Tema 11 – Los países de la Comunidad Europea: aspectos físicos, sociales y económicos.

Tema 11 – Los países de la Comunidad Europea: aspectos físicos, sociales y económicos.

Europa es un gran espacio geográfico, muy fragmentado políticamente, donde conviven pueblo y culturas diferentes, con una historia llena de conflictos por el dominio del territorio. Se ha iniciado un proceso de integración económica y política, relativamente avanzado, pero todavía no terminado, que intenta eliminar los desequilibrios interregionales y armonizar la convivencia entre los pueblos y Estados del continente. El gran desafío es organizar coherentemente la diversidad.

El viejo mundo ha sido creador de modelos económicos y culturales luego irradiados. Pron­to se convirtió en cuna de culturas que le han permitido desempeñar un papel primordial en la historia de la humanidad; desde aquí se difundirá la Revolución Industrial, el modelo capitalista, la civilización occidental, etc. Sin embargo, el final de la IT Guerra Mundial provocaría la pérdi­da de esa privilegiada situación al quedar devastada y dividida Europa en dos bloques enfrenta­dos y con orientaciones ideológicas contrapuestas. Desde ese momento la posición que ostentó pasa a ser desempeñada por EE UU y la URSS. Superadas las desastrosas consecuencias del conflicto comienza el proceso de despegue con la agrupación de países democráticos que tenían la pretensión de constituir una unidad política capaz de suprimir barreras múltiples; pero su importancia tradicional ha sido más económica que política.

Con la adscripción a la zona templada (configuración mixta continental y oceánica), y la existencia de una región densamente poblada, presenta unas excelentes perspectivas que le han devuelto a la cabeza estratégica del planeta, hecho constatado por su notorio papel diplomático, el más alto nivel de vida del mundo en los países nórdicos, la pervivencia de los regímenes más estables y duraderos, etc.; pero, tampoco, es preciso olvidar la evidencia de una región medite­rránea a remolque, y otra ex socialista anclada en el desfase y la dependencia.

1. ESTRUCTURA CONTINENTAL Y CLIMA TEMPLADO FAVORABLES

El viejo continente conforma una amplia extensión delimitada al sur por el mundo medite­rráneo, ligado todavía a unas condiciones más tradicionales, y al este por la cordillera urálica, marco natural que le separa del mundo asiático. Al noroeste, el océano Atlántico ha condiciona­do una actividad volcada al mar; a occidente, la inexistencia de barreras meridianas permite la penetración de masas de aire húmedas, causa de la rápida y efectiva ocupación del espacio. Pero dichos límites incorporan matices. El Mediterráneo representa la zona de contacto con otras culturas, al margen de conformar una región individualizada por su peculiar condición ambien­tal y un singular modo cultural que irradiará al exterior. Mayor problema plantea la delimitación oriental; tradicionalmente se ha aceptado la cordillera de los Urales, pero desde una perspectiva histórica esa delimitación no se sostiene; como tampoco ocurre si el criterio es físico, ya que esta barrera orográflca no impide que las grandes regiones se organicen. Europa y la Rusia europea se vinculan en lo humano y la estructura organizativa del espacio.

El conjunto europeo ha sido favorecido por la naturaleza. Se presenta con una configura­ción de pequeñas unidades morfoestructurales que le proporcionan una forma triangular, inte­grado por penínsulas, archipiélagos y mares interiores, y con una amplia fachada marítima. Desde una perspectiva estructural consta de cuatro unidades, que mantienen una secuencia Oeste-Este, con perfecta disposición sin impedir la penetración de las masas de aire oceánicas, lo que ha favorecido el desarrollo de las estructuras agrarias. Las unidades son las siguientes:

— Tierras altas del Noroeste, o cordilleras atlánticas, extendidas desde el extremo oriental septentrional hasta Gran Bretaña, y que incluyen la península escandinava, las Islas Británicas, y la Bretaña francesa. Es un sector residual, integrado por fragmentos de una cordillera paleozoica, fracturado por movimientos posteriores y muy afectado por la exposición a los agentes erosivos durante tres eras geológicas. El resultado de tan larga evolución son rocas duras sobre lo que ha incidido la acción de los glaciares, con grandes superficies fragmentadas, un suelo poco rentable, y amplitud de áreas pantanosas que le proporcionan abundantes recursos hídricos. El aspecto es de relieve montañoso aplanado con formas suaves muy retocadas. Pero las costas escarpadas ofrecen amplios fiordos sobre los cuales penetra el mar y aguas poco profundas con abundantes recursos pesqueros. Por ello, estos pueblos se han volcado al océano buscando allí los recursos que la tierra no ofrecía, con la excepción de abundantes pastos resultantes de la permanente humedad.

— Gran planicie europea, una de las grandes planitudes de la Tierra, que se extiende desde los Urales hasta el estrecho de Gibraltar, sólo tajada por los Pirineos. Se trata de tierras onduladas con espesas capas sedimentarias de loess que han permitido un desa­rrollo agrario muy notable (el potencial agrícola es inmenso por la facilidad que ofre­cen los climas templados, y que ha sido sustrato de las posteriores revoluciones); dota­das de gran cantidad de recursos (en la zona de contacto entre tierras altas y planicie, con abundancia de hierro y carbón, base de la gran industria en el denominado corazón económico del continente y cimiento de las sociedades industriales más avanzadas del mundo); con los ríos más importantes que fluyen hacia el norte (han proporcionado excelentes vías de comunicación); y con llanuras que además han permitido el trazado de una densa red de ferrocarriles a bajo coste.

— Tierras altas centrales. Desde la gran planicie hasta el sur aparecen territorios de similares características a los apalachenses, con formas suaves. Son las cordilleras checas y eslovacas y el macizo de Bohemia, prolongándose hasta las Árdenas y Maci­zo Central francés. Son menos productivas (su escasa rentabilidad se detecta en su aprovechamiento ganadero y amplia cobertera boscosa), pero encierran notables recursos en el subsuelo.

— Región alpina, desde el sur de la Península Ibérica hasta los confines surorientales del continente, con espacios abruptos resultado de los últimos plegamientos. Las cordille­ras nuevas son resultado del empuje de la placa africana sobre la euroasiática, que ejer­ció el efecto de tope, aportando las mayores compresiones y alturas del continente precisamente en el ámbito meridional. También, son áreas afectadas por la erosión glaciar debido a la altitud y aún a pesar de la baja latitud. Lo escabroso del terreno explica que predominara tradicional mente la ganadería, mientras la industria aparece ligada a las llanuras costeras o interiores. No hay recursos naturales notables por la juventud de los terrenos, pero e! excelente clima permite cultivos subtropicales (la tria­da mediterránea) y templados; de ahí que el volumen de activos agrarios sea superior al resto europeo.

De esa configuración estructural se deduce un claro contraste paisajístico: llanuras al norte y montañas al sur. Sólo la Península Ibérica sale del esquema al reproducir en su interior los dos grandes tipos de relieve, circunstancia que le confiere la denominación de continente en minia­tura.

Por latitud la mayor parte continental se enclava en la zona templada, elemento favorable reforzado por el influjo marítimo que suaviza temperaturas y hace regulares las precipitaciones ya que las borrascas atlánticas penetran bastante al interior. Los Alpes componen una frontera; hacia el norte el clima es marítimo, templado y húmedo; al sur, subtropical y seco. El norte alum­brará un paisaje verde; el sur otro amarillo y xerofítico. Los tipos climáticos serán:

– Marítimo, moderado y húmedo por la procedencia atlántica (Corriente del Atlántico Norte), gracias al cual el occidente europeo disfruta de inviernos y veranos húmedos y paisajes verdes. Los rasgos distintivos serán abundantes precipitaciones y módica os­cilación térmica, que se irán alterando conforme se avance hacia el interior hasta trans­formarse en elementos netamente continentales. Así, en el norte interior aparecerá un bosque boreal de confieras, degradado hacia el sur hasta alumbrar la estepa de gramí­neas, hoy totalmente transformada por la agricultura. Por ello puede hablarse con toda propiedad de una variante húmeda-continental con lluvias relativas y oscilación térmi­ca inedia, y de un interior continental muy marcado.

– Subtropical, con verano seco y caluroso e inviernos moderados térmica y pluviomé-tricamente. Es el dominio del clima mediterráneo definido por la fuerte radiación solar de baja latitud. Se explica por la proximidad al área subtropical de altas presiones, que en verano se desplazan hacia el norte cubriendo la cuenca mediterránea y proporcio­nando cielos despejados y sequedad ambiental, y en invierno su variación hacia el sur permite que su lugar sea ocupado por masas de aire continentales europeas u oceánicas que traen el efecto contrario. El resultado es la presencia de un ritmo sequedad-humedad reflejado en vegetación resistente a la evaporación (cortezas gaiesas, espinas, hojas pequeñas y coriáceas…). Pero permite una gran gama de cultivos y fuertes ingresos por turismo.

Puede decirse que el continente queda escindido en dos áreas: llanos y montañas. Y someti­do a un doble influjo: el centro de bajas presiones de Islandia, derivación del Frente Polar, y el de altas presiones de las Azores, o anticiclón atlántico. El primero se desplaza hacia el sur en invier­no generalizando el descenso de las temperaturas y provocando las lluvias al contactar con las masas cálidas del sur; el segundo, derivación del cinturón subtropical de altas presiones, propor­ciona tiempo estable en verano y suave en invierno. Uno y otro se encuentran presentes en todas las estaciones aunque su intensidad y situación varían considerablemente.

Otro influjo en el clima europeo procede del anticiclón de Siberia cuya acción se ve intensificada por la extensa capa de nieve y marcada continentalidad de Eurasia. En invierno las depre­siones atlánticas se mueven hacia el mar de Noruega o el Mediterráneo, pero cuando lo hacen hacia el Este ocluyen y desaparecen antes de que puedan penetrar en el interior de Siberia. Ello permite que el anticiclón sea casi permanente en esta estación, y cuando se extiende hacia el Oeste gran parte del continente se vea sometido a fríos rigurosos. En verano la presión es baja sobre Asia y las depresiones atlánticas pueden seguir una dirección más zonal. También, en el estío las depresiones no derivan en dirección polar al desplazarse hacia el sur el Frente Ártico Atlántico, con lo cual son menos intensas y los frentes más débiles.

De esta forma la diferenciación morfológica coincide a grandes rasgos con la climática, lo que permite distinguir entre una Europa noroccidental templada y húmeda y otra meridional cálida y seca. En el primer caso la formación típica será el bosque de hoja caduca, transformado en pradera conforme se avance hacía el interior; en el área mediterránea dominará el bosque de alcornoques y encinas degradado a matorral de maquis o garriga. En todos los casos las forma­ciones se encuentran muy degradadas por la acción antrópica derivada de la fuerte presión sobre el espacio. Como residuales aparecerán una franja fría de tundra, y otra subdesértica con vegeta­ción marcadamente xerofítica.

Pero la topografía ejerce marcado efecto sobre el clima en determinados lugares. Así, los Montes Escandinavos componen una de las barreras climáticas más significativas por su dispo­sición frente al flujo occidental ejerciendo un claro efecto barrera. Al contrario, también el aire ártico descendente no afectará al occidente noruego al quedar las olas de frío bloqueadas a orien­te. Por su parte, los Alpes, Pirineos y Balcanes separan los climas mediterráneos del resto euro­peo; las masas nórdicas es poco frecuente que desborden estas barreras, pero a la inversa la humedad queda depositada en las laderas meridionales.

Relieve y regímenes pluviométricos permiten distinguir una dualidad hidrográfica:

— Al norte, el mayor régimen de lluvias se traduce en la presencia de ríos caudalosos y regulares, rasgos que se irán perdiendo en dirección a oriente según se atempera el régimen pluviométrico. Por ello, han configurado una excelente vía de comunicación, factor clave para el desarrollo industrial.

— En la vertiente mediterránea son más cortos e irregulares, con acusado estiaje en ocasiones. Esa circunstancia, unida a una mayor pendiente, ha limitado más su aprovechamiento, si bien se han constituido en complemento idóneo de un clima excelente para el aprovechamiento agrario, de forma muy especial en las proximidades costeras.

2. LA DIVERSIDAD DE PUEBLOS Y CULTURAS: UNA EUROPA HETEROGENEA

2.1 Los europeos: un gran volumen de población desigualmente repartida

La población europea asciende en el año 2000 a 510 millones de habitantes (700 si incluimos los estados europeos de la CEI), de los que 376 pertenecen a la UE

La distribución interna de esa población es muy desigual. Causas:

– influencia del medio natural (ver mapa IV.5); así por ejemplo, las regiones menos pobladas son las nórdicas de climas fríos, las montañosas, y las regiones con problemas de aridez. Encontramos densidades inferiores a los 10 hab/km.

– factores económicos: regiones de agricultura intensiva (llanuras mediterráneas o valles fluviales); áreas industriales como el eje del Rhin; puertos atlánticos; zonas de importante actividad turística; o concentración de servicios como ocurre en las regiones metropolitanas. Así, podemos encontrar densidades superiores a los 200 hab/km.

El núcleo de mayor densidad es la denominada ‘megalópolis’ europea (el “pentágono”), área que se extiende desde Londres al valle del Po a través del eje del Rhin. Residen más de 70 millones de personas y una densidad superior a los 300 hab/km.

2.2 Focos de poblamiento: pueblos y culturas

Un aspecto fundamental para entender la diversidad europea y los conflictos políticos y sociales que aun afectan a muchas de sus regiones son las etnias, las lenguas y las religiones de su población.

2.2.1. Diversidad étnica y lingüística.

La población europea se ha ido formando a base de numerosas migraciones/invasiones que procedentes en su mayor parte de Asia y en oleadas sucesivas, han aportado grupos étnicos y culturas diferentes. A esta variedad se ha unido en las últimas décadas un gran número de inmigrantes de origen y cultura diversa.

Este mosaico de pueblos explica el gran número de idiomas que se hablan en el continente. Los pueblos que han conseguido formar Estado han impuesto su lengua en los territorios ocupados: la importancia de las lenguas radica en que constituyen una medida de fuerza política y cultural.

La mayor parte de las lenguas europeas son indoeuropeas y se pueden agrupar en 3 grandes familias:

– Germánicas: centro y norte de Europa, como el alemán, inglés, sueco, noruego, etc.

– Latinas: lenguas derivadas del latín y se hablan en países meridionales; italiano, francés, castellano, etc.

– Eslavas: en países de la Europa central y oriental. Dentro de estas lenguas hay dos alfabetos: el cirílico (ruso, ucranio, búlgaro, serbio, y macedonio) y el latino (para las demás).

A ellas hay que unir el griego y el albanés (de origen indoeuropeo), y húngaro, fines y estonio (de origen finougrio)

2.2.2. Diversidad religiosa.

El Cristianismo que forjó la unidad cultural de Europa en la Edad Media es hoy la religión predominante. Se halla dividida en 3 corrientes: la católica difundida en el oeste, la protestante en el Noroeste, y la ortodoxa en el este. Otras religiones minoritarias son la judía y la musulmana.

La religión ha constituido un factor decisivo en la estructuración política de Europa: la separación definitiva entre la iglesia católica romana de Occidente y la de Oriente en el 1054 partirá Europa en dos; el cisma protestante del siglo XVI separó la Europa del Norte de la del Sur.

2.3 Una larga historia: el mapa político cambiante

Europa es un mosaico de 46 estados de tamaño modesto a escala mundial y cuyas fronteras han sido modificadas varias veces. Todos los intentos de reunificación política del continente han fracasado debido a la gran diversidad de pueblos y culturas.

En la mayoría de los casos los estados coinciden con el territorio ocupado por un pueblo con lengua y cultura propias. Hasta la edad Moderna, los estados nacían, se expandían y desaparecían con relativa facilidad. Es en esta época, con el establecimiento de monarquías autoritarias cuando se forman los grandes estados modernos mediante uniones pactadas y/o anexiones forzadas de los viejos reinos. Países como España, Francia o Inglaterra se consolidaron entonces si bien sus fronteras han sufrido algunas modificaciones en épocas posteriores.

3. LOS ESPACIOS ECONÓMICOS DE LA UNIÓN EUROPEA Y PROCESOS DE REESTRUCTURACIÓN

3.1. Las transformaciones del sector energético

La débil producción energética comunitaria, que desde un principio entrañó una grave dependencia exterior, tiende hoy día a atenuarse. El fomento de políticas de ahorro energético, así como el desarrollo de nuevas fuentes de energía dentro de la comunidad son factores decisivos a la hora de paliar la tradicional dependencia exterior.

3.1.2. Las diferentes fuentes de energía
3.1.2.1. Los vaivenes de la producción carbonífera.

La Europa comunitaria, en especial su sector septentrional, posee importantes yacimientos carboníferos, que fueron cuna de la Revolución Industrial y que fueron auténticos “países negros” como Yorkshire, Midlands, Lorena-Sarre, Lieja o el Ruhr.

Al concluir la Segunda Guerra Mundial, aquellos países que tenían reservas carboníferas primaron su explotación como principal fuente de energía, y condujo a un espectacular aumento de la producción. La creación de la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero), la nacionalización de los yacimientos y su modernización impulsaron a este crecimiento.

Al comenzar la década de los sesenta la producción comienza a bajar: el elevado costo de la producción europea competía con desventaja ante las importaciones de los carbones americanos, cuyo precio era inferior; el petróleo gozaba de buenos mercados y mejores precios.

A raíz de la primera crisis del petróleo, el descenso de la producción carbonífera se detuvo e incluso tuvo una ligera reactivación en la Lorena, Ruhr y los Midlands. No obstante resulta un carbón demasiado caro, con lo que la CE a finales de los ochenta era el mayor importador de carbón (de EEUU, República Sudafricana, Australia, Polonia y Colombia).

3.1.2.2. La preponderancia de los hidrocarburos

La producción de petróleo comunitario se ha desarrollado de forma tardía, principalmente desde la crisis de 1974 con la explotación de los yacimientos del Mar del Norte. Este yacimientos supusieron un enorme impacto para la economía de los países productores y favoreció el desarrollo de muchas regiones litorales, como Escocia, que vio así compensado su declive carbonífero. En la actualidad, la UE tiene un 8.6% de las reservas mundiales pero su producción solo es el 3,6% del total mundial, siendo el productor más importante el Reino Unido.

Hasta 1974 el proveedor más importante fue la OPEP, pero desde entonces se ha intentado diversificar el origen. La necesidad de importar crudo ha dado lugar al desarrollo de una importante industria de refinado, tanto en puertos como Rotterdam como en refinerías situadas en el interior de los territorios, la cual, tras sufrir una importante crisis por la reducción del consumo y la instalación de refinerías en los países productores, ha mejorado sensiblemente sus métodos siendo hoy Europa exportadora de gasolina y queroseno, mientras importa nafta, gasoil y fuel-oil pesado.

Si la producción de petróleo está concentrada en unos países, la producción de gas natural está más dispersa, ya que a los yacimientos de Po y Lack anteriores a 1960, debemos añadir las reservas de Holanda y las del Mar del Norte, pero ante el aumento del consumo y la imposibilidad del autoabastecimiento la UE sigue teniendo que importar gas de Argelia y también de la antigua URSS así como de Noruega.

3.1.2.3. La producción de electricidad. El reto de la energía nuclear

Tras un crecimiento espectacular hasta 1974 y diversos altibajos, en la actualidad comienza a afianzarse el incremento, sí bien con un claro cambio de la estructura de producción. Frente al descenso de la electricidad térmica clásico y el mantenimiento de la hidroelectricidad, la energía nuclear es la que aumenta su volumen de participación, si bien no tanto como se esperaba puesto que tiene una amplia contestación social que ha llevado a muchos países tanto a frenar como a suspender los programas nucleares. Aún así, proporciona un 29% de la energía consumida por la U.E.

3.1.2.4. Las energías renovables

Su explotación se inicia en la década de los noventa y actualmente proporcionan el 5,3% de la energía consumida. La UE tiene como objetivo llevar este porcentaje al 12% para el año 2010. De las diversas fuentes (eólica, biomasa, hidroeléctrica, geotérmica y solar) es la energía eólica la que ha experimentado un aumento más espectacular en los últimos años. El nivel de contribución de cada estado varía no solo según su situación geográfica y su disponibilidad de recursos sino también de su política sobre energía renovable.

3.1.3. La política energética comunitaria

Desde 1974 los esfuerzos de la UE se encaminan a potenciar los recursos propios y paliar la fuerte dependencia del petróleo. En la actualidad la política energética es uno de las prioridades de la UE, cuyos principales retos son:

– Progresivo aumento de la independencia energética

– Urgente necesidad de garantizar precios más competitivos ante la creciente globalización de la economía.

– Obligada compatibilización de los mercados energéticos con los objetivos medioambientales.

3.2. La industria comunitaria frente a los nuevos desafíos

3.2.1. La UE: primer productor industrial del mundo.

La UE es una de las grandes potencias industriales, con una participación de casi el 35% en la economía y 44 millones de trabajadores.

Europa tiene una larga tradición industrial (fue la cuna de la Revolución Industrial en el siglo XVIII). Hasta la crisis del petróleo de 1973, el desarrollo industrial fue rápido y continuo.

Tras la crisis del petróleo, el auge industrial se vio ralentizado. También hubo crisis en las inversiones, se dispararon los costes de producción y se perdió poder adquisitivo. A mediados de los años 80 Europa ha perdido hegemonía frente a EE.UU., Japón y nuevas zonas industriales en desarrollo (Sureste asiático y América Latina).

La industria de la UE ha tenido que reestructurarse mediante la creación de un mercado único, las nuevas tecnologías, toma de conciencia sobre los problemas de medio ambiente, la reducción de empleo y la solución de los problemas de dependencia energética.

– reconversión y diversificación

El proceso de adaptación que ha tenido que realizar la industria europea ha repercutido tanto en la estructura social del empleo como en la de la producción industrial.

Los procesos de reestructuración iniciados a raíz de la crisis energética supusieron una reducción sustancial de la población activa ocupada en el sector secundario. Pero este descenso fue drástico en los sectores tradicionales (siderurgia, textil o construcción naval) mientras que en los de lo nuevas tecnologías no solo no se produjo descenso sino que creció de forma espectacular la oferta de trabajo.

A pesar de estos ajustes la producción del sector industrial ha aumentado debido a la mejoría de los sistemas de producción y al aumento de la demanda de bienes industriales repartiéndose entre Alemania, Francia, Italia y el R. Unido el 80% de la producción. Por sectores, son la electrónica, eléctrica, productos alimenticios, bebidas y tabacos los que ocupan los primeros puestos.

3.2.2.1. Reestructuración de los sectores tradicionales en crisis Siderurgia

La pujanza industrial europea se ha basado en la Siderurgia, el textil y la construcción naval. A partir de la crisis del petróleo se vieron profundamente afectados por el alza de los costes de producción ligado al alza de los precios del petróleo, la reducción de la demanda y la fuerte competencia externa. Por lo que la UE ha tenido que afrontar un doloroso proceso de reconversión que ha generado graves problemas económicos y sociales.

Desde 1952 el crecimiento de la industria siderúrgica fue espectacular ya que el acero juega un importante papel en la fabricación de bienes de equipo llegándose a alcanzar una producción de 200# de t. Localizándose preferentemente en el llamado “triángulo del hierro”. Y si al inicio tuvo un emplazamiento continental, en la década de los sesenta se desplazó hacia el litoral.

La primera crisis energética afectó profundamente a este sector:

· La producción cayó de forma espectacular.

· El consumo de acero descendió drásticamente con lo que se produjo una caída del precio.

· El número de puestos de trabajo sufrió una fuerte recesión lo que aumentó el problema del paro en la Europa comunitaria.

· La competencia fue mayor por parte de EE.UU. y Japón, mercados ya consolidados pero también de los mercados en expansión como Brasil, Taiwan o Corea del Sur a lo que hubo que sumar las fuertes medidas restrictivas que EE.UU. impuso al acero europeo.

En la actualidad la UE sigue obligada a mantener la política de reestructuración del sector puesto que padece un exceso de capacidad productiva. Esta política que tiene graves riesgos financieros por las fuertes inversiones que precisa para desarrollas y utilizar nuevas tecnologías, y graves problemas sociales por la dramática reducción del empleo, resulta imprescindible para seguir manteniendo la competitividad de su industria que, aun estando en niveles inferiores a décadas anteriores, supone estar en el 2º puesto mundial.

La construcción naval es otro de los sectores profundamente afectados ya que a la reducción del tráfico marítimo se le une la reducción del consumo de petróleo y, por tanto, del tráfico de grandes buques petroleros, la competencia de los astilleros del Sudeste Asiático, sobretodo del Corea del Sur. Ante ello, la U.E. optó por el cierre de numerosos astilleros con el fin de disminuir la capacidad de producción y limitar la competencia externa. Solo en la década de los 80 se observa un ligero despegue de esta industria que lucha frente a los líderes mundiales, Japón y Corea del Sur.

La industria textil fue el primer sector de tradicional importancia de la Europa Occidental, ya desde la Edad Media puesto que los tejidos flamencos y las sedas de Lyon fueron objeto de intenso tráfico. La revolución industrial del siglo XVIII da lugar a una intensa concentración de la industria en la inmediaciones de los yacimientos carboníferos, alimento para las máquina de vapor que hasta 1973 aseguraban el 10% de los empleos y que a partir de entonces pierde cerca de 800 mil puestos de trabajo.

El motivo fue no solo la automatización del sector sino la fuerte competencia de los productos procedentes de países subdesarrollados con un precio muy más bajo a lo que podemos añadir el débil crecimiento del consumo comunitario, prácticamente estancado, frente al aumento del consumo del Tercer Mundo y que, en razón de su crecimiento demográfico, se prevé que esta tendencia continúe.

Las medidas de la U.E. han tratado, por una parte, de proteger el mercado comunitario limitando la exportación de los países productores hacia la U.E. y por otra parte, actualizando tecnológicamente las instalaciones del sector en busca de nuevos productos y mayor calidad. Es de destacar que las PYMES son este sector la clave y aportan más de la mitad de la mano de obra, concentrándose en la Europa Meridional (España, Italia y Portugal).

Esta reestructuración quedó reflejada desde la década de los 80 en un incremento de la productividad. En la actualidad es un sector que soporta no solo la competencia de los productos asiáticos sino también de la Europa del Este, con mano de obra más cualificada y habituada al trabajo industrial y que, además, están más próximos geográficamente a los mercados. De hecho ya se ha producido el traslado de la producción a estas regiones con más bajos costes, fuera del ámbito comunitario.

3.2.2.2. Sectores dinámicos en reorganización

La industria automovilista cuya elevada producción se vio favorecida al principio por la fuerte demanda interna a consecuencia del alza del nivel de vida y por la demanda de coches de pequeña cilindrada tanto en EE.UU como de países subdesarrollados. Los gobiernos apoyaron la instalación de sus fábricas en las regiones menos desarrolladas de la Comunidad, con el fin de paliar los desequilibrios regionales.

En la actualidad sigue manteniendo una alta producción que llega a ser el 40% del total mundial pero los comportamiento son diferentes según los países. Alemania, Francia e Italia desarrollan una poderosa industria nacional mientras que en el Reino Unido son los constructores americanos y japoneses lo que controlan gran parte del sector y España se convierte en uno de los “grandes” al ocupar el 4º puesto en la Comunidad.

El sector químico es uno de los sectores decisivos y más exportadores de la Comunidad, siendo un 10% superior a EE.UU. y el doble de Japón. Es un sector que presenta una fuerte diversificación en los productos pero gran concentración financiera y espacial ya que siete de las diez empresas principales tiene su sede en Europa tendiendo a concentrarse en fábricas de gran tamaño situadas a lo largo de los ríos navegables o junto a grandes puertos.

En la actualidad se lleva a cabo una política de aunar esfuerzos para modernizar sus instalaciones y financiar la utilización de nuevas tecnologías, política que ha comenzado a dar resultados tanto en productividad como en protección del medio ambiente, siendo este último uno de sus más graves problemas debido a la energía que consume y a los residuos que produce.

La industria agroalimentaria es otro de los sectores en expansión puesto que la demanda de productos alimenticios elaborados ha aumentado de forma notable ya que la capacidad de compra del mercado comunitario es muy importante.

La producción de la industria alimentaria, en la que están incluidos la bebida y el tabaco, casi se ha duplicado en la última década teniendo un volumen superior al de EE.UU. y Japón y es también superior al consumo suponiendo un 12% del empleo de todas las industrias de transformación. Destacan en ella Alemania, R. Unido, Italia y España tanto por el volumen de producción como por el volumen de empleos que acapara.

Tradicionalmente ha tenido una localización muy dispersa pero hoy se tiende a una mayor concentración espacial y financiera acaparando parte del mercado las grandes multinacionales, dándose más esta acaparación en los países del norte y manteniéndose más diversificada en la Europa Meridional.

La industria de la construcción es le más importante de la UE en términos de empleo. Tras pasar una grave crisis a principios de los ochenta ha presentado un claro despegue con un crecimiento del 3,5% en la década siguiente, siendo las PYMES las que proporcionan un 86% de los puestos de trabajo.

3.2.2.3. Otros sectores dinámicos en crecimiento

En todos los casos se trata de industrias que poseen un alto grado tecnológico y un fuerte valor añadido.

La industria aerospacial ha exigido una estrecha colaboración entre las grandes naciones europeas para poder competir contra la superioridad americana. La gran competitividad en el área civil y las elevadas necesidades de uso de tecnología punto en el área militar la convierten en pionera en el uso de nuevos materiales y procedimientos tecnológicos pero la crisis de la industria armamentística y la presión de EE.UU ha motivado una reducción importante de empleos en este sector.

La industria eléctrica y electrónica ha conocido un rápido crecimiento en los últimos años siendo muy dependiente de las políticas nacionales. Su producción está muy diversificada y su estructura está basada en grandes empresas y junto a ellas, una multitud de pequeñas empresas.

Dentro de ella destaca la producción de componentes para la comunicación y servicios informáticos. Es un sector económicamente muy concentrado y soporta una fuerte competitividad de manera que entre las veinte empresas principales a nivel mundial solo cuatro son europeas y el primer lugar le corresponde a Alemania de entre los estados europeos. Y aunque los avances conseguidos son importantes debe superar la feroz competencia estadounidense y japonesa y también el retraso comunitario en el campo de la informática aun muy dependiente de EE.UU.

Un sector con un futuro prometedor es el de la biotecnología pero aun debe resolver numerosas cuestiones éticas y morales y crear un marco jurídico para su expansión.

3.2.3. La globalización de la industria europea. La concentración empresarial. El papel de las PYMEs.

Desde los años 80 se observa un paulatino movimiento de concentración empresarias aunque no lleva a los niveles de la empresa americana. Dado que estas grandes empresas tienden a proyectarse internacionalmente la importancia de las multinacionales aumenta sin cesar, de manera que, actualmente, las tres potencias económicas del planeta controlan la mayor parte del mercado.

Ante la enorme competitividad entre los tres grandes, resultan vitales las inversiones en investigación y desarrollo en función de un mayor avance tecnológico. Pero en Europa esta inversión no supera el 2% del PIB, debido a que tiene un alto número de empresas pequeñas y medianas con menor capital. Los sectores en los cuales la concentración empresarial es mayor son los dedicados al refinado de petróleo, la químico-farmaceútica, la siderometalúrgica o la industria alimentaria.

Pero en Europa el papel de las PYMES es muy importante puesto que representan el 95% del total de empresas, concentran el 66% del empleo total y un 47% de ellas se trata de empresas que tienen entre 1 y 9 trabajadores. Este tamaño de empresa tiene indudables ventajas: dinamismo, agilidad, apertura a la innovación, pero también presenta problemas: seguimiento de la evolución legislativa, normalización técnica, formalidades administrativas y fiscales, que suponen costes proporcionalmente más elevados que los de las grandes empresas y a ella se uno una insuficiente atención en el campo de la investigación, con el consiguiente retraso en la adopción de nuevas tecnologías y unos excesivos gastos de distribución y comercio.

3.2.4. La competitividad de la industria comunitaria: el desafío tecnológico.

La economía mundial ha llegado a tal grado de integración que cada vez existe mayor competencia entre los principales mercados. En este punto la industria comunitaria tiene el difícil desafío de lograr una mayor competitividad a escala mundial. En los últimos años se asiste a un crecimiento especialización, con base regional que no comunitaria, de la producción con el fin de soportar mejor la competencia tanto de países con alta tecnología como de países de bajos costes.

Uno de los principales factores que ha influido en la recuperación ha sido el incremento de la inversión, principalmente de la inversión directa extrajera de la que el R. Unido ha sido el principal receptor seguido de Alemania y Holanda.

La cooperación en el campo de la investigación y la tecnología es una necesidad vital y la entrada en vigor del Acta Única europea que define la ciencia y la tecnología como competencias formales de la Unión representaron un importante eslabón.

3.3. La reestructuración de la agricultura en la Unión Europea

Aunque la producción agraria solo representa el 1.7% del PIB de la U.E, y la mano de obra que emplea representa el 4,7%, el sector agraria ha ocupado un lugar clave en la política económica. No debemos olvidar que la parte más importante de la legislación económica comunitaria se refiere al sector agrícola y que más de la mitad del presupuesto se gasta en la agricultura.

3.3.1. La diversidad de la agricultura europea

La Europa comunitaria presenta unas condiciones muy favorables para el desarrollo agrícola, ya que está inserta en un marcos templado con débiles amplitudes térmicas y abundantes precipitaciones. Durante siglos el antiquísimo poblamiento se ha dejado sentir en los diferentes usos del suelo pero es en el siglo XIX cuando se produce la verdadera revolución agraria: se mejorar las técnicas de cultivo, se utilizan nuevos materiales, nuevas técnicas y abonos de forma generalizada. Se produce un proceso de modernización de la agricultura que sigue distintos ritmos e intensidades según los diferentes países.

Todo ello en un medio favorable pero con paisajes agrarios extremadamente variados, lo que ha permitido la existencia de distintas orientaciones productivas que se traducen en una clara oposición entre una Europa meridional, mediterránea, cálida y seca en la que predomina la agricultura, frente a una Europa noroccidental y atlántica donde la vocación ganadera es dominante. Pero sin olvidar que los sistemas agrarios se encuentran profundamente imbricados y dan lugar a fuertes contrastes a nivel nacional y también regional.

Todos estos factores explican la necesidad de establecer un mercado común agrícola y una política agrícola común que impulsara los cambios necesarios para mejorar el sector y palias los desequilibrios existentes.

3.3.2. Cuarenta años de Política Agraria Común (PAC).

Desde el artículo 39 del Tratado de Roma define los 5 objetivos fundamentales de la PAC hasta que en 1992 la PAC experimentó una radical transformación: la creación de ayudas directas compensatorias. Otro elemento clave fue la famosa retirada de tierras de la producción.

A finales de los noventa se aprueba una nueva reforma en el marco de la Agenda 2000. Se pretende que la agricultura sea más competitiva, más conveniente para el consumidor, y más sensible a las cuestiones medioambientales.

La financiación de la PAC se basa en la solidaridad entre los estados miembros, y se ejerce a través del Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agraria (FEOGA), creado en 1962, con dos secciones principales:

– Sección Garantía: la que tiene los gastos más elevados y financia los recursos para la política de precios y mercados.

– Sección Orientación: administración de fondos para la política de estructuras agrarias descentralizadas.

3.3.3. El aumento de la producción agraria: hacia una mayor especialización regional

La producción agraria ha experimentado profundos cambios y aunque muchas explotaciones aun practican el policultivo y ganadería la tendencia es ir hacia una especialización de la producción en función de las condiciones naturales, las infraestructuras y presencia de empresas industriales de transformación.

El incremento de la inversión de maquinaria e instalaciones, del aumento progresivo en el uso de abonos, antiparásitos unido a la creciente especialización ha hecho aumentar espectacularmente la producción de manera que la UE es autosuficiente en la mayoría de los productos básicos. Pero el fuerte incremento de los excedentes es uno de sus más graves problemas por lo que impuso la aplicación de mecanismos reguladores como las cuotas lecheras o el abandono obligatorio de una parte de la superficie agraria.

Las producciones animales: la leche y la carne, son los principales productos de la UE. Cuenta con 83 millones de cabezas de ovinos de las que Francia, Alemania y el R Unido poseen la mitad y que permiten obtener 7 millones de Tm de carne, 125 millones de l. De leche cruda, 6 millones de Kg de queso y 2 millones de Tm de mantequilla. Los países del noroeste oceánico practican una régimen intensivo mientras la ganadería de montaña es menos competitiva.

La crisis de las “vacas locas” hizo que la ganadería porcina experimentara un fuerte incremento centrándose su producción en Alemania, España, Francia, Dinamarca y el R. Unido. También la avicultura ha experimentado un importante desarrollo con una explotación intensiva en la que Francia es el líder de producción y España es el país que consume más carne de ave.

Las producciones vegetales: el mayor volumen lo representan los cereales en los que la UE es el 4º productor mundial. El trigo es el principal cultivo y Francia su principal productor. Alemania lo es de cebada. Los países del norte son los primeros productores de patata y remolacha azucarera de la que la UE es el primer productor a nivel mundial.

Los viñedos ocupan 3,3 millones de ha y la UE es el principal abastecedor también de países como EE.UU. El aumento del nivel de vida y el cambio de los hábitos alimenticios ha hecho que el consumo de frutas y verduras aumente de forma importante. Su producción se centra en los países meridionales y en Holanda (invernaderos). La UE es importadora de fruta ya que se consumo un 25% de lo que se produce pero es el principal productor de cítricos, sobre todo Italia, Grecia, Portugal y España. Producimos el 70% del aceite mundial en competencia con el Magreb y Próximo Oriente.

Pero es importante destacar la interpenetración de la agricultura con los demás sectores económicos. Cada vez es menor la cantidad de productos que se consumen en estado original. Está aumentado el número de productos que pasan por la industria alimentaria, un sector industrial muy dinámico que ha llevado a la agricultura a una producción masiva. Trabaja en el 2,5 millones de personas y se dividen el mercado entre sistemas cooperativos muy dinámicos y grandes multinacionales integradas en el comercio mundial donde diez de los trece primeros grupos son británicos.

3.3.4. Los bosques y la silvicultura. El incremento de la superficie forestal en la Europa de los quince.

En 1993 la superficie forestal suponía un 23% de la superficie comunitaria pero la incorporación de Austria, Suecia y Finlandia, países que cuentan con una superficie mucho mayor supuso un considerable incremento.

Las explotaciones forestales son pequeñas y, en su mayoría, están en manos privadas. Las exportaciones de Suecia y Finlandia son principalmente intracomunitarias por lo que el autoabastecimiento llega al 94% y la producción de papel prensa llega al 23% del total mundial.

En las últimas décadas los bosques han pasado a tener un papel importante como lugar de ocio y turismo por lo que se extreman las medidas de conservación y protección frente a las diversas amenazas que pesan sobre ellos (lluvias ácidas o incendios forestales).

3.3.5. Las actividades pesqueras. La Política Pesquera Común.

La UE es una de las primeras potencias mundiales en este sector por delante de Japón y EE.UU. Al estar rodeada de mares ricos en recursos pesqueros debido al elevado nivel de plancton y a la confluencia de corrientes cálidas y frías lo que le permite tener importantes zonas de pesca: Mar del Norte, Báltico, Cantábrico, áreas de Gran Sol y Pequeño Sol, Mediterráneo.

En un principio no se planteó la Comunidad la necesidad de fijar una política pesquera pero la incorporación de Irlanda, R. Unido y Dinamarca agiliza un proceso de negociaciones que finalizan con la firma de la Política Común Pesquera (PCP) que establece las normas a seguir en las zonas de pesca, fija el límite exclusivo nacional en las 12 millas, fija los totales autorizados de capturas (TAC) y las medidas técnicas para la conservación de las especies. También interviene en la organización de los mercados. En las medidas estructurales y de investigación y en las relaciones internacionales con países próximos como Islandia o Noruega o lejanos como Marruecos o Canadá. La adhesión de España y Portugal supuso la duplicación del número de pescadores y el aumento del nivel del consumo. La adhesión de Suecia y Finlandia obligó a replantearse un nuevo marco de actuación en el Báltico.

En la actualidad la UE cuenta con un 0,2% de su población dedicada a la pesca y localizada en muchas de las regiones menos desarrolladas. Pero la pesca da empleo a más de un millón y medio de personas de manera indirecta (industria naval, accesorios de pesca o empresas de transformación). El principal país pesquero es Dinamarca pero el principal consumidor es España. La flota de altura faena en el Atlántico nororiental y cada más se acerca a las costas de África, al Océano Indico y al Pacífico.

Pero actualmente la acuicultura se encuentra en plena expansión y su producción alcanza el 13% de la producción pesquera. Esta es una de las transformaciones a las que está asistiendo el sector en los últimos tiempos pero se enfrenta a serios conflictos con los países ribereños lo que ocasiona tensiones sociales principalmente en las regiones menos desarrolladas de la UE en las que este sector tiene gran importancia puesto que las alternativas son escasas.

3.4. Comunicación y transportes: reflejo y factor de la expansión económica de la comunidad

Tradicionalmente, la Europa comunitaria ha contado con una redes de transporte muy desarrolladas que le han permitido ocupar uno de los primeros lugares del mundo en cuanto a densidad y que es reflejo de la intensa actividad económica que se viene desarrollando en su espacio desde hace siglos.

Ya en el tratado de Roma se preveía la supresión de los controles nacionales y el establecimiento de reglas comunes, pero cada estado ha primado un tipo de transporte según sus posibilidades por lo que la armonización ha sido difícil y, de hecho, las sucesivas medidas tomadas han tendido más a lugar una reglamentación comunitaria que a unificar el sector.

De cara a la consecución de un mercado único, la eficacia del transporte se convirtió en un factor decisivo pero, actualmente, los enlaces con la Europa Meridional e Irlanda siguen siendo insuficientes y, por el contrario, las regiones septentrionales y centrales sufren graves problemas de congestión. La creación de un espacio sin fronteras interiores por el que circulan libremente personas y mercancías potenció la necesidad de una política común que permitiera la conexión de las redes nacionales de transporte de viajeros, de mercancías o de información. La transformación de redes nacionales en transnacionales se inició en el 93 momento en el que se inicia la articulación de un espacio supraestatal.

El mayor sistema geográfico de circulación está formado por dos ejes perpendiculares entre sí haciendo que el eje del Rhin se constituya como columna vertebral y así ha sido desde la antigüedad por lo que el río aparece transformado mediante la construcción de diques o la supresión de meandros inútiles que ha hecho de este eje la mayor red fluvial de la Europa del noroeste, pero cuya hegemonía se ve reforzada por una densa red, tanto de carreteras como de ferrocarriles. El tráfico es especialmente intenso en dirección a Rotterdam, lo que convierte a éste en el primer puerto del mundo y cumple una función marítima con el resto del mundo y fluvial para distribuir mercancías al interior de la UE ya que el eje recorre nueve países europeos.

3.5. La expansión de los intercambios: la Unión Europea, primera potencia comercial del mundo

El desarrollo económico desde mediados de siglo potenció la expansión comercial, en especial en los países más desarrollados y en detrimento del resto. La UE se convirtió rápidamente en la primera potencia comercial del mundo (realiza el 19% del comercio total mundial)

3.5.1. La creciente importancia del comercio intracomunitario

Tras el establecimiento de la Unión Aduanera el intercambio mutuo de productos ha experimentado un fuerte incremento. En la actualidad el 6º% de las exportaciones se realizan dentro de la Comunidad y el 58% de las importaciones provienen de sus miembros. Pero no todos mantienen el mismo nivel de integración destacando el Benelux, Portugal e Irlanda con un 75% del comercio realizado dentro de la UE mientras el R. Unido destaca por ser el que menos, posiblemente por la relación tan especial que mantiene con la Commonwealth.

En la estructura del comercio comunitario dominan los productos industriales mientras descienden los productos agrícolas y las materias primas, a la vez que han aumentado los hidrocarburos gracias a las exportaciones de gas natural de los P. Bajos y el petróleo del R. Unido.

3.5.2. Las relaciones comerciales extracomunitarias

Globalmente, la balanza comercial comunitaria era deficitaria hasta los años 80 en que comienza a cambiar de signo y ya en 1998 llegó a ser positiva. Como es habitual, el comportamiento es muy desigual: el excedente alemán contrasta con el déficit del resto de los países. La estructura de los intercambios es la típica de los países desarrollados: exporta productos manufacturados e importa materias primas. Destaca el papel hegemónico de Alemania por su avanzada producción, la calidad de sus productos y el dinamismo de sus sociedades comerciales que le convierte en el segundo país exportador del mundo.

La magnitud del comercio comunitario implica relaciones con la mayor parte de los países del globo, principalmente con los países desarrollados de economía de mercado. Estados Unidos es el principal cliente y el principal abastecedor pero las relaciones con el no ha sido fáciles nunca ya que opina que la PAC es demasiado proteccionista e incluso el comercio preferente con Marruecos, Túnez o Israel no es de su gusto puesto que compite con la producción agrícola de California.

Japón, por su parte, es uno de los principales proveedores pero la UE aun lucha contra la impenetrabilidad del mercado japonés con el fin de equilibrar la balanza. En la actualidad, el principal productos importado son los de alta tecnología a cambios de productos agroalimentarios.

La relación con los países en vías de desarrollo ha cambiado en las últimas décadas puesto que el balance antes deficitario para estos países ha pasado a serlos para la UE dada la gran necesidad de materias primas, principalmente petróleo y el aumento de los precios de éste. Las relaciones con los países de economía estatal también han aumentado, sobretodo con la ex URSS ya que a la necesidad de energía de la UE se le añade la necesidad que estos países tienen de bienes de equipo. China, por su parte, se está convirtiendo en un gran proveedor de la UR y ya en estos momentos la balanza es deficitaria para la comunidad.

3.6. Los desequilibrios regionales de la Unión Europea y políticas de corrección

3.6.1. Un desequilibrio económico claramente a favor del Norte.

Los indicadores utilizados para medir la realidad económica de una región son varios y suelen utilizarse para establecer la gravedad de los desequilibrios regionales.

El primero es el de la población activa. En líneas generales podemos afirmar que las regiones periféricas tienen la actividad prioritaria en el sector primario mientras las regiones del norte presentan una tasa inferior al 2%. A menudo, un fuerte porcentaje de activos en agricultura coincide con un PIB débil. Frente a ella, la población empleada en el sector secundario se concentra en las áreas industriales tradicionales mientras que la importancia de las personas ocupadas en el sector servicios es mayor en las regiones rectoras de la UE y en las áreas turísticas. También resulta relevante la proporción de personas mayores de 65 años en relación la población activa ya que su previsible aumento tendrá graves consecuencias para los sistemas de protección social.

El PIB por habitante también es un indicador que refleja con claridad las disparidades regionales ya que el de Luxemburgo es el doble que el de Grecia. Las regiones con un nivel de vida más bajo siempre se encuentran en los países más meridionales y en algunas zonas muy específicas del norte. El PIB de las diez regiones menos desarrolladas de la UE es tres veces inferior al de las diez regiones más fuertes y todas las primeras se hallan situadas en Grecia y Portugal. Una forma de medir el dinamismo de una región es el porcentaje de PIB que se dedica a investigación y desarrollo y, de nuevo, se repiten las diferencias: mientras las regiones del norte invierte mas de un 2% del PIB, el sector meridional no llega al 1%.

Si examinamos las infraestructuras veremos que la periferia comunitaria cuenta con una red de transportes insuficientes, el suministro de energía es incompleto y las actividades en el campo de la investigación y desarrollo son mínimas, lo que se traduce en una menor competitividad y, por tanto, en un aumento de las disparidades.

Esta clara oposición entre dos mundo económicos muy diferenciados se ha ido agudizando con las sucesivas ampliaciones de la comunidad: la entrada de España y Portugal supuso un aumento del PIB de la comunidad en un 8% pero su población aumentó un 18%; el número de personas ocupadas en la agricultura aumentó un 36% y el número de parados un 30%.

3.6.2. La política regional comunitaria y los principales problemas regionales de la UE

La nomenclatura de unidades territoriales estadísticas fue establecida para contar con una división uniforme de las unidades territoriales con el fin de obtener estadísticas regionales comunitarias. Se basan en divisiones institucionales hoy en vigor en los estados miembros. Se establecen tres niveles: nivel 1 grandes regiones que engloban a las de nivel 2 que a su vez engloban a las de nivel 3. En la última nomenclatura existían 77 regiones de nivel 1, 206 de nivel 2 y 1031 de nivel 3. Y cada vez es mas necesaria una política que contribuya a paliar unas disparidades que no se han reducido.

Ya en el Tratado de Roma se reconoce la existencia de regiones desfavorecidas pero hasta los años sesenta no hace una política concebida para “aumentar el grado de convergencia de los estados y garantizar un mejor reparto de las actividades económicas sobre todo el territorio”.

En 1975 nace el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) cuya función es corregir los principales desajustes regionales que proceden de la preponderancia agrícola, el cambio industrial y el desempleo estructural. En 1986, con el establecimiento del mercado único se reforman los tres fondos estructurales. Así los fondos estructurales serán:

· FEDER, financiará infraestructuras, inversiones para crear empleo, ayudas a las PYMES y proyectos de desarrollo local.

· FSE, favorecerá la inserción profesional de los grupos desfavorecidos y de los que se encuentran en paro, financiando programas de formación y sistemas de ayuda a la contratación.

· FEOGA, financia acciones de desarrollo rural y ayuda a los agricultores en las regiones menos desarrolladas.

· El Instrumento Financiero de Orientación de las Pesca (IFOP) financia la puesta al día y la modernización de las infraestructuras de este sector.

· El Fondo de Cohesión financia proyectos de protección del medio ambiente y de las redes de transporte en los cuatro países con mayor número de regiones infraequipadas (Grecia, España, Portugal e Irlanda)

Existen además cuatro iniciativas cuyo objetivo es definir soluciones comunes a problemas concretos de desarrollo regional:

· Cooperación transnacional, transfronteriza e interregional para potenciar un desarrollo equilibrado del territorio. Financia el Feder

· Desarrollo sostenible de las ciudades afectadas por la crisis, Urban II. Financia Feder

· Desarrollo rural mediante iniciativas locales. Financia Feoga

· Lucha contra la discriminación y desigualdad en el acceso al mercado laboral. Financia FSE

4. CONCLUSIÓN: HACIA UNA NUEVA REORGANIZACIÓN DEL ESPACIO EUROPEO

Hoy en la división regional de Europa comienza a utilizarse una combinación de criterios económicos y geopolíticos, entre los que destacan la dinámica de desarrollo regional y los intereses comunes. Las nuevas relaciones comerciales y económicas entre estados y regiones que genera la integración europea están dando lugar a espacios regiones que, en ocasiones, superan la profunda división entre Este y Oeste, como los estados nórdicos que incluyen Estonia, Letonia y Lituana, el arco alpino que integra Eslovenia y Croacia. Es una división que se repite en otras zonas y da una nueva imagen de Europa, más completa y más dinámica que supera y a veces prescinde de las fronteras de los estados.

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