Tema 49 – España: la II república y la guerra civil.

Tema 49 – España: la II república y la guerra civil.

INTRODUCCIÓN: LA CAÍDA DE ALFONSO XIII

La caída del régimen de Primo de Rivera daba inexorablemente paso a una República. El rey Alfonso XIII pierde todos los apoyos. Todos desean una república, la derecha por el fracaso del sistema monárquico, la izquierda como única salida de la sociedad y del Estado. Las elecciones municipales de 12 de abril apuntillan la monarquía.

El 14 de abril se forma un gobierno Provisional, con Alcalá Zamora como primer presidente, representando a todos los sectores políticos. Su objetivo, convocar elecciones y dotar a la república de Constitución. Se toma el modelo de Weimar: cámara única, sufragio universal, vertebración del regionalismo, Estado laico,…

LA SEGUNDA REPÚBLICA: 1931-1936

Gobierno provisional

Entre abril y junio de 1931 hay un gobierno provisional presidido por Alcalá Zamora y con personalidades de todo el arco político. La principal preocupación es mantener el orden en el país y evitar la quema de iglesias que fue especialmente grave en el mes de mayo. Las elecciones se celebran en el mes de junio. Cesa este gobierno y Alcalá Zamora queda como Presidente de la República y Azaña como Presidente del Gobierno.

Bienio izquierdista: 1931-1933

Una vez proclamada la República en abril, el Gobierno Provisional presidido por Alcalá Zamora se plantea como prioridad inmediata la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes. Las elecciones se celebran el 28 de junio, por sufragio universal masculino. La abstención no llega a un tercio del electorado y resultan vencedoras las candidaturas republicanas e izquierdistas. El Gobierno Provisional recibe la confianza de las Cortes. Para Presidente de las Cortes se nombra al socialista Julián Besteiro. Inmediatamente se organiza la comisión constitucional que a finales de agosto presenta el primer proyecto a las Cortes. Las discusiones parlamentarias sobre algunos puntos, el más grave el religioso, llevan al gobierno a posiciones de ruptura. El presidente Alcalá-Zamora, declarado católico, presentará su dimisión por la discusión de los artículos 26 y 27 que atacaban a la Iglesia. Le sustituyó Azaña durante un breve plazo, pues cuando la Constitución es aprobado, en diciembre de 1931, se elige de nuevo como Presidente a Alcalá-Zamora.

La Constitución de 1931 es corta, dado que tan solo cuenta con 125 artículos. Define al Estado como República democrática de trabajadores de toda clase, formula que gustaba mucho a las izquierdas. Tendrá un marcado carácter progresista como se ve en la prolija declaración de derechos. Se reconoce el derecho al voto para las mujeres, el matrimonio civil y el divorcio. La propiedad privada queda sometida al interés público, reservándose el Estado el derecho de expropiación. El poder legislativo reside exclusivamente en las Cortes que son unicamerales. En ellas se centra la acción de gobernar. El Presidente de la República es el Jefe del Estado. Se elige cada seis años por un sistema mixto de sufragio directo y voto del Congreso. El Presidente del Consejo de Ministros es el Jefe del Gobierno y es nombrado por el Presidente de la República y ratificado por el congreso. Los ministros son responsables individualmente ante el Congreso. El órgano supremo de la justicia es el Tribunal de Garantías Constitucionales, cuyos miembros son elegidos por el Congreso aunque su acción es totalmente independiente. Las partes que fueron más discutidas de la Constitución en el Congreso y que luego demostraron ser vitales para el normal desarrollo de la República, son el tratamiento del nacionalismo y la cuestión religiosa. Para resolver el problema del nacionalismo, la formula que idea la Constitución es que España es un Estado Integral donde se respeta el derecho de las provincias y municipios a constituirse en autonomías. Por el temor de las derechas a la disolución de España se articuló un sistema autonómico más restrictivo y se prohibía expresamente la federación entre autonomías. La Iglesia Católica resultaba muy perjudicada en la Constitución. Por un lado se suspendía el sostenimiento público para el culto y clero, se prohibía el desempeño de labores educativas a las congregaciones religiosas. Se declaran disueltas las órdenes religiosas que obedezcan a autoridad distinta que la legítima del Estado. Este último punto estaba hecho para poder expulsar de España a los jesuitas. El desarrollo de la Constitución fue muy irregular. Los gobiernos de izquierdas aprovechaban las partes más progresistas, aprobando una Ley de Reforma Agraria que pretendía renovar a fondo el campo español a costa de grandes expropiaciones, y los estatutos de autonomía para Cataluña (1931), País Vasco y Galicia (1936). Mientras, las derechas cuando gobiernan frenan todas las reformas. Los católicos se sintieron frontalmente atacados, rechazando el texto constitucional desde el principio y perdiendo de esta manera su apoyo. Estuvo vigente desde diciembre de 1931 hasta la Guerra Civil.

Azaña intentó reformar el ejército, que estaba necesitado de una reforma técnica. Cerró la Academia de Zaragoza y dictó una ley para reducir los cuadros de oficiales, pasando a varios miles a la reserva. Siempre se mantuvo el miedo a un golpe militar, sobre todo después de la sanjurjada de 1932.

Otro grave problema es la definición del Estado o problema regional. La Constitución habla de una España integral, fórmula intermedia, que propone un Estado de las Autonomías. Se discuten los estatutos catalán y vasco. En septiembre de 1932 se aprueba el estatuto catalán, con Macia y después Companys. El estatuto vasco se aprueba en 1936, con la guerra ya comenzada. El estatuto gallego es aprobado también durante la guerra y no tiene aplicación porque era territorio nacional. El valenciano no llegó a elaborarse.

Problemas socioeconómicos. El problema agrario se abordó con la Ley de Reforma Agraria (sept.1932), muy compleja, que se aplicó en Andalucía, Extremadura y Castilla. Se crea el Instituto de Reforma Agraria (IRA), cuyo objetivo es crear una clase media agraria y revitalizar el comercio interno. Se pretendía instalar 60.000 colonos por año, y solo se instalaron un total de 5.000. La lentitud de la reforma agraria exaspera a las masas campesinas que protagonizan diversos brotes violentos, reprimidos con dureza. En enero de 1933 un grupo de campesinos anarquistas son masacrados por la guardia de asalto. Comprendido el carácter burgués de la república, esta pierde el apoyo de los anarquistas y campesinos. El movimiento obrero también se descorazonó pronto al ver como el capitalismo medio español dominaba el Ministerio de Hacienda. La CNT, dominada por su sector más radical, la FAI, inicia una lucha sin cuartel. En noviembre de 1933 cae el gobierno de reformistas pequeño-burgueses, con la oposición de la derecha oligárquica y del sector obrero.

Bienio de centro-derecha (1934-1935)

Después de dos años de República se crea un estado de opinión negativo. La gente piensa que se está peor que antes. En 1933 se produce un giro político, venciendo el centro-derecha. La CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) de Gil Robles, muy amplia alianza de partidos que suma 217 diputados. Los radicales de Lerroux y la Liga Catalana suman 136, mientras las izquierdas solo llegan a 93. La victoria era tan abultada debido al sistema electoral que impusieron las izquierdas creyendo que les iba a beneficiar. Para explicar este vuelco se ha recurrido al voto neutro, que no se manifestó en el 31, o al voto desencantado, sobre todo de campesinos.

El radical Lerroux forma gobierno bajo la presión de las derechas, ya que Alcalá Zamora no quiso entregar el poder a Gil Robles. La agitación social crece debido al freno puesto a la Reforma Agraria, y al desalojo de las fincas ocupadas. La UGT se radicaliza, girando hacia las posturas de Largo Caballero, aleccionados por el ejemplo alemán donde la izquierda era aplastada por los nazis, por lo que optan por la vía revolucionaria.

Las tensiones sociales cristalizan en la revolución de octubre de 1934, dirigido por el presidente de la Generalitat Companys, secundado por socialistas, comunistas y anarquistas. La causa puntual del estallido es la entrada en el gobierno de tres ministros de la CEDA. Se convierte en una revolución social que supera los planes de sus dirigentes que pretendían solo radicalizar las reformas. En Asturias, convertida en comuna, los obreros se hacen dueños de las fábricas de armas y asaltan arsenales de la Guardia Civil. El gobierno envía al general Franco al frente de la Legión, convirtiéndose en un prolegómeno de la guerra civil.

La política deflacionista, suspensión del Estatuto Catalán, detención de líderes de izquierdas, desplome del partido radical por la corrupción, hacen que a fines de 1935 Alcalá Zamora encargue a Portela Valladares gobernar sin mayoría y preparar elecciones para febrero de 1936.

El Frente Popular: 1936

A las elecciones de febrero se presentan las izquierdas unidas en una amplia coalición, el Frente Popular, mientras las derechas concurren desunidas. El programa tendrá como ejes la amnistía a los líderes revolucionarios del 34 y la reanudación de las reformas (agraria, jurados mixtos, ley municipal). Vence el Frente Popular, por muy pocos votos, pero consiguiendo 278 diputados, debido al sistema proporcional que beneficia las coaliciones. Azaña forma gobierno hasta mayo en que pasa a presidir la república, siendo sustituido por Casares Quiroga en la jefatura del gobierno. Fue este un doble error, porque con Alcalá-Zamora se pierde la única personalidad católica dentro de la República y a la vez se pierde a Azaña para la política activa.

La agitación social crece por la constante acción de los pistoleros de los distintos partidos (anarquistas, socialistas, comunistas, falangistas). Se prepara un golpe entre los generales Godet, Fanjul y Mola para abril, pero no se realiza por cuestiones técnicas. Mola pasa a ser la cabeza del golpe. La lucha callejera alcanza su punto culminante en julio cuando Guardias de Asalto detienen y asesinan a Calvo Sotelo, líder del Bloque Nacional. Pocos días después, el 17, se levanta el ejército de África, y al día siguiente, el 18 de julio, la península.

Fracaso de la República y causas de la guerra

Muchos son los factores que explicación el fracaso de la II República como sistema política en España en los años treinta. Hay una serie de causas endógenas, como la multitud de partidos políticos, poco arraigados, falta de tradición democrática y la inadecuación de la Constitución; el alto nivel de analfabetismo que conduce a radicalizar las posturas políticas y, l resistencia de las oligarquías ante su desplazamiento del poder. Hay otras causas exógenas como el contexto de crisis económica mundial inciado en 1929, que resulta poco favorable para los sistemas políticos representativos y radicaliza las posturas hacia comunismo o fascismo y el fracaso del sistema de seguridad colectiva que representaba la Sociedad de Naciones..

Según Tuñon de Lara, se arrastra una crisis de Estado desde 1898, que desemboca en la Guerra Civil. Para Aróstegui, se dan una serie de factores externos: lucha entre la democracia burguesa, el fascismo y el comunismo.

GUERRA CIVIL (1936-1939)

El golpe, precipitado por el asesinato de Calvo Sotelo, contaba con Mola como organizador, junto con otros jefes militares, falangistas, carlistas y monárquicos. El jefe de gobierno debía ser el general Sanjurjo, exiliado en Portugal. Aunque no contaban con la mayoría de los generales si tuvieron el apoyo de la oficialidad. El plan consistía en levantar las guarniciones seguras y luego converger rápidamente en cuatro columnas sobre Madrid, contando con la quinta columna en el interior de la ciudad.

Desarrollo de la guerra

El 17 se levanta África, donde triunfan rápidamente los sublevados. El 18 se levantan las zonas agrícolas de la España septentrional, de Galicia a Zaragoza, y algunos núcleos del sur. Se fracasa en el resto y el cantábrico. Rápidamente se consolida el levantamiento en Andalucía con el desembarco de tropas de África. Los militares sublevados se van a hacer llamar nacionales, mientras que los que defienden al gobierno son los republicanos. Pronto un bando y otro se refieren al enemigo con términos despectivos como rojos o facciosos. El ejército se divide al 50%, pero el bando nacional cuenta con la mayoría de los mandos y el ejército profesional. Los republicanos tienen en su poder el oro del Banco de España, la industria y la agricultura de exportación. Los sublevados cuentan con la España ganadera, cerealista, el cobre, pirita y tungsteno. Se encuentran enfrentados por las armas dos bandos con aliados políticos muy diversos dentro de ellos. En el bando republicano se dio un gran número de leales geográficos, lo que sería un factor de inseguridad. El enfrentamiento más característico fue el de la clase media, así como el generacional, en algunos casos con hijos de derechas luchando contra padres izquierdistas.

La primera fase de la guerra se desarrolla entre el verano de 1936 y la primavera de 1937. En este momento los nacionales se preocupan de tomar Madrid. Al principio los nacionales llevan la iniciativa militar, salvo en el frente abierto en Aragón donde los batallones procedentes de Barcelona llegan a plantarse a las puertas de las tres capitales aragonesas. Los nacionales primero consolidan sus zonas, sobre todo Andalucía. Después se proyecta la unión de las dos zonas nacionales por Extremadura con una columna del ejército de África al mando del general Varela. Las tropas llegan en noviembre y se intenta ocupar Madrid, desde el norte Mola y desde el sur Queipo de Llano y Franco, que se ha traído el ejército de África. Al fracasar la toma de Madrid se replantean la guerra. En la defensa de Madrid participaron las Brigadas Internacionales. Estas eran organizadas desde Francia por los comunistas y llegaron a sumar 60.000 hombres. En el bando republicano el Estado y el ejército quedan desmantelados y surgen las milicias, muchas veces sin unidad de mando. En el bando nacional hay unidad de mando, el 1 de octubre se nombra a Franco Jefe del gobierno del Estado español. Al bando nacional llegan los voluntarios italianos, que participan en la toma de Málaga. Se pretende entonces aislar Madrid, suceden las batallas de Guadalajara (donde son derrotados los italianos) y del Jarama, que buscaba cortar las comunicaciones entre Madrid y Valencia. Al no conseguirse es una derrota estratégica para los nacionales.

La segunda fase va de marzo a octubre de 1937. Ante la imposibilidad de tomar Madrid, los nacionales se concentran en acabar con el frente del cantábrico, mediante la táctica del carnero, empujando desde las vascongadas hacia Asturias. Los republicanos intentan la distracción con batallas como las de Brunete y Belchite, para aliviar la presión sobre el frente del norte. En junio cae Bilbao y en octubre Asturias. Cuando los nacioonales entran en Bilbao ponen en funcionamiento las minas de hierro y las industrias siderúrgicas que habían quedado indemnes. Se crea la FET y de las JONS, obra de Serrano Suñer, logrando la unidad política y un mayor apoyo social. En el bando republicano luchan la CNT y los comunistas, porque estos últimos pretendían una disciplina férrea mientras los anarquistas querían hacer a la vez la revolución y la guerra.

Una tercera fase entre el invierno de 1937 y la primavera de 1938 en la que se desarrollan la Batalla de Teruel y la marcha a Levante. Los republicanos quieren recuperar una capital y tratan de tomar Teruel. Será una batalla de desgaste, donde los republicanos llegaron a tomar la ciudad, pero tuvieron que acabar cediendo. Después de retirarse de Teruel hay una rápida ofensiva nacional que hace caer las defensas catalanas en marzo de 1938. En estos momentos el nuevo gobierno frentepopulista francés autoriza el paso por su frontera del amyor aporte material que llega a la República durante la guerra, aparte del soviético. Incluso los franceses se plantean lña intervención en la guerra. A pesar de ello el territorio republicano es dividido en dos cuando los nacionales llegan hasta el Mediterráneo con la toma de Vinaroz, que separa Cataluña del resto de la zona republicana.

La cuarta fase, entre julio y octubre de 1938, los republicanos intentan unir sus doz zonas y prolongar la guerra para enlazar con la inminente contienda mundial. Es la Batalla del Ebro, que resulta posible gracias al material y apoyo francés. Sus esperanzas se ven frustradas tras el Pacto de Münich y la imposibilidad de doblegar al ejército nacional. Con la derrota en este batalla se pierde todo el ejército republicano del norte, sumando a las bajas el material bélico perdido en la retirada. Una vez lograda la victoria en el Ebro, los nacionales tardarán un mes en iniciar la siguiente ofensiva. La quinta y última fase, entre diciembre de 1938 y enero de 1939, Franco se dedica a conquistar Cataluña. Inicia el avance la víspera de Navidad, el 12 de enero rompe el frente y el 26 cae Barcelona sin mayor resistencia. El 5 de febrero Azaña se va a Francia para no regresar nunca más. Los nacionales compeltan la conquista de Cataluña hacia el 12 de febrero. A partir de aquí los distintos frentes republicanos se van a ir descomponiendo y el ejército nacional simplemente avanza, sin apenas combates. El golpe final a la república lo da el coronel Casado, enemigo de los comunistas, que hace huir a Negrín, y entrega todo el ejército del centro sin combatir. La entreda Madrid es un simple paseo militar. El 1 de abril se dicta el último parte de guerra, quedando oficialmente acabada la guerra.

Las razones para que la guerra la ganaran los nacionales fueron muchas. La estrategia militar en los nacuionales tuvo siempre un liderazgo indiscutido en Mola y Franco, mientras los republicanos se debaten entre los militares de carrera (Rojo, Miaja, Casado) frente a los líderes milicianos (Modesto, Líster). La política de unión dentro del bando nacional va a ser la opuesta a la del bando republicano. En noviembre de 1937 los nacionales crean el Consejo Nacional del Movimiento. Por otro lado los republicanos se ven sobrepasados por la presión social. Los anarquistas quieren revolución y guerra, los comunistas primero la guerra y luego la revolución. La autoridad del gobierno republicano no es reconocida por nadie. La organización económica de los nacionales está preparada para concentrar el capital en ganar la guerra, consiguen bloquear los puertos republicanos y compran a crédito. Por su parte la República gasta las reservas de oro y no tiene un objetivo claro. Los suministros se organizan eficazmente en el bando nacional, al contrario que en el republicano. La ayuda exterior estuvo más eficazmente organizado para los nacionales que para los republicanos, siendo este uno de los asuntos más debatidos por los historiadores. El bando nacional contó con la ayuda de Italia y Alemania, que facilitó material y hombres. Este era una ayuda muy bien organizada y sistemática. Esta ayuda se traducirá en el acercamiento de España a las potencias del eje durante la Segunda Guerra Mundial, sobre todo durante el periodo 1941-1943. Además los gobiernos norteamericanos y británico consintieron la colaboración de algunas de sus principales empresas con los nacionales, como la venta a crédito de combustible por parte de las compañías petroleras y la compra de armas en Londres. Los republicanos recibieron una ayuda muy irregular por parte de Francia, mientras la Unión Soviética condicionó la entrega de material al pago en oro y divisas del Banco de España. Los gobiernos republicanos tuvieron su política muy condicionada por el Partido Comunista de España, que obedecía órdenes directas de Moscú. Esto hizo que algunos indecisos colaborasen con los nacionales viendo que España se convertiría en una república comunista si venciera el bando republicano.

Dimensión interna e internacional del conflicto

La guerra va a tener diferente impacto según las zonas. Durante el año 1936 las operaciones militares se centran en la zona de Andalucía occidental, Extremadura, alrededores de Madrid y la zona del Cantábrico. Los teatros de operaciones donde se dio más destrucción fue en Madrid y zona cantábrica, donde los bombardeos de la aviación son más intensos y los combates terrestres más duros. Esto supuso la pérdida de mucho tejido industrial y entramado urbano. En el País Vasco sin embargo consiguió mantenerse casi intacta la industria pesada, que fue enseguida aprovechada por el bando nacional.

Entre el año 1937 y el 1938 se traslada el epicentro de la guerra a la zona de Aragón y Cataluña, en torno al Ebro. Será también una de las zonas más castigadas por la guerra. La toma de Barcelona en enero precipita la caída del gobierno de la República. El golpe del coronel Casado permite la entrega de Madrid y la zona centro y levantina sin combates. El resultado será la pérdida de la mayor parte de las infraestructuras de transporte, desorganización económica por la reducción drástica de producción, la introducción del racionamiento, etc. Muchas de estas consecuencias se agravarán con la autarquía a la que se ve abocado el gobierno después de la Segunda Guerra Mundial. Hasta bien entrados los años 50 no se conseguirá recuperar los niveles de producción anteriores a la guerra.

España se encontró en los años 1936 a 1939 como centro de la disputa política internacional entre las democracias burguesas, comunismo y fascismo. Desde la crisis de 1929 el mundo se encontraba en plena crisis económica que supuso la quiebra del sistema político de las democracias capitalistas. Muchos países giran hacia el fascismo como solución para sus problemas. España fue el ejemplo de la coalición de capitalismo y fascismo para acabar con el comunismo. La Sociedad de Naciones demostró el fracaso de sus sistema de seguridad colectiva. No era capaz de evitar la invasión japonesa de Manchuria, ni aportaba soluciones al conflicto español, a la vez que las naciones se van retirando de ella.

España sirvió como campo para experimentar algunas de las nuevas técnicas que luego se emplearán en la Segunda Guerra Mundial, como los bombardeos en picado y las batallas con carros de combate.

BIBLIOGRAFÍA

SÁNCHEZ JIMÉNEZ, J.: La España contemporánea (III) de 1931 a nuestros días. Madrid, Istmo, 1991.

TAMAMES, R., La República. La era de Franco., Historia de España de Miguel Artola, tomo 7, Madrid, Alianza, 1988.