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Tema 7 – La familia como primer agente de socialización. La transformación de la función educativa de la familia a lo largo de la historia. Expectativas familiares respecto a la educación infantil. Período de adaptación de los niños y niñas al centro educativo. Relaciones entre la familia y el equipo docente.

RELACIONES ENTRE LA FAMILIA Y EL EQUIPO DOCENTE.

0. INTRODUCCIÓN.

1. LA FAMILIA COMO PRIMER AGENTE DE SOCIALIZACIÓN.

1.1. El apego.

2. LA TRANSFORMACIÓN DE LA FUNCIÓN EDUCATIVA DE LA FAMILIA

A LO LARGO DE LA HISTORIA.

2.1. La familia en la Antigüedad.

2.2. La familia preindustrial.

2.3. Industrialización y familia.

2.4. Situaciones familiares especiales.

3. EXPECTATIVAS FAMILIARES RESPECTO A LA EDUCACIÓN INFANTIL.

4. PERÍODO DE ADAPTACIÓN DE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS AL CENTRO EDUCATIVO.

4.1. Adaptación del niño.

4.2. Adaptación de la familia (la madre).

4.3. Manifestaciones de inadaptación.

4.4. El papel del educador en el período de adaptación.

5. RELACIONES ENTRE LA FAMILIA Y EL EQUIPO DOCENTE.

5.1. Intercambio de información.

5.2. Canales de comunicación.

– Reuniones de gran grupo. – Contacto informal diario.

– La entrevista individual. – Informes individuales.

– Cuestionarios. – Notas informativas.

6. BIBLIOGRAFÍA.

– MUSITU. G. Y otros: “Familia y Educación”. Labor Universitaria. Barcelona,1988.

– ARIES,P.: “El niño y la vida familiar en el antiguo régimen. Taurus. Madrid, 1987.

– DEMAUSE,LL.: “historia de la infancia. Alianza Universidad, Madrid,1991.

– CATALDO,CH.: “Aprendiendo a ser padres. Aprendizaje-visor, Madrid,1991.

– PALACIOS,J. y PANIAGUA,G.: “Colaboración de los Padres, M.E.C., 1992.

– CONDE,M.: “Período de adaptación a la Escuela Infantil. Documentos y propuestas de trabajo. Plan experimental de Educación Infantil. M.E.C. 1989.

0. INTRODUCCIÓN.

La Logse, dice en su artículo 7, Capítulo Primero que “Los centros docentes de E.I. cooperarán estrechamente con los padres o tutores a fin de tener en cuenta la responsabilidad fundamental de éstos en dicha etapa educativa.

El desarrollo humano es algo más que el mero despliegue de potencialidades biológicas, es el resultado de complejas interacciones entre factores biológicos y ambientales. La intervención de estos últimos es de tan vital importancia, que aun siendo atendidas las necesidades de alimentación, sueño e higiene de un bebé, un ambiente privativo de estímulos afectivos, determina un deficitario desarrollo cognitivo y, sobre todo, social.

Las prácticas educativas parentales no sólo son la primera influencia para el niño, sino también la más significativa: de tal forma que según recientes investigaciones se puede afirmar que estudiando la manera en que los niños son educados y tratados por sus padres se pueden predecir en gran medida cuál es el futuro de la sociedad.

1. LA FAMILIA COMO PRIMER AGENTE SOCIALIZADOR.

Se entiende por agente de socialización a cualquier instancia, individuo o institución, capaz de valorar la adecuación de las conductas a las exigencias de la estructura social en que un individuo nace, y capaz de facilitar la interiorización de estas conductas.

El proceso de socialización afecta a tres aspectos fundamentales de la persona que se desarrollan simultáneamente y que se condicionan entre sí: la afectividad, el pensamiento y el lenguaje. Este proceso que se inicia en la familia y se continua y complementa en la escuela.

Los niños aprenden por modelado (imitación de modelos)más allá de lo que explícitamente se les transmite a través de consejos y exhortaciones.

La primera infancia constituye el período más apto para la socialización, ya que es cuando la persona adquiere su primera identidad social y personal, su primera construcción simbólica sobre el yo.

A medida que el niño crece, los hermanos y hermanas desempeñan un papel de crucial importancia en su socialización, pues le aportan modelos de comportamiento fácilmente comprensibles y al alcance de sus posibilidades. Por otra parte el grupo de hermanos reproduce las relaciones de la sociedad adulta. En su seno el niño tiene oportunidad de aprender simultáneamente el dominio y la sumisión, así como le resistencia a dicha dominación. La interacción con individuos de capacidades próximas a las suyas, le aporta una valoración realista y ajustada de sus posibilidades y limitaciones.

1.1. El apego.

El origen sobre el que se fundamenta la capacidad de conductas sociales y adaptativas, se encuentra en la relación que el bebé establece con la madre o persona que le sustituya. A este lazo afectivo, fuerte y duradero que permite al niño la adquisición de seguridad en el entorno, y más tarde la exploración de éste, se le ha denominado apego, suele suceder en torno a los 7 u 8 meses.

Estas conductas adaptativas, facilitan la supervivencia del hijo mientras no es autónomo, y se refieren a las llamadas de atención que el bebé lanza a la madre a través de sonrisas, balbuceos, llanto, etc., y los acercamientos y contactos físicos activos que realiza. A partir de los 8 meses, el apego se manifiesta también con el rechazo a otras personas desconocidas.

Las experiencias que los niños tengan en sus primeros años, de amor y seguridad, o por el contrario de temor y soledad, serán determinantes para el desarrollo de su personalidad futura.

Un niño que confía en la madre o figura de apego que esté disponible cuando la necesite, es poco propenso a tener miedos intensos o crónicos. Por el contrario, las experiencias de abandono reiteradas y de larga duración, producen desconfianza en dicha figura y en la capacidad del propio bebé para provocar las respuestas deseadas.

Si el lazo afectivo establecido con la madre es sólido y duradero, el niño va dejando de necesitar proximidad física y caminando hacía su autonomía.

Investigaciones que ponen de manifiesto la relación entre el tipo de apego establecido y conductas posteriores. Niños de apego seguro muestran hacía los 4 ó 5 años mayor desarrollo cognitivo y persistencia en las tareas de resolución de problemas; también son más capaces de establecer relaciones armoniosas y responsable con sus compañeros de clase. Por el contrario los niños que no establecieron un apego de calidad en su momento, eran descritos por sus profesores como desconectados, evasivos y difíciles.

La vida cotidiana en la familia es la base de la formación de los hábitos necesarios para el posterior establecimiento de relaciones sociales. Los hábitos tienen carácter automático y adaptativo, y confieren identidad a las personas que los poseen.

Los hábitos que se adquieren en el ámbito familiar durante los primeros años de la vida son los encaminados al:

(a) Refuerzo de la autonomía personal, relacionados con la alimentación, higiene y descanso.

(b) Refuerzo de la autoestima, relacionados con el arreglo personal y la agilidad de conductas.

(c) Favorecimiento de las experiencias interpersonales y las relaciones grupales.

2.LA TRANSFORMACIÓN DE LA FUNCIÓN EDUCATIVA A LO LARGO DE LA HISTORIA.

La familia es la encargada de transmitir a la nueva generación los valores y normas de la cultura que pertenece. Pero las sociedades no son estáticas, y los valores por los que se rigen los comportamientos de sus individuos e instituciones han ido variando a través del tiempo.

A lo largo de la historia han existido diferentes modelos de crianza que obedecían a las necesidades y objetivos de las distintas sociedades, y así encontramos el infanticidio, el abandono, la ambivalencia, la intrusión, la socialización o la ayuda, como modelos socialmente aceptados a lo largo de la historia de las civilizaciones.

Algunos historiadores aseguran que en las sociedades preindustriales, el amor y el afecto de los padres por sus hijos no se daba debido a la alta mortalidad infantil, que desalentaba a los padre, y sobre todo a las madres para establecer lazos fuertes de afecto con sus hijos.

2.1. La familia en al Antigüedad.

En la antigua Grecia, la educación que las familias proporcionaban a sus hijos tenía como objetivo que llegaran a ser útiles para el sostenimiento de los padres en la vejez. Las niñas eran educadas por la madre y personas allegadas para cumplir un papel pasivo en la sociedad, pues no tenían ningún tipo de participación en la vida pública.

La función educadora de la familia, entendida como transmisión de valores y proceso de socialización corresponde a tiempos recientes.

En la familia ateniense, no todos los hijos biológicos llegaban a tener todos los derechos y a ser aceptados como tales, era necesario que el padre decidiera aceptarle, y esto dependía del sexo y del tamaño que ya hubiera alcanzado la familia.

El mundo romano, la palabra familia tiene connotaciones de propiedad y parentesco, y una de sus principales funciones, además de la continuidad de la especie y reproducción cultural, era crear los futuros soldados y contribuyentes.

El mundo cristiano de la época hereda sentimientos del mundo judío, que censuran determinadas prácticas como el infanticidio. El bautismo confiere al niño el derecho a la vida, y pasa a ser considerado como un miembro más de la comunidad.

2.2. La familia preindustrial.

Las sociedades tradicionales, anteriores a la industrialización, son sociedades fundamentalmente agrícolas y se caracterizan por estar fuertemente estamentadas con escasa o nula movilidad social. Esta sociedad y su sistema de producción se estructura en torno a la familia entendida ésta en un sentido amplio. Cuando los hijos se casan no salen del hogar paterno para formar una nueva unidad, sino que la nueva pareja y su descendencia pasan a forman parte de la familia originaria del varón.

2.3. Industrialización y familia.

Con la industrialización, la estructura básica de la sociedad deja de estar determinado por el parentesco y pasa a depender de la actividad económica que emerge en las ciudades. Esto conlleva una movilidad geográfica y ocupacional que provoca importantes cambios en la institución familiar.

Los distintos tipos de empleos con el diferente prestigio y estatus que conllevan, hace que aparezcan nuevas clases sociales basadas en los ingresos y no en las familias de origen.

Otro factor que viene a modificar las funciones de la familia es la posibilidad de la mujer de ejercer un trabajo remunerado fuera del hogar. Esto va a favorecer su emancipación, pero genera la necesidad de que otras personas e instituciones colaboren con la familia para el cuidado y educación de los hijos.

La autoridad y el estatus que los más mayores tenían en la sociedad tradicional, basada en su mayor experiencia, se van a ver minados por las posibilidades de emancipación que la industrialización ofrece a los hijos jóvenes, y por la mayor instrucción de éstos en determinados aspectos.

El papel socializador de la familia se ve de este modo disminuido al intervenir en él otros factores de gran fuerza.

El hecho de que aumenten el número de mujeres que trabajan fuera del hogar, hace que los hombres se involucren más en las tareas domésticas y cuidado de los hijos.

Estos cambios afectan a valores que tradicionalmente transmitía la familia como la asignación de roles en función del sexo, y la autoridad del padre que cada vez es más compartida con la madre.

La familia actual se caracteriza por la privatización de sus funciones y, aunque sigue a menudo actuando como plataforma de colocación de los hijos, se ha perdido la tradición que hacía que los hijos siguieran el oficio aprendido en casa.

2.4. Situaciones familiares especiales.

En las familias pueden producirse crisis puntuales que crean o potencian dificultades parea el desarrollo de los niños. Enfermedad, muerte, divorcio, etc. son algunas de las causas que perturban el bienestar infantil dentro de la familia, por las tensiones que conllevan. Existen también otras situaciones que afectan a la unicidad de la estructura familiar y que pueden crear necesidades y ventajas especiales: familias con sólo uno de los padres; familias combinadas; familias adoptivas; familias bilingües, etc.

De todas estas situaciones, existen dos especialmente significativas porque su cantidad va rápidamente en aumento: familias en las que sólo hay uno de los padres y familias combinadas.

En las familias con un solo de los padres, el padre o madre único ha de desarrollar una serie de aptitudes para la crianza infantil más amplia de lo normal. Esto conlleva poco tiempo para el descanso y los intereses personales, con lo cual. El rol de padre o madre, puede hacerse pesado o poco gratificante.

Las familias combinadas se producen porque un padre o madre que está solo, encuentra compañero. El nuevo padre o madre suele tener vínculos emocionales, sobre todo al principio, menos fuertes con el niño, y este suele sentirse celoso, ambivalente y abrumado por la nueva manera de vivir.

3. EXPECTATIVAS FAMILIARES RESPECTO A LA EDUCACIÓN INFANTIL.

Los cambios operados en el seno de la institución familiar conllevan la necesidad de que otras personas o instituciones colaboren con ella en el cuidado y educación de los hijos.

La progresiva urbanización de la sociedad supone cambios en la estructura de la vivienda, que se vertical iza y reduce sus dimensiones. Esta circunstancia, unida a la escasez de parques y espacios seguros adecuados a las necesidades infantiles, determina unas carencias en las condiciones ambientales necesarias para el desarrollo de los niños. Los padres difícilmente pueden aportar soluciones a este problema y esperan que el centro de e.i. compense esas carencias del hábitat familiar urbano.

La organización del espacio en el centro de e.i. debe ser, cuidadosamente planificada. Ha de dar respuesta a las necesidades de juego y movimiento de los niños; también favorecer las necesidades de sueño y descanso. Por ello los espacios deben ser flexibles (adaptarse a las necesidades cambiantes de los niños) y diversificados (ser ricos y variados en estímulos y materiales.

La familia nuclear ha reducido notablemente su tamaño. En la actualidad son frecuentes las familias con uno o dos hijos solamente, de tal forma que las experiencias que proporcionan las relaciones entre hermanos, de gran importancia para el proceso de socialización, disminuyen o son inexistentes.

Los padres esperan que la escuela proporcione al niño la posibilidad de relacionarse con otros individuos de su edad, y a partir de esa relación aprendan las reglas y normas que rigen los comportamientos de los grupos humanos. Por tanto, las actividades programadas, los espacios, los materiales y los tiempos, deben favorecer la interrelación personal compaginando actividades de gran grupo con otras de grupo reducido.

Por otra parte, la sociedad cambia aun ritmo crecientemente acelerado y las pautas educativas que los padres y madres aprendieron ya no sirven en el momento actual. Esperan del centro educativo que se les aporte información y pautas sobre cómo llevar a cabo su función.

El equipo decente del centro debe tener en cuenta esas expectativas familiares. Además de establecer cauces de comunicación con las familias para el intercambio de información, es conveniente la organización de charlas y coloquios que ayuden a los padres a comprender y valorar las acciones educativas que con sus hijos se llevan a cabo y a mejorar sus propias actuaciones.

La incorporación de la mujer al mundo laboral hace que muchos niños comiencen a asistir al centro de e.i. a edades muy tempranas. Los padres esperan en primer lugar que las necesidades de sus hijos de sueño, de alimentación e higiene, sean atendidas; pero cuanto más alto es el nivel cultural de éstos, mayores son sus expectativas hacía la educación infantil.

En general se puede afirmar que los padres esperan de los educadores que apoyen el desarrollo de sus hijos teniendo en cuenta todas sus potencialidades e interviniendo más allá del ámbito académico.

Según la Logse el MEC hace una propuesta educativa. Las perspectivas de la educación infantil son: educativa, sociofamiliar y compensatoria.

Resumiendo podríamos centrar las expectativas de los padres en 4 categorías:

(1) Satisfacción de las necesidades primarias.

(2) Dirección del comportamiento y la disciplina.

(3) Organización del aprendizaje y el progreso académico.

(4) Planificación de las relaciones familia-escuela.

4. PERÍODO DE ADAPTACIÓN DE LOS NIÑOS Y NIÑAS AL CENTRO EDUCATIVO.

4.1. Adaptación del niño.

La incorporación del niño al centro de e.i. supone la salida del mundo seguro y conocido para él, para enfrentarse a algo desconocido que se refiere no sólo a nuevos espacios y personas, sino sobre todo a nuevos roles que deberá aprender a desempeñar.

La separación de la familia genera en el niño gran ansiedad y angustia. Al no tener adquirida la noción de intervalo, surgen en él sentimientos de abandona que a menudo se manifiestan con expresiones de cólera y odio hacía la familia.

La superación de esos miedos. A medida que va adquiriendo seguridad de que la separación no es definitiva, va a permitir al niño disfrutar de las experiencias y aprendizajes que la escuela le ofrece. Esta conquista es fundamental para su autoestima y para su crecimiento personal.

La adaptación, aunque acompañado y apoyado por la familia y adultos de la escuela, es algo que el propio niño deberá elaborar, y por tanto no existe una duración fija para todos. Los ritmos individuales deberán ser respetados y es importante que padres y educadores los acepten, pues pretender acelerar el proceso añadiría nuevas dificultades.

4.2. Adaptación de la familia (la madre).

No solamente se tiene que adaptar el niño sino también la familia y especialmente la madre. La manera en que esta viva la separación, sus sentimientos de angustia, inseguridad, y culpabilidad, o por el contrario de tranquilidad y confianza, influirán determinantemente en la adaptación del niño al centro escolar.

Los contactos previos de la familia con la escuela son muy importantes para la adquisición de confianza y de seguridad de los padres en la institución escolar.

También la escuela y educadores deben disponer en su organización y estructuras flexibilidad y capacidad de adaptarse a cada individualidad, a las costumbres y ritmos que cada niño trae para que los cambios y la aceptación de ritmos colectivos sean graduales y progresivos y faciliten así su adaptación.

El papel de padres y educadores en este proceso no consiste en evitar al niño el conflicto y los sentimientos que acarrea, sino en ayudarle a superarlos.

4.2. Manifestaciones de la inadaptación.

Las reacciones frente a los cambios que supone el ingreso en la escuela infantil forma parte de los conflictos normales del desarrollo, y sus manifestaciones son los indicadores que informarán al educador de cómo se está llevando a cabo el proceso y de cuándo se ha terminado éste.

La mayoría de los niños manifiestan sus miedos y rechazo llorando, por esto no debe hacer pensar al educador que “no llorar” significa adaptación. Este reduccionismo puede llevar a considerar adaptados a niños resignados, que externamente manifiestan conformidad pero en los que descubrimos conductas disociadas en otros aspectos. En su interior siguen sintiéndose inseguros y abandonados, y lo manifiestan inconsciente e indirectamente con conductas como la enuresis, dificultades en la comida, ausencia de contacto y relación con el adulto o los otros niños, etc.

Las manifestaciones de la inadaptación están relacionadas también con la diferente capacidad de expresión que se da en las diferentes edades. Así, los más pequeños suelen manifestar sus dificultades de adaptación al cambio a través de alteraciones del sueño, trastornos digestivos como vómitos o diarreas, mayor vulnerabilidad ante las infecciones, etc. Cuando son algo más mayores, aparecen conductas que van desde las manifestaciones de agresividad en la utilización del espacio y los objetos, o los intentos de huida o la ausencia de movimiento. Algunos niños permanecen horas cerca de la puerta o aferrados a la bolsa que traen de casa.

Para valorar la terminación del proceso, Conde, M. considera que “un niño está adaptado cuando es capaz de intercambiar experiencias, cuando habla y aporta datos de los diferentes ambientes, cuando ofrece y acepta una comunicación afectiva, cuando puede expresar afecto y rechazo en su contacto con el educador, es decir, cuando se siente lo suficientemente seguro para mostrar su mundo emocional y su malestar no es tan intenso como para impedir el poder recibir afecto y aportarlo. Cuando esto ocurre se hace también una mayor independencia del educador, incorpora los objetos de la clase, utiliza con más facilidad el espacio y se integra en el grupo de niños.

4.3. El papel del educador en el período de adaptación.

El protagonista del período de adaptación es el niño. Es importante que el educador tenga una actitud receptiva, que se interese por la historia, los gustos y los sentimientos del niño, de forma que éste pueda sentirse único y valorado dentro del grupo numeroso.

El educador debe planificar los recursos pedagógicos que pondrá en funcionamiento durante este período, para garantizar esta atención individualizada al menos en los primeros momentos.

La incorporación escalonada de los niños al centro, los contactos previos con los padres, la flexibilidad en los tiempos y oferta de experiencias, son algunas de las medidas que pueden tomarse para facilitar el período de adaptación.

Es muy importante que en su planificación, el educador haya dispuesto de una guía de observación, adaptado a la edad del grupo, que le permita recoger información relativa a las actitudes y conductas de los niños en sus diferentes manifestaciones.

5. RELACIONES ENTRE LA FAMILIA Y EL EQUIPO DOCENTE.

La participación y colaboración de los padres en las actividades educativas es un derecho que está recogido en la LODE(Ley Orgánica reguladora del Derecho a la Educación, 3 de Julio de 1985).

El R.D. 2376/85 establece la participación de los padres a través del Consejo Escolar. Este órgano tiene como atribuciones más importantes:

(1) Aprobar y evaluar la programación general del centro.

(2) Aprobar el reglamento de régimen interior.

(3) Supervisar la actividad general del centro en los aspectos docentes y administrativos.

(4) Conocer la evolución del rendimiento escolar general del centro, a través de los resultados de las evaluaciones.

(5) Aprobar el proyecto de presupuesto de centro.

El R.D. 1533/86 de 11 de julio regula Las Asociaciones de Padres de Alumnos.

El R.. 1333/91 de 6 de septiembre, por el que se establece el currículo de la Educación Infantil. “La E.I. alcanza su pleno sentido en un marco de colaboración y coordinación entre los elementos que inciden en el proceso educativo de los niños y niñas: el equipo decente y las familias.

El centro de E.I. completa y amplia las experiencias formativas familiares, y la eficacia de la educación depende en gran medida de la comunicación y coordinación familia-escuela que garantice la unidad de criterios educativos.

5.1. Intercambio de información.

El intercambio de información, aunque no el único, es el nivel más básico e importante de colaboración de las familias con al escuela infantil.

Planificar y decidir los cauces por los que tendrá lugar el necesario intercambio de información familia-escuela, es tarea del equipo docente que deberá recogerlo en su Proyecto Curricular.

Es importante saber transmitir a los padres cuál es el papel de cada institución y la complementariedad de éstos, pues así se evitarán malentendidos e injerencias no deseadas.

El equipo docente debe plantearse qué información transmitirá el centro a los padres. En general a éstos les interesa más lo que se refiere a su hijo en particular, pero también es necesario informar sobre aspectos generales como metodología, fundamentación psicopedagógica, etc. Es necesario que se establezcan distintos cauces de comunicación, individuales y grupales que den cabida a todo tipo de información.

5.2. Canales de comunicación.

En función de los objetivos y del contenido de la información que se pretende recabar o transmitir se pueden utilizar distintos cauces de comunicación.

Reuniones de gran grupo. Útiles para la transmisión de información general sobre aspectos organizativos, metodológicos, etc. Requieren una cuidadosa preparación no sólo del contenido de la reunión sino también de aspectos formales como el espacio, horario asequible, cuidado de los hijos, etc.

La entrevista individual. Es el cauce más adecuado para el intercambio de información sobre un niño concreto. Es de especial importancia la primera entrevista por la cantidad y variedad de información que se puede recoger. En entrevistas sucesivas escuela y padres intercambian datos sobre la evolución del niño y buscan juntos distintas estrategias educativas.

Los cuestionarios. Son muy útiles para la recogida inicial de información al comienzo de la escolarización y en otros momentos para conocer datos sobre situaciones concretas. Lo ideal es usarlo en combinación con la entrevista, para tener una visión más completa del niño y su situación. Pueden ser abiertos o cerrados, teniendo cada tipo sus ventajas e inconvenientes. Lo importante, en cualquier caso, es asegurarse del grado de familiaridad de los padres con este tipo de instrumento y con la lectura y escritura.

El contacto informal diario. Los niños y niñas de esta etapa suelen llegar a la escuela acompañados de un adulto. Esto facilita el contacto y se aprovecha el intercambio de información que, no por se informal, deja de tener importancia.

El informe individual. Tiene carácter periódico y se refiere a los progresos efectuados por los niños en su evolución. Hay que tener en cuenta que estos informes reflejan el estado de un niño en un momento determinado y puede cambiar radicalmente en unos meses, por lo tanto habrá que tener especial cuidado en la forma de transmitir la información para no etiquetar a los niños. Para ello es importante describir sus progresos sin entrar en valoraciones, especialmente en las negativas.

Notas informativas. se utilizan para dar información a los padres del estado general del niño durante la jornada en la escuela, así como datos significativos sobre las comidas, sueño y deposiciones que les permite ajustar la actuación en casa, modificando horarios, dietas, actitudes, etc. Se pueden hacer de dos formas: un pequeño impreso donde se anotan las incidencias que el padre debe conocer y se le entrega cuando recoge al niño; otra forma es un cuadro que recoge los datos para cada niño visible para que el padre y éste debe acostumbrarse a mirarlo.

6. BIBLIOGRAFÍA.

*Ver esquema.

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