Tema 35 – El pensamiento político moderno: del humanismo a la ilustración

Tema 35 – El pensamiento político moderno: del humanismo a la ilustración

1. INTRODUCCIÓN

1.1. CONCEPTO DE PENSAMIENTO POLÍTICO.

1.2 EVOLUCIÓN HISTÓRICA DESDE EL HUMANISMO A LA ILUSTRACIÓN.

1.2.1 CONCEPTO DE HUMANISMO E IMPLICACIONES.

1.2.2 CONCEPTO DE ILUSTRACIÓN EN IMPLICACIONES.

2. EL PENSAMIENTO POLÍTICO MODERNO. EVOLUCIÓN.

2.1. EL PENSAMIENTO POLÍTICO EN EL RENACIMIENTO.

2.1.1 MAQUIAVELO

2.1.2 ERASMO DE ROTTERDAM.

2.1.3 TOMÁS MORO

2.1.4 FRANCISCO DE VITORIA

2.2. EL PENSAMIENTO POLÍTICO A TRAVÉS DE LA RELIGIÓN.

2.2.1 LA IMPORTANCIA DE LA IGLESIA CATÓLICA.

2.2.2 CONCEPCIONES POLÍTICAS DE LA REFORMA

2.2.3 CONCILIO DE TRENTO Y SU REPERCUSIÓN EN EL PENSAMIENTO POLÍTICO CATÓLICO POSTERIOR.

2.3. LAS GRANDES CONSTRUCCIONES DOCTRINALES DEL SIGLO XVI

2.3.1 JEANBODIN

2.3.2 JOHANNES ALTHUSIUS

2.3.3 FRANCISCO SUÁREZ

2.4. EL PENSAMIENTO POLÍTICO EN EL SIGLO XVII

2.4.1 Inglaterra

2.4.2 Países Bajos

2.4.3 Francia.

2.5. LA ILUSTRACIÓN.

2.5.1 LA ENCICLOPEDIA.

2.5.2 MONTESQUIEU

2.5.3 VOLTAIRE

2.5.4 ROUSSEAU

3. CONCLUSIÓN

4. BIBLIOGRAFÍA.

INTRODUCCIÓN

El siglo XVI es un periodo en el que se producen grandes transformaciones en todos los campos de la actividad y del pensamiento. El Renacimiento, surgido en Italia en los siglos precedentes se extiende ahora por toda Europa adquiriendo matices diferentes según las regiones. Se inicia una larga y fecunda etapa innovadora en el campo de las ideas políticas y en lo referente al progreso del poder monárquico en ciertos Estados. Partiendo de las monarquías feudales medievales vamos a ir viendo surgir los Estados Nacionales en el siglo XV, las Monarquías Autoritarias en el XVI, Absolutistas (Francia de Luis XIV) y Parlamentarias (Revolución Inglesa) en el siguiente, el Despotismo Ilustrado en el XVIII, y, finalmente, el triunfo político de la Revolución en Francia a finales de esa centuria.

En el desarrollo del tema primero definiremos el concepto de pensamiento político y posteriormente realizaremos un recorrido cronológico, filosófico e ideológico por las principales corrientes de pensamiento políticas que se dan en la Edad Moderna, partiendo del humanismo renacentista y abarcando incluso los ilustrados que ponen las bases del desarrollo político contemporáneo. Concluiremos con unas referencias bibliográficas, necesarias a todas luces, para completar nuestra exposición, que obligatoriamente ha de ser sintética.

CONCEPTO DE PENSAMIENTO POLÍTICO

Se puede considerar que al hablar de Pensamiento Político, se entiende que nos referimos a toda aquella teoría y diálogo surgido a raíz de una idea que concierne al campo del gobierno y del control político y de sus dirigentes.

1.2 EVOLUCIÓN HISTÓRICA DESDE EL HUMANISMO A LA ILUSTRACIÓN

1.2.1 CONCEPTO DE HUMANISMO E IMPLICACIONES

El humanismo empieza con el renacer de las ciudades italianas, con la creación de unos nuevos estilos de vida que favorece el desarrollo humano y de la reflexión sobre él. El bienestar y el avance del hombre se consideran el fundamento esencial del nuevo pensamiento. Tuvo su primer centro en Florencia y desde ahí se extendió al resto de Europa, con diversa acogida según el país y su contexto. Significó todo un movimiento de renovación literaria y científica, y también en materia pedagógica y cognitiva. Se recuperaron y reimpulsaron los estudios de filosofía, los studia humanitatis, según la expresión ciceroniana, aspiración de los nuevos hombres, los modernos, de asimilar el espíritu de aquellos para hacerse moral e intelectualmente mejores, pues humanitas se interpreta ya en este momento como educación. Citemos entre otros pensadores y literatos a Juan Luis Vives (1495-1544) que aunque convencido católico, en el campo de la enseñanza y el conocimiento se inclinó más hacia posiciones más modernas: él fue uno de los primeros en promulgar la instrucción de las mujeres como algo normal y necesario.

A partir de mediados del siglo XVI el Humanismo propiamente dicho dejó de existir, o mejor dicho, dejó su primera forma para revestirse de cargas todavía más innovadoras; por una parte se siguieron recuperando y comentando las obras de los antiguos a los que tanto admiraban; por otra parte, nacen los nuevos literatos, que aunque también tienen la antigüedad clásica como referente, no es su fin.

El humanismo por tanto implica una nueva forma de pensar, una evolución del pensamiento y el conocimiento, un momento en el que los ojos se comienzan a abrir a lo factible y corroborable, a las nuevas realidades sociales que implica la vida en la ciudad, el desarrollo de las Cortes y los monarcas preocupados por su propio desarrollo intelectual; el comercio y el intercambio de ideas culturas y conocimientos que esto implicó, etc.

1.2.2 CONCEPTO DE ILUSTRACIÓN EN IMPLICACIONES

La Ilustración fue un movimiento ideológico que culminó en el siglo XVIII, y al que muchos ven como resultado de los procesos intelectuales comenzados e impulsados en los siglos anteriores. Su mayor presupuesto fue el predomino y uso de la razón, la secularización de la cultura, y el acceso del pueblo a ésta, aunque la realidad fue en ocasiones radicalmente distinta.

El gobierno del Estado será el promotor de la cultura y del proceso de Ilustración, de enseñanza en definitiva de su pueblo; la mayoría de las veces, bajo esta viso de intelectualidad se esconde el despotismo. No en todos los países de Europa, la Ilustración tuvo los mismos resultados. Con la Ilustración comienza el nacimiento de las ideas y la política que traerá consigo la doctrina del estado liberal. Con la Revolución Inglesa, en 1688, se asientan los pasos definitivos hacia la abolición del derecho divino, pues se afirmó la primacía del parlamento. Algunos países siguieron estos pasos ante los buenos resultados. Pero no todos los gobernantes estaban de acuerdo a la hora de aceptar compartir su poder con los miembros del parlamento.

Con la Ilustración, además se propuso un cierto alejamiento de todo lo que conllevaba la religión, aunque esto no significó que la nueva ideología supusiera un rechazo radical a las creencias de diversa índole…, más bien, lo que se pretendió no fue tanto olvidar la religión, sino, más bien, impulsar la razón.

2 EL PENSAMIENTO POLÍTICO MODERNO. EVOLUCIÓN

A mediados del siglo XV resurge el absolutismo papal junto a un tremendo desarrollo del poder monárquico. En todos los reinos occidentales creció el poder regio a costa de las instituciones rivales (nobleza, parlamento, clero, ciudades, etc.). El poder político que había estado atomizado en feudatarios y corporaciones se concentró rápidamente en manos del monarca, beneficiario de la unidad nacional. La concepción de un soberano como origen de todo el poder político fue una postura común en el siglo XVI. La formación de los estados nacionales se vio favorecida por los cambios socioeconómicos y políticos que se venían produciendo en la Baja Edad Media. Entre los primeros habría que destacar el gran avance de la artesanía y el comercio, el desarrollo de una nueva clase social emergente, la burguesía, y el nacimiento del Capitalismo. Este nuevo orden de cosas supone el comienzo de la superación del Feudalismo Medieval. El desarrollo del comercio y el control del mercado requiere un poder central fuerte y unos instrumentos de defensa eficientes. La clase social que sustenta el nuevo orden de cosas es enemiga de la nobleza, dispone de dinero y apoyará a la realeza al ver ventajosa la concentración del poder militar y de la administración.

2.1 EL PENSAMIENTO POLÍTICO EN EL RENACIMIENTO

Esta nueva situación genera unas corrientes de pensamiento que persiguen justificar y afianzar la nueva monarquía autoritaria y conducirla hacia el absolutismo. La corriente favorable al absolutismo monárquico se comenzó a expresar en obras de juristas. Sin embargo, pronto rebasó estos términos puesto que en el fondo gozaba de la aceptación tradicional y natural de la obediencia que había enseñado la Iglesia. Algunos de estos tratadistas hacen nacer el absolutismo en la teocracia pontifica (Jean Ferrault), pero en general estas primeras teorías tienen una escasa base ideológica. Sin embargo, quien primero defiende con fundamentos esta monarquía, aunque de manera moderada, es Claude de Seyssel. Sin embargo nos centraremos sólo en los más importantes:

2.1.1 NICOLÁS MAQUIAVELQ (1469-1527)

Fue un insigne estadista y escritor de origen florentino, autor de obras diversas que revelan un talento indiscutible, pero en las que la moral se sacrifica por el interés. Entre estas obras El Príncipe, Arte de la Guerra, Historias Florentinas y Discursos sobre Tito Livio.

Se llama Maquiavelismo a la doctrina que se creó en torno a su figura y su obra; todo se justifica si es para el bien y el mantenimiento del Estado. De ahí también se ha derivado que alguien maquiavélico es alguien que actúa de mala fe, de manera astuta y malintencionada.

De sus obras, sin duda la más conocida es El Príncipe. En resumen es un célebre tratado sobre el pensamiento político de su autor; en él se estudian las diversas formas de gobierno, y los medios por los cuales, el gobernante, en este caso el Príncipe, puede adquirir el poder, conservarlo o perderlo. Fue escrito entre 1513 y 1515, y publicado en 1532. Pasa por ser el código del gobernante despótico y tirano. Escrito en prosa, en toscano puro. En el fondo es un admirable testamento de la historia y el pensamiento de la Italia del momento.

Maquiavelo, a pesar de que su preferencia política se aproximaba más a la República, trata en su obra de un gobierno principesco, de la manera de modelar su conducta para obtener lo mejor de su mandato. Ante todo, es obligación del gobernante, conservar el Estado, así pues, este fin justificaría cualquier medio. La política es para el un arte racional en sus principios que recoge en sus cálculos, fundados en la regularidad, todos los datos accesibles de la experiencia. Es también un arte positivo, puesto que rechaza toda discusión sobre valores. Con él, el pensamiento político se seculariza.

2.1.2 ERASMO DE ROTTERDAM (1467-1536)

Fue un erudito y pensador, del siglo XVI. Huérfano de padres, vistió el hábito para posteriormente dejarlo; estudió en París y Bolonia, viajó por Europa y conoció a muchos de los personajes importantes del momento; fue amigo y protegido de reyes y nobles. Fue profesor en la Universidad de Oxford. Como pensador humanista y literato, ejerció una gran influencia en su momento. También fue rector en la universidad de Basilea. Su teoría y su manera de pensar quedó reflejada en sus obras, como su conocida Elogio a la Locura de 1501, sus Coloquios, etc. Todas ellas las escribió en latín. Además, publicó una gran edición del Príncipe del texto griego de la Geografía de Tolomeo, y sobre todo se conoce su versión en griego y latín y la paráfrasis del Nuevo Testamento.

En su obra intenta responder a los grandes interrogantes del hombre bajo la visión del humanismo de raíz cristiana. Su pensamiento sobre política es diferente al anteriormente expuesto; cualquier acto debe estar basado en la moral y en la religión, y por tanto también el de los gobernantes. El monarca, como cualquier otro ser, tiene ciertos deberes, y uno de ellos será mantener el orden de su pueblo, dentro de la moral cristiana. Rechaza la idea medieval del Imperio universal y concibe a la República Cristina como una especie de federación de Estados diferentes. Finalmente, deshecha la posibilidad de la guerra, sostiene, que manteniendo el orden, las guerras son perfectamente evitables, aunque reconoce las guerras justas. Como vemos, toda su obra se carga de su concepción religiosa.

2.1.3 TOMÁS MORO (1478-1535)

Célebre humanista inglés, fue canciller de Enrique VIII de Inglaterra. En 1532 dimitió, pues se negaba a aceptar el divorcio de su rey de Catalina de Aragón, y la desvinculación de Inglaterra de la Iglesia Romana. Se le encerró y procesó, y murió decapitado.

Consideró el Estado de su tiempo como expresión de la clase dominante y denunció las taras monárquicas. Escribió innumerables obras, entre ellas, su Utopía. En esta obra, Tomás Moro describía una República imaginaria, por lo que del término se deriva aquello fantástico o imaginario. En la obra, de 1516, Tomás Moro hace un análisis del mejor gobierno posible. Para él, el mejor gobierno es el que más favorezca una vida estable y libre a sus ciudadanos. La unidad y el orden interno están previstos siempre en esta sociedad utópica; no existe ni el dinero ni la propiedad privada. Todo ello, se basa en conseguir el bien público. Al no existir la propiedad las leyes son simples. El papel del estado se reduce a la administración de los servicios y a la dirección de la economía. También hay que tener en cuenta sus manifiestas ideas sobre la providencia divina y el orden universal. Moro huye de la autoridad de la tradición. Construye su Estado sobre la base de la razón, al margen del Evangelio.

2.1.4 FRANCISCO DE VITORIA (1480-1546)

Es el creador del derecho internacional (derecho de gentes). El Estado y la sociedad son resultado del derecho natural y, al margen de toda misión espiritual, tienen como finalidad el bien común. La monarquía debe perseguir el interés general y debe situarse al mismo nivel que las leyes. El Estado es soberano por derecho natural. Cuando esta soberanía es transferida al gobernante éste la transmite a los gobernados a través de las leyes. Por tanto, el Estado se identifica con todos sus individuos, incapaces de gobernarse por sí mismos, con lo que el gobernante se hace necesario. Sus ideas fueron expuestas en Relactiones Theologicae y en Selección sobre la Potestad Civil. El derecho de gentes es impuesto por la razón natural entre todos los pueblos al margen de sus creencias, ideología o sistema de valores. Ese derecho debe regular las relaciones entre los pueblos, por lo que son ilícitas las invasiones, guerras o afirmaciones dogmáticas unilaterales de derecho. Nadie tiene la potestad del dominio mundial, porque nadie ha recibido de Dios ni de los hombres tal privilegio.

2.2 EL PENSAMIENTO POLÍTICO A TRAVÉS DE LA RELIGIÓN

2.2.1 LA IMPORTANCIA DE LA IGLESIA CATÓLICA

La Iglesia católica que había venido manteniendo su autoridad durante siglos, comenzó a ver como a partir del siglo XVI, esta era puesta en entredicho. No sólo nacieron nuevos puntos de vista fuera de la Iglesia, sino que la corrupción interna impulsaba una auténtica renovación. Así fue; desde el siglo XV se sucedieron varios intentos de reestructuración para mejorar su propia visión y lo que de ella se tenía en el exterior. Sin embargo la lentitud de esos cambios aceleró los planteamientos rupturistas manifestados en los Reformas Protestantes.

2.2.2 CONCEPCIONES POLÍTICAS DE LA REFORMA

Martín Lutero (1483-1546) Entre sus obras, además de su traducción clásica y los comentarios a la Biblia, podemos citar otras, como Exhortación a la paz y su obra Contra la bula del Anticristo.

Desde un punto de vista político plantea dos temas fundamentales: el carácter divino de toda autoridad establecida y la separación radical entre Fe y Ley. Sin embargo las referencias políticas en la obra de Lutero son medievales: no se refiere a la noción de Estado entendido desde un punto de vista moderno sino que aún sigue basándose en viejas fórmulas como la cristiandad y el Imperio.

Calvino (1504 1564) fue el propagador de la Reforma de la iglesia en Francia y Suiza. Expuso su doctrina en la obra titulada Institución Cristiana, que era la suma de la ideología del protestantismo francés, y que se dividía en cuatro libros. En ellos trabajó durante toda su vida.

En su doctrina se hace evidente su pensamiento: se le atribuye origen democrático a la autoridad religiosa, se suprimen por completo las ceremonias, se niega la tradición de la iglesia y se cree en la predestinación. Mantiene firmemente la fe en Dios y en su causa. El poder viene de Dios y la libertad cristiana puede sobrevivir gracias a la servidumbre civil. La organización social y política, que es una necesidad universal, depende de la razón humana. Si toda autoridad es respetable porque nace en Dios, ésta sólo tiene la finalidad de cumplir la misión espiritual consistente en dirigir a los hombres en conformidad con Dios, con vistas a facilitar su salvación.

Las guerras de religión en Francia y la extensión del calvinismo generan entre los hugonotes franceses una tendencia contra los monarcas autoritarios que se ha dado en denominar Monarcomanía. Entre sus pensadores hay que destacar Franfois Hotman (1524-1590) y Theodore de Béze (1519-1602). Sus planteamientos quedan perfectamente retratados en las denominadas Vindiciae contra Tyrannos de Philippe du Plessis-Mornay (1549-1623). En ellas se condena el absolutismo real, se establece que todos los regímenes se fundan en el consentimiento popular (ningún rey nació con la corona en las sienes ni con el cetro en la mano), aunque prevalezca la autoridad divina, se justifica la lucha y resistencia contra la tiranía cuando ésta sea idólatra, y finalmente se establece la teoría del contrato fundamentada en la ley hebraica de las alianzas (entre Dios y el rey y el pueblo, y entre el rey y el pueblo).

2.2.3 CONCILIO DE TRENTO Y SU REPERCUSIÓN EN EL PENSAMIENTO POLÍTICO CATÓLICO POSTERIOR

Fue un concilio ecuménico de la iglesia católica, celebrado en Trento, que duró, teniendo en cuenta todas la interrupciones, unos 18 años, desde 1545 a 1563. Lo convocó Paulo III, por la necesidad que se hizo imperante en ese momento.

Algunas de las causas que lo provocaron, fueron debidas al apoyo que recibió el Protestantismo y la iglesia luterana y las dificultades que supuso para la iglesia romana. Anteriormente, ya se habían celebrado otros encuentros para la reforma de la iglesia, pero de escasos resultados. Por tanto, con la rivalidad del protestantismo, supuso un esfuerzo especial. Tres fueron los papas que colaboraron, iniciado por Paulo III, continuó con Julio III y Pió IV lo concluyó. Se finalizó, tras múltiples interrupciones, con el acuerdo de la prohibición de la participación de los príncipes y monarcas en las cuestiones eclesiásticas, exigiéndoles respetar las decisiones del clero,… En resumen, lo decretado por el concilio quedó recogido en la Definitio fidei tridentina. Desde el punto de vista político destacó Domingo Soto (1494-1570), confesor de Carlos V y delegado imperial en el Concilio. Escribió De iustítía et de iure (1557). Siguiendo a Francisco de Vitoria, para él la suprema potestad del estado está limitada por el derecho natural.

También hay que resaltar el planteamiento político contrarreformista de los jesuítas. Intentan lanzar una nueva teoría moderada de la superioridad papal. De lo que se trata es de dejar bien claro a las nuevas naciones nacidas con el desarrollo del protestantismo que los nuevos estados nacionales podían ser autónomos en asuntos temporales. Pero esto no impedía el reconocimiento del Papa como jefe espiritual de una sociedad de estados cristianos. Uno de los máximos representantes de esta corriente es Roberto Belarmino que defiende que el poder político no nace de Dios ni del Papa sino de la propia comunidad para sus fines seculares, por lo que no puede exigir a sus subditos una obediencia absoluta.

El espíritu de Trento también está presente en algunas comentes del derecho a la resistencia de origen peninsular.

El padre Juan de Mariana (1536-1624) llega a justificar el tiranicidio. Considera la evolución del gobierno como un proceso natural que se produce bajo los impulsos de la necesidad humana. Su obra política capital será Del rey y de la institución real (1599). Considera la evolución del gobierno como un proceso natural que se produce bajo los impulsos de la necesidad humana. El poder del monarca deriva del contrato con el pueblo, representado por las Cortes. Si aquel las viola el pueblo puede eliminarle.

2.3. LAS GRANDES CONSTRUCCIONES DOCTRINALES DEL SIGLO XVI

Las grandes obras políticas, por el esfuerzo de construcción y de profundización que representan elevan la discusión a un nivel intelectual superior. Tres figuras destacan.

2.3.1 JEAN BODIN (1530-1596)

Se reveló en su obra La República (1576) como defensor inflexible del absolutismo, rechazando todas las teorías que sostenían el derecho de resistencia y proponiendo una Monarquía fuerte como único régimen capaz de restaurar la unidad y la paz política perdidas en Francia. El principio fundamental del ordenamiento político es la soberanía absoluta e indivisible. La soberanía es la potestad absoluta de hacer la ley sin el consentimiento de los subditos. Por tanto, la soberanía es un imperativo categórico de la existencia y de la unidad del Estado. Pero esta potestad absoluta no se extiende a las leyes de Dios ni de la naturaleza. Diferencia entre la monarquía tiránica (que no respeta las leyes naturales) y la monarquía legítima, que es aquella en la que los subditos obedecen a las leyes del monarca y éste a las leyes naturales. Se concilia así lo absoluto de la soberanía y la libertad de los subditos.

Bodin no mantiene la concepción del derecho divino si no que el fundamento de la autoridad política es un orden racional conforme derivado de que la naturaleza y la razón humanas son creaciones de Dios; ciertamente no suprime a Dios, pues la religión desempeña un importante protagonismo en la educación y en la vigilancia de la mora y de la vida intelectual.

2.3.2 JOHANNES ALTHAUS (1557-1538)

También conocido como Althusius, está marcado por los particularismo alemanes. Jurista westfaliano formado en los círculos calvinistas es autor de Política methodice digesta (1603). En este tratado fija una noción de comunidad orgánica partiendo de la idea aristotélica de que el hombre es un ser social necesariamente integrado en grupos. Para él, la política estudia las condiciones necesarias esenciales y homogéneas de la vida social desde la familia hasta el Estado. La sociedad se jerarquiza y adopta una estructura piramidal. La familia es la cédula natural de sociabilidad, mientras que el Estado, situado en la cúspide de la pirámide se presenta como una federación de regiones y ciudades. La soberanía pertenece a la comunidad en sí misma y no a su jefe, sometido a sus leyes. Althaus precisa un sistema en el que destaca un colegio de magistrado que defienden la legalidad y eligen a las máximas instituciones, que están obligadas y sometidas por las capitulaciones electorales.

Bodin, doctrinario del absolutismo, estimaba necesaria la tolerancia a la vez que prefería la tiranía a la anarquía, mientras que Althaus, partidario de la soberanía popular, recomienda exilar o reducir a prisión a los disidentes religiosos, al tiempo que reconocía a todo ciudadano el beneficio de unas libertades equivalentes al habeas corpus. Coinciden en el respeto a la propiedad privada y en la subordinación de las cuestiones religiosas a las necesidades políticas.

2.3.3 FRANCISCO SUÁREZ (1548-1617)

Se acerca a las mismas cuestiones desde posiciones jurídicas más que políticas. Su pensamiento político -contenido en su obra De legibus , 1612- expresa la continuidad de una tradición íntegramente católica. Considera al hombre como un ser legal más que como animal político. Esta legalidad no es teológica ni sobrenatural sino humana, creándolas y destruyéndolas de acuerdo con su libre albedrío. El Estado existe conforme a los planes de la sabiduría divina y responde al carácter social de la naturaleza humana. Suárez, como Mariana, sigue fielmente el pensamiento tomista y defiende la soberanía del pueblo, ya que todos nacen libres por naturaleza y el dominio y la subordinación son consecuencia de la sociedad, la cual se constituye por libre decisión, luego establece, en principio, la soberanía popular, aunque nunca creyó en la existencia de una soberanía universal. A pesar de todo, defiende la monarquía como la mejor forma de gobierno. Su doctrina limita el poder, establece barreras morales y atribuye la soberanía al pueblo, pero en un plano estrictamente teórico. La comunidad es libre para escoger un régimen en el momento de la fundación del Estado, pero, una vez instaurado aquél, ya no puede cambiarlo, luego la delegación del poder al rey es irrevocable y la comunidad enajena de ese modo su soberanía. Suárez, jesuita desde los 16 años, defiende al Papa como jefe espiritual de una familia de naciones cristianas y, por tanto, portavoz de la unidad moral de la humanidad. La iglesia es una institución universal, mientras que el estado es nacional y particular. Por tanto, reconoce un poder indirecto del Papa a regular a los gobernantes seculares para fines espirituales.

2.4. EL PENSAMIENTO POLÍTICO EN EL SIGLO XVII

El siglo XVII es el siglo de las crisis políticas, religiosas, espirituales y demográficas. También se produce la revolución científica (Galileo, Descartes, Newton, etc.) que consolida una teoría mecanicista que influye en los tratadistas políticos. Es el siglo de la monarquía absoluta también y del triunfo del parlamentarismo definitivamente en Inglaterra.

La mayor parte de los pensadores y de las obras de este periodo proceden de Inglaterra y Países Bajos. En Francia existe un desarrollo menor, aunque será el lugar en el que el absolutismo se presente de una manera más desarrollada. En España el pensamiento político del XVII sigue estando vinculado a los presupuestos católicos y busca en la Historia una justificación, recurriendo por ello a la historia política.

Las bases político-jurídicas del absolutismo debemos buscarlas en el iusnaturalismo. Esta concepción del derecho natural es laica y viene a justificar que las leyes económicas capitalistas tienen un origen natural. En un principio hay que citar a Crocio (1583-1645) que escribió De iure belli ac pacis (1625) reclamando un poder fuerte capaz de favorecer la expansión comercial y de hacer reinar el orden y la paz; y Pufendorf (1632-1694), que considera el derecho natural como derecho inmutable y al derecho positivo como recurso de la autoridad para hacer valer y respetar el derecho natural.

2.4.1 INGLATERRA

El Rey Jacobo I (1566-1625) escribió Verdadera ley de la Monarquía Libre en 1598 en el que pone de manifiesto su concepción divina de la monarquía. El rey es el supremo legislador instituido por Dios. Por tanto su contrapunto es el pueblo, del que no nace derecho alguno. Pese a todo en el absolutismo inglés se distinguen varias tendencias:

La religiosa: en donde destaca Hooker, quien defiende una iglesia nacional que fundamente la política enfrentándose a los puritanos; o también Selden que niega a la Iglesia poder legislar y que desde un punto de vista político se sometería al poder civil

La racionalista: destacando Hobbes (1588-1679) que considera en Leviathán (1651) la política como una ciencia precisa. Niega la existencia de ideas innatas, rechaza el recurso a lo sobrenatural y defiende el poder absoluto en nombre del interés de los individuos. En el poder existen varios estadios: el natural que es un estado de guerra y de anarquía y la sociedad civil que nace como consecuencia de un pacto voluntario, un contrato en busca de la paz. El Estado es la suma de intereses particulares, al que se abandona el ciudadano para que lo proteja. Hobbes critica la separación de poderes, sosteniendo la soberanía absoluta, su única limitación es la razón. El pensamiento de Hobbes es esencialmente utilitarista e individualista (egoísmo ilustrado)

Los radicalismo: frente al utilitarismo nacido de Hobbes. Se puede sintetizar en: los niveladores (Levellers) formados por pequeños propietarios y artesanos que conciben la nación como un conglomerado de individuos libres que cooperan por interés personal y se dan una legislación de acuerdo con la libertad individual; el comunismo utópico de los Cavadores (Diggers), ala radical de los anteriores, formados por círculos de obreros que insisten en la autoridad comunal; y el republicanismo aristocrático de Milton (Paraíso Perdido) o de Sidney que en el fondo sostienen el cambio del derecho divino de los reyes por el derecho divino de la aristocracia.

El individualismo liberal de John Locke (1632-1704), surgido a partir de la revolución de 1688. Distancia la religión de los asuntos públicos, prima el racionalismo. La política de Locke es solidaria con su filosofía, cuyo rasgo dominante es el empirismo, mientras que su filosofía política, opuesta a la de Hobbes, implica el poder del hecho basado en el uso razonable de la libertad para alcanzar la felicidad, la paz, armonía y seguridad. Estima que el estado de naturaleza es un estado pacífico en el que ya existe la propiedad privada que confiere felicidad, y para garantizar ese estado de cosas los hombres se constituyen en sociedad civil. Proclama que el poder supremo es el legislativo, que hace leyes que procura mantener la felicidad e impedir cualquier riesgo. El pensamiento de Locke es fundamentalmente laico en cuanto separa lo temporal de lo espiritual y declara que el gobierno civil no tiene relación más que con los intereses civiles.

2.4.2 PAÍSES BAJOS

Holanda es el prototipo de República burguesa en el XVII, el sistema político más avanzado de la época. Por ello no debe sorprender que encontremos allí el planteamiento político más serie entre los antiabsolutistas. El máximo representante es Baruch Spinoza (1632-1677) de enorme influencia posterior (Tratad teológico-político, 1670, y Tratado político, 1677). Su obra se encuentra estrechamente vinculada con el progreso de la burguesía holandesa. Para Spinoza el problema religioso y el político son dos aspectos de una misma cuestión. Considera que nadie puede despojar totalmente del derecho natural a los hombres y ningún hombre puede transferirlo totalmente, por ello los hombres retienen siempre ciertos derechos que no pueden serles arrebatados sin que el Estado corra gran peligro. Liga tan estrechamente religión y política que declara que los soberanos son los depositarios e intérpretes no sólo del derecho civil sino también del derecho sagrado. Frente a la monarquía prefiere el gobierno democrático y sueña con comunidades armoniosas, nacionales e internaciones, donde la fuerza no sea nada más que la manifestación del Derecho y coincida con él

2.4.3 FRANCIA

El apoyo doctrinario católico fue muy importante, pero también el popular, ya que el poder del rey es exaltado en los medios más diversos. Los políticos tendrán una gran importante en la formulación e instauración del modelo absolutista francés. Richelieu en su Testament afirma la soberanía de la razón, la primacía del interés del Estado, la fuerza como el origen del poder del soberano, la preeminencia de la nobleza y la exigencia de la obediencia del clero al rey. El propio Luis XIV respalda doctrinalmente estas ideas en sus Reflexiones sobre el oficio de rey. Encontramos afirmaciones categóricas acerca de que el bien del Estado constituye la gloria del soberano que permite la identificación entre el rey el Estado y que se retrata perfectamente en la frase “El Estado soy yo”.

Bossuet (1627-1704) considera (Politique tirée de I’Escriture Sainte) que los principios de la política están sacados de las Sagradas Escrituras. En sus diez libros de La Política maneja con habilidad los textos sagrados y sostiene que la Providencia gobierna a los hombres en una especie de dirigismo divino. La forma de gobierno más natural es la monarquía, además de la más antigua. Como consecuencia del pecado original los hombres se enfrentan entre sí y para evitar los enfrentamientos hace falta un poder fuerte, que encarna el monarca. La autoridad real tiene cuatro caracteres: sagrada, paterna, absoluta y sometida a la razón. Para él la última palabra de la política es la sumisión al poder por respeto a la tradición y la confianza en la Providencia.

No toda Francia apoyó al absolutismo monárquico en el XVII. Los protestantes franceses, que tienen que huir por la revocación del Edicto de Nantes defienden la soberanía absoluta de la nación, así como el derecho de resistencia. La oposición aristocrática está representada por La Bruyére (1645-1696) que denuncia las corrupciones del absolutismo (Caracteres); Fénelon (1651-1715), que plantea una serie de soluciones morales frente al uso de la razón de Estado; y Saint-Simon (1675-1755) que defiende los privilegios de la nobleza frente a la hegemonía real absoluta.

2.5. LA ILUSTRACIÓN

El siglo de la Ilustración se considera por antonomasia el siglo de la Razón. Ello se debe a la voluntad que en general se dio por impulsar el pensamiento racional, lo empírico y certero, lo que era parte de la realidad; por ello, todo ello supuso desechar en general lo que la tradición anterior suponía: las creencias, la fe y la superstición. Llamado también el siglo de las Luces, la época de la ilustración supuso un momento histórico fructífero en casi toda la Europa del siglo XVIII.

Todo ello tiene mucho que ver con el ascenso de la burguesía que ya se empieza a ver como grupo social estable. A pesar de su diversidad, con ellos se comienza a fraguar toda una ideología y un pensamiento que abogan por el acceso del pueblo al conocimiento; aunque, las contradicciones serán abundantes.

El desarrollo fundamental de la Razón se verá en Francia y en Inglaterra, en España, por ejemplo, este desarrollo intelectual se vio obstaculizado por la forma de pensar de sus propios monarcas y la fuerza de las instituciones tradicionales.

La Ilustración puso las bases del desarrollo político contemporáneo y llegó a influir incluso en la realeza que intentó frenar la crisis de los sistemas políticos del Antiguo Régimen mediante el Despotismo Ilustrado. Se intenta compaginar el absolutismo centralizador con las nuevas ideas ilustradas a través de una mayor racionalización del ejercicio del poder y una mayor atención a las necesidades del pueblo. Como uno de los principales formuladores habría que destacar a Federico II de Baviera (1712-1786) que distingue al soberano del Estado, siendo aquel el primer servidor de éste. Para él la autoridad real descansa sobre un contrato pero es amo absoluto para cuidar de los intereses de todos. El josefismo (emperador José II 1741-1790) exalta la razón de esta unida a una especie de filantropía democrática.

Sin embargo el Despotismo Ilustrado fracasará en su intento de mantener el Antiguo Régimen. La Ilustración pondrá las bases de las revoluciones políticas de la segunda mitad del siglo XVIII. Ese produce será consecuencia de los siguientes planteamientos políticos.

2.5.1 LA ENCICLOPEDIA

Fue un gran proyecto de progreso en el pensamiento, una visión que consistía en recoger ordenadamente todos los conceptos e ideas nacidos a lo largo de la historia. Fue una inmensa obra publicada en París de 1751 a 1780; despertó un gran entusiasmo en ese momento. Se considera que en esta obra quedan reflejadas muchas de las ideas que se consideran precursoras de la Revolución Francesa. Destaca la labor de Dionisio Diderot (1713-1784) D’Alembert y Rousseau. A parte de ese gran Proyecto escribió también otras obras que reflejaban su espíritu innovador en lo que a la cultura y al pensamiento se refiere, como algunos ensayos sobre Historia y algunas traducciones. Fue en la propia enciclopedia donde su pensamiento sobre la política se hizo claro y evidente. La forma de gobierno es algo secundario. La monarquía está fundamentada en las leyes fundamentales del reino y sólo cortesanos ambiciosos e ignorantes pueden convencer al rey de su poder despótico e ilimitado. El soberano es guardián del ejecutivo pero la nación debe elegir a sus propios representantes.

2.5.2 MONTESOUIEU. (1689-1755)

Son muy conocidas sus Cartas Persas, aparecidas en 1721. Obra de ironía con una fuerte carga satírica y de irreverencia, en la que estudiaba, fantasiosamente la vida oriental para criticar y satirizar las instituciones y las costumbres francesas. Otra obra ejemplar son sus Consideraciones sobre la grandeza y la decadencia de los romanos, aunque la más importante de sus obras fue El Espíritu de las Leyes; en esta última obra, realiza un estudio comparativo entre las tres formas e gobierno: la república, la monarquía y al gobierno despótico, formulando la idea de la división de poderes.

En sus obras, además de la crítica y la sátira realiza un estudio sobre el poder, como sobre las constituciones y los despotismos, y sus vínculos con el medio, la religión el carácter… Junto a Rousseau defiende que el hombre es bueno por naturaleza, pero que el entorno es lo que lo provoca y corrompe; por tanto es el estado el organismo que debe poner ley y orden a sus relaciones con los demás.

Su teoría de los gobiernos se basa en que tienen una doble naturaleza, la que les hace ser y la que les hace actuar. Concibe el poder como un sistema de contrapesos basado en la separación de poderes, la existencia de cuerpos intermedios (parlamentos) y la descentralización frente al despotismo

2.5.3 VOLTAIRE. (1694-1778)

Publicó en 1750 la que se considera obra maestra Siécle de Luis XVI. Pese a los diversos infortunios que le seguían y los constantes movimientos para huir de los procesos, nunca dejó de estar activo. En sus obras siempre se termina por reivindicar la tolerancia. Creía en la diferencia social, y consideraba esta jerarquización como beneficiosa, en el fondo, podemos intuir un fuerte temor al pueblo como masa. Sin embargo nunca dejó de hacer una defensa de las libertades civiles, que eran totalmente correctas y factibles en la práctica.

2.5.4 ROUSSEAU. (1712-1778)

De todas sus obras, El Contrato social, 1762, Discursos sobre la desigualdad entre los hombres, 1775, y Project de Constitutionpour la Corsé, 1765, son las que más contenido político contiene. La importancia de su pensamiento reside en que recogen el germen de la Revolución Francesa. Fomentó la igualdad y la libertad y ligó el nacimiento de la sociedad y de la autoridad con la propiedad privada, pues era el medio que provocaba enormes diferencias en la sociedad. Los dominantes siempre van a ser los que más posean, mientras los desposeídos van a sufrir en sí las leyes de los demás; por eso, dirá que lo necesario será buscar otra manera de organización de la posesión. Cada persona debe establecer un vínculo con su comunidad que es lo que en su obra se llama “contrato social”. Mediante el pacto social cada uno se une a todos, el contrato se forma con la comunidad. Cada asociado se une a todos y no se une a nadie, permaneciendo tan libre como antes. El contrato garantiza la igualdad y la libertad. El hombre realiza su libertad obedeciendo a las leyes, por lo que la libertad es solidaridad. La ley, es de esta manera el resultado de la voluntad general. El antiguo Régimen queda de esta manera obtuso y deslegitimado. La soberanía no reside en una persona sino que es la voluntad general, de la que la ley es expresión. La soberanía tiene cuatro caracteres: inalienable, indivisible, infalible y absoluta. La educación y la religión civil aseguran la solidaridad en la comunidad.

Al margen de los ya citados, el pensamiento político del siglo XVIII cuenta con numerosos pensadores que sólo podremos citar. La escuela utilitarista inglesa estaría representada por David Hume (1711-1776) que plantea la conveniencia de un régimen constitucional basado en la división de poderes, el gobierno de las leyes y la existencia de garantías judiciales; y Jeremy Bentham (1748-1832) que sostendrá la teoría de una democracia fuerte representativa. En esta línea conviene citar también a Adam Smith, para quien el Estado debe defender el desarrollo de los intercambios comerciales con ejércitos permanentes y profesionales, y garantizar la libertad económica y aquellas actividades que son de interés público y que no son asumidas por las iniciativas privadas. En cuanto a los moralistas políticos habría que citar a Helvétius (1715-1771) y Holbach (1723-1789) representantes del ateísmo conservador. No debemos olvidar tampoco la obra del italiano Vico (1668-1744) Principios de una ciencia nueva en torno a la naturaleza común de las naciones (1725), en la que retoma la tradición platónica en la justificación de la política. Igualmente hay que citar las ideas de los revolucionarios norteamericanos como Thomas Paine (1737-1809), que publica un panfleto (El sentido común) o Thomas Jefferson (1757-1804), defensor de la democracia liberal. Ellos aplicaron por primera vez los ideales políticos ilustrados y pusieron las bases de la democracia moderna. Marmitón (1757-1804) sirvió de contrapunto defendiendo la democracia autoritaria federalista. Otros nombres destacables son los de los alemanes Kant, Herder, el americano Franklin, o también, desde otro punto de vista La Mettrie o Beccaria. Las ideas políticas se desarrollan sobremanera durante la Revolución Francesa, sin embargo estimamos que esta cuestión queda fuera de los contenidos recogidos en el título del tema.

CONCLUSIÓN

Como hemos visto, a lo largo de estos siglos, nace un nueva conciencia social, que preconizará el fin del Antiguo Régimen, y la defensa de los derechos del hombre. Comenzará como una reivindicación de la clase burguesa, para pasar al pensamiento político de personajes diversos.

El Régimen político anterior, se ponía así en entre dicho, y con ello, su crisis se hacía evidente. El antiguo Régimen, que había favorecido sólo a unos pocos, debía ser sustituido por un régimen más gusto, de libertad y tolerancia. Con ello se asiste a las revoluciones norteamericana y francesa y a un cambio radical en las mentes del pueblo.

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