Tema 69A – La poesía hispanoamericana en el siglo XX.

Tema 69A – La poesía hispanoamericana en el siglo XX.

1. INTRODUCCIÓN.

La literatura hispanoamericana es una manera de perpetuar el alma de muchos pueblos. Así, se convierte en vehículo de ideas, de ese imaginario que comenzó con hermosas y ricas historias transmitidas de generación en generación entre los indígenas, y que poco a poco fue expandiendo su grito hacia el modernismo y hacia el siglo XX.

Cualquier reflexión sobre la literatura latinoamericana establece de inmediato una doble característica aparentemente contradictoria: la unidad y la diversidad;

Ø La unidad de las letras latinoamericanas viene dictada por la comunidad del idioma, por el hecho radical de compartir el español como lengua común.

Ø En cuanto a la diversidad, viene determinada por la existencia de las distintas nacionalidades en América.

En este tema trataremos de sintetizar la evolución de la narrativa hispano americana en el siglo XX, desde la unidad, rasgos que comparten, y desde la diversidad de los autores que emergen dentro de cada país.

2. EL MODERNISMO: EMANCIPACIÓN INTELECTUAL DE LA LITERATURA HISPANOAMERICANA

El Modernismo constituye algo más que una corriente estética. Es el resultado de la integración de Hispanoamérica a la sociedad burguesa a la par que se va estabilizando este mundo burgués. La sociedad burguesa racionalizada donde prima el fin egoísta. Esto repercute en el modo de encarar el hecho literario, en tres niveles:

· Situación del artista y su autocomprensión. Profunda preocupación del poeta ante un mundo tan utilitario como el burgués. Marginación del artista y su nueva conciencia de artista en libertad.

· Secularización (trascendencia profana) de la vida. El artista se siente marginado y víctima de la sociedad, para protegerse inventa, entonces, una forma de autoimagen que fomenta el desafío y el desprecio. Nace la figura del poeta como un “dandy” o un bohemio (Luces de Bohemia).

· Cosmopolitismo. Las ciudades de Hispanoamérica comienzan en este momento su gran expansión. El cambio acelerado en el paisaje urbano trae como consecuencia el auge de una literatura nostálgica de recuerdos del pasado.

La característica más sobresaliente del Modernismo hispanoamericano y su importancia como fundador de la nueva literatura, es la emancipación respecto a la metrópoli, en lo que se refiere a las corrientes estéticas.

Los límites cronológicos del Modernismo se cifran en cuatro etapas:

· Etapa de formación (1882-1896). No es un movimiento concreto, sin embargo hay hechos que vaticinan su llegada: Independencia de España e influjo de la literatura francesa (Verlaine, Baudelaire, etc.). Los autores son J. Marti, Gutiérrez Najera, J.A. Silva, etc.

· Triunfo del Modernismo (1896-1905). Es el momento de publicación de dos libros emblemático de R. Darío: Prosas Profanas y Cantos de vida y esperanza. El Modernismo es ya usual y aceptado (conciencia de nueva corriente estética). R. Darío queda entronizado como padre del movimiento.

· Postmodernismo (1905-1914) Se inicia una crítica del movimiento encabezada por el propio Darío

· Ultramodernismo (a partir de 1914). Se corresponde con el periodo de las Vanguardias.

Las características de un movimiento tan complejo y extenso son múltiples y varían en función de los propios poetas que conforman la nómina de autores modernistas. Sin embargo, podemos extraer algunas líneas maestras que pueden caracterizar las producciones de la mayoría de los poetas modernistas:

· Tensión entre innovación y tradición entre asumir las nuevas corrientes y el rescate del pasado.

· Esteticismo. Los poetas se afilian a las corrientes estéticas francesas del Parnasianismo (preciosismo formal descubrir los valores plásticos del verbo) y Simbolismo (el poeta traduce los símbolos sagrados que se encuentran en al naturaleza).

· Referencias culturales para demostrar su alejamiento del resto de las personas.

· Decadentismo (culto desmesurado a la artificiosidad).

· Exquisitez en el fondo y en la forma.

· Narcisismo y autocomplacencia en la belleza, el poeta se refugia del mundo creando el suyo propio.

· Hedonismo (el arte para el goce de todos los sentidos).

· Amor al lujo.

· Erotismo que se torna en trascendencia y en un modo de acercarse a lo divino.

· Culto a los actos macabros, coquetería con la muerte.

· Sustituir a la naturaleza por lo artificioso, el poeta es un orfebre de la palabra.

· Contrario al espíritu utilitarista del arte (el arte por el arte).

· Gusto por el exotismo.

· Esoterismo, atracción por lo oculto.

· Carácter demiúrgico del arte (panteísmo y desacralización de la vida).

· Gusto por la mitología (formula de entendimiento del mundo, en la que se aúna belleza y espiritualidad).

· El rol poético es una tarea poética, heroica, sagrada.

Þ Los precursores: J. Martí y J.A. Silva

§ JOSÉ MARTÍ (1853-1895)

Con sus composiciones se inaugura el cosmopolitismo artístico, ya que emprende el diálogo con las literaturas extranjeras, liberándose del yugo estético que imponía España. Inaugura la renovación formal que llega a manos del Modernismo. Su obra poética se inicia en 1882 con Ismaelillo (escrito en metros clásicos) cuyo carácter novedoso está en su imagineria (se erige como verdadero poeta visionario, poeta del símbolo). Su segundo libro, Versos sencillos de 1891 esta en octosílabos y en el expone su poética. Le otorga a la poesía una función catártica. El resto de su obra poética ve la luz de forma póstuma: Versos libres, 1913; Versos de amor, 1930; Flores de destierro, 1933.

Martí es un poeta visionario, la novedad esta en la calidad de su imagineria poética, explora mundos estéticos nuevos y rebautiza las metáforas. Es un hombre de política al servicio del pueblo, por ello sus composiciones adoptan la fórmula del Testimonio (primera persona). Su poesía es capaz de trasladar las inquietudes de una sociedad en crisis, por ello filtra la tensión entre el mundo que agoniza y la fe en la regeneración humana. En su escritura coexisten la liberación ideológica y estilística, lograda gracias a rupturas lingüísticas, fe en la humanidad, idealismo romántico, etc.

Proclama la modernización del arte actualizando la tradición. El arte tiene que ser subjetivo y proteico. El modernismo de Martí está en el rechazo de las normas y tradiciones que encorsetaban el ejercicio poético. El quiere una escritura libre, igual que la lucha social. Su arte es ecléctico, libre y conciliador. La poesía y la vida deben estar cruzadas, la creación ha de ser fundamentalmente estética y llena de sinceridad emotiva. Logra una perfecta correspondencia entre ritmo, rima y métrica. Usa la técnica Fonoestilística, la necesidad de conectar el fondo y la forma.

§ JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896)

La obra de este colombiano nos ha llegado truncada por haberse perdido una parte en un naufragio y por su temprana muerte: se suicidó a los 31 años. Silva es un escritor de transición. Se identifica con Bécquer por el gusto por la antítesis, y con Poe por el gusto por lo sombrío, lo misterioso, las técnicas de repeticiones y combinaciones métricas y el intento de lograr un efecto musical.

Una de sus grandes preocupaciones era la expresión de las sensaciones: aprendió de los simbolistas los efectos imprecisos, la aspiración a lo musical y los procedimientos sugeridores. Sus temas más repetidos son el amor a lo imposible y la obsesión metafísica (la muerte, el más allá). Como se ve, un poeta todavía de resonancias románticas.

Lo mejor que nos ha dejado es su famoso Nocturno (1895), dedicado a su hermana muerta.

Þ RUBÉN DARÍO (1867-1916): EL TRIUNFO DEL MODERNISMO

No sólo es el artífice del triunfo modernista en toda Hispanoamérica, sino que es, también, uno de los responsables de la renovación poética de España a principios de siglo, su magisterio alcanza a J.R. Jiménez, A. Machado, Valle Inclán, etc. Con él se logra la isocronía de las corrientes estéticas latinoamericanas con las del continente europeo (España deja de dictar los modelos poéticos y es, ahora, la alumna).

Publica en 1888 Azul, verdadero manifiesto del nuevo gusto poético. Se dedica en esta época a extender las ideas de los simbolistas y parnasianos franceses: Rimbaud, Baudelaire y Verlaine. Su evolución poética se marca en tres pasos: época de Azul, donde se inician los primeros contactos con la poesía francesa, época de Prosas profanas de 1896, marcada por la profusión de los paisajes culturales en sus composiciones, pictóricos, versallescos, mitológicos y época de Cantos de vida y esperanza de 1905 en la que se produce el hallazgo interior y, por tanto, una poesía mas intimista.

A lo largo de estas tres etapas sus inquietudes estéticas evolucionan y sufren determinados cambios, sin embargo, hay algunas características de su poesía que permanecen: la inclusión de novedades expresivas y métricas; gusto por el verso largo y escultural, soneto y alejandrino; los interrogantes sobre el sentido del mundo y la posición del poeta en el mismo; inicia sus composiciones con poemas plagadas de sensaciones y carentes de ideas pero en la tercera etapa se inician sus inquietudes sociales (imperialismo norteamericano difícil situación de España, etc.); lo erótico es un tema central. Salinas distingue cinco formas de encara el erotismo en su poesía: lo erótico insuficiente o imposibilidad de saciar la sed con la posesión del objeto amado, lo erótico fatal o la vía erótica es insuficiente para saciar el ansia de conocimiento, lo erótico agónico o el ser del poeta se disgrega en una pugna entre lo carnal y lo espiritual, lo erótico trágico o el ejercicio erótico provoca una escisión de la conciencia y lo erótico trascendente o intento de divinizar la carne. Otros de sus grandes temas son su conciencia aristocrática, la nostalgia del pasado, del mundo cortés, de la mitología; su noción del poeta como artesano de la palabra; la poesía ha de ser una ceremonia estética (sacraliza sus composiciones). Empezó practicando un alejamiento del mundo, propugnando la imagen del poeta encerrado en una torre de marfil, aunque, en su tercer periodo, su poesía se vuelve una vindicación social (proyecto de unión de los pueblos hispanos, crítica social hacia los EE.UU., etc.).

3. EL POSMODERNISMO

La muerte del modernismo se decreta en el soneto “La muerte del cisne” que propone sustituir a dicha ave modernista por el sereno e inteligente búho. Es decir, hay que abandonar el esteticismo superficial y contemplar la intimidad del poeta. El autor del soneto es el mexicano Enrique González Martínez (1871-1952). Un tema central en los “posmodernistas” es la descripción del mundo inmediato. Frente al cosmopolitanismo modernista, los nuevos poetas se fijan en lo cercano, no en lo exótico, en lo cotidiano como símbolo de lo universal.

Sin embargo, las grandes voces del intimismo sudamericano tienen nombre de mujer.

Ø El primero de ellos es el de Alfonsina Storni (1892-1938). Esta argentina reivindicó la condición de la mujer. Su poesía comenzó siendo triste: La inquietud del rosal, evolucionó hacia un mayor pesimismo El dulce daño y a una mayor madurez en Ocre. El cambio de estilo se produce en Mundo de siete pozos, una visión del amor desencantada con implicaciones metafísicas y donde se acerca ya al Vanguardismo.

Ø El intimismo de la uruguaya Juana de Ibarbourou (1895-1979) es más optimista. En sus poemas aparece un sencillo mundo rural que da un tono gozoso a su poesía, nota personal que irá tornándose en un acento más triste y pesimista con el paso del tiempo. La etapa de su obra que nos interesa está integrada por los libros: Las lenguas de diamante (1919), El cántaro fresco (1920) Y Raíz salvaje (1922).

Ø La tercera gran poetisa es la chilena Gabriela Mistral. Había encontrado su inspiración en el canto a las cosas humildes, a la naturaleza y a los niños, en el sueño de una reivindicada hermandad americana. Sus Cantos materiales acabarán ejerciendo influencia sobre Neruda en Alturas de Macchu Picchu. Pero el origen del éxito de la poetisa chilena está en un trágico episodio afectivo. De este suceso nacieron los Sonetos de la muerte que la dieron a conocer en un concurso poético en 1914. a partir de este momento, su fama no cesó de aumentar. Libros fundamentales de su producción fueron Desolación (1922), Tala (1938) y Ternura (1944).

4. LAS VANGUARDIAS HISPANOAMERICANAS: LA INDEPENDENCIA DE LA POESÍA.

Con el nombre de vanguardias se conocen toda una serie de movimientos artísticos, descasa duración, que se suceden y se entremezclan en Europa y en Hispanoamérica en el periodo de entreguerras. Se trata de fenómenos estéticos que tienen en común su obsesiva sed de novedad, formal y de fondo, motivo por el cual los ismos, como también se les conoce, tienen en su cometido más acuciante el deber de la experimentación a toda costa. Hasta el momento el arte se alimentaba de las grandes verdades universales que la cultura había entronizado: el amor, el destino del hombre, la trascendencia, la cultura y su pugna con la naturaleza. Pero el estallido de la Primera Guerra Mundial vino a demostrar la falacia oculta tras estas verdades indisolubles, por lo que el arte tuvo que inventar nuevas fronteras para su actividad. De ese primer desencanto ante el entramado cultural occidental, que había sido incapaz de mantener la paz entre los hombres, nacen las vanguardias, como fórmula alternativa.

Los movimientos de Vanguardia mas destacados son:

· En Chile, el movimiento vanguardista por excelencia es el Creacionismo, promulgado por V. Huidobro. Su teoría de la creación pura y el verso adánico tiene su representación en Altazor y en el manifiesto programático Non serviam de 1914, donde expone su teoría del poeta-dios, creando un mundo a través de la palabra.

· En Argentina el vanguardismo se ramifica en dos movimientos: el Ultraísmo con J.L. Borges a la cabeza y el Martinfierrismo de O. Girondo. Ambos se difundieron a través de revistas literarias, el primero en Proa e Inicial y el segundo en Martín Fierro.

· En Méjico, el grupo más conocido es el de los Contemporáneos, propulsor de la vanguardia, tienen su más alto exponente en el Estridentismo con el manifiesto de M. Maples Arce.

· En Puerto Rico la vanguardia se materializa en el Euforismo de V. Pales Matos.

· En Perú el triunfador fue el Surrealismo que genera una importante revista, Amauta, y que tiene su exponente en C. Vallejo; además fruto de la revolución vanguardista surgen movimientos intelectuales encabezados por J.C. Mariategui.

· En Cuba la revista Avance presta voz al Negrismo, movimiento vanguardista que inaugura toda una literatura caribeña, cuyo máxime exponente es N. Guillén.

Entre 1920 y 1935 se extiende el periodo en el cual las nuevas voces de la poesía hispanoamericana se inician y se hacen oír con acento inconfundible. Ecuatorial (1918), Altazor (1931) de Huidobro; Los heraldos negros (1918), Trilce (1922) de C. Vallejo; los libros ultraístas de Borges, Tentativa del hombre infinito (1925), Residencia en la tierra (1933-35) de P. Neruda; Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (1922), Calcomanías (1925) y Espantapájaros (1932) de O. Girondo.

La poesía afrocubana: Nicolás Guillén. Una de las corrientes poéticas autóctonas en las Antillas es la calificada de afrocubana o negrista. Expresión mestiza de la cultura que caracteriza a América. Procede del interés que el conjunto del folclore, arte y cultura negros despiertan en Europa. El movimiento se basa propiamente en la incorporación de ritmos con reminiscencias africanas, del son como las denomino N. Guillén. Publica Sóngoro consongo (1931) en cuyo prólogo manifiesta “que sus versos participan acaso de los mismos elementos que entran en la composición étnica de Cuba, donde todos somos un poco nísperos”. En West Indies Ltd. (1934), sin dejar de recurrir a la voz de sus antepasados africanos, Guillén incrementa el sentido revolucionario de su obra, incorporándose a los movimientos contra la dictadura de Machado. La protesta antiimperialista se vuelve más clara en sus Cantos para soldados y sones para turistas (1937). Se interesa también en la tragedia española, que dio como fruto España, poema en cuatro angustias y una esperanza. Tras el triunfo de la Revolución Cubana, Guillén pasó a convertirse en el poeta nacional por excelencia. En Tengo de 1964 agrupaba las composiciones inspiradas en el triunfo de la revolución.

Nicolás Guillén no fue el único cultivador de la poesía negrista. El portoriqueño Luis Palés Matos publica en 137 Tun-tun de pasa y grifería, poemas cuyo sentido rítmico es plenamente africano, al tiempo que muchas de las imágenes utilizadas están sacadas de los ritos y la simbología negra.

VICENTE HUIDOBRO Y CÉSAR VALLEJO, FUNDADORES DE LA NUEVA POESÍA HISPANOAMERICANA.

  • VICENTE HUIDOBRO (1893-1948)

Vicente Huidobro pasa por el ser el padre del Creacionismo, privilegio que no todos los críticos le conceden. De lo que no hay duda es que la poesía contemporánea en Hispanoamérica tiene sus primeras manifestaciones hacia 1915 con una dirección mantenida y consistente en la obra poética de V. Huidobro. Lo personal y lo gregario de la poesía “nueva” se unen en Huidobro para sincronizar el momento de la poesía hispánica con el momento de la vanguardia europea.

De 1914 es su manifiesto Maquinismo y Futurismo, en el que expresa su oposición a Marianetti, a quien no consideraba fundador de la nueva escuela poética: afirmaba que el poeta uruguayo Álvaro Armando Vasseur había sido futurista antes que él. En medio de esta polémica, explicita los términos de su nueva orientación, el Creacionismo.

La primera obra creacionista es Ecuatorial (1918), pero el mejor ejemplo es Altazor (1931), extenso poema en siete cantos en el que se “enuncia un viaje en paracaídas cuyo sentido es multívoco como es multívoca la representación de Altazor. Es un viaje en paracaídas (…), homologado a la vida humana” (Cedomil Goic). Es una obra en progresión discontinua, repentinamente conclusa. Es una penetración reveladora en la conciencia del existir para la muerte.

  • CÉSAR VALLEJO

Vallejo, comprometido políticamente con el partido comunista (combatió en la Guerra Civil), es un ejemplo de cómo el compromiso social puede aunarse con la renovación estética. En este sentido su libro emblemático es España, aparta de mí este cáliz, donde el poeta pone su verso al servicio de la cósmica urgencia de la justicia humana. Su poética tiene como concepto fundamental la “nebulosa”, se funda como una profecía y se desarrolla con afán mesiánico. Creo un lenguaje propio, brotado del Modernismo, lírico en sus manifestaciones, simbólico y oscuro, atento a los hallazgos del Surrealismo. Sus poemas parten de la aventura personal, en la que se conjugan varias y hasta contradictorias influencias y en las que el poeta vierte sus propias preocupaciones vitales. Su peculiar uso de la sintaxis (sobre todo en Trilce) así como de la rima y el ritmo son el resultado de su angustiada búsqueda de la verdad humana, que continuamente se la escapa. Penetra en los misterios de la arbitrariedad de los nombres, dado que ésta se torna trasunto de la arbitrariedad humana.

5. TRAS LA VANGUARDIA

Hacia 1930 los “extremismos” de la Vanguardia habían declinado. El propio César Vallejo había puesto de relieve en 1926 su queja hacia el predominio en la poesía de un léxico tomado de la ciencia (influjo futurista). Neruda, a su vez, pondrá de relieve su confianza en lo real, despreciando la huida del mundo propuesta por la Vanguardia.

Se da, por lo tanto, un Posvanguardismo cuyo sentido primigenio es similar al Posmodernismo: lo que ocurre es que hay un replanteamiento de los problemas suscitados por la generación anterior y un aprovechamiento de la retórica de los antecesores para convertirla en un instrumento apto para otros derroteros. Para Octavio Paz, de esta forma, existen dos momentos en la Vanguardia: un primero correspondiente a la década de 1920, del que sería claro exponente Huidobro; y un segundo periodo, coincidente con los años 30, y con Neruda como mejor ejemplo.

Hacia 1940 podríamos ya hablar de la Posvanguardia, con Octavio Paz a la cabeza. Se inicia una poesía metafísica o trascendente. En cuanto a la forma, existe un retorno a un cierto orden: verso libre, pero también metro y estrofas regulares; se rescata el ritmo, y se recuperan incluso los estribillos. No hay que olvidar, en este sentido, el influjo de la generación española del 27.

Ante la imposibilidad de tratar todos los autores importantes cuya obra se desarrolla a partir de estas fechas, hemos seleccionado algunos que nos permitirán extraer una cierta idea global de la lírica hispanoamericana contemporánea.

  • PABLO NERUDA (1904-1973): EL VOCERO DE AMÉRICA

Neptalí Ricardo Reyes Basoalto (1904-1973) es el verdadero nombre de Pablo Neruda, poeta chileno, con toda seguridad el más conocido internacionalmente de todos los líricos hispanoamericanos de este siglo.

La trayectoria poética de Pablo Neruda puede hacer comprender la de la poesía hispanoamericana a partir de los años veinte. Crepusculario (1923), El hondero entusiasta (1933), Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) y Tentativa del hombre infinito (1926) muestran cómo una subjetividad neorromántica encuentra una expresión cada vez más libre, y cómo de un anhelo de comunión con los hombres y la naturaleza se deriva hacia una visión del mundo cada vez más sombría. El proceso culmina en las dos entregas de Residencia en la tierra (1933-35), una de sus obras fundamentales: una poesía difícil, en imágenes visionarias y enumeraciones caóticas, daba cuenta de una profunda desolación existencial, de obsesiones de descomposición y de muerte.

Siguiendo el criterio de Teodosio Fernández podemos apreciar un cambio en su poesía a partir de 134, cuando llega a España y, en contacto con los hombres de la generación de 1927, en actitud de progresivo compromiso social y político, sufre una “conversión ideológica”. Así, se pone del lado republicano al estallar la Guerra Civil. De esta época son España en el corazón (1937) y Canto general (1950), su obra más ambiciosa. Otros libros de Neruda (sería infructuoso nombrarlos todos): Estravagario (1958), Cien sonetos de amor (1960), Memoria de Isla Negra (1964), La barcarola (1967), Las manos del día (1968), La espada encendida (1970)…

  • OCTAVIO PAZ (1914-198): LA LIBERACIÓN DE LA PALABRA

Quizás la obra más trascendente y destacable de la poesía hispanoamericana sea la de un mexicano, Octavio Paz (1914-1998). Su poesía se centra en el origen del conocimiento y la realidad, en el nacimiento de las propias palabras. Su poesía es existencial y de una calidad literaria apabullante.

Intentó en un principio agrupar su obra poética en un solo libro, Libertad bajo palabra, que reúne sus obras de poesía desde 1935 a 1957. Así las primeras obras muestran aún una tendencia neorromántica, hurgando y registrando en su infancia; pronto aparece la preocupación social y los temas humanos: el amor, el tiempo, la soledad… En seguida se registra la incorporación posterior del surrealismo, el uso de lo irracional, la vuelta a lo mítico, a lo mágico en busca del uso liberador de la palabra. Sorprende en Piedra de sol (1957) el empleo de elementos míticos de origen azteca.

La figura de Paz es fundamental para la introducción del Surrealismo en Hispanoamérica, movimiento con el que entró en contacto en la década de los 40. Sus libros poéticos más surrealistas son ¿Águila o sol? (1951), Semillas para un himno (1954), Piedra de sol (1957) y La estación violenta (1958), a los que podría sumarse Salamandra (1962). En toda esta etapa se aprecian las preocupaciones existenciales del poeta, su búsqueda de la razón de la existencia.

En esta búsqueda entró en contacto con la cultura oriental, tras haber vivido en la India entre 1962 y 1968, que le proporcionó un sentido de plenitud basado en la síntesis de contrarios (propia de la filosofía de Oriente) apreciable en Ladera este (1962-68) y Hacia el comienzo (1964-68).

Su incansable actividad de permitirá después aprovechar experiencias de la primera vanguardia para realizar en Blanco (1967) un poema de múltiples lecturas, y para la poesía espacial de Discos visuales (1968) y Topoemas (1968). Y Vuelta (1976), Pasado en claro (1978) y Árbol adentro (1987) dan cuenta de una madurez definitiva, en la que se conjugan las adquisiciones que ofrecen las distintas etapas anteriores y, por lo mismo, en alguna medida significan el reencuentro con el pasado, el regreso de una larga aventura.

Octavio Paz juega un importante papel en la literatura hispanoamericana, pues además de su creación personal es un importante animador cultural: Desde sus revistas sucesivas (Taller, Vuelta, Plural) ha aglutinado a las promociones más jóvenes, mostrándose siempre en vanguardia de la experimentación. Fue Premio Nóbel de Literatura en 1990

  • LA POESÍA ENTRE LA ESTÉTICA Y EL COMPROMISO.

Pese a que las repercusiones de la novela hispanoamericana actual han superado las fronteras lingüísticas y las principales obras han sido profusamente traducidas, la creatividad de la poesía no ha sido menor. Tras los fundadores de la poesía moderna que incorporaron los métodos y actitudes de la vanguardia, se ha desarrollado una poesía atenta tanto al momento histórico y a las circunstancias sociales como a la renovación formal y estética.

El poeta mexicano Gabriel Zaid, uno de los creadores más originales del momento, publicó en 1980 una curiosa antología de la poesía joven de su país con el título de Asamblea de poetas jóvenes de México,

Indiscutible es la obra del chileno Nicanor Parra que publicó su primer libro Cancionero sin nombre en 1937. En 1954 publica su libro más importante Poemas y antipoemas, con el que se situó en la vanguardia de la creación poética en lengua castellana. Su antipoesía brota de la experiencia vital, de la ironía, de la imagen surreal. Próximos a la poesía conceptual son los artefactos en los que Parra acentúa la brevedad de los poemas y el aparente prosaísmo, así como la utilización de fórmulas precedentes del lenguaje comercial y publicitario de nuestros días. En 1969 publicó su obra con el título de Obra gruesa.

La poesía del nicaragüense Ernesto Cardenal alcanza y se define por un gran aliento épico, por parte de Hora 0 de 1960 y se extiende por obras como Oración por Marilyn Monroe y otros poemas (1965), Homenajea los indios americanos (1969), Vida en el amor (1970). La poesía de Cardenal se mueve entre el testimoniado su experiencia de la revolución sandinista y a la vez es traductor de los clásicos latinos como Catulo y Marcial. Esta doble vertiente de preocupación social y tradición cultural resuena en su voz que, desde su posición cristiana y revolucionaria, ha venido a llenar el vacío testimonial y comprometido dejado por la muerte de Pablo Neruda, del que algunos críticos estiman sucesor del poeta nicaragüense.

6. CONCLUSIÓN

La literatura hispanoamericana alcanzó su madurez en el siglo XX, llegando a ocupar un significativo lugar dentro de la literatura universal. La producción literaria de los países latinoamericanos forma un conjunto armónico, a pesar de las diferencias y rasgos propios de cada país. Martí, Vallejo, Neruda, Paz… son parte de ese inmenso grupo de autores que se atrevieron a elevar la voz, a vivir la exaltación de la creación y a influir en el modo de pensar, de sentir o de actuar de sus contemporáneos.