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Tema 72 – La literatura en lengua catalana, gallega y vasca: obras más relevantes y situación actual.

1. LITERATURA CATALANA.

1.1. Antecedentes, origen y evolución.

Establecer los inicios de una literatura no es una labor precisa; se considera que el primer texto escrito conservado marca el arranque literario de una lengua. Pero no hay que relegar la literatura de transmisión oral, aunque no se encuentre documentada. En el caso catalán no se pone en duda la existencia de una expresión literaria de tradición oral previa a los primeros documentos, aunque no se puede afirmar con rotundidad. Una prueba de su existencia son los restos de antiguos poemas, especialmente de género épico, que se encuentran prosificados en las crónicas.

La literatura catalana se inicia contemporáneamente al resto de las literaturas en lengua romance, durante la Edad Media, pero nos ha llegado con características propias, pues los primeros textos que conocemos no son palabras y frases romanceadas en documentos escritos en latín, sino que el primer texto original que conservamos escrito intencionadamente en catalán es Homilies d’Organya (h. 1200). Existe la constatación de que, ya en el XII, los poetas catalanes componen sus obras en provenzal y continúan escribiendo en lengua occitana hasta mediados del XIV. No obstante, la prosa que se escribe en la misma época es en lengua catalana, a la que entre los siglos XIII y XIV, R. Llul otorgara su mayor perfección y eficacia. La lírica culta catalana empieza siendo una provincia de la poesía trovadoresca provenzal. Entre estos trovadores hay dos tipos: el gran señor que cultiva las letras por interés personal y el poeta profesional a sueldo de los poderosos. El primer trovador catalán es Berenguer de Palou, del que se conservan ocho canciones amorosas datadas hacia 1160.

Son los años finales del XIV y los del XV los que constituyen la época de oro de las letras catalanas. Este auge se basa en el influjo petrarquista sobre los ya considerables logros de la literatura provenzal y, sobre todo, el influjo de las ideas y concepciones prerrenacentistas. El auge de la lengua catalana en la literatura es el resultado, entre otras cosas, de la bonanza económica que alcanza a toda Cataluña y a Valencia, mientras que las Islas Baleares tuvieron un menor peso específico. Destaca Ausias March (Gandia 1397-1459), el máximo exponente poético en catalán de la época y su Cant espiritual, preciosa joya de alegorías y símiles, de elevada calidad poética, impregnada de un vivo patetismo y dotada de un intenso ejercicio de introspección y que es una oración directa a Dios, con profundas reflexiones sobre el pecado y la muerte que alcanza una clara trascendencia escolástica, de modo que parecen ser fragmentos de Aristóteles en verso.

La prosa vernácula en catalán logra la plenitud con el mallorquín R. Llul (1232 a 1235-1315), creador de la norma culta en este idioma. Es curiosa la evolución de la prosa catalana en comparación con otros romances; después de los primeros titubeos en versiones jurídicas o históricas y en sermonarios, cuando ha seguido la evolución de las demás literaturas, súbitamente y gracias al trabajo personal de este escritor salta de su etapa inicial a la mayor perfección que jamás ha alcanzado en siete siglos de cultivo literario. Sus obras principales son el Art Magna y el Arbre de la Ciencia, que recogen parte de su pensamiento; sus novelas (“romanc”) utópicas Blanquerna, sobre la educación del hijo de un matrimonio perfecto, y el Libre de merevelles o Fèli, que relata el viaje de un joven por el mundo para ver sus maravillas.

La prosa narrativa del XV también acusa la influencia italiana. En la segunda mitad del siglo aparecen dos novelas capitales para la literatura catalana, Curial e Güelfa, anónima y Tirant lo Blanc, de Joanot Martorell y Martí de Galba, que suelen denominarse como de caballerías con una extraordinaria tendencia a la verosimilitud.

Hay muy pocas muestras de teatro medieval catalán, y corresponden al ámbito religioso. Algunas de estas formas dramáticas se instituyeron en el marco de algunas fiestas de la Iglesia y aún hoy se representan: el Cant de la Sibil-la, de mediados del XIII y el Misteri d’Elx, posterior, ya que su forma actual data del XVII.

1.2. El Renacimiento y el Barroco.

La literatura catalana, al igual que la gallega, presenta grandes irregularidades a partir de principios del XVI, pudiéndose considerar que el año 1500 marca el principio de una etapa de decadencia que, con altibajos, llega hasta el XVIII, con largas épocas de falta de tono y de franca postración. Factores muy diversos, como la unión de los reinos de Aragón y Castilla (1479), la desaparición de la cancillería, el uso del castellano por intelectuales como Luis Vives, los condicionamientos comerciales sobre la impresión de libros y, más tarde, la política represiva de Felipe V tras la guerra de Sucesión, ayudan a explicar la crisis que cualitativa y cuantitativamente afectó a la producción literaria catalana desde el siglo XVI al XVIII. Aunque la lengua continua viva en lo oral y escrito (es la lengua oficial del territorio), no es usada con profusión para las letras; por otro, los escritores que prosiguen su tarea en lengua vernácula no alcanzan ni la calidad suficiente ni el exilio esperado porque exhiben unos muy limitados valores literarios. Hay un buen número de autores relevantes, pero escriben en castellano: Guillén de Castro, Rey de Artieda, Timoneda, J. Boscán… Es importante destacar, no obstante, que la producción en catalán- si bien de importancia menor- no se interrumpe.

1.3. La Reinaxenca.

Como punto de partida del resurgimiento de la literatura catalana se cita la publicación del poema A la pàtria, de Bonaventura Carles Aribau, en 1833. Es muy importante en este renacer la ideología romántica, que fomenta el interés por la tierra propia, por las tradiciones, por la historia. Se retoman los Jocs Florals en 1859, primero en Cataluña y poco después en Valencia y en Baleares. En esta primera etapa de certámenes cabe destacar la obra de Rubió i Ors, Boix y Balaguer. Precisamente en los juegos de 1877 obtiene el primer premio el poema épico L’Atlàntida, de Jacint Verdaguer. Con sus siguientes obras (Canigó, Flors del calvari, Aires del Montseny), el escritor consolida su dignificación el catalán como lengua literaria. En la narrativa es trascendental para este empeño la producción de Narcís Oller, a quien muchos críticos consideran el creador de la novela catalana moderna (La papallona, Pilar Prim, L’escanyapobres, Vilaniu, La febre d’or). En el ámbito teatral, la figura más destacada es Ángel Guimerá, creador de una nueva expresión dramática en catalán, como reflejan Gala Placídia, Mar i cel, María Rosa y Terra baixa.

En los últimos años del siglo XIX, tanto en la literatura como en las artes plásticas, surge una tendencia artística interesada en la decoración, la cerámica, la naturaleza: el modernisme o decadentisme. En poesía es Joan Maragall la figura más representativa. Su obra se caracteriza por su intimismo y por la intensa presencia de la naturaleza. Está recogida en Poesies, Visions i cants, Les disperses, Enllà y Seqüències. También hay que reseñar la obra de la llamada “escuela mallorquina”, con Costa i Llobera y Alomar a la cabeza. La narrativa tiene como figuras principales a Rusiñol y Casellas. Con L’auca del senyor Esteve del primero y Els sots feréstecs del segundo, la novela catalana inicia una tendencia que se verá continuada magistralmente por Victor Cátala, Joaquim Ruyra o Pere Corominas.

1.4. El Siglo XX:

El siglo XX prosigue con el resurgir de las letras catalanas en todos los campos, géneros y tendencias, en total consonancia con los movimientos europeos. Antes del hiato de la Guerra Civil, se pueden reconocer dos grandes movimientos: el Modernisme y el Noucentisme. Tras la derrota de los republicanos se prohibió la lengua catalana y los catalanes perdieron el hábito de la lectura de la lengua vernácula. Esta situación no empezó a recuperarse hasta los años 60.

1.4.1. EL MODERNISME: Todos los influjos europeos testimonian una porosidad estética que constituye una atmósfera especial fin de siglo en Cataluña, que recibe el nombre de Modernisme. Se suele hacer coincidir el año (1888) de la Exposición Internacional de Barcelona, como el de mayor significación para el ingreso en la cultura catalana de las distintas corrientes estéticas, que pueden esquematizarse en:

· La superación de las concepciones del Realismo y del Naturalismo originando un cierto idealismo

· La sustitución paralela de una plástica realista (objetiva) por el impresionismo (subjetivo).

· La aparición de corrientes musicales que proceden de Wagner, Ravel y Debussy.

· El resurgimiento de elementos pseudomísticos obtenidos de doctrinas esotéricas.

· La búsqueda de una nueva arquitectura, apoyada en restauraciones medievalizantes e innovaciones fantásticas.

· La aparición del Parnasianismo y del Simbolismo, como métodos de invención poética.

· La valoración del idealismo socializante de John Ruskin, con el culto a la naturaleza como misterio dionisiaco.

· El gusto por la melancolía de algunos cuadros alemanes, de Durero a Bocklin.

· La preocupación reformista en el campo social, reconocible en el teatro de Visen.

· La moda por los estilos decadentes, como el latín medieval

· El gusto por los paisajes exóticos, especialmente de la chinoiserie, fundamentalmente por parte de los hermanos Goncourt.

· La influencia moral del Modernismo, declarada herética por la Iglesia Católica.

· La estima por lo exquisito, lo raro, por encima del gusto burgués.

· El culto al cosmopolitismo, en oposición a localismos o nacionalismos estéticos.

· La valoración de una nueva ética para el “superhombre”, que lleva adicionada una nueva estética.

· Las anticipaciones rítmicas y métricas llevadas a cabo por algunos poetas hispanoamericanos, a finales del siglo XIX.

· La liquidación de la métrica propia del Romanticismo y la búsqueda de una expresión más sincera, íntima y delicada.

· La supremacía de lo estético sobre lo ético.

· Atmósfera propicia a los descubrimientos de una nueva espiritualidad fin de siglo.

1.4.2. EL NOUCENTISME: Se trata de un cambio radical en las actitudes, propuesto a nivel mundial por el barcelonés E. d’Ors (1881-1954). Se dedico a difundir las figuras y las tendencias culturales del momento, de modo que abrió una ventana a Europa y al mundo entero para que los jóvenes intelectuales catalanes pudieran familiarizarse con lo que ocurría mas allá de nuestras fronteras. Fue tan europeísta que, no solo europeizó Cataluña, sino que, a través de su colaboración con diversos centros franceses y alemanes, considero a la Gran Guerra como una guerra civil europea que se oponía a la “unidad moral de Europa”.

1.4.3. EL VANGUARDISMO: Todas las corrientes europeas tienen su correlato en Cataluña. Lo mismo ocurre con los llamados vanguardismos, con denominaciones especificas como Futurismo, Dadaísmo y Superrealismo, que tienen cabida en los medios de difusión generales y en revistas especializadas del tipo de L’Amic de les Arts, Trossos, Helix, etc. algunos procedimientos tipográficos expresionistas al estilo de los de Apollinaire, fueron usados por J.M. Junoy en sus Poemes i caligrames (1920), ciertas formas de Creacionismo se encuentran en Turmell i el bosc en flames (1921), de Joan Pérez Jorba, etc. Pero no cabe duda de que la mayor figura de este campo es Joan Salvat-Papasseit (1894-1924), que usa la temática futurista (Poema en ondes hertzianes, L’irradiador del port i les gavines), uniéndola a la ternura hacia las gentes humildes en su obra castellana Humo de fabrica.

1.4.4. LA GUERRA CIVIL Y TENDENCIAS POSTERIORES: Tras la guerra se intento lograr la españolización de Cataluña y se relego el uso del catalán al ámbito de lo familiar y coloquial. Los escritores catalanes se ven obligados a escribir en castellano y por ello la narrativa, que acentuara aspectos psicológicos y nostálgicos, resiste mejor el ataque castellano.

Pueden señalarse varios momentos:

· En la posguerra se cultivan líneas menos conflictivas: rescoldos del Noucentisme, poesía pura, acentos existenciales. La poesía de esta época esta dominada por el magisterio de Corner, pero se añaden notas de angustia existencial.

· En 1960 con de Piel de toro de Espriu se consolida un realismo histórico. Abre una nueva etapa. El tema ahora es España, esa piel de toro marcada por la guerra y sus secuelas. Se lanza a construir puentes de dialogo y proclama sus anhelos de paz. Desarrolla un realismo con fondo critico, paralela a la poesía social en castellano, pero que alterna con una poesía de la experiencia de temática mas amplia.

· En los últimos años se diversifican las tendencias: búsqueda de nuevas formas, temas intimistas junto a expresiones de inconformismo social o cultural. Como con los Novísimos se busca un nuevo lenguaje con influjos vanguardistas, lo que es compatible con temas intimistas o actitudes iconoclastas como Pere Gimferrer.

En la prosa nos encontramos con Josep Pla que en los años 30 cultiva todos los géneros de prosa.

En la posguerra, años 50 y 60, destacan Merce Rodoreda con La plaza del diamante y J. Perucho. Las siguientes promociones son muy renovadoras y están muy mezcladas. Destacan Baltasar Porcel con Los argonautas, T. Moix con El día que va a morir Marilyn y Quim Monzo.

2. LITERATURA GALLEGA.

2.1. Antecedentes, origen y evolución.

Tambien la literatura gallega se inicia, como todas las romances, en la Edad Media, pero florece desde sus mismos comienzos, de modo que suele considerarse que la lírica galaico-portuguesa es el máximo logro literario de España durante los siglos XIII y XIV. El corpus conservado de dicha aportación se encuentra distribuido en cuatro Cancioneiros, con más de dos millares de obras, algunas de las cuales sintetizan la tradición popular de la canción gallega (“cantigas de amigo”) y la cortesana trova provenzal. Tanto es el valor reconocido de la lengua gallega para la literatura poética, que son importantes las aportaciones de personas no nacidas en el país. Como Alfonso X el Sabio, rey de Castilla, cuya obra más lírica e intima se escriba en gallego (Cantigas de Santa Maria).

Una de las causas de la decadencia de la literatura gallega es la rotura de la unidad lingüística entre Galicia y Portugal. Lo que provoca la unificación de los reinos de España por los Reyes Católicos, acompañada de una potente política de centralización.

2.2.El rexurdimiento.

Si bien, a finales del siglo XVIII, algunos intelectuales de la Ilustración, encabezados por el padre Sarmiento, muestran cierta preocupación por el desarrollo de la lengua vernácula escrita, la intentona no prospera y los principios del siglo siguiente asisten a la languidez de la misma. Hacia mitad del XIX se puede asistir a un nuevo resurgimiento de la literatura galaica en lengua vernácula (Rexurdimiento), posterior a la primera introducción del Romanticismo, que postulaba la restauración de las literaturas regionales en todo el continente europeo.

La base social del Rexurdimiento fue escasa y débil, dado el anémico desarrollo de la burguesía gallega y a que la base cultural se hallaba muy debilitada por el olvido (al alcance solo de los eruditos mas cultos), y no pudieron basarse en ella. El conocimiento de los propios antecedentes literarios no tuvo lugar hasta la publicación del Cancionero de la Vaticana, editado por T. Braga.

Es comprensible que el movimiento vernáculo se iniciase solo en el campo de la poesia, ya que faltaba el reconocimiento social para el ensayo en otros campos más precisados de público, como la novela y el teatro. Hay que esperar a 1853, para que se publique el primer libro en gallego (A gaita gallega de J.M. Pintos) y, diez años mas, para que salgan a la luz los Cantares galegos de R. de Castro, que suelen considerarse como el verdadero arranque de la literatura gallega moderna.

En 1868, se publica la Gramática Gallega de J.A. Saco y Arce, y, en 1880, Marcial Valladares da a conocer la primera novela en gallego (Maxina ou a fila espurea) y dirigió la publicación del primer Diccionario Gallego-Castellano en 1872.

Con Rosalia de Castro, E. Pondal (1835-1917), M. Curros Enríquez (1851-1908) y V. Lamas Carvajal (1849-1906) se puede afirmar que nace la poesía gallega moderna y alcanza sus máximos exponentes. La causa es el ejemplo y el magisterio de la poeta gallega, que regenerara la poesía folklórica y hará expresión de su angustiada intimidad. Pondal será el cantor de la remota y lejana Galicia celta, Curros elaborara una poesía plenamente social y Lamas Carvajal recogerá las expresiones mas vernáculas del habla popular y escribirá en prosa el Catecismo do labrego en la que evidencia de forma aguda y populachera la triste condición del campesino galaico.

2.3. Rosalía De Castro (1837-1885).

Se trata, sin duda, de las mas mítica autora en lengua gallega. Hasta su muerte la vida de la poeta estará colmada da mala salud, sucesivos cambios de domicilio, largas ausencias de Galicia, estrecheces económicas, desavenencias matrimoniales y tragedias. En 1863 escribe A mi madre (en castellano) y aparece Cantares galegos. En 1880 aparece su segundo libro en gallego Follas novas y en el 84 En las orillas del Sar (en castellano). Va alternando tambien con la prosa castellana. Rehabilita y perfila la lengua literariamente, mediante la glosa continua de las canciones y de los dichos populares. Murguia indica que la desolación que Rosalía siente en Castilla le impulsa a cantar a su tierra y que la torpeza de los escritores gallegos de la balbuciente literatura le induce a cantarla en esta lengua.

Cantares galegos es una obra folklórica y costumbrista (Romanticismo) donde los versos, las frases, las locuciones proceden directamente de la realidad de la tradición oral. Es la epopeya del pueblo rural y campesino y la miseria de la marginación y de la explotación. En resumen, se trata de una visión de la Galicia campesina a través del prisma de su añoranza y amor por su país. Follas Novas es una obra distinta, mas metafísica, que se caracteriza por una visión lacónica, una poesía intimista, profunda, y otra, mas objetiva, de trasfondo social. El libro esta transido por el dolor y la adversidad, propios y ajenos. Cuando el dolor es personal, la visión de la vida es vacía y la concepción humana, de desamparo. Cuando la adversidad es de los otros, la reacción es de solidaridad y protesta.

2.4. El Siglo XX:

A partir de 1900, se produce un auge literario gallego al alcanzarse en la prosa cotas de calidad similares a las de la poesía del Rexurdimiento, alcanzando exponentes en V. Risco, Castelao y Otero Pedrayo. La literatura vernácula se va olvidando paulatinamente del folklorismo inicial, para ir calando en la realidad del país, con mucho mayor poder de penetración, y el localismo es abandonado y sacrificado en aras de la integración en las principales corrientes europeas. La revista Nos (fundada en 1920) fue uno de los acicates de esta renovación. La guerra, la subsiguiente represión y la prolongada dictadura, volvieron a sumir en el silencio a las letras gallegas, aunque empezaron su despertar en 1945, con la aparición del diario La Noche, de Santiago de Compostela, y con la labor de diversas editoriales, aprovechando una cierta permisividad, gracias a que el “problema gallego” no era tan grave como el “problema catalán” o el “problema vasco”.

Entre los continuadores de la tradición poética lírica destaca el modernista R. Cabanillas Enríquez (1876-1859), que es el nexo de unión entre los poetas del siglo anterior y los actuales. Cabanillas llena medio siglo de evolución poética, con la virtud de ir recogiendo paulatinamente un enriquecimiento progresivo en la lengua.

La renovación de la poesía gallega se debe al manifiesto del poeta modernista Manoel Antonio y el pintor Cebreiro ¡Mais ala! (1922), que encuentra eco en las revistas Altar y Ronsel y que siguen otros autores. La obra de M. Antonio se encuadra dentro del vanguardismo, usando el verso libre y el ritmo interno y renovando el lenguaje.

2.4.1. LA LITERATURA DE POSGUERRA: Desde 1936 hasta 1951, hay una practica interrupción de la literatura gallega, fundamentalmente por el fenómeno del exilio que afecta a muchos escritores, porque los que se quedan en el interior tienen que abandonar su compromiso cultural y político y por el aislamiento cultural en que la dictadura sume a Galicia. Estos “quince anos valdeiros” terminan con la publicación de A xente da Barreira de R. Carballo Calero. En este panorama, destaca A. Cunqueiro, que enriquece la lengua gallega y describe innumerables tipos, paisajes e impresiones en su obra narrativa en las que abundan los desplazamientos geográficos lejanos, los regresos al pasado, la “materia de Bretaña” y hasta la magia lúdica de los cuentos orientales. E. Blanco Amor edita A esmorga (1959) en el exilio, novela que rompe con la tradición anterior, pletorica de desbordamiento expresivo, que narra la picaresca, los excesos y las violencias de la noche en el Ourense decimonónico.

2.4.2. DE 1975 EN ADELANTE: En los últimos tiempos se esta asistiendo a una renovación de la narrativa, con una nueva generación que asimila el mundo subyacente de Joyce y Faulkner. Destacan G. Rodríguez Mourullo (Memorias de Tains) y Xose Fernández Ferreiro (Morrer en Castrelo de Minho). En poesía hay una enorme producción que, junto a la falta de perspectiva histórica, es difícil de clasificar. Destacan A. Avendaño y M. Torcadela.

3. LITERATURA VASCA.

3.1. De los orígenes al principio del siglo XIX:

La literatura en vasco es de época bastante tardía. El comienzo de la literatura es fruto de un enfrentamiento entre protestantes y reformistas, en forma de obras evangélicas, que no se ponían en manos del pueblo para evitar las consecuencias de la libre interpretación. Sin embargo, las clases bajas analfabetas poseían su propia tradición oral, formada por los “eresiac”, los lamentos fúnebres y principalmente el “bersolarismo” o improvisación oral de versos.

Uno de los primeros autores de obras filológicas es Larramendi, que no escribió demasiado en vasco. Realizo una arte de la lengua vascongada, una gramática preceptiva del vasco y un diccionario trilingüe del castellano, vascongado y latín hoy inutilizable por sus disparatadas etimologías. La obra de este autor contribuyo a mostrar las posibilidades del idioma y a estimular la creación en euskera.

Hasta 1876, momento en que se suprimen los fueros, el vasco conoce un declive puesto que la mayoría de lo que se escribe son obras religiosas.

3.2. El siglo XIX:

Los asuntos religiosos siguen siendo, junto a la apología del vasco, los principales usos que se le dan a la lengua. Destaca J.A. de Moguel con Perú Abarca, cuyo protagonista es un euskaldun que enseña vasco correcto a un barbero. La obra supone una defensa de la vieja sociedad, considerando a los campesinos como semilla de la regeneración. Un poco posterior es Iparraguirre que tras sus poemas bucólicos y amorosos esconde un cierto nacionalismo incipiente.

Tras la abolición de los fueros el vasco rompe su relación con el mundo moderno y quedara como lengua representante del Antiguo Régimen. Se extiende la diglosia pero el vasco no amplía sus posibilidades. El Renacimiento se produce en castellano y el vasco queda como mero elemento decorativo.

A finales de siglo se produce una fragmentación de la sociedad vasca en los vasco-nacionalistas y los unionistas. Es representativa la polémica entre Unamuno y Sabino Arana, pues el primero defendía la necesidad de la desesperación del vasco, por creer que favorecía el sometimiento y el aislamiento del campesinado vasco. La producción literaria en vasco fue casi nula, aunque se publicaron obras de filología vasca. Arana y sus seguidores se integraron a un rígido logicismo, de tal modo que el idioma se convirtió en algo incomprensible para sus hablantes. Sin embargo, esta postura saco al vasco del callejón en que estaba, pero los resultados se vieron mucho mas tarde.

En filología, se publicaron obras ajenas al proyecto de normalización del vasco, pero otras se alzaron del purismo y en defensa de la tradición.

En narrativa, la literatura no produce obras de verdadero interés. En los primeros años del XX se publican obras de corte regionalista y costumbrista, junto a un nuevo género, la novela neomedieval representada por J.M. Iturralde con El lucero de Navarro.

3.3. Generación de la republica.

El abandono de la tradición fuerista obligo al pueblo vasco a buscar una cultura y a adoptar formas artísticas modernas frente a lo tradicional vasco. Luis de Jáuregui fue el primero en adoptar formas “modernas”, pues, cuando en el resto del mundo triunfaba al Surrealismo, adopto en Corazonadas los esquemas métricos de Bécquer. En 1927 aparece Lizardi, la principal figura de la poesía vasca. Hace una poesía de tipo intimista basada en la naturaleza y la mitología vasca. Solo edito En el corazón y los ojos pues murió joven. Su muerte acelero la crisis de la poesía vasca que no logro, tampoco ahora, encontrar un lenguaje poético verdadero.

3.4. Tras la guerra.

Hasta 1945 no aparece el primer libro en vasco, y lo hace en Méjico, De lejos de T. Monzón. Aunque no esta a la altura de los libros de pregunta anuncia los temas del exilio: evocación nostálgica de la patria y desesperanza. En 1950 Michelena logro la Academia de la Lengua Vasca. Jon Mirande fundo la revista Igelak, la revista de los heterodoxos vascos. Txillardegui (J.L. Álvarez Emparanza) publica El diario secreto de Leturia en el que defiende la idea del compromiso político de los intelectuales. G. Aresti, el más importante de los poetas de esta época publico en el 59 Cuesta abajo, un texto críptico en el que se hacen continuas referencias a la poesía en euskera tradicional. Su poesía nace a partir de un momento en que pierde sus creencias políticas y religiosas, como se refleja en Bizcaitarra. A partir de ese momento su obra se decanta por el compromiso social, probablemente por influencia de Blas de Otero, pero centrado en el campesinado, pues en el basaba el futuro vasco. Además trabajo por la unificación lingüística fundando la editorial LUR que ha dado a conocer a multitud de poetas.

3.5. Literatura De La Transición.

Lo mas significativo es que continuaron escribiendo los autores de la etapa anterior. Entre las novedades destaca B. Atxaga y K. Izaquirre que fundaron el grupo Ustela (‘podrido’) y mas tarde Pott (‘fracaso’); entre sus miembros solo había en común el desdén por el compromiso social de la época anterior y una visión pesimista de la situación general de la cultura vasca. Se disolvieron rápidamente. Desde entonces ha aumentado la producción y el público lector pero la literatura vasca no deja de ser una literatura de individualidades entre las que destacan Onaindia, Garate, Lertxundi, Urretavizcaya, Urkizu, Quintana, etc.

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