Icono del sitio Oposinet

Tema 55 – La literatura española en el siglo XVIII

1. Ideología, estética, literatura

  1. En el teatro hay un ataque feroz al género en el Barroco y a Lope de Vega.
  2. En la poesía se adoptan temas pastoriles y anacreónticos.

2. La crítica social

3. La crítica literaria

4. El teatro

5. La lengua española en el siglo XVIII (Ver T-7 de los específicos)

6. La lengua literaria

7. Cadalso

LECTURA ÚNICA :

Peculiaridades de la Ilustración Española

La Ilustración en España presenta unas cuantas peculiaridades que la diferencian de otros países europeos:

El pensamiento ilustrado llega tardíamente a España. En la primera mitad del siglo empiezan a conocerse y a divulgarse las nuevas ideas, pero no se puede afirmar que exista verdaderamente hasta la segunda mitad del XVIII.

Las vías de entrada del pensamiento ilustrado en España son tres:

· La llegada al trono de la dinastía borbónica procedente de Francia (recordemos que Francia es uno de los países que llevan la voz cantante de la Ilustración).

· Los viajes y relaciones comerciales que ponen en relación los distintos países europeos.

· Los periódicos, que nacen en esta época y se abren a la difusión de las nuevas ideas.

· La internacionalización de la cultura, conseguida mediante las constantes traducciones de obras y contactos entre intelectuales.

Entre los autores que en la primera mitad del siglo introducen ideas ilustradas hay que destacar a Benito Feijoo.

Alcance limitado. En España, esta corriente de pensamiento afectó solamente a una minoría de políticos, intelectuales y periodistas, pero fue rechazada por el pueblo y la nobleza, apegados a valores del pasado como el estilo barroco.

Carácter moderado. Frente al radicalismo de otros países -como es el caso de Francia-, en España nunca se cuestionaron algunos aspectos básicos, como la monarquía absoluta o los dogmas religiosos.

Apoyo de la monarquía. Las ideas de los ilustrados fueron apoyadas por la monarquía, sobre todo, durante el reinado de Carlos III. Las reformas que se iniciaron fueron, por tanto, impuestas desde el poder absoluto.

Características generales

La literatura más típica y característica del siglo XVIII es la de la segunda mitad del siglo. En esos años, como ya hemos visto, se desarrollan en España dos corrientes literarias: el neoclasicismo y el Prerromanticismo. Estas dos corrientes presentan unos rasgos comunes:

Utilidad.

Didactismo.

Vehículo para la difusión de la ideología ilustrada.

La prosa del siglo XVIII

El ensayo.-

El género literario más importante de la prosa del siglo XVIII es el ensayo, ya que, como hemos visto, los rasgos que predominan en esta época se desarrollan mejor con la exposición teórica de ideas, pensamientos y críticas. Entre los ensayistas más conocidos de la época hay que resaltar a Feijoo y a Jovellanos.

El ensayo ilustrado tuvo un cauce de difusión muy importante en los periódicos. Aunque habían aparecido esporádicamente en siglos anteriores, es durante el XVIII cuando se produce un desarrollo pleno del periodismo. La rápida divulgación de la prensa escrita (gracias a una lectura cómoda y barata) tuvo dos consecuencias:

· La toma de conciencia de la importancia de una información sistemática.

· El reconocimiento por parte de los gobiernos de la capacidad de influencia del periodismo en la opinión pública.

La finalidad de los periódicos del siglo XVIII no pudo ser informativa (dadas las dificultades de comunicación y lo tardío de la llegada de las nuevas noticias), sino que fue…

· Educativa.

· Divulgativa.

La literatura epistolar.-

Las obras que adoptan forma de carta, bien sea dirigidas a personas reales, bien a personajes ficticios, se convirtió en un género muy abundante durante el siglo XVIII, ya que servía perfectamente para ejercer la crítica.

De entre todos los autores de literatura epistolar hay que destacar al gaditano José Cadalso, autor de las Cartas marruecas.

La poesía en el Siglo XVIII

En la poesía del Siglo de las Luces suelen hacerse diferentes etapas, con el fin de poder apreciarla con mayor claridad:

El teatro en el siglo XVIII

Como sucedía con la poesía, durante toda la primera mitad del siglo las formas teatrales que predominan son herederas del Barroco, tanto en temas como en formas.

En la segunda mitad del siglo aparecerá lo que denominamos teatro neoclásico. Los caracteres que lo definen son los que siguen a continuación:

Intención didáctica. Para los ilustrados el teatro constituía el mejor medio de propaganda de sus ideas de reforma de la sociedad.

Sometimiento a las reglas. Algunas de las reglas que se aplicaron en la época son:

El argumento representado debe respetar la verosimilitud.

Guardar el decoro: los personajes deben comportarse, hablar y actuar de acuerdo con su sexo y condición social.

Respetar las unidades de lugar, tiempo y acción.

No mezclar tragedia y comedia.

No presentar escenas violentas, sino narrarlas en escena cuando sea el caso.

No situar más de tres personajes en escena a la vez, y no dejarla nunca vacía.

Eliminar el personaje del gracioso.

Utilizar un lenguaje claro.

Entre los autores más destacados encontramos a Leandro Fernández de Moratín, autor, entre otras, de El sí de las niñas. Para saber más cosas de esta obra, pulsa en el botón de abajo.

Autores ilustrados

Fray Benito Jerónimo Feijoo

(1680-1768)

Hijo de unos hidalgos gallegos, ingresó a los catorce años en la orden de los benedictinos. En la universidad de Oviedo ocupó las cátedras de Teología y Sagradas Escrituras. En esa misma ciudad vivió hasta su muerte, lo cual no impidió que tuviera una intensa relación con el mundo exterior.

Feijoo comenzó a escribir su obra ilustrada a los cincuenta años. Con ella quiso conseguir dos objetivos:

La importancia de Feijoo radica fundamentalmente en la divulgación de las novedades científicas y del pensamiento europeo

Gaspar Melchor de Jovellanos

(1744-1811)

Nació en Gijón, en una familia noble, pero de escasos medios económicos. Durante el reinado de Carlos III desarrolló una intensa vida social e intelectual. La subida al trono de Carlos IV, coincidente con los inicios de la Revolución Francesa, supuso el destierro de Jovellanos a Gijón. En 1797 fue encarcelado en Mallorca y fue liberado cuando se produjo la invasión napoleónica.

La vida de Jovellanos refleja las contradicciones en que se debatía la Ilustración española. Su honradez personal y sus ideas reformistas chocaron constantemente con la incompresión de los sectores más tradicionalistas de la sociedad española.

Su obra literaria puede clasificarse en varios grupos:

a. Ensayos, dedicados todos ellos a la reforma de diversos aspectos de la sociedad.

b. Teatro, donde cultivó desde la tragedia hasta la comedia lacrimógena, típica del Prerromanticismo.

c. Poesía, que en la mayoría de los casos está al servicio de sus ideales ilustrados.

d. Cartas y diarios, a través de los cuales podemos conocer más en profundidad su pensamiento.

José Cadalso

(1741-1782)

Hijo de un rico comerciante de Cádiz, fue alumno de los jesuitas y completó su formación viajando por Europa, lo que le permitió conocer directamente la literatura francesa e inglesa de su época.

Siguió la carrera militar y alcanzó el grado de coronel poco antes de su muerte, ocurrida en el sitio de Gibraltar.

Como autor literario, Cadalso es hoy conocido fundamentalmente por sus Cartas marruecas, obra de inspiración neoclásica, ya que en ella predominan caracteres como la crítica desde posturas racionales, la utilidad, la defensa de las reformas sociales, etc…

Pero aparte de las Cartas, Cadalso cultivó otros géneros:

a. Poesía, tanto de estilo neoclásico como prerromántico.

b. Teatro, donde se adentra por todos los tipos de obras de su época: tragedias, comedias y comedias lacrimosas.

c. Un diálogo de inspiración prerromántica: las Noches lúgubres.

d. Escritos satíricos variados, como los Eruditos a la violeta.

Félix Mª Samaniego

(1745-1801)

Nació en Laguardia (Álava) en 1745. De familia noble, fue director del Seminario de Nobles de Vergara y participó en la Sociedad Vascongada de Amigos del País, un núcleo muy importante de la cultura de la ilustración. Autor de las Fábulas morales (1781), destinadas a instruir a sus alumnos, constituyen una colección de 137 apólogos que toman sus temas de Esopo, Fedro, La Fontaine y John Gay (véase Fábula). Mantuvo una polémica con Tomás de Iriarte (1750-1791), también autor de fábulas, más despojadas de cierta retórica pomposa y de su gelidez didáctica. Samaniego fue además creador de poesía erótica: Jardín de Venus, género que incluso recorrieron Iriarte y José Iglesias de la Casa (véase Escuela salmantina). Murió en 1801 en Laguardia.

Tomás de Iriarte

(1750-1791)

Nació en La Orotava, en 1750. Inicia su carrera literaria como traductor de teatro francés. Tradujo, además, el Arte poética (1777) de Horacio. La música, de 1779, es un poema escrito en silvas (véase Versificación), donde desarrolla su teoría acerca de ese arte que “habla a los corazones / El idioma genial de las pasiones”.

Escribió las comedias La señorita mal criada (1788) y El señorito mimado (1790). En Guzmán el Bueno (1791) introduce el monólogo dramático con acompañamiento de orquesta. Es, sobre todo, conocido por sus Fábulas literarias, consideradas de mayor calidad poética que las de Samaniego, en las que introduce alusiones a literatos de su época. Murió en 1791 en Madrid.

Leandro Fernández de Moratín

(1760-1828)

Nació en Madrid en 1760. Hijo de Nicolás Fernández de Moratín, estuvo en contacto con el grupo de intelectuales y literatos del Madrid de la época de Carlos III. Fue amigo de Jovellanos y, como él, liberal y defensor de las ideas de la Ilustración, lo que le costó algún destierro. Viajó por Francia, Inglaterra e Italia, países en los que se interesó por los últimos movimientos teatrales y sobre los que escribió interesantes libros de viajes.

Además de su sátira en prosa, La derrota de los pedantes (1789), sus obras teatrales más importantes son La comedia nueva o el café (1792), en la que somete a crítica al teatro dominante en su época, y El sí de las niñas (1806), obra que ataca sin paliativos la educación severa y poco formativa que recibían las mujeres en la época y preconiza la libertad de las jóvenes para elegir marido, tema ya visible en El viejo y la niña, de 1790. El barón es de 1803 y La mojigata de 1804. En 1825 se editaron en París sus Obras dramáticas y líricas. Importante para estudiar la evolución del teatro en España es su ensayo sobre los Orígenes del teatro español, que se publicó póstumamente, en 1883. Tradujo Hamlet de Shakespeare en 1798 y adaptó a la escena española dos obras de Molière: La escuela de los maridos y El médico a palos. Murió en 1828 en París, y está enterrado en el cementerio de Père Lachaise, entre Voltaire y La Fontaine.

Salir de la versión móvil