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Tema 22A – Los problemas de comportamiento en el ámbito educativo. Análisis de los factores que intervienen desde una perspectiva interactiva. El papel de la escuela en la prevención de los problemas de comportamiento.

1. INTRODUCCIÓN

La diversidad de respuestas confusas y variadas a la cuestión de determinación de problemas de cds. y trastornos de comportamientos, viene dada, precisamente, por la indefinición y la inexistencia de delimitación de dichos términos.

El porqué de esta situación, viene dado por:

1) Amplitud del significado de la noción de COMPORTAMIENTO

Llevaría a considerar como trastorno de comportamiento cualquier tipo de perturbación que conlleve una manifestación externa conductual. (toda la psicopatología infantil).

2) Dificultad de localizar la frontera entre lo normal y lo patológico en la población infantil y adolescente.

A) Relativización del concepto de patología al situarse en un contexto evolutivo.

Algunos síntomas de estos trastornos realmente son conductas que resultan adecuadas y con importante valor adaptativo en determinados momentos del desarrollo.

La persistencia de estas cds. más allá de dichos momentos evolutivos, pueden contemplarse como cds. problemáticas y trastornos de cd.

B) Referencia social implicada en la identificación del trastorno.

* La DSM (1980), y en relación a la referencia social que implica el término en su identificación, define el trastorno de conducta como:

– “Patrón persistente y repetitivo de cd. en el que se destaca la violación de los derechos fundamentales de los demás”.

Esta definición implicaría, si se llevara a su extremo, considerar como trastorno todos los actos u omisiones del niño que resulten anormales o molestos para su entorno social.

Vemos aquí subjetividad y carácter situacional de los criterios, que pueden depender de la tolerancia o exigencia de las personas que conviven con el sujeto.

* Siguiendo a Sánchez Moiso (1978), el problema social de este concepto estriba y estará relacionado con la tolerancia o exigencia de las personas con las que convive el niño: familia, compañeros, profesores y amigos.

2. PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO EN EL ÁMBITO EDUCATIVO

Existen diversas facetas que permiten la caracterización de estos trastornos:

Todo ello da lugar a una gran variedad en la selección de los trastornos específicos, así como en la denominación de los mismos.

Una postura integradora de todo ello podría ser la siguiente:

“Se podrían identificar como trastornos del comportamiento los siguientes:

ciertas conductas que afectan a la adaptación del sujeto con sí mismo y con su entorno, interfiriendo negativamente en su desarrollo y realización personal; que se constituyen en síntomas, pero no se organizan en forma de síndrome, sino que se presentan de forma aislada o en combinaciones muy limitadas; que no son patológicas en sí mismas, sino que el carácter patológico viene dado por su EXAGERACIÓN, DÉFICIT O SU PERSISTENCIA más allá de las edades en las que pueden cumplir un papel adaptativo, siendo relativamente estable y resistente a pequeñas intervenciones.

Luego, para hacer un adecuado diagnóstico es necesario:

Una concepción errónea muy frecuente es pensar que la clasificación de los trastornos clasifica a las personas, en este caso a los niños; la clasificación de los trastornos lo que realmente hace es clasificar los trastornos de las personas que lo padecen. Por esta razón, debemos evitar el uso de expresiones como “hiperactivo”, “agresivo”, “ansioso”, y emplear las frases del tipo “niño con hiperactividad”, “niño con conductas agresivas”, “niño con estado de ansiedad”.

2.1. COMPORTAMIENTO HIPERACTIVO

Es una de las alteraciones comportamentales más comunes en la edad infantil y escolar.

Se caracteriza por:

– déficit de atención

– actividad motriz excesiva

– impulsividad o falta de control

– pueden darse otros síntomas como: agresividad, labilidad afectiva, negativismo, dificultades de aprendizaje,…

Dada la evolución histórica del concepto de trastorno hiperactivo e hiperactividad, el elevado nº de definiciones existentes y los cambios en la caracterización que engloba dicho término, ha surgido la necesidad de unificación de criterios a este respecto.

BARKELEY (1983) enumera las características que más se engloban en las diversas definiciones y como factores del diagnóstico diferencial:

– aparición del trastorno en los primeros años de vida

– inquietud motriz y períodos reducidos de atención que no se corresponden con la edad del niño

– generalización de los síntomas

– discrepancia entre nivel de desarrollo cognitivo y problemas de autocontrol manifiestos

– ausencia de déficit neurológico o sensorial

Retomando las características propiamente dichas de la hiperactividad (falta de atención, actividad motriz excesiva, falta de autocontrol), la DSM la denominó “desorden de falta de atención con hiperactividad”.

Observamos, en relación a esta denominación, cómo los niños hiperactivos muestran actividades musculares excesivas, exageradas, dificultades para fijar la atención, fácil distraibilidad, escaso seguimiento de instrucciones, cd. impulsiva y baja tolerancia a la frustración.

à Suelen ser niños socialmente desinhibidos e inmaduros y, aunque no muestran dificultades específicas intelectivas, son malos estudiantes y muestran dificultades determinadas de aprendizaje como dificultades para la lectura y otras tareas básicas.

Los niños hiperactivos son los alumnos que mayores problemas de cd. causan durante los años de primaria.

Generalmente, la hiperactividad se manifiesta muy tempranamente; en caso de manifestarse más tarde, habrá que indagar sobre aspectos emocionales del niño. Así, niños deprimidos y angustiados pueden reproducir patrones típicos hiperactivos, aunque no deben ser considerados como niños con síndrome hiperkinético.

Sólo a través de la evaluación con pruebas psicológicas y neurológicas, debemos establecer un criterio, y siempre en función del estudio del caso en particular.

CARACTERÍSTICAS DEL TRASTORNO HIPERACTIVO

à Déficit de atención:

VEGA (1988): el desarrollo normal del control atencional podría secuenciarse de la siguiente forma:

– Hasta los 2 años: no existe control por parte del niño. La atención es dirigida por estimulación.

– De 2 a 5 años: ya existe control voluntario, aunque está dominado por los aspectos más centrales y salientes de los estímulos.

– A partir de los 6 años: el control pasa a ser interno. Se hace selectivo para determinados estímulos y no sólo para los centrales o más salientes. Depende de si sirven para la resolución de problemas.

En los alumnos hiperactivos, estos procesos están claramente alterados, de forma que pueden presentar dificultades para centrar la atención en períodos de tiempo continuos y el proceso atencional no llega a ser interiorizado, con lo que sigue siendo dirigido externamente.

En las situaciones grupales estos déficits se intensifican debido a que requieren mayor capacidad de atención y más selección de los estímulos atencionales.

à Actividad motriz excesiva:

Se manifiesta por una actividad corporal excesiva y desorganizada, sin fin concreto.

La esencia de finalidad es la clave para su encuadre y su diferencia de la actividad acusada que desarrolla el niño normal de cierta edad en situaciones determinadas.

à Impulsividad o falta de control:

El comportamiento de todo niño es inicialmente controlado por los adultos con arreglo a ciertas normas que con frecuencia se oponen a sus deseos; tales normas, externas e impuestas, llegan a interiorizarse en el curso del desarrollo, de forma que el control externo da paso al autocontrol.

La verbalización de las normas es proceso indispensable para la interiorización posterior.

En un principio, las instrucciones adecuadas las damos los adultos, en forma de verbalizaciones de dichos pensamientos. Pero hay que ir dando paso a mayores implicaciones e iniciativas por parte del niño.

La conducta impulsiva se constituye en uno de los aspectos relevantes del trastorno, ya que el proceso de autocontrol está alterado.

Se observa en los niños con impulsividad una tendencia a la satisfacción inmediata de sus deseos y baja tolerancia a la frustración.

EVOLUCIÓN DEL TRASTORNO HIPERACTIVO

Antes de la edad preescolar se suelen dar problemas en la alimentación y sueño, inquietud excesiva y episodios de negativismo y rabietas.

En la edad preescolar aparecen los síntomas característicos del trastorno.

En la edad escolar aparecen las perturbaciones secundarias:

– problemas en las relaciones interpersonales

– dificultades de aprendizaje escolar

Existen ya desde el principio interacciones problemáticas en el marco familiar: padres con sentimiento de impotencia y riesgo de aislamiento social.

Las interacciones con los iguales son reducidas, por sus síntomas que hacen provocar rechazo de los otros. Carecen, por tanto, de la experiencia de estas interacciones, importantes en el desarrollo social del individuo.

El aislamiento y el rechazo social también tiene consecuencias negativas sobre la valoración de sí mismo. (autoestima)

La situación de fracaso continuado revierte en una desvinculación cada vez mayor del niño hiperactivo en su proceso de aprendizaje. En la adolescencia aparecen con frecuencia conductas antisociales, al tiempo que resulta especialmente afectado el nivel de autoestima del individuo.

IMPLICACIONES EDUCATIVAS

Es muy importante un adecuado diagnóstico y el conocimiento de los síntomas de la hiperactividad y la forma correcta de afrontarlo.

Así, es necesario implementar un programa adecuado de ayuda (ver anexo), donde se programen programas individualizados de entrenamiento en autocontrol, reducción de actividad excesiva, y Programa de mejora atencional.

Es necesario también un adecuado modelo de instrucción, poniendo especial cuidado en la secuenciación de la dificultad de las actividades (correcta graduación del trabajo e introducción de ayudas externas).

2.2. CONDUCTA AGRESIVA

Constituye una de las perturbaciones conductuales infantiles que más preocupan a padres y educadores.

KONRAD LORENZ (1966) considera la conducta agresiva como un impulso innato, que a lo largo de la historia del hombre ha supuesto una función positiva y adaptativa. Habrá que enseñar al niño a eliminar de dicha conducta aquellos aspectos socialmente inadaptados y a canalizarlos hacia actividades socialmente tolerables y positivas.

BANDURA (1979) sitúa los orígenes de la agresión en el aprendizaje social. Es aprendida socialmente a través de modelos de aprendizaje que interactúan con el niño en su entorno. Son conductas indeseables que pueden ser eliminadas mediante procedimientos de modificación de conducta.

Hay otras posiciones intermedias e integradoras que consideran la agresión como un impulso aprendido en la historia personal del niño, a través de situaciones frustrantes para él y necesidades tempranas insatisfechas. Aquí, la labor de la psicoterapia será conocer y compensar dichas frustraciones con el fin de eliminarlas y, a su vez, eliminar y controlar la conducta agresiva.

Los comportamientos agresivos aparecen muy precozmente en los niños; con la edad cambia su expresión, es controlada más eficazmente, quedando parcialmente reprimida y, en otro término, invertida en el juego y actividades lúdicas.

FESBACK (1970) distingue dos tipos de clasificaciones en la conducta agresiva:

1. MANIPULATIVAS: se dan hasta los 2-3 años, edad en que van desapareciendo gracias a las interacciones del niño con los padres. Hasta entonces son estrategias que el niño utiliza antes de la adquisición de recursos más adaptativos.

Se dan cuando las manifestaciones agresivas son un medio para conseguir determinados fines (mantener o defender objetos o situaciones). Estas agresiones están relacionadas con el control del entorno y la conservación de la propia identidad. (Debidas a problemas de habilidades sociales o falta de autocontrol).

2. HOSTILES: tienen finalidad en sí mismas, hacer daño por hacer daño. Presentan un patrón de conducta muy estable y persistente a lo largo de su desarrollo. (Son debidas a problemas afectivos).

Las conductas agresivas no constituyen por ellas mismas un trastorno de comportamiento; para que sean trastorno hay que analizar de la conducta agresiva lo siguiente:

DESARROLLO Y MANIFESTACIÓN DE CONDUCTAS AGRESIVAS

Aquí son muy importantes los procesos de aprendizaje social, las interacciones adulto-niño y la imposición de control externo.

à En cuanto a la familia, hay relaciones significativas entre los distintos estilos de interacción paternos y la aparición de conductas agresivas. Los estilos que más promueven estas conductas se caracterizan por:

– rechazo a los hijos

– falta de sensibilidad ante las necesidades del niño

– inconsistencias en las estrategias de control utilizadas por los padres, tanto si son de absoluta permisibilidad como de imposición autoritaria y punitiva de las normas de comportamiento.

à En cuanto al entorno educativo, los estilos que potencian las manifestaciones agresivas del niño son:

– los estilos más permisivos

– los estilos más autoritarios y hostiles

Existen además situaciones que facilitan la manifestación e intensificación de dicho comportamiento:

– planteamiento educativo que se sustente en la homogeneización de los individuos

– relaciones de competencia y rivalidad

Todo ello genera sentimientos de inseguridad personal, ansiedad, dificultades de integración en el grupo y, en consecuencia, una serie de manifestaciones externas perturbadoras como son las conductas antisociales y comportamientos agresivos.

Hemos de pensar que el contexto educativo institucional (la escuela) puede compensar las influencias negativas procedentes de otros contextos de convivencia. La escuela posee recursos para favorecer la adquisición de conductas sociales adaptativas, y el desarrollo del autocontrol en los niños, si se contemplan éstos como parte de los objetivos a atender. Se pueden diseñar tareas que potencien la interacción cooperativa entre iguales, favorecer la participación de los niños en la elaboración y aplicación de las normas (que el control externo también recaiga en el grupo).

El análisis de las conductas inadaptadas debe responder a las siguientes preguntas:

– ¿qué provoca esta conducta? Antecedentes de la misma. ¿qué ocurre antes de que aparezca?

– ¿cuáles son las reacciones del niño? Descripción en términos operativos de la conducta.

– ¿qué consecuencias tiene su conducta? ¿qué ocurre después? ¿qué cambios se produce en la conducta ante las diferentes reacciones de los adultos?

– ¿qué consecuencias ha tenido? ¿qué ha ganado o qué ha perdido?

Todo ello servirá para elaborar un programa de modificación de conducta.

2.3. LA INADAPTACIÓN

Situación en la que el alumno se puede encontrar como consecuenca de:

La inadaptación repercute negativamente en el rendimiento (se supone que se posee una dotación intelectual aceptable, aunque ésta se puede ver afectada si la inadaptación ha sido severa y desde la más temprana edad).

à El origen de la inadaptación puede ser múltiple:

Una madre superprotectora incapacita el crecimiento de los niños.

Un abandono por parte de padre, una diferente valoración de los hijos, la pobreza y hambre, la ansiedad, la violencia en el seno familiar… Pueden ser causantes de serios desajustes en el desarrollo del niño, evitando que vaya superando armónicamente las diferentes etapas de su infancia.

La familia puede crear graves dificultades en el proceso socializador del niño y este fracaso quedar oculto y sin posibilidades de corrección o quedarse “dentro de la familia”: nadie más va a venir desde fuera y opinar con cierta autoridad sobre la buena o mala actuación familiar.

Solamente cuando el niño se incorpore a la escuela (segunda y fundamental institución en el proceso socializador) se podrá constatar y verificar, de manera oficiosa pero real, la bondad o no del proceso familiar anterior.

El mismo barrio produce sus propios modelos sociales.

El mismo sistema escolar fomenta o puede fomentar la inadaptación, si existe ambiente competitivo, insolidario o solamente “aguanta” a los niños o intenta “deshacerse” de ellos.

Destacaríamos la repetición cíclica (generaciones) de los procesos de marginación en muchos casos.

Paradójicamente, la integración social es la menos considerada dentro de la integración escolar. En los EOEPs no existe normativa clara sobre este tipo de integración. Al no tenerlos contemplados “oficialmente” no se pueden investigar causas, clasificar los casos y promover actuaciones integradoras de esos niños desde la escuela.

LA ESCUELA ANTE LA INADAPTACIÓN

La escuela es una de las instituciones fundamentales en el proceso de socialización.

El educador, al no conocer las causas y los mecanismos de la inadaptación, le lleva a actuar por intuición o según la experiencia, bien intencionadas, pero que no consiguen sus objetivos.

Se llega a la conclusión de que “no se puede hacer nada con este alumno”.

El siguiente paso, es la defensa ante la agresión (ya que si acaban imponiéndose los inadaptados, es el caos más absoluto).

Por ello, y ante la imposibilidad de que cambien la trayectoria de esos alumnos, la escuela intenta controlarlos, aislarlos o en último caso prescindir de ellos.

à Existen razonables justificaciones para la expulsión:

à Pero existen alternativas pedagógicas:

Los alumnos deben avanzar en un proceso de autonomía personal, de protagonismo en su propia historia.

Crear un marco escolar participativo, transparentemente democrático, con normas adaptadas por todos, que les anime a tomar responsabilidades y a asumir la Ley como una norma colectiva que se debe respetar.

Debemos conseguir que no exista discrepancia entre las familias y el colegio, (si no participación, por lo menos respeto).

La labor educativa ha de ser abierta, mostrando otras realidades, enriqueciéndose con el contacto y descubrimiento de otros ambientes, culturas, personas (marginación psicológica).

2.4. ANSIEDAD Y AISLAMIENTO INFANTIL

La inclusión de estos trastornos dentro de las alteraciones de comportamiento, se debe a razones de implicaciones; así, el niño con ansiedad y aislamiento infantil presenta conductas problemáticas y desadaptativas que interfieren con las conductas de los niños normales y compañeros.

à Características que pueden presentar estos niños:

Alteraciones por ansiedad: se caracteriza por perturbaciones por miedos irreales, hipersensibilidad, pesadillas,… su angustia le produce una gran inseguridad y falta de autoconfianza; timidez, sumisión; preocupación, dependencia,…

Alteraciones por aislamiento: se produce por el intento del niño de minimizar su angustia; el niño se aisla y encierra en sí mismo. No puede desarrollar patrones de conducta adaptados.

Se manifiestan tímidos e incapaces de establecer relaciones íntimas. Se muestran desinteresados y predispuestos a ensoñaciones o fantasías irreales.

ASPECTOS CAUSALES DE LAS REACCIONES DE ANSIEDAD Y AISLAMIENTO

à Sensibilidad anormal: construcción y generalización de reacciones de miedo desproporcionados.

à Destrucción de sentimientos de seguridad: a causa de factores que han producido dolor y malestar (enfermedades, pérdidas, accidentes,…).

à Efectos de figuras parentales sobreprotectoras o sobreangustiadas: esto suele traducirse en falta de confianza e inseguridad.

à Patrones interpersonales inadecuados: las reacciones sociales suelen ser estímulos aversivos y frustrantes, nunca satisfactorias.

Las perturbaciones de ansiedad y aislamiento, afortunadamente no se suelen extender más allá de la edad de la etapa Primaria, pues a medida que van creciendo los niños las interacciones y actividades conjuntas con sus compañeros ayudan en gran manera a ofrecer éxito, relaciones interpersonales satisfactorias, experiencias no frustrantes y exitosas,…

3. ANÁLISIS DE LOS FACTORES QUE INTERVIENEN DESDE UNA PERSPECTIVA INTERACTIVA

Toda acción preventiva presenta mayores posibilidades de éxito si en su planificación se han tomado muy en cuenta todas las variables y factores que pueden intervenir en la aparición de los trastornos de conducta de los alumnos.

En cada uno de los alumnos que presente trastornos del comportamiento, puede haber tenido lugar la intervención de factores muy diversos, pues su entorno puede ser muy distinto de unos a otros, sus interacciones y relaciones interpersonales vividas de forma diferente, vivencias y experiencias tempranas muy desiguales…

Sin embargo, tenemos que hacer un intento por unificar los criterios por los cuales una variable o factores, que intervienen en determinadas situaciones, dan lugar en la mayoría de los casos a trastornos y alteraciones muy determinadas, a trastornos de cd.

Si hablamos de factores que intervienen, debemos hablar de SITUACIONES DE RIESGO, que serán donde mayor énfasis, influencia o tiempo intervengan dichos factores.

Vamos a analizar éstos situándolos a dos niveles:

FUERA DEL SISTEMA EDUCATIVO (NIVEL ASISTEMÁTICO)

A estas edades, estas situaciones están localizadas en la familia y en su área de influencia, antes y durante el ingreso en la escuela.

La familia interviene de manera decisiva en la maduración biológica, física, psíquica y social de los alumnos, de sus miembros.

Dentro de la familia el lenguaje gozará de un papel trascendental; la correcta estimulación lingüística, el intercambio comunicativo, marcarán las pautas de las relaciones con los demás, de su desarrollo social, cognitivo y en el completo desarrollo social de su personalidad.

El lenguaje tb. ofrece la posibilidad de intercambiar ideas, opiniones, distintos puntos de vista, argumentos lógicos… Las explicaciones de los padres de niños con problemas de cd. suelen ser incoherentes, vacías, ilógicas y faltas de contenido comunicativo.

El contacto directo con otras fuentes de información más idóneas, el diálogo mutuo, lógico y adaptado al nivel madurativo del niño, serán fundamentales en su enriquecimiento psíquico; en su madurez.

EN EL SISTEMA EDUCATIVO (NIVEL SISTEMÁTICO)

El ingreso a la escuela supone, para la mayoría de los alumnos, un ajuste social y psicológico con el que ellos mismos no contaban.

Desde la escuela debe ofrecerse, al alumno que pueda mostrar desequilibrios, las respuesta más acertadas para la prevención o desaparición de los factores que han hecho posible tales situaciones problemáticas.

La escuela debe alentar a sus alumnos a la participación responsable, a fin de lograr las situaciones más óptimas de integración e interrelación personal.

De la misma forma, desde la escuela se debe implicar a los padres de manera activa en la formación, aprendizaje y desarrollo de sus hijos; dicha implicación se conseguirá estableciendo cauces de participación y comunicación adecuados.

* Debemos rechazar posturas tales como (relación familia-escuela):

– Alejamiento de los padres con respecto a la escuela.

– Desinformación a los padres de las cds. desadaptativas de los niños.

– Falta de implicación de la comunidad educativa en su totalidad.

– Obstaculización en la participación de los padres en relación con el proceso de ajuste llevado a cabo por el personal educativo, así como en todo el proceso educativo.

Desgraciadamente, estas posturas suelen ser la tónica general de las relaciones familia-escuela en más ocasiones de las que son deseables, lo que nos interesa a todos será lo contrario; es decir, la cooperación mutua en el análisis detallado de todos y cada uno de los factores que intervienen en la conducta del niño, evaluación del alumno, planes de actuación y sobre todo en la prevención.

* Con respecto a las relaciones profesor-compañeros-alumno-sistema educativo, a menudo nos encontramos con una serie de factores como:

– estos alumnos no se sienten integrados en el grupo-clase

– los contenidos y materias que se imparten no correlacionan con sus intereses

– las conductas adaptativas suelen conllevar problemas de rendimiento y/o trastornos de aprendizaje y viceversa

– estos alumnos se interrelacionan negativamente con profesores y compañeros reclamando constantemente su atención

Tradicionalmente, la escuela no ha logrado integrar a estos alumnos ni solucionar sus problemas debido a la propia institución escolar, pues, en muchas ocasiones, se encuentran en situaciones de marginación dentro del aula, con escasa atención del profesor y propensos a enfrentamientos entre ambos.

Afortunadamente, y gracias a la nueva concepción del S.E. y de las situaciones de E/A, estos problemas se están viendo paliados.

* Los factores generales más relevantes que intervienen en la aparición de trastornos comportamentales de los niños a modo de resumen son:

– relaciones matrimoniales y familiares

– cuidados, afecto, comunicación

– relaciones entre hermanos

– integración y comunicación en los grupos (grupo-clase)

– aceptación de las normas

– cooperación familia-escuela

– diseño y desarrollo curricular

– orientación familiar

– planes de prevención

– relaciones profesor-alumno

– relaciones compañeros-alumno

4. EL PAPEL DE LA ESCUELA EN LA PREVENCIÓN DE PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO

Tanto en las fases de diagnóstico y prevención como en las de evolución y asistencia, los equipos docentes y los diferentes equipos de apoyo serán de gran utilidad a la hora de ofrecer ayuda en determinados aspectos a aquellos alumnos que, por diversas razones, pueden presentar alteraciones comportamentales y conductas adaptativas.

La prevención desde la escuela debe llevarse a cabo por personas cualificadas y comprometidas, aunque siempre contando con la totalidad de la comunidad educativa.

La formación del profesorado y de los demás equipos de intervención deben incluir estudios y nociones sobre las posibilidades preventivas que ofrece la escuela como comunidad e institución.

Alrededor de un 5% de los niños en edad escolar están gravemente inadaptados y, hasta un 25% precisan atención específica, por lo que debe procurarse desde la escuela ofrecerles los medios necesarios para su óptimo desarrollo social y personal.

Patterson (1982) à afirma que existe una secuencia ordenada de la conducta antisocial que va desde las manifestaciones más moderadas a las más extremas.

Las que se perciben en la escuela son las más moderadas y será aquí donde debamos intervenir.

La escuela debe dar una educación integral, donde se produzca un desarrollo pleno de las facultades físicas, intelectuales y sociales, e intervenir desde edades tempranas por varias razones:

– el comportamiento en la primera infancia es un gran predictor del comportamiento posterior

– la conducta antisocial raramente se inicia en los primeros momentos de la escolarización, según diversos investigadores

– la conducta problemática es un proceso continuo que la escuela puede frenar

– estas conductas aparecen levemente y evolucionan en intensidad y frecuencia, por lo que la intervención de la escuela puede ser decisiva en cuanto a su prevención se refiere

– el S.E. es el mejor medio para lograr los objetivos preventivos de delincuencia infantil y juvenil

En otro sentido, los problemas académicos y de fracaso escolar pueden llegar a producir conductas antisociales y viceversa, alterando el ritmo normal tanto del desarrollo y la formación académica del alumno como del grupo-clase en general.

De esta forma, y dentro del marco de la reforma educativa, han cambiado los conceptos con respecto a estos alumnos. Son alumnos con n.e.e. y cuyo proceso de E/A debe contar con aspectos como adaptaciones curriculares, objetivos, contenidos y métodos de evaluación específicos e individuales.

Así, el tutor debe estar preparado para realizar adaptaciones curriculares, detectar n.e. y conocer las circunstancias personales de sus alumnos. Tiene que intentar relacionarse con los padres para colaborar conjuntamente.

La escuela, en general, debe garantizar actividades de integración óptimas con los alumnos de nuevo ingreso, conocer las situaciones del alumno individualmente, en grupo y en el centro, en su entorno familiar y social. Debe conocer la dinámica del grupo-clase e intervenir, si fuera necesario, lo más tempranamente posible.

La orientación jugará, obviamente, un papel trascendental en la prevención de conductas desadaptativas del alumno; debe ser asumida por un profesor que desarrolle funciones específicas de relación con el alumnado y el resto de la comunidad escolar.

En fin, la escuela debe ofrecer apoyo educativo en caso necesario y en situaciones donde los profesores ordinarios no puedan atenderlas.

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