Tema 57 – Anatomía y fisiología de los órganos de los sentidos en el ser humano. Hábitos saludables y principales enfermedades

Tema 57 – Anatomía y fisiología de los órganos de los sentidos en el ser humano. Hábitos saludables y principales enfermedades

1. INTRODUCCION

Los receptores sensoriales son los encargados de captar Los estímulos externos (distintas formas de energía) e internos. La sensación es la señal en nuestra con­ciencia de una modificación del medio externo o interno A través de los nervios, la información, recibida por Los distintos y específicos receptores sensoriales, es en­viada al Sistema Nervioso Central (SNC), el cual elabora una respuesta que es llevada a cabo por los efectores, esto es, músculos y glándulas endocrinas y exocrinas. De esta forma se produce en el ser humano una de las tres funciones vitales: la función de relación con el medio que lo rodea.

Existe una transmisión sensorial a través del eje somático sensorial, que lleva la información desde la periferia hacia el SNC.

Las sensaciones pueden ser sencillas, producidas por la excitación de un solo tipo de receptores, y sintéticas, producidas por la excitación de varios receptores.

Cada uno de los tipos de sensaciones que se pueden experimentar (dolor, tacto, visión, etc.) recibe el nombre de modalidad sensorial. Sin embargo, a pesar de que se experimentan estas diferentes modalidades de sensación, las fibras nerviosas sólo transmiten impulsos.

Los receptores sensoriales son células que se adaptaron a captar información externa e información interna. Estas células deben captar el estímulo, “codificarlo” al Lenguaje de impulsos nerviosos y enviarlos al SNC para que pueda ser procesado y ser útil para el organismo. Los receptores pueden ser, o bien neuronas modificadas (células sensoriales primarias) o bien células no nerviosas (células sensoriales secundarias), que se comunican con neuronas. Las células sensoriales secundarias se concentran frecuentemente en los órganos sensoriales.

Los receptores se pueden clasificar de acuerdo a la naturaleza del estímulo: mecanorreceptores, quimiorreceptores, termorreceptores, fotorreceptores, nociceptores.

Otra forma de clasificarlos es según la po­sición que ocupen;

Los interoceptores (hambre, sed o dolor vis­ceral), están ubicados en los vasos sanguíneos y en las visceras. Los propioceptores reciben información del interior del cuerpo (posición), como el oído interno, o los músculos. Los ex-teroceptores reciben información del exterior del organismo, Lo ponen en contacto con el medio que lo rodea.

2. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DE IOS SENTIDOS EN EL SER HUMANO

Los órganos de los sentidos son órganos especializados que se clasifican según el sentido que afecta: tacto, gusto, olfato, vista y oido.

2.1. Sentido del tacto

Anatomía. La piel

La piel es un sistema que regula la temperatura corporal, percibe los estímulos de dolor y placer, no permite que determinadas sustancias entren en el organismo y representa una barrera protectora frente a los efectos perjudiciales del sol.

Cada estrato de la piel cumple con una tarea específica.

– Epidermis: La epidermis es la capa exterior fina, que en su parte superior presenta el estrato córneo que contiene queratina, está formada por restos de células muertas y protege la piel de las sustancias nocivas. En la parte inferior de la epidermis se hallan los melanocitos, células que producen melanina (el pigmento oscuro de la piel).

– Dermis: La dermis contiene receptores táctiles y del dolor, cuyas ramificaciones llegan hasta la superficie de la piel y a diversas glándulas funcionales de la misma: las glándulas sudoríparas, que producen el sudor, las glándulas sebáceas, que producen sebo, y los folículos pilosos, que dan origen al pelo. También, en el interior de la dermis, se encuentran vasos sanguíneos que proporcionan nutrientes y calor a la piel, así como nervios que se ramifican entre las diferentes capas de la misma.

– Tejido graso subcutáneo: La capa de tejido graso subcutáneo se localiza por debajo de la dermis y ayuda a aislar al cuerpo del calor y del frío, así como amortiguar los golpes en determinadas zonas del cuerpo. En las diversas regiones del cuerpo varían el espesor y el color de la piel, así como el número de glándulas sudoríparas > glándulas sebáceas, foíícuíos piíosos y nervios. Las capas de epidermis y queratina son más gruesas en las plantas de los pies. Las yemas de los dedos de las manos y de los pies están muy inervadas y son extremadamente sensibles al tacto. Las partes más sensibles al tacto son: cara, cuello, labios y lengua. La piel tiende a sufrir cambios a lo largo de la vida de una persona. La piel pierde agua, pierde tejido graso y se reseca con más facilidad.

Fisiología. Receptores del tacto

Es un sentido somático ya que recoge información sensorial del cuerpo. La sensación del tacto suele deberse a la estimulación de receptores táctiles que se hallan en la piel o en los tejidos que se encuentran inmediatamente por debajo de la piel.

Se conocen varios tipos de receptores del tacto, siendo los más estudiados los siguientes:

– Terminaciones nerviosas libres: se encuentran en cualquier lugar de la piel, y en otros tejidos. Pueden responder al frío, calor, dolor. El dolor está mediado por determinadas terminaciones nerviosas (nociceptores) que detectan daño tisular físico o químico (son polimodales: se activan por estímulos mecánicos, térmicos, químicos, eléctricos…)

– Corpúsculo de Meissner, que es una terminación nerviosa capsulada que excita una fibra nerviosa sensorial grande mielínica. Estos receptores son especialmente abundantes en la punta de los dedos, los labios y otras zonas de la piel donde la capacidad para recoger las sensaciones del tacto es excepcionalmente alta. Se encargan del tacto ligero.

– Discos de Merkel en forma de copa con los extremos ensanchados. Se encuentran en las yemas de los dedos y en otras regiones ricas en corpúsculos de Meissner. Propagan sus impulsos por fibras mielínicas. Se diferencian de los corpúsculos de Meissner en que transmiten la sensación durante mucho tiempo.

– Corpúsculo de Krause: con forma encapsulada, que presenta una especial sensibilidad al frío.

– Órgano piloso: terminal constituido por un pelo y su fibra nerviosa basal. El movimiento ligero de cualquier pelo estimula la fibra nerviosa que rodea su base.

– Órganos terminales de Ruffini: formados por terminaciones ramificadas, que reconocen estados continuos de deformación de los tejidos profundos, así como se estimulan ante el calor. Se encuentran en las capas profundas de la piel y en tejidos subyacentes.

– Corpúsculos de Vater-Paccini: se encuentran debajo de la piel y también en regiones profundas. Detectan la presión, la vibración y movimientos rápidos en los tejidos.

2.2. Sentido del gusto

El sentido del gusto y del olfato se encuentran muy relacionados porque se encargan de detectar sustancias químicas disueltas en el aire (olfato) o en líquidos (gusto), por lo que se dicen que son sentidos mediados por quimiorreceptores.

Anatomía

El gusto es función de las papilas gustativas localizadas en la boca; las papilas gustativas permiten seleccionar los alimentos según el deseo de las personas y también según las necesidades tisulares de orden nutritivo. Existen cuatro sabores básicos: ácido, salado, dulce y amargo. Sin embargo, una persona puede percibir miles de sabores diferentes como consecuencia de las combinaciones de las cuatro sensaciones primarias.

Las papilas gustativas son los receptores encargados de la aparición de los sabores. Se encuentran localizados principalmente en los bordes y en el dorso de la lengua, pero también se encuentran en la epiglotis, paladar blando y faringe.

Las papilas gustativas están constituidas por la agrupación de los botones gustativos, existiendo tres tipos de papilas:

– Papilas fungiformes.

– Papilas caliciformes.

– Órganos foliados.

Los botones gustativos son formaciones intraepiteliales, ovoides de unos 70 m de alto por 40 m de ancho, formados por una veintena de células alargadas, fusiformes dispuestas en duela de tonel. La base del botón gustativo reposa sobre el corion subyacente por entremedio de una membrana basal en continuidad con el epitelio adyacente. Las caras laterales están limitadas por las filas celulares de este epitelio. El extremo superior aflora en la superficie del epitelio y consta de una foseta gustativa troncocónica que se abre al exterior por un poro gustativo

Los botones gustativos derivan del epitelio en el que están insertos, bajo la influencia de las terminaciones nerviosas. Si el nervio se sutura enseguida y se regenera, se observa la diferenciación de las células de los botones gustativos a partir de las células epiteliales. Las células de los botones gustativos son de dos tipos: células oscuras y células claras.

Las células oscuras son más numerosas, poseen la extremidad superior afilada formando un cuello estrecho y alargado. El citoplasma contiene microtúbuíos, microfilamentos y un corpúsculo basal. La célula termina a nivel del poro gustativo por largas microvellosidades. Estas células contienen además de los orgánulos típicos, granos densos.

Las células claras son menos numerosas; poseen una extremidad superior menos afilada y menos larga, terminándose a nivel del fondo de las fóselas gustativas por microvellosidades más cortas y más espesas.

Las células claras y las células oscuras se reúnen entre ellas y unas con otras por medio de complejos de unión, formando así una barrera continua en el fondo de la foseta gustativa.

Fisiología

Como ya se ha indicado, el gusto resulta de la combinación básica de cuatro sabores elementales, independientemente de la influencia que pueden tener sobre el sabor el olfato, las sensaciones táctiles y las sensaciones térmicas. La lengua no es uniformemente sensible a cada sensación gustativa primaria; la sensibilidad al sabor dulce es máxima en la punta de la lengua, el ácido en los bordes laterales, el amargo en la parte posterior y el salado en los bordes anteriores.

– El sabor ácido está causado por ácidos, y la intensidad de la sensación gustativa es proporcional a la concentración de los iones hidrógeno: es decir, cuando más fuerte es el ácido, mayor es la sensación producida.

– El sabor salado depende de las sales ionizadas; la calidad del gusto depende de una sal a otra; los cationes de las sales son los principales responsables del gusto salado, aunque los aniones también contribuyen en pequeña medida.

– El sabor dulce no depende de ninguna clase aislada de productos químicos; puede
ser causado por azúcares, glicoles, alcoholes, aldehidos, cetonas, amidas, esteres,
aminoácidos, ácidos sulfúricos, ácidos halogenados y sales inorgánicas de plomo
y berilio. Estas sustancias no entran en las células gustativas, sino que se unen a
una proteína de membrana, la proteína G (Gustoducina),que a través de segundos
mensajeros provoca una despolarización e inicia la transmisión nerviosa.

– El sabor amargo, al igual que el sabor dulce, no depende de un solo tipo de producto químico; las sustancias que dan sabor amargo son todas de carácter orgánico; entre ellas se encuentran las sustancias orgánicas de cadena muy larga y los alcaloides (quinina, cafeína, estricnina y nicotina). Estas sustancias también actúan sobre la proteína G, en esta ocasión los segundos mensajeros producen una liberación de iones calcio desde el retículo endoplasmático que se acumula en el citoplasma y produce la despolarización de la célula gustativa. El sabor amargo, no es un sabor agradable, las papilas del sabor amargo tienen función protectora lo que produce rechazo, por ejemplo: sustancias en mal estado, tóxicos,…

Actualmente se discute esta teoría, de los 4 sabores básicos, propuesta por investigadores de finales del siglo XIX. Se están introduciendo nuevas categoría como el sabor metálico, el de regaliz y el umami, variedad gustativa inducida por el glutamato, uno de los veinte aminoácidos que forman las proteínas, que actúa también mediado por la proteína G (Smith, 2001). También se está abandonando la idea del tradicional “mapa del gusto “, localizando estos sabores básicos en distintas zonas de la lengua, argumentándose más bien, que existe una distribución de los botones gustativos por toda la lengua y el paladar, sin estar concentrados en zonas determinadas (Figura 7).

Desde una perspectiva de transmisión nerviosa, el gusto se estructura en tres ámbitos: el de los órganos sensoriales periféricos o botones gustativos, las vías nerviosas periféricas (pares craneales séptimo, noveno y décimo) que se integran en el tálamo y proyecciones superiores (córtex gustativo parietal primario y secundario). La transmisión de la información hasta el córtex se realiza sólo por tres neuronas.

2.3. Sentido del olfato

Anatomía

Está localizado en las fosas nasales. Probablemente se trate del sentido menos conocido, por la localización de la membrana olfatoria y por lo subjetivo de este sentido.

Las fosas nasales son dos cavidades, separadas por un delgado tabique sagital, situado por encima de la cavidad bucal, por debajo de la cavidad craneal y por dentro de las cavidades orbitarias.

La mucosa olfatoria está situada en la parte posterosuperior de cada una de las dos fosas nasales, extendiéndose sobre el cornete superior y el tercio superior del tabique nasal. Está constituida por un epitelio que reposa sobre un corion por intermedio de su membrana basal.

El epitelio olfatorio es un epitelio prismático estratificado formado por tres tipos de células;

– Células básales: son triangulares y están dispuestas irregularmente en la parte profunda del epitelio, reposando sobre una membrana basal.

– Células de sostén, de forma cilindrica, más o menos afiladas. Su pelo basal reposa sobre la membrana basal, entre las células básales; su pelo apical presenta numerosas microvellosidades alargadas, y sus caras laterales están unidas a las prolongaciones dendríticas de las células neurosensoriales; su citoplasma contiene, además de los orgánulos habituales de todas las células, granos de pigmento amarillo.

– Células neurosensoriales olfatorias: son fusiformes, con núcleo redondeado. Están situadas en la capa media del epitelio, entre las prolongaciones básales de las células de sostén.

Del cuerpo celular salen dos prolongaciones, una de las prolongaciones llega a las células de sostén y acaban allí en una vesícula olfativa cubierta de células, y la otra prolongación llega a las células básales, franqueando la membrana basal y entrada en el corion donde se reúne con otras prolongaciones del mismo tipo para formar, con las células de Schwann que las rodean, los filetes olfatorios visibles en el corion.

El corion está formado por tejido conjuntivo, que contiene filetes nerviosos amielínicos constituidos por las prolongaciones de las células neurosensoriales del epitelio; estas prolongaciones atraviesan la lámina cribosa del etmoides para alcanzar el bulbo olfatorio.

También presenta terminaciones sensitivas de las fibras del nervio nasal interno, numerosos vasos sanguíneos, voluminosas glándulas exocrinas tubuloacinosas (glándula de Bowman) y mucosas, cuyo canal excretor desemboca en la superficie del epitelio.

Fisiología

Las sustancias que causan la estimulación olfativa deben de ser volátiles, para que pueda penetrar en las fosas nasales, ligeramente soluble en agua para que pueda atravesar el mucus hacia las células olfatorias, y también soluble en lípidos ya que los pelos olfatorios y los extremos externos de las células olfatorias están formados por materiales lipidíeos.

La estimulación de las células olfatorias por sustancias odoríferas comienza en los cilios, donde se encuentra el receptor específico. El receptor unido a la molécula odorífera activa el complejo de proteína —G, el cual, activa varios complejos de adenilato ciclasa, formando AMPc (2° mensajero), que a su vez abre los canales de Na+, produciendo la salida de la señal nerviosa.

Desde una perspectiva de transmisión nerviosa, el olfato se estructura de la siguiente forma: el epitelio olfatorio detecta las moléculas odoríferas inhaladas, y ocupa un segmento limitado del techo de las fosas nasales; está formado por cinco millones de neuronas olfatorias que envían mensajes directamente al bulbo olfatorio, donde se produciría una primera integración del mensaje en unas regiones denominadas glomérulos. Desde el bulbo olfatorio la señal olorosa se envía al córtex cerebral, responsable del reconocimiento de la misma que se sitúa en la corteza temporal (área medial y área lateral) y corteza orbito frontal, junto a las señales enviadas al sistema límbico, responsable de las reacciones emocionales que esta señal olorosa puede generar. El olfato es el más evocador de todos nuestros sentidos.

En un principio, se intentó realizar un listado de sensaciones olfatorias primarias con base psicológica, clasificándose en: alcanforáceos, almizclado, floral, menta, éter, punzante, pútrido. En estudios genéticos posteriores y de defectos olfativos, se ha comprobado que la lista es mucho más amplia, llegando a tener entre 50 a 1000 sensaciones olfatorias primarias diferentes.

El descubrimiento reciente de neuronas con capacidad auditiva, olfativa y visual en la corteza orbitofrontal de algunos animales hace pensar ahora en la existencia de canales de multisensibilidad. Asimismo, los olores aprendidos se han forjado en un patrón también visual y gustativo.

2.4. Sentido de la vista

Anatomía

Este sentido se encuentra localizado en los ojos, que son órganos complejos, fotosensibles, que alcanzan un alto grado de evolución permitiendo un análisis minucioso en cuanto a la forma de los objetos, su color e intensidad de la luz reflejada.

Según el punto de vista morfológico, el ojo humano consta de:

– El globo ocular.

– Las estructuras anejas al globo ocular: párpados, conjuntiva, aparato lacrimal y
músculos extrínsecos del ojo.

El ojo humano es perfectamente comparable con una cámara fotográfica analógica. El ojo está provisto de una lente con posibilidades de ser enfocada para diferentes distancias; un diafragma, el iris y la pupila, que regula el tamaño de la abertura y el paso de la luz; y una capa fotosensible en la parte posterior, la retina, que corresponde al material fotográfico impresionable.

– El globo ocular

El globo ocular es irregularmente esférico; el diámetro antero-posterior mide 2,5 cm., y el diámetro transversal y vertical, 2,3 cm. Su consistencia dura es debida a la presión que ejercen sobre la pared del globo ocular los líquidos que éste contiene.

El globo ocular consta de: E

· Túnica fibrosa, externa, está formada por la esclerótica y la córnea. La esclerótica constituye la parte posterior opaca de la túnica fibrosa del globo ocular. La esclerótica está constituida por una lámina de tejido conjuntivo denso, opaco y vascularizado, formado por muchos haces de fibras colágenas orientadas en diferentes direcciones, pero en planos paralelos a la superficie, por algunas fibras elásticas, por fibroblastos y por algunos macrófagos ricos en melanina. La cara externa de la esclerótica, sobre la que insertan los tensores de los músculos oculomotores, está rodeada por una zona de tejido conjuntivo muy laxo que la separa de una capa conjuntiva más densa. La cara interna de la esclerótica está unida a la coroides por una capa fina de tejido conjuntivo laxo, pigmentada: la supracoroide. La esclerótica se continúa hacia delante con el estroma de la córnea, y hacia atrás con la duramadre que rodea al nervio óptico. En el polo posterior forma una lámina cribosa que atraviesan las fibras del nervio óptico. La córnea constituye la parte anterior, transparente, de la túnica fibrosa del globo ocular. Está situada por delante de la esclerótica. Es una lámina de tejido conjuntivo denso, transparente no vascularizado y recubierto en una de sus caras por un epitelio.

· Túnica media: está situada dentro de la túnica fibrosa, se encuentra aplicada en casi toda su extensión a la cara profunda de la esclerótica, excepto por delante, donde se separa de esta membrana, para dirigirse perpendicularmente hacia el eje del ojo. En la túnica media se distinguen tres segmentos que de atrás hacia delante son: la coroides, la zona ciliar y el iris. La coroides es una capa de tejido conjuntivo laxo que contiene numerosos vasos sanguíneos y nervios. La zona ciliar aparece como un abultamiento anular de la túnica media. Interiormente está tapizada por un epitelio que se prolonga hacia delante del epitelio de la retina, por lo que a veces se le denomina retina ciliar. Es la responsable de los movimientos de acomodación del cristalino. El iris tiene forma de corona circular aplastada; constituye un diafragma ajustable cuyo orificio central es la pupila. El dilatador de la pupila está formado por fibras musculares dispuestas radialmente, que están inervadas por el simpático. El constrictor del iris está formado por fibras musculares dispuestas circularmente, que están inervadas por el parasimpático.

· Túnica interna: recibe el nombre de retina y es la estructura fotosensible del ojo. Se considera como una porción modificada del encéfalo primitivo y es de estructura y de función principalmente nerviosa. La retina es una capa incompleta, ya que no existe en la parte anterior del glóbulo ocular, donde se atrofia. La retina contiene los receptores para la visión y posee dos capas fundamentales. La capa pigmentada externa formada por células epiteliales en contacto con el coroides. La capa más interna es sensorial, formada por varios
tipos de células ordenadas a su vez en otras capas. La capa pigmentada contiene al menos las enzimas necesarias para sintetizar la rodopsina, previene la reflexión de la luz dentro del ojo y posee melanina. La presencia de melanina en el iris da el color pardo a los ojos y su ausencia produce ojos azules. La subcapa adyacente a la capa pigmentada está formada por células llamadas por su forma conos y bastones. Los bastones son largos y delgados mientras que los conos son cortos y gruesos, pero ambos poseen un segmento externo, un cuerpo celular y un segmento interno. Los bastones y los conos son receptores sensitivos altamente diferenciados para el estímulo visual luminoso. El segmento externo de los conos y bastones es la zona sensible de la luz; mientras que el segmento interno actúa como una célula nerviosa cualquiera. Las otras subcapas de la capa sensorial interna van de los bastones y conos hacia el centro del globo ocular y están formadas por células horizontales y bipolares, así como de células ganglionares retinianas, cuyos axones convergen justamente antes de abandonar el ojo para constituir el nervio óptico que transmite los impulsos al área sensitiva de la corteza cerebral. Cerca del centro de la superficie retiniana existe una pequeña mancha amarillenta llamada mácula, que contiene una depresión diminuta llamada fóvea, que es la región de agudeza visual, que ayuda a la percepción aguda de color y detalles. En la fóvea, las capas retinianas, excepto las capas pigmentadas y la de conos y bastones, se encuentran muy delgadas o no existen. El área de convergencia de los procesos de la retina antes de penetrar al fondo del ojo como nervio óptico, recibe el nombre de punto ciego. Se encuentra sobre la superficie de la retina y es insensible a la luz por carecer de conos y bastones. Por el punto ciego penetran una arteria y una vena, las cuales se ramifican en la retina.

· Contenido interno del globo ocular: está formado por el humor acuoso, el cristalino y el humor vitreo.

· El humor acuoso es un líquido de composición muy parecida a la del plasma sanguíneo, segregado por los procesos ciliares. Circula entre la cara anterior del cristalino y la cara posterior del iris, para entrar en la cámara anterior del ojo. Es reabsorbido luego por el canal de Schelmn que desemboca en las venas coroides. El cristalino se encuentra detrás de la pupila. Posee una estructura biconvexa transparente, elástica, de color amarillo pálido. Actúa como lente de enfoque y como filtro de luz. Los cambios de curvatura del cristalino y el grado de enfoque son determinados por el grado de contracción del músculo ciliar. El cristalino se aplana para enfocar objetos lejanos, adoptando forma esférica para enfocar objetos cercanos. El humor vitreo es un líquido transparente viscosa, que llena toda la porción de la cavidad ocular por detrás del cristalino. Está formando por agua, mucopolisacáridos y colágeno.

– Estructuras anejas al globo ocular

Las estructuras anejas al globo ocular son: párpados, conjuntiva, aparato lacrimal y músculos extrínsecos al ojo.

Los párpados son repliegues cutáneos formados de delante hacia detrás por: la epidermis, tejido conjuntivo laxo, tejido fibroso denso y conjuntiva palpebral. Al borde libre de los párpados se insertan las pestañas, a las que se anejan glándulas sebáceas. Son estructuras protectoras del globo ocular.

La conjuntiva es una mucosa que recubre el blanco del ojo. Está formada por epitelio prismático estratificado que contiene células mucosas caliciformes, y reposa por intermedio de una membrana basal sobre un corion de tejido conjuntivo en el que hay células linfoides y algunas glándulas mucosas.

El aparato lacrimal está formado por las glándulas lacrimales y el sistema de conductos lacrimales. Segregan lágrimas. Las porciones secretoras de estas glándulas son de tipo seroso y están rodeadas de células mioepiteliales. El sistema de los conductos lacrimales lleva las lágrimas a las fosas nasales mediante el canal lacrimal.

Los movimientos de los globos oculares se realizan gracias a la acción conjunta de los seis músculos extrínsecos que están insertos en cada ojo. Estos músculos son de fibras estriadas y se encuentran inervados por nervios craneales. Los ojos se desplazan a la vez por ser un movimiento coordinado por la corteza cerebral.

Fisiología de la visión

– Formación de la imagen

La imagen que forma el objeto está invertida; para construir esta imagen es preciso trazar dos líneas desde los extremos del objeto. Una línea es el rayo que pasa a través del centro de la lente y que no se desvia. Otra línea es el rayo que pasa por el foco y, por tanto, al llegar a la lente se desvía y sale paralelo al eje principal. La imagen se formará detrás de la lente, en el punto donde se crucen los dos rayos

A medida que el objeto se aleja de la lente se forma la imagen en puntos primeros muy lejanos y después más próximos. Si el objeto se aleja más, la imagen se aproxima a la lente. Finalmente, a una distancia infinita, todos los rayos son paralelos y la imagen se forma en el foco.

Cuando un objeto se aproxima al ojo, ocurren los tres fenómenos siguientes: acomodación, convergencia y disminución del diámetro pupilar. Como en el ojo la distancia entre el cristalino y la retina no puede cambiar, para mantener la imagen en el foco, a medida que el objeto se va acercando desde el infinito, es necesario que varíe el poder de refracción del cristalino, lo que se consigue aumentando su curvatura. A este proceso se le llama acomodación. El intervalo de acomodación depende de la capacidad del cristalino al hacerse más esférico.

En un ojo normal dicho intervalo es de 10 dioptrías. (Figura 15) Se llama punto próximo a la distancia mínima a la que debe de situarse un objeto para obligar al cristalino a forzar al máximo su poder de refracción; en un ojo normal esta distancia es de 10 cm. Este ojo puede percibir claramente los objetos situados entre una distancia infinita y 10 cm. El músculo ciliar está inervado por fibras parasimpáticas, cuya activación provoca la contracción del músculo y, como consecuencia, la relajación de los ligamentos suspensorios, que permiten que el cristalino sea ajustado hasta que la imagen formada en la retina sea nítida. El estímulo fisiológico que hace entrar en actividad las fibras parasimpáticas es la formación de imágenes desenfocadas en la retina.

El fenómeno de convergencia consiste en que sólo se perciban como una sola las imágenes formadas por ambas retinas, dichas imágenes deben formarse en puntos correspondientes de cada retina. Los movimientos de convergencia se realizan gracias a los músculos extrínsecos del ojo. El estímulo fisiológico para que los globos oculares se muevan hacia dentro o hacia fuera consiste en la aparición de una doble imagen.

La actividad del iris hace variar el diámetro de la pupila, el cual determina la cantidad de luz que entra en el ojo. El iris al variar el diámetro pupilar, no sólo regula la cantidad de luz admitida, sino también la profundidad del foco. Se llama así al margen de distancias en el que todos los objetos quedan enfocados; la profundidad de foco aumenta al cerrar la pupila. Los músculos lisos que forman el iris están inervados por fibras del simpático y del parasimpático. La actividad simpática aumenta el diámetro pupilar, mientras que el parasimpático la disminuye. El estímulo fisiológico que produce la actividad del iris es la intensidad de luz que incide sobre la retina. Analizaremos otros dos parámetros relacionados con la formación de la imagen:

– Agudeza Visual (AV): es la capacidad que tiene el ojo para percibir los detalles de un objeto. Tendremos una mejor agudeza visual cuanto mejor veamos los detalles de lo que estemos observando. Estos detalles se perciben habitualmente en la parte central de la retina (fóvea). Esta medición se realiza utilizando unas láminas en las que se encuentran una serie de letras, números o signos de tamaño decreciente y que la persona debe identificar a una distancia determinada. Estas láminas se denominan Optotipos (Figura 16). Se trata de ver cual es el tamaño más pequeño que la persona reconoce, a una determinada distancia. La AV normal es de 3/3 o 1 (según lo expresemos). La ceguera total se expresaría como 0.

– El Campo Visual (CV): es todo el espacio que el ojo puede percibir simultáneamente sin realizar ningún movimiento (ni de ojos ni del resto del cuerpo).

Desde el punto de vista de transmisión del impulso nervioso tenemos que la excitación se inicia en conos y bastones y se transmite por células horizontales hacia células bipolares, amacrinas y ganglionares para salir del globo ocular mediante el nervio óptico hacia el encéfalo. El nervio óptico llega hasta el quiasma óptico donde las señales cruzan hacia el lado opuesto, llega al fascículo óptico,que atraviesa diferentes estructuras cerebrales hasta llegar a la corteza visual situada en el lóbulo occipital.

Bioquímica de la visión

Los medios por los cuales la luz llega a los conos y bastones de la retina actúan como estímulos para iniciar los impulsos bioquímicos. Los pasos bioquímicos en la estimulación visual son:

– Una reacción química inicialmente dependiente de la luz, en la cual el retinol es oxidado a retinal cis por acción de la luz. El retinal cis reacciona con la opsina para formar rodopsina, la cual se desdobla en retinal trans y opsina. Esta serie de reacciones activa a los bastones, que perciben la intensidad de luz.

– Iniciación de un impulso nervioso por acción del retinal trans.

– Regeneración del elemento a su estado original, para que pueda volver a ser
utilizado.

2.5. Sentido del oído

Anatomía

El oído humano se encuentra localizado en la región petrosa del hueso temporal, consagrado fundamentalmente a la audición y el equilibrio. En el oído se diferencian tres partes: oído externo, medio e interno.

– El oído externo

El oído externo comprende: el pabellón auricular, el conducto auditivo y el tímpano.

El pabellón auricular es un gran repliegue cutáneo de superficie característicamente plegada, sostenido por una lámina cartilaginosa que da rigidez y elasticidad. Con triple papel de localización de los sonidos, protección del conducto auditivo externo y recogida de las ondas sonoras tiene una importancia mucho menor de la que tiene en algunos animales.

El conducto auditivo externo es un conducto tortuoso comprendido entre el pabellón de la oreja y el tímpano. Revestida interiormente por la piel que posee unas glándulas sebáceas muy desarrolladas (segregan el cerumen) encargado de aprisionar las partículas de polvo que penetran en el oído. El conducto auditivo tiene como misión dirigir las vibraciones sonoras hacia el tímpano.

El tímpano puede ser considerado como un bocadillo de tejido conjuntivo entre dos epitelios. El tímpano es el encargado de transmitir las vibraciones sonoras a la cadena de huesecillos del oído medio.

– El oído medio

El oído medio comprende la caja timpánica, que contiene la cadena de huesecillos con sus ligamentos y dos músculos, las cavidades mastoideas y la trompa de Eustaquio.

Las paredes óseas de la caja timpánica y de las cavidades mastoideas, así como los huesecillos (martillo, yunque y estribo) están revestido por una fina capa de tejido conjuntivo sobre la que reposa el epitelio del oído medio, el cual está formado por células pavimentosas cúbicas o prismáticas y células secretoras en algunos sitios.

La trompa de Eustaquio comunica la caja timpánica con la cavidad bucofaríngea. Consta de una armadura externa ósea en su porción interna y cartílago fibroso en su porción externa. Esta armadura está revestida de una lámina de tejido conjuntivo, sobre la que reposa por medio de una membrana basal un epitelio de tipo respiratorio.

El oído medio está adosado al oído interno con él cual comunica por dos aberturas llamadas, ventana oval y ventana redonda, si bien se encuentran obturadas por sendas membranas semejantes a la membrana del tímpano. Las vibraciones sonoras recibidas por el tímpano son transmitidas por la cadena de huesecillos y por medio de la ventana oval al líquido perilinfático. La elasticidad de la membrana que ocluye la ventana redonda compensa la no compresibilidad del líquido perilinfáíico.

La abertura de la trompa de Eustaquio durante la deglución permite equilibrar la presión del aire contenido en la caja timpánica con la presión del aire exterior.

– El oído interno

El oído interno, llamado también laberinto, está formado por una serie de sacos y tubos llenos de líquido y suspendidos en cavidades de forma correspondiente, situadas en la porción petrosa del hueso temporal. Las cavidades situadas en la porción petrosa formal el laberinto óseo. Los sacos y tubos suspendidos en el laberinto óseo forman el laberinto membranoso y las paredes del laberinto óseo contienen la perilinfa.

El laberinto óseo o cápsula ótica es una cascara de hueso compacto que contiene al laberinto membranoso y está separado por los espacios perilmf áticos. Consta de dos partes el laberinto óseo posterior y el laberinto óseo anterior.

Laberinto óseo posterior, que comprende el vestíbulo óseo, los tres canales semicirculares óseos (el canal semicircular externo u horizontal, el canal semicircular superior o anterior y el canal semicircular posterior, que se abren por sus dos extremidades en el vestíbulo óseo) y el acueducto del vestíbulo.

Laberinto óseo anterior, que comprende el caracol óseo o cóclea y el acueducto del caracol.

El caracol óseo está formado por un eje cónico de tejido óseo, llamado la columela, alrededor del cual se enrolla un tubo óseo llamado lámina de los contornos, el cual está dividido por una lámina espiral ósea inserta sobre su cara columelar y prolongada hacia el exterior por la membrana basilar que se implanta sobre el ligamento espiral, formando la rampa vestibular y la rampa timpánica. La rampa vestibular se comunica con la rampa timpánica por un pequeño orificio situado en el vértice del caracol. El acueducto del caracol se abre por un lado a la rampa timpánica y por otro al cráneo.

El laberinto membranoso puede ser considerado como un conjunto de cavidades y canales, cuyas paredes están constituidas fundamentalmente por un epitelio simple pavimentóse o cúbico. En este epitelio pueden diferenciarse células sensoriales y de sostén. En el laberinto membranoso hay dos zonas diferenciadas: el laberinto membranoso posterior y el laberinto membranoso anterior o canal coclear.

El laberinto membranoso posterior comprende el vestíbulo membranoso y el canal y el saco endolinfático.

El vestíbulo membranoso está constituido por dos bolsas, denominadas utrículo

y sáculo. Las paredes de estas bolsas están constituidas por tejido epitelial simple, pavimentóse o cúbico, pero en ciertos puntos existen zonas sensoriales diferenciadas, llamadas máculas

Las máculas están formadas por células sensoriales vestibulares y células de sostén, recubiertas por una membrana otolítica. Las células sensoriales vestibulares son de dos tipos. Las de tipo I tienen forma de botella, en el polo apical tiene numerosas microvellosidades y un cilio vibrátil, y su polo basal está envuelto por una terminación nerviosa única que se despliega en forma de cáliz. Las células sensoriales de tipo II tienen forma cilindrica; por su parte basal estas células entran en contacto sináptico con numerosas terminaciones nerviosas. La membrana otolítica en su parte superficial contiene otolitos, que son pequeñas masas compuestas de carbonato calcico. Su parte profunda reposa directamente sobre las microvellosidades de las células sensoriales.

Los canales semicirculares membranosos están situados dentro de los canales semicirculares óseos, presentando al igual que éstos una extremidad abultada llamada ampolla, donde hay una pequeña zona sensorial formada por células sensoriales vestibulares de tipo I y de tipo U, y células de sostén. El resto de la pared de los canales semicirculares membranosos están constituidos por tejido epitelial simple, pavimentoso o cúbico. El canal y el saco endolinfático están constituidos por tejido epitelial simple, pavimentoso o cúbico

El canal coclear es un divertículo altamente especializado del sáculo, formado por la membrana de Reissner, la estría vascular, el burlete del ligamento espiral, el órgano de Corti, la banda con surcos y la membrana tectorial.

La membrana de Reissner o membrana vestibular está formada por un epitelio simple extremadamente aplanado, que separa el interior del canal coclear de la rampa vestibular.

La estría vascular es un epitelio biestratificado que posee capilares sanguíneos entre sus células.

El burlete del ligamento espiral está recubierto de un epitelio simple cúbico.

El órgano de Corti está formado por un abultamiento de la parte del epitelio de canal coclear que reposa sobre la membrana basilar y se extiende sobre los dos giros y medio de espiral de la cóclea. Está constituido por diversos tipos de células de sostén y por células sensoriales auditivas. Las células de sostén reposan por su polo basal sobre la membrana basilar, dejando entre ellas espacios intercelulares pero que se unen todas en un polo apical de las células sensoriales, formando así una superficie continua llamada membrana reticular.

Las células sensoriales auditivas son parecidas a las células sensoriales vestibulares del tipo I, pero se diferencian por su forma cilindrica, por su ausencia de cilio apical, existiendo sólo un corpúsculo basal por la disposición en W o en V de las microvellosidades, y porque la base de la célula está rodeada de dos tipos de terminaciones nerviosas, unas aferentes y otras eferentes. La franja con surcos constituye una elevación del tejido conjuntivo que reposa sobre la lámina espiral ósea, recubierta por un epitelio que segrega la membrana tectorial.

La membrana tectorial está hecha de proteínas fibrosas segregadas por las células que recubren la franja con surcos. Se extiende lateralmente y acaba sobre el órgano de Corti. Las microvellosidades de las células sensoriales auditivas se hallan en la cara inferior de la membrana tectorial.

Fisiología de la audición

Las ondas sonoras penetran por el conducto auditivo externo, llegan a la membrana timpánica y la hacen vibrar armónicamente con su frecuencia. El tímpano responde a todo tipo de frecuencias y deja de vibrar casi instantáneamente cuando cesa el sonido.

Las vibraciones del tímpano son transmitidas a los huesecillos de la caja timpánica, dispuestas de tal forma que reducen la amplitud de las vibraciones, pero aumenta su intensidad.

El estribo comunica las vibraciones a la ventana oval y, por su intermedio, al líquido de la rampa vestibular. Este movimiento ondulatorio se transmite a lo largo del caracol y pasa a través del helicotrema hasta la ventana redonda a la que hace vibrar armónicamente.

El movimiento ondulatorio del líquido de la rampa vestibular afecta también a la membrana basilar, que se mueve armónicamente y activa los receptores auditivos del órgano de Corti. El sonido desencadena una serie de acontecimientos que tienen como consecuencia el desplazamiento de la membrana basilar.

El mecanismo que hace posible la identificación de los diferentes tonos es muy complejo, y en él interviene de manera decisiva la anatomía de la membrana basilar. El grosor de la membrana basilar va aumentando progresivamente desde la ventana oval hasta el helicotrema. Además va perdiendo progresivamente elasticidad; las fibras más elásticas se encuentran próximas a la ventana oval.

La frecuencia de vibración en cualquier sistema es directamente proporcional a la inercia. Según esto, las fibras de la membrana basilar más próximas a las ventanas oval delgada y elástica, responderán a las ondas de mayor frecuencia, mientras que las del extremo apical serán más sensibles a las de baja frecuencia. Actualmente, en lugar de considerar a cada área de la membrana basilar específicamente sensible a una determinada frecuencia, se considera que existe una onda de desplazamiento que aumenta de amplitud a medida que se va de la ventana oval hasta el helicotrema y que alcanza un valor máximo en el punto de la membrana que resuena con la frecuencia de la onda. Este es el punto de resonancia, que varía con la frecuencia: cuanto más baja es ésta, más apicalmente se alcanza. Por tanto, la discriminación de tonos vendrá dada por la distancia a la que se encuentra la porción de la membrana basilar actividada por la máxima amplitud de cada onda.

La intensidad del sonido viene determinada por el número de impulsos que alcanza la corteza cerebral, y por un alto umbral de excitación.

La variación del timbre sonoro depende del número y tipos de tonos complementarios o armónicos que la acompañan, los cuales estimulan las diferentes células ciliadas además de las comunes que interpretan el sonido principal. De este modo la diferencia de calidad se reconoce por la disposición espacial de las células estimuladas.

Respecto a la transmisión del estímulo sonoro hacia el SNC, tendremos que se inicia en las células ciliares que reúnen sus impulsos hacia el ganglio espiral de Corti, desde donde sale el nervio auditivo (8° par nervios). Este lleva la información hasta el bulbo raquídeo externo (cuya función es producir movimientos reflejos para la localización del sonido) y finalmente llega a la corteza auditiva, localizada en los lóbulos temporales de ambos hemisferios, donde se encuentran las áreas de asociación auditiva o de Wernicke, encargada de la interpretación de lo que nos están diciendo cuando nos hablan.

3. HÁBITOS SALUDABLES

Para el cuidado de la piel y prevenir enfermedades relacionadas con la sensibilidad

Se recomienda:

– Utilizar para el aseo productos como geles y jabones que estén al pH fisiológico
de la piel 5,5.

– Una alimentación equilibrada que favorezca la regeneración del colágeno de la piel.

– Uso de agentes limpiadores o humectantes en zonas secas o escamosas.

– Uso de agentes protectores frente a la luz ultravioleta (UVB) que prevengan de la
alteración de células epidérmicas (cáncer de piel).

– Uso de agentes absorbentes, polvos de talco, para las zonas donde se acumula
el sudor en los días calurosos (en axilas, entre las nalgas, dedos pies, debajo de
mamas…), impidiendo la proliferación de agentes infecciosos.

– Uso de agentes calmantes como la manzanilla, el eucalipto, el alcanfor, el mentol, el óxido de zinc, el talco, la glicerina y la calamina, cuando existan picores o dolor leve.

– Uso de hielo ante las inflamaciones o golpes.

Para el cuidado de los sentidos del olfato y el gusto

Se recomienda:

– Higiene bucal para evitar los malos sabores. Cepillarse la lengua como rutina
acentúa la sensibilidad y especificidad de los botones gustativos,

– Higiene nasal, con lavados frecuentes de las fosas nasales para evitar la acumulación de mucus, y favorecer la ventilación tanto nasal como bucal.

– Evitar el consumo de tabaco, para mejorar la percepción de olores y sabores.

– Evitar los catarros y la rinitis nasal que producen una pérdida de los sentidos,
olfato y gusto.

Para el cuidado de la visión

Se recomienda:

– Higiene ocular con lavados de ojos con antisépticos, que prevengan las
enfermedades infecciosas.

– Una dieta equilibrada y sana, en la cual el aporte vitamínico sea suficiente y se utilicen fundamentalmente productos naturales, para prevenir las enfermedades por avitaminosis y las cataratas.

– En profesiones que la utilización de la vista sea fundamental se deben programar
períodos de descanso regulares de la visión y en lo posible tomar medidas
precautorias, como por ejemplo la utilización de filtros en los ordenadores.

Para el cuidado y prevención de las enfermedades del oído

Se recomienda:

– Higiene personal del órgano auditivo. Eliminación del cerumen mediante el uso
de bastones limpiadores.

– Evitar introducirse elementos puntiagudos por los oídos que puedan llegar a
lesionar la membrana timpánica.

– En situaciones de cambios de presión ambiental (puertos de montaña, viajes
aéreos, etc.) acostúmbrese a abrir la boca o tragar abundante saliva para evitar
sobrepresiones en la membrana timpánica.

– En zonas de ruidos limitar el tiempo de exposición. En caso de que sea el lugar
habitual de trabajo intentar reducir el ruido en su origen y aislar a la persona de
la fuente sonora. A medida que aumenta la intensidad del sonido, se debe reducir
la duración de la exposición para prevenir lesiones en el oído interno. El ruido
puede atenuarse con protectores auditivos.

4. PRINCIPALES ENFERMEDADES

Enfermedades del tacto

– Heridas, cortes y abrasiones de la piel. Así como prurito, psoriasis, eccema
(dermatitis) y otras enfermedades escamosas, que producen dolor y picor.

– Ulceras por decúbito, que puede producir pérdida de sensibilidad, si no se tratan,
al destruir los terminales nerviosos de la piel.

– Reacciones de hiposensibilidad cutánea, cuando se producen lesiones medulares,
úlceras, quemaduras o congelación que destruyen las terminaciones nerviosas o
receptores sensoriales.

– Reacciones de hipersensibilidad cutánea, debidas a sustancias químicas,
exposición prolongada al sol o fármacos.

Enfermedades del gusto y olfato

Rara vez son incapacitantes, por lo que muchas veces no reciben una atención médica adecuada. Por sus características fisiológicas interdependientes la disfunción de uno de ellos afectará al otro; y la más frecuente es la pérdida del sentido del olfato, que está acompañada por la pérdida del gusto, ageusia. La hiperosmia (aumento de la sensibilidad olfativa) refleja generalmente problemas de origen neurótico, mientras que diosmia (olor distorsionado) puede aparecer en las infecciones de los senos faciales, en las lesiones parciales de los bulbos olfatorios, o en la depresión. Algunos casos que se acompañan con un gusto desagradable se deben a una mala higiene dental, la sequedad de la mucosa oral como consecuencia del tabaquismo intenso puede alterar el sentido del gusto. Tras una gripe puede aparecer hiposmia que es una reducción del sentido del olfato. No se sabe con certeza si las alteraciones del tronco encefálico pueden producir trastornos del gusto y del olfato, ya que generalmente hay otros signos y síntomas neurológicos que debido a su mayor importancia los ocultan. En el sentido del olfato se puede llegar a la pérdida total o parcial de él. Esta enfermedad se la denomina anosmia y requiere una cuidadosa evaluación de las enfermedades intranasales e intracraneales. Algunas personas pueden ser anósmicas de cierto olor en particular, esto es llamado “Anosmia específica”, y puede tener su origen de modo genético. Las causas más comunes de esta enfermedad son: infección viral, uso inadecuado de descongestionantes nasales, problemas por saturación de plomo, ciertos medicamentos, radioterapia, congénito.

Enfermedades del oído

Los principales síntomas relacionados con los oídos son sordera, acúfenos, vértigo y otalgia. La sordera puede estar causada por una lesión en el conducto auditivo externo o en el oído externo, y se denomina conducción, mientras que la sordera debida a una lesión en el oído interno o en el VIII par craneal, se denomina neurosensorial. Los acufenos son percepciones de sonidos en ausencia de estímulos acústicos. El vértigo es la sensación anormal de movimiento rotatorio asociado a dificultades en el equilibrio, la marcha y relación con el entorno. Y la otalgia es el dolor producido por varias causas, como pueden ser infecciones, neoplásias, inñamación del conducto auditivo externo.

En el oído externo, las principales enfermedades son:

– Cerumen que puede producir obstrucción del conducto auditivo y causar prurito, dolor y sordera de conducción transitoria.

– Pericondritis es una infección del cartílago del oído externo, causado por
lesiones, las picaduras de insectos o un furúnculo abierto. El pus se acumula
entre el cartílago y la capa de tejido conectivo que lo rodea.

– Otitis externa es una infección del conducto auditivo, que puede ser localizada o difusa.

En el oído medio, las principales enfermedades son:

– Barotitis media que se debe a cambios de presión ambientales, como por ejemplo,
el que tiene lugar durante el descenso de un avión o en el buceo submarino.

– Otitis media, puede ser de dos tipos secretora debida a una infección o crónica,
puede ser el resultado de una otitis infecciosa, de la obstrucción de la trompa
de Eustaquio, de traumatismos mecánicos o de lesiones por onda expansiva,
las cuales producen una perforación permanente de la membrana timpánica
(perforación del tímpano).

En el oído interno, las principales enfermedades son:

– Enfermedad de Maniere caracterizada por vértigo intenso recidivante, sordera sensorial, y acufenos asociada a una dilatación generalizada del laberinto membranoso.

– Sordera provocada por ruido.

Cualquier fuente de ruido intenso como la maquinaria de carpintería, sierras, motores, puede lesionar el oído interno. La sordera se produce primero a los 4 Htz y, si la exposición continua generalmente se desplaza hacia frecuencias menores. Un sonido que es lo suficientemente fuerte para ser oído, tiene alrededor de 10 decibelios. La sordera total y los daños irreparables al oído son ocasionados por sonidos entre 120 y 200 dB. Por esto es importante evitar exponerse a tan altas potencias. Como una solución para las personas con una sordera profunda, se puede realizar el implante coclear

Enfermedades de la vista

En cuanto al sentido de la vista, las enfermedades más comunes son:

– Blefaritis se producen en el borde los párpados escamas y llagas, que hacen que un párpado se pegue al otro. Cuando la inflamación es aguda, los párpados llegan a hincharse.

– Orzuelo es la inflamación de las glándulas de grasa que existen en los párpados.

– Conjuntivitis aguda es la inflamación de la conjuntiva, que puede ser debida
a infecciones de la conjuntiva, un catarro, exceso de luz tanto artificial, como
natural, exceso de trabajo de la vista e irritación por el polvo.

– Glaucoma se caracteriza por el aumento de la presión dentro del ojo, lo cual produce una reducción de la visión y puede llegar a la pérdida de visión total.

– Catarata consiste en la opalización del cristalino impidiendo el paso de la luz. La catarata es debida a la retención de sustancias tóxicas en el organismo, las cuales llegan al ojo y se depositan en el cristalino alterando su transparencia.

– Enfermedades de la vista por avitaminosis, como por ejemplo la ceguera nocturna producida por una deficiencia de la vitamina A.

– Enfermedades de refracción, son errores de enfoque de la imagen sobre la retina, porque el músculo ciliar no puede acomodar el cristalino (lente) o porque el globo ocular es más corto. Cuando la imagen se forma detrás de la retina se denomina hipermetropía, si es delante miopía y cuando se produce una desviación del enfoque en un plano distinto al ángulo recto sobre la retina, se denomina astigmatismo. Existen diferentes pruebas para determinar cada anomalía de refracción.