Tema 67 – Momentos clave en la historia de la biología y la geología. Las ciencias biológicas y geológicas españolas y su evolución en el contexto mundial. Principales áreas de investigación actual. Las relaciones ciencia/tecnología/sociedad en la biología y la geología.

Tema 67 – Momentos clave en la historia de la biología y la geología. Las ciencias biológicas y geológicas españolas y su evolución en el contexto mundial. Principales áreas de investigación actual. Las relaciones ciencia/tecnología/sociedad en la biología y la geología.

1. INTRODUCCIÓN

En épocas pasadas la historia de las ciencias de la naturaleza interesaba sobre todo a los naturalistas que estaban en el umbral de las concepciones o conocimientos nuevos. Así por ejemplo en el siglo XVI los padres de la botánica recapitularon con actitud crítica los conocimientos naturalistas de los escritores árabes y de la antigüedad.

Linneo antes de desarrollar su sistema de clasificación, escribió una historia de todos los sistemas naturales expuestos hasta entonces y de quienes los habían propugnado.

La geología ha sufrido grandes avatares y cambios en su evolución histórica, es una de las ciencias que tiene más controversias y escuelas defiendes postulados distintos.

El interés que el científico actual siente a su vez por el conocimiento de tradición no alcanza a menudo más allá de unos pocos años o como mucho décadas, y la historia de las ciencias apenas se considera la mayoría de las veces una ocupación seria. Sin embargo, en los últimos años se han vuelto a oír una y otra vez una ocupación en demanda de que se trate la historia de una disciplina como una de sus partes más importantes.

2. MOMENTOS CLAVE EN LA HISTORIA DE LA BIOLOGÍA

2.1. Sistemática y taxonomía

Sistematización y ordenación de la ingente cantidad de datos. Además, los esfuerzos por reconocer diferencias y semejanzas entre los seres vivos han llevado al nacimiento de numerosas ramas de la biología y han posibilitado el consenso acerca de los objetos de estudio para autores de áreas diferentes. Por todo ello, vamos a comenzar los momentos clave de la biología con la creación del actual sistema de nomenclatura y clasificación que debemos a Linneo, y con los momentos previos a su instauración.

La referencia obligada es Aristóteles. En su extensa obra zoológica, este autor recoge lo que van a ser los principios de la clasificación de los seres vivos durante los siglos posteriores. El hecho más significativo de sus trabajos en este campo es la recogida de datos sobre los seres vivos y el estudio sistemático y comparativo de sus diferencias con lo que se considera el fundador de la anatomía y la fisiología comparadas. Esto le llevó a aceptar los conceptos de género y especie empleados por los platónicos, diferentes a los actuales, ya que se trata de conceptos no fijos, que cambian según las necesidades de clasificación.

Abandono del método dairético de platón, según el cual en cada género solo cabían dos especies. Aristóteles va más allá al afirmar que este método no sirve en biología ya que con solo dos especies no se agotan las posibilidades de un género.

De todos modos no se le considera como el padre de la clasificación, dado que trató más bien, de crear un fundamento teórico para la biología que de crear un sistema general.

Un papel similar a Aristóteles es el que desempeño Teofrasto en el de la botánica. Se propuso recoger y ordenar e interpretar correctamente todo el saber botánico de su época. Precursor de la sistematización botánica al desarrollar por vez primera las categorías sistemáticas.

En la edad media, se recopilaron conocimientos de botánica y zoología, más complejas por el aumento del conocimiento de los seres vivos y por carecer de lógica en su clasificación. Alberto Magno. Utilizó la típica ordenación alfabética, para más adelante usar otro sistema que era costumbre de su tiempo, la clasificación en base a los medios que habitaban los seres y en el orden en que el génesis enseña que esos medio fueron creados: animales, los que vuelan, los acuáticos, los que reptan y los gusano. Dentro de cada grupo el autor conserva el orden alfabético. Siguió los siete grupos creados por Teofrasto: árboles, arbustos, hortalizas, hierbas, añadiendo como quinto el de las setas.

En el renacimiento el desarrollo de los sistemas de clasificación, sobre todo en el campo de la botánica, están ligados al desarrollo de la medicina. Las plantas eran fuente de medicamentos y las clasificaciones son finalistas, siendo los criterios empleados unilaterales y subjetivos. Los botánicos de estos siglos tienen su empeño puesto en la descripción del mayor número posible de especies, pero en estos ya larguísimos inventarios comienza a ser necesario un cierto orden. La nomenclatura del siglo XVI era torpe, las denominaciones consistían las largas frases latinas que encerraban una escasa descripción de las especies. Estas eran ordenadas según Teofrasto o en orden alfabético.

Con el descubrimiento de América la ingente cantidad de nuevos animales y plantas traídos de ultramar, la necesidad de sistematización en las ramas de la historia natural se hizo más acuciante.

Andrea Cesalpino fue el mayor botánico del XVI y el primero en abogar por criterio objetivos de clasificación en su de plantis libri. En él describió 1500 plantas, las ordenó según Teofrasto pero añadiendo las plantas sin semillas y subdividió los grupos en función de sus órganos reproductores.

En el XVII Ray recogió el testigo y buscó el desarrollo de un sistema biológico de ordenación. Comenzó por utilizar nombres constantes y fue el primero en usar nombres dobles para género y especie. Se vio obligado a definir el concepto de especie, al que dotó de tres caracteres: multiplicidad de individuos, reúne organismos morfológicamente similares, representa la unidad que se autorreproduce en la naturaleza.

Dividió las plantas en perfectas e imperfectas. Dentro de las perfectas las separó según compuestas, labiadas, crucíferas…

En zoología y tras la aparición de numerosas obras que mezclaban animales reales con seres de fábula, como la de Gesner, Ray estableció una clasificación en la que todavía se reconoce la herencia aristotélica; con sangre y sin sangre se llevó a cabo un importante avance en el desarrollo de la sistemática. Al dar una primera definición clara de especie como grupo constante de organismos genealógicamente emparentados se inició la creación de un sistema desde abajo.

Con todo esto llegamos a Linneo. Resumió, enjuiciándolos, todos los intentos clasificatorios previos y creó un sistema taxonómico simplificado, fácil de manejar, que respondía a las exigencias prácticas, estaba construido de manera regular y susceptible de ser ampliado con nuevas aportaciones. En este método solo los géneros y especies tenían el estatus de grupos naturales, siendo las categorías taxonómicas superiores grupos artificiales, creados de acuerdo a principios arbitrarios.

Consolidó la nomenclatura. Primero introdujo las reglas de nomenclatura solo para los géneros y después para los epítetos específicos, elevando la ley general los intentos de nomenclatura binomial en su libro philosophia botánica. Su método se difundió con rapidez.

2.2. Embriología: epigenetistas vs. Performacionistas

Para Aristóteles el desarrollo del embrión era un proceso epigenético, es decir, un proceso en el que cada una de las partes aparece una tras otra bajo la influencia de una fuerza inmaterial. Consideró como principio de la génesis de los órganos al corazón, que sería el centro del que parte la ordenada composición del cuerpo, pudiendo cumplir esta función al ser la sede del alma. De ese modo justificó que el cuerpo del embrión viniese de la madre y el alma del padre, pues el alma es la forma esencial del cuerpo, determinante del futuro desarrollo del embrión.

Por avances técnicos y las nuevas concepciones no mecanicistas de la segunda mitad del XVIII posibilitaron las observaciones detalladas sobre la anatomía de los organismos.

XVII trabajos sobre peces, pollos, mamíferos con Fallopio. El gran salto se produce cuando los investigadores pasan de la mera descripción a la experimentación de las concepciones estáticas a las dinámicas, salto que ejemplifica Harvey en sus trabajos. Harvey denomina huevo a la sustancia de partida del desarrollo embrionario, acuñando una frase a menudo mal entendida “todos los animales, incluso los que paren crías vivas, contando también el hombre, se desarrollan a partir de huevos”

Malpighi realizó uno de los trabajos más minuciosos, describió con exactitud estadios del desarrollo como la blástula, la aparición del SN, de los globos oculares… pero explicó estos estadios desde un punto de vista erróneo: emplazándolos como etapas de desarrollo y de crecimiento de estructuras ya preformadas. Nace así el preformismo.

Con el empleo del microscopio esta doctrina de la preformación consiguió un gran apoyo, cobrando así un nuevo impulso hacia finales del siglo XVII. Estudio de los espermatozoides Leewenhoek, que los concebían como organismos minúsculos, se perfilaron dos direcciones contrarias entre los partidarios del preformismo. Unos mantenían la opinión de que en el espermatozoide estaban preformadas las generaciones futuras, que reciben del organismo femenino únicamente las condiciones de nutrición para su crecimiento, los otros creían ver en el óvulo el futuro organismo ya previamente configurado. La preformación se mantuvo durante la primera mitad del XVIII. Encaja a la perfección con las concepciones filosóficas de la época y se apoyaba en pruebas científicas de los microscopistas.

En el XVIII dominaba la doctrina bíblica de la creación y la imposibilidad de que los organismos evolucionaran a partir de un huevo o simiente. El preformismo se acomodaba maravillosamente a estas ideas: si los embriones estaban ya preformados en el individuo anterior, se podría rastrear su origen hasta el primer individuo. Ciertos descubrimientos de la época, como la reproducción partenogenética de las hembras del pulgón, se consideraron como una prueba del ovismo, igual se interpreto la gemiparidad de las hidras o la reproducción de las colonias de volvox.

Surgieron multitud de preguntas y por tanto también surgen nuevas teorías de la mano de nuevos autores como B .Needham o Buffon que volvieron la vista hacia la epigénesis para explicar la cantidad de datos que no terminaban de encajar con el preformismo. Las teorías de estos tres autores se elaboraron en gran medida como hipótesis carentes del apoyo de observaciones empíricas de desarrollo. Wolff fue el primero en abrir el camino al conocimiento de los procesos evolutivos. Tras analizar detalladamente en su tesis el desarrollo vegetal y abarcar posteriormente el animal, Llegó a la conclusión definitiva del carácter epigenético del desarrollo de los seres vivos y la negación de la teoría Performacionistas.

A pesar de la exactitud de los trabajos de Wolff, sus ideas no alcanzaron el reconocimiento adecuado y el preformacionismo continuo siendo ampliamente aceptado hasta el XIX.

2.3.La teoría celular

Hooke fue quien usó por primera vez un microscopio de doble lente para introducirse en el mundo de la estructuras de las plantas no perceptibles para el ojo humano. Esto le llevó a ser el primero en descubrir las celdillas casi regulares que formaban el corcho, los tallos de colza y las hojas de helechos. Fue el primero en describir las células y en darles ese nombre.

Dieron pie para avanzar más en la estructura microscópica con Malpighi y Crisóstomo Martínez.

En el campo de la zoología se impuso también, lo que llevo al descubrimiento de pequeños animales microscópicos. Los primeros fueron Leewenhoek, Redi, Malpighi, Fabricio…

Numerosas observaciones aisladas fueron incrementando los conocimientos sobre la célula, así Corti, señala por primera vez la presencia de un medio celular en el que Fontana anota la presencia de corpúsculos. Brown describe el núcleo en el interior de las células vegetales, Purkinje da el nombre de protoplasma al medio interno celular.

Schleiden y Schwann quienes desarrollaron la teoría celular. Comparó en sus trabajos la formación de las células vegetales con los procesos de cristalización, estableciendo así una analogía entre las leyes de la formación de los cuerpos orgánicos y los inorgánicos. Sirvió para atribuir un carácter materialista a los estudios biológicos, considerando la existencia de leyes causales no finalistas y entrando en franca contradicción con las ideas teleológicas predominantes en la época.

Aparte de recibir las aportaciones procedentes de los estudios anatómicos de seres pluricelulares, la teoría celular recibe, a lo largo de los años treinta, los datos de protozoólogos. La identificación de infusorios y otros organismos microscópicos con células individuales vino a solucionar la polémica entre ciertos autores que consideraban a los infusorios como organismos perfectos y aquellos que los consideraban como productos transmutados surgidos por generación espontánea. Con esta pugna entre los protozoólogos se llegó a la primera gran definición de célula Schultze “porción del protoplasma en cuyo interior se encuentra un núcleo”

A partir de aquí nace la teoría protoplásmica, que dará el paso al nacimiento de la citología. Virchow fue el que más contribuyó a la teoría celular. “omnis cellula est cellula” marca el estado de los conocimientos acerca tanto de las células como del desarrollo en aquella época. A finales del siglo pasado la teoría celular quedó totalmente establecida con la consideración de la célula como unidad vita, morfológica, fisiológica y genética de los seres vivos.

2.4.La evolución

Controversias entre creacionistas y evolucionistas. Aristóteles será una vez más nuestro punto de partida claramente creacionista. Para él la escala de los seres vivos es inmutable y diseño de una mente divina. Estas ideas, acordes con el pensamiento escolástico, dominarán el mundo de la historia natural hasta bien entrado el XVIII.

Lucrecio escribe acerca del origen de la Tierra y los seres vivos a partir de un caos primitivo. Empedocles expone una noción casi predarwinista: los seres han surgido por la reunión de parte unidad libres en origen. Dado que la reunión se hizo al azar, no faltaron seres monstruosos y deformes, pero estos desaparecieron dando lugar a la supervivencia de los más aptos.

En la edad media y el renacimiento podemos encontrar pistas acerca de la persistencia de la idea del cambio y transformación en filósofos como Vanini, Giordano Bruno pero se trata siempre de ideas filosóficas sin apoyo empírico.

Sin duda hemos de esperar hasta la llegada del XVIII y la ilustración para ver florecer las primeras ideas claramente expuestas sobre la evolución. Con el abandono del mecanicismo cartesiano y de las ideas finalistas en otros campos del pensamiento, se abona el terreno para la irrupción de nuevas concepciones sobre el mundo natural. Así autores como Bonnet o Robinet pueden considerarse precursores tempranos de las ideas de gradación entre los seres vivos, aunque en sus textos todavía no se admite la transformación de unas especie en otras lo que sería el auténtico campo conceptual de esta época. Los primeros pioneros que merecen ser citados son Bruno de Maillet y Maupertuis ambos defensores de la idea de la transformación de las especies y autor el segundo de ellos de un libro en donde aparecen claramente esbozadas las que serían líneas básicas de la evolución Darwinista.

Entre los científicos dedicados a la historia natural que admitieron muy temprano las ideas transformistas hemos de citar al abuelo de Darwin, Buffon quien partió de concepciones creacionistas para aceptar las ideas evolucionistas, aunque planteando una curiosa evolución regresiva. Un sistema evolucionista bien articulado e internamente coherente, Lamarck. A menudo una idea flota largo tiempo en el ambiente científico de una época hasta que algún espíritu genial es capaz de recogerla y darse forma. Tras pasar por liosos estudios botánicos y concepciones claramente creacionistas en su juventud, los azares de la vida y de la revolución francesa le llevaron a desempeñar un cargo de zoólogo en los antiguos jardines del rey de Paría, a una edad bastante avanzada. En lugar de desarrimarse, Lamarck emprendió con ánimo el estudio de los invertebrados, sobre todo de moluscos y comenzó a elaborar sus ideas sobre la evolución de las especies. En su filosofía zoológica, Lamarck expone por primera vez su teoría sobre la transformación de las especies y no contento con ello elabora incluso el estudio sobre los mecanismos que podrían intervenir en el cambio.

Para desgracia de Lamarck el científico más brillante de su época trabajaba codo con codo con él en la misma institución y no estaba dispuesto a aceptar la posibilidad de cambios en los organismos. Cuvier, padre de la paleontología y de la anatomía comparada y famoso no solo en el campo de la ciencia, sino también como político y hombre público, cerró el camino de Lamarck desarrollando la conocida teoría del catastrofismo, como alternativa para explicar las extinciones de las especie que observaba en sus estudios sobre fósiles. Enfrentando a la necesidad de explicar las extinciones, le quedaban tres caminos, el primero aceptar las propuestas evolucionistas de su contemporáneo Lamarck propuestas que acababan sus convicciones religiosas y filosóficas. El segundo, proponer la migración de aquellas especies a otros lugares del globo, pero la era de las grandes exploraciones estaba acabando y quedaban escasos lugares por visitar y muchas especies desaparecidas por encontrar. El tercer camino, finalmente elegido, era aceptar las extinciones masivas que parecía reflejar el registro fósil explicándolas mediante grandes catástrofes, tras las cuales el planeta se volvía a repoblar.

Cuvier y sus ideas dominaron la escena científica largos años hasta la llegada de Darwin, pero entre ellos hubo otros evolucionistas que merecen un huevo en la historia como Hilaire, quien defendió tesis similares a las de Lamarck en contra del propio Cuvier, dando lugar a una agria polémica.

Pero hablar de evolución es casi sinónimo de hablar de Darwin. Recopiló durante 20 años materiales para convencer a Lyell de la posibilidad de la evolución. Solo cuando Darwin hubo convencido a este ultimo y recibió su apremio para publicar su obra se decidió a hacerlo. Pero para entonces Wallace ya había llegado a las mismas conclusiones.

Finalmente se publica la obra del origen de las especies, obra que convirtió rápidamente en el primer best-seller de la ciencia.

Tenía ciertas lagunas rellenadas con la teoría sintética de la evolución o neodarwinismo. Dobzhansky se convierte en el padre de la teoría sintética. Esta teoría se apoya en la teoría de la evolución, y los amplía gracias a los conocimientos de genética. Mayr, Huxley con ellos, tomó carta la definitiva teoría sintética.

2.5.Del nacimiento de la genética a la biotecnología

Mendel presentó los resultados de largos años de investigaciones ante la sociedad de naturalistas estaba produciéndose el nacimiento de una de las ciencias que van a cambiar el futuro de la humanidad a corto y medio plazo. Pero nada de esto fue advertido por sus contemporáneos, que no se interesaron en absoluto por los trabajos de Mendel absortos como estaban en la vorágine de los inicios de la revolución. El propio Mendel, desilusionado por la indiferencia destruyó gran parte de su obra.

Afortunadamente parte de ella se conservó y fue redescubierta en los albores del nuevo siglo, en unos de esos casos, no del todo infrecuentes, de simultaneidad: el holandés de Vries y otros científicos más las vuelven a sacar a la luz casi al mismo tiempo.

Desde estos incipientes inicios los descubrimientos en la ciencia de la herencia se suceden a un ritmo vertiginoso. En la primera década del siglo se realiza la necesaria labor de sistematización de la nueva ciencia. Sutton y Boveri, al observar la similitud entre el comportamiento de los cromosomas en la meiosis y el de los factores hereditarios en las leyes de Mendel, proponen la teoría cromosómica de la herencia. Bateson propone el término de genética y encuentra los primeros indicios de ligamiento. Hunt utiliza por primera vez la Drosophyla melanogaster como objeto de experimentación y Johanssen saca a la luz los términos de gen y alelo.

La década siguiente estaría dominada por los trabajos de Thomas H Morgan sobre los grupos de ligamiento, lo que más tarde sería reconocido con el primer premio Nobel que se le otorgaba a un genético. Tan importante como el papel de Morgan fue el jugado por

Muller en los años veinte. Este autor fue el descubridor del efecto mutagénico de los rayos-X y publicó unos de los libros más famosos de la época, “los genes como base de la vida”

En los años treinta y cuarenta se ralentiza el paso de los avances en genética, sin embargo, otro paso esencial se dio en el 41 cuando Beadle y Tatum, mediante sus estudios sobre Neurospora crassa, establecen el postulado “un gen, un enzima” abriendo el camino a la comprensión de los mecanismos íntimos de la herencia. Y no menos importante Avery, McLeod y McCarty establecen definitivamente el papel del ADN como portador del material genético.

La década de los 50 vería uno de los momentos de esplendor de la genética molecular. Watson y Crick establecen la estructura del ADN, lo que les valdría el segundo premio Nobel. Casi en paralelo Severo Ochoa aísla la poli nucleótido fosforilasa, una enzima capaz de fabricar ARN sin necesidad de cebador ni molde, por lo que se puede guiar su trabajo en el laboratorio. Kornberg, hace lo mismo con la ADN pol. En los 60 penetra en los misterios de la regulación de la actividad génica con los trabajos de Jacob y Monod, quienes proponen el conocido modelo del operón. Se hibridan por primera vez células de ratón y humanas y se aísla el primer gen.

De ahí al proyecto genoma humano, a la ingeniería genética, a los avances de la fertilidad in vitro o en medicina del cáncer hay solo un paso que se recorre a tremenda velocidad, a menudo por delante de los avances éticos y legales, lo que provoca la actual posición siempre debatida y polémica de todo lo relacionado con estos temas.

3. MOMENTOS CLAVES EN LA HISTORIA DE LA GEOLOGÍA

El primer tratado de geología, citado por autores ya que desgraciadamente no ha llegado a nuestros días, se debe a Teofrasto. No obstante autores anteriores ya prestan atención a la geosfera que los rodea, así, sabemos que los egipcios ya observaron la existencia de fósiles, debemos a Empedocles los primero trabajos sobre la erupción de un volcán y a Pitágoras valiosos textos sobre geomorfología.

No obstante, hasta el renacimiento, como en casi todas las restantes ciencias, se avanza poco en geología. A esta época corresponde Leonardo da Vinci, quien recoge en sus escritos su hipótesis, contraria a la época, de que los fósiles son animales extinguidos.

Entre los precursores de la moderna geología cabe citar a Bauer, que hace la primera descripción mineral en término de propiedad físicas como dureza, brillo, color… y Steno que establece la ley de la constancia de los ángulos diedros y el primer principio de la estratigrafía o el principio de superposición

3.1.La edad de la tierra

La primera de las grandes discusiones que vamos a tratar, no por ser la primera cronológicamente, sino por significar un profundo cambio en la forma de comprender el planeta y los procesos que en él tienen lugar, es la de la edad de la Tierra, problema que encorsetaba tanto la actividad geológica como la biológica en el siglo XVIII.

Usher uno de los defensores de la tradición de estudio de los textos bíblicos que llevaba la aceptación de una limitada edad para el planeta. Para ser concretos este autor databa la creación de la Tierra en el año 4004 a.c. 25 de octubre a las nueve de la mañana. Se basó en la creencia de que el hombre y el planeta eran coetáneos: establecer una cronología humana era equivalente pues a establecer la edad de la tierra y nada mejor para ello que trabajar sobre las dinastías bíblicas. El hecho que incluso newton llegase a trabajar sobre estas cronologías demuestra lo que hoy nos puede parecer frívolo por acientífico estaba dentro de la tradición científica de los siglos XVII y XVIII. Esta limitada edad terrestre, concordante con las ideas cristianas, significaba un corsé para todas aquellas teorías necesitadas de grandes periodos de tiempo. El uniformismo o el evolucionismo aparecerán cuando esta concepción comience a resquebrajarse y ayudarán a luchar contra ella.

Autores anteriores ya habían señalado que el devenir histórico terrestre podría ser más largo de lo que entonces se consideraba. Cuvier y otros catastrofistas ya hablaban de que antes de la aparición del hombre, el planeta habría pasado por un proceso histórico consistente en una secuencia de mundos previos cada uno poblado por seres diferentes y extintos. Mientras tanto en biología aparecía un cuadro en el que se contemplaba la progresión a lo largo del tiempo de formas de vida variadas, lo que suponía otro desafío al integrismo cristiano.

Hutton fue el primero que integró en sus teorías geológicas la necesidad de una tierra sin huellas de un principio ni perspectivas de un final. Este nuevo aspecto del tiempo era poco menos que revolucionario y con el desarrollo de la doctrina uniformista de Lyell hacia mediados del XIX, se fue extendiendo la creencia de que un tiempo virtualmente ilimitado estaba a disposición de biólogos y geólogos. No obstante, a lo largo de este siglo se desarrolló la agria polémica de la edad de la Tierra.

Lyell era demasiado prudente y nunca se pilló los dedos argumentando en torno a fechas concretas, pero algunos seguidores, como el propio Darwin, necesitado de justificar el ritmo de su evolución, si lo hicieron en base a cálculos. Darwin calculó la edad de 300 m.a. en base a la velocidad de denudación del Weald en el sureste de Inglaterra. Un opositor a ambos Phillips, en base a la sedimentación en el delta del Ganges propuso tan solo 96 m.a.

Uno de los principales opositores a este concepto de la edad de la tierra fue Kelvin. Se opuso a los cálculos de Darwin en función de sus estudios sobre el enfriamiento de la Tierra fundamentados en la teoría de la nebulosa para explicar el origen de ésta. Sus cálculos, similares a los de Phillips, hablaban de un planeta de no más de 100 m.a., lo que dejaba huérfanos de tiempo a los seguidores del uniformismo y a los del evolucionismo. También eran imprecisos, y si bien Darwin los aceptó, y corrigió su teoría para acercarse a la de Lamarck por esa falta de tiempo, Huxley criticó duramente estas imprecisiones.

Físicos y geólogos, se enzarzaron en la disputa y la bibliografía de la época está llena de intentos más o menos sobresalientes para calcular la edad terrestre.

La última palabra en el problema sino del campo de la física Becquerel descubrió la radiactividad en 1896 y Rutherford fue el primero en utilizarla para oponerse a Kelvin respecto a la edad de la Tierra. El mismo fue quien en 1904, hallo la correlación coherente entre la razón uranio/plomo y las edades geológicas de muchas muestras. Strutt y Holmes continuaron el mismo camino y al último de ellos se debe una publicación de 1913 que trata sobre los diversos sistemas de medida del tiempo geológico. Hoy, estos métodos cifran en 4500m.a. la edad de la tierra, aunque la edad de las rocas más antiguas es inferior a 3800 m.a.

3.2.Neptunistas, vulcanistas y plutonistas

El nacimiento de la geología como ciencia necesitó de un lento proceso de maduración que va desde los trabajos aislados sobre minerales y sobre los caracteres geomorfológicos locales del planeta hasta la creación de un mito científico acerca de la Tierra como un todo: lo que muchos autores han calificado de cosmogenia. Curiosamente, el XVIII se caracterizó por una reacción contra las especulaciones vagas y grandiosas, para dar importancia a las observaciones cuidadosas y detalladas, y fue unos de los defensores de este enfoque rigurosamente empírico el primero en generalizar acerca del origen de los materiales de la corteza terrestre.

Werner profesor de mineralogía, desarrollo lo que conocemos como teoría neptunista, según la cual la tierra estuvo completamente cubierta de un océano primordial. Sus aguas profundas y turbias contenían en suspensión o solución todos los materiales que forman ahora la corteza terrestre. A medida que pasaba el tiempo fue disponiéndose en una sucesión de depósitos ordenador.

Dos fueron, en origen, los talones de Aquiles de esta teoría. El primero de ellos, puesto de manifiesto por el geólogo italiano Breislak, era la cantidad necesaria para contener en disolución todos los materiales de la corteza, sin duda mucho mayor del actual, el segundo, que terminaría siendo el conflicto más grande es el origen del basalto.

El termino basalto se aplicaba a una roca cristalina, de color oscuro y que, frecuentemente mostraba disyunción columnar. Werner la consideraba como otra roca de precipitación química en contra de muchos de sus contemporáneos, no se podía negar la existencia de los volcanes, pero este autor restringía su actividad a tiempos muy recientes.

El papel jugado por los volcanes en la producción del basalto llevó a otros autores a proponerlos como fuente de creación de la corteza, así, primero Guettars y más tarde Desmarest se consideran como los padres de la escuela vulcanista. Solo en una cosa coincidían ambas teorías y era en situar al granito como una roca primordial, parte de la corteza terrestre original. Y en ese punto fueron atacados por una nueva corriente.

Los estudios que Hutton llevaba a cabo en Escocia confirmaron que el granito era también de origen ígneo, con lo que el fuego, más que el agua, podía ser la llave de una amplia gama de fenómenos geológicos. Había nacido una tercera alternativa: el plutonismo. No obstante los trabajos de Hutton fueron ignorados por los científicos.

Numerosos geólogos de la época se distribuyeron en uno y otro campo, Buch, Kirwan fueron acérrimos defensores del neptunismo, por su parte Playfair defendieron el plutonismo. Precisamente a este último autor se deben algunos escritos que inclinarían la balanza hacia el plutonismo años después.

Esta controversia tuvo la importancia de arrastrar al campo a numerosos geólogos que, con sus observaciones, iniciaron el actual cuerpo de conocimientos en que se sustenta la geología. Estas mismas observaciones fueron las que acabaron con la polémica de forma tan radical en los primeros años del siglo XIX. El uso de fósiles, a los que ni neptunistas ni plutonistas hacían prestado atención, para establecer correlaciones estratigráficas hizo que todo el sistema de investigación geológica cambiase rápidamente y desplazó el interés a nuevos problemas

3.3.Catastrofismo y actualismo

El catastrofismo es un sistema que se remonta a las cosmogonías especulativas de Burnet, Whiston y Woodwars a finales del XVII. Su idea central es la explicación de las observaciones actuales en virtud de grandes catástrofes del pasado: los ríos modernos parecen contener muy poco agua para explicar el desarrollo de los valles por los que circulan, los levantamientos de las grandes cordilleras son difíciles de explicar con los modestos levantamientos del terreno, las masas de rocas volcánicas demasiado grande para la actividad de los volcanes actuales-

El actualismo tal como lo plantea Lyell, es tanto un sistema como un método de investigación, y se refiere al estudio de los procesos actuales como medio para interpretar acontecimientos del pasado. Si Hutton merece el calificativo de fundador de la geología moderna, lo merece no tanto por su plutonismo como por desafiar absolutamente la creencia, muy extendida entre sus contemporáneos, de que existiera una división fundamental entre el pasado y el presente, y porque presentí la idea de la inmensidad del tiempo.

Hutton plantea inicialmente que podemos suponer que la labor de la naturaleza es uniforme y constante, para más tarde presentar la idea de un tiempo indefinido. Un discípulo de Hutton, Playfair, resume las ideas de su maestro de un modo muy grafico, el hecho de que el progreso de la actividad geológica, en relación con el hombre, sea demasiado lento para ser percibido no permite presunción alguna en contra de su realidad. La porción máxima que nuestra experiencia puede alcanzar es efímera en relación con el todo, y debe considerarse como un incremento momentáneo de una inmensa progresión. El tiempo realiza el trabajo de integrar las partes infinitesimales que han formado esta progresión, las reúne en una suma y, a partir de ellas, produce una cantidad mucho mayor que cualquiera que se le pueda atribuir.

En los primeros años del XIX el foco de investigación geológica se traslada de Edimburgo a París, donde gracias a los trabajos de Cuvier se pusieron los cimientos a la paleontología. Cuvier abandona el actualismo huttoniano y abraza el catastrofismo para explicar de modo coherente las extinciones repentinas y periódicas de faunas que observaba en las series estratigráficas. Otros colaboradores de Cuvier amplían sus ideas y dan cuerpo a un nuevo catastrofismo alejado de las cosmogonías iniciales.

Al amparo del catastrofismo se dio en Inglaterra el curioso fenómeno de los diluvilistas, clérigos-geólogos que trataron de casar las escrituras con las teorías de Cuvier.

Algunos autores se expresaron en contra de estas ideas, ya desde la propia iglesia como en el caso de Fleming que criticó el diluvialismo desde las propias escrituras, como Scrope, cuyos trabajos sobre el vulcanismo del centro de Francia le llevaron a aproximarse a los postulados huttoninanos. Ambos tendrían una gran influencia sobre el padre del actualismo: Lyell, que en su libro sentó las bases del actualismo sobre el principio de que el razonamiento en geología debe basarse en las causas que ahora están actuando y no otras, que actuaron desde los tiempos más remotos hasta el momento actual, y nunca actuaron con grados de energía diferentes de lo que utilizan en el momento presente.

Ya entre los geólogos de la época hubo algunos como Beche, primer directo del servicio geológico que no consideraron la necesidad de entrar en polémicas, en sus propias palabras la diferencia entre ambas teorías no es en realidad muy grande, se trata más bien de la intensidad de las fuerzas de manera que si las uniéramos, probablemente nos aproximaríamos a la verdad. Pero a lo largo del XIX, la polémica entre catastrofismo y uniformismo marco el desarrollo de la geología tan profundamente como la controversia entre el plutonismo y el neptunismo.

3.4.La deriva continental y la tectónica global

Los debates acerca de la dinámica terrestre se concentran, al contrario que los vistos hasta ahora, en el presente siglo. No obstante, la idea del posible traslado de los continentes es anterior, se remonta a Bacon, quien sugirió en el XVII el parecido entre los bordes de los continentes y posteriormente en el XIX Pellegrini. Hoy se puede considerar que la tectónica global, paradigma fundamental de la geología actual, es el resultado de la hipótesis de la deriva continental presentada por Wegener y que tanta polémica levantó durante más de medio siglo.

En el momento en que Wegener plantea su hipótesis, la concepción de la tierra era todavía muy distante de la actual. A mitad del XIX, en base a las anomalías gravitatorias detectadas en el Himalaya Airy planteó sus teorías de la isostasia que exigía la existencia de una capa fluida y más densa que la corteza por debajo de esta última. Dana incorporó este principio a una teoría de la tierra más global, basada en la idea de que la tierra se va contrayendo y las tensiones generadas son las responsables del levantamiento de las cordilleras, del desarrollo de los geosinclinales, de la formación de los continentes y de las cuencas oceánicas. Numerosas pruebas parecían apoyar su trabajo, por lo que, a principios del siglo XX, muy poco geólogos estaban dispuestos a aceptar la hipótesis en contra de este mecanismo.

Wegener fue el primero que presentó pruebas solidas, con argumentos lógicos y coherentes que consideraban una enorme montaña de fenómenos naturales, para justificar la hipótesis de la deriva continental que ha quedado asociada a su nombre. Su hipótesis establecía la existencia de un supercontinente llamado Pangea a inicios del Mesozoico, el cual se habría escindido y sus fragmentos separado siguiendo unas pautas de todos conocidas. Sus argumentos no se circunscriben al terreno de la geología, abarcan desde la paleontología a la climatología, pasando por la geomorfología y la estratigrafía.

A pesar de su desarrollo coherente, las críticas a la hipótesis de Wegener no tardaron en llegar y fueron tan rápidas como virulentas. Algunos de los geólogos más eminentes de su época se distinguieron por sus duras críticas. Los argumentos en contra se centraron en el mecanismo capaz de mover los continentes en el origen de las cordilleras más antiguas, en las causas de apertura del Pangea tras una larga historia como supercontinente coherente, y ciertos detalles sobre los encajes de floras y faunas fósiles y sobre los tamaños de los glaciares.

Entre algunos geofísicos, incómodos por lo limites que imponía el fijismo de los continentes y con algunas inconsistencias de la teoría de la contracción, apareció una corrientes, si no de apoyo, si de simpatía por el trabajo de Wegener. En los años siguientes a la I guerra mundial, Argand defendió las ideas de Wegener y en EEUU Daly planteó en su libro nuevos mecanismos para explicar el desplazamiento de los continentes.

Pero hubo que esperar al final de la II guerra mundial y a la exploración sistemática de los fondos oceánicos para que comenzasen a aflorar las ideas que cambiarían la visión del planeta. En los años 50 se recopilaron numerosos datos acerca del magnetismo de las rocas que indicaban una variación en el campo magnético terrestre a lo largo del tiempo y que parecían confirmar la hipótesis de Wegener. Runcorn fue uno de los primeros defensores desde este campo. En el océano, la expedición Challenger obtuvo un detallado análisis de la topografía de los fondos. Esto llevo a Hess a establecer la llamada hipótesis de la expansión de los fondos oceánicos, hipótesis que quedó sin conformar hasta que Vine y Mathews la utilizaron con éxito para explicar las enigmáticas bandas de anomalías magnéticas a los lados de las dorsales oceánicas.

Mientras tanto, Wilson, estaba trabajando sobre los movimientos de la corteza terrestre, proponiendo la existencia de cinturones móviles unidos en una red que dividiría a la tierra en varias placas anchas y rígidas. Aunque este autor fue el primero en utilizar el término placas, el desarrollo teórico completo y la posterior formulación de la teoría de las placas litosfericas se debe a Morgan, al que se asocia generalmente el nombre de Lepichon por ser este ultimo el que determino la existencia de alguna de las más importantes.

Hoy ya no es adecuado el término deriva continental tal y como fue propuesto por Wegener, pero las investigaciones posteriores vienen a darle la razón, y las sucesivas hipótesis enunciadas: expansión de los fondos oceánicos, la tectónica global, que surge a partir de ellas y que supone el paradigma más dinámico y sugerentes de toda la geología actual.

2. LAS CIENCIAS BIOLÓGICAS Y GEOLÓGICAS ESPAÑOLAS Y SU EVOLUCIÓN EN EL CONTEXTO MUNDIAL

Los comienzos de la ciencia española se remontan a la civilización hispanoárabe y sobre todo a la gran escuela astronómica de Toledo del siglo XI encabezada por al-Zarqalluh. Después de la conquista de la ciudad de Toledo por el rey Alfonso VI en 1085, comenzó un movimiento de traducción científica del árabe al latín, promovido por el arzobispo Raimundo de Toledo. Este movimiento continuó bajo el patrocinio de Alfonso X el Sabio y los astrónomos de su corte.

En la primera mitad del siglo XVI, España participó en el movimiento de renovación científica europea, en el que intervinieron de forma destacada Juan Valverde de Amusco. El descubrimiento de América estimuló avances, tanto en Historia Natural (con José de Acosta y Gonzalo Fernández de Oviedo) como en náutica (con Pedro de Medina, Martín Cortés y Alonso de Santa Cruz).

Después de que Felipe II prohibiera estudiar en el extranjero, la ciencia española entró en una fase de decadencia y neoescolasticismo de la cual no saldría hasta finales del siglo XVII, con el trabajo de los llamados novatores.

Uno de los pilares de la modernización científica de la Ilustración fue Linneo, cuya nomenclatura binomial fascinó a toda una generación de botánicos europeos, estimulando nuevas exploraciones. En España, Miguel Barnades y más tarde sus discípulos Casimiro Gómez Ortega y Antonio Palau Verdera enseñaron la nueva sistemática botánica. El siglo XVIII fue la época de las expediciones botánicas y científicas al Nuevo Mundo, entre las que destacaron la de Mutis (corresponsal de Linneo) a Nueva Granada, la de Hipólito Ruiz y José Pavón a Perú, la de José Mariano Mociño y Martín de Sessé a Nueva España, y la de Alejandro Malaspina alrededor del globo.

Las Guerras Napoleónicas y de Independencia interrumpieron el avance de la ciencia tanto en la península Ibérica como en Latinoamérica. En España la recuperación fue muy lenta; la vida científica se paralizó prácticamente hasta la aparición de nuevas ideas —el darwinismo en primer lugar— como secuela de la revolución de 1868 y la I República. En esta renovación científica desempeñó un papel fundamental el neurólogo Santiago Ramón y Cajal, primer premio Nobel español (en 1906 compartió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina con el médico italiano Camillo Golgi por sus descubrimientos sobre la estructura del sistema nervioso); también intervinieron José Rodríguez de Carracido en química, Augusto González de Linares en biología, José Macpherson en geología y Zoel García Galdeano en matemáticas.

En cuanto a la evolución histórica de la Biología y Geología en España y en el contexto mundial a finales del siglo XIX es muy destacable la actuación de la Real Sociedad Española de Historia Natural.

La sociedad se constituyó en marzo de 1871, en ella estaban integrados entomólogos como Laureano Pérez Arcas o Bernardo Zapater, malacólogos como Joaquín González Hidalgo, botánicos como Miguel Colmeiro (director del Rala Jardín Botánico), geólogos como Juan Vilanova o José María Solano y Eulate, así como prestigiosos médicos y los más notables naturalistas españoles de la época. Esta sociedad edita periódicamente una revista científica, y en sus reuniones en el Museo de Ciencias Naturales se realizaba un intenso trabajo científico donde se exponían investigaciones en curso, se proponían debates de interés y se presentaban trabajos originales de investigación, que generalmente pasaban a formar parte de los Anales de la sociedad.

Tras el ambicioso programa de conocimiento botánico desarrollado en el siglo XVIII, a lo largo del s. XIX España careció de estudios sobre su flora hasta la publicación en la Sociedad de los trabajos de Colmeiro y Blas Lázaro Ibiza sobre rosáceas, malváceas… etc y floras regionales y provinciales. De igual forma se presentaron los primeros trabajos sobre zoología como monografías sobre ortópteros, aves y reptiles.

En Geología, los trabajos de José MacPherson y Salvador Calderón están entre Isa primeras aportaciones al estudio de la estructura peninsular, y los trabajos de Francisco Quiroga destacaron como aportación al estudio de la mineralogía y petrología.

También el histólogo español más prestigioso de la época, Santiago Ramón y Cajal, fue miembro de la Sociedad desde 1892, publicando habitualmente en sus Anales trabajos sobre la retina de los teleósteos, bulbo raquídeo, la corteza occipital,…etc.

Gracias al empuje que el Premio Nobel de Ramón y Cajal dio a la ciencia en general, en 1907 el gobierno español estableció la Junta para la Ampliación de Estudios para fomentar el desarrollo de la ciencia, creando becas para el extranjero y, algo más tarde, una serie de laboratorios. En biomedicina, además de la neurohistología, adquirió relevancia la fisiología, dividida en dos grupos: el de Madrid, regido por Juan Negrín, quien formó al futuro premio Nobel Severo Ochoa, y el de Barcelona, dirigido por August Pi i Sunyer. Durante la década de 1920 ambos grupos trabajaron en la acción química de las hormonas, sobre todo de la adrenalina.

La guerra civil envió al exilio a algunos de los más destacados investigadores españoles como Ignacio y Cándido Bolívar, Odón de Buen, Isaac Costero, Pío del Río Hortega,… y tantos otros. En los primeros años de posguerra, la investigación en España es muy escasa, y sólo a mediados de los años cincuenta se recuperó un poco el nivel previo a la guerra.

Podemos destacar a Isidro Parga Pondal, fundador del laboratorio geológico de Laxe y elaboró mapas geológicos de Galicia, de la Península Ibérica y del Macizo Hespérico Peninsular, al insigne paleontólogo Emiliano Aguirre Enríquez director e iniciador de las excavaciones del yacimiento kárstico de Atapuerca, o el geólogo Noel Llopis Liado estudioso de la tectónica y estratigrafía de las cordilleras hercianas de la península ibérica. Otro geólogo español destacado de la primera

mitad del siglo XX fue Eduardo Hernández Pacheco, estudioso de la edad y origen del Cordillera Central y estudios geológicos de lanzarote e Islas Canarias.

En la segunda mitad del siglo XX probablemente el científico español más importante fue el bioquímico asturiano Severo Ochoa, distinguido en 1959 con el premio Nobel de Fisiología y Medicina, junto con Arthur Kornberg, por su investigación del proceso de formación y destrucción celular y su relación con los caracteres hereditarios, descubriendo la síntesis biológica de los ácidos nucleicos.

Otros destacados científicos españoles de finales del siglo XX son:

Santiago Grisolía, discípulo de Ochoa en la Universidad de Nueva York que realizó importantes descubrimientos en la fijación del C02 y en el ciclo de la urea, recibiendo el Premio Príncipe de Asturias de Investigación científica y técnica en 1990

Margarita Salas Falgueras, discipula también de Severo Ochoa, pionera de la Biología Molecular española, reconocida en 1999 como investigadora europea por la UNESCO.

Guillem Colom, geólogo Balear especialista en foraminíferos y calpionélidos, gran divulgador científico y estudioso de prospecciones de petróleo y lignitos.

Mariano Barbacid, descubridor de la base molecular del cáncer y a aislar en 1984 un gen oncogénico en un tumor humano. En 1998 pasó a dirigir el Centro nacional de Investigaciones Oncológicas Carlos III de Madrid.

3. PRINCIPALES ÁREAS DE INVESTIGACIÓN ACTUAL

3.1. Principales áreas de investigación actual en Biología

El desarrollo de la teoría de la evolución en el período postdarwinista condujo tanto al análisis de los procesos microevolutivos en el plano poblacional como al estudio detallado de las poblaciones de un área terrestre o acuática que forman un sistema, anteriormente designado como biocenosis. Cada especie de la biocenosis ocupa un nicho ecológico, estando ligadas unas a otras por complicadas relaciones ecológicas, la mayoría de las veces en forma de cadenas tróficas. Cada biocenosis ocupa un territorio determinado con los caracteres geográficos que le son propias (carácter del suelo, clima, relieve, composición química del agua, etc). A las relaciones entre la biocenosis con la totalidad de condiciones fisicogeográficas se denomina biogeocenosis.

La explicación de los procesos que se dan en una biogeocenosis determinan las vías de actuación del hombre para la conservación e incremento del valor económico de esa biogeocenosis, por ejemplo, para la biogeocenología forestal, estas medidas consisten en la fijación de normas para la tala de árboles, combate de parásitos, plantación de determinadas especies, etc.

De manera análoga, se toman medidas para obtener condiciones favorables desde el punto de vista económico de las hidrobiogeocenosis con el propósito de mantener y reproducir las existencias piscícolas.

Junto con la influencia sobre la composición de las biocenosis, esto es, la acción indirecta sobre el proceso evolutivo, el hombre interfiere directamente en la evolución de otros organismos por la creación de nuevas variedades mediante el control de la variabilidad, la herencia y la selección artificial. En este aspecto, las nuevas técnicas de ingeniería genética y biotecnología pueden representar un papel fundamental.

La regulación de la evolución de los microorganismos, plantas de cultivo y animales domésticos es un sistema conducente a la creación de formas nuevas con un aprovechamiento práctico. Además el empleo de microorganismos para la elaboración de alimentos y medicamentos ha hecho que la biología al igual que sucede con la química, física u otras disciplinas científicas, se ha convertido en una destacada fuerza productiva.

Desde comienzos de siglo, la biología ha ido ganando fuerza en la profilaxis y terapéutica, con el desarrollo de la microbiología, virología, endocrinología, etc o la investigación neurobiológica y del comportamiento. Las conocidas correlaciones

entre la salud humana y la de su entorno, que son no solo sus recursos alimenticios sino los organismos que pueden provocarle enfermedades ha acrecentado los estudios sobre los ecosistemas. La investigación de la transferencia energética hace que cada vez seamos más conscientes de que el progreso técnico y cultural de la sociedad humana depende de la atención a las leyes del equilibrio inestable de los sistemas biológicos.

El estudio de los ecosistemas en áreas de influencias radiactivas nos has aleccionado sobre la transmisión de las sustancias radiactivas en la cadena alimentaria desde los vegetales, a los animales y hasta el hombre, corroborando el interés mundial por la investigación del medio ambiente.

El cambio producido desde mediados del siglo XX en casi todas las actuales disciplinas biológicas particulares consistió en que, en vez de el anterior trabajo interdisciplinario entre biólogos, químicos, físicos y matemáticos, se llevó a cabo en la biología misma una adaptación progresiva de los principios teóricos de las llamadas ciencias naturales. James Crick expresó esta tendencia, diciendo, que la meta última de la biología es explicarla toda en términos de física y química.

La rama de la etología no nació de una única raíz, sino que enlazó con la tradición de disciplinas muy diversas. Por una parte recogía determinados elementos de la sicología general de orientación naturalista y por otra estaba metodológicamente vinculada a la zoopsicología experimental, especialmente a la fisiología de los sentidos.

La profusión de datos, en pujante crecimiento a lo largo del siglo XX, el comienzo de la exploración de las cuestiones moleculares y la creciente especialización hacen cada vez más difícil una comprensión correcta del estado del desarrollo y de las principales corrientes en biología. Además, falta distancia histórica, pero parece haber unanimidad en este momento sobre la inexistencia de una teoría global biológica.

Algunos importantes campos se han desarrollado de diversa forma en cuanto a su contenido teórico. Entre los más significativos tenemos la biología molecular, citología, genética, biología ontogenética o del desarrollo, biología de la evolución y ecología.

Para el desarrollo de una biología teórica es importante establecer las relaciones que existen entre cada una de las materias y las líneas de investigación, aunque no son evidentes ni reconocibles de antemano. Por ejemplo, el mendelismo y la biología evolutiva a pesar de que los procesos habían sido estudiados y teorizados hace tiempo por separado. En la actualidad su síntesis y armonización abarcan la teoría del gen, la teoría cromosómica, la teoría de la mutación, el mendelismo, la teoría de la selección y la teoría de la evolución bioquímica, entre otras. Este proceso integrador sigue avanzando aunque las dificultades son enormes para conjuntar todos los aspectos.

3.2. Principales áreas de investigación actual en Geología

En nuestros días la geología esta basada en la Teoría de la Tectónica de Placas, concretada de una forma cíclica por Tuzo Wilson en 1975 (ciclo de Wilson) al pensar que los efectos del movimiento de las placas afectaban a toda la litosfera, de ahí que en la actualidad se la conozca también con el nombre de tectónica global. Solamente existen ciertas disidencias por parte del soviético Víctor V. Beloussov y su teoría de la oceanización, herencia fijista de las teorías de undación formuladas ya desde el año 1930 por el holandés Haarmann de la Universidad Utrecht, que posteriormente habían sido precisadas por el también holandés Van Bemmelen, que equivalían a una génesis continental por levantamiento. La controversia culminó en un enfrentamiento que tuvo lugar en 1968.

Pero en la actualidad son muchos los científicos que han aportado pruebas definitivas al movilismo desde diferentes campos; en el año 1974 los geofísicos italianos E. Proverbio y V Quesada publicaron los resultados de un largo experimento de posicionamiento de cinco observatorios astronómicos, cuyos resultados venían a decir que los continentes se mueven unos con respecto a otros, y coincidían de manera casi perfecta.

El estudio de las fosas de subducción por parte de Benioff establece los lugares sísmicos y tipos de los mismos, concretándose en lo que se denominan zonas de Benioff.

El proyecto Famous también ha aportado importantes datos relativos al crecimiento de las placas africanas y antarticas. Una reciente reconstrucción del Atlántico Norte ha proporcionado una solución al solape de Centroamérica con América del Sur y en estos momentos son muchos los investigadores, que se hayan tras las pistas de estos problemas.

El metamorfismo se estudia bajo las bases establecidas por Eskola en su estudio de las diferentes facies, y Miyashiro y sus cinturones metamórficos en las zonas de subducción y arcos de isla.

El estudio de los magmas a partir de las denominadas series de cristalización de Bowen y el establecimiento de tres tipos de magmas primarios: toleiticos, alcalinos y calcoalcalinos, que llevan a un estudio más detallado la cristalización fraccionada y de los procesos de diferenciación y asimilación magmática.

Los recientes estudios de termodinámica de la corteza terrestre han aportado nuevos puntos de vista acerca de la formación del granito y constituyen hipótesis que parecen apoyadas por los experimentos sobre la anatexia granítica.

La definición de los puntos calientes para explicar los fenómenos magmáticos en la zona de intraplaca, explican en la actualidad muchos de estos fenómenos que no estaban ligados a la tectónica de placas.

En 1973 Mattauer establece los niveles estructurales un orógeno ortotectónico y que hoy en día sirve como base para cualquier estudio profundo de tectónica. Así

mismo Meisnesz y Molnar establecen el modelo de raíces de cordilleras, llegando a la conclusión de que algunas como el Himalaya, se apoyan en un fuerte basamento sin apenas tener raíces, dando soluciones para la formación de dicho basamento, como son el espesamiento o cobijadura por plegamiento.

En la actualidad no se puede escribir sobre los procesos internos de la tierra más que desde el punto de vista de la movilidad continental, que ha superado su categoría inicial de modelo polémico, para convertirse en la base de la nueva geología.

El estudio del interior del planeta al que se les presta una especial atención está muy avanzado gracias al apoyo de los satélites, cuyos datos pueden ser utilizados por los diferentes métodos geofísicos y analizados informáticamente.

La geomorfología se estudia en la actualidad bajo el punto de vista del francés Martonne, es decir, por sistemas morfoclimáticos, o bien a partir del modelado litológico que parece ser más concreto a la hora de explicar los paisajes.

La prospección minera se halla vinculada a los métodos de la estratigrafía, la geofísica y la geoquímica. Lo mismo ocurre con la búsqueda de fuentes de energía, carbón y petróleo, sin olvidar la construcción pública y la hidrogeología.

Muchos países han establecido una estrecha relación entre la Universidad y la industria, al tiempo que la geología aplicada se enseña en sus distintos aspectos en todas las universidades.

Se abre un campo de aplicación geológica muy importante, como es la geología ambiental en íntima relación con la ecología y cuyos dos puntos de interés en la actualidad son:

– La recuperación del paisaje.

– La asimilación de residuos, urbanos, industriales y nucleares.

3.3. Principales áreas de investigación actual en España

En España, el Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica 2004-2007, presenta una serie de áreas temáticas prioritarias: área de Ciencias de la vida, área de Ciencias y Tecnologías Agroalimentarias y Medioambientales, área de Ciencias del Espacio, Matemáticas y Física, área de Energía, área de Química, Materiales y Diseño y Producción Industrial, área de seguridad y Defensa, y área de Tecnologías de la Sociedad de la Información.

Área de Ciencias de La vida: en esta área está encuadradado el Programa Nacional de Biomedicina, cuyo objetivo es profundizar en el conocimiento de los mecanismos moleculares, bioquímicos, celulares, genéticos, fisiopatológicos y epidemiológicos de las enfermedades y problemas de salud, y establecer las estrategias para su prevención y tratamiento.

En esta área también se sitúan el Programa Nacional de Tecnologías para la salud y el bienestar, el Programa Nacional de Biotecnología, caracterizado por la implementación de las tecnologías de la genómica y proteómica, que permiten

obtener grandes cantidades de información, y de la bioinformática que permite analizar dicha información.

El último programa de esta área es el Programa Nacional de Biología Fundamental, que incluye toda la investigación en Biología destinada a entender el funcionamiento de los seres vivos y sus unidades estructurales y funcionales.

Las Ciencias y Tecnologías Medioambientales, la Biodiversidad, y las Ciencias de la Tierra y Cambio Global son programas enclavados dentro del área de Ciencias y Tecnologías Agroalimentarias y Medioambientales.

El Subprograma Nacional de Biodiversidad se estructura sobre la base de la profundización en el conocimiento de la biodiversidad, favoreciendo los estudios taxonómicos y de los procesos evolutivos que las propician, así como de las interacciones de los individuos entre sí y entre éstos y el medio. El Subprograma Nacional de Atmósfera y Cambio Global se estructura aen base al conocimiento del medio en lo que se refiere al comportamiento de la atmósfera y del sistema climático.

El Subprograma Nacional de Ciencias de la Tierra se estructura sobre las investigaciones dirigidas al conocimiento de los fenómenos físicos, químicos y biológicos que afectan, y afectaron, al Planeta.

El Subprograma Nacional de Investigación Polar, que abarca la práctica totalidad de todas Isa materias científicas en la Antártida.

4. LAS RELACIONES CIENCIA/TECNOLOGÍA/ SOCIEDAD EN LA BIOLOGÍA Y LA GEOLOGÍA

La Ciencia ha estado siempre muy alejada de la realidad social de nuestro país. En los años 80 se realizó una encuesta por el Centro de Investigaciones Sociológicas, el 60% de los encuestados no conocían el nombre de ningún científico español vivo o muerto. Del restante 40%, el 33,5% citaba el nombre de un médico, lo que significaba que sólo un exiguo 8% de la población encuestada tenía conocimiento de la existencia de algún investigador en campos como la física, la química o la matemática.

En la misma investigación se evidenciaba que el 62% de los españoles sabían muy poco o nada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CESIC) y el 81% desconocía la existencia de otro tipo de Centros de Investigación. La conclusión de esta encuesta es que el científico esta aislado del resto de la sociedad, que a su vez desconoce casi totalmente la existencia de aquél. El sistema educativo de nuestro país es, en buena parte, culpable de este alejamiento y desconocimiento mutuo, este es uno de los puntos que la LOGSE (Ley Orgánico de Ordenación General del Sistema Educativo), la LOCE (Ley Orgánica de Calidad de la Educación) y la LOE (Ley Orgánica de la Educación) intentan corregir.

La ciencia y la investigación no constituyen mágicas panaceas, pero son indispensables instrumentos para salir de la crisis económica con un potencial de competitividad y desarrollo, que permitan acceder a niveles dignos de bienestar y progreso. Por lo tanto todos los sectores sociales deben hacer una resuelta apuesta a favor de la ciencia y el desarrollo científico en España.

El estudio de los sedimentos antiguos, que es una especie de oceanografía histórica, tiende a utilizar los métodos de la sedimentalogía actual y a trasponerlos al pasado. El estudio de los fenómenos actuales, objeto de la geografía física, de la geología dinámica y de la geofísica permiten comprender la génesis y evolución de la erosión y sedimentación en los continentes, vulcanismo etc. A la observación sucede la explicación física, e incluso en algunos casos la explicación biológica.

El estudio de las rocas eruptivas implica la utilización del análisis químico, pero solo puede conducir a concepciones razonables si la roca es examinada en función de su situación en la naturaleza; el estudio petrográfico de las rocas sedimentarias, de su evolución tiende igualmente hacia una clasificación genética. El estudio de la génesis de las rocas, de su evolución, del metasomatismo y del metamorfismo exige la ayuda de la termodinámica y de la geoquímica, mientras que la geofísica aporta informaciones sobre la constitución interna del globo.

A través de la paleontología, la geología intenta reconstruir lo que fue el mundo viviente en las épocas geológicas. La paleontología o biología histórica, conduce a investigar el origen de la vida en la superficie del globo y también su evolución. El estudio de las deformaciones de la corteza terrestre, objeto de la tectónica, depende a la vez de los principios y de los métodos de las ciencias físicas

(termodinámica, mecánica de los sólidos deformables, etc.) y de los estudios geofísicos que registran los fenómenos de la tectónica actual. Además la radiactividad permite calcular la edad de la Tierra, al mismo tiempo que los métodos de cosmografía y de astrofísica la integran en el sistema solar y en el Universo. Por tanto, la geología utiliza en el momento actual los métodos de otras disciplinas, pero los datos más productivos provienen de la observación y de la interpretación y no de la experimentación.

Su campo de aplicación rebasa con mucho el dominio de las Ciencias de la Tierra, puesto que aporta explicaciones tanto a la biología, como a la cosmología.

Al igual que la geología, la biología necesita apoyarse en otras ciencias y técnicas para su desarrollo, y de la misma forma sirve de apoyo al desarrollo de otras ciencias. Fundamentalmente necesita los conocimientos básicos de química y física, para poder comprender la química de la vida y poder manejar las técnicas instrumentales necesarias para su investigación. La medicina se apoya en la biología para el conocimiento y tratamiento de enfermedades. Y en la actualidad un apoyo a la biología indiscutible es la informática para poder desarrollar modelos.

Todo lo visto anteriormente no permite ver claramente que todas las ciencias se relacionan entre si para avanzar, y que su avance repercute favorablemente en mejoras sociales.