Tema 1 – Lenguaje y comunicación.

Tema 1 – Lenguaje y comunicación.

Introducción.

Por el hecho de vivir en comunidad, el hombre se comunica y relaciona con los seres y objetos que le rodean. Los procedimientos de comunicación son múltiples y nuestros sentidos captan aquellas informaciones suministradas. En la vida cotidiana, el hombre pasa gran parte del tiempo emitiendo y recibiendo mensajes: una conversación, una mirada, un gesto, las señales de tráfico, la obra teatral o cinematográfica, los medios de comunicación social (prensa, radio, televisión, publicidad, etc.), entre otros, son actos de relación comunicativa en los que, en la mayoría de casos, el lenguaje juega un importante papel como instrumento de comunicación. Son diferentes niveles y códigos que cumplen distintos objetivos, aunque todo ello es comunicación, siendo el lenguaje el código más rico, complejo y elaborado.

Por todo ello, en el presente tema abordaremos como cuestiones principales e interrelacionadas los conceptos de lenguaje y comunicación; lenguaje como sistema de signos dentro del proceso comunicativo “emisor – receptor”.

El lenguaje: orígenes, concepto y funciones

Varias son las teorías que han hablado de los orígenes del lenguaje, sin embargo no existe una conclusión definitiva. Algunas de ellas dicen que surge de la necesidad innata del ser humano (naturaleza), de la convención social o hasta del don divino, entre otras. Sea como fuere, lo cierto es que surgió como una necesidad de supervivencia común ante las adversidades.

Si no existe un acuerdo sobre los orígenes, sucede lo propio en relación con el concepto de lenguaje. De modo general, el lenguaje es cualquier medio de comunicación entre individuos. De forma estricta, el lenguaje es un medio de comunicación convencional que se vale de signos, significativos y articulados con la propiedad de tener un poder creativo sin límite.

A pesar de existir numerosas definiciones, podemos encontrar algunos criterios comunes:

§ Lenguaje como sistema de signos.

§ Lenguaje como sistema de comunicación.

§ Lenguaje como fenómeno social.

§ Lenguaje como fenómeno característicamente humano.

§ Lenguaje como medio de transmisión de ideas, sentimientos…

§ Lenguaje como fenómeno histórico.

§ Lenguaje como fenómeno psicológico, físico y fisiológico.

Para un estudio más completo nos valdremos de las consideraciones de Saussure y el estructuralismo. Si bien en la lingüística presaussuriana el lenguaje se reduce a la suma de las acciones individuales, con Saussure participa no solo del mundo físico sino también del psíquico. Y es que el lenguaje no se basa solamente en realizaciones lingüísticas fisiológicas sino también en operaciones mentales basadas en el conocimiento del hablante y en sus intenciones.

Nuestro lingüista defiende que el estudio del lenguaje comporta dos partes: la una, esencial, tiene por objeto la lengua, que es social y común para los individuos de una misma comunidad; la otra, secundaria, tiene por objeto la parte individual del lenguaje, es decir, el habla. La lengua es un producto social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones necesarias adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de esa facultad (habla) en los individuos.

De forma más específica, podemos entender el lenguaje como la capacidad de poder establecer comunicación mediante signos, ya sean orales, escritos o de otra índole, a través de la dicotomía significante (imagen acústica – fonemas) / significado (concepto). Por otro lado, la lengua es un sistema de signos que los hablantes aprenden y retienen en su memoria. Es un código que conoce cada hablante, y que utiliza cada vez que lo necesita. De esta manera, el lenguaje presenta muchísimas manifestaciones distintas en las diversas comunidades que existen en nuestro planeta. Y, a su vez, el habla es la plasmación individual y voluntaria de lo anterior, la recreación de ese modelo que conoce toda la comunidad lingüística.

Un resumen de estas consideraciones de Saussure se puede encontrar en su “circuito de la palabra”: Œ el hablante percibe del exterior sensaciones que identificamos con imágenes acústicas (asociación psíquica de la percepción en los fonemas que se van a pronunciar),  después de esta asociación el cerebro de órdenes al aparato fonador para que se produzca el habla, Ž la palabra o conjunto de palabras llegarán al receptor por ondas sonoras,  que, a su vez, se dirigirán a su cerebro,  entonces el receptor asociará la imagen acústica con el concepto (a partir de la lengua que retenga y de la impuesta por la sociedad), ‘ para, finalmente, repetirse el mecanismo a la inversa.

Como conclusión, definiremos el lenguaje como un sistema estructurado de signos producidos de manera consciente, y del que se sirve el hombre para comunicarse.

Una vez entendido qué es el lenguaje y su proceso, podemos determinar que el mismo tiene una funcionalidad para el hablante. Así, desde la Antigüedad Clásica ya surgían consideraciones en torno a las funciones del lenguaje. No obstante, aunque son muchos los lingüistas que han elaborado distintas teorías sobre las funciones del lenguaje, como en el caso de Karl Bühler y su tripartición funcional en apelativa, expresiva y representativa, todas ellas han quedado simplificadas y ensombrecidas a partir de la propuesta de Roman Jakobson, que opina que el fin último y primordial del lenguaje es la comunicación humana y ello implica seis términos constituyentes del proceso comunicativo a los que corresponde una función determinada:

o EMISOR ——————————————— EMOTIVA

o RECEPTOR —————————————– CONATIVA

o MENSAJE ——————————————- POÉTICA

o CONTEXTO- ————————————— REFERENCIAL

o CONTACTO / CANAL —————————- FÁTICA

o CÓDIGO ——————————————— METALINGÜÍSTICA

1. Función referencial. Es la función básica de todo acto de comunicación, puesto que si no hay algo que comunicar no existe tal acto. Establece la relación entre el mensaje y el objeto al cual se refiere.

2. Función emotiva. Establece la relación entre el emisor y su mensaje. Expresa su actitud ante el objeto, pero realizada de un modo intencionado y no como producto de una emoción espontánea.

3. Función conativa. Establece la relación entre el mensaje y el receptor. Esta función se cumple cuando el hablante usa el lenguaje para producir una reacción determinada en el oyente (ejecutar una orden, adoptar una conducta…).

4. Función poética. También llamada estética, es la relación que el mensaje guarda consigo mismo. Se da principalmente en las artes, donde el signo deja de ser instrumento para convertirse en objeto. En arte el referente es el mensaje.

5. Función fática. Relación entre emisor y receptor (que existe un hilo comunicativo entre ambos). Tiene por objeto consolidar, mantener o detener la comunicación.

6. Función metalingüística. Esta función hace referencia al código en sí mismo. Tiene como finalidad definir el signo, que puede no ser bien comprendido por parte del receptor, es decir, utilizar la propia lengua para definir dicho signo.

Todas estas funciones concurren simultáneamente, mezcladas en diversas proporciones y con preponderancia de unas u otras según el tipo de comunicación

La comunicación: orígenes, concepto y proceso

Como hemos visto, la mayoría de estudiosos del lenguaje coinciden en considerar como su función central ser la función de comunicación, entendiendo por comunicación la utilización de un código para la transmisión de mensajes.

El origen de la comunicación se sitúa desde el primer momento en que el hombre trató de mostrar sus pensamientos, ya fuese a través de gestos, sonidos o palabras. Sin embargo, no sería hasta mediados del siglo XX cuando aparecería la teoría de la comunicación, posterior a la teoría lingüística, que surgió de las investigaciones realizadas por el ingeniero de teléfonos SHANNON y cuyos trabajos, orientados a mejorar el rendimiento económico de los mensajes telefónicos, interesaron a otros investigadores de diferentes campos del saber, que intentaron aplicar sus conclusiones a la transmisión de información en ciencias como la biología o la física, la moderna cibernética, las ciencias del lenguaje humano y otras de carácter social.

El término comunicación como concepto se presta a muchas interpretaciones, las cuales dependen del momento histórico, así como de las exigencias políticas, económicas, culturales y sociales del medio en el cual han surgido; esto ha dado origen a una gran variedad de definiciones. No obstante, independientemente del autor y momento histórico donde se desarrollan las ideas, todos toman como punto inicial la Teoría de la Comunicación señalando que la comunicación es un proceso de transmisión de informaciones de un emisor, a través de un código específico, a un receptor que descodifica el mensaje (dicha información), mensaje que es producto del uso del lenguaje hablado, escrito o de otra naturaleza (gestual, señales, no humano, etc.).

Además, la realización de un acto comunicativo, también llamado acto sémico, puede responder a diversas finalidades:

a. Transmisión de información.

b. Intento de influir en los otros.

c. Manifestación de los propios estados o pensamientos.

d. Realización de actos.

En todo acto sémico es necesario un proceso de comunicación en el que aparecen necesariamente:

F Un EMISOR, punto de origen del mensaje, selecciona del sistema los signos necesarios y las leyes combinatorias de los mismos, para dar forma al contenido que desea transmitir; es decir, codifica el mensaje, usa la lengua.

F Un RECEPTOR que recibe el mensaje y reacciona o actúa en consecuencia. Realiza la operación inversa al emisor: decodifica el mensaje.

F El MENSAJE: signo o secuencia de signos que el emisor transmite al receptor de un mismo código.

F El CANAL: medio físico por el cual se transmite el mensaje (aire, cable telefónico, ondas electromagnéticas de la radio o TV, papel…).

F El CÓDIGO: conjunto limitado y moderadamente extenso de signos, que se combinan mediante ciertas reglas conocidas por emisor y receptor; es decir, el conjunto o sistema de equivalencias que convencionalmente establecen el emisor y el receptor. Existen diversos tipos de códigos: lenguaje oral, escrito, morse, braille…

F EL CONTEXTO. De un modo general se entiende por contexto todo lo que rodea al acto de comunicación. No obstante, tiene dos acepciones bien diferenciadas:

– Contexto lingüístico: signos lingüísticos que rodean a otro, confiriéndole el significado que le corresponde. Ej.: Me voy a dar un paseo (acción) Me lo encontré durante el paseo (lugar).

– Contexto extralingüístico o situacional: conjunto de circunstancias, espaciales y temporales, sociales e incluso personales que rodean y enmarcan el acto comunicativo. Las circunstancias propias de cada situación son las que, en definitiva, permiten interpretar unívocamente su mensaje.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que en un acto comunicativo pueden surgir factores que dificulten la comprensión, tales como el ruido o la redundancia. El ruido es cualquier perturbación que impida la correcta transmisión y recepción de un mensaje, no solo entendido como un sonido confuso más o menos fuerte, sino también, por ejemplo, una voz en tono imperceptible, los errores en el código (haiga por haya), distracciones del receptor, manchas de tinta y faltas ortográficas en el lenguaje escrito, etc. Por su parte, la redundancia es la repetición superflua de elementos de un mensaje, es decir, aquella parte del mensaje que es innecesaria, en el sentido de que, sin ella, el mensaje sería esencialmente completo.

En conclusión, la comunicación, en su sentido más amplio, es la transferencia de información y para que se produzca es necesario el contacto entre dos individuos a partir del lenguaje. Según la información que se quiera transmitir la función o funciones del lenguaje podrán variar en mayor o menor medida.

Los signos. Semiología y semiótica.

La Teoría de la Comunicación no menciona la palabra signo; habla de símbolo, como unidad que establece el mensaje, y de señal, como la transformación del símbolo para la comunicación. Este planteamiento no tiene en cuenta el significado que transportan las unidades; se interesa tan solo por el mecanismo de la transmisión propiamente dicha.

Por el contrario, la semiología o semiótica centra todo su estudio en el signo, pues es precisamente su carga significativa lo que constituye el centro de interés. Semiología y Semiótica son dos términos acuñados, casi al mismo tiempo, por dos lingüistas –europeo uno (Saussure), americano otro (Pierce)- para referirse a una ciencia nueva e independiente con un objetivo común: los sistemas de comunicación.

Así pues, entendemos por signo toda realidad física perceptible que informa de algo, que sustituye a algo, que remite a otra cosa. El hombre, al establecer comunicación a través del lenguaje oral o escrito, a través de señales artificiales (semáforo, cartel), etc., está empleando signos. El signo es, pues, el elemento mediatizado entre la realidad y el hombre, entre el hombre y los otros hombres: es el instrumento capaz de crear una cultura y una civilización, y todos los sistemas de signos creados desempeñan un papel importantísimo en la historia de las mismas.

3.1. Tipología de los signos.

Podemos clasificar los signos según su naturaleza. De un lado tendremos lo naturales, o índices, y, de otro, los artificiales.

Los naturales no son creados por el hombre, pero sí son interpretados por él: así, la fiebre es índice de enfermedad, o el humo, del fuego.

Los artificiales pueden dividirse en lingüísticos y en no lingüísticos – divididos en señales, símbolos e iconos:

Los signos artificiales no lingüísticos son creados por el ser humano. Pueden ser de tres tipos: símbolos, iconos y señales.

Ä Los símbolos son objetos materiales que representan ideas abstractas, funcionan por ejemplificación, alegoría o metáfora y por ello precisan de una convención previa para que sea entendido: así ocurre con la cruz para el cristianismo.

Ä Los iconos, por el contrario, no representan ideas abstractas, sino concretas, con la que guardan una relación de semejanza: un muñeco con faldas a la puerta de un servicio es icono de servicio de señoras.

Ä Las señales pueden compartir las propiedades de los símbolos o los iconos, pero se diferencian de éstos en que en ellas predominan la función conativa, es decir esperan un cambio en la actitud del receptor así como en los colores de los semáforos, o è como señal viaria de sentido único.

Por su parte, los signos artificiales lingüísticos son los propios de la comunicación verbal humana.

3.2. El signo lingüístico.

Se entiende por comunicación verbal o lenguaje humano la que se establece a través de los signos lingüísticos. Así pues, continuando con el estudio lenguaje en relación con la comunicación, debemos centrarnos en el estudio de los signos que forman el sistema de la lengua.

El problema de la estructura del signo es tan antiguo como la lingüística. Platón y Aristóteles ya se plantearon la relación existente entre la realidad y los nombres que esta recibía. Para Platón, el signo es una cualidad de las cosas (analogistas); Aristóteles, por el contrario, defiende la teoría de que los nombres no significan rectamente las cosas (anomalistas).

El ginebrino Saussure, ya citado como creador de la corriente estructural en lingüística, fue quien afirmó que en realidad lo que el signo lingüístico une no es una cosa y su nombre, sino un concepto y una imagen acústica, lo que equipara con significado y significante. Por un lado, en la naturaleza del signo no interviene la realidad; el concepto es la imagen depositada en nuestro cerebro, formada por el entendimiento social y convencional de cada lengua y no individual (es la parte pasiva del signo, su significado). Por otro lado, la imagen acústica es la representación que del sonido (fonemas) nos da el testimonio de nuestros sentidos. Se trata del significante, que es la parte activa: imagen acústica que actúa en nuestro cerebro como consecuencia de una serie de actividades físicas transmitidas a través de canales físicos.

Si bien Saussure habla que este signo es solamente forma, lo lingüístico propiamente dicho (imagen acústica/ significante: combinaciones de fonemas m-e-s-a – concepto/significado: conjunto de monemas y léxico que asociamos a un significante en nuestra mente mueble que se compone de un tablero horizontal sostenido por patas…) Hjelmslev añade a esta consideración la sustancia (materia de la que está hecha la lengua, pero no la lengua en sí):

SIGNIFICANTE: forma (fonemas) y sustancia (articulación de sonidos)

SIGNIFICADO: forma (monemas, léxico, palabras) y sustancia (caudal de conceptos e ideas generales albergados en la mente y que tienen capacidad de combinación entre ellos).

Por su parte, Ogden y Richards añaden la realidad a la estructura del signo. Así, además de significante y significado, encontramos el referente, que es el objeto representado tal como existe fuera de nuestra mente (realidad). Sin embargo, este planteamiento es incompleto ya que solo describe la actividad del emisor y omite la del receptor, de ahí que Ullman y Baldinger precisasen, estableciendo la distinción entre el plano onomasiológico (plano del hablante) y semasiológico (plano del oyente). En un plano onomasiológico el emisor debe encontrar el término preciso para expresar lo que quiere, en el semasiológico, la actividad del receptor es reconocer las señales que le envían. En el primero vale la estructura del signo descrita por Ogden y Richards, pero en el segundo la referencia puede no estar clara y no es ya un punto sino todo un plano referencial por lo que el receptor se encuentra en la situación de reducir y eliminar las falsas referencias para llegar a la auténtica.

Según lo visto hasta el momento podemos observar otras dicotomías características del signo lingüístico propuestas por Saussure:

Arbitrario / Lineal. Es arbitrario porque el enlace que une el significado con el significante es inmotivado; es decir que el significado puede estar asociado a cualquier nombre y por lo tanto no existe un nexo natural entre ellos. Por ejemplo, en los sinónimos (varios significantes y un solo significado) o las lenguas (español: tiza / inglés: chalk). Es lineal porque el significante se desenvuelve sucesivamente en el tiempo, es decir no pueden ser pronunciados en forma simultánea, sino uno después del otro en unidades sucesivas lineales en el tiempo. Por ejemplo, ¡a-c-a-b-o-d-e-ll-e-g-a-r!

Mutable / Inmutable. La inmutabilidad consiste en que la comunidad impone el uso de un signo lingüístico en un momento determinado de la evolución de una lengua; esta característica únicamente es posible considerarla desde una perspectiva sincrónica (en un estado de tiempo). Es mutable ya que el tiempo, que asegura la continuidad de la lengua, tiene otro efecto en apariencia contradictorio con el primero: el de alterar más o menos los signos lingüísticos (en diacronía) de modo que, en cierto sentido, se puede hablar a la vez de la inmutabilidad y la mutabilidad del signo.

Competencia lingüística y competencia comunicativa.

4.1. Competencia lingüística.

Se entiende por Competencia Lingüística el conocimiento de una lengua. Este concepto se enmarca dentro de la gramática generativa-transformativa de Chomsky (1957), según la cual, la Competencia (COMPETENCE) es el sistema de reglas lingüísticas, interiorizadas por los hablantes, que conforman sus conocimientos verbales y que les permiten entender un numero infinito de enunciados. Dicho conocimiento engloba los siguientes componentes: fonológico, morfológico, sintáctico, semántico y léxico. Saussure lo llama LENGUA.

Competencia se opone a Actuación (PERFORMANCE), que es la conducta lingüística de sujeto, esto es, el uso que éste hace de la lengua. La actuación, consecuentemente, se halla determinada no sólo por la competencia lingüística del hablante sino también por las convenciones sociales y otros factores de índole cultural y emocional. Para Saussure se llama HABLA.

4.2. Competencia comunicativa.

La Competencia Comunicativa, concepto acuñado por el etnógrafo Hymes, es la capacidad de usar el lenguaje de manera apropiada en las diversas situaciones sociales en las que puede hallarse un hablante. Por lo tanto, la competencia comunicativa es una suma de los distintos tipos de competencia:

Ä Gramatical: supone el dominio del código lingüístico, con sus correspondientes subsistemas: fonético-fonológico, morfosintáctico y léxico-semántico.

Ä Sociolingüística: o capacidad de producir enunciados acordes a la situación de comunicación tanto en forma como en significado.

Ä Discursiva: capacidad de utilizar los diferentes tipos de discurso y organizarlos en función de los parámetros de la situación de comunicación en la que son producidos e interpretados.

Ä Estratégica: capacidad de los interlocutores para definir y matizar progresivamente los significados que transmiten, para realizar ajustes, formular aclaraciones, llevar a cabo precisiones y utilizar todos los recursos lingüísticos y extralingüísticos de que disponen para evitar que se rompa la comunicación.

4.3. Las cuatro habilidades lingüísticas de la comunicación o capacidades comunicativas.

Hay que destacar que el uso de la lengua solo se puede realizar de cuatro formas diferentes, según el individuo sea Emisor o Receptor y según el mensaje sea Oral o Escrito.

Hablar > mensaje oral > Escuchar

EMISOR RECEPTOR

Escribir > mensaje escrito > Leer

Hablar, escuchar, escribir y leer son las cuatro habilidades que el usuario de una lengua debe dominar para poder comunicarse con eficacia en todas las situaciones posibles.

Dentro del proceso de la comunicación, las habilidades lingüísticas, se pueden clasificar:

a) Según el papel receptivo (comprensión) o productivo (expresión) del individuo.

b) Según el código (oral o escrito) usado por el mismo.

CÓDIGO

RECEPTIVO

PRODUCTIVO

ORAL

ESCUCHAR

HABLAR

ESCRITO

LEER

ESCRIBIR

Hasta hace poco tiempo, a las habilidades receptivas se las denominaba pasivas y a las productivas, activas; sin embargo, esta denominación es incorrecta ya que escuchar y leer también son destrezas activas que requieren complejas y laboriosas operaciones, aunque no sean observables externamente.

Las habilidades lingüísticas no funcionan aisladas sino integradas, relacionadas entre sí. El usuario de una lengua intercala, con frecuencia, los papeles Emisor-Receptor en la comunicación, por ejemplo, en una conversación.

Los planteamientos didácticos más modernos se basan en el concepto de Competencia Comunicativa y se denominan enfoques (didácticos) comunicativos. Surgieron en la didáctica de Lenguas Extranjeras y el más usado es el social-funcional. Estos métodos fijan su objetivo en la comunicación y en el correcto uso de la lengua.

Conclusión

La comunicación por medio del lenguaje nos permite a los seres humanos relacionarnos unos con otros así como regular nuestra propia conducta posibilitando la convivencia. Desde Platón y Aristóteles hasta nuestros días, la comunicación y la posibilidad de entendimiento han suscitado el interés de los estudiosos. Es en el siglo XX, a partir de los años 60, debido a la influencia de la Teoría de la Comunicación de Shannon, es cuando se valoran los aspectos extralingüísticos del acto comunicativo, es decir, deja de atenderse solo al código y se abren nuevas expectativas para la lingüística al relacionarse con otros factores del acto de la comunicación con el surgimiento de la Pragmática.

Este hecho hace que se valoren las cuatro habilidades lingüísticas y se llegue a un nuevo método didáctico (enfocado en un tipo de enseñanza centrada en el alumno y sus necesidades tanto comunicativas como de aprendizaje), el enfoque comunicativo, en el estudio de las lenguas.Bibliografía

COLLADO, J.A. (1974): Fundamentos de Lingüística General. Ed. Gredos: Madrid.

COSERIU, E. (1967): Teoría del Lenguaje y Lingüística General. Ed. Gredos: Madrid.

LLORACH, Alarcos (1994): Gramática Estructural. Ed. Espasa Calpe: Madrid.

PEIRCE, J.R. (1931) y (1962): Semiótica y Símbolos, Señales y Ruidos. La Ciencia de la Comunicación. Ed. Rev. Occidente: Madrid.