Tema 53 – Evolución del teatro barroco.

Tema 53 – Evolución del teatro barroco.

Calderón de la Barca y Tirso de Molina.

1. Pedro Calderón de la Barca

==> Una vida dedicada al trabajo :

Fue el 2º autor teatral del S. XVII español, pocos años después de la renovación realizada por Lope de Vega (ampliar con T- 52 de los específicos, en cuanto a Lope, su vida, su teatro y su aportación al mismo). Calderón llevará a escena el triunfo del teatro Barroco.

• Vivió dedicado a su quehacer literario.

• Temperamento frío, calculador ( al contrario que Lope).

• Producción selecta y culta (frente al gusto popular de Lope).

==> Los grandes dramas del honor :

• Honor, familia y adulterio son los temas que siempre aparecen en sus obras, arraigados en la sociedad española de la época.

• La venganza y la muerte como cura drástica del honor herido ante la más leve ssopecha de deshonra ( aunque a veces se lamente de ello – “El médico de su honra” -), frente al tratamiento más suave, popular, humano, de Lope.

==> Dos grandes estilos en la obra calderoniana :

• El 1º sigue la renovación nacional del teatro realista y costumbrista de Lope. Calderón se sirve con frecuencia hasta de sus mismos asuntos, e incluso de los mismos títulos, como en el caso de la obra : “El alcalde de Zalamea”. Sin embargo, prescinde de elementos innecesarios, intensifica el dramatismo, reduce personajes y concentra la acción en un protagonista, al que subordina todo.

• El 2º ofrece características muy distintas : se aparta del teatro nacional y costumbrista para construir comedias de contenido ideológico; ya no se tratan pasiones humanas, ahora las ideas de la libertad, la gracia y el destino absorben la atención del dramaturgo. Los personajes adquieren la dimensión de símbolos universales. Utiliza abundantemente los recursos propios del Barroco : Conceptismo y Culteranismo, sutilezas, antítesis y gran riqueza de metáforas (de lo que nos da buena muestra “La vida es sueño”).

==> Los Autos Sacramentales :

• Derivados de los autos religiosos del S. XV.

• Tema de la Eucaristía.

• Solían representarse en las fiestas del Corpus, al aire libre.

• Constaban de un acto.

• Los personajes eran símbolos de ideas abstractas, como la Virtud, el Pecado, la Gracia.

• Acababan con una gran glorificación del misterio sacramental de la Eucaristía.

• Escribió 75, cada uno de ellos basándose en las más diversas situaciones, que abarcan desde los temas bíblicos hasta sucesos contemporáneos.

• El ocaso de su obra llegó con la entrada del Neoclasicismo. Sus “Autos” llegaron a ser prohibidos en el S. XVIII.

• La crítica actual ve en Calderón una de las más altas cumbres del Barroco europeo.

==> Principales obras :

Dramas religiosos : “La devoción de la Cruz”, “Los dos amantes del cielo”.

Dramas filosóficos : “La vida es sueño”.

Dramas trágicos : “El alcalde de Zalamea”, “El médico de su honra”, “El mayor monstruo, los celos.”

Comedias mitológicas : “La estatua de Prometeo.”

Comedias de enredo: “Casa con dos puertas, mala es de guardar.”

Autos Sacramentales : “El gran teatro del mundo”, “La cena del rey Baltasar”.

2. La escuela de Calderón

• Francisco de Rojas, “Zorrilla” : autor de “Del rey abajo, ninguno”, “Entre bobos anda el juego”, “Cada cual lo que le toca”.

• Agustín Moreto y Cabaña : autor de “El desdén con el desdén”, “No puede ser…”.

3. Tirso de Molina (Verlo y estudiarlo también en el T-52 de los específicos, dentro del apartado “La escuela de Lope”).

(Estudiar del texto siguiente lo más importante) :

Tirso de Molina (Madrid, 1579-Almazán, 1648), seudónimo literario del fraile mercedario Fray Gabriel Téllez, ha pasado a los anales de la historia de la literatura como creador dramático del personaje de don Juan, pero es el conjunto de su obra lo que le sitúa al lado de los nombres más importantes de la comedia del Siglo de Oro (Lope de Vega y Calderón de la Barca). Cultivador también de prosa, con obras narrativas, misceláneas e historias, y de poesía lírica, su fama y renombre se deben a la fecunda labor que realizó para la escena barroca.

Nace fray Gabriel Téllez en 1579, en Madrid, donde cursa estudios de Humanidades e ingresa, en 1600, en el convento de la Merced, para ser ordenado un año más tarde en Guadalajara. Durante la primera década del XVII realiza estudios universitarios de Artes, Teología y Sagrada Escritura. En su actividad dentro de la Orden de la Merced ocupará un lugar destacado: ostenta cargos de responsabilidad, y desarrolla labores pastorales, educativas y teológicas, etc.

Entre 1604 y 1610 coincide en Toledo con Lope de Vega, a quien consideraría su maestro; en 1610 ya es conocido como dramaturgo, y a partir de 1615 comienza a firmar sus obras con seudónimo. El lustro de 1620 a 1625 supone un periodo de gran actividad literaria, que se verá oscurecido cuando el 6 de marzo de 1625 la Junta de Reformación de Costumbres le condena por «el escándalo que causa […] con comedias que hace profanas y de malos incentivos y ejemplos», recomendando «al Nuncio le eche de aquí a uno de los monasterios más remotos de su Religión y le imponga excomunión mayor latæ sententiæ para que no haga comedias ni otro ningún género de versos profanos».

En 1632 es nombrado Cronista General de la Orden y en 1639 termina la Historia General de la Orden de Nuestra Señora de las Mercedes. Pero un año después es confinado en el convento de Cuenca, privándosele de su cargo de cronista y prohibiendo la publicación de su Historia…; éste y otros incidentes y persecuciones posteriores parecen deberse a la nefasta influencia del conde-duque de Olivares.

En 1646 es elegido definidor provincial de Castilla, y en 1648, de camino hacia Madrid, le sorprende la muerte en Almazán, provincia de Soria.

Se estima que compuso unas 400 obras para los escenarios (en los Cigarrales de Toledo habla de 300), cultivando todos los géneros, pero se conserva aproximadamente un centenar. Sus comedias completas se imprimieron en cinco partes: Primera parte (Sevilla, 1627), Segunda parte (Madrid, 1635), Tercera parte (Tortosa, 1634), Cuarta parte (Madrid, 1635) y Quinta parte (Madrid, 1636).

Continuador de la fórmula dramática lopesca, que defenderá en los Cigarrales de Toledo, su obra presenta unas características propias, unos rasgos personales más acusados. La calidad de su teatro se basa en una aguda capacidad de observación de la realidad política y humana, el tratamiento irónico y, en ocasiones, satírico que imprime a su creación, y una sólida formación intelectual y teológica.

Destaca particularmente el acierto psicológico en la configuración de los personajes, creando una variada galería de caracteres individuales. Sobresale de manera especial la caracterización de los personajes femeninos, fenómeno inusual en la literatura dramática del Siglo de Oro. La crítica ha subrayado en su obra el aspecto de la defensa de la mujer, que, como protagonista de su destino, desde una postura activa reafirma su espíritu de independencia. Un caso ejemplar sería el de La prudencia en la mujer, obra considerada como una de las grandes piezas históricas en el teatro barroco español, en la que retrata a doña María de Molina como reina, mujer y madre (el papel de la madre está prácticamente ausente de la escena española del siglo XVII), además de enfrentar dos concepciones de gobierno (cristiana y maquiavélica).

El origen de sus obras presenta un referente directo en la realidad, lo que supone la desmitificación del carácter más idealizado de la comedia anterior. Configurando personajes individuales, pero representativos, y construyendo una ambientación general, destaca la presencia del pueblo llano y de personajes de clase media: «no sé yo por qué ha de tener nombre de Comedia la que introduce sus personas entre Duques y Condes, siendo ansí que las que más graves se permiten en semejantes acciones no pasan de ciudadanos, patricios y damas de mediana condición» (Cigarrales de Toledo, Cigarral Primero).

Tirso tiende a manifestar objetivamente la realidad que observa, y la plasma a través de unos caracteres, como autor que considera el teatro como representación de la vida, donde todo acaece:

¿Qué fiesta o juego se halla que no le ofrezcan los versos? En la comedia, los ojos ¿no se deleitan y ven mil cosas que hacen que estén olvidados sus enojos? La música ¿no recrea el oído, y el discreto no gusta allí del conceto y la traza que desea? Para el alegre, ¿no hay risa? Para el triste, ¿no hay tristeza? Para el agudo, ¿agudeza? el necio, ¿no se avisa? El ignorante, ¿no sabe? ¿No hay guerra para el valiente, consejos para el prudente, y autoridad para el grave? Moros hay si quieres moros; si apetecen tus deseos torneos, te hacen torneos; si toros, correrán toros.

¿Quieres ver los epítetos que de la comedia he hallado? De la vida es un traslado, sustento de los discretos, dama del entendimiento, de los sentidos banquete, de los gustos ramillete, esfera del pensamiento, olvido de los agravios, manjar de diversos precios, que mata de hambre a los necios y satisface a los sabios.

(El vergonzoso en palacio, Acto II, Escena XIV)

Pero esta concepción de la comedia se acerca, por el contrario, a una visión lúdica del hecho teatral, que entronca con la importancia que se otorga a las apariencias.

Tirso de Molina es uno de los autores más brillantes en el uso del disfraz, planteando situaciones de gran comicidad y mostrando una burla de la rigidez del sistema, que rodea y condiciona a los personajes, frente a la libertad del individuo. La apariencia, la máscara, el disfraz, dominan sobre el hombre, pero esta oposición entre la apariencia y la verdad, entre los personajes y el medio, no supone un enfrentamiento trágico, sino el modo de establecer un conflicto dramático y realizar la denuncia del ambiente social desde unos planteamientos lúdicos, festivos.

Los finales de Tirso son positivos, pues en la confrontación entre personaje y sociedad va a vencer aquél, excepto en las que quizá sean sus dos mejores comedias: El condenado por desconfiado y El burlador de Sevilla y el convidado de piedra. Con todo, esta derrota del sistema no supone una violación de las normas, pues, en el juego dramático, por encima de la moral predomina la ironía y el humor, en ocasiones, tolerante y comprensivo ante la debilidad del hombre. La conciliación final supone un reconocimiento de la relatividad del juego de las apariencias, del entramado de las conductas sociales, de lo real, porque todo es verdad y todo es mentira.

De este modo, se huye de la identificación por medio de distintos recursos de distanciamiento, como el uso del disfraz, el procedimiento del teatro dentro del teatro, la localización espacio-temporal lejana a los espectadores (en El vergonzoso en palacio la acción acontece en el Portugal de 1400), en unas obras que se han venido a llamar «comedias de fantasía».

El humor de Tirso va desde lo satírico hasta la tolerancia; es artificioso en las comedias de enredo, donde predomina la complicación, el embrollo y la intriga en la acción. La comicidad va más allá del simple ingenio lingüístico; la fuerza cómica recae en las situaciones y en distintos personajes. En el lenguaje demuestra un gran dominio, aunque sin la frescura y espontaneidad de Lope de Vega, puesto que su verso es más barroco por mayor virtuosismo formal, con predominio del ingenio lingüístico y del equívoco en el vocablo, con juegos de palabras y construcciones, en ocasiones, conceptistas.

En su teatro religioso podemos distinguir tres tipos de obras: comedias bíblicas (La venganza de Tamar), comedias hagiográficas (la trilogía de La Santa Juana), y autos sacramentales en los que dramatiza problemas teológicos (El colmenero divino). Tirso destaca en la encarnación dramática de tesis morales y teológicas, aunque sin la capacidad de abstracción de grandes conceptos y de creación alegórica propia de Calderón.

En las comedias de asunto histórico, de distinta temática (aragonesa, portuguesa, americana o castellana; cabe señalar que sus variadas estancias en distintos lugares dejarán una influencia destacable en su producción), exalta el valor colectivo y las virtudes nacionales, pero, lejos del predominio lopesco del ambiente, se preocupa por los personajes concretos, cercanos a la categoría de héroes y representativos del grupo. Sus ambientaciones tiene visos realistas, aderezados de hechos maravillosos, batallas,… Sobresalen en su producción la trilogía de Pizarro (Todo es dar en una cosa, Las Amazonas en las Indias y La lealtad contra la envidia), y la historia de doña María de Molina (La prudencia en la mujer).

Las comedias de intriga o de enredo destacan por la configuración estructural, pues con una magistral técnica para enredar y desenredar situaciones y tramas dentro de una acción dinámica no provoca la pérdida de interés en la acción, y consigue una rápida y eficaz creación de ambiente y de tipos. Entre éstas, sobresale Don Gil de las calzas verdes, comedia urbana con escenarios y personajes cotidianos, perfectamente construida, destaca por su astucia e ingenio, por el brillante enfoque cómico de personajes, situaciones y lenguaje.

Entre las comedias de carácter, señalamos: Marta la piadosa, comedia de dramatización de la hipocresía, anterior a Molière y a Moratín, presenta una original comicidad en la censura de la falsa religiosidad, satirizando tipos y situaciones; y El vergonzoso en palacio, con doña Magdalena, ejemplo de sus personajes femeninos, que luchan ante cualquier obstáculo por conseguir sus propósitos.

Se le atribuyen dos importantes obras de contenido filosófico: El burlador de Sevilla y el convidado de piedra y El condenado por desconfiado.

El burlador de Sevilla, que no es la primera obra que se escribió sobre el personaje de don Juan, escenifica una caída ejemplar por motivos morales: supone una llamada al arrepentimiento postrero y muestra la fragilidad y miseria de la sociedad. La escena del «convidado de piedra» destaca como muestra de humor macabro español.

El condenado por desconfiado es un extraordinario drama teológico en el que se debate el tema de la predestinación, el problema teológico del libre albedrío, en una historia de profunda emoción humana. En este conflicto teológico, vigente en el Siglo de Oro, Tirso opta por la teoría molinista: la libertad del hombre tiene una importancia decisiva en el camino hacia la salvación. Esta obra es, además, un caso ejemplar en la manifestación del tema barroco del engaño de las apariencias.

Tirso escribió también obras novelísticas e históricas, entre las que destacan la Historia General de la Orden de Nuestra Señora de las Mercedes (acabada en 1639), y las misceláneas Cigarrales de Toledo (1624) y Deleitar aprovechando (1635).

Cigarrales de Toledo es una miscelánea profana con novelas cortesanas, poemas y tres comedias (El vergonzoso en palacio, Cómo han de ser los amigos y El celoso prudente). Presenta la disposición estructural del Decamerón: con un ritmo muy ágil cuenta la reunión de varios amigos que se han dado cita en una fiesta campestre en Toledo y salpican su diversión con relatos agudos y picarescos.

Deleitar aprovechando es, por el contrario, una obra más grave y serena, formada por relatos piadosos, autos sacramentales y poesía devota. De finalidad formativa y de adoctrinamiento, mantiene un tono de ejemplaridad.

Por último, es significativa la influencia de la poesía tradicional en la lírica tirsista, a la que tampoco falta su tendencia conceptista y su agudo ingenio.

LECTURA 1 : CALDERÓN DE LA BARCA : VIDA

Pedro Calderón de la Barca nació en Madrid y fue el tercero de seis hermanos. A la muerte de su padre en 1615, Calderón rechazó la carrera eclesiástica que su familia había dispuesto para él. Inició una vida independiente e intensa, pero en sus decisiones siempre pesó su experiencia infantil debido a un escándalo amoroso de su padre y sus hermanos; de hecho, nunca se casó, pero tuvo un hijo natural y se vio implicado en un homicidio. Inició sus estudios en el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús; posteriormente estuvo en las universidades de Alcalá de Henares y de Salamanca, donde adquirió una sólida formación jurídica y teológica. Movido por su amor a la poesía y su afán a las armas, renuncia a hacerse sacerdote y, quizás, peleó en las guerras de Italia y Francia; fueron años de vida intensa y experiencia para Calderón que ya empezaba a gozar de cierta fama como dramaturgo. En 1637 es nombrado Caballero de la Orden de Santiago, y en 1640 y 1641 participa en la guerra de Cataluña en el ejército mandado por el propio Felipe IV. Poco después entró al servicio del Duque de Alba.

Hacia 1648 el Ayuntamiento lo nombró poeta único de los autos sacramentales de Madrid, lo que le comprometió a escribir dos por año. La muerte de su hijo, la de su compañera sentimental y otros infortunios lo indujeron a ordenarse sacerdote en 1651 y a aceptar la capellanía que para él había preparado su abuela materna. Desde ese momento abandona los corrales de comedias y sólo escribe dramas mitológicos para la Corte, y libretos de obras musicales que se representan en el lujoso pabellón de caza que el hermano del rey tiene en La Zarzuela.

CARACTERÍSTICAS DE SU TEATRO

Se trata de un teatro teológico y de lucha intelectual con los problemas de la época, pues las luchas antirreformistas están presentes constantemente. El elemento lírico, muy importante en el teatro calderoniano, aumenta más en los Autos Sacramentales, destacando la combinación de elementos alegóricos y musicales junto con la gran complicación escénica que suponía su montaje.

Según el director teatral Ignacio Amestoy, “Calderón es el más posmoderno de los autores del Barroco. Tras las huellas del singular genio de Cervantes y de la plural agudeza de Lope de Vega, sometió su teatro al placer cortesano y a la liturgia tredentina, entregando su arte al poderoso. Fue, sin embargo, el mejor autor del único género dramático importante que España ha aportado al teatro, el Auto Sacramental. Fue también el creador de uno de los cuatro mitos que, junto con Quijote, Don Juan y Celestina, las letras españolas han creado: Segismundo”. Calderón aparece en el teatro como el dramaturgo del pensamiento; llevó a los escenarios todos los problemas sociales, morales o teológicos de su tiempo. Los protagonistas son símbolos o personajes- tipo que no tienen otra existencia que la de las ideas que encarnan; esto explica la falta de acción y de las pasiones humanas. Lo que le falta a su teatro en naturalidad y pintura de caracteres, se compensa con la estructura dramática y el sentido de escenografía: amplios decorados, efectos visuales, trucos que jamás se habían utilizado hasta entonces.

OBRA DE CALDERÓN DE LA BARCA

Como era usual entre los dramaturgos de la época, Calderón cultivó todos los géneros. Su obra consta de 120 dramas y comedias, 80 Autos Sacramentales, además de entremeses, zarzuelas y obras menores.

Dramas religiosos Vamos a citar solamente los más importantes, según Menéndez y Pelayo: La devoción de la Cruz, Los amantes del cielo, Los cabellos de Absalón, La exaltación de la Cruz, El príncipe constante. El mágico prodigioso ha gozado de renombre universal por la apología de los románticos alemanes que vieron en la obra un estrecho parecido con el Fausto de Goethe.

Los dramas filosóficos Calderón alcanza el punto más alto de su teatro idealista con La vida es sueño; la compuso en 1635, cuando se encontraba al principio de su segundo ciclo; quizá por esta juventud pueda explicarse la potencia dramática de su héroe. La idea dominante es la afirmación de la vanidad y caducidad de todo lo humano; el pesimismo calderoniano sobre el valor de la vida humana es radical, pero es un pesimismo transitorio, limitado a la vida de los sentidos, a la realidad material; la vida es un sueño vano, pero la muerte sólo es el seguro despertar a otra vida: “Que toda la vida essueño y los sueños, sueños son”.

Los dramas trágicos Componen este grupo El alcalde de Zalamea,La niña de Gómez Arias. La primera alcanza la cumbre de su obra dramática junto a La vida es sueño. En ella Calderón sigue muy de cerca las huellas de Lope de Vega, el otro gran dramaturgo del llamado Siglo de Oro español; el autor toma y reelabora los temas costumbristas y nacionales, basados en la historia o la leyenda. El personaje central de La vida es sueño, Segismundo, salta por encima de todasfronteras, mientras que elalcalde don Pedro Crespo es un valor nacional, de raza:

Al rey la hacienda y la vida se ha de dar; pero el honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios.

Los dramas de honor El honor y los celos son los temas sobre los que giran estas cuatro obras que citamos a continuación: La locura por la honra, La adúltera perdonada, El mayor monstruo los celos, El médico de su honra.

Comedias mitológicas Abundan los valores poéticos, la riqueza imaginativa e intuición psicológica. Entre las más importantes están: La hija del aire, El mayor encanto, amor, La estatua de Prometeo, etc.

Autos Sacramentales Puede definirse como representación dramática en un acto o jornada de carácter alegórico y referente al misterio de la Eucaristía; el asunto debe ser la Eucaristía, pero el argumento puede variar de un auto a otro. Se pueden dividir en varios grupos:

– Filosóficos y teológicos.

– Mitológicos. – Inspirados en relatos evangélicos.

– Autos de circunstancias.

– Autos históricos y legendarios.

– Autos de Nuestra Señora.

Dramaturgo español. Nació el 9 de abril de 1618 en Madrid. Estudió Leyes en la Universidad de Alcalá. La mayor parte de su obra fue escrita entre 1642 y 1656. Claro representante de la práctica de la refundición, sus piezas teatrales se basan a menudo en el uso y adaptación de fuentes diversas. Podemos destacar, entre sus obras religiosas,

Caer para levantar, escrita en colaboración, y San Franco de Sena. Autor también de teatro histórico, escribió Los jueces de Castilla y El valiente justiciero. Las comedias más interesantes son las de carácter: El lindo don Diego, basada en Narciso en su opinión, de Guillén de Castro. Su obra más célebre es El desdén con el desdén (1625), en la que, reelaborando fragmentos de cuatro obras de Lope de Vega, revela un acercamiento más fluido a la realidad representada. Falleció el 27 de octubre de 1669 en Toledo.