Tema 63 – La lírica en el grupo poético del 27

Tema 63 – La lírica en el grupo poético del 27

==INTRODUCCIÓN==

No son pocos los críticos y especialistas que, al hablar del grupo poético del 27, señalan que estos líricos, sumados a las grandes figuras que les precedieron (Unamuno, A. Machado y J.R. Jiménez) han logrado conformar un nuevo siglo de oro para la poesía española.

Durante mucho tiempo se ha hablado de generación. Sigue siendo la denominación más popular. Como concepto estrictamente útil, el de generación puede valer. Pero parece preferible la denominación de grupo a la de generación. Por varias razones: la primera es que si habla de generación habría que ampliar la nómina de los escritores a ella pertenecientes con la inclusión de otros literatos y artistas de la época, y los hay brillantes. Pero sucede además que, estos autores no cumplen los requisitos que, según Petersen, son necesarios para poder hablar de generación literaria. Recordemos cuáles eran estos requisitos:

1. – Nacimiento en años poco distantes.

2. – Formación intelectual semejante.

3. – Relaciones personales entre ellos.

4. – Participación en actos colectivos propios.

5. – Existencia de un “acontecimiento generacional” que aúne sus voluntades.

6. – Presencia de un guía o caudillo.

7. – Rasgos comunes de estilo (un lenguaje generacional).

8. – Anquilosamiento de la generación anterior.

Al analizar a los autores de este grupo observamos que ningún hecho nacional o internacional los trae a la vida. No es cierto que el Centenario de Góngora los uniera: casi todos se hallaban ya muy unidos antes. Además, no hubo guía o caudillo. No lo fue Juan Ramón, como a veces se ha dicho, pese a su influencia. Tampoco se alzan contra nada. Al contrario, veremos su respeto por la tradición y las grandes figuras precedentes. A todo esto se añade que no hay comunidad de técnica o de inspiración (si bien les anima la misma ansia de renovar el lenguaje poético y pueden señalarse coincidencias ocasionales entre sus trayectorias, cada poeta destaca con voz personalísima). Además, sus nacimientos se sitúan en unas fechas (entre 1891 y 1905) en las que nacen otros autores que nunca han sido incluidos en el grupo. Y la formación intelectual semejante que a veces se le atribuye sólo es cierta para algunos de ellos, como veremos al estudiarlos en particular.

Y sin embargo, es evidente que nos hallamos ante un grupo compacto. Por tanto, grupo poético del 27 parece, hoy por hoy, la denominación más rigurosa. La referencia cronológica se explica por ser estos poetas los preconizadores del homenaje a Góngora, y sirvió para rehabilitar definitivamente a uno de los más grandes creadores españoles de todos los tiempos. Los poetas del 27 vieron en Góngora al precursor de la poesía pura, al escritor que en el siglo XVIII decidió sustentar la poesía sobre bases puramente estéticas.

Con todo, ha habido otras denominaciones para el grupo: generación de la amistad, generación lírica de 1920, generación de la dictadura… Pero la rehabilitación de Góngora ha representado tanto en la historia de la literatura en lengua española y aún en la europea, que hace de 1927 una fecha insustituible para designar a este grupo de poetas.

Es innegable también el hecho de que estos autores fueran conscientes de formar un selecto club, de constituir una nueva e importante leva poética. Los documentos y pruebas son innumerables. El más importante de todos es la antología: Poesía española 1915-1931 de Gerardo Diego. En esta antología figuran, junto a los maestros de ayer (Unamuno, Antonio y Manuel Machado, J.R. Jiménez), sólo los poetas del grupo, esto es: José Moreno Villa, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Fernando Villalón, Emilio Prados, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre y Juan Larrea. Sólo cabe anotar una omisión: la del poeta malagueño José María Hinojosa.

==AFINIDADES ESTÉTICAS==

En los autores del 27 es muy significativa la tendencia al equilibrio, a la síntesis entre polos opuestos, entre los que había oscilado la poesía anterior.

a) Entre lo intelectual y lo sentimental. La emoción tiende a ser refrenada por el intelecto. Prefieren inteligencia, sentimiento y sensibilidad a intelectualismo, sentimentalismo y sensiblería. Se observa muy bien en Salinas.

b) Entre una concepción romántica del arte (arrebato, inspiración), y una concepción clásica (esfuerzo riguroso, disciplina, perfección).

c) Entre la pureza estética y la autenticidad humana, entre la poesía pura (arte por el arte, deseo de belleza), y la poesía auténtica, humana, preocupada por los problemas del hombre, que no abandonará nunca la exigencia estética.

d) Entre el arte para minorías y mayorías. Alternan el hermetismo y la claridad. Lo culto y lo popular conviven en Lorca, Alberti, G. Diego. Se advierte, en casi todos, un paso del “yo” al “nosotros”. El poeta canta por todos, diría Aleixandre.

e) Entre lo universal y lo español. Entre los influjos de la poesía europea del momento (surrealismo) y de la mejor poesía española de siempre. Sienten gran atracción por la poesía popular española: cancioneros, romances…

f) Entre tradición y renovación. Se sienten próximos a las Vanguardias (sobre todo, al Surrealismo) y también a la generación anterior (Juan Ramón, “Ramón”, Darío, los Machado…). Admiran del siglo XIX a Bécquer y sienten fervor por los clásicos, Garcilaso, Manrique, Lope de Vega, Fray Luis, Quevedo y, sobre todo, Góngora. Éste es un rasgo fundamental que los distingue de los movimientos vanguardistas europeos. Si estos últimos rompen con todo, los poetas del 27 no rompen con nada. No desprecian a los escritores precedentes ni rompen con la tradición literaria. Aman la buena poesía española.

==EVOLUCIÓN DE LA GENERACIÓN DEL 27==

Podemos distinguir tres etapas:

a) Hasta 1927: Esta primera etapa se inicia con el influjo de Bécquer y el Modernismo. Pronto se deja sentir el influjo de las primeras vanguardias (Ultraísmo, creacionismo). A la vez y, por influjo de Juan Ramón, se orientan hacia la “poesía pura”. Se depura el poema de todo lo anecdótico, de toda emoción que no sea puramente artística. Para ello usan mucho la metáfora, con audacias nuevas que han aprendido de “Ramón” o de otros vanguardistas. Por todo ello se les acusa de herméticos, fríos, deshumanizados. Pero no se debe exagerar tal deshumanización.

También lo humano les influye, sobre todo, a través de la lírica popular. Lo veremos en Lorca y Alberti. La sed de perfección formal motiva un primer acercamiento a los clásicos, sobre todo de 1925 a 1927. Y así se desemboca en el fervor por Góngora, autor que ya se había propuesto tres siglos antes hallar un lenguaje especial para la poesía, netamente alejado del lenguaje visual. Seducían especialmente sus deslumbrantes metáforas.

b) De 1927 a la Guerra Civil: Se observa un cierto cansancio del puro formalismo. Se inicia un proceso de “rehumanización” (más notorio en algunos autores, pero presentes en todos). Se produce la irrupción del Surrealismo, que señalaba una dirección opuesta a la “poesía pura”. Pasan a primer término nuevos temas más humanos: el amor, el deseo de plenitud, las frustraciones, las inquietudes sociales o existenciales… Nace la revista Caballo verde para la poesía de Pablo Neruda, donde aparece el “Manifiesto por una poesía sin pureza”, es decir, inmersa en las circunstancias humanas y sociales más concretas.

Los tiempos (caída de la Dictadura y de la Monarquía, vicisitudes de la República) han traído nuevas inquietudes, de las que no querrán sustraerse la mayoría de los poetas. Los acentos sociales y políticos entran en la poesía. Incluso autores como Alberti, Cernuda o Prados adoptarán una concreta militancia política, y de modo más o menos activo, todos se mostrarán partidarios de la República al estallar la guerra.

c) Después de la guerra: Lorca muere en 1936. El grupo se dispersa. Cada cual sigue su rumbo, pero ninguno abandonará ya los caminos de una poesía entrañablemente humana.

La mayor parte de los poetas están en el exilio. Guillén escribe Clamor, obra en la que se aleja de la poesía pura. La nostalgia de la patria perdida es la nota dominante en ellos con el tiempo.

En España solo quedan Gerardo Diego, favorable al bando vencedor, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre. La poesía deriva hacia un humanismo angustiado, de tonos existenciales. Sobresale Hijos de la ira de D. Alonso.

==AUTORES DEL 27==

===Pedro Salinas===

Catedrático de Literatura de la Universidad de Sevilla, se inicia tardíamente en las letras. El exilio lo lleva a ejercer la docencia en diversas universidades americanas. Su producción de finales de los años 20 se sitúa en la órbita de las Vanguardias: Seguro azar y Fábula y signo.

Su auténtica voz poética hay que buscarla en tres libros de madurez: La voz a ti debida (1933), Razón de amor (1936) y Largo lamento. Salinas se nos muestra como un extraordinario poeta erótico que lleva a sus versos las luces y las sombras de las relaciones de los amantes. Despojados de anécdotas y circunstancias, los designa siempre con los pronombres “tú” y “yo”, sin rasgos que los identifiquen al margen de su propia esencia. La amada está vista sólo a través del poeta; no tiene más vida que la que él le da. La fugacidad de la dicha suscita reflexiones melancólicas y angustiosas. Es una poesía reducida al puro concepto, sin adornos, no sensitiva sino intelectual, de lenguaje sencillo y escueto. En armonía con esa estética, Salinas prefiere el verso corto y prescinde casi siempre de la rima.

Ya en el exilio, el poeta sale de su intimidad, sólo compartida con el tú, para reflexionar sobre los problemas de los hombres de su tiempo en una actitud solidaria: El contemplado (1946) y Todo más claro. En este último libro se incluye el célebre poema Cero, que protesta contra la amenaza atómica.

Nuestro autor fue también un estimable crítico literario y ensayista de gran cultura y sensibilidad: Jorge Manrique o tradición y originalidad (1947), La poesía de Rubén Darío,… Lo más interesante de su prosa narrativa es La bomba increíble (1950), fabulación fantástica en la que subyace una honda inquietud. A ello hay que añadir 14 piezas teatrales en las que lo real se mezcla con lo fantástico y sobrenatural.

===Jorge Guillén===

(Valladolid, 1893 – Málaga, 1984)

Catedrático en las universidades de Murcia y Sevilla, tras la guerra prosiguió su carrera docente en EEUU. Se caracterizó siempre por su vitalidad y optimismo, no empañados por la amarga experiencia del exilio y la vejez. Agrupa su poesía en tres grandes ciclos:

a) El ciclo de Cántico (1ª edición en 1928, con ampliaciones posteriores), poesía pura, intelectual, abstracta, pone de manifiesto el entusiasmo del poeta ante la contemplación de la armonía y la belleza del planeta. Su optimismo se desborda en versos llenos de júbilo en los que repite una y otra vez que “el mundo está bien hecho”. El lenguaje es conciso, reducido a la mínima esencia. Abundan las oraciones nominales y las frases exclamativas e interrogativas, que condensan la expresión.

b) En el ciclo de Clamor (1ª edición, 1959, con ampliaciones posteriores) ya no canta las maravillas del universo. Hacen acto de presencia el dolor, el desorden, la angustia; ha tomado conciencia de los aspectos negativos y quiere analizarlos serenamente. El paso del tiempo lo llena de zozobra. El estilo sigue siendo el mismo en sustancia.

c) El tercer ciclo poético está representado por Homenaje (1967), libro en que nos habla de diversas figuras del arte y las letras de todos los tiempos.

===Gerardo Diego===

(Santander, 1896 – Madrid, 1987)

Fue toda su vida catedrático de instituto. Se le eligió para la Real Academia en 1947. Obtuvo el Premio Cervantes en 1979. Si tuviéramos que definirlo con un rasgo distintivo, sería la variedad de registros. Es uno de los autores del grupo más afecto al arte de las vanguardias y, a la vez, el mejor poeta de corte clásico.

En un primer momento se deja prender por el Ultraísmo. Busca entonces imágenes insólitas y sorprendentes. Los principales frutos son Imagen (1922)y Manual de espumas (1924).

Sin abandonar el culto a la imagen, que le acompañará siempre, inicia una nueva vertiente de poesía humanizada en que deja de lado el puro alarde estilístico para expresar sentimientos más personales. Frente al verso libre de antaño, prefiere las estrofas clásicas, en especial sonetos, romances y décimas. Soria.

Galería de estampas y efusiones (1923) es un canto a esa tierra a la que siempre quiso entrañablemente (ejerció allí su labor docente) y que reaparece una y otra vez en sus libros. Hay aquí excelentes muestras de lírica de estilo tradicional, como el célebre Romance del Duero. El corpus soriano se prolongará en Soria (1948) y Soria sucedida (1977; ed. Definitiva, 1980).

Un libro crucial, dentro de ese nuevo enfoque es Versos humanos (1925). En él hallamos poemas de amor, reflexiones personales, nuevos cantos a Soria… La obra más célebre, perfecta en su ejecución, es el soneto El ciprés de Silos, en el que expresa sus ansías de espiritualidad. Cultiva también una veta menos frecuente en el grupo del 27: la poesía religiosa (Viacrucis, Versos divinos).

Ángeles de Compostela (1940; ed. Definitiva, 1961) es su segundo gran libro. Se inspira en el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela y, en particular, en los ángeles que tocan la trompeta del juicio final. Es, a la vez, un canto a la vida futura y a la tierra gallega.

Otro de sus mejores poemarios es Alondra de verdad (1941), colección de 42 sonetos de gran intensidad y belleza. Aspira a crear una poesía “directa, concreta, siempre vivida y elaborada en primer grado. Destaca el espléndido soneto amoroso Insomnio.

En su etapa final, aborda el tema taurino: La suerte o la muerte. Poema del toreo (1963), que describe momentos y lances de la comida y exalta a las grandes figuras de su tiempo. Compone también muchos poemas amorosos: Glosa a Villamediana (1961) y Sonetos a Violante (1962) son dos conjuntos de sumo interés.

Ofrece asimismo una apreciable faceta de crítico literario. Algunos de sus trabajos más notables se reunieron en Creación y poesía (1984).

===Dámaso Alonso===

(Madrid, 1898 – 1990)

Catedrático de Lengua española, prestigioso crítico literario y director durante muchos años de la RAE, fue galardonado en 1978 con el Cervantes. Pertenece a la generación del 27, pero se da la circunstancia de que su obra cumbre Hijos de la ira, que constituye una auténtica revolución y marca la trayectoria de la poesía española moderna, aparece en plena posguerra.

Hasta ese momento había publicado algún libro de interés, como Poemas puros. Poemillas de la ciudad (1921), que pese a su sencillez, presenta una considerable riqueza en el lenguaje y las imágenes.

Pero su verdadera voz poética la halla en Hijos de la ira, donde expresa de modo descarnado su angustia existencial, su asco, en versículos cuyo ritmo solemne contrasta con el mundo degradado a que se alude. La visión del medio que le rodea no puede ser más denigrante. Le agobia la injusticia y la tremenda frustración de ser hombre.

Para referirse a esta sórdida realidad cotidiana, emplea un léxico que suele estar excluido de la lírica: pestilencia, podrido, escupo, heces… Un dramático sarcasmo late en todo el poemario. En medio de tanto horror, la búsqueda de Dios es la única esperanza para la criatura humana. Estos versos respiran una honda y agónica religiosidad, común a otras obras del autor.

En el mismo año de 1944, D. Alonso publica Oscura noticia, donde se advierte la lucha del hombre entre sus bajezas y sus ansias de perfección e inmortalidad. En Hombre y dios (1955), el tema son las relaciones con la divinidad. En Gozos de la vista (1981) canta las excelencias del ser humano, su capacidad de percepción del universo, contrastado todo ello con sus limitaciones y su naturaleza perecedera: es una criatura abocada a la muerte.

===Vicente Aleixandre===

(Sevilla, 1898 – 1984)

Desempeñó un papel claro en la poesía española de posguerra, tanto por la enorme influencia que ejercieron sus libros como por la ayuda que prestó a los jóvenes artistas. Obtuvo el premio Nóbel en 1977.

A diferencia de sus compañeros de grupo, ha prescindido de las estrofas clásicas para cultivar el versículo. Su obra discurre dentro de los cauces del Surrealismo. Abundan las imágenes oníricas e irracionales.

Ámbito (1928) está dominado por el panteísmo, el anhelo de fundirse con el universo, de integrarse en la naturaleza y recuperar el paraíso perdido. Son poemas de dimensiones cósmicas, telúricas, preñados de angustia y desasosiego. Se nos revela como un excelente poeta erótico en Espadas como labios (1932), La destrucción o el amor (1935), Mundo a solas (escrito en 1934-1936, y publicado en 1950), Sombra del paraíso (1944)…

Con el paso del tiempo, Aleixandre halla cierto alivio a sus males en la solidaridad con los demás hombres, que comparten sus mismas angustias. La expresión se hace más clara, en un intento de comunicarse, fundirse con todos sus hermanos: Historia del corazón (1954), Poemas de la consumación (1968) y Diálogos del conocimiento (1974).

===Luis Cernuda===

(Sevilla, 1902 – México, 1963)

Sigue la carrera docente y, al terminar la guerra, se exilia en Inglaterra, donde permanece varios años impartiendo clases. Pasa luego a EEUU y México. Era tímido, introvertido e hipersensible. Su desarraigo vital se expresa con tonos angustiosos.

Reúne el conjunto de su obra lírica por vez primera en 1936. Bajo el título de La realidad y el deseo, que refleja a las mil maravillas la esencia última de sus versos, las tensiones que sufre entre la frustrante realidad que lo rodea y el mundo ideal al que aspira. De ese desequilibrio surge el desencanto y la desolación. Su amor homosexual se expresa de forma desdoblada.

En sus comienzos adopta formas clásicas. Domina el tono melancólico. Sus modelos son Garcilaso de la Vega y Bécquer. Escribe en ese período Perfil del aire (1927) y Égloga, elegía, oda (1927-1928).

Su estancia en Toulouse como lector español le permite entrar en contacto muy directo con el Surrealismo, tan apropiado para la liberación de los fantasmas que lo torturan. Lo incorpora en Un río, un amor (1929) y Los placeres prohibidos (1931).

Sin abandonar el surrealismo, empieza a escribir una poesía de tono intimista, cuyo modelo supremo es Bécquer. Expresa su desencanto y la apetencia de la muerte como única forma de liberación: Donde habite el olvido (1934), título tomado del autor de las Rimas, Invocaciones a las gracias del mundo, compuesto en 1934-1935…

Tras la guerra, sus frustraciones personales se ven agravadas por el fracaso de la causa que había defendido. Los libros más destacados son Como quien espera el alba (1941-1944), Vivir sin estar viviendo (1944-1949), Con las horas contadas (1950-1956) y, sobre todo, Desolación de la quimera (1956-1962). En este último Cernuda, que se sabe próximo a la muerte, muestra su más radical rebeldía.

Tiene también una apreciable producción prosística, entre la que destaca Ocnos (1942; ediciones aumentadas en 1949 y 1963), conjunto de poemas en prosa en los que evoca experiencias personales con técnica narrativa. Es fundamental en él la conciencia trágica de la temporalidad.

===Rafael Alberti===

(El Puerto de Santa María, Cádiz, 1902 – 1999)

Se aficionó en sus primeros años a la pintura, pero el reposo exigido por una grave enfermedad pulmonar le dio pie a interesarse por la poesía. A los 25 años sufrió una profunda crisis que hizo cambiar su actitud vital. Afiliado al partido comunista y defensor de la república, cuando terminó la guerra, tuvo que exiliarse. Estuvo primero en París y luego en Argentina y Roma. Regresó tras la muerte de Franco. Obtuvo el Cervantes en 1983. El propio Alberti ofreció un recuento de sus experiencias vitales en La arboleda perdida (1948; nueva ed. 1959).

Los rasgos más relevantes de su personalidad poética son la agilidad, la expresividad, el sentido del ritmo y la gracia.

Comienza su trayectoria en el campo de la poesía neopopular. Se da a conocer cuando en 1925 obtiene el premio nacional de literatura, compartido con Gerardo Diego, con Marinero en tierra. Expresa la nostalgia que siente en Madrid de su mar gaditano. Son poemas sencillos, cortos, con el tono y el ritmo propios de la lírica tradicional. En la misma línea se sitúan La amante (1925), que recoge los recuerdos de un viaje por tierras de Castilla, y El alba del alhelí (1927).

Como todos sus compañeros de grupo, Alberti se deja seducir por el arte de Góngora. Empieza a escribir una poesía barroca, de compleja elaboración, influida también por las Vanguardias: Cal y canto (1929).

Coincidiendo con la crisis personal a que hemos aludido, elige el Surrealismo y el verso libre como forma de expresión de esas tensiones que lo atormentan en Sobre los ángeles (1929). A través de estos espíritus simboliza la lucha que se da en el interior del hombre entre las fuerzas del bien y del mal. Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos (1929), en homenaje a los grandes cómicos del cine mudo, muestra la vertiente lúdica y disparatada del Surrealismo.

Empieza luego a escribir una poesía política comprometida, concebida como arma de combate. Abandona las oscuridades estilísticas para volver a su primitiva sencillez. Títulos fundamentales son El poeta en la calle, escrito entre 1931 y 1935, De un momento a otro, de 1934-38…

La experiencia amarga del exilio conforma muchas de sus creaciones, como Entre el clavel y la espada (1941). Canta su dolor y el de su patria. El mejor libro de esta serie es Retornos de lo vivo lejano (1952), de carácter evocativo. De gran interés son también algunos poemarios de muy distinta naturaleza: A la pintura (1948), un alarde de virtuosismo que se inspira en los grandes maestros de este arte; Coplas de Juan Panadero (1949), sátira política puesta en boca de un alter ego que representa la voz del pueblo, y Roma, peligro para caminantes (1968), serie de composiciones burlescas y humorísticas de cuidada elaboración que, en vez de mostrar la ciudad monumental, se fijan en los barrios más degradados.

Ya de vuelta a España, ha publicado nuevos poemarios en los que domina la veta erótica: Amor en vilo, Fustigada luz, Golfo de sombras, Canciones para Altair…

Alberti cultivó también el arte dramático. Esta parcela de su producción merece ser tenida en cuenta por el aliento renovador que la anima y por el continuado esfuerzo de creación a lo largo de tantos años: El adefesio (1944), Noche de guerra en el Museo del Prado (1956)…

===Emilio Prados===

(Málaga, 1899 – México, 1962)

Fundador, junto con Altolaguirre de la revista “Litoral”. Dotado de una naturaleza enfermiza, Prados se define (salvo en su etapa de acción política) por una fuerte tendencia a recluirse en su interior y a ahondar en los problemas de la vida y de la muerte. De ahí las notas dominantes de su obra, en la que podemos distinguir las siguientes etapas:

* Primera etapa: Destacamos Tiempo, Canciones del farero, Vuelta y Cuerpo perseguido. Se percibe la influencia de las formas populares y la de Juan Ramón Jiménez. Temática: soledad, el sueño, el ansia de eternidad entretejidos con la presencia de un ciclo y un mar de resonancias simbólicas.

* Segunda etapa: Surrealista. Destacan La voz cautiva, Andando, andando por el mundo. Coincide con un período de crisis. Son libros violentos y pesimistas y en ellos hay ya muestras de sus preocupaciones sociales.

* Tercera etapa: Bastante breve, de poesía política. Destacan Cancionero menor para los combatientes y, sobre todo, Llanto en la sangre, con poemas sobre la revolución minera o sobre la guerra civil.

* En el exilio vuelve Prados a encerrarse en su intimidad y a ahondar en problemas existenciales y hasta metafísicos, como en sus comienzos. Destacan Jardín cerrado, Mínima muerte, Río natural… La nostalgia de la tierra es evidente en estos poemas.

===Manuel Altolaguirre===

(Málaga, 1905 – Burgos, 1959)

Cofundador de “Litoral”. Concibe la poesía como fuente de conocimiento, como vía para conocerse y conocer el mundo. Ha sido calificado de romántico. En él no hay rasgos vanguardistas o de deshumanización. De su poesía se ha dicho que es hermana menor de la de Salinas. Influencias de J.R. Jiménez, Aleixandre, Cernuda, Prados e incluso de Lorca y Alberti. En su obra destacamos Las islas invitadas, obra breve y desigual. Libro heterogéneo y neorromántico, escrito en versos blancos y octosílabos en el que, preferentemente, se configura un mundo intimista, reducido, pero rico en notas y resonancias.

Otros títulos son Poema del agua, Ejemplo, Soledades juntas, La lenta libertad…

En prosa destacó por su libro de memorias El caballo griego y una abundante producción periodística, informativa y crítica.

También sobresale por ser un excelente traductor. Compiló también la Antología de la poesía romántica española. También escribió diversas obras de teatro.

===Federico García Lorca===

(Fuente Vaqueros, Granada, 1898- Granada, 1939)

Estudiante de Filosofía y Letras y Derecho. En 1919 se instala en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde traba amistad con los jóvenes artistas de su tiempo: Dalí, Alberti, Buñuel… En 1929 viaja a New York y a Cuba. Cuatro años después está en Buenos Aires como director de la compañía de Margarita Xirgú, su actriz predilecta. En 1932 el Ministerio de Educación le encarga que dirija “La Barraca”, compañía de teatro ambulante que lleva las obras de nuestros clásicos por los pueblos de España. Al comienzo de la guerra civil es fusilado en Granada por los sublevados.

García Lorca era, según el testimonio de quienes lo conocieron, una persona con “duende”, simpático y extravertido, animador de fiestas y reuniones. Sin embargo, sus versos y, sobre todo, su teatro, revelan la existencia de conflictos íntimos.

La lírica de Lorca es una felicísima mezcla de poesía popular y renovación. Los temas y ritmos tradicionales conviven con imágenes atrevidas y sugerentes de cuño vanguardista. Sus versos nos transportan a un mundo dominado por misteriosas fuerzas atávicas, instintos ancestrales, viejos motivos de raíz popular y religiosa que adquieren una proyección mítica. Su visión de Andalucía trasciende el localismo costumbrista para convertirla en un escenario mágico y simbólico. El universo poético de Lorca, presidido por la muerte, que acecha a cada paso, es trágico y violento. Las pasiones se desencadenan con intensidad y abocan al individuo a un destino fatal. El amor y el sexo se presentan como un impulso dionisíaco al que no cabe resistirse, una fuerza vital que se entrelaza inevitablemente con la muerte.

Suelen distinguirse dos fases en la adhesión de García Lorca a la corriente surrealista: primero es algo vago que se circunscribe a la atmósfera onírica de muchos de sus poemas. A partir de Poeta en Nueva York (1929-1930) crece la presencia de los componentes irracionales pero el autor no pierde nunca la conciencia artística; es el suyo un surrealismo instrumental.

Tuvo la virtud de crear un lenguaje poético propio, ya maduro desde sus primeras manifestaciones. Tanto en los poemas como en las piezas dramáticas se repiten imágenes que deben interpretarse a la luz de su particular código simbólico. Así, la luna y el color verde representan la muerte, a la que se asocia tambiénlo metálico en sus diversas variantes; hay una presencia obsesiva de objetos punzantes como cuchillos, navajas, puñales… El toro tiene una clara significación trágica y violenta, el caballo encierra connotaciones eróticas.

Lorca se inicia en el cauce de la poesía neopopular. Sus obras tempranas contienen en germen lo que será su mundo poético. Todas las peculiaridades descritas están presentes ya en uno de sus primeros libros: Canciones (1927) y en Poema del cante jondo. Es un tributo al folclore andaluz, que tan profundamente conocía y amaba. A través de esos ritmos populares (siguiriyas, soleares, saetas…) intenta expresar el dolor de su tierra.

La fusión de imágenes surreales con la vena popular logra sus mejores momentos en Romancero gitano (1928). Los 18 romances que lo integran nos ofrecen sendos cuadros de ese mundo mítico. El poeta se ocupa de una raza marginada y manifiesta sus simpatías hacia ella; toma partido frente a la represión institucionalizada que representa la guardia civil. Pero también le interesan las posibilidades estéticas del tema, la exaltación de las pasiones y el halo de misterio que rodea a esos seres. Intenta fundir el romance narrativo y el lírico, a los que incorpora a veces una técnica dramática. Recrea y estiliza los elementos que le brinda la tradición y forja una obra de dimensiones cósmicas, cargada de símbolos, que trasciende el marco localista sin renunciar a la anécdota vital.

A raíz de una crisis íntima, Lorca viaja a EEUU. El resultado es Poeta en Nueva York (1929-1930), denuncia de una sociedad materialista que oprime al débil y margina al negro; trabajará en esta obra hasta el final de su vida. Usa el verso libre y se vale de imágenes oníricas, irracionales, para transmitir la angustia que le produce esa ciudad monstruosa e inhumana. Alza su voz contra la técnica que domina al hombre y contra el dinero que destruye a los seres indefensos.

En su etapa final compone más teatro que poesía, pero nos ha dejado magníficos versos. Diván del Tamarit, escrito a partir de 1931, es una colección de 12 “gacelas” y “casidas” con vagas resonancias árabes en la atmósfera y el léxico; tema central de estos versos estremecidos son el amor atormentado y la muerte, dos vivencias inseparables. Seis poemas galegos (1935) es un curioso intento de escribir en una lengua que no conocía bien; estamos ante otra muestra afortunada del neopopularismo lorquiano, en la que refleja, una vez más, su dominio de los ritmos tradicionales. Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (1935), uno de los mejores cantos elegíacos escritos en español, expresa el dolor por la muerte del torero amigo con violentas imágenes surrealistas. También en 1935 empezó a componer los Sonetos del amor oscuro que sólo conocíamos fragmentariamente hasta 1984. En ellos se somete a la contención de las formas clásicas para dar salida a sus intensas pulsiones eróticas de signo homosexual. El acento doliente y desgarrado de estos poemas contrasta con su construcción manierista, extremadamente perfecta.

===Otros poetas===

Aunque la falta de tiempo nos impide analizar su obra, debemos hacer mención de otros autores que pueden ser incluidos dentro de esa generación. Así citemos a Fernando de Villalón con Romances del 800, conjunto de romances que recrea la Andalucía romántica: guerras napoleónicas, toreros, bandoleros… mencionaremos también a José Moreno Villa del que destacamos Jacinta la pelirroja, uno de los textos más deliciosos de la lírica contemporánea. Su originalidad reside en la novedad de la perspectiva adoptada: la visión antirromántica del amor. El tono es deudor de la poesía pura. Juan Larrea sobresale con Versión celeste, conjunto de 106 poemas en los que el estilo es inequívoco: arbitrariedad imaginativa, elipsis, ausencia de referentes… Citemos también a José María Hinojosa, primer poeta surrealista español y seguramente el único que lo era en sentido genuino. Destacamos su obra La sangre en libertad, muestra singular de imaginación trágica con algunos elementos cristianos.