le llevan a idealizarlo en las églogas, en las que canta su desdicha por la muerte de Isabel Freyre.

Su escasa producción, tanto que podemos pensar que nos ha llegado parcialmente, puede clasificarse de la siguiente manera:

Composiciones en metros castellanos tradicionales

Cancionero petrarquista, formado por 38 sonetos, de tema amoroso (algunos de ellos todavía con lenguaje propio de la poesía cancioneril castellana) estacando los dedicados al mito de Dafne y Apolo (XIII), y al de Hero y Leandro (XXIX) además de los dedicados a la muerte de doña Isabel (X. ¡Oh dulces prendas por mi mal halladas!), el que glosa el tópico clásico del Carpe Diem (XXIII.

En tanto que de rosa y azucena, que deriva de la oda IV de Horacio y del “Collige, virgo, rosas” de Ausonio) y el dedicado a las ninfas en un río (XI), y 5 canciones, la tercera de ellas escrita desde el Danubio (en su confinamiento), la cuarta en la que expresa su amor frenético por doña Isabel de Freyre y la más famosa quinta, (imitación de la Oda I de Horacio) titulada Oda a la flor de Gnido, en la que practica una nueva estrofa, la lira: “Si de mi baja lira…” como vehículo poético para cantar los desdenes de una bella dama napolitana (Violante Sanseverino) a un amigo suyo (Mario Galeoto), que le encargó la composición. La estructura de esta Oda no es realmente nueva, pues ya fue ensayada por Bernardo Tasso para la literatura italiana, pero sin lograr que el modelo perviviera, al contrario que en España. En esta estrofa se compondrán las más bellas obras de la literatura mística española, en el Renacimiento, de la pluma de Fray Luis de León y San Juan de la Cruz.

Ensayos epistolares. Epístola, dirigida a Juan Boscán, escrita en versos sueltos. Y fechada en 1534 Aunque en España ya se conocían las cartas poéticas, ésta es una de las primeras epístolas de tipo horaciano que se redactan en nuestra lengua, si bien todavía combina la carta familia (horaciana) con la doctrinal, junto con la ya comentada de Boscán a Diego Hurtado de Mendoza que es más lograda en cuanto a su contenido literario y fidelidad al modelo horaciano. En cuanto a la métrica, era la primera vez que Garcilaso ensayaba con el verso suelto, cuya dureza no logra disimular.

Elegías, en tercetos; la primera de ellas dedicada al Duque de Alba, en ocasión de la muerte de su hermano, es la obra más ambiciosa de Garcilaso, aunque carece de la unidad necesaria a causa de la multitud de fuentes con las que contó para su elaboración, pero sí destaca por su combinación del tratamiento de la fama, según el punto de vista medieval, y de la bienaventuranza cristiana con la serena beatitud anhelada por la filosofía platónica. La segunda de estas elegías está dedicada a Juan Boscán.

Églogas pastoriles, en métrica variada, que son lo más logrado de toda su producción poética, y que evocan los momentos más importantes en su amor a Isabel Freyre además de su muerte.

Todas ellas se adscriben al género pastoril, si bien la segunda une lo bucólico (con glosa al tópico oraciano Beatus ille) a lo heroico para cantar las hazañas de la casa de Alba; en ella se describe de forma idealizada el paisaje del Tajo, en el cual unas ninfas han elaborado sus tapices, de tema mitológico (diferentes mitos de tema amoroso)

Cronológicamente parece ser la primera la Égloga II, al comenzarse en torno a 1533, la cual además es la más extensa, ambiciosa y compleja. Trata de los amores del pastor Albanio, posiblemente un trasunto del duque Don Fernando de Alba (los amores harían alusión a su esposa Doña María Enríquez), aunque también es posible que se trate de una alusión a sí mismo, en la cual se siguen los planteamientos del amor cortés y se alude a personajes mitológicos. La ironía que Garcilaso expresa en esta Égloga no aparecerá en ninguna otra de estas composiciones.

Sus fuentes más destacadas son la Arcadia de Sannazaro, el Orlando furioso de Ariosto, el Beatus ille de Horacio, las Bucólicas y la Eneida de Virgilio, y otros autores como Terencio, Ovidio, Catulo, Silio Itálico, Bernardo Tasso, Ausiàs March, Juan de Mena, e incluso Fernando de Rojas a través de La Celestina, pero a pesar de todas ellas, la obra destaca por su originalidad en lo referente a la movilidad dramática, en su interpretación del amor y en su sentimiento de la naturaleza, que en ocasiones aparece en simbiosis con el sentir de individuo y otras como personificación, muy cercana a las de Homero.

La siguiente, en cronología, es la Égloga I, compuesta en Nápoles entre 1534 y 1535 y dedicada a Don Pedro de Toledo, virrey de Nápoles y protector del poeta durante su etapa napolitana. Se trata de una composición bastante menos extensa que la Égloga II, cuyo tema central es el desengaño y la muerte (recordemos que Isabel de Freyre falleció en 1534), que le debe mucho a la imitación de otros poetas, en su mayoría clásicos e italianos, pero que supone el momento de más perfecta fusión entre el petrarquismo y la lírica castellana, en la pluma de este autor.

La composición se divide en dos partes, la primera contiene una lamentación del pastor Salicio, por la inconstancia de su amada Galatea, que le ha abandonado por otro y la segunda, el llanto del pastor Nemoroso por la muerte de su amada Elisa. Ambos pastores ocultan la figura de Garcilaso, en dos momentos de su pasión amorosa por Isabel de Freyre, si bien, la crítica ha creído ver en Salicio a Juan Boscán o incluso a Antonio de Fonseca, esposo de Isabel de Freyre. La égloga acaba con un sentimiento de equilibrada resignación.

La última de las églogas es la tercera, escrita en 1536 y dedicada a Doña María Osorio Pimentel, esposa de Don Pedro de Toledo. De menor extensión que las otras dos, está inspirada en el libro IV de la Geórgicas de Virgilio y en la prosa XII de la Arcadia de Sannazaro; su asunto es la descripción de los tapices que teje cuatro ninfas (trasunto de las cuatro hijas del virrey de Nápoles) que emergen de las aguas del Tajo, tres de los tapices muestran amores mitológicos (Orfeo y Eurídice, Dafne y Apolo, Venus y Adonis) con final trágico, y uno un motivo contemporáneo, la muerte de Elisa y la pena de Nemoroso.

A pesar de la temática de los tapices, el poema no cae en lo trágico, gracias a la distancia que la mitológica concede incluso al tema contemporáneo, alusivo a la muerte de Isabel de Freyre, de manera que la poesía logra ser un escape, un alejamiento de la realidad.

Amor y Naturaleza serán los dos ejes principales de la temática garcilasiana, si bien, también está presente en su obra, en menor medida, el tema mitológico. En lo referente al tema amoroso, se caracteriza por una autenticidad de expresión mayor que en Petrarca, en parte gracias a la inspiración de Isabel de Freyre, por su matrimonio (obras de desengaño) o por su muerte (obras de dolor), pero debemos tener en cuenta que Isabel no fue su única inspiración, sobre todo en el período napolitano, en el que encontramos también obras de carácter melancólico por el amor no correspondido.

En el tema amoroso se incluyen también las referidas a la amistad, en las composiciones dedicadas a Juan Boscán o a Mario Galeoto.

En lo referente al tema de la Naturaleza, si bien el origen y primer referente es la literatura bucólica greco-latina, muy convencional y estilizada, que expresa el equilibrio y la armonía, este influjo le llega a Garcilaso a través de la obra de Sannazaro; para E. Orozco, estudioso del paisaje en la poesía de Garcilaso, la predilección por Virgilio en la expresión de este tema se debe, en parte a una afinidad de temperamentos entre lo que plasma la literatura del autor clásico y el autor hispano, de Virgilio parece aprender a expresar Garcilaso la empatía entre el paisaje y el autor, que dialogará con él, especialmente con las aguas. A pesar de la empatía señalada, el poeta toledano nunca caerá en la espiritualización de la naturaleza en sus poemas, sino todo lo contrario, la describirá siempre de forma marcadamente sensorial y terrena.

Su estilo.

Musical y elegante, delicado en tonalidades y matices, pues busca el equilibrio y la medida a través de una cuidada selección de términos en la que combina magistralmente términos castizos con cultismos y neologismos otorga originalidad a sus obras, incluso cuando se trata únicamente de imitaciones de los clásicos, y atemporalidad, pues ha logrado que todos los tiempos le lean y le sientan como algo moderno. Este estilo, y en concreto su vocabulario fue el punto de partida de toda la lírica del Siglo de Oro español y el motivo por el que los autores contrarios al culteranismo lo eligieran como estandarte de su poesía, frente a la oscura de autores como Góngora.

Uno de los elementos más destacables del estilo garcilasiano es la adjetivación, que en general es una de las características del Renacimiento, pero que en Garcilaso destaca por:

Ø Opción por la calidad en vez de la cantidad de adjetivos.

Ø Precisión léxica en la elección de adjetivos para la expresión de las sensaciones.

Ø Nitidez y luminosidad como referentes semánticos más frecuentes, de manera que predominan los adjetivos del campo semántico del color y entre ellos del blanco y el rojo (En tanto que de rosa y azucena… Soneto XXIII), el verde y el dorado, tres de ellos pertenecientes a la gama fría y armónicos entre sí. También destacan por su frecuencia los adjetivos del campo semántico del sonido (suave, dulce) y del tacto (blando, delicado).

Sin embargo, el estilo no se logra desde la primera composición, sino que es el producto de un largo proceso de asimilación de las influencias y los modelos clásicos e italianos, por ello señalamos que las primeras etapas de la producción poética garcilasiana todavía se adivina la influencia de los modelos poéticos cancioneriles y cortesanos.

==LA ESCUELA GARCILASISTA==

===Primera mitad del siglo===

Diego Hurtado de Mendoza. Diplomático y aristócrata granadino 1503-1575, apodado por sus contemporáneos “El Divino” como reconocimiento a su maestría poética así como sus conocimientos humanísticos y su erudición, cultivadas gracias a sus diversos viajes y a los contactos que en ellos mantuvo con humanistas y renacentistas italianos.

Como también Garcilaso, comenzó cultivando la poesía dentro de la tradición castellana de cancionero, con la que demuestra una mayor maestría, que fue alternando con las italianas innovadoras (31 sonetos, en los que se distingue la influencia de Ausiàs March; varias canciones;

epístolas en tercetos, la segunda de ellas, digna de mención por estar dedicada a Juan Boscán, por seguir el modelo horaciano y por tratar el tema de la vida retirada; y la Fábula de Adonis, Hipómenes y Atalante, con la que introdujo en literatura castellana el tema mitológico de forma directa y no como hasta Garcilaso, a través de alusiones en composiciones de temática amorosa) de tema filosófico-moral o amoroso.

Su poesía se caracteriza por la imagen brillante, la sonoridad rítmica del verso y la grandilocuencia, superiores a las encontradas en Garcilaso y en el resto de los poetas castellanos de la época, por lo que se inscribe dentro de la Escuela Sevillana de la lírica española en la segunda mitad de siglo XVI (también llamada corriente manierista), frente a la tendencia que se estudiará con mayor profundidad en el tema 48, la escuela salmantina.

Gutierre de Cetina. Poeta sevillano, 1520- circa 1557, más cercano en estilo a Garcilaso de la Vega; autor de numerosos madrigales (Cinco de los cuales, más personales, le han dado la fama), sonetos, canciones y epístolas (Una de ellas a Diego Hurtado de Mendoza), de tema amoroso principalmente, que se conservaron dispersos y no se publicaron en vida; Se cree también que fue autor de teatro, aunque no se conserva ninguno de los dramas que se le atribuyen.

Además de la influencia de Garcilaso, también son visibles en su obra los influjos de los clásicos grecolatinos (Marcial, Juvenal y Ovidio) y de los poetas italianos (Petrarca, Tansilio, Pietro Bembo y Ariosto) e incluso de Ausiàs March en los sonetos.

Su preocupación por la perfección formal, tal como dicta el petrarquismo, le aleja de la sinceridad emocional, pero destaca por la fluidez de su ritmo y la belleza de sus conceptos, así como por la suavidad y ternura de su inspiración y la delicadez de expresión.

Francisco Sá de Miranda. Poeta portugués (Coimbra 1481-1558) equivalente a Garcilaso para las letras portuguesas, ya que fue el introductor de los metros italianos, sin abandonar el cultivo de los tradicionales. Está incluido en este apartado de seguidores de Garcilaso por sus obras en castellano, parte de las cuales están compuestas en metros tradicionales, siendo el resto de tipo renacentista.

Destaca por la plasmación del sentimiento personal la égloga Nemoroso a la muerte de Garcilaso, y también la Fábula de Mondego por su muy evidente fidelidad a la poesía garcilasista.

===Segunda mitad del siglo===

Hernando de Acuña.

Valladolid 1520- circa 1580. Hombre de letras tanto como de armas, parece haber participado en diversas campañas militares y su poesía está llena de alusiones a destierros y ausencias, pero no ha podido desvelarse a qué se refiere con total exactitud.

Traductor en quintillas dobles del poema francés, elogio a Felipe el Hermoso de Francia) de Olivier de la Marche Le Chevalier délivrée con el título de El Caballero determinado , es autor también de diversas canciones y glosas tradicionales, además de obras en metro y estilo italiano, por las que ha pasado a la historia de la literatura. Entre sus textos renacentistas más interesantes pueden señalarse los sonetos a Endimisión y a Hero, además de la Fábula de Narciso y Eco, compuesta en Octavas Reales y la Contienda de Ayax Telamonio y de Ulises sobre las armas de Aquiles , compuesta en Versos Sueltos.

Además de los sonetos, básicamente de tema amoroso, cultivó la poesía de tema bucólico, a imitación de Garcilaso, en estancias líricas, e incluso la poesía de circunstancias o política, en la que destaca por su Soneto a al Rey Nuestro Señor en el que canta la unidad y el ideal imperial de España.

Otros poetas italianizantes.

Otros poetas petrarquistas españoles, de menor importancia son Jerónimo de Lomas Cantoral (circa 1538-circa 1600), Francisco de Figueroa (1536-1617) y Pedro Laínez (circa 1538-1584) además de Luis Barahona de Soto (1548-1595) que combinó los textos de tipo tradicional con los renacentistas, autor de sonetos, elegías, canciones y cinco églogas, a imitación de Garcilaso, pero lo más brillante de este autor es la obra Las lágrimas de Angélica (1586), a imitación de Ariosto pero que quedó incompleta a su muerte.

===Influencia sobre otros autores===

Garcilaso ha sido maestro indiscutido de todo autor lírico español a lo largo de la historia de

la literatura; ya en su tiempo fue admirado por su maestría y dominio del lenguaje, su armonía y

elegancia tanto entre los poetas de la escuela salmantina como de la Sevillana, no sólo en los

cultivadores de la poesía de temática amorosa sino también entre los ascético-místicos como Fray

Luis de León y San Juan de la Cruz, que se estudiarán en el tema 48.

Esta admiración se prolongó en el tiempo, a lo largo del Renacimiento y el Barroco, y

aunque se diluyó algo durante el Neoclasicismo, volvió con fuerza en las Vanguardias españolas, para

no abandonarnos más, como puede comprobarse en autores como Miguel Hernández y Luis Rosales

que han merecido el apelativo de “poetas garcilasistas”.

Salir de la versión móvil