Tema 62 – El positivismo y el avance científico del siglo XIX.

Tema 62 – El positivismo y el avance científico del siglo XIX.

1.Introducción.

Desde una consideración filosófica, el término “positivismo” tiene una acepción muy relacionada y en dependencia del modo de entender la naturaleza del saber y lo que puede ser objeto de conocimiento. Conocimiento o saber positivo vendrá a ser aquel que lo es sólo de lo dado a los sentidos y que establece los hechos como él único posible objeto de conocimiento. Pero bajo el término “positivismo” cabe entender no sólo una peculiar manera de interpretar el saber, sino además una filosofía, en la medida en que establece una interpretación o teoría de la realidad y así, en consecuencia, sobre el hombre, la historia, la sociedad y la religión. Es en este marco mucho más concreto y en múltiple conexión y referencia donde se fragua y elabora el positivismo que tanto histórica como filosóficamente merece más propiamente tal nombre; el positivismo de Comte.

  1. Saint-Simón y la sociedad industrial científica.(1760-1837). Siglo XIX.

Es uno de los promotores del pensamiento socialista, que a comienzos del siglo XIX iniciaba su andadura. Marx lo criticará por utópico, a pesar de que ya anuncia netamente una serie de temas y de valores que el mismo desarrollará. Una fuente importante de la diferencias entre éste primer pensamiento socialista y el de Marx se halla (sobre todo de la Revolución Industrial en Inglaterra), mientras que el primero denuncia los abusos de la sociedad aristocrática preindustrial y se entusiasma con los progresos de la industrialización. Sus obras: Del sistema industrial (1821); y Catecismo de las industrias. (1823-1824). Su idea es que la revolución política (de 1789) no es decisiva, más importante es la revolución industrial (modelo inglés), que es preciso concebir la organización política al servicio de la industrialización y el desarrollo económico, es decir, del trabajo productivo y socialmente útil. Se advierte, en estado incipiente, la idea de nacionalización de estatización de la economía, asociada a una planificación socialista que se concibe como científica.

  1. El Positivismo. Augusto Comte. (1798-1857). Desarrollo de la ciencias.

Nacido en Montpellier, fue alumno de la École Polytechnique de París, donde también desempeño más tarde actividades docentes. Su formación, por tan fue más bien técnico- científica que filosófica.

Dos aspectos dominan le pensamiento de Comte: a) el positivismo propiamente dicho, a saber, una cierta concepción y valorización de las ciencias empíricas y matemáticas, capitales para la humanidad; b) un sociocentrismo o incluso un antropocentrismo, que propone la Sociedad, presuntamente extendida a toda la humanidad, como sujeto último del pensamiento, del saber y de la acción. La Sociedad o la Humanidad, tomando así, en cierto modo, el lugar de dios, puede construir el objeto de un culto, de una religión. Estos pensamientos quedan plasmados:

-Curso de Filosofía positiva. (1830-1842).

-Sistema de polítique positiva 81851-1854).

El positivismo en sentido estricto corresponde al espíritu de la ciencia moderna tal como se celebraba en el s. XIX. El positivismo valora las ciencias cuyo estado de desarrollo ( la metodología) habría alcanzado el estadio positivo: las matemáticas y la física; en medida notablemente inferior, la química y la bilogía, y por último la sociología o “física social”, que Comte contribuye a elaborar. Por tanto los rasgos distintivos del espíritu positivista son las características de las ciencias de la naturaleza mas desarrolladas a comienzos del siglo. Así este espíritu positivista tendrá los siguientes rasgos:

  1. El saber positivo es rea, por oposición a quimérico.
  2. El saber positivo es útil, a diferencia de lo que resulta ocioso.
  3. El saber es positivo es cierto y no indeciso. En esto se opone a la incertidumbre o falta de certeza de otros saberes.
  4. El saber positivo es preciso, riguroso y estricto, a diferencia de un conocimiento vago acerca de cualquier realidad.
  5. El saber positivo se opone, gracias a su positividad, al saber negativo, propio de la metafísica crítica. El saber positivo construye, no destruye.
  6. El saber positivo es constatable mediante la experiencia. Por ello es un conocimiento de lo concreto y relativo, lo absoluto resulta inconstatable.

“Saber para poder con el fin de proveer” (Curso de filosofía positiva). Ésta ha sido la divisa del positivismo. El valor del saber científico, positivo, consiste en su eficacia y en su utilidad social. Las “creencias científicas”, aún cuando, en términos absolutos, no sean más verdaderas que las otras son, por el momento, la mejores en lo que concierne a la supervivencia y la organización de la vida de los hombres en sociedad.

4.-Sociología, la ley de los tres estados, y la religión vista desde el positivismo.

Comte deposita más esperanza en el desarrollo de la última de las ciencias positivas, a saber, la ciencia de la sociedad =LA SOCIOLOGIA, es también el creador, aunque más a menudo prefiere hablar de la “física social”. La sociedad, fuente de todo saber, es capaz de tomarse a sí misma como objeto de conocimiento y extraer de ese conocimiento sociológico indicaciones objetivas para su propia organización, su autocontrol y su autodesarrollo. Como la experimentación sobre la sociedad es prácticamente imposible, resulta indispensable el conocimiento de la historia, que ofrece un repertorio de experiencias disponibles de las que se pueden extraer leyes y elementos de comparación con vistas a las reformas sociales y políticas. Así la sociología podrá convertirse en el instrumento de organización de una sociedad pacífica y productora de mayor bienestar. Esta introducción central de la sociedad como tema principal de la filosofía es la expresión de un sociocentrismo que adquirirá cada vez mayor importancia en los siglos XIX y XX.

Una de las tesis más conocidas del positivismo es la ley de los tres estados, de acuerdo con la cual la humanidad ha pasado por tres pases principales: teológica, metafísica y positivas. Se trata de tres modos fundamentales de ser- en-el- mundo.

a) Fase teológica (que incluye el animismo, el fetichismo y las religiones politeístas y monoteístas), el hombre explica los fenómenos invocando entes y fuerzas zoomorfas o antropomorfas completamente ficticias e imaginarias.

b) Fase metafísica, apela a abstracciones que hipostasía, como las nociones de alma (sustancia espiritual) o de causa final (fuerza agente pero invisible). Esta fase es una etapa intermedia que sitúa la filosofía como un estado inestable, transitorio y tenso, entre la religión y la ciencia. Los estados teológicos y metafísicos se caracterizan no sólo por la naturaleza irracional de su descripción de la naturaleza, sino también por la división, los conflictos, polémicas y guerras. Carecen absolutamente de universalidad efectiva, hacia la cual no obstante tienden tanto la teología como la metafísica.

c) La fase positiva. Es la fase final de la evolución. Su instauración universal está en curso, y Comte es su principal teórico.

La ley de los tres estados se aplica también en pequeña escala a la evolución del individuo (desde la infancia mágica hasta el espíritu positivo del adulto.). Es válida para todos los aspectos de la sociedad y, en particular, para todas las ciencias, Pero éstas no evolucionan al mismo ritmo: únicamente la física y las matemáticas han alcanzado efectivamente el estado positivo.

En la tercera parte del enunciado: la religión vista desde el positivismo; para Comte el hombre no es exclusivamente un ser de conocimiento, de observación neutra y metódica. También es un ser de afectos, de sensibilidad y de amor. La sed de amor y de adoración, la necesidad de fraternidad y de solidaridad, que también caracterizan a la humanidad y permiten un vínculo social (una “vida conjunta”) tal vez más fuerte que toda organización institucional técnica, ha de encontrar expresión en una “religión” (religare: unir) apropiada a la modernidad positivista.

Comte, por tanto, se afirma como el heraldo de una nueva religión que, en una época posteológica, gravitará necesariamente en torno al nuevo absoluto, la Sociedad o la Humanidad misma. Esto es justamente el Gran Ser, que, a diferencia de los individuos, es inmortal. Este Gran ser une a todos los hombres del pasado, del presente y del futuro, y muy en particular a todos los que han contribuido a la evolución de la humanidad, a su perfeccionamiento y al advenimiento del orden positivista. Comte concedía gran importancia al desarrollo de esta nueva religión calco parcial del catolicismo, y se imaginaba a sí mismo predicando la religión del Gran ser en Notre dame de París ante de su muerte. Los sabios serían sus sacerdotes y el calendario positivista preveía inmortalizar el nombre de grandes benefactores de la humanidad. Así surgieron capillas positivistas, aunque menos en Francia que en el extranjero. La iglesia positivista con sus templos ha desempeñado un papel histórico en la independencia de Brasil, que ha recogido en su bandera la divisa del positivismo.

“Orden y Progreso”.

BIBIOGRAFIA:

FERRATER MORA, J.: Artículo sobre Comte. En DICCIONARIO DE FILOSOFIA. Alianza. Madrid.1990.

-HABERMAS, J.: Conocimiento e interés. Taurus. Madrid. 1988.

-MARITAIN, J.: Filosofía moral. Morata. Madrid, 1966.

-ZUBIRI, X.: Cinco lecciones de filosofía. Alianza. Madrid, 1988

-HOTTOIS, G.: Historia de la filosofía del Renacimiento a la Posmodernidad. Cátedra.

Madrid. 1992.