Tema 9 – El español de américa

Tema 9 – El español de américa

EL ESPAÑOL EN EL MUNDO: SITUACIÓN Y PERSPECTIVAS DE DIFUSIÓN.

1.- El español en el mundo. Situación y perspectivas de difusión.

Nuestro idioma es hoy lengua oficial y/o de cultura de más de 250 millones de hablantes, de los que un 90% lo tiene como lengua materna. Su extensión comprende el suroeste y otras comunidades de los Estados Unidos de América, como Nueva York; Méjico, América Central y Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico, toda América del sur, salvo Brasil y las Guayanas; una minoría en Filipinas, el pueblo sefardí y Guinea Ecuatorial. Algunas de estas maneras del español merecen un comentario detenido.

El judeo-español, o sefardí, nace ya en la Edad  Media como un español con ciertas peculiaridades debido al carácter culturalmente cerrado de los judíos hispanos. Tales tendencias se observaban en arcaísmos – el sefardí apocopaba aún en el XIV, un siglo más tarde de lo acaecido en España -, en el calco de construcciones hebreas – como en el genitivo ponderativo del tipo Por los siglos de los siglos – y voces mosaicas – como Quinnán, “compromiso jurado” -. De hecho, el judeo-español de las versiones bíblicas, o judesmo, no corresponde al hablado, de tan ajustado en lo literal a los originales hebreos. El arcaísmo actual se debe a que se conserva con pocas evoluciones el español de los tiempos de la diáspora, que se inicia en 1391 y finaliza un siglo más tarde con el decreto de expulsión de los Reyes Católicos. De este modo, como ejemplo, podemos observar como conservan grupos intervocálicos latino como mbplombo por plomo-, las prepalatales /s/ y /z/ correspondientes a las grafías x, g y j que caen en el reajuste de sibilantes que se inicia en el XV, o la vacilación entre el mantenimiento y la aspiración de f– inicial latina – fabla por habla-, que en español cae definitivamente en 1520.

Uno de los puntos de destino fue Portugal – de ahí el gran número de lusismos que hoy pervive, como , , estó por doy, soy y estoy– ; también rechazados de allí, se trasladaron a Amsterdam – Spinoza es de ascendencia sefardí – y a otros muchos lugares de oriente. El otro punto de diáspora es el de los países de la cuenca del Mediterráneo: Turquía, todo el Magreb, Palestina, los Balcanes,… En el siglo XX se ha constatado una notable decadencia de esta modalidad del español por múltiples motivos: así, el genocidio nazi casi aniquiló a la numerosa comunidad balcánica; en los países alejados, pequeñas comunidades se adecuaron al idioma circundante, como sucedió en Nueva York; en la misma Israel, el peso de las comunidades europeas orientales, especialmente la mayoritaria eslava, y la uniformidad lingüística basada en el neohebreo han influido negativamente en el sefardí: de hecho el léxico se va empobreciendo y se adoptan términos de las comunidades circundantes; en Marruecos pesa decisivamente la influencia del español moderno. Actualmente se han sintetizado todas las variantes sefarditas en una modalidad inteligible para todo sefardí, en franca regresión y reducido al ámbito familiar, a pesar de varias publicaciones y eventos culturales.

En Filipinas los misioneros impusieron el español como lengua de educación, eclesiástica y administrativa, creándose el chabacano, o dialecto español filipino. No obstante, tras la pérdida de las islas en 1898, Estados Unidos impuso con éxito la cooficialidad del inglés y el tagalo, lengua autóctona. El español se fue reduciendo rápidamente al ámbito familiar de generaciones ya envejecidas que no encontraron relevo en su descendencia, quedando hoy como sustrato del inglés y el tagalo.

En el ámbito americano, el español es cooficial con el quechua en Perú, y con el guaraní en Paraguay. En Puerto Rico, estado libre asociado a los EE.UU., el inglés fue la lengua oficial desde 1902. En 1949, el Ministerio de Instrucción Pública decretó la presencia del español en el ámbito docente y, tras sucesivas tensiones, en 1991 el español vuelve a ser idioma oficial en Puerto Rico mediante la llamada Ley 417. Actualmente el español no ha conseguido desbancar al inglés de los ámbitos tecnológicos y financieros.

Las perspectivas de unidad del español son esperanzadoras, varios factores han contribuido a ello: nuestro idioma llega a América entre los siglos XVI y XVII, cuando está ya muy cohesionado; la unidad normativa se refleja de un modo muy fuerte y ha conseguido que las diferencias sean sólo orales y, en parte, léxicas.

La labor de la confederación de las Academias de la Lengua y del Instituto Cervantes ha tenido mucho que ver con esta cohesión, que se refleja en el creciente mundo audiovisual latino, cada vez más autónomo y pujante aun en los EE.UU. Por otro lado, los flujos migratorios, más que turísticos, han ayudado al contacto directo entre los diferentes países hispanoamericanos y España.

2.- El español de América.

2.1.- Introducción.

La diversidad a la que hemos aludido antes no se refiere sólo a las divergencias entre el español de nuestro país y el americano: no podemos hablar de una sola modalidad americana. Pedro Henríquez Ureña distinguió cinco zonas:

/ Antillana: Puerto Rico, Cuba, Santo Domingo, costa de Venezuela y litoral atlántico de Colombia.

/ Mejicana: Méjico, América Central y suroeste de EE.UU.

/ Andina: Andes venezolanos, meseta colombiana, Ecuador, Perú, Bolivia y noroeste de Argentina.

/ Chilena: Chile.

/ Rioplatense: Argentina, Uruguay y Paraguay.

Los factores que han intervenido en esta diversidad, según vamos a detallar, son los sustratos indígenas y de hablas africanas, procedencia de los colonos españoles y evolución propia.

2.2.- La influencia de las lenguas indígenas y las hablas negras.

La conservación de las lenguas indígenas se debe a la política lingüística de evangelización, por la que los misioneros compusieron gramáticas y diccionarios, aunque desde la metrópoli se conminara a uniformar a los súbditos bajo el castellano, hecho que culminó con un decreto de Carlos III en tal sentido en 1770. Hoy hay zonas donde las lenguas amerindias tienen una gran importancia: sur de Méjico, Guatemala, Honduras, El Salvador, la costa pacífica desde Colombia hasta Perú, la sierra y los altiplanos andinos, la selva del Orinoco, el Amazonas, Paraguay y la zona araucana de Chile.

Las lenguas más importantes son el quechua, que cuenta con cuatro millones de hablantes y es cooficial en Perú; el guaraní, con dos millones y también cooficial, en Paraguay; el náhuatl, que ostenta 800.000 usuarios en Méjico; mientras que entre 200.000 y 500.000 de hablantes tiene el mayaquiché en Yucatán y Guatemala; el aimará en Bolivia y Perú; el zapoteco, el tarasco y el mixteco en Méjico; y el araucano en Chile.

Durante un tiempo se vino idealizando la importancia de las lenguas indígenas en el español americano. Por ejemplo, Rodolfo Lenz afirmó que el español de Chile era un modalidad con sonidos araucanos, no obstante esta tesis va perdiendo consistencia: muchos de los fenómenos aducidos ya se estaban dando en la Península Ibérica, como la aspiración de /s/ implosiva, o la existencia de un alófono bilabial de /f/. Lo mismo cabe decir de la no fricación de oclusivas agrupadas con líquidas, o en posición postconsonántico, hecho registrado en España en 1600.

Otras palabras de procedencia indígena han adecuado su pronunciación al español, así la x se pronuncia como /s/, pero también como [ s ], es decir, como predorsodental. Sí hay alguna influencia indígena en zonas bilingües, especialmente en lo fonético: sirvan de ejemplo dos hechos: en el Yucatán, por influencia del mayaquiché, las oclusivas sordas, /p/ /t/ /k/, se pronuncian como africadas seguidas de aspiración; por su parte, en zonas de fuerte pasado incaico se confunden /e/ e /i/ y /o/ y /u/ porque el quechua y el aimará sólo tienen tres vocales, /a/, /i/ y /e/.

Morfológicamente apenas quedan el sufijo náhuatl /-éko/, con sus femeninos y plurales para indicar relación – yucatecos -, y en zonas de Perú pervive el sufijo aimará /-í/ como posesivo.

La mayor aportación se encuentra en el enorme caudal léxico que refiere realidades americanas antes desconocidas en Europa: tiburón, cacique, chocolate, patata,… Las aportaciones morfológicas son mínimas y las fonéticas, o muy reducidas y como sustratos, o confundidas como evoluciones españolas.

Por su parte, la población negra, de origen esclava, es de alto porcentaje en Las Antillas, litoral caribeño y las costas del Pacífico hasta Ecuador. Este hecho, el de que tuvieran una localización precisa, sumado a la circunstancia de que recogieran abundantes lusismos por la nacionalidad de los negreros, hizo que esta población se entendiera en una mezcla de lenguas africanas y vocablos portugueses y españoles que se denominó bozal. Esta habla fue desapareciendo en favor de un español con un abundante léxico bozal referido a lo religioso, a la danza y a parte de la realidad material cotidiana. Esta modalidad de español, conocida como hablas criollas africanas, pervive hoy en algunas de las zonas reseñadas.

2.3.- Influencia del español septentrional.

Fonéticamente no hay un conjunto de fenómenos comunes ni, por ello, lazos evidentes de dependencia del español americano con el del norte de España. Con todo hay similitudes en zonas donde hubo colonizadores de esta procedencia. Por ejemplo, en Chile y partes de Perú, Bolivia y Argentina los fonemas vibrantes se pronuncian asibilados y la secuencia /tr/, se pronuncia /t/ como africada, alveolar seguida de una fricación sorda y vibrante, como sucede en zonas de La Rioja, Navarra y País Vasco. Por su parte, en Paraguay existe leísmo, fenómeno muy raro en Hispanoamérica – por el peso del español meridional, que no es leísta -, y propio de zonas castellanas. Como veremos, el español americano, es heredero directo de las modalidades meridionales, no de las septentrionales.

2.4.- Influencia del español meridional.

La importancia capital del elemento andaluz y, en menor medida, canario y extremeño encuentra una primera respuesta en la procedencia de los primeros colonizadores y al hecho de que las mujeres tardaron en llegar y, cuando lo hicieron, en el siglo XVI, la mayoría era originaria de las provincias de Cádiz y Sevilla. Por otro lado, hay un criterio de corrección normativa: Sevilla era el centro administrativo y comercial en la metrópoli, los dirigentes militares eran también meridionales -Cortés y Pizarro eran extremeños- al igual que los mismos cargos administrativos en la primera época: su modalidad quedó investida de un prestigio social y económico que pronto se impuso. Cuando las capitales de los virreinatos, como Méjico capital y Lima, trataron de imponer la norma castellana del norte era demasiado tarde y no irradiaron allende sus límites, hecho que se vio ayudado por la falta de contacto entre las capitales y las zonas periféricas.

Incluso se ha comentado la idea de que en las tierras altas – Chile y las zonas montañosas de Bolivia, Perú, Argentina y Paraguay -, más diferentes al paisaje y climatología meridionales, se impusiera la modalidad septentrional, pero también en esas zonas el origen de los colonizadores era meridional en los siglos XVI y XVII.

La influencia morfológica se desvela en la caída de la –d de los imperativos – cantá – y en el hecho de que, como en zonas de Andalucía occidental, de elimine la diferencia entre ustedes y vosotros en favor de aquél, pero no como forma de respeto; aunque en Andalucía se combina con la segunda persona del plural – ustedes habláis bien – mientras que en América se une a la de tercera del plural – ustedes hablan bien -.

Sin embargo es en lo fonético donde la presencia meridional es decisiva: el seseo, el yeísmo, una serie de fenómenos relacionados con las líquidas y la aspiración de /x/ y de h procedente de f– inicial latina, como vamos a detallar.          

2.4.1.- El seseo.

Para conocer satisfactoriamente el fenómeno que conocemos como seseo tendremos que remontarnos al corte sincrónico de la historia de nuestra lengua que conocemos como preclásico (1474-1525). En tal tiempo, en la zona meridional las dentales africadas ( es decir, c+e, i y ç como sorda /s/,  y z como sonora /z/) se hicieron interdentales. Este hecho hizo que se confundieran con las apicoalveolares (esto es s intervocálica como sonora /z/, y s no intervocálica, geminada o no, como sorda /s/) por proximidad articulatoria.

Ya en época áurea se elimina las sonoras sibilantes al igual que se hizo en el norte, de modo que si c+e, i , ç, z, y s se pronunciaban como interdental sorda, se daba el zezeo, mientras que si se pronunciaban como alveolar sorda, se daba el çeçeo.

Posteriormente, desapareció en el sur peninsular y en Canarias la apicoalveolar, de modo que quedó el fonema interdental, fricativo, sordo /O/ para las grafías c+e, i , ç, z, y s, dándose el ceceo. Sin embargo, si tal fonema se pronunciaba con su alófono dental [ s ], estaremos ante el seseo. Fue este último fenómeno el que pasó a América: nótese que el complejo reajuste de sibilantes que hemos comentado finaliza su desarrollo en torno a 1650, y ya estaba iniciado desde 1492, es decir en pleno periodo de colonización por parte de gentes que procedían del sur de España. Hoy el seseo supone un solo fonema /s/, pronunciado como predorsal, para tres grafías: c+e,i; z y s, como sucede en amplias zonas de Andalucía y Canarias.

Otro fenómeno compartido por españoles meridionales y americanos es la aspiración, y aun caída de /s/ final o en posición implosiva, con duplicación de la consonante siguiente como en ¿Te enteraste? pronunciado como /tenteráhtte/. En ciertas zonas, la aspiración de s implosiva puede provocar el ensordecimiento de la sonora siguiente: como en Los dados como  /lohtdádoh/; y, si sigue vocal a una s final, ésta puede apoyarse en ella, como ocurre en Andalucía: Los ojos /lo sóxoh/.

2.4.2.- El yeísmo. Las consonantes líquidas. La aspiración de /x/ y de h procedente de f– inicial latina.

La pronunciación de la palatal, lateral, sonora, de grafía ll como africada /y/ está ampliamente extendida en América (salvo en zonas con sustrato quechua – Perú y zonas andinas colindantes -y mapuche – partes del sur de Chile y Argentina -, donde existía la palatal lateral). Fue un fenómeno ya atestiguado en mozárabe (como paso del grupo romance C´L >LI > Y) y que ya estaba consolidado en el siglo XVI en Andalucía.

Por su parte, las líquidas /r/ y /l/, como en Andalucía,  se truecan – amor /amól/-, vocalizan      – carta /káita/ – e incluso caen – respirar /respirá/ -.

En cuanto a  la aspiración de h procedente de f– inicial latina, ya se producía en en el siglo XVI de tal manera que en 1520 deja de usarse f como grafía de [ h ], como en faminem > hambre como /hámbre/. Sin embargo, la aspiración quedó rechazada en el norte, pero no en Andalucía, donde sigue vigente, como en América, hasta extenderse en algunas zonas hasta otras labiodentales fricativas mantenidas en español estándar – afuera /ahuéra/ – y a la aspiración del fonema velar, fricativo, sordo /x/, así en Méjico como /méhico/.

2.5.- Características propias.

Es común en América la predominancia abrumadora del diminutivo –ito con valor estilístico extendido incluso a otras categorías no nominales – ahorita -, hasta el punto de haber desplazado a –illo y –ete, y en menor medida a –ico, que puede unirse a –ito  – toditico -.

Otras peculiaridades americanas son la adición de –n a los pronombres enclíticos – démen por déme -, o el uso de la interjección apelativa ché – proveniente de un peninsular de entre los siglos XV al XVII- y que tiene extraordinaria difusión en las hablas rioplatenses -como en la Valencia española-.

Muchas de las características propias del español americano apuntan, de hecho, a un cierto mantenimiento de rasgos arcaicos, especialmente reflejados en el léxico: así el uso de carro por coche, o pollera por falda.

Así, uno de los lugares comunes del español americano, el voseo, responde a esta tendencia. En la España de 1500 era la forma de tratamiento para dirigirse a iguales o a inferiores, y vos entre iguales. Al irse generalizando usted, recobró el terreno arrinconando a vos hasta eliminarlo definitivamente ya a inicios del siglo XVIII.

Estos cambios se implantaron en zonas de más tardía emancipación de la metrópoli, con la que mantenían un mayor contacto, como Méjico, Perú, Bolivia y Las Antillas, zonas donde había capital de virreinato, donde hoy, de hecho, predomina – en Las Antillas tal predominio se explica por la influencia de la Universidad de Santo Domingo-. Sin embargo, en zonas con menos contacto con España, como Paraguay, Uruguay, Argentina, América Central y Chiapas – Méjico -, dominará el vos; mientras que el resto de Hispanoamérica contiende una forma con otra.

Vos concuerda con formas verbales que en su origen fueron de plural, como los imperativos sin –d final – Cantá -, usados en España hasta el XVII. Del mismo modo, acompaña a varias formas verbales, especialmente presente de indicativo, que deshacen el diptongo en la desinencia, formas desaparecidas ya en el XVI en España – Vos sabés -. También es destacable el hecho de que el mantenimiento de vos no haya sido acompañado por el de os y vuestro, como hubiera sido de esperar, sino que concuerda con te y tuyo, tu, tus,… – Vos te volvés para tu casa -.