Tema 11- La toma de decisiones en la orientacion profesional. Modelos. Madurez profesional. Organizacion de una conducta decisoria.

Tema 11- La toma de decisiones en la orientacion profesional. Modelos. Madurez profesional. Organizacion de una conducta decisoria.

1.- INTRODUCCION.

2.- LA TOMA DE DECISIONES EN LA ORIENTACION PROFESIONAL.

2.1.- Toma de Decisiones.

2.2.- La Toma de Decisiones en la Orientación Profesional.

3.- MODELOS.

3.1.- Modelo de Toma de Decisiones de GELATT.

3.2.- Modelo de Toma de Decisiones de KRUMBOLTZ.

3.3.- Modelo de Toma de Decisiones de ALVAREZ ROJO.

4.- MADUREZ PROFESIONAL.

4.1.- Características de la Madurez Profesional.

4.2.- Variables psicosociales relacionadas con la Madurez Profesional.

4.3.- Aspectos deficitarios de la Madurez Profesional.

4.4.- Aspectos que favorecen la Madurez Profesional.

5.- ORGANIZACION DE LA CONDUCTA DECISORIA.

6.- CONCLUSION.

BIBLIOGRAFIA.

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– O.M. de 28 de febrero de 1996 por la que se regula la implantación de la Educación Secundaria Obligatoria.

– Resolución de 30 de abril de 1996, de la Dirección General de Renovación Pedagógica, por la que se dictan instrucciones sobre el Plan de actuación delos Departamentos de Orientación de los I.E.S.

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– AA.VV. (2002): Cuaderno informativo: opciones al acabar la Educación Secundaria Obligatoria. Editorial: Comunidad de Madrid

1.- INTRODUCCION.

La capacidad de tomar decisiones es la mas completa de las capacidades humanas. En ella se presuponen y ejercitan muchas otras de las capacidades que caracterizan al ser humano: el conocimiento de la realidad, el manejo de la información y de la incertidumbre acerca de las posibles consecuencias de nuestras acciones, la adhesión a intereses y valores que merecen ser realizados, el análisis y previsión de las relaciones entre medios y fines, la motivación capaz de prestar energía a un esfuerzo, el saber hacer y proceder para llevar a cabo el curso de acción pertinente en cada caso.

¿Cuál es la finalidad o función de esta capacidad?. Ser capaz de tomar decisiones sobre uno mismo, de la propia vida, del propio futuro es, seguramente, la capacidad más necesaria. Por ello, el haber aprendido a decidir es un aprendizaje básico, puesto que la madurez para decidir, la madurez Profesional, es uno de los elementos esenciales, quizás el central, de la madurez personal.

Es por esto que el desarrollo de un currículo integral debe incluir la educación de los alumnos en la capacidad de tomar decisiones que les afectan a ellos mismos y a su futuro. Los currículos establecidos a partir de la LOGSE, principalmente el de la Educación Secundaria Obligatoria, contiene objetivos educativos de área y de etapa relacionados con esta capacidad. Pero, ¿por qué se da mayor importancia a al capacidad de tomar decisiones en el tramo de la E.S.O. y no a lo largo de todo el sistema educativo?.

Si bien a lo largo de la infancia es cierto que se toman decisiones, no lo es menos que estas poseen, por lo general, escaso alcance y poca relevancia para el futuro del niño. La vida del niño está demasiado en manos de los padres y de los adultos como para que sus propias opciones y acciones contribuyan a decidir su rumbo actual o su futuro. Es distinto en la adolescencia, el adolescente adopta decisiones meditadas o irreflexivas que contribuyen a marcar mucho la dirección que toma su vida. Para estos procesos de decisión, necesita el adolescente, un conocimiento de si mismo, de sus intereses, preferencias y valores, y de la realidad, de las posibilidades y límites del contexto y los suyos propios. En la adolescencia además, se toman las opciones profesionales que determinarán su vida futura.

Por su carácter integrador de otras capacidades, de otros aprendizajes, así como por su clara conexión con el desarrollo personal, la educación para la madurez profesional pertenece a la dimensión educativa que responde a las ideas de tutoría y de orientación. Corresponde a todos los profesores, pero, de modo especial, a tutores y orientadores, fomentar esa madurez, que, en la edad de la adolescencia, empieza a constituir ya un supuesto previo indispensable para emprender, con responsabilidad y con expectativas de acierto, itinerarios educativos que contribuirán a definir el futuro lugar social del adolescente de hoy.

Vemos pues, la relevancia que el proceso de Tomar Decisiones posee, pero ¿qué es la Toma de Decisiones?, ¿qué lugar tiene la Toma de Decisiones en la Orientación Profesional?, ¿con qué Modelos de Toma de Decisiones podemos contar?, ¿en qué consiste la Madurez Profesional?, ¿cómo Organizar una conducta decisoria?. A estas y otras cuestiones contestaremos a lo largo del desarrollo del presente tema.

2.- LA TOMA DE DECISIONES EN LA ORIENTACION PROFESIONAL.

El desarrollo de un currículo integral y personalizado, como es el de la Reforma, implica enseñar al alumnado la capacidad de tomar decisiones significativas para su vida y, específicamente, educar para aquellas decisiones que afectan a su futuro. Todo esto supone una de las funciones básicas de la acción tutorial y orientadora, tradicionalmente llamada orientación profesional. Según Gelatt el papel orientador es ayudar a los alumnos a tomar amplias decisiones, a decidir de manera independiente y a aceptar la responsabilidad de lo que ha decidido.

En la actualidad, la orientación profesional es un objetivo fundamental de cualquier sistema educativo, en función de la creciente diversificación de la oferta curricular y las características de la sociedad actual, en constante cambio y transformación. Una de las finalidades de la E.S.O., recogida explícitamente en el artículo 18 de la LOGSE, expresada a través del carácter orientador y propedéutico de esta etapa, es la preparación para la vida y para la elaboración de un proyecto personal de vida.

En esta misma línea, Sobrado Fernández (1990) indica que uno de los Objetivos de la Orientación Profesional consiste en: «Estimular las destrezas de resolución de problemas y tomas de decisión».

Asimismo, Blanca Gómez (1995) señala que una de las metas que debe cubrir un Programa de Orientación Profesional es: «Ayudar al alumno a la toma de decisión respecto a la Universidad u otra salida laboral».

Pero, ¿qué entendemos por Toma de Decisiones?, ¿cómo alcanzar este objetivo dentro de la Orientación Profesional?.

2.1.- TOMA DE DECISIONES.

La Toma de Decisiones es un proceso que lleva al alumno a elaborar un proyecto personal de vida, en el cual han de reflejarse sus propias preferencias y su capacidad para realizarlo.

Este es un proceso contínuo que permitirá al alumno tomar decisiones de menor a mayor transcendencia, conforme vaya obteniendo información de sí mismo y de las alternativas educativas y profesionales que se le ofrecen.

Se trata de un proceso lento, secuencial que exige, además de una información pertinente, la implicación por parte del propio interesado, ya que éste ha de sentirse implicado e identificado con cada una de sus decisiones.

Y, ¿qué factores influyen en el proceso de Toma de Decisiones?.

El proceso de Toma de Decisiones es un proceso complejo, en el que intervienen múltiples factores. Dichos factores son los siguientes:

– La propia capacidad de decidir, entendida como una capacidad cognitiva compleja.

– Los intereses y las motivaciones personales.

– El conocimiento del medio.

– La expectativa de éxito por alcanzar una meta u objetivo vocacional final.

– Las atribuciones (Esfuerzo personal).

– El autoconcepto.

– La capacidad planificadora o de elaboración de un proyecto personal.

¿En qué consisten estos factores?.

El proceso de decisión envuelve dos elementos de naturaleza cognoscitiva: la representación de la realidad y la evaluación de la misma. Debido a esto, la capacidad de tomar decisiones constituye una capacidad cognoscitiva, puesto que implica el:

– Representar la realidad.

– Tomar conciencia, sentir, valorar, comparar, supeditar unas expectativas a otras.

En cuanto a la expectativa de éxito por alcanzar una meta u objetivo vocacional, el éxito dependerá de dos tipos de probabilidades:

Probabilidad objetiva, entendida como la adecuación entre las cualidades del que va a decidir y las exigencias ocupacionales.

Probabilidad subjetiva, o valores esperados por la persona que toma la decisión.

El esfuerzo que realiza una persona para lograr un objetivo deberá estar motivado por el orientador, o, como mínimo, éste deberá sembrar la inquietud para que esa persona desee esforzarse por. Esa inquietud sería el percibir como productiva y positiva la atribución de la causa del éxito (o del fracaso) a las propias características personales y propio esfuerzo, y no a la responsabilidad de influencia de otros. Esto quedaría incluido dentro de la teoría de la atribución de Weiner, que establece la estructura del pensamiento causal en función de tres dimensiones:

– Locus de control interno/externo.

– Estabilidad/Inestabilidad.

– Controlabilidad/Incontrolabilidad.

En el ámbito escolar, es conveniente que los alumnos logren atribuir sus éxitos y fracasos a su propio esfuerzo, entendido como causa interna, controlable e inestable. Así, el tutor u orientador deberá reforzar positivamente el esfuerzo personal y la aplicación correcta de las propias habilidades, como causa de los éxitos o fracasos de los jóvenes.

Con respecto al autoconcepto o conocimiento de sí mismo, desde 1960 ha quedado demostrado que está estrechamente relacionado con la elección ocupacional y que, además, la identidad personal se expresa en el propio proceso de toma de decisiones. Por esta razón, el conocerse a sí mismo es un requisito esencial para una buena toma de decisiones. Debido a todo lo anterior, los alumnos deberían diferenciar su bagaje de valores e intereses personales, contrastándolos con sus fuerzas y debilidades y relacionándolos con sus aptitudes.

Por último, y en la concerniente al conocimiento del medio, es necesario, para tomar una decisión totalmente adecuada y acertada, saber y conocer cuáles son las alternativas que el medio y la sociedad ofrecen al alumno, así como las decisiones y características de las mismas, para poder, de esta manera, contrastar todos los factores anteriores con el conocimiento del medio y determinar cuál es la alternativa o alternativas idóneas entre las que el alumno debe elegir.

2.2.- LA TOMA DE DECISIONES EN LA ORIENTACION PROFESIONAL.

Si bien es cierto que las decisiones de itinerario se toman en el último tramo de la Enseñanza Obligatoria, el desarrollo profesional no es un hecho puntual y reducido a este momento, sino un proceso que forma parte del desarrollo general de la persona a lo largo de toda su vida y conduce a la madurez profesional. Este proceso se va configurando a través de experiencias y vivencias, y es influido por modelos, normas y valoraciones del entorno. Cada persona, progresivamente, va almacenando informaciones profesionales que le brinda el contexto y teniendo experiencias escolares que le permitan contrastar los contenidos de diversas materias que se dirigen a diferentes áreas profesionales. Estas experiencias tienen un peso importante en el proyecto de vida que cada uno se traza y van definiendo los intereses y preferencias individuales.

La primera decisión vocacional que afronta el adolescente en la ESO tiene lugar en Segundo Ciclo, especialmente al comenzar el último curso. Las materias que elija, entre áreas obligatorias y optativas ofertadas en el Centro, configuran un camino que, en cierta medida, orienta y define la decisión por la que opte al concluir la etapa.

De la misma forma, en la diversificación curricular, deben incluirse materias que, respondiendo a las posibilidades y expectativas del alumnado, desarrollen sus preferencias vocacionales y orienten futuras elecciones.

Al finalizar esta etapa, el alumno que la ha terminado con éxito, tiene tres posibilidades: Cursar la Formación Profesional Específica de Grado Medio, Realizar Bachillerato o abandonar los estudios incorporándose al mercado de trabajo.

Sea la opción que sea la que haya elegido el alumno, se encuentra ante otra gama de alternativas entre los que debe optar:

– En Formación Profesional: entre los diferentes ciclos formativos y los módulos de estos.

– En Bachillerato: entre las diferentes modalidades de éste que oferta el centro, así como entre las distintas materias optativas de dichas modalidades.

Mercado laboral: el alumno debe decidir en qué va a trabajar.

Ante este abanico de posibilidades, el estudiante necesita ayudar al tener que decidirse por una de estas opciones, partiendo de su experiencia limitada de sí mismo y de su entorno laboral. A veces, la influencia de determinados agentes externos fuerzan al individuo a hacer una elección mediatizada, sin haberse detenido a pensar si el desempeño de la alternativa elegida va resultarle satisfactoria en el futuro. Entre estos agentes decisorios externos se encuentran: la familia, el contexto social, la presión ambiental, los medios de comunicación, entre otros.

¿Qué podemos hacer para evitar la influencia negativa de estos agentes?. La respuesta la encontramos en la nueva forma de entender la orientación, dentro del currículo establecido en la LOGSE. Una intervención educativa, que proporcione la información pertinente sobre el proceso de toma de decisiones y acerca de las distintas alternativas posibles, evitaría en la mayoría de los casos, que la decisión fuera tomada a última hora, o que otras personas la tomaran en vez del interesado.

En los últimos años se ha producido un cambio importante en la forma de entender y realizar la intervención o el asesoramiento profesional: el agente de la decisión ha pasado de ser el orientador a ser el estudiante. El orientador o profesor tiene el papel de asesorar u orientar, pero no de decidir por aquél. La orientación profesional ha de realizarse como una parte integrante del proceso educativo, llegando a capacitar al alumno para que sea el agente de su propia elección o decisión.

Como se ha dicho anteriormente, toda la comunidad educativa es la responsable de la orientación dentro del actual sistema educativo. Pero, ¿cuál es el papel de cada uno de los agentes de orientación que la integran?.

– Profesores.

Los profesores, especialmente los de Secundaria, tienen la responsabilidad de enseñar a sus alumnos a decidirse y educarles en la madurez profesional. Todas las áreas del currículo incluyen elemätos cognitivos, de capacidades, de procedimientos y de actitudes, que guardan relación con la capacidad de decidirse, con la madurez para tomar decisiones. Además, a través de la docencia en todas y cada una de las materias optativas, los profesores pueden y deben dar oportunidad a los alumnos a tomar contacto con los conocimientos, destrezas, modos de hacer y actitudes, que contribuyan a definir determinados ámbitos profesionales y, por consiguiente, a orientarlos en los mismos. Así, esta dimensión práctica permite configurar una Formación Profesional de Base, idónea para este nivel educativo, logrando una mayor vinculación de la escuela con el mundo laboral.

– Tutor.

La orientación Profesional persigue la adquisición de habilidades y destrezas que posibiliten en los estudiantes su propia auto-orientación. Su integración en el currículo aporta a la educación un alto nivel de funcionalidad, al hacer comprender a los diferentes agentes educativos el verdadero sentido de los aprendizajes y su proyección futura en el mundo académico, social y profesional. El tutor, con la adopción de este planteamiento integrador, ha de evitar la separación de la faceta profesional de otras del mismo individuo. Además, el tutor tiene conocimiento de cada alumno particular, posee su propia opinión y la de otros profesores acerca de cada estudiante. A todo ello adjunta la información y apoyo técnico del Departamento de Orientación. La responsabilidad específica del tutor en la implantación y desarrollo de programas de orientación profesional consiste en la personalización de los mismos, en la individualidad de cada alumno y en la conexión de estos programas con la realidad escolar y personal de los estudiantes.

– Departamento de Orientación.

Todo programa o intervención educativa cuya finalidad sea la de formar a los adolescentes para tomar decisiones sobre su futuro, deberá favorecer el desarrollo de los siguientes aspectos:

* Autoconocimiento. El autoconcepto ejerce un peso decisivo en la elección profesional. Conocerse supone reflexionar sobre cómo es uno: sus intereses, motivaciones, valores, aptitudes, situación académica, aspectos familiares y de relación social. Las técnicas e instrumentos que se utilizan para este conocimiento no tienen como objetivo decirle al alumno cómo es, sino tomar conciencia de cómo se ve uno mismo desde la auto-observación.

* Conocimiento del medio (las oportunidades académicas y profesionales ofrecidas por el sistema educativo y las posibilidades laborales reales). Dicho conocimiento no puede estar limitado a proporcionar información actualizada del mundo laboral o de itinerarios académicos o profesionales. Debe facilitar oportunidades de aprendizaje y de experiencia personal relacionadas con el mundo laboral y su entorno social.

* Actitud planificadora (aprender a planificar un proyecto personal de vida), que conduzca a tomar decisiones autónomas y responsables.

Por otro lado, debemos tener en cuenta que los programas de orientación profesional no tienen como únicos destinatarios a los alumnos, sino que las familias también deben implicarse. Los padres deben ser asesorados en dos aspectos básicos: hacerles ver que son los jóvenes los que van a tomar sus propias decisiones y hacerles comprender que su aportación debe centrarse en apoyar las opciones de sus hijos tomadas responsablemente.

Por último, debemos plantearnos cuáles son las condiciones idóneas para la puesta en marcha de un programa de Toma de Decisiones en Orientación Profesional. María Luisa Rodríguez señala las siguientes:

– La intervención debe ser asumida por el centro, figurando tanto dentro del Plan de Orientación Académica y Profesional (P.O.A.P.) como del Plan de Acción Tutorial (P.A.T.).

– Debe ser aplicado a todo el alumnado y no sólo a quienes planteen indecisión en la elección.

– Se ofrecerá una ayuda específica e individualizada a los escolares que tienen problemas en tomar una decisión.

– Debe hacerse una previsión de tiempos y recursos que permitan la realización del programa.

– Se ha de afrontar la evaluación del programa en todas sus fases y por parte de los diferentes que hayan participado.

– Deben incluirse algunas de sus actividades en las materias curriculares.

3.- MODELOS.

¿En qué modelos puede basarse el equipo docente para la elaboración de estos Programas de Toma de Decisiones?.

Los tres modelos que vamos a analizar, consideran la elección en cualquier situación no tanto como una actitud, sino como un proceso cognitivo que comporta la planificación y desarrollo de una serie de procedimientos que el individuo ha de poner en práctica en las diferentes etapas de su desarrollo.

3.1.- MODELO DE TOMA DE DECISIONES DE GELATT.

Este modelo se centra en un enfoque evolutivo y secuencial del proceso de decisión. Está compuesto por pequeñas decisiones de las que se van derivando otras hasta llegar a la decisión definitiva.

Dicho modelo comienza con la necesidad de tener que tomar una decisión y termina con una evaluación de la convivencia de la decisión. Por lo tanto va a exigir al alumno una responsabilidad a la hora de buscar la información necesaria para que su decisi_n sea correcta, teniendo siempre presente que el proceso de evaluación no termina, señala Castaño, con la toma de decisión en sí, sino que, a partir de aquí, es necesario el mantener una retroinformación que permita el evaluar en todo momento los resultados de la conducta adoptada, para, o bien continuar en la dirección emprendida, o bien, rectificar cuando sea conveniente.

Gelatt estructura su enfoque en una serie de fases:

a) Propósito u objetivo.

El alumno en estas edades, se encuentra en una situación de encrucijada, puesto que debe optar entre varias alternativas. Surge por tanto, la necesidad de adoptar una decisión, para ello va a necesitar una información.

b) Información.

El alumno y el orientador han de obtener una información que sea pertinente, suficiente y que abarque los ambitos: personal, educativo y profesional, familiar y ambiental.

Esta información va a permitir el organizar las diferentes estrategias.

c) Identificación de alternativas y posibles estrategias de ayuda.

Se trata de organizar las diferentes estrategias que van a permitir el adoptar las decisiones mas idóneas:

– Identificación de las diferentes alternativas.

Identificación de todas las posibilidades que se ofrecen en las diferentes opciones mediante: guías educativas y de formación, ficheros profesionales, otros recursos, etc. Se trata de conocer todas las opciones, para su posterior consideración.

– Resultados posibles.

Se trata de predecir posibles resultados, de seleccionar cada una de las opciones, es decir se examinan las posibles consecuencias de cada alternativa, de forma minuciosa teniendo en cuenta: capacidades, niveles de exigencia de las alternativas, duración, costes, expectativas, intereses, personalidad, etc.

– Resultados probables.

Una vez previstas las consecuencias de cada una de las opciones, se pronostican, estiman los resultados probables. Se trata de diferenciar entre lo posible y lo probable.

– Clarificación de valores.

Como elemento mediatizador a la hora de escoger una alternativa, se valora la conveniencia personal de la misma.

Gelatt sostiene que la jerarquía de valores es uno de los factores determinantes a la hora de elegir una opción. Dicha jerarquía podría aglutinarse en cuatro valores básicos: lo económico, el status, la satisfacción personal y la seguridad.

– Eliminación sistemática de cada una de las alternativas.

Teniendo en cuenta: la propia jerarquía de valores, y las expectativas de logro.

d) Decisión propiamente.

Una vez analizadas las posibilidades, los resultados posibles y probables de cada opción, los valores, el alumnos efectúa su propia toma de decisión.

Esta toma de decisión puede ser:

– Definitiva: cuando efectivamente no se necesita recabar mas información y se produce una sensación de que la elección ha sido correcta. Se considera la opción como idónea.

– Investigadora: plantea nuevas estrategias que habrán de facilitar nuevos datos, que aporten a su vez nuevas decisiones.

e) Evaluación.

El proceso de evaluación no termina con la toma de decisión. es necesario proceder a una retroinformación que evalúe las conductas adoptadas y permita obtener información sobre la idoneidad de las decisiones tomadas o bien el reorientar, cambiar a una nueva decisión.

3.2.- MODELO DE TOMA DE DECISIONES DE KRUMBOLTZ.

Desde el enfoque conductual cognitivo de asesoramiento u orientación, comienza a adquirir protagonismo el planteamiento de aprendizaje social que resulta de la interacción entre personas y medios.

En este marco teórico Krumboltz y colaboradores desarrollan un nuevo enfoque de aprendizaje social para la toma de decisiones respecto de los estudios superiores, donde las conductas, las actitudes, los intereses, y los valores se adquieren y modifican de forma continua, debido a las experiencias de aprendizaje. Estas decisiones muestran características similares en su proceso de aprendizaje.

El proceso de toma de decisiones se puede iniciar muy tempranamente en la tarea escolar, partiendo de situaciones reales, para continuar con otro tipo de decisiones mas trascendentales, como puede ser la elección de estudios y elección profesional.

Este planteamiento identifica cuatro categorías de aspectos que influyen en el proceso de toma de decisiones:

– Los componentes genéticos y habilidades especiales.

– Condiciones y acontecimientos ambientales.

– Experiencia de aprendizaje: destacan dos tipos de aprendizaje que influyen en la toma de decisiones:

* Instrumental: en ellas el individuo actúa sobre el medio para producir unas consecuencias.

* Asociativo: de tipo observacional. El individuo aprende observando modelos reales o ficticios en diferentes tiempos o circunstancias.

– Destreza para enfocar las tareas: procedimientos que se ponen en funcionamiento por el individuo para afrontar una situación determinada. Krumboltz destaca las siguientes habilidades:

* Reconocer una situación de decisión importante.

* Describir la decisión en términos manejables y realistas.

* Evaluar y examinar la concepción que uno tiene de si mismo y del mundo que le rodea.

* Identificar un amplio número de alternativas.

* Recoger información necesaria sobre esas alternativas.

* Determinar que fuentes de información son fiables, apropiadas y relevantes.

* Planificar y llevar a cabo este proceso.

Se trata de un modelo que enseña al individuo a tomar decisiones desde la infancia. El contenido de las mismas dependerá de su edad y su nivel educativo. A través de él se pueden tomar decisiones de tipo escolar, personal, académico, profesional, etc.

El modelo propuesto por Krumboltz, se denomina DECIDES.

Los pasos a dar en la Toma de Decisión según el Modelo DECIDES de Krumboltz son los siguientes:

a) Planificación.

1.- Definición del Problema.

2.- Establecer un plan de acción.

b) Llevar a cabo el Plan.

1.- Clasificar valores.

2.- Identificar alternativas.

3.- Descubrir resultados posibles.

4.- Eliminar alternativas.

5.- Ejecutar la acción.

En el caso de que todavía no esté suficientemente claro por cual alternativa conviene decidirse, es necesario recabar más información para efectuar una toma de decisiones definitiva.

3.3.- MODELO DE TOMA DE DECISIONES DE ALVAREZ ROJO.

Alvarez Rojo denomina a este modelo ¡Tengo que Decidirme!.

Dicho Modelo persigue sensibilizar al alumnado de Educación Secundaria sobre la necesidad de pararse a reflexionar acerca del futuro inmediato académico y profesional. Pretende proporcionar un entrenamiento básico para el análisis del mundo que le rodea, para entender su propia forma de ser y para la toma de decisiones. Es un programa educativo que quiere facilitar la adquisición y el desarrollo de las habilidades y destrezas intelectuales necesarias para elegir una profesión/ocupación futura, y planificar las etapas de preparación y acceso a la profesión correspondiente.

Persigue proporcionar a los jóvenes un entrenamiento básico para el análisis del mundo que le rodea, y de su propia forma de ser, para la toma de decisiones.

Los contenidos temáticos del programa se articulan en torno a cuatro núcleos temáticos:

– «Mi situación personal». Persigue un aprendizaje para el conocimiento de sí mismo y de su realidad personal.

– «El mundo del trabajo: la profesión». Supone un análisis de las peculiaridades del mercado laboral y del desempeño de la profesión como forma de realización personal.

– «El mundo de los estudios». Implica el investigar sobre las posibilidades de formación que oferta la sociedad y de las que son pertinentes para cada uno, en los ámbitos universitarios y no universitarios.

– «Tengo que decidirme». Conlleva el aprendizaje de habilidades para tomar decisiones: proceso y elementos.

El proceso que va a seguir para el aprendizaje de toma de decisiones se estructura así:

– Act. 1 Para empezar.

Tiene un carácter preparatorio, la finalidad es que tome conciencia de la necesidad de seguir un proceso racional en la toma de decisiones y ensaye un procedimiento. Para ello se reflexiona sobre los factores que el alumno tuvo en cuenta en el momento de decidirse por los estudios que realiza.

– Act. 2 «Manos a la obra».

La finalidad es que el alumno conozca y dé los primeros pasos en un proceso de toma de decisiones. Para ello seleccionara una actividad profesional en función de sus valores e intereses y formulará metas a largo, medio y corto plazo para hacer realidad la opción seleccionada.

– Act. 3 «¿Cómo lo harías?».

Consiste en un ejercicio simulado para que el alumno adquiera destrezas en la predicción de implicaciones de acontecimientos futuros derivados de la decisión tomada.

– Act. 4 «Un paso más».

Pretende dos objetivos: profundizar en el análisis, previsión de las consecuencias que se derivan de la elección, referido a su familia y sus posibilidades personales y la reconsideración y, en su caso, rectificación de la elección realizada revisando si fuera necesario las variables consideradas en sesiones anteriores.

– Act. 5 «Tengo un plan».

El objetivo es que el estudiante elabore un plan personal de actuación cara a conseguir la aplicación progresiva de la decisión que ha tomado. Implica la integración de los resultados que ha ido obteniendo a lo largo de todo el programa.

4.- MADUREZ PROFESIONAL.

Para realizar una Toma de Decisiones adecuada es preciso que el alumno haya adquirido la suficiente Madurez Profesional como para poder adquirir un conocimiento de sí mismo, del medio social y laboral, contrastar ambos tipos de conocimientos y tomar la decisión más adecuada pero, además, dicha madurez ha de permitir al alumno a aceptar todas las consecuencias que se deriven de haber tomado dicha decisión.

Pero, ¿qué entendemos por Madurez Profesional?, ¿cuáles son las características que la definen?, ¿qué variables psicosociales determinan la Madurez Profesional?, ¿qué aspectos imposibilitan la adquisición de la Madurez Profesional?, ¿qué aspectos se deben incluir en un Programa de Orientación Profesional para mejorar la Madurez Profesional?.

La Madurez Profesional tiene su origen en la concepción evolutiva del desarrollo vocacional o de carrera. Este concepto fue creado por Super (1951) para indicar el grado de madurez que un individuo posee en un momento determinado dentro del continuo de ese desarrollo que se produce a través de las etapas y tareas profesionales. Así, Super define la Madurez Profesional como el «grado de Madurez que un individuo posee en un momento determinado de su continuo de desarrollo».

Sobrado Fernández señala que la Madurez Profesional puede definirse como la capacidad de decidirse en relación al rol que se desea tener en la sociedad, a través de una determinada profesión. Este término es más amplio que el de elección vocacional, ya que incluye:

– Actitudes hacia la toma de decisiones.

– Comprensión de la demanda laboral.

– Actividades de planificación.

– Desarrollo de capacidades vocacionales.

– Elección vocacional.

Así, podemos afirmar que un adolescente está profesionalmente maduro cuando sabe lo que quiere y puede hacer en la vida y, en consecuencia, está capacitado para desarrollar el proceso de decidirse a emprender un determinado camino.

4.1.- CARACTERISTICAS DE LA MADUREZ PROFESIONAL.

Partiendo del enfoque evolutivo del asesoramiento vocacional o profesional, encontramos las siguientes características:

a) El desarrollo de los intereses vocacionales forma parte del proceso de maduración profesional.

b) Determinados principios del desarrollo general son aplicables al desarrollo general:

– Es un proceso contínuo.

– Es irreversible.

– Los procesos evolutivos son diferenciables en patrones que corresponden a etapas o estadios.

c) Principio de la perminencia evolutiva, la conducta vocacional que en un momento del desarrollo puede ser apropiada, puede dejar de serlo en otro período, porque las tareas propias de cada momento evolutivo son diferentes.

d) Niveles de madurez. En todas las etapas de la vida las personas pueden ser consideradas maduras o no, atendiendo a los aspectos de la personalidad que consideramos, así como su experiencia propia de cada individuo.

e) Diferenciación e integración constituyen los procesos que van posibilitando el desarrollo. Super considera como clave integradora del desarrollo vocacional el desarrollo del autoconcepto.

f) Ritmo del desarrollo. No es constante, varía según las etapas, en el desarrollo vocacional después del período de la etapa exploratoria de la adolescencia y la juventud el desarrollo se vuelve más lento.

g) La dirección del desarrollo está orientada hacia la consecución de la independencia.

h) El desarrollo se orienta desde el egocentrismo a la conducta social. Así también, en las primeras etapas del desarrollo vocacional las elecciones y preferencias se basan en el placer personal y se deriva a la realización de una ocupación, aumentando el interés por la realidad social.

i) Interacción. Existe un encuentro interactivo entre el hombre y su medio; así mismo entre los distintos factores que afectan a su equilibrio personal de forma sucesiva o simultánea.

El desarrollo vocacional forma parte del desarrollo general del individuo destacando la interacción entre ambos.

4.2.- VARIABLES PSICOSOCIALES RELACIONADAS CON LA MADUREZ PROFESIONAL.

La mayor parte de estudios e investigaciones sobre la incidencia de las variables de la madurez profesional se han realizado en el nivel de Educación Secundaria donde el desarrollo vocacional toma más importancia, ya que es en esta edad cuando se producen los cambios biológicos, psíquicos y físicos más importantes y donde hay que tomar decisiones responsables que condicionarán su proyecto de vida.

1.- Variables personales y sociales: edad, sexo, raza.

Edad. Su relación con la madurez profesional se presenta modulada por diversos factores de distinta naturaleza: inteligencia, sistema escolar, currículum.

Sexo. Actualmente existen menos diferencias sexuales debido a la igualdad de oportunidades.

Raza. No parece influir en la madurez profesional cuando se controla el status socio-económico.

2.- Variables cognitivas. Existen relaciones significativas entre ciertas dimensiones cognitivas y la madurez profesional, entre ellas:

– Inteligencia.

– Aptitudes.

– Capacidad de toma de decisiones.

– Percepción ocupacional.

3.- Variables motivacionales. Se tuvieron en cuenta:

– Preferencia vocacional o profesional.

– Valores laborales.

– Nivel de aspiraciones y expectativas.

– Calidad de la elección.

Las investigaciones demuestran que al congruencia vocacional y el nivel de aspiraciones está positivamente relacionada con la madurez. Igualmente los sujetos más maduros profesionalmente suelen tener un mayor grado de participación en actividades escolares y extraescolares y unos valores laborales más estructurados y reciben una mayor estimulación cultural.

4.- Variables de Personalidad. Se considera que los sujetos más maduros profesionalmente se caracterizan por su personalidad, por ser más independientes, más orientados hacia el logro y presentan mayor autonomía. Los variables más estudiadas son:

– Desarrollo psicosocial y experiencias infantiles.

– Autoconcepto.

– Identificación con el padre.

– Grado de control externo o interno.

– Ajuste personal.

– Desarrollo.

– Decisión vocacional.

– Nivel de aspiraciones.

5.- Variables en el área educativa.

– Aprendizaje académico.

– Sistema escolar.

– Currículum.

– Grado de participación en actividades escolares y extraescolares.

– Rendimiento académico.

Estas variables actúan como influenciadoras del desarrollo y, por tanto, afectan a la madurez profesional y a sus relaciones con otras variables.

6.- Variables ambientales.

– El ambiente familiar.

– Status socio-económico.

– Entorno urbano o rural.

Existe una correlación significativa entre la madurez profesional y el grado de cohesión familiar, así como el grado de participación del alumno en actividades compartidas con otros miembros de la familia y del grado de estimulación cultural relacionadas a su vez con otras variables: nivel ocupacional de los padres, nivel educativo de los padres, aspiraciones de padres e hijos, etc.

Se detecta también que las clases desfavorecidas presentan menos madurez profesional y que los chicos de procedencia rural alcanzan puntuaciones más altas respecto a ciertas profesiones que los de origen urbano.

4.3.- ASPECTOS DEFICITARIOS DE LA MADUREZ PROFESIONAL.

En ocasiones, en el proceso de Toma de Decisiones nos encontramos con alumnos que no tienen, todavía, un adecuado grado de Madurez Profesional. En este caso la labor del tutor, orientador ha de consistir en conocer qué aspectos imposibilitan el adecuado desarrollo de la Madurez Profesional para, así, tratar de subsanarlo y favorecer que el alumno alcance la Madurez Profesional suficiente para Tomar la Decisión Profesional más acertada.

Pero, ¿cuáles pueden ser estos aspectos a los que nos referimos?.

Alvarez Fernández señala los siguientes aspectos deficitarios de la Madurez Profesional en alumnos de Secundaria (de 12 a 18 años).

– Que le falten elementos de reflexión sobre el conocimiento de sí mismos.

– La escasa planificación profesional que pueda mostrar el adolescente a corto y medio plazo.

– El poco uso y valoración que puedan hacer el adolescente de los recursos para la exploración de sí mismos y del contexto.

– La deficiente información que tenga y que reciba.

– La falta de estrategias para afrontar con garantías el proceso de toma de decisiones.

– La escasa aproximación al mundo laboral y a los roles que va a tener que desarrollan y desempeñar.

4.4.- ASPECTOS QUE FAVORECEN LA MADUREZ PROFESIONAL.

Si bien, hemos hecho referencia a aquellos aspectos, que pueden impedir el adecuado desarrollo de la Madurez Profesional pero, a parte de subsanar éstos, ¿qué otros aspectos pueden inducirse en un Programa de Orientación Profesional que contribuyan a mejorar el desarrollo de la Madurez Profesional?.

Alvarez Fernández señala los siguientes:

– Mejorar la planificación de la carrera en sus cuatro aspectos:

* Interés por las tareas profesionales.

* Preocupación por la elección profesional.

* Nivel de información que se posee de la profesión que se tiene en mente.

* Nivel de autoconocimiento.

– Prestar una especial atención a los recursos para la exploración de la carrera:

* Utilización.

* Valoración.

Información específica de estudios, profesiones y ocupaciones.

– Ayudar al alumno a afrontar el proceso de Toma de Decisiones en sus dos componentes:

* Actitudinal

* Competencial.

– Aproximar al alumno al mundo laboral.

5.- ORGANIZACION DE LA CONDUCTA DECISORIA.

Como hemos podido comprobar, una tarea de decisión, con resultados exitosos, implica el conocimiento de múltiples factores, no obstante los estudios de este campo han llegado a concluir que:

– Las personas sin entrenamiento adecuado no son conscientes de las numerosas decisiones que toman en su vida diaria, y no están acostumbradas a contemplar tales decisiones analíticamente, excepto aquellas que consideran de importancia crítica.

– Las estrategias o habilidades para optimizar las decisiones ante un problema pueden desarrollarse mediante entrenamiento.

Es obvio que en orientación no se puede, no se debe, dar recetas y soluciones hechas de antemano para resolver problemas. En el caso concreto de orientar para aprender a tomar decisiones, lo que si se puede hacer es ayudar, con un racional plan de acción, a aumentar las probabilidades de que la persona que decide acabe por estar satisfecha de su propia decisión. Se han propuesto muchas teorías para explicar los fundamentos racionales de la toma de decisiones, y los procedimientos más aceptados hasta ahora han sido los secuenciales. Así parece demostrado que una persona decidirá mas atinadamente si se compromete con el aprendizaje gradual y secuencial de objetivos como:

– Generar una lista de caminos o vias de acción.

– Recopilar la información relevante para cada curso o vía de acción.

– Estimar la probabilidad de que suceda uno u otro resultado.

– Considerar los valores e interesantes personales que pueden o deben incidir en la toma de decisiones.

– Sopesar las consecuencias de las distintas decisiones.

– Eliminar lo que no favorezca la circunstancia decisoria concreta.

– Formular alternativas heurísticas para seguir la investigación, si es que con una primera fase no ha habido suficiente información.

En realidad, lo que interesa es que el adolescente (o a la persona que está aprendiendo a tomar decisiones) se le coloque en situaciones de aprendizaje que le demuestren que decidir es un proceso continuo, que las elecciones en muchos momentos de la vida, pueden ser reversibles, y que los cambios en las circunstancias personales y en los valores pueden exigir que se inicie un nuevo camino decisorio porque el anterior ya no sea válido.

Un programa para el entrenamiento en toma de decisiones según TAPIA debería atender a los siguientes aspectos para ser efectivos.

1.- Debería ayudar a los sujetos entrenados a conocer e identificar cuando los problemas a los que nos enfrentamos son de decisión.

2.- Enseñar a los alumnos a identificar los distintos tipos de problemas de decisión.

3.- Mostrar las estrategias específicas adecuadas a cada tipo de situación.

4.- Conocer los factores que afectan a la situación de decisión sesgándola.

Tales como:

– Las variables de la tarea y el contexto.

– Las variables del sujeto; sesgos a la hora de utilizar información, estructurar la situación, ausencia de control, etc.

5.- Mostrar estrategias que faciliten la regulación de la información a considerar (empleo de apoyos externos que faciliten la codificación, representación e integración de la información).

6.- Facilitar la generalización de lo aprendido a las situaciones reales de decisión.

En consecuencia, el proceso de toma de decisiones es un proceso que puede ser aprendido y enseñado. Enseñar a decidir es, en realidad, aprender a decidirse, a desarrollar procesos de decisión significativos, en los que uno mismo está implicado.

Rodríguez Moreno (1992) señala los pasos a seguir en la educación de la toma de decisiones. Son los siguientes:

1.- Enseñar a definir el problema. Ayudar a clasificar y definir los problemas planteados relacionados con la orientación profesional. En este caso, los problemas más comunes son la indecisión profesional, el desconocimiento de las alternativas, la inmadurez en la identidad personal y profesional, y otros de carácter psicobiológico propios del discente. Habrá que tener en cuenta los siguientes aspectos:

– Percepción de la persona del mundo labora.

– Grado de importancia concedido al trabajo dentro del proyecto personal de vida.

– Investigar la variedad y cantidad de alternativas que conoce el alumno.

– Reflexionar conjuntamente sobre la reversibilidad de la opción elegida.

– Ayudarle a comprender el concepto de desarrollo vocacional.

2.- Enseñar a generar alternativas. Consiste en ayudar a descubrir diferentes caminos de resolución del problema. Dada la distinta manera de percibir el mundo ocupacional y la ignorancia de las clasificaciones ocupacionales, muchas personas ni siquiera se plantean familias ocupacionales completas, estrechando peligrosamente el abanico de posibilidades.

3.- Desarrollar habilidades para buscar información. Conviene enseñar a tomar parte activa en la búsqueda de información, concienciando al alumno que ignora muchos cosas. Así, para que el alumnado desarrolle estas habilidades se pueden realizar:

– Trabajos en el grupo-clase.

– Agrupamiento de los orientados en grupos con intereses similares, trabajo cooperativo.

– Ejercicios de búsqueda de información relevante y oportuna.

– Contacto personal o bibliográfico con las fuentes de información.

4.- Enseñar a buscar fuentes de información útiles. La mayoría de las veces las informaciones están redactadas con un alto nivel de dificultad y con un estilo poco interesante. Esto aleja a los orientadores de las posibles fuentes de información. El orientador deberá emplear procedimientos incentivadores como:

– Facilitar que el alumno experimente las profesiones de las que desea tener información.

– Presentar películas o documentales sobre profesiones determinadas.

– Entrevistar a personas de distintos oficios o profesiones.

– Representaciones de profesiones o familias ocupacionales.

– Utilizar fuentes escritas de calidad.

Sintetizando, cualquier procedimiento seguido para enseñar a tomar decisiones deberá asegurar que el alumno:

– Determine tomar una decisión.

– Sepa generar alternativas diversas, que enriquezcan el camino de la elección.

– Que dichas alternativas estén apoyadas en una certera búsqueda de información.

Vemos pues como la educación en la toma de decisiones, trata primero de hacer consciente la elección a la que la persona se enfrenta, segundo, dotarle de la capacidad de obtener la máxima información posible acerca de las alternativas donde elegir y tercero, dotarle de las capacidades que le permitan manejar esa información y elegir con acierto.

6.- CONCLUSION.

Hemos visto a lo largo de este tema, como la toma decisiones es una tarea diaria e inexcusable a lo largo de toda la vida. La creciente complejidad de las decisiones institucionales y personales ha originado que los acercamientos convencionales a la toma de decisiones resulten altamente ineficaces. En la actualidad parece que ni la inteligencia, ni la experiencia personal ni la intuición son suficientes por si mismas para asegurar que tales procesos se van a realizar de forma adecuada y conveniente. Por consiguiente resulta de capital importancia la utilización de la evidencia científica disponible que nos capacite para explicar, anticipar y controlar los procesos de decisión, de cara a la consecución de decisiones más racionales y eficaces.

Por otra parte el éxito en la vida futura de nuestros alumnos depende, en buena parte, del tipo de decisiones que sean capaces de tomar cuando ocupen su puesto en la vida laboral, afectiva y personal en la edad adulta. Decisiones que afectarán no sólo a su vidas, sino a la de los que los rodean o que de ellos dependan. Por otro lado, la renovación de la Educación Secundaria tiene la ventaja de atender a al diversidad del alumnado en función de sus intereses, aptitudes, motivaciones, etc, pero también tiene el inconveniente de exigir, a cada paso, tomar decisiones a corto plazo aparentemente sencillas pero que, en la mayoría de los casos van a condicionar el futuro profesional y, por tanto, personal del alumno.

Es por ello, por lo que se hace necesaria una intervención, a partir de la Orientación Profesional, que esté encaminada a ayudar al alumno en el proceso de Tomar Decisiones, con todo lo que ello conlleva, es decir, ayudarle a adquirir un adecuado conocimiento de sí mismo, de las alternativas que se le ofrecen, del mundo social en el que se desenvuelve o puede desenvolverse, así como ayudarle a adquirir o mejorar su propia Madurez Profesional y a Organizar la conducta decisoria con el fin de que esté en condiciones de tomar la decisión profesional de una manera acertada, responsable y consecuente.