Tema 50 – Las revoluciones rusas. Creación, desarrollo y crisis de la URSS. Repercusiones internacionales.

Tema 50 – Las revoluciones rusas. Creación, desarrollo y crisis de la URSS. Repercusiones internacionales.

1. INTRODUCCIÓN

2. PUNTO DE PARTIDA: LA RUSIA PRERREVOLUCIONARIA

3. LAS REVOLUCIONES DE PRINCIPIOS DE SIGLO

3.1. LA REVOLUCIÓN DE 1905, ENSAYO GENERAL

3.2. LAS REVOLUCIONES DE 1917.

3.2.1. LA REVOLUCIÓN LIBERAL DE FEBRERO

3.2.2. LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA DE JULIO.

3.2.3. LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE: EL TRIUNFO COMUNISTA.

3.3. EL IMPACTO DE LA REVOLUCIÓN SOVIÉTICA FUERA DE RUSIA.

3.3.1. LAS REVOLUCIONES PARALELAS.

3.3.2. LAS REVOLUCIONES DE TIPO BOLCHEVIQUE.

3.3.3. LA III INTERNACIONAL Y ESCESIÓN COMUNISTA.

4. CREACIÓN Y DESARROLLO DEL ESTADO SOVIÉTICO

4.1. LA GUERRA CIVIL

4.2. LA NUEVA POLÍTICA ECONÓMICA

4.3. LA CREACIÓN DE LA URSS

4.4. LA DICTADURA DE STALIN

4.4.1. LA POLÍTICA INTERIOR DE STALIN.

4.4.2. LA ECONOMÍA ESTALLNISTA: LOS PLANES QUINQUENALES.

4.4.3. LA POLÍTICA EXTERIOR DE STALIN

4.5. ETAPAS DE LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DESDE EL FINAL DE LA GUERRA.

4.5.1. PERIODOS DE LA GUERRA FRÍA.

4.5.2. LA SOVIETIZACIÓN DEL ESTE DE EUROPA.

5. EXPANSIÓN Y ESTANCAMIENTO DE LA VIDA ECONÓMICA Y POLÍTICA DE LA URSS.

5.1. EL SOCIALISMO REAL Y LA DISTENSIÓN POLÍTICA DE BRESNEV (1964-83)

5.2. LA PERESTROIKA DE CORBACHOV (1985-1991)

6. EL FINAL DEL BLOQUE SOCIALISTA. LA REVOLUCIÓN DE 1989.

7. EL FIN DEL SOCIALISMO REAL: LA RUSIA DE YELTSIN (1991-2000)

8. BIBLIOGRAFÍA

1 INTRODUCCIÓN

En 1917, un año antes del término de la Primera Guerra Mundial y estrechamente relacionada con ella, se desarrolla en Rusia el proceso revolucionario, que se extiende, prácticamente, durante todo el año y que lleva al establecimiento de una República socialista de trabajadores en Rusia y al nacimiento de la U.R.S.S. sobre las ruinas del caído Imperio zarista, al triunfar la primera revolución proletaria y marxista de la historia. Con el antecedente de 1905, la revolución rusa estalla a comienzos de 1917 por el fracaso militar contra Alemania y por la agitación socio-política interior que, combinados, hacen caer a la monarquía imperial; vive un agitado proceso a lo largo de los meses centrales de 1917, y culmina al imponerse el Partido Bolchevique, dirigido por Lenin y Trotsky, sobre los restantes grupos participantes en la revolución —mencheviques y social-revolucionarios— y proclamando la República soviética.

La revolución de octubre de 1917 dio el poder del Estado ruso al proletariado dirigido por los bolcheviques y organizado en los soviets, por primera vez en la historia e influyendo decisivamente en la evolución de la sociedad contemporánea. Este trascendental hecho ha provocado una abundantísima bibliografía y diversidad de interpretaciones, así como polémicas y puntos de vista variados sobre todos los ternas, desde sus orígenes y planteamientos a sus consecuencias y ecos, entre los historiadores de todas las ideologías, de Trotsky a M. Ferro y E. H. Carr, hasta nuestros días. Es un fenómeno clave en la historia del siglo XX; baste, como ejemplo, lo escrito por E. H. Carr, especialista e investigador del tema: «La revolución rusa de 1917 constituye un punto decisivo en la historia, y bien puede ser considerada por los futuros historiadores como el mayor acontecimiento del siglo XX. Al igual que la Revolución francesa, continuará polarizando las opiniones durante mucho tiempo.

Representa el primer desafío abierto al sistema capitalista, que había alcanzado su cénit en Europa a finales del siglo XIX. El hecho de que tuviera lugar en el momento más crítico de la Primera Guerra Mundial, y en parte como resultado de esta guerra, fue más que una coincidencia. Se puede pensar en la revolución a la vez como consecuencia y como causa del declinar del capitalismo.» Algunos puntos de discusión y centros de interés pueden señalarse entre los que han atraído la atención, y aún la continúan atrayendo, en el proceso revolucionario, tanto entre los políticos y tratadistas de entonces como entre los historiadores e investigadores actuales de las diversas escuelas y tendencias: así, la revolución de febrero y también la revolución de octubre, el regreso y la acción de Lenin, la organización y actividad de los soviets, la personalidad y la obra de Trotsky, entre otros. La revolución rusa provocó enormes repercusiones en el mundo occidental y radicalizó a la opinión pública, que se polarizó desde el gran entusiasmo levantado entre los grupos socialistas, hasta el profundo temor suscitado entre los sectores conservadores. También, en opinión de Carr: «La revolución rusa de 1917 quedó muy por debajo de los objetivos que se había fijado y de las esperanzas que despertó. Su trayectoria fue imperfecta y ambigua. Pero ha producido repercusiones más profundas y más duraderas en todo el mundo que cualquier otro acontecimiento histórico de los tiempos modernos.»

Durante setenta años, la URSS surgida como consecuencia de la Revolución Soviética, fue la dirigente de casi medio mundo; en ese amplio espacio de tiempo se decía que la Revolución Soviética había tenido una importancia semejante a la Revolución Francesa, puesto que si ésta había acabado con el régimen estamental, la soviética podía acabar con el régimen capitalista. Incluso se quisieron buscar semejanzas entre una y otra; por ejemplo, la lucha por el poder entre Stalin y Trotski se comparó a la de los girondinos y jacobinos sobre la internacionalización o no de la revolución.

Hoy, visto el fracaso de la URSS, ya no se hacen afirmaciones tan categóricas pero nadie niega que la Revolución soviética es uno de los hechos más importantes del siglo XX. También se ha dicho que la Revolución soviética sacó a Rusia de un retraso secular respecto a los demás países de Europa y la convirtió en uno de los dos países más poderosos y desa­rrollados del mundo (ambos aspectos son ciertos). Además de las diferencias sobre el concepto que de desarrollo pueda tener una ideología socialista y otra capitalista, hay quienes afirman que el desarrollo ruso se hubiera producido igualmente sin revolución.

Al margen de las posibles disquisiciones hay hechos ciertos e incontrovertibles: la revolución costó a Rusia diez millones de muertos; la sola existencia de la URSS hizo evolucionar al capitalismo hacia una sociedad más justa e igualitaria.

2 PUNTO DE PARTIDA: LA RUSIA PRERREVOLUCIONARIA

En una extensión de 22 millones de km2, y a falta de censos fiables, se estima que la población debía oscilar entre los 125 v 140 millones de habitantes divididos en 150 grupos culturales con diferentes lenguas, religiones; la cohesión entre pueblos tan heterogéneos sólo era posible mediante la actuación férrea de una policía terrible, la ochrana; por eso se decía que Rusia era una cárcel de pueblos.

Socialmente Rusia oscilaba entre una opulenta nobleza y un pueblo depauperado; la influencia moderadora que pudiera haber aportado la burguesía era prácticamente inexistente, dada la debilidad de las clases medias.

Económicamente, la agricultura era la base del imperio ruso; estaba muy atrasada y las crisis de subsistencias eran frecuentes porque se exportaban grandes cantidades de trigo. Desde la supresión de la servidumbre gran parte de las tierras se explotaban en régimen de mir, esto es, mediante el reparto periódico y temporal de las tierras, que eran propiedad colectiva. La industria, aunque también atrasada, había crecido un cuarenta por ciento desde comienzos del siglo; en torno a San Petersburgo (más tarde Petrogrado, después Leningrado, ahora, de nuevo, San Petersburgo), Moscú y las grandes cuencas mineras había núcleos industriales a nivel occidental; como se habían montado con capital extranjero, gran parte de los beneficios industriales eran exportados, es decir, contribuía poco al bienestar; además las masas obreras carecían de todo tipo de protección social.

En esas condiciones (crisis de subsistencias y malestar del proletariado) las revueltas obreras y campesinas eran relativamente frecuentes. Aunque teóricamente había un parlamento, la Duma, sus funciones eran más consultivas que legislativas; no existían elecciones, ni libertad de prensa, ni una Constitución que garantizase los derechos individuales; Rusia era el paradigma del régimen autocrático en el que todo se hacía según la voluntad del zar.

3 LAS REVOLUCIONES DE PRINCIPIOS DE SIGLO

3.1. LA REVOLUCIÓN DE 1905, ENSAYO GENERAL

Después de la derrota en la guerra contra Japón en 1905 (la «guerra contra el enano japonés» la habían llamado antes de comenzar los propios rusos) se reactivaron los motines populares iniciados durante la guerra por el desigual sistema de levas; campesinos, soldados (sublevación del acorazado Potemkim_y otras guarniciones)^ obreros, organizados en «soviets» o consejos obreros por el partido bolchevique forzaron al zar a prometer una Constitución; recuperada la normalidad el zar reprimió duramente toda oposición.

La revolución de 1905 fracasó, pero dos de los dirigentes Lenin y Trotski tomaron buena nota de cuales habían sido sus errores. Lenin, el hombre de ideas, se dio cuenta de la necesidad de una alianza entre campesinos y obreros; Trotski, el hombre de acción, se dio cuenta de que bastaría el control de la capital para dominar en el resto del país.

3.2. LAS REVOLUCIONES DE 1917

3.2.1. LA REVOLUCIÓN LIBERAL DE FEBRERO

Las penalidades derivadas de la larga duración de la guerra y el pésimo abastecimiento hicieron que el 23 de febrero de 1917 se produjeran manifestaciones en San Petersburgo en demanda de «paz y pan»; el zar, fiado en la numerosa guarnición de la capital no le dio mayor importancia; cuatro días después, el 27 de febrero (12 de marzo en el calen­dario occidental) los soldados disparan contra sus oficiales; se forman nuevos soviets de soldados y obreros; el zar Nicolás II abdica en su hermano Miguel y se forma un gobierno provisional al que le disputan el poder los soviets; Lenin, apoyado por Alemania regresó a Rusia (mes de abril) y lanzó sus famosas tesis entre las que destacaba la de «todo el poder para los soviets» e incluso intentó un golpe de Estado que fracasó. El gobierno provisional, cuyo ministro de defensa era Kerenski, quiso establecer un régimen parlamentario con partidos políticos y libertad de prensa; es decir, pasar del Antiguo Régimen a un régimen liberal.

3.2.2. LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA DE JULIO

Tras el intento, fracasado, de golpe de Estado por Lenin (quien tuvo que huir a Finlandia) Kerenski fue nombrado jefe del gobierno; se inclinó hacia un régimen republicano y socialista, como única forma de controlar a las masas y establecer una auténtica democracia; fracasó por los desastres militares y por la falta de unión entre quienes querían la democracia.

3.2.3. LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE: EL TRIUNFO COMUNISTA

En septiembre, el general Kornilov intentó un golpe de Estado para acabar con la revolución y anular las elecciones una Asamblea constituyente convocadas para el 25 de noviembre; Kerenski se vio obligado a llamar en su ayuda a todos los revolucionarios, incluidos los bolcheviques quienes dejaron así de estar proscritos. Lenin regresó a primeros de octubre y se dedicó a preparar la revolución armada. Aunque en los soviets predominaban los mencheviques, partidarios de la colaboración con el gobierno, los bolcheviques comenzaron a ocupar los puntos estratégicos de Petrogrado el día 24 de octubre (6 de noviembre en el calendario occidental). El gobierno provisional, reunido en el Palacio de Invierno, se opuso a las demandas de los soviet: fin de la guerra, reparto de tierras a los campesinos y celebración de elecciones. Lenin logró la ayuda de los soldados y asaltó el Palacio de Invierno; Kerenski huyó; al día siguiente, Lenin nuevo hombre fuerte de Rusia formó gobierno. Los nuevos dirigentes firmaron el armisticio con Alemania (Brest-Litovsk) para tener más libertad y organizar el país bajo un régimen marxista-leninista.

3.3. EL IMPACTO DE LA REVOLUCIÓN SOVIÉTICA FUERA DE RUSIA

Las revoluciones rusas de 1917 tuvieron notable influencia en el exterior. Algunas se pro­dujeron de forma paralela a las rusas; otras derivaron del triunfo bolchevique.

3.3.1. LAS REVOLUCIONES PARALELAS

Entre las revoluciones que tuvieron lugar casi simultáneamente a las rusas, casi todas inspiradas o dirigidas por fuerzas socialistas, destacan: La revolución liberal de febrero tuvo un eco en Suecia; las huelgas y motines de soldados eran clara imitación de lo que ocurría en Rusia. La revolución socialista rusa de julio tuvo su influencia en la huelga general revolucionaria del verano de 1917 en España.

3.3.2. LAS REVOLUCIONES DE TIPO BOLCHEVIQUE

Las revoluciones que tuvieron lugar después de producirse el triunfo bolchevique fueron de mayor entidad. La más importante fue la revolución espartaquista en Alemania. El gobierno provisional elegido tras la proclamación de la república (Baviera, 7 de noviembre de 1918) y de la revolución que estalló en Berlín, estaba formado por un «Consejo de Comisarios del Pueblo» integrado por socialistas; en enero de 1919, el grupo espartaquista del partido social-demócrata promovió un levantamiento con la intención de implantar un régimen de tipo comunista; se extendió por gran parte de Alemania y fue duramente reprimido por el gobierno socialista. Los dirigentes espartaquistas Karl Liebknech y Rosa Luxemburgo fueron asesinados. La revolución comunista en Hungría se produjo después de la proclamación de la república húngara (noviembre de 1918). Se formó un gobierno provisional que dimitió como consecuencia de las agitaciones populares derivadas de las duras condiciones de paz impuestas por los vencedores y de la carencia de lo más imprescindible. En 1919 se formó un gobierno de soviets presidido por Bela Kun, que además de decretar la nacionalización de bancos, fábricas y ferrocarriles, invadió Eslovaquia, territorio que hasta entonces había sido húngaro y que se había desgajado para formar parte del nuevo país que era Checoslovaquia. Bela Kun tuvo que luchar en dos frentes; en el interior se formó contra él un gobierno contrarrevolucionario, cuyo hombre fuerte era el almirante Horthy; en el exterior, franceses y rumanos apoyaron militarmente la segregación de Eslovaquia. Bela Kun finalmente tuvo que huir. Poco después se proclamó la restauración de la monarquía con el trono vacante y Horthy fue proclamado regente.

3.3.3. LA III INTERNACIONAL Y ESCESIÓN COMUNISTA

En marzo de 1919 se había creado en Moscú la III Internacional por delegados socialistas y comunistas de toda Europa con dos propósitos bien definidos: apoyar al recién creado régimen soviético en Rusia (amenazado por la guerra civil y la intervención de potencias extranjeras) y apoyar a los partidos socialistas de Europa que intentaran hacer una revolución de tipo soviético (los dos vistas anteriormente, por ejemplo). En 1921 se disolvió en el Komintern (Internacional Comunista) que exigía una dependencia de todos los partidos obreros del partido bolchevique de la Unión Soviética. Los partidos socialistas democráticos la abandonaron, y permanecieron en ella los partidos comunistas (que nacieron entonces).

4 CREACIÓN Y DESARROLLO DEL ESTADO SOVIÉTICO

Como consecuencia del asalto al Palacio de Invierno cayó el gobierno provisional de Kerenski (24-25 de octubre en el calendario juliano que regía en Rusia o 6-7 de noviembre en el calendario gregoriano que regía en el resto de Europa); al día siguiente (26 de octubre) se formó un nuevo gobierno llamado Consejo de los Comisarios del Pueblo (los comisarios equivalían a los antiguos ministros) presidido por Lenin e integrado exclusivamente por bolcheviques, con lo cual, la más importante de las tesis de abril, la que pedía «todo el poder para los soviets», se incumplió, ya que de los soviets también formaban parte los mencheviques y los socialistas; unos y otros no hicieron mayores protestas por esperar que las próximas elecciones para la Asamblea Constituyente dejarían las cosas en su sitio. El Consejo de los Comisarios del Pueblo, Lenin más bien, para consolidar el triunfo de la revolución decretó las siguientes medidas: 1) Cese de las hostilidades del ejército ruso en la guerra mundial, que le granjeó la adhesión de miles de soldados quienes automáticamente abandonaron las filas del ejército; 2) Confiscación de las tierras del clero y la nobleza que pasaron a estar controladas por los comités agrarios y los soviets de cada distrito; millones de campesinos liberados de sus obligaciones con los anteriores dueños de las tierras se unieron a la revolución. (No se confiscaron las tierras de los grandes propietarios, los kulaks, no pertenecientes a la nobleza); 3) Nacionalización y control por los soviets de todas las industrias que tuvieran más de diez obreros o más de cinco si empleaban motores; millones de obreros pasaron a controlar el trabajo en las fábricas y se unieron a los bolcheviques; 4) La nacionalización de la banca y la anulación de la deuda exterior, por entender que ambas medidas perjudicaban a la burguesía y a las naciones burguesas, enemigas ambas de la revolución: 5) El derecho a la autodeterminación de todos los pueblos de Rusia; se trataba de conseguir así el apoyo las diversas etnias y culturas del viejo imperio ruso a la revolución, que se presentaba como libertadora.

Aunque con desgana, el Consejo de los Comisarios del Pueblo, que aún no veía bien consolidado su poder, no tuvo más remedio que admitir la celebración de las elecciones para la Asamblea Constituyente, convocadas para el 25 de noviembre y cuyo posible retraso o anulación había sido el desencadenante de la revolución de octubre. Resultaron vencedores los escritas (los SR, «socialistas revolucionarios», el partido de Kerenski): los bolcheviques obtuvieron una escasa cuarta parte del número de diputados.

La Asamblea Constituyente se reunió el día 5 (18) de enero de 1918. Aunque se refrendaron los decretos dados por el Consejo de los Comisarios del Pueblo, la Asamblea se negó a aceptar el poder de los soviets. Al día siguiente, la Guardia Roja, la rama militar de los bolcheviques, impidió el acceso de los diputados a la Asamblea, que quedaba disuelta por ese procedimiento. Lenin, justificó tal disolución diciendo que la Asamblea era una representación de la burguesía y que la verdadera representación del pueblo estaba en los miles de pequeños comités, los soviets, elegidos hasta en el más pequeño rincón de Rusia, representados por los bolcheviques.

El Congreso de los Soviets se declaró heredero de la Asamblea Constituyente y comenzó a dar forma legal a la nueva Rusia.

Con el fin de poder dedicar todos sus esfuerzos a la consolidación de la revolución, puesta en peligro por la incipiente guerra civil, el día 3 de marzo de 1918 (Rusia había adoptado ya el calendario gregoriano) el gobierno bolchevique firmó con Alemania el acuerdo de Brest-Litovsk; aunque Rusia perdía 800000 km2 y la cuarta parte de su población, Lenin consideraba que tal acuerdo era una tregua táctica, que ya habría tiempo de recuperar lo perdido, que lo importante en aquel momento era el triunfo de la revolución. No hubo tal tregua porque casi de inmediato se inició abiertamente la guerra civil. En julio, el Consejo de los Soviets creó la República Federal Socialista y Soviética Rusa (RSFSR). La Constitución de tal república tenía algunas novedades dignas de resaltar:

La habitual declaración de los Derechos del Hombre fue sustituida por un declaración de los Derechos del pueblo trabajador;/ explotado.

La separación de poderes tradicional se convirtió en una unión de los poderes legislativo y ejecutivo con el argumento de que la división de Montesquieu respondía a la realidad de una sociedad clasista, mientras que en la nueva república socialista no había lugar para las clases sociales, sino para el proletariado y el campesinado, unidos y representados ambos en el Partido Comunista, único autorizado y única voz del pueblo.

Es cierto que tal Constitución apenas si tuvo aplicación práctica por impedirlo la guerra civil; pero, doctrinalmente fue muy importante ya que en ella se inspiraron las futuras constituciones de la URSS y las de los países satélites sometidos a ella.

4.1. LA GUERRA CIVIL

En la primavera de 1918 tuvo lugar el comienzo de la guerra civil entre los «blancos» (conglomerado de monárquicos, socialistas, mencheviques) y los «rojos» (los bolcheviques). La guerra civil obedecía a dos motivaciones: El lógico descontento de quienes se sentían perjudicados económicamente por los decretos del Consejo de los Comisarios del Pueblo; y la oposición de los partidos de izquierda (escritas y mencheviques) que no querían la revolución antidemocrática implantada por los bolcheviques del Partido Comunista. Los blancos inicialmente fueron ayudados por algunas potencias extranjeras que querían: Impedir que el acuerdo de Brest-Litovsk dejase libre a Alemania para concentrar todo su ejército en el frente occidental; y cobrar la deuda exterior anulada por el Consejo de los Comisarios. Los «blancos» se hicieron fuertes en Siberia, los Urales, el Volga, Estonia y en el Norte y Sur de Rusia. Sus dirigentes militares (almirante Kolschak, generales Denikin, Krasnov, Yudenick, etc.) declararon independientes diversos territorios en los que trataron de consolidarse, sin coordinarse con los demás. Las potencias extranjeras se limitaron a presionar al nuevo Estado soviético en lugares muy concretos.

Los rojos fueron organizados por Trotski, Comisario del Pueblo para la Defensa. Trotski se dio cuenta de que el entusiasmo combativo no sirve de mucho si no hay una disciplina y dirección bélica adecuadas; por ello, y en contra de la opinión de Stalin, admitió en el ejército rojo a muchos oficiales zaristas quienes lograron formar unos disciplinados cuerpos de ejército con tres millones de soldados. Acabaron ganando la guerra. (Gran parte de esos oficiales zaristas serían «purgados» años después por Stalin).

La guerra civil dio un nueva orientación a la economía, que se ha dado en llamar «comunismo de guerra». Las características de ese comunismo de guerra fueron: Supeditación de la industria a los fines bélicos; Prohibición de todo tipo de comercio privado; Requisa de los excedentes agrícolas no estrictamente necesarios para la supervivencia del agricultor. Para aumentar la producción agraria, que iba en descenso por el descontento de los agricultores ante las requisas, se crearon algunas, pocas, cooperativas agrarias en régimen de explotación privado (koljoses) y muchas cooperativas agrarias de propiedad estatal (sovjoses). Ese comunismo de guerra provocó gran descontento entre la población e hizo disminuir la producción industrial y agraria (los campesinos se limitaron a producir lo necesario para el con­sumo familiar; por eso, por producir poco, numerosos kulaks fueron considerados contra­rrevolucionarios y ejecutados). Muestras también de ese descontento fueron las huelgas de obreros en Petrogrado (febrero de 1921) y la insurrección de los marineros de la base de Kronstadt (marzo de 1921), duramente sofocados por el ejército rojo con la colaboración de la temible Tcheca, la policía creada para perseguir a los disidentes del régimen.

4.2. LA NUEVA POLÍTICA ECONÓMICA

Acabada la guerra civil y dado el fracaso del comunismo de guerra, Lenin y Stalin (en contra de la opinión de Trotski) decidieron dar un giro radical a la economía y dictaron las normas de lo que se llamó Nueva Política Económica (NEP), que suponía un disimulado retorno al capitalismo, llamado ahora «capitalismo de Estado». Las principales medidas de la NEP fueron: Libertad del campesinado para comercializar sus productos; Propiedad privada de las pequeñas industrias; Salarios jerarquizados y primas a la producción; Contratación de técnicos extranjeros; Autorización de empresas con el 50 % de capital extranjero. (No hubo inversión de capital exterior porque los grandes centros financieros mundiales se negaban a ello mientras no se les abonase la deuda anulada por la revolución). Los resultados de la NEP fueron espectaculares en la agricultura y sobre todo en la industria.

4.3. LA CREACIÓN DE LA URSS

En 1922 los dirigentes soviéticos reemprendieron la tarea de construcción del nuevo Estado que había quedado interrumpida por la guerra civil. En diciembre nacía la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) con una estructura federal que integraba a Rusia y otras seis repúblicas.

En julio de 1923 el Congreso del Partido Comunista aprobó el proyecto de Constitución, la segunda del nuevo Estado después de la revolución, que sería aprobado por el Congreso de los Soviets de la Unión el 31 de enero de 1924, diez días después de la muerte de Lenin. La nueva Constitución seguía las líneas de la primera en el confusionismo deliberado entre los poderes legislativo y ejecutivo, aunque en ésta sí había una enumeración de derechos de los ciu­dadanos; como novedad, se reconocía al Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), único autorizado, como centro de la vida política, hasta el extremo de que el secretario general del PCUS era en la realidad la máxima autoridad del estado soviético.

4.4. LA DICTADURA DE STALIN

En abril de 1922, con un Lenin enfermo e incapaz de asumir la dirección del nuevo Estado, Stalin fue nombrado Secretario General del Partido Comunista con la misión de armonizar dentro del Partido dos corrientes contrapuestas: la de quienes pretendían un socialismo progresivo, más lento (Bujarin) y la de quienes abogaban por la extensión del socialismo a otros países (Trotski). Stalin quería una tercera vía: la del socialismo en un solo país; es decir, la que pretendía consolidar la revolución en Rusia y después, si era posible extenderla a otros países.

Ante el agravamiento del líder de la revolución, en abril de 1923 el Congreso del Partido nombró una troika para encargarse provisionalmente del Partido; Trotski no formaba parte de ella, pero sí Stalin.

Así y todo, Trotski, el compañero inseparable de Lenin no se resignó a perder el poder y se enfrentó con Stalin; éste, calculador y realista se dio cuenta que no podía eliminar abiertamente, ni física ni políticamente, al segundo gran líder histórico de la revolución; se limitó a irle restando apoyos; en 1929 Trotski se exilió: Stalin, sin más título que el de Secretrario General del PCUS era ya el dueño absoluto.

Esos años que transcurrieron entre la muerte de Lenin y la consolidación del poder de Stalin (1924-1929), que coincidieron con el relativo liberalismo económico de la NEP, fueron tam­bién años de relativo liberalismo cultural, como lo demuestra, por ejemplo, la obra del gran cineasta Eisenstein.

4.4.1. LA POLÍTICA INTERIOR DE STALIN

No debe olvidarse algo que ya se ha dicho: Stalin era partidario de consolidar la revolución en Rusia y después, si era posible extenderla a otros países, mientras que el trotskismo era partidario de la internacionalización; es decir, Stalin era relativamente moderado en relación, a sus oponentes políticos.

En 1934 fue asesinado Kirov, amigo personal y colaborador de Stalin, en circunstancias no aclaradas. Stalin comenzó a ver enemigos por todas partes, en forma especial entre los antiguos mencheviques, los partidarios de Trotski o quienes habían servido al ejército zarista y decidió deshacerse de ellos; resultado: se produjeron «desapariciones extrañas» como la de Gorki, los campos de concentración de Siberia, el tristemente famoso «archipiélago Gulag» empezaron a llenarse y se produjeron «las grandes purgas». La única explicación coherente (lo que no quiere decir que sea cierta) para esta terrible represión es que Stalin quería «moderar» la revolución mediante la eliminación física de quienes, más revolucionarios que él, querían internacionali­zarla.

Entre 1936-1938 fue eliminada la mayor parte de los bolcheviques históricos y de los héroes militares de la guerra civil; casi todos ellos, aunque resulte extraño, confesaron públicamente sus presuntas culpas y fueron ejecutados; se habló entonces en Occidente de que habían sido sometidos a un «lavado de cerebro».

Pero su gran rival de siempre, Trotski, aún vivía, si bien es cierto que estaba en México, muy lejos de la URSS; en 1940 era asesinado por un español, estalinista ferviente. El resultado de esa política de eliminación de los adversarios fue el amedrentamiento de la población soviética y la sumisión total a la persona y decisiones de Stalin; si Lenin fue deificado tras su muerte (construcción de su mausoleo en Moscú, denominación de Leningrado a la ciudad de San Petersburgo o Petrogrado), Stalin fue deificado en vida; se reescribió la Historia (se falsificó) para darle más lustre a su persona, sus oponentes pudieron hablar con toda justicia de «culto a la personalidad».

4.4.2. LA ECONOMÍA ESTALINISTA: LOS PLANES QUINQUENALES

Libre de toda oposición interna Stalin puso fin a la NEP que fue sustituida por los planes quinquenales. En el primer plan quinquenal (1928-1932), se proponía la desaparición del sector privado en la industria, se hicieron grandes obras públicas y se crearon empresas de titularidad estatal en colaboración con técnicos extranjeros (por ejemplo: Henry Ford instaló una fábrica de automóviles); los kulaks fueron exterminados y aumentaron los koljosos y sovjoses. En el segundo plan (1933-1937) aumentó la industria de base, pero la de consumo se estancó por dedicarse gran parte de los recursos a fines militares; se incentivó la producción por métodos stajanovistas y por la coacción sobre los dirigentes de las empresas. El tercer plan (1938-1942) tenía previsto potenciar la industria de bienes de equipo, la química y la electricidad y formar un millón de técnicos superiores que sustituyen a los extranjeros; fue interrumpido por la Segunda Guerra Mundial. Como resultado de ellos la URSS era la tercera potencia económica mundial al iniciarse la Segunda Guerra Mundial. El éxito de la planificación estatal coincidió con la mayor crisis económica del capitalismo: la gran depresión.

4.4.3. LA POLÍTICA EXTERIOR DE STALIN

Después de la eliminación del partido comunista alemán por los nazis y temiéndose lo peor, para buscar aliados exteriores Stalin no dudó en proponer, a través del Komintern, a los comunistas de otros países la alianza con los partidos democráticos de izquierdas frente a los partidos fascistas. Esa alianza comunistas-partidos democráticos de izquierda cristalizó en la formación del Frente Popular que ganó las elecciones en Francia (1935) y España (1936). La ayuda soviética al gobierno frentepopulista al estallar la guerra civil en España fue clara. El antinazismo de Stalin quedó mitigado cuando acabada la guerra de España, firmó con Hitler (27/8/1939) un pacto de no agresión (que contenía acuerdos secretos para el reparto entre Alemania y la URSS de la Europa oriental). Stalin aprovechó el inicio de la Segunda Guerra Mundial para anexionarse las repúblicas bálticas y Finlandia.

Con la invasión de la URSS por parte de Hitler en 1941 comienza una de las defensas más dramáticas de la historia militar de la humanidad. Los soviéticos sufrieron más bajas que ningún otro pueblo durante la guerra. Las destrucciones materiales fueron cuantiosas, a veces producidas por los mismos soviéticos que aplicaron la táctica de la tierra quemada. Las batallas de Leningrado y Stalingrado han quedado en los anales de la Historia como de las más sangrientas. La URSS tuvo que emplearse a fondo al lado de sus aliados capitalistas de Inglaterra y USA. Pero el principal aliado de los rusos una vez más fue el “general invierno”. 1942-43 señala la bisectriz de la guerra. A partir de ese momento el ejército alemán pasa a la defensiva y las tropas soviéticas avanzan lenta pero inexorablemente por Europa Oriental. Ocupan los territorios cedidos tras la paz de Brest-Litovsk, liberan a los pueblos ocupados por los nazis (polacos, checos …) y pese a la rapidez de los aliados occidentales tras el desembarco de Normandía, fueron los primeros en pisar suelo alemán y en presentarse en Berlín. Para entonces el futuro de Europa ya se había diseñado. En la ciudad de Yalta, en la península de Crimea (Ucrania) durante los días 4 al 11 de febrero de 1945, los tres principales dirigentes de los países aliados: Rooseveit, Churchill y Stalin decidieron: Sustituir la fracasada Sociedad de Naciones por una nueva organización internacional; Dividir el mundo, Europa incluida, en dos zonas de influencia: soviética y americana. Esa división suponía un nuevo equilibrio de poderes a nivel mundial en el que Europa dejaba de ser protagonista. Churchill quiso oponerse a ella por entender que el espacio sometido a la influencia soviética quedaría privado de libertad; pero, no encontró apoyo en un Rooseveit enfermo y debilitado (moriría dos meses después).

Antes de la capitulación de Alemania se reunió en la ciudad norteamericana de San Francisco una conferencia (24 de abril a 26 de junio de 1945) en la que se acordó la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que sustituiría a la fracasada Sociedad de Naciones (ver 2.6 de esta misma unidad).

La Conferencia de Postdam se reunió en esa ciudad germano-oriental, ocupada por tropas soviéticas, entre los días 17 de julio y 2 de agosto de 1945; es decir, después de la rendición de Alemania. Truman (presidente de EE.UU. desde el mes de abril por la muerte de Roosevelt), Stalin por la URSS y Churchill (primer ministro) y A. Edén (ministro de Asuntos Exteriores) del Reino Unido acordaron: Dividir Alemania y Austria en cuatro zonas de ocupación (entre sus tres países y Francia); Disolver el ejército alemán; Juzgar a los dirigentes nazis responsables de crímenes de guerra contra la humanidad (juicios de Nuremberg).

4.5. ETAPAS DE LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DESDE EL FINAL DE LA GUERRA

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, podemos distinguir dos etapas:

La primera, caracterizada por la existencia de dos superpotencias (Estados Unidos y Unión Soviética) se conoce generalmente con el nombre de Guerra Fría.

La segunda, en la que Estados Unidos queda como único superpoder, es en la que estamos; aún no tiene nombre definitivo aunque se la empieza a llamar Nuevo Orden Mundial o más vagamente el Mundo Actual. Se conoce como Guerra Fría el período histórico que comprende desde el final de la Segunda Guerra Mundial (1945) hasta la disolución de la URSS (1991). Dicho período se caracterizó por:

La formación de dos bloques antagónicos: el capitalista, liderado por Estados Unidos, y el comunista a cuyo frente estaba la URSS; en Europa estaban separados por lo que W. Churchill llamó el «telón de acero».

La existencia de un bloque neutralista integrado por países escasamente desarrollados y que recibió el nombre de Tercer Mundo.

El rearme atómico de ambas superpotencias. El miedo al enfrentamiento directo entre las dos grandes potencias hizo que éstas para ampliar o mantener sus áreas de influencia mantuvieran numerosos conflictos localizados en terceros países.

4.5.1. PERIODOS DE LA GUERRA FRÍA

Dentro de esta etapa podemos distinguir tres períodos, determinados, en gran medida, por la actitud de la Unión Soviética:

La bipolarización o formación y consolidación de los bloques. Comprende desde 1945 (final de la Segunda Guerra Mundial) hasta 1953 (muerte de Stalin).

La coexistencia pacífica. Desde 1953 hasta 1980 (llegada al poder en la Unión Soviética de Kruschev y estancamiento de la URSS durante los últimos años del gobierno de Breznev).

La distensión. Desde 1980 a 1991 (fecha esta última en la que se produjo la disolu­ción de la Unión Soviética).

4.5.2. LA SOVIETIZACIÓN DEL ESTE DE EUROPA

Al acabar la Segunda Guerra Mundial no había más que dos países con régimen comunista: la Unión Soviética y Mongolia; la presencia del Ejército Rojo en algunos países de Europa y la ayuda a Mao Zedong en China, hizo que Polonia, República Democrática Alemana, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Yugoslavia y Albania pasarán a ser regidos por el mismo sistema. La Unión Soviética impuso, así, gobiernos comunistas en la Europa oriental que había quedado bajo su área de influencia, según lo acordado en Yalta; en los Balcanes, únicamente Grecia logró librarse de ella. Para organizar la distribución de la ayuda americana a Europa se creó la Organización Europea de Cooperación Económica, germen de la futura UE, epro sólo se adhirieron a ella los países de Europa Occidental ya que la URSS se lo impidió a sus satélites a los que obligó a integrarse en el COMECON o CAME (Consejo de Asistencia Económica Mutua, 1949) que pretendidamente tenía los mismos fines. Tras la primera crisis de Berlín (1948) que devino en la creación de la RFA y la RDA, poco a poco se formaron los dos bloques antagónicos: la OTAN y otras alianzas anticomunistas en Europa Occidental y el Pacto de Varsovia en la Oriental (1955). El objetivo declarado de este pacto era la ayuda militar mutua entre los países de la órbita soviética en caso de agresión exterior; en la realidad sirvió para eliminar toda disidencia dentro del bloque soviético como ocurrió en Hungría (1956) y Checoslovaquia (1968)

En 1948 Yugoslavia, dirigida por el mariscal Tito, a quien la URSS había prohibido recibir ayuda del plan Marshall, se salió de la órbita soviética, pero siguió siendo comunista; otro tanto hizo Mao Zedong en China en 1949. Para evitar nuevas disidencias y con el pretexto de res­ponder a la creación de la OECE, en 1949 Stalin impuso el COMECON. A partir de esta fecha se ahondó en la sovietizaclón de la política y de la economía de los países del bloque comunista; cuando en 1955 se firmó el Pacto de Varsovia la dependencia fue tanta que incluso se introdujo el concepto de que tales países tenían una «soberanía limitada». En los países del Este o países comunistas se estableció la llamada democracia popular caracte­rizada por: Existencia de un partido único que controla todos los poderes del Estado. Supresión de las libertades individuales, que no tienen sentido cuando el hombre está al servicio del Estado y no al revés, como sucede en los países comunistas. Economía planificada y dirigida por el Estado.

5 EXPANSIÓN Y ESTANCAMIENTO DE LA VIDA ECONÓMICA Y POLÍTICA DE LA URSS

Acabada la Segunda Guerra Mundial Stalin procedió a la reconstrucción económica de la URSS mediante el IV Plan Quinquenal (1946-50) que, por el inicio de la Guerra Fría, dio preferencia a la industria de armamento sobre la de bienes de consumo. El V Plan Quinquenal (1951-55) fracasó por la participación en la guerra de Corea y el cisma chino. Después de la muerte de Stalin y de un breve período de autoridad compartida, Kruschev impuso su autoridad sobre toda la URSS y comenzó la llamada desestalinización o intento de borrar todos los vestigios de la etapa anterior; se empezó a hablar de coexistencia pacífica con el bloque capitalista, se rehabilitó a muchos de los condenados durante el estalinismo, se permitió una tímida apertura ideológica, se favoreció la investigación espacial e incluso el VI Plan Quinquenal (1956-1960) eliminó las entregas obligatorias de alimentos por parte de los koljoses, lo que hizo que la producción agrícola aumentase considerablemente; el VII Plan Quinquenal (1961-65) introdujo elementos capitalistas en la economía (primas a la producción, competitividad empresarial, etc.). La crisis húngara (1956), la ruptura definitiva con China, la disidencia de Albania (apegada al más duro estalinismo) y la crisis de los misiles, llevaron al convencimiento de los demás dirigentes soviéticos de que la política de Kruschev había sido un fracaso y lo destituyeron.

Es la época de Eisenhower y Kruschev. Las dos superpotencias y el mundo en general estaban casadas de la tensión permanente que conllevaba la Guerra Fría (guerra de Corea, conflicto de Suez, Hungría, Indochina… La coexistencia pacífica incidía en la necesidad de entendimiento entre los dos bloques: la idea fue bien recibida pero no faltaron acontecimientos posteriores que pusieron en peligro la paz mundial: descolonización, guerras árabe-israelíes, conflicto de Suez, revolución cubana e intervención norteamericana en Hispanoamérica, crisis de los misiles, segunda crisis de Berlín, guerra del Vietnam, Afganistán… Basados en el espejismo de aperturismo político que fue la desestalinización de Kruschev, en 1956 hubo disturbios en Polonia protestando por el bajo nivel de vida y ese mismo año en Hungría se pidió la libertad política y la marcha de las tropas extranjeras; los tanque rusos enviados por Kruschev ahogaron en sangre ambas peticiones.

5.1. EL SOCIALISMO REAL Y LA DISTENSIÓN POLÍTICA DE BRESNEV (1964-83)

Tras de la destitución de Kruschev se impuso una nueva troika que acabaría siendo sustituida por el poder personal de Breznev. En el campo de la política interior hubo un retroceso: eliminación de toda disidencia intelectual (los casos Solzhenitsin y Sajárov son representativos del período) y burocratización del poder; en economía, el llamado socialismo real intentó lo imposible: hacer compatibles la planificación estatal y una cierta autonomía de los dirigentes empresariales; la corrupción administrativa y la intromisión política eran otros factores que llevaban el sistema hacia el fracaso. Sus epígonos (Andropov y Chernenko en 1983 y 1984) no pudieron hacer nada por evitarlo.

Cuando en la primavera de 1968 A.Dubcek intentó crear un «comunismo de rostro humano» democratizando Checoslovaquia, las tropas del Pacto de Varsovia, apelando a la doctrina de la «soberanía limitada», sofocaron la llamada «primavera de Praga». Hasta los últimos años del gobierno de Breznev el bloque oriental parecía inconmovible.

En política exterior y aunque se ahogó en sangre la «primavera de Praga» (1968) se tendió hacia la distensión. En 1972 tuverion lugar por iniciativa soviética las I Conversaciones para la Limitación de las Armas Estratégicas (SALT I) que eran un intento de limitar el rearme entre ambos bandos. Con este mismo espíritu de distensión se reunió en Helsinki (1975) la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, en la que entre otros acuerdos se renunció por todos los países del continente a revisar las fronteras. En 1979 se mantuvieron unas nuevas conversaciones sobre las armas estratégicas (SALT II), pero ante la invasión soviética de Afganistán el Senado norteamericano se negó a ratificarlas. Se daba así fin a la distensión y comenzaba un nuevo rearme.

5.2. LA PERESTROIKA DE GORBACHOV (1985-1991)

En 1985 llegó al poder Mijail Gorbachov. Consciente del fracaso del sistema soviético se propuso seguir una nueva política basada en dos conceptos básicos: la perestroika y la glasnost. La perestroika o reestructuración afectó a la economía y a la política tanto interior como exterior. En economía, para aumentar la productividad y competirividad, eliminó la planificación imperativa y otorgó incentivos a los trabajadores. En política interior democratizó el sistema con una reforma de la Constitución, el fin del monopolio del poder por el PCUS y la realización de elecciones libres (las primeras en 1989). En política exterior favoreció el desarme, el entendimiento con los Estados Unidos y renunció al intervencionismo en los países del Pacto de Varsovia. La glasnost o transparencia eliminó las trabas a la libertad de expresión.

A pesar de su prestigio internacional Gorbachov fue barrido de la escena política rusa en 1991 por la desmembración de la URSS, sustituida por una inoperante Comunidad de Estados Independientes (CEI) que a duras penas si ha conseguido mantener una cierta unidad económica entre la mayor parte de los antiguos países de la URSS.

6 EL FINAL DEL BLOQUE SOCIALISTA. LA REVOLUCIÓN DE 1989

A partir de 1979, cuando se inició la distensión, los países del área soviética fueron aflojando sus lazos con la URSS; en 1989 y amparados en la perestroika se produjeron una serie de revoluciones que los desligaron definitivamente del fracasado bloque oriental. En 1978 fue elegido Papa con el nombre de Juan Pablo II el cardenal polaca Karol Wojtyla, bajo cuya distante protección surgió en 1980 el sindicato Solidaridad, único sindicato libre en un país comunista, dirigido por L. Walesa empleado de unos astilleros de la ciudad de Gdansk (la antigua Dantzig donde comenzó la Segunda Guerra Mundial). Solidaridad fue prohibida en 1982, pero Walesa prosiguió su labor en una ilegalidad tan poco clandestina que en 1983 recibió el Premio Nobel de la Paz. La política de Gorbachov y su no intervencionismo en los países satélites permitió que en 1989 el gobierno polaco admitiese el pluralismo político; al año siguiente, dimitió el presidente Jaruzelski; para sucederle fue elegido Walesa. Con sus altibajos, desde entonces Polonia es un país plenamente democrático. Rumania estaba regida desde 1965 por N. Ceausescu quien reprimía con mano de hierro cualquier contestación interna y había convertido el país en un feudo familiar. En 1989 una revuelta popular obligó al matrimonio Ceausescu a abandonar la capital; detenido pocos días después, fue fusilado. El nuevo presidente Ion Iliescu y el nuevo Jefe de gobierno P.Román (hijo de una española) elaboraron una Constitución democrática. Tras la represión de 1956 el nuevo dirigente Janos Kádár hizo de Hungría el país más próspero y liberal del área soviética; la política de Gorbachov permitió que Kádár fuese sustituido en 1988; al año siguiente, comunistas y no comunistas firmaron un acuerdo de transición hacia la democracia; las primeras elecciones democráticas tuvieron lugar en 1990. El Estado artificial que era Yugoslavia se pudo mantener unido después de la Segunda Guerra Mundial por la férrea autoridad y por la habilidad del mariscal Tito para eliminar las discrepancias entre las diversas repúblicas; muerto Tito (1980) se acordó una presidencia colegiada y rotatoria entre las repúblicas; todo se rompió por las pretensiones de Serbia de ocupar un lugar hegemónico; en 1991 Croacia y Eslovenia se declararon independientes y obtuvieron rápidamente el reconocimiento de Alemania (a Eslovenia el primer Estado en reconocerla fue el Vaticano) lo que forzó a los demás países de la Unión Europea a una actitud similar; Serbia y Macedonia se declararon también independientes, al año siguiente lo hizo Bosnia-Herzegovina; Serbia, presidida por Milosevic y unida a Montenegro con quien había proclamado una nueva República Federal de Yugoslavia, hizo la guerra a las otras repúblicas, y en forma especial a Croacia y Bosnia; en esta última el dirigente serbio-bosnio Karadzic llevó a cabo un gran genocidio. La intervención de la ONU en 1992 con el envío de cascos azules y la imposición de sanciones a Yugoslavia no fueron suficientes para restablecer la paz, que se consiguió, finalmente, tras los acuerdos de París (1995) y de Dayton (1996). La política de «limpieza étnica» llevada a cabo por el presidente yugoslavo Milosevic en la provincia autónoma de Kosovo obligó a intervenir a la OTAN en 1999.

Con la llegada de Gorbachov al poder la RDA empezó a abrir su férreo sistema: amnistía política, apertura de fronteras, destitución del presidente comunista Erich Honecker y finalmente, eliminación del muro de Berlín (1989). En 1990 se celebraron las primeras eleccio­nes libres que dieron el triunfo a un cristianodemócrata y ese mismo año se firmó el tratado que reunificaba las dos Alemanias y ponía fin a la presencia de los antiguos aliados en su territorio (12/9/1990).

La maltrecha economía de la Unión Soviética (agravada por su intervención en Afganistán) no le permitió afrontar el enorme desafío que suponía la «guerra de las galaxias» (Iniciativa de Defensa Estratégica, era su nombre real) preconizada por el presidente Reagan. Gorbachov reconoció la realidad de la situación y reemprendió la negociación con los Estados Unidos sobre las armas estratégicas; ya no se trataba de limitar el crecimiento, como en anteriores conversaciones, sino de reducir las armas estratégicas existentes; en 1991 los presidentes Bush y Gorbachov acordaron reducirlas en un 30 por ciento; fueron las llamadas START-1 (1991). El primer efecto de la perestroika de Gorbachov fue la caída del muro de Berlín (1989); esa caída hizo ver a las diversas repúblicas que el poder represor del PCUS había desaparecido, por eso resurgieron en ellas poderosas fuerzas centrífugas; las repúblicas bálticas fueron las primeras en separarse de la URSS: Lituania proclamó su independencia en 1990; otro tanto sucedió en el Cáucaso y en abril Georgia siguió el camino de Lituania; simultáneamente surgían por doquier conflictos derivados de la política de desplazamientos masivos de poblaciones que había tenido lugar durante el estalinismo.

Para tratar de evitar la disgregación, Gorbachov propuso un nuevo Tratado de la Unión; la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que habría de ser capaz de mantener voluntariamente la colaboración entre las repúblicas que antes habían estado unidas por la fuerza.

Días antes de la firma de la constitución de la CEI, el viejo PCUS intentó un golpe de Estado (19-22 de agosto de 1991); fracasó por la oposición e incluso el heroísmo personal de Boris Yeltsin, presidente de Rusia. Superada la crisis y aunque Yeltsin disolvió el PCUS, principal símbolo del centralismo soviético, no se pudo impedir que las otras repúblicas bálticas (Estonia y Letonia) se declarasen, también, independientes. Finalmente, en diciembre, se firmó la creación de la CEI con el resto de las repúblicas lo que equivalía a la desaparición legal de la URSS; Gorbachov, sin ningún cargo real, dimitió.

7 EL FIN DEL SOCIALISMO REAL: LA RUSIA DE YELTSIN (1991-2000)

Se conoce como Nuevo Orden Mundial (expresión creada por el presidente norteamericano G. Bush) al periodo histórico iniciado en 1991 como consecuencia de la disolución de la URSS. Se caracteriza por el final de la bipolarización del mundo, y por lo tanto de la Guerra Fría; la hegemonía mundial de USA; el intento de consolidación de la UE y su proyección en el mundo como potencia política y económica de primer orden y el renacimiento de los nacionalismos. En Rusia, Yeltsin quiso llevar una política liberalizadora pero como se encontró con la abierta oposición de los antiguos comunistas que controlaban el Parlamento decidió dotar al país de una nueva Constitución de tipo presidencialista, que debía ser aprobada en referéndum; éste tuvo lugar en abril de 1993 y fue favorable a los intereses de Yeltsin; viendo éste reforzado su poder se propuso eliminar del escenario político a sus adversarios y disolvió el parlamento, ante lo cual un numeroso grupo de diputados se hizo fuerte en la Casa Blanca (sede del parlamento, así llamada por el color de su fachada); Yeltsin dio orden al ejército de acabar con el motín parlamentario y la Casa Blanca fue bombardeaba (murieron más de 140 personas); sucesivas elecciones parlamentarias demostraron la división política del país lo que permitió a Yeltsin ser reelegido en 1996.

La economía. Los sucesivos gobiernos de Yeltsin llevaron a cabo la privatización de la eco­nomía rusa; esa privatización se hizo de una manera rápida y sin planificar; la corrupción y la aparición de mafias crearon una nueva minoría de ricos y llevaron al resto de la población a la miseria.

Ante la proximidad de unas nuevas elecciones presidenciales, dadas su precaria salud y la necesidad de asegurar la inmunidad de sus más directos familiares y colaboradores acusados de corrupción, Yeltsin nombró como primer ministro a V. Putin, formado políticamente bajo su protección, negoció con él esa inmunidad y dimitió el 1 de enero de 2000; provisionalmente, y hasta las elecciones presidenciales de marzo, Putin ocupó la presidencia. Política exterior. Con la desaparición de la URSS desaparecieron también el Pacto jde Varsovia y el COMECON. El COMECON fue sustituido por la CEI, integrada por la Federación Rusa y otras diez repúblicas (todas las de la antigua URSS, salvo las tres bálticas y Georgia), pero en lugar del Pacto de Varsovia no se reconstruyó ninguna alianza militar; por eso la nueva Rusia tuvo que hacer frente en solitario a los movimientos separatistas de algunas pequeñas repúblicas incluidas en la Federación, como fue, y es, Chechenia. En 1994, esta pequeña república autónoma, apoyándose en un tipo de funda-mentalismo islámico, se declaró independiente de Rusia, cuyo ejército fue incapaz de someterla. La desconfianza ante la incapacidad militar rusa, poseedora por otra parte de un gran arsenal militar, hizo que se despertase en Occidente el interés por ampliar la OTAN; después de crear un consejo de seguridad conjunto Rusia-OTAN, Rusia no se opuso a que Polonia, la República Checa y Hungría se integrasen en la organización defensiva occidental; sigue siendo tema de debate si debió admitirse o no la integración de la misma Rusia en la OTAN.

Tal como ya hemos visto en todas las repúblicas del Este europeo, antes sometidas a la desaparecida URSS, se inició una transición hacia la democracia que supuso la desaparición efectiva de los regímenes del llamado socialismo real; esa transición, como antes había sucedido en la URSS de Gorbachov, tuvo dos aspectos bien diferenciados: la reforma política y la reforma económica.

La reforma económica se basó en la esperada privatización, en la que se habían puesto exce­sivas esperanzas; los ciudadanos de tales países pensaban que con la instauración de la democracia sus problemas desaparecían; sin embargo se encontraron con fenómenos totalmente nuevos para ellos: el paro, la inflación y el aumento de la criminalidad. Resultado: añoranza del sistema económico comunista; en 1994 una encuesta hacía notar que el 60 por ciento de la población afirmaba haber vivido mejor en la época de la economía estatalizada. La reforma política planteó menores problemas e incluso los antiguos comunistas se reconvirtieron rápidamente en socialdemócratas, teñidos frecuentemente de nacionalismo. El nacionalismo hizo que Checoslovaquia se escindiese, pacíficamente, en República Checa y República Eslovaca en 1993; el nacionalismo creó también tensiones entre Hungría-Eslovaquia, Hungría-Rumania a causa de las minorías húngaras en los otros países; y entre Grecia y Albania por la minoría helena en este último país.

En Albania estalló en 1996 una crisis social que desembocó en una auténtica guerra civil; la presencia de una Fuerza Internacional de Protección enviada por la ONU eliminó la violencia sistemática, pero el país cayó bajo el dominio de las mafias. En Yugoslavia la irracionalidad del presidente serbio Milosevic con la «limpieza étnica» en la provincia autónoma de Kosovo, de mayoría albanesa, provocó la intervención de la OTAN y de Rusia en 1999 para detener el genocidio que se estaba iniciando y obligar al ejército serbio a retirarse; tras la retirada servia, en ese Kosovo, prácticamente independiente, se llevó a cabo una limpieza étnica de signo contrario (contra la población serbia) que nadie tuvo interés en paralizar.

A pesar de los conflictos anteriores se puede afirmar que la democracia, con resistencia por parte de algunos dirigentes, y el camino hacia la prosperidad económica se van imponiendo lentamente. El llamado socialismo real puede darse por desaparecido en Europa. Los nacionalismos existentes dentro de la enorme Federación Rusa, unidos al desequilibrio económico, pueden poner en peligro no sólo la evolución pacífica de este gran país, sino también la de todo el planeta; los separatismos de las pequeñas y ricas —por el petróleo— repúblicas del Cáucaso Norte (Chechenia es únicamente un ejemplo) donde confluyen dos culturas (árabe y cristiana) son un problema permanente.

Como consecuencia de la desaparición de la URSS, el mundo bipolar ha quedado reducido a otro unipolar en el que Estados Unidos ha quedado como la única superpotencia. Los peligros pueden derivarse de esa situación son variados, por ejemplo el uso en beneficio exclusivo del superpoder de que dispone.

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ENLACES A INTERNET.

Interesante página sobre la antigua URSS:

http: / / www.geocities.com/ CapitolHill/ 9854 / oldsoviet.htm

La revolución Rusa, en la página Artehistoria.com:

http://www.artehistoria.eom/frames.htm7http://www.artehistoria.com/historia/con textos/3077.htm

La revolución Rusa, en la página personal de un profesor de secundaria: http: / / personales.com/ es pana / málaga/ Guardiolapage / terna?, html

La revolución Rusa en la enciclopedia escolar Icarito: http://www.icarito.cl/icarito/2003/899/pag5.htm

Una monografía sobre la revolución Rusa: http://www.monografias.com/trabajos6/reru/reru.shtml

La revolución Rusa, en catalán: http://www.buxaweb.com/historia/temes/contemp/revoluciorussa.htm