Tema 18–Factores que interviene en los accidentes y criterios de reducción de riesgos en el taller

Tema 18–Factores que interviene en los accidentes y criterios de reducción de riesgos en el taller

INDICE.

1. INTRODUCCIÓN.

2. ¿QUÉ SON LOS ACCIDENTES DE TRABAJO?

3. FACTORES QUE INTERVIENEN EN LOS ACCIDENTES.

3.1. FACTORES CAUSALES DE LOS ACCIDENTES DE TRABAJO.

3.2. CULTURA PREVENTIVA Y COMPORTAMIENTO DE LAS PERSONAS.

3.3. SINIESTRALIDAD LABORAL EN ESPAÑA.

4. RIESGOS LABORALES.

5. CRITERIOS DE REDUCCIÓN DE RIESGOS EN EL TALLER.

5.1. TÉCNICAS DE SEGURIDAD.

5.2. TÉCNICAS OPERATIVAS DE SEGURIDAD.

5.3. EFECTIVIDAD DE LAS TÉCNICAS OPERATIVAS.

. BIBLIOGRAFÍA.

1. INTRODUCCIÓN.

Cada año, en el mundo, millones de trabajadores sufren accidentes de trabajo que les producen lesiones de diversa gravedad: de carácter leve, grave (con o sin incapacidad permanente) y mortal. En cada uno de estos accidentes hay dolor físico y psíquico, pérdida de la capacidad de trabajo, preocupación y sufrimiento en la familia del accidentado y costes económicos para la empresa y la sociedad en general.

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Las personas trabajan para ganar su sustento y, a la vez, crean riqueza para los demás. Los accidentes de trabajo malogran estos dos propósitos porque incapacitan al trabajador para su trabajo, bien sea temporal o definitivamente, y dañan los bienes humanos y materiales de la sociedad.

Por todo ello es necesario evitar los accidentes de trabajo, tarea ésta en la que tienen que participar todos: los trabajadores, los técnicos y directivos de las empresas, los gobiernos, etc., porque a todos afecta e interesa, pero sobre todo a los trabajadores que son los que sufren las peores consecuencias de los accidentes. Razones éticas, económicas y legales sustentan el creciente interés por evitarlos o reducirlos.

El primer paso para evitar los accidentes es conocer lo que son, en qué consisten.

2. ¿QUÉ SON LOS ACCIDENTES DE TRABAJO?

Todos tenemos un concepto “natural” de lo que es un accidente de trabajo y si preguntásemos a distintas personas, la mayoría probablemente respondería que se trata de accidentes que producen lesiones y ocurren cuando se está trabajando. Esta idea de lo que es un accidente de trabajo coincide sustancialmente con la definición que da la legislación en la que, según el artículo 115 de la Seguridad Social, “se entiende por accidente de trabajo toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena”. Esta definición legal incluye tanto las lesiones que se producen en el centro de trabajo como las producidas en el trayecto habitual entre éste y el domicilio del trabajador. Estos últimos serían los accidentes llamados “in itínere”. Otras situaciones especiales que están incluidas en el concepto legal de accidente de trabajo son los accidentes que se sufren con ocasión del desempeño de cargos electivos de carácter sindical, actos de salvamento y de naturaleza análoga cuando tengan relación con el trabajo, enfermedades no consideradas enfermedades profesionales que contraiga el trabajador con motivo de la realización de su trabajo y las padecidas con anterioridad que se agraven como consecuencia de la lesión constitutiva del accidente.

La anterior definición de accidente de trabajo es útil cuando el objetivo es reparar los daños personales causados por el accidente, pero no es apropiada cuando el objetivo es prevenirlo. Por ello los prevencionistas usan la siguiente definición de accidente de trabajo: “Accidente de trabajo es un suceso anormal, que se presenta de forma brusca e inesperada, normalmente es evitable, interrumpe la continuidad del trabajo y puede causar lesiones a las personas”.

Desde un punto de vista preventivo, la lesión física puede no ir necesariamente asociada al accidente de trabajo, produciéndose en muchas ocasiones accidentes, llamados “blancos”, u otros incidentes, que, sin generar lesiones, ocasionan daños materiales o alteran la secuencia normal de desarrollo del mismo, llegando incluso a detenerlo. Así, por ejemplo, las averías se caracterizan porque son incidentes que acontecen sin haberlo previsto, alterando el proceso productivo, y se diferencian de los accidentes en que en aquéllas no tiene por qué existir potencialidad lesiva sobre las personas. Así, el mantenimiento preventivo tiene por objetivo principal evitar averías, a diferencia de la seguridad en el trabajo que tiene por objetivo principal evitar accidentes, aunque ambas disciplinas tengan puntos de coincidencia y de mutua interrelación.

3. FACTORES QUE INTERVIENEN EN LOS ACCIDENTES.

Los motivos de que exista un número tan elevado de accidentes son diversos. Por un lado, las

causas de los accidentes normalmente no producen molestias (un hueco sin cubrir, un cable eléctrico sin proteger, una alarma de seguridad anulada, etc.), por lo que a veces no se tiene prisa en solucionarlas ya que no entorpecen claramente el desarrollo del trabajo. Por otro lado, los accidentes pueden ocurrir o no ocurrir aunque existan las causas.

A diferencia de las enfermedades profesionales o de otros daños inespecíficos del trabajo derivados de una agresión continuada que se puede detectar y corregir con el tiempo, el accidente es repentino y, en muchos casos, inesperado. Invertir dinero y esfuerzo en algo que puede o no ocurrir es causa de que en muchas ocasiones se tiente a la suerte, por considerar que no va a pasar nada.

En muchas otras ocasiones sucede que se desconoce la existencia de un peligro por quienes están expuestos al mismo.

Tengamos en cuenta que el porcentaje mayoritario de accidentes graves en máquinas los sufren jóvenes que llevan menos de 18 meses trabajando en su puesto de trabajo. Evidentemente, la falta de formación es una de las causas que está en su origen. También la temporalidad en el trabajo se ha convertido en un factor de riesgo. Casi un 53 % de los accidentes en jornada de trabajo con baja acaecidos entre 1989 y 1999 los sufrieron personas que tenían una relación laboral de carácter temporal.

También es cierto que los trabajadores temporales suelen estar expuestos a condiciones de trabajo más adversas.

En épocas de crecimiento económico se produce un aumento del empleo que puede suponer, al menos en un primer momento un mayor riesgo. Desde la incorporación a un puesto de trabajo hasta la adquisición de una plena destreza en las tareas es posible que haya una mayor frecuencia de errores debidos a la falta de experiencia; algunos de ellos comportarían un riesgo para la salud.

Por contrapartida, un exceso de confianza puede contribuir también a que en ocasiones las personas se enfrenten innecesariamente a los riesgos, aun siendo conscientes de su existencia.

También hay que considerar que, a pesar de la existencia del instinto de autoconservación frente a las agresiones externas que tiene el ser humano, en su proceso de desarrollo personal se han ido creando en el subconsciente una serie de esquemas que pueden actuar erróneamente limitando los mecanismos de autodefensa y cegando las alertas que el individuo podría recibir en situaciones de plena conciencia. Gran parte de las actuaciones de las personas son respuestas derivadas del subconsciente y de los hábitos adquiridos, que actúan a modo de filtros, limitando la información que llega al nivel de la conciencia. Afortunadamente a través de un proceso educacional en el trabajo esto se puede ir corrigiendo. Habría que tener en cuenta que muchos accidentes suelen tener una componente de improvisación sin la necesaria reflexión sobre las actuaciones más adecuadas a cada situación. ¿Cuántos accidentes se evitarían si antes de la realización de una tarea se dedicara un breve tiempo, tanto por quienes planifican el trabajo como por quienes tienen que ejecutarlo, a pensar la mejor manera de hacerla sin asumir riesgos innecesarios?.

La tensión psíquica y el estrés a los que pueden verse expuestos los trabajadores, ya sea por factores personales o ambientes de trabajo adversos, puede conducir a que las facultades del consciente estén menguadas con notorias pérdidas de atención y predominio de las actuaciones rutinizadas. Los factores psicosociales en el trabajo pueden entonces también convertirse en factores determinantes de los accidentes de trabajo.

Quizá la causa principal de que existan tantos accidentes de trabajo y tan graves es una limitada conciencia personal, social y empresarial de las pérdidas humanas y económicas que éstos suponen. De ahí la importancia de una política adecuada del gobierno y de las empresas, que es lo que puede disminuir en gran medida los accidentes de trabajo haciendo rentable el esfuerzo social y empresarial en esta materia.

3.1. FACTORES CAUSALES DE LOS ACCIDENTES DE TRABAJO.

También hay que destacar que los factores causales de los accidentes son muy diversos. Hay factores debidos a las condiciones materiales y al medio ambiente de trabajo, unos con una relación directa con el accidente, como, por ejemplo, una máquina insegura, y otros con una implicación más difusa, como un entorno físico desordenado o mal organizado o incluso unas tensas relaciones humanas en el lugar de trabajo. Hay factores debidos a deficiencias en la organización y, finalmente, hay factores debidos al comportamiento humano.

Actuar sólo de forma parcial sobre algunas de las causas que generan determinados accidentes y no hacerlo sobre las más importantes y, sobre todo, sobre aquellas que son determinantes en su materialización no resuelve de forma efectiva el problema. Supongamos que se detecta que,

al finalizar un trabajo de mantenimiento, la protección de una máquina se ha dejado retirada. En tal caso, no sólo es esencial reinstalarla bien, sino también es imprescindible incidir en los procedimientos de trabajo que contemplen que un trabajo del tipo que sea no se acepte como finalizado si su entorno no se ha dejado limpio y ordenado y por supuesto con las medidas de seguridad en condiciones óptimas de funcionamiento.

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En su origen los accidentes de trabajo son debidos a fallos de gestión, por no haber sido capaces de eliminar el riesgo o, en su defecto, de adoptar las suficientes medidas de control frente al mismo. Lamentablemente para tomar conciencia

de ello se requiere profundizar en el análisis causal- además de tener sensibilidad preventiva.

Históricamente se produjo una dicotomía entre lo que se denominó el factor técnico y el factor humano del accidente de trabajo, diferenciando así dos grandes grupos de causas originarias. Si bien es cierto que las causas últimas o más inmediatas en la secuencia final del accidente suelen tener componentes de inseguridad material y de comportamiento humano incorrecto, ello podía inducir a equívocos al llegar incluso a culpabilizar al trabajador de sus actuaciones o a admitir que determinados trabajadores estaban más predispuestos a accidentarse que otros porque sufrían un mayor número de accidentes, hecho inaceptable y que se explicaba porque también hay trabajadores que por sus condiciones de trabajo están más expuestos a los peligros, así por ejemplo los hombres se accidentan más que las mujeres, ya que realizan actividades de mayor riesgo, como sucede en la construcción.

Según resultados de las últimas Encuestas Nacionales de Condiciones de Trabajo, realizadas por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, en donde se recaba la opinión de los trabajadores sobre las causas de los accidentes de trabajo, se concluye todavía de manera generalizada que éstos son debidos principalmente a exceso de confianza o de costumbre, seguido por esfuerzos o posturas forzadas, sin tomar en consideración que en el origen de tales actuaciones pudiera haber una falta de formación en el puesto de trabajo, una ausencia de método o procedimiento de trabajo o una incorrecta planificación y organización del trabajo.

En el fondo las causas originarias de los accidentes de trabajo pueden ser consideradas errores humanos, ya que casi siempre se podrá encontrar a alguien que no diseñó acertadamente una máquina o un puesto de trabajo, a alguien que no tuvo en cuenta las necesidades formativas en el mismo o a alguien que no planificó adecuadamente el trabajo a realizar. Desde el punto de vista preventivo no tiene demasiado interés averiguar quién o quiénes son los responsables de los errores. Lo importante es detectar que se han producido tales errores y cómo se ha de actuar para evitarlos de manera sistemática, sin tener que pasar por análisis de culpabilidades, que pueden resultar del todo contraproducentes.

El establecimiento de un sistema preventivo, tal como la Ley de Prevención de Riesgos Laborales propugna, con procedimientos de gestión que se apliquen en los centros y áreas de trabajo y en los que todos (directivos, mandos intermedios, etc.) tengan funciones preventivas y objetivos que cumplir en esta materia, habrá de ser determinante para que los accidentes de trabajo dejen de ser considerados como algo normal y habitual en el trabajo y por supuesto los comportamientos de las personas sean seguros. Comportamientos que sean en realidad lo normalmente esperado en un entorno laboral que los favorece. Pensemos que el comportamiento de las personas, más allá de los hábitos de trabajo adquiridos y de la base preventiva que tengan, viene condicionado en gran medida por el entorno ambiental en el que el trabajador está inmerso y por la cultura empresarial propia que la empresa haya definido e implantado.

3.2. CULTURA PREVENTIVA Y COMPORTAMIENTO DE LAS PERSONAS.

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¿Cómo puede entenderse que haya empresas de una misma actividad, próximas físicamente, con colectivos de trabajadores de similares características, pero con actuaciones radicalmente diferentes ante la prevención de accidentes o la calidad en el trabajo?. Unas realmente no tienen accidentes porque se preocupan por el trabajo bien hecho y las otras no saben ni los que tienen, que no suelen ser pocos. Estas últimas no sólo tienen accidentes de trabajo, sino también defectos de calidad en sus productos, averías, reclamaciones y todo un conjunto de disfuncionalidades que están en cierto modo interrelacionadas y que muchas veces no saltan a la luz porque no se averiguan o no se analizan. En realidad la empresa será lo que sus gestores quieran que sea, más allá del mero cumplimiento de las exigencias legales. La prevención de accidentes de trabajo y en general la prevención de riesgos laborales debería ser un valor cultural que ha de redundar en una mayor atención a las personas, respondiendo con ello también a los intereses estratégicos de la empresa.

Todo ello representa que la prevención efectiva de los accidentes de trabajo sea en la empresa una tarea que requiere conocimientos, métodos y estrategias, implicando a todos sus integrantes y contando con la colaboración de técnicos y especialistas en la materia.

Todo el mundo puede apreciar el riesgo en un hueco sin cubrir o en un objeto depositado inestablemente y que puede caer, pero se necesitan conocimientos de especialista (ingeniería, química, etc.) para evaluar el riesgo en una máquina o instalación compleja o la peligrosidad de un producto o un proceso químico. Sólo a través de la evaluación de riesgos realizada por personas competentes y, en determinados casos, por especialistas se podrán averiguar las causas de potenciales accidentes y adoptar medidas preventivas eficaces para evitarlos.

3.3. SINIESTRALIDAD LABORAL EN ESPAÑA.

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Si se analizan los porcentajes de los diferentes tipos de accidentes de trabajo en España en los últimos años, distribuidos por sectores, se desprenden una serie de reflexiones para definir prioridades y que a continuación se apuntan.

Los vehículos y en general los equipos de elevación y transporte así como las caídas

por trabajos en altura son causantes del mayor número de accidentes mortales, junto con las patologías no traumáticas.

El mayor número de accidentes graves se debe a atrapamientos por y entre objetos, en los que están implicados las máquinas y los equipos, y a golpes por objetos o herramientas, tras las caídas de personas a distinto nivel.

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Los sobreesfuerzos, junto con los golpes por objetos y herramientas y las caídas al mismo nivel, son los tipos de accidentes con baja más frecuentes en el país. Unido ello a que los agentes materiales que acumulan más accidentes son los productos metálicos y empaquetados, las superficies de tránsito o de trabajo y las herramientas manuales, cabe afirmar que una buena política de orden y limpieza en los lugares de trabajo unida a un buen programa de logística en la manipulación y transporte de materiales resultaría de alta efectividad para reducir accidentes. No es entonces de extrañar que muchas empresas consideren el orden y la limpieza como uno de los temas clave de su política preventiva. También con ello se puede entender fácilmente que reducir estos

tipos de accidentes cuantitativamente importantes en número, y por supuesto en costes, no habría de resultar caro, si se actúa correctamente, sino todo lo

contrario, habría de generar beneficios inducidos.

Con ello se pretende también hacer que se reconsidere otro de los viejos tópicos que pesan sobre los accidentes de trabajo y sobre la seguridad, y es el de admitir que reducir accidentes es caro. Indudablemente reducir accidentes requiere invertir en prevención, pero con estrategias adecuadas y sobre todo con acciones formativas bien planificadas, que son de alta rentabilidad, los accidentes y en general los incidentes con pérdidas se reducirían drásticamente en las empresas.

A la seguridad le viene a suceder como a la calidad. No desarrollarla correctamente genera costes ocultos muy significativos que no quedan reflejados en la contabilidad de la

empresa, pero que han de pagarse, evidentemente reduciendo los beneficios y haciendo peligrar su propia pervivencia.

Por otra parte, los sobreesfuerzos son la causa de accidentes con baja en jornada que más ha crecido en los últimos años, tanto que se ha convertido en la más frecuente, aunque apenas tiene presencia en los accidentes graves y mortales y se puede considerar un tipo de accidente cuyo origen no es inequívocamente laboral, sino que también puede ocurrir fuera del puesto de trabajo, como las caídas al mismo nivel, que también causan un porcentaje alto de accidentes, lo que refleja la interrelación entre ambientes de trabajo y ambientes de ocio o domésticos.

4. RIESGOS LABORALES.

La Ley de Prevención de Riesgos laborales define el riesgo laboral de la siguiente manera:

Posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado del trabajo. Para calificar un riesgo desde el punto de su gravedad, se valorarán conjuntamente la probabilidad de que se produzca el daño y la severidad del mismo.

Según está definición, riesgo laboral es la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado del trabajo, por tanto, factor de riesgo será el elemento o conjunto de elementos que, estando presentes en las condiciones de trabajo, pueden desencadenar una disminución en la salud del trabajador.

Los factores de riesgo nunca se presentan aisladamente. En el entorno de trabajo interactúan muchos de estos factores, es decir, están presentes varios factores de riesgo al mismo tiempo, de forma que se potencian sus efectos nocivos.

De esta forma, se produce una alteración en la salud de los trabajadores no se puede atribuir a una sola causa, sino que será un conjunto de factores diferentes presentes en el ambiente laboral los que ocasionan esa pérdida de salud.

Frente a esta situación, la prevención de riesgos laborales se plantea como el conjunto de medidas adoptadas o previstas en todas las fases de actividad de la empresa con el fin de eliminar los riesgos derivados del trabajo.

Teniendo como referencia esta definición, actualmente no queda ninguna duda de que para afrontar la problemática de la prevención de los riesgos laborales, es imprescindible hacerlo desde una perceptiva integral, teniendo en cuenta el conjunto de factores que están presentes en la realización de una tarea y que puedan influir sobre el bienestar físico, mental y social de los trabajadores, determinando las condiciones de trabajo.

El empresario tiene la obligación de planificar la acción preventiva en la empresa a partir de una evaluación inicial de los riesgos para la seguridad y la salud de los trabajadores. Dicha evaluación no es fin en si misma, sino un medio a través de cual el empresario puede decidir cuáles son las medidas y actividades más adecuadas para eliminar o disminuir los riesgos derivados del trabajo.

La evaluación de los riesgos laborales es el proceso dirigido a estimar la magnitud de aquellos riesgos que no hayan podido evitarse, obteniendo la información necesaria para que el empresario esté en condiciones de tomar una decisión apropiada sobre la necesidad de adoptar medidas preventivas y, en tal caso, sobre el tipo de medidas que deben adoptarse.

En la actualidad, se entiende que la seguridad y la salud laboral es una materia compleja que precisa un tratamiento multidisciplinar en el que tiene cabida diferentes campos de conocimiento; tanto la Medicina del trabajo, la Higiene y Seguridad Industrial (disciplinas que tradicionalmente se han hecho cargo de todos los aspectos relacionados con la salud laboral), como la Ergonomía, el derecho, la Economía, la Sociología, la Psicología…Del mismo modo, se apuesta por la interfactorialidad en la valoración de los riesgos que afectan a la salud, es decir, que para una valoración global de las condiciones de trabajo y los riesgos para la salud derivados de ellas, es preciso estudiar las interrelaciones entre todos los factores de riesgo susceptibles de estar afectando la salud de los trabajadores, al margen de que cada factor pueda estudiarse de forma individual e independientemente del resto.

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5. CRITERIOS DE REDUCCIÓN DE RIESGOS EN EL TALLER.

Una vez llevada a cabo la evaluación de riesgos y en función de los resultados obtenidos, se procederá a planificar la acción preventiva para implantar las medidas pertinentes. La planificación de la prevención deberá estar integrada en todas las actividades de la empresa y deberá implicar a todos los niveles jerárquicos. Dicha planificación se programará para un período de tiempo determinado y se le dará prioridad en su desarrollo en función de la magnitud de los riesgos detectados y del número de trabajadores que se vean afectados. Se pueden distinguir tres tipos de actuaciones preventivas, las cuales deberán quedar debidamente registradas:

Las medidas materiales para eliminar o reducir los riesgos en el origen, pudiéndose incluir también las dirigidas a limitar los riesgos o sus consecuencias en caso de accidentes o emergencias. Las medidas materiales de prevención que eliminan o disminuyen la probabilidad de materialización de los riesgos serán prioritarias respecto a las medidas de protección cuyo objetivo es minimizar sus consecuencias. La protección colectiva es a su vez prioritaria frente a la protección individual.

Las acciones de información y formación para lograr comportamientos seguros y fiables de los trabajadores respecto a los riesgos a los que potencialmente puedan estar expuestos.

Los procedimientos para el control de los riesgos a fin de mantenerlos en niveles tolerables a lo largo del tiempo. Constituyen un conjunto de actividades, algunas de las cuales habrá que procedimentar por escrito, para el control periódico de las condiciones de trabajo y de la actividad de los trabajadores, así como de su estado de salud (revisiones periódicas, control de riesgos higiénicos, control de riesgos ergonómicos, vigilancia de la salud,…).

A continuación nos vamos a limitar exclusivamente a los criterios para la aplicación de medidas encaminadas a eliminar y reducir riesgos.

4.1. TÉCNICAS DE SEGURIDAD.

Las técnicas de seguridad pueden definirse como el conjunto de actuaciones, sistemas y métodos, dirigidos a la detección y corrección de los distintos factores de riesgo que intervienen en los accidentes de trabajo y al control de sus posibles consecuencias.

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Estas técnicas están dirigidas en último término a actuar sobre los dos elementos necesarios para que ocurra el accidente: la conjunción del factor técnico y del factor humano. Todo ello mediante adecuados procedimientos de gestión.

Atendiendo al ámbito de aplicación, las técnicas de seguridad, es decir, el conjunto de técnicas de prevención y protección pueden clasificarse en generales o inespecíficas, aplicables a cualquier tipo de actividad o riesgo profesional; y en especificas o sectoriales, cuya aplicación se limita a riesgos o instalaciones concretas: eléctricos, químicos, mecánicos, de incendio, recipientes a presión, seguridad estructural, accidentes graves de origen químico, etc., o a ciertas actividades, por ejemplo: industria, minería, construcción.

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Según su sistema de actuación se clasifican en analíticas y operativas. Las técnicas analíticas tienen por objeto la detección de los peligros (factores de riesgo), la evaluación de los riesgos propiamente dichos y la investigación de las causas que han provocado accidentes para extraer experiencias. Así, las técnicas analíticas serán previas al accidente o posteriores al mismo. Las técnicas operativas pretenden disminuir las causas que originan los riesgos, dirigiendo su acción tanto hacia los aspectos técnicos y organizativos del trabajo como hacia el propio trabajador.

4.2. TÉCNICAS OPERATIVAS DE SEGURIDAD.Como conceptos a tener presentes en lo que se refiere a las técnicas operativas de seguridad deben tenerse en cuenta los siguientes:

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Prevención. Elimina o disminuye el riesgo en su origen. Es siempre prioritaria. Minimiza la probabilidad de materialización del acontecimiento indeseado. Por ejemplo, utilizando una energía o un producto menos peligroso o diseñando un sistema de seguridad intrínsecamente seguro, de forma que elimine el riesgo o evite la exposición al mismo.

Protección. Minimiza las consecuencias del accidente. Es complementar a la prevención. Por ejemplo, instalando resguardos en máquinas (protección colectiva), o utilizando equipos de protección individual (protección personal).

Normalización. Regula el comportamiento humano seguro,

complementando a las medidas de prevención y protección y asegurando su eficacia. El manual de prevención de riesgos laborales, los procedimientos de las diferentes actividades preventivas, las instrucciones de trabajo y las normas generales o específicas de seguridad, junto con los registros, constituyen documentos básicos del sistema preventivo para establecer criterios claros de actuación y comprobación de su ejecución.

Señalización. Indica, advierte, prohíbe, orienta sobre determinados factores de riesgo. Es del todo complementaria a las anteriores. Las informaciones destacables a ser percibidas por cualquiera de nuestros sentidos contribuirán a que las personas actúen correctamente sin dudar.

Formación e Información. Siempre imprescindible para asegurar la eficacia de as otras técnicas y sobre todo para que las personas actúen de forma correcta y segura- Todo el personal con mando, desde los directivos a los mandos intermedios, deberían impartir acciones formativas en el seno de la empresa para que sus colaboradores hagan bien y de forma segura su trabajo. También todos los miembros de la empresa deberían estar inmersos en un plan de formación continuada, básico para mantener actualizados los conocimientos y destrezas en el trabajo y favorecer el crecimiento intelectual que las personas y las organizaciones necesitan.

4.3. EFECTIVIDAD DE LAS TÉCNICAS OPERATIVAS.

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Cabe reseñar que el grado de efectividad de las medidas operativas es variable de tal forma que se puede afirmar que la Prevención siempre resulta más efectiva que la Protección, como operativas también son más efectivas todas las medidas que se hayan aplicado en la fase de concepción y diseño, frente a las medidas de corrección de situaciones deficientes, ya que además en estas últimas el coste económico de las correcciones suele ser mayor.

Cabe manifestar que ante los riesgos de accidente, como se ha expuesto, las medidas preventivas deben ir encaminadas a eliminar o a controlar los riesgos que no se han podido eliminar, pero no hay que olvidar que existe una tercera vía, del todo complementaria y secundaria, que es ; la de transferir el nesgo mediante su correcto aseguramiento. Al margen del aseguramiento obligatorio de los riesgos laborales, a través de las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social, cabe el aseguramiento de otros tipos de daños materiales, derivados de los accidentes de trabajo. Con medidas preventivas fiables en las instalaciones y lugares de trabajo se podrán negociar primas de aseguramiento más ajustadas. Por ello, asegurar correctamente los riesgos también es prevenir.

6. BIBLIOGRAFÍA.

Ley 31/1995, de 8 de noviembre de Prevención de Riesgos Laborales.

Seguridad en el trabajo. Manuel Bestratén Belloví y Adolfo Pérez Guerrero entre otros. Edita: Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. 4ª edición.

Libro de Tecnología Industrial de 1º curso de Bachillerato. Editorial Everest.