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Tema 29 – El texto dialógico : estructuras y características.

ÍNDICE :

1. El diálogo. Características.

2. Técnicas de construcción del diálogo.

1. El diálogo. Características

El diálogo es una forma de uso lingüístico en que se dirigen enunciados a un interlocutor y son contestados. Estos enunciados se emiten intencionalmente y están determinados temática y situacionalmente. Desde e! punto de vista lingüístico, el diálogo se caracteriza frecuentemente por su relativa brevedad y sencilla construcción de los enunciados.

Según Jakobson, el diálogo surge en el niño como una necesidad de expresión social, de participar en la conversación y comunicar algo, utilizando para ello el soliloquio egocéntrico sin un fin concreto.

Para Wunderlich, por otra parte, el estudio del diálogo debe abordarse desde un punto de vista pedagógico. Mediante él, dos o más personas se proponen reducir progresivamente las diferencias en su experiencia, conocimientos y capacidades. Por ello, las células germinales del diálogo son las preguntas y las respuestas, por lo que en la investigación de las estructuras del diálogo no puede faltar el análisis de estas parejas.

El diálogo está influido por el nivel de información, por las cargas emotivas, los intereses e intenciones de los interlocutores. Las bases de represión en una situación de diálogo dependen de la medida en que se permite o prohibe tematizar las relaciones entre los comunicantes.

Atendiendo a la intencionalidad y al papel que desempeñan emisor y destinatario en el intercambio de enunciados, algunos autores distinguen entre diálogo relevante para la decisión (en el que hay un reparto de la influencia, del posible beneficio y del prestigio), el diálogo persuasivo (o dominio intencionado por medio de una argumentación mejor o más efectiva) y diálogo orientado a la reflexión (el juicio sobre fijaciones emotivas o revisión de la orientación de la conversación).

Cuando el diálogo se presenta en forma textual, no oral, el escritor desaparece tras la conversación sostenida por dos o más personajes, que manifiestan activamente ideas o afectos propios. De hecho, un buen diálogo basta para definir, sin necesidad de otros elementos, el carácter de los personajes, porque la palabra revela intenciones, estados de ánimo, en definitiva, lo que no se puede ver, y en ello radica su importancia. Exige el diálogo, pues, un gran esfuerzo de creación, ya que obliga a penetrar en el pensamiento de los personajes, puesto que en él el escritor no puede explicar nada directamente : todo cuanto deba saber el lector sobre lo que les ocurre a los personajes tiene que deducirlo de lo que hablarán entre ellos.

Antonio Garrido Domínguez (El texto narrativo. Ed. Síntesis, M – 1993) encuadra el diálogo dentro de las “Formas de reproducción de palabras / pensamientos en el marco de la narrativa impersonal”, una forma directa junto con el estilo directo regido. Con el diálogo aparece la réplica y, por tanto, un interlocutor explícito en el juego narrativo (no olvidemos las conexiones del diálogo con el teatro, donde esto se hace aún más evidente).

Históricamente, ha sido empleado como un recurso que suaviza la presencia del narrador en la historia o que la elimina por completo, pues hasta comienzos del siglo XX, la figura del narrador quedaba reservada a la cláusula introductora.

Sin embargo, como veremos más adelante, en el siglo XX han proliferado distintas formas dialógicas que evitan la presencia explícita del narrador (que, como máximo, se limita a introducirlo, para luego desaparecer tras sus personajes). Así ocurre con la novela dialogada, de influencia conductista, como, por ejemplo, El Jarama, de Sánchez Ferlosio.

El diálogo es la forma de elocución propia del teatro, aunque también puede emplearse igualmente en los restantes géneros y subgéneros literarios : novelas, cuentos, poemas, ensayos filosóficos, etc.

Las situaciones en que dos personas puedan estar hablando entre sí son infinitas, pero cada una de estas situaciones está marcada por el carácter y la posición de cada personaje y al mismo tiempo por sus relaciones en el momento en que se inicia el diálogo. Además, cada frase es un mensaje que envía el que habla al que le escucha. Éste queda afectado por esas palabras, y su respuesta va a surgir como una consecuencia de aquéllas. Al mismo tiempo, esta respuesta irá a afectar al que habló antes. Así, recíprocamente, se estimulan uno al otro.

Un buen diálogo debe reunir las siguientes condiciones : debe ser natural, significativo, progresivo, dinámico y ágil :

– Natural : el diálogo ha de rresponder a! modo de ser del personaje, por lo que debemos adecuar el lenguaje a la categoría social, a la edad, al sexo, etc., del hablante, para que estos hablen en consonancia con su carácter.

– Sigfuficativo : al construirr el diálogo, han de seleccionarse las frases que resultan significativas, aquéllas reveladoras del carácter del hablante o de la situación en que se encuentra, desechándose todo lo que no sea psicológicamente revelador.

– Progresivo : nunca debe utillizarse el diálogo por el diálogo, sino que éste siempre ha de estar en función del desarrollo de los personajes, las situaciones y los incidentes.

– Dinámico y ágil : deben evittarse los largos parlamentos discursivos y las frases rotundas y acabadas. La abundancia de preguntas y respuestas y la

frase corta y elíptica otorgan vivacidad al diálogo. Por ello es imprescindible huir de lo artificioso, sin caer en lo inexpresivo; lograr una naturalidad sin vulgaridad; elegancia sin amaneramiento.

2. Técnicas de construcción del diálogo

Básicamente, dos son las maneras de presentar el diálogo : el estilo directo o diálogo natural y el estilo indirecto :

1) Estilo directo o diálogo natural : en él, lo que dice el personaje aparece citado literalmente, de modo que leemos u oímos sus propias palabras. Puede asumir dos modalidades en su presentación : indicando el nombre del personaje que habla, al comienzo de su intervención, (como en las obras de teatro) o indicando con verbos adecuados (dijo, preguntó, exclamó, contestó, etc.) quién toma la palabra en cada momento.

Cuando este diálogo presenta su desarrollo en la realidad, sin que el escritor intervenga, es complicado intercalarlo en una novela o una obra dramática, pues suele ser rico en frases descriptivas, expresiones populares y exclamaciones, pudiendo dar incluso la sensación de pobreza de ideas.

2) Estilo indirecto : es el diálogo de los personajes visto a través del narrador. Este narrador reproduce lo expresado. Algunos autores piensan que el estilo indirecto resta autenticidad al diálogo, al transmitir lo expresado por el hablante a través de un intermediario, por lo que sería poco recomendable.

Las formas de introducir el diálogo indirecto en el relato son dos fundamentalmente : el uso de locuciones como “dijo que “, y el uso de la frase dialoquial, mediante la cual, y sin dejar de serlo, el narrador se convierte en la voz de uno de los personajes.

Cuando se utiliza el diálogo dentro de una narración es conveniente matizarlo con elementos descriptivos y narrativos que expliquen al lector lo que siente y hace el personaje mientras habla. En el teatro, sin embargo, esto no es necesario, porque el espectador escucha el diálogo mientras observa los gestos y movimientos de los actores.

Otras formas de presentar el diálogo son :

a) El monólogo interior, mediante el cual el autor consigue revelar por completo la interioridad del personaje, pues se sumerge por completo en su mente, hablando con su propia voz, sintiendo lo que él siente. Es el recurso más empleado para reflejar !a desesperación, la angustia, aunque su empleo abusivo puede resultar cansino en la estructura general de la novela.

b) El poliloquio o diálogos entrecruzados, donde los personajes actúan con entera libertad, hablando de lo que a cada uno interesa y haciéndonos olvidar que realmente es el autor el que, de forma oculta, escoge las frases que aparecen. Se ha dicho, incluso, que el poliloquio es un diálogo en estilo directo o natural llevado al campo de la literatura, de ahí su realismo. Además, la intervención de cada personaje está exenta de molestas explicaciones sobre quién es el que habla, pues el lector ya conoce de antemano el carácter de los personajes, sus conflictos y deseos, y por ello no le resulta difícil asignar cada enunciado a su emisor.

c) El diálogo creacional : es aquel mediante el cual el autor expresa situaciones, ambientes, sin necesidad de acudir a otros recursos como la descripción, constituyéndose entonces como la base fundamenta! sobre la que descansa la novela, pues sin él toda la construcción narrativa se vendría abajo. d) El diálogo significativo : es el que salpica la novela con frases cortas, altamente significativas, que hacen innecesarios los largos parlamentos entre los personajes, pues encierran en sí mismas toda la importancia semántica que requiere el texto.

e) El diálogo de técnica de narración objetiva : deudora del cine, esta técnica intenta construir un personaje dándonos una serie de palabras, de actos, de gestos, pues la única información que de él poseemos nos la ofrecen sus acciones, sus palabras.

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