Tema 19 – Normas de salud y seguridad en el taller

Tema 19 – Normas de salud y seguridad en el taller

INDICE:

1. Introducción

2. Medidas de prevención y protección contra los riesgos laborales.

3. Normas de Seguridad

4. Mantenimiento, orden y limpieza.

5. Criterios de actuación y primeros auxilios en caso de accidente.

5.1. Introducción.

5.2. Principios generales en la aplicación de primeros auxilios

5.3. Primeros auxilios ante quemaduras

5.4. Hemorragias

5.5. Heridas

5.6. Fracturas

5.7. Reanimación cardio- respiratoria

5.8. Transporte de accidentados.

1.- INTRODUCCIÓN

Accidente de trabajo, enfermedad profesional, insatisfacción laboral, fatiga y envejecimiento prematuro, son los denominados riesgos laborales o profesionales. Los accidentes de trabajo -AT- y las enfermedades profesionales -EP-, constituyen la patología específica del trabajo, dada la relación mas o menos directa que existe entre las modificaciones ambientales y los riesgos que se derivan de las mismas.

Las vías para proteger la salud son:

Prevención: medidas a aplicar antes de que se pierda la salud. Incluye la orientación profesional, los reconocimientos médicos, el fomento de la salud, la educación sanitaria y alimentaria, las relaciones laborales adecuadas, etcétera.

Curación: aplicación de remedios sanitarios, una vez perdida la salud, para recuperarla total o parcialmente.

Rehabilitación: recuperación de la salud o de las facultades perdidas, en el máximo grado posible, aprovechando las capacidades residuales del individuo.

Frente a los riesgos profesionales, la actitud más eficaz es la preventiva. Por otra parte, se puede afirmar que aunque la salud es el objetivo y la razón de ser de la medicina, ésta no tiene el monopolio de la salud.

El presente tema desarrolla algunas de las medidas de prevención y protección de riesgos laborales: Normas de seguridad, señalización de seguridad, mantenimiento, orden y limpieza y aplicación de técnicas de primeros auxilios. Las normas suponen una actuación sobre los factores técnico y humano, en función de su contenido; el mantenimiento, orden y limpieza, mejoran y hacen más agradable y seguro el ambiente de trabajo, mientras que la aplicación de primeros auxilios supone una actuación directa sobre el individuo y posterior al accidente.

2- MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN DE LOS RIESGOS LABORALES

La clasificación más generalizada de las medidas o técnicas de prevención y protección de los riesgos laborales es:

-Técnicas médicas de prevención.

-Técnicas no médicas de prevención:Seguridad, Higiene, Ergonomía, Psicosociología, Política social, Formación-educación.

De ellas la que más relación tiene con los accidentes de taller y con la aplicación de los primeros auxilios es la SEGURIDAD en el trabajo. Bernal Herrer indica que la seguridad puede ser considerada como Ael conjunto de conocimientos científicos y tecnológicos organizados y aplicados al estudio, reconocimiento, evaluación de riesgos, al diseño de medios preventivos, y al análisis y control de los trabajos o elementos que incidan en la generación de accidentes de trabajo, con el fin de evaluar tales riesgos, impedir que se originen lesiones y conseguir mejores condiciones laborales@.

La Seguridad científica debe actuar sobre las causas que producen los accidentes, considerando que los accidentes son fenómenos naturales, producidos por causas naturales y capaces de ser detectados por métodos de observación naturales (ver la teoría de la causalidad).. Se distinguen dos concepciones distintas de la Seguridad:

La Seguridad absoluta, que supone la idea de la perfección de las acciones preventivas. Propone que mediante la aplicación de las medidas preventivas se puede conseguir la eliminación plena de todos y cada uno de los riesgos y mantener su inexistencia.

La Seguridad relativa, la cual se basa en un concepto práctico que acepta la imposibilidad, por una u otras razones, de eliminar todos los riesgos o de conseguir su control total, siendo su objetivo lograr el mayor nivel posible de la Seguridad global y de cada riesgo en particular.

En relación al momento en que se aplican, las técnicas de seguridad pueden ser:

De prevención: Son las técnicas ideales, a las que nos hemos referido hasta ahora y que abordan las fases iniciales, es decir, las causas que pueden provocar situaciones de riesgo y peligro que provoquen los accidentes (causas-riesgo-peligro-accidente).

Actuando sobre las causas, la Seguridad hace prevención.

De protección: No evitan la actualización del accidente, pero sí impiden o al menos aminoran las indeseables consecuencias. Suponen la implantación de medidas que actúan como circunstancias anuladoras de efectos cuando el accidente se actualiza (por ejemplo, el casco de seguridad frente a la caída de masas). Son las que se deben aplicar si no es posible la prevención.

Las técnicas de seguridad podemos clasificarlas en:

a) Técnicas analíticas

Procuran detectar las causas y los factores de riesgo. Inspecciones de seguridad, notificación, registro, investigación y análisis estadístico de los accidentes.

b) Técnicas operativas

Pretenden corregir el riesgo eliminando las causas o factores que lo crean. Pueden actuar sobre:

El factor técnico

. En la fase de concepción (proyecto de instalaciones, diseño de equipos, estudio de métodos).

. En la fase de corrección (sistemas de seguridad, adecuación de instalaciones, defensas y resguardos, protecciones personales, mantenimientos preventivos).

El factor humano

Selección de personal y adecuación del comportamiento (normas, señalización, formación, incentivos, disciplina…)

3. NORMAS DE SEGURIDAD

La norma legal de ámbito laboral va destinada a regular casos que afectan a los ciudadanos trabajadores en sus condiciones laborales generales, en actividades específicas o en el uso de instalaciones, máquinas o aparatos concretos; sin embargo, no es nada frecuente que desciendan a regular situaciones particulares propias de la forma de desarrollar el trabajo. Es en este último campo en el que la Norma de Seguridad tiene su sentido y aplicación. Tampoco ha de omitirse que la Norma de Seguridad no sólo cumple el cometido de cubrir las lagunas normativas, sino que, obligatoriamente, han de estar siempre acordes con la norma legal que les afecte.

El sentido de las Normas de Seguridad va enfocado a informar, orientar, influir, advertir y Aobligar@ al trabajador a practicar unas determinadas actitudes o métodos en el ejercicio de su profesión y en la forma de realizar unas acciones concretas. Por tal motivo se han de incorporar y adaptar a cada situación de la empresa que así lo requiera, interpretándolas de acuerdo con las disposiciones y las medidas contenidas en la normativa legal, de manera que los riesgos detectados puedan evitarse mediante actuaciones seguras. Ha de tenerse en cuenta que la Norma de Seguridad es una técnica cuya actuación incide sólo y exclusivamente sobre el factor humano. De ese modo ha de acudirse a ella cuando no sea posible actuar sobre el factor técnico, o cuando la actuación no anule completamente el riesgo.

Resumidamente, puede decirse que las Normas de Seguridad son directrices, consignas u órdenes, orientadas a instruir y a indicar a los trabajadores las medidas de seguridad a adoptar, obligándoles o prohibiéndoles la realización de algunas acciones; todo ello como medio preventivo para actuar sobre el factor humano al ser considerado como uno de los orígenes de los accidentes. Atendiendo al campo de aplicación se clasifican como:

a) Normas generales. Destinadas a todos los trabajadores de una empresa o de un centro de trabajo. A su vez pueden ordenarse en:

– Normas técnicas generales, dirigidas a las actividades propias del proceso productivo.

– Normas para situaciones de emergencia, dirigidas a señalar las pautas y las acciones a llevar a cabo en el supuesto de que se desencadenen incendios, explosiones, inundaciones y otro tipo de catástrofes.

b) Normas particulares o específicas. Destinadas a operaciones, puesto de trabajo, actividades o a riesgos concretos.

El aumento creciente de nuevos tipos de maquinaria, instalaciones y métodos de trabajo exigen el establecimiento de unas normas que señalen las pautas a seguir para prevenir los riesgos.

La obligación de trabajadores y empresarios de cumplir y hacer cumplir las normas e instrucciones sobre seguridad viene recogida en varios artículos de la Ley de prevención de Riesgos Laborales de 1995.

En el Estatuto de los Trabajadores se recoge explícitamente que las Normas de Seguridad son instrucciones elaboradas por el empresario o de aquéllos en quienes delegue su autoridad, estando el trabajador obligado a acatarlas.. Obligación que está recogida en el artículo 51 sobre deberes laborales, el cual establece en su párrafo c), como deber básico de los trabajadores, cumplir las órdenes e instrucciones del empresario en el ejercicio de regular de sus facultades directivas.

3.1. Proceso para la elaboración de Normas de Seguridad. Su implantación

El desarrollo del proceso normalizador en una empresa consta de varias etapas o fases:

a) Necesidad de la Norma de Seguridad

b) Redacción de la Norma

c) Difusión y divulgación

d) Seguimiento y control

a) Necesidad de una Norma

Tras la detección de un riesgo o de unos riesgos específicos, y en el proceso de análisis preventivo que se lleve a cabo para conseguir su eliminación o su corrección, mediante la aplicación de alguna de las técnicas de seguridad, a la vista de las peculiaridades que ofrezca y ante la imposibilidad de su eliminación por la vía de las soluciones técnicas, habrá de pensarse en la conveniencia de establecer una Norma de Seguridad, sea como medida complementaria o como única respuesta a la condición laboral; previamente a la toma de decisión se realizará un estudio conducente a determinar si se precisa o no la Norma de Seguridad, teniendo en cuenta los inconvenientes y las ventajas.

Un número elevado de normas lleva a crear un efecto de confusión, siendo, por tanto, perjudicial; ello motiva que la elaboración de una Norma se haga cuando se está plenamente convencido de su necesidad y de la imposibilidad de adoptar otra medida.

b) Redacción de la Norma

Esta fase, procede dividirla en varias subfases:

1- Redacción: que ha de ser realizada por las personas asignadas por la comisión encargada del tema.

2- Discusión y corrección: en la que han de intervenir todos los integrantes de la comisión y, si se estima oportuno, otras personas cuyas opiniones sean de interés.

3- Redacción final y aprobación: tras haber acordado las correcciones a introducir en la redacción base y las novedades aportadas por las personas intervinientes ha de procederse a la redacción final, la cual, en primer término, será aprobada pro la comisión y refrendada por la Dirección de la empresa.

4- Publicación: aprobado el texto, ha de ser pasado al documento normalizado que vaya a utilizarse para su divulgación.

c) Difusión y divulgación

El esfuerzo realizado en el planteamiento y elaboración de una buena Norma será más o menos rentable en función de la difusión (en las generales) o de la comunicación (en las particulares) que se realice entre las personas afectadas. Evidentemente, no se puede practicar lo que se desconoce, ni se puede obligar a cumplir lo que no se ha dado a conocer, por lo menos de forma suficiente.

Par la difusión general puede acudirse a los recursos habituales y sencillos como carteles y avisos, entrega de textos (folletos) o reuniones. La difusión de normas particulares, además de la información escrita, requiere una comunicación más directa, siendo la oral la más aconsejable, haciéndolo de forma individual o a través de reuniones, dependiendo del número de personas a las que vaya dirigida.

d) Seguimiento y control

Para observar el cumplimiento de la Norma es preciso que se establezca un plan de seguimiento y control, así como designar a los responsables de esta función y las acciones aplicables a los infractores de la misma.

Tras el intervalo que, por conveniencia y prudencia, ha de transcurrir para su difusión e implantación, la comisión de elaboración ha de marcar, para aquellas Normas obligatorias, las formas de vigilancia y de control que han de practicarse, siendo deseable que sean los responsables directos de los afectados quienes velen por su cumplimiento. Por supuesto, que tal vigilancia tendrá sentido si su incumplimiento puede ser sancionado, proporcionalmente, conforme al tipo de riesgo y al grado de incumplimiento.

4. MANTENIMIENTO, ORDEN Y LIMPIEZA

(Extraido de capítulo 35 de Bernal Herrer. Ver Bibliografía)

El mantenimiento, el orden y la limpieza, son junto con la formación y las acciones preventivas y correctoras los soportes en que se sustenta la Seguridad e Higiene. Particular importancia tienen el mantenimiento orden y limpieza en la prevención de accidentes de trabajo en el taller.

a) El mantenimiento

A efectos teóricos y orientadores se pueden considerar tres clases de mantenimiento:

Mantenimiento de conservación y reparación

– Mantenimiento de urgencia

– Mantenimiento preventivo

1. Al mantenimiento de conservación y reparación le cabe la misión de asegurar la continuidad del trabajo productivo, para ello ha de utilizar un organizado programa que afecte a todos los sistemas que pueden conformar una máquina (mecánico, eléctrico, neumático, hidráulico, etc.), consistente en:

– Inspecciones periódicas o especiales para la revisión general o concreta del estado de algún elemento.

– Engrase y lubricación, consistente en el engrase y aceitado de las partes de la máquina sometidas a fricción.

– Limpieza, tanto interior como exterior.

– Reparaciones, tanto de lo órganos o piezas averiadas, incapaces de hacer funcionar la máquina, como en lo que se refiere a la sustitución de elementos que se encuentren en mal estado.

Para el mantenimiento es muy conveniente establecer unas hojas de control para cada máquina, aparato o instalación, en la que figuren los datos de la máquina, las partes sobre las que se ha de realizar el mantenimiento, así como la periodicidad y la fecha en que se efectúe. Pero estas fichas no siempre tienen un carácter voluntario, en ciertos casos, como en los recipientes a presión, medios de elevación de cargas, ascensores, etc., los Reglamentos del Ministerio de Industria obligan a disponer de hojas de revisión y control.

2. El mantenimiento de urgencia está destinado a reparar las averías que impidan o dificulten el proceso productivo, especialmente aquellas que obstaculicen cumplir los compromisos contraidos con clientes.

3. El mantenimiento preventivo es la actividad organizada que, mediante las operaciones sobre los agentes materiales o sobre las máquinas, lleva a cabo el montaje o colocación de los elementos o dispositivos diseñados para aumentar las condiciones de Seguridad e Higiene, encargándose también de tomar las medidas preventivas que tiendan a evitar que se produzcan averías que afecten a la integridad o a la salud de los trabajadores.

Consecuentemente, el mantenimiento preventivo tiene el objeto exclusivo de asegurar el perfecto funcionamiento de las máquinas en las adecuadas condiciones de seguridad y salud, mientras que el de conservación y reparación va orientado tan sólo a la no interrupción de la función productiva..

b) Orden y limpieza

Son corrientes los accidentes que se originan a causa del desorden y de la suciedad existente: caída de objetos mal apilados o depositados fuera de las zonas de almacenamiento (si las hay), caídas a causa de la existencia de sustancias deslizantes sobre el suelo, etc.

El orden consiste en tener cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa. En esta frase se resume toda la filosofía del concepto. El orden significa:

– Reparto racional del espacio

– Disposición lógica de los puestos de trabajo, máquinas, útiles y elementos de apoyo

– Establecimiento y demarcación material de las zonas de paso, trabajo y almacenamiento

– Apilamiento y almacenamiento de los materiales en los lugares señalados para ello, y no en las zonas de tránsito

– Quitar los desechos rápidamente de allá donde se encuentren

– Impedir que haya cables, conductores o conductos sobre el suelo (éstos han de ir instalados de forma aérea o subterránea)

– Almacenar en lugares y de forma apropiada los materiales que ofrezcan algún tipo de riesgo: incendios, toxicidad, etc.

– Evitar la existencia sobre los pisos y plataformas de trabajo de sustancias que puedan ser la causa de deslizamientos y caídas.

La limpieza significa mantener cada puesto de trabajo, cada sección, cada centro de trabajo en las adecuadas condiciones de pulcritud. Para ello se pueden seguir unas normas como:

– Mantener limpios los utensilios y la máquina en la que se trabaje, tanto interior como exteriormente.

– Eliminación diaria, e incluso más asidua, si el proceso así lo demanda, de los residuos (virutas u otros desperdicios) que se produzcan en el puesto de trabajo.

– Tomar las medidas necesarias para impedir el esparcimiento de los desechos generados, disponiendo de recipientes adecuados para su vertido.

– Limpiar inmediatamente los derrames de los residuo que se encuentren fuera de los recipientes preparados para ello, de manera muy especial los que presenten riesgos, como aceites, productos inflamables y productos tóxicos.

– Limpiar con asiduidad las ventanas, las paredes y los techos, procediendo al pintado de estos dos últimos cuando su estado lo aconseje.

A reseñar que el estado de limpieza ha de comenzar por el de la propia ropa de trabajo.

5. CRITERIOS DE ACTUACIÓN Y PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE ACCIDENTE

5.1. INTRODUCCIÓN

La prestación de primeros auxilios supone Ala asistencia inmediata, limitada y temporal, prestada en caso de accidente o enfermedad súbita, por una persona circundante o socorrista, en tanto se espera la llegada de asistencia médica o se transporta adecuadamente al hospital@. ASon las medidas terapéuticas y de asistencia a una persona lesionada, previas al definitivo tratamiento médico y quirúrgico@. En el ámbito laboral se hace necesario que todos o un número significativo de trabajadores esté formado en primeros auxilios, y en particular, en aquéllos que puedan ser más necesarios según el tipo de actividad que se realice en la empresa.

En un principio, la prestación de primeros auxilios, antes que una obligación legal, es un deber moral básico. Desde el punto de vista legal, los Códigos Penales de la mayor parte de los países europeos contemplan penas de multa y prisión para la persona que no prestara auxilio, incrementándose la sanción si además fuera causante de los daños. El Código Penal español, de 24 de noviembre de 1995, con relación a la omisión del deber de socorro, recoge en su artículo 195 que Ael que no socorriese a una persona que se hallare desamparada y en peligro manifiesto y grave, cuando pudiere hacerlo sin riesgo propio, ni de tercero, será castigado con la pena de multa de tres a doce meses. En las mismas penas incurrirá el que, impedido de prestar socorro, no demande con urgencia auxilio ajeno…

Surge la pregunta de ¿cuáles son los límites del socorrismo? Los límites pueden venir marcados por las siguientes referencias:

Nuestro conocimiento sobre la actuación a seguir. No hace aquello que no sabemos o de lo que tengamos dudas.

Actuar sólo hasta que se haga cargo del accidentado un médico, un diplomado en enfermería o cualquier otro profesional sanitario.


– Los medios materiales con que se cuente. Habrá que improvisar para seleccionar lo más adecuado a la situación de urgencia.

5.2. PRINCIPIOS GENERALES EN LA APLICACIÓN DE PRIMEROS AUXILIOS

De la forma en que sean aplicados los primeros auxilios, y de la decisión de aplicarlos, puede depender, en algunos casos, la vida o muerte de un semejante. Los primeros auxilios que se aplican a una persona tienen como objetivos: Preservar la vida, paliar el dolor y evitar lesiones secundarias

Los principios generales de aplicación de primeros auxilios son:

Actuar con calma y serenidad, pero con rapidez. La tranquilidad del socorrista da confianza al accidentado y a aquéllos que se encuentran próximos.

Analizar la situación y establecer prioridades, atendiendo primero las situaciones más urgentes, caso de haber varios accidentados.

Cerciorarse de que no existan peligros adicionales: gases tóxicos, riesgos eléctricos, de explosiones, desprendimientos… retirando a los accidentados fuera del lugar de peligro, o eliminando éste (parar motores, señalizar, etc.).

Examinar bien al accidentado: estado de consciencia, respiración, pulso, heridas, fracturas, hemorragias, quemaduras… con objeto de priorizar los auxilios a prestar.

Colocar y mantener al herido en posición horizontal si está consciente, o en posición lateral de seguridad (PLS) si está inconsciente y se tiene el convencimiento de que no sufre lesiones en la columna lateral. De esta forma se mejora la circulación sanguínea y se oxigena mejor el cerebro.

Hacer sólo lo imprescindible. Si se intentan hacer muchas cosas, como curas complicadas o transportes arriesgados, sólo se consigue aumentar dolores y empeorar el estado del accidentado. Las curas han de ser simples y el socorrista siempre ha de tener en cuenta que no es un profesional en la materia y que nunca puede sustituir a un médico.

Llamar lo antes posible a los servicios médicos, puestos de socorro, Cruz Roja, Fuerzas de Seguridad… para transportar y atender al herido.

Mantener caliente al accidentado, arropándolo o tapándole con una manta. Todo accidentado tiende a perder temperatura.

No dar de beber a una persona inconsciente, ya que podría ahogarse.

No mover al accidentado, a menos que sea absolutamente necesario. Se debe trasladar al enfermo sólo en el caso de que no se pueda avisar a personal especializado.

Tranquilizar al accidentado, calmar sus temores, procurar que no vea las heridas.

Desatar o cortar ropas con tijeras o navajas si aprisionan al accidentado.

Alejar a los curiosos de los alrededores del paciente.

– En caso de vómitos poner la cabeza de lado, con objeto de que lo arrojado no penetre en el aparato respiratorio.

Sacar de la boca del accidentado alimentos u otros elementos extraños que pueda tener, incluso la dentadura postiza.

Si se estima que el accidentado está grave no permitirle que se ponga en pie ni que camine.

Cubrir heridas con vendas o gasas estériles, cuidando no tocar con los dedos el interior de las mismas. Si tiene clavado algún cuerpo extraño no intentar sacarlo.

Improvisar torniquetes, tablillas, camillas, etc. cuando haya fracturas o heridas sangrientas.

– Evitar el shock. El colapso o shock es un fracaso de las funciones que tiene encomendadas el aparato circulatorio.

5.3. PRIMEROS AUXILIOS ANTE QUEMADURAS

Las lesiones que se producen en el cuerpo humano, como consecuencia del contacto con elementos calientes o productos químicos (ácidos o cáusticos), exposiciones a las radicaciones solares o de otra procedencia y el paso de la corriente eléctrica por él, se denominan quemaduras. Su gravedad está en función de su extensión (a mayor superficie afectada mayor riesgo de muerte) y de lo que haya profundizado en el cuerpo; también influyen factores como la zona en que se localiza la lesión, el que se infecte, e incluso la resistencia del individuo que la sufre.

Las quemaduras pueden clasificarse según su intensidad y según su gravedad.

a) Según su intensidad se clasifican en tres grados:

Primer grado: sólo se produce en la zona quemada, un ligero enrojecimiento en la piel y dolor intenso, por irritación de las terminales nerviosas.

Segundo grado: se forman en la zona quemada, ampollas en la piel que contienen un líquido claro, sufriendo el lesionado un dolor intenso.

Tercer grado: las lesiones llegan al tejido celular subcutáneo y planos inferiores. La piel queda resecada e incluso carbonizada e insensible a los pinchazos de un alfiler debido a la destrucción de los terminales nerviosos.

b) La gravedad de las quemaduras depende de la extensión, pues mientras una quemadura superficial, pero muy extensa, puede ser grave, una quemadura de tercer grado profunda puede originar algún riesgo funcional, pero no un peligro de muerte para el lesionado. Según esto se clasifican en:

– Leves: hasta un 10% de la superficie total del cuerpo quemada

– Graves: hasta un 30% de la superficie total del cuerpo quemada

– Muy graves: hasta un 50% de la superficie total del cuerpo quemada

– Mortales: más de un 50% de la superficie total del cuerpo quemada

La forma de tratar las quemaduras producidas por agentes químicos tiene algunas peculiaridades; si se trata de un ácido (nítrico, sulfúrico, clorhídrico, etc.), hay que lavarlas inmediatamente y de forma intensa con agua jabonosa, con jabón líquido o con agua bicarbonatada (un litro de agua con una cucharada sopera de bicarbonato de sosa); si han sido causadas por algún cáustico (cal viva, potasa, sosa cáustica, etc.), se levarán con agua y vinagre. En general, en todos los casos hay que duchar con abundante agua al quemado, hacerle una cura estéril y trasladarlo al hospital.

La corriente eléctrica puede producir en el organismo humano accidentes graves por fibrilación del corazón y por asfixia. Pero también puede producir la corriente eléctrica quemaduras, al recorrer la zona del cuerpo entre dos contactos, o entre un contacto y los pies a través de la tierra, comportándose entonces la zona de recorrido como una resistencia eléctrica. En este caso, el calor producido por el paso de la corriente eléctrica por la Aresistencia@ humana podría calcularse por la fórmula:

Q = 0,24 I².R.t = 0,24IV.t

Las quemaduras producidas por la corriente eléctrica son secas y no rezumantes, causando la modificación de los tejidos. Son, en general, estas quemaduras menos dolorosas que las producidas por el fuego, pero son más extensas de lo que parece en principio.

El tratamiento de los primeros auxilios es el siguiente:

– Desprender al accidentado de los cables eléctricos, tomando las debidas precauciones.

– Reanimar al accidentado, practicándole la respiración artificial.

– Proteger las zonas quemadas con gasas estériles.

– Trasladar al accidentado a los Servicios Médicos.

En caso de quemaduras no debemos hacer:

– Tocar la zona quemada con las manos

– Limpiar con agua la zona quemada (excepto si la quemadura es por agentes químicos)

– Dar de beber agua al accidentado

– Intentar desnudarlo (excepto si la quemadura es por agentes químicos)

– Aplicarle tratamiento alguno (no echar pomadas, vaselinas, ni grasos de ningún tipo)

– Reventar las ampollas (la piel siempre es una barrera contra las infecciones)

Los principales riesgos que corre una persona quemada son:

– El peligro inmediato de las quemaduras graves es el shock, que puede llevar a la muerte. La gravedad de una quemadura en cuanto a la vida se refiere nos la da su extensión.

– El segundo peligro, también de relativa pronta aparición, es la infección, al dañarse la barrera protectora de la piel.

– Otro gran peligro es la “hemorragia blanca”, que es la pérdida del líquido circulante a través de las quemaduras, que, aunque no es sangres, es plasma (de color blanco).

5.4. HEMORRAGIAS

(Extracto del libro Seguridad e Higiene en el Trabajo. Edit. Everest -ver bibliografía-).

La salida o extravasación de sangre por lesión directa o indirecta de los vasos sanguíneos es a lo que llamamos hemorragia. Su intensidad dependerá del calibre del vaso interesado, sea arteria o vena.

Las hemorragias pueden ser venosas, que se distinguen porque la sangre es de un color rojo-violáceo (debido a la falta de oxígeno en los hematíes, que han dejado en la circulación a nivel de los tejidos, cargándose de anhídrido carbónico resultante de las distintas combustiones de nuestro organismo) que fluye lentamente y de forma continua, como si fuera una mancha de aceite que se va extendiendo, y arteriales, en que la sangre sale de una forma rítmica, entrecortada, como a borbotones, y es de un color rojo vivo, ya que por las arterias circulan los hematíes cargados de oxígeno, antes de haber sido utilizado por nuestro organismo.

Las hemorragias se pueden clasificar atendiendo a donde vierte la sangre en externas, internas y exteriorizadas:

1.- Hemorragias externas son las que a través de la herida, fluye directamente la sangre al exterior del cuerpo.

2.- Hemorragias internas son aquéllas en las que la sangre extravasada permanece en el interior del organismo, acumulándose en una cavidad o víscera hueca de nuestro organismo (por ejemplo en el estómago) o infiltrándose en el espesor de algún tejido o retenerse en una cavidad que ella misma forma (hematoma).

3.- Hemorragias exteriorizadas son las que teniendo un origen interno, fluyen al exterior a través de un orificio natural (oído, fosa nasal, boca, ano, etc.).

Por motivos de tiempo y espacio vamos a centrarnos exclusivamente en el tratamiento de las hemorragias externas. Por otra parte hay que señalar que la gravedad de la hemorragia depende de varios factores, no solamente de la cantidad de sangre perdida, sino en el tiempo en que se pierde, el estado físico del individuo que la padece, tampoco es lo mismo una hemorragia súbita aguda que la repetición de varias pequeñas.

* Tratamiento local de las hemorragias

Toda hemorragia hemos de tratar de cohibirla, comprimiendo directamente sobre la parte que sangra, y elevando el miembro al propio tiempo al propio tiempo. Para ello utilizaremos preferentemente gasas estériles y si no se tienen a mano, con telas o lo primero que se encuentre, procurando que sean lo más limpias posible o en otro caso como sea, pues el riesgo que se corre de que se infecte la herida es mucho menor a que quede colapsado por la pérdida de sangre del herido. Si estas medidas expuestas fuesen insuficientes, se debe intentar la compresión a distancia y por encima del vaso sangrante procurando comprimirlo sobre un hueso para que la compresión sea completa. Si la hemorragía es intensa y en caso de tratarse de extremidades, el socorrista puede acudir a la aplicación de un torniquete. Se denomina torniquete a la ligazón o vendaje compresivo muy fuerte que, comprimiendo las arterias por encima de las heridas evita la hemorragia. El método ideal es la venda de Esmarch, se trata de una banda de goma de 5 a 10 cm. De ancho y cerca del metro de larga, que colocada circularmente, como una venda en el brazo o pierna y comprimiendo todas las masas musculares contra el hueso, aplasta los vasos y detiene la hemorragia. En lugar de la venda puede utilizarse tubo de goma grueso y con suficiente longitud para que dé varias vueltas al miembro.

Caso de no disponer de estos medios elásticos, tendremos que recurrir al torniquete, que realizaremos con lo que tengamos a mano: corbata, pañuelo, o cualquier trozo de tela, procurando también que sea lo más ancho posible, que se coloca en torno al miembro anudando sus extremos con nudos que no cedan. Entre el nudo y el miembro se pasa un objeto cilíndrico, rígido y de suficiente longitud (palo, bolígrafo, atornillador, bastón, etc.) Y se hace girar, para irlo apretando en torno al miembro hasta que la herida deje de sangrar a chorro, que será lo que nos indique haber conseguido el objetivo. Finalmente, no nos queda más que sujetar el palo utilizado de rotor para que no se suelte.

Dado el peligro que entraña utilizar este método del torniquete, es preciso que tomemos una serie de medidas para tratar de hacer lo menos agresivo posible, así:

a) En caso de utilizar torniquete es conveniente poner algún trozo de tela en el sitio del miembro sobre el que se atornilla, para evitar pellizcamientos de la piel y disminuir el traumatismo.

b) Todo herido al que hayamos colocado un torniquete o garrote, además de tener prioridad absoluta de evacuación, llevará colocada una etiqueta en sitio bien visible con la inscripción: Extrema urgencia. Torniquete colocado a las … horas.

c) Para evitar, o al menos retardar, la aparición de la gangrena conviene, sin llegar a quitarlo, aflojar ligeramente el torniquete cada 15 ó 20 minutos, manteniéndolo flojo si ha dejado de sangrar, pero expectantes para apretarlo nuevamente si aparece hemorragia.

d) Una vez que ha sido colocado un garrote o torniquete, nunca debe ser soltado por el socorrista, pues al hacerlo sin determinadas precauciones, el estado de shock puede tener un agravamiento que llegue a ocasionar la muerte súbita del herido.

6.5.HERIDAS

(Extraido de Securitas. Edit. Vicens-Vives -ver bibliografía-).

La piel es la envoltura final del cuerpo del hombre, que le protege contra la penetración de los microbios u otros organismos que puedan atentar contra su salud. Cuando esta piel es dañada (cortada, arrancada, etc.), el cuerpo queda desprotegido y vulnerable, se dice entonces que hay herida. Las heridas pueden ser:

Incisas: causadas por cortes limpios

Contusas: producidas por golpes, que ademas de romper la piel producen hematomas

Punzantes: causadas por objetos que se introducen en los tejidos

Las heridas serán leves o graves en función del grado de lesión producido y sus posibles consecuencias. Se considerará dentro del primer grupo aquéllas que presenten pequeños cortes o excoriaciones superficiales con limitada contaminación. El resto se catalogan como graves. El comportamiento del socorrista será totalmente distinto ante un herido grave o leve: en caso de herida grave se limitará a proteger la herida con compresas o vendas esterilizadas, o en su defecto con un paño limpio y procurar el traslado urgente del accidentado a un centro hospitalario; evitará tocar la herida y muy particularmente, extraer cuerpos extraños de la misma o aplicar antisépticos.

En las heridas leves su actuación será más amplia, efectuando básicamente las siguientes operaciones:

– Limpiar perfectamente la herida, empezando por su centro, para acabar en la periferia, utilizando una compresa impregnada en un antiséptico o un jabón adecuado.

– Dejarla libre de pelos, cuerpos extraños (arena, fibras), trozos de piel muerta, etc.

– Aplicarle un antiséptico coloreado (mercurocromo o similar).

– Hacerle una cura consistente en una o más capas de gasa sujetas por esparadrapo; no obstante y siempre que sea posible se dejará la herida descubierta.

Como consecuencia de una herida puede llegar a producirse el tétanos, enfermedad que puede ser mortal, debida a un microbio (bacilo de Nicolaier) muy abundante en la tierra y sobre todo en la que contiene estiércol.

5.6. FRACTURAS

(Extracto de Seguridad e higiene en el Trabajo. Edit. Everest -ver bibliografía-).

Fractura es la rotura de un hueso, producida por una causa violenta. No siempre existe la misma relación entre la violencia del traumatismo y la fractura producida, por lo que hemos de considerar dos tipos de fracturas por la forma de producirse: las traumáticas y las espontáneas.

Traumáticas son las que se producen por un trauma evidente e intenso que supera la resistencia del hueso.

Espontáneas son las que sobrevienen como consecuencia de traumas de poca importancia en huesos previamente debilitados por otros procesos patológicos (metástasis tumorales, quistes óseos, etcétera).

Las fracturas las podemos clasificar en:

Fracturas abiertas son las que al producirse, el objeto traumatizante o el propio hueso en su ruptura ha roto los músculos y piel que lo recubren haciendo que sus extremos se vean por el exterior a través de la herida producida o incluso asomen.

Fracturas cerradas son aquéllas en que solamente se ha producido la rotura o fractura del hueso, sin herida exterior.

Es primordial el saber que en muchas ocasiones el resultado final de una fractura, o al menos la duración de su curación definitiva, va a depender fundamentalmente del primer socorro que el accidentado reciba. La regla esencial de la actuación ante una fractura será su inmovilización, esté como esté y donde esté, lo que quiere decir que jamás el socorrista intentará llevar el hueso a su posición normal, eso es cosa del traumatólogo y sin permitir que el herido se levante, y sea transportado en lo que no haya sido inmovilizado.

La inmovilización no es ni más ni menos que amparar al hueso roto con un Atutor@ que le impida moverse, con lo que conseguiremos evitar, además de las complicaciones antes aludidas, el dolor y consecutivamente el shock. Como Atutor@ nos servirán férulas y tablillas. Una férula será difícil de improvisar, pero no así una tablilla, para lo que nos servirá cualquier tabla de madera que tenga medidas adecuadas al miembro o en caso de necesidad se puede aprovechar palos, cartones fuertes, e incluso rollos de periódicos sujetos con vendaje o trozos de tela o pañuelos. Los tutores siempre los almohadillaremos, previamente a su aplicación, con algodón, trozos de tela, etc. Nunca debemos de olvidar que un hueso nunca queda bien inmovilizada si no se inmovilizan sus dos articulaciones extremas.

La inmovilización de una fractura dependerá, en parte, de la zona del cuerpo de que se trate:

Miembro inferior

Clavícula.

Costillas.

Miembro superior

Manos y dedos.

Pies.

Columna vertebral. Es la fractura que más importancia tiene desde el punto de vista de la actuación del socorrista, por dos razones fundamentales. Una, que en ocasiones es muy difícil saber si existe o no, podremos sospecharla si el traumatizado tiene en sus miembros pérdida de la sensibilidad, sensación de acorchamiento y hormigueo máximo, si existe parálisis de una pierna o un brazo, o si se tiene la espalda anormalmente doblada o con una curvatura muy pronunciada. En caso de la más mínima duda debe tratarse al sujeto como si realmente tuviera fracturada la columna vertebral.

5.6.1. Luxaciones y esguinces

La actuación que en las fracturas ha de tenerse en las luxaciones (articulación desplazada de su postura correcta) respetando la posición en que haya quedado la articulación después de luxada, para su inmovilización, y los esguinces (rotura de los ligamentos que unen las articulaciones).

La luxación es la dislocación de un hueso. En las articulaciones los dos huesos ocupan, uno frente al otro, una posición particular que permite el movimiento deseado por el individuo. Así, mientras uno de los huesos tiene la superficie convexa, el otro la tiene cóncava; por ello, uno puede deslizarse dentro del otro.

El esguince es una dislocación transitoria de un hueso respecto a una articulación. La diferencia con una luxación es que ésta es una dislocación permanente.

A efectos de primeros auxilios, las luxaciones y esguinces tienen el mismo tratamiento que las fracturas, tanto en su inmovilización como en su traslado.

5.7. LA REANIMACIÓN CARDIO-RESPIRATORIA

La reanimación cardiaca o respiratoria se realiza cuando la víctima no tiene pulso o no respira. A veces, es necesario aplicar simultáneamente técnicas respiratorias y cardiacas, por la ausencia de pulsos y respiración.

Las deficiencias cardio-respiratorias pueden ser debidas a asfixias, lipotimias, sofocación, intoxicaciones, u otras causas. Las técnicas de reanimación cardio-respiratoria han salvado muchas casos en los que la víctima aparentemente había fallecido. Se debe a que la muerte real sobreviene varios minutos después del cese de la respiración, debido en parte a la reserva de oxígeno del organismo.

5.7.1. Métodos de reanimación respiratoria: respiración artificial

La respiración artificial puede realizarse por métodos instrumentales (mediante equipos portátiles que insuflan aire por medio de máscaras y cánulas, o por medio de pulmones de acero) o por métodos personales, que son a los que nos vamos a referir. Vamos a exponer el método boca a boca, por ser el más utilizado y eficaz, aunque hay otros como

Método de Sylvester y Método de Schaffer

* Método boca a boca. Este método se practica desde 1958 y a pesar de su sencillez es uno de los mejores y más apto para practicarlo por no expertos en medicina. Se procede de la siguiente manera:

– Se comprueba que la víctima no tiene nada en la boca que le impida respirar y si lo tiene, se le extrae con una pinza o con los dedos o con un pañuelo. Si es un ahogado, se vuelve la cabeza de lado y se comprime el estómago y el tórax que salga el agua.

– Se coloca al accidentado, extendido en el suelo, de espaldas con alguna almohada o paquete de ropa en la espalda junto a la nuca. Se le aflojan los vestidos y sobre todo la corbata y el cuello de la camisa y se coloca el socorredor a su lado.

– A continuación coloca el socorrista una mano bajo la mandíbula de la víctima y la lleva lo más adelante posible, hasta que quede la cabeza casi perpendicular al suelo. Con la otra mano, tapa la nariz y obliga también a mantener vertical la postura de la cabeza, para evitar que caiga la lengua y obture las vías respiratorias.

– Hace entonces el socorrista una inspiración profunda y aplica su boca sobre la de la víctima, soplando vigorosamente para los adultos y suavemente para los niños. Retira después su boca, y manteniendo la postura de la cabeza de la víctima de la misma forma, espera que la elasticidad natural del tórax realice automáticamente la fase de aspiración, ayudándole si fuera necesario, con una ligera presión de su brazo sobre el tórax. Esta operación se repetirá de 12 a 15 veces por minuto.

Con este método es aconsejable utilizar mascarilla protectora que impida el contacto directo de los humores, sangre o saliva del socorrista con el accidentado, a fin de evitar posibles contagios de enfermedades (especialmente el Sida).

Al insuflar el aire el socorrista, debe observar si se dilata el tórax, a medida que sopla. Si no ocurre esto, debe inclinarse la cabeza más atrás, y soplar con más fuerza y en todo caso volver a explorar el interior de la boca por si quedase algún obstáculo.

Puede suceder que el socorrista se note una tendencia al desvanecimiento debido al esfuerzo y a la pérdida excesiva de anhídrido carbónico. En este caso debe ser relevado o reducir el ritmo de la operación. Puede suceder también que el aire vaya al estómago y se hinche éste. Basta entonces presionar éste suavemente para expulsar el aire.

5.7.2. Métodos de reanimación cardiaca: masaje cardiaco


Pretende conseguir una circulación artificial por compresión del corazón, lo que conseguiremos presionándolo rítmicamente entre las costillas y el esternón por un lado y la columna vertebral por otro, dada la situación que tiene el tórax.

Colocando el sujeto boca arriba sobre una superficie plana y rígida, se aplicará el Atalón@ (parte posterior de la palma de la mano) sobre la mitad inferior del esternón (cuatro o cinco centímetros por encima de la Aboca del estómago@ con la palma extendida colocando la segunda

mano sobre la primera para forzar y comprimiendo con ambas hacia abajo de modo seco, logrando un desplazamiento de uno tres centímetros, con lo que conseguiremos al aprisionar el corazón entre el esternón y la columna vertebral, vaciar de sangre el corazón, que se vuelve a llenar al cesar la compresión).

Como el corazón late (se contrae) normalmente de 60 a 80 veces por minuto, éste es el ritmo que nosotros debemos dar a las compresiones, pero en la práctica será suficiente con que se haga 60 veces, esto es, una vez cada segundo. En los intervalos entre una y otra compresión, debe retirarse por completo la mano del pecho de la víctima para permitir que la caja torácica por su elasticidad vuelva a su posición normal. En los niños bastará con una sola mano y en los lactantes con dos dedos solamente (índice y medio), pero el ritmo debe ser más rápido, aumentándolo a 80-90 presiones por minuto.

Como con mucha frecuencia y en la misma víctima habrá de simultanearse la respiración artificial y el masaje cardiaco externo, y ninguno de los dos puede abandonarse, estudiaremos la actuación según se encuentre un solo socorrista o que sean dos o más.

Un solo socorrista. Realizará dos insuflaciones por la boca, tras cada quince presiones cardiacas, continuando con este ritmo ininterrumpidamente.

Dos o más socorristas. Uno se preocupará de la respiración artificial y otro del masaje cardiaco externo, de modo tal que cada cinco masajes se haga una insuflación Aboca a boca@, haciendo ésta en el momento de la descompresión del masaje para que no coincida con la compresión y no encuentre resistencia, permitiendo la entrada del aire en los pulmones el que realiza el masaje cardiaco, sin comprimir, hasta que se hinche totalmente el tórax y reanudando inmediatamente el masaje cardiaco.

Estas prácticas son fatigosas para el socorrista, por lo que para aminorar el cansancio, si se trata de dos los que realizan el masaje, entre ellos podrán intercambiarse, o incluso relevarse si fueran más de dos, pero siempre sin interrumpir los ritmos y mucho menos el suspenderlos, ya que en estas operaciones no puede sentirse el desaliento, sean las que sean las dificultades que se presenten.

Sólo se cesará de hacer la respiración artificial y el masaje cardiaco externo por dos circunstancias:

– Porque la víctima se haya recuperado.

– Porque se haya hecho cargo de ella un médico, quien pueda determinar la actuación a seguir.

La inconsciencia de la víctima puede durar mucho tiempo, incluso horas, y el socorrista debe continuar su labor pues, aunque la víctima no pueda respirar y poner en marcha su aparato circulatorio, el socorrista aunque artificialmente lo está haciendo por ella y consiguiendo que el oxígeno siga llegando, aunque sea en poca cantidad, a todas las partes del cuerpo. Podemos comprobar que la víctima se ha recuperado:

– Porque está totalmente consciente

– Porque le ha disminuido su palidez

– Porque ha recuperado su pulso

– Porque sus pupilas se contraen con la luz

5.8. TRANSPORTE DE ACCIDENTADOS

El socorrista no debe mover al enfermo o accidentado hasta que no haya comprobado las lesiones que padece. Los primeros auxilios se le prestarán preferiblemente, y siempre que no exista riesgo, en el lugar del siniestro, ya que un transporte precipitado puede agravar la situación o causarle nuevas lesiones. Un transporte urgente y precipitado sólo se justifica por:

a. Rescatar a la víctima del ambiente que haya sido causa del accidente y que pueda seguir agravándolo e incluso ser riesgo del socorrista (gases tóxicos, contacto eléctrico, inmersión, imposibilidad de aplicación de primeros auxilios, etc.).

b-Alejar a la víctima del ambiente en que ocurrió el accidente, por suponer riesgo o aumentar las dificultades para su atención y tratamiento adecuado (riesgo de atropello, climatología adversa en caso de congelaciones, etc).

c-Necesidad urgente de trasladar a la víctima a un centro asistencial, por precisar cuidados especiales y urgente que no pueda precisar un socorrista.

Algunas de las precauciones a tener en cuenta en el transporte de heridos son:

1. La cabeza del accidentado debe de ir en la parte posterior de la marcha cuando se hace entre dos persona.

2. Las ropas deben de serle aflojadas, principalmente a nivel del cuello, del tórax y del abdomen.

3. La postura en la camilla, caso de utilizarse, estará condicionada por las lesiones que sufra, pero en principio es preferible el decúbito lateral (colocado de costado) especialmente en casos de temer la presencia de vómitos o que éstos hayan aparecido ya, de hemorragias nasales, etc.

4. En lesiones de abdomen o fracturas de pelvis, la postura a adoptar es con las piernas ligeramente flexionadas y la parte superior del tronco ligeramente elevada.

5. En las heridas de tórax, los hombros deben estar ligeramente elevados con relación al resto del cuerpo

6. Si el sujeto se encuentra inconsciente, se le llevará con la cabeza ligeramente mas baja que el resto del cuerpo.

7. Mantener al herido abrigado y en continua observación durante el traslado.

8. Si hay varios lesionados, establecer prioridades para la evacuación, comenzando el traslado por los más graves.

*. Medios materiales para el transporte

El transporte podemos realizarlo con los siguientes medios:

– Transporte en camilla o con medios apropiados

– Transporte por medios improvisados

– Transporte a brazo

a) El transporte en camilla es el procedimiento idóneo para el traslado de heridos o enfermos. Está compuesto por un armazón de madera o metal de poco peso, con una lona o plástico sobre el que descansa el lesionado o enferme, completándose con correas y otros medios de sujeción. Una regla de absoluta observancia es la de mover a la víctima lo menos posible. Se debe llevar la camilla a la víctima y nunca al contrario, y una vez instalada en ella no debe cambiarse a otra aunque sea mejor o más cómoda.

La primera operación que ha de llevarse a cabo en el traslado de enfermos o accidentados es el modo de ponerle en la camilla, maniobra que encierra una gran importancia y que nunca debe realizarse sin haber inmovilizado antes las posibles fracturas existentes y haber recuperado al enfermo en caso de parada cardio-respiratoria o que asegure que las técnicas de la recuperación no se van a interrumpir.

b) Transporte por medios improvisados. Si no se dispone de camilla puede sustituirse ésta de diversas formas: pueden utilizarse puertas, escaleras de mano, tablas de plancha… Puede improvisarse también una camilla utilizando dos palos largos y resistentes unidos por dos travesaños de unos 50 cm. colocados a los extremos de los palos entre los cuales se trenzan cuerdas sólidas atadas a los largueros y travesaños. En lugar de las cuerdas pueden utilizarse dos sacos de tela resistente y a los que se haya revisado las costuras.

También, incluso en caso de no disponer de otra cosa, de dos chaquetas abrochadas y con las mangas vueltas hacia adentro por las que se introducirán los palos, debiendo, en este caso, asegurarnos de la resistencia de la tela y de los botones.

Caso de que hayamos asegurado la no existencia de lesiones de columna vertebral podrá también utilizarse en caso de emergencia una silla sobre la que se coloca sentada la víctima.

c) Transporte a brazo. El método variará grandemente según se trate de un solo socorrista o de varios, variando en el primer caso de que la víctima esté consciente o inconsciente y de la distancia que recorre con ella.

En caso de un solo socorrista y poca la distancia a recorrer y la víctima inconsciente, puede utilizarse el método o maniobra de Rautek (que consiste en sujetar la víctima desde atrás, por debajo de las axilas, con nuestros brazos, y asiendo por delante nuestras manos uno de sus antebrazos -doblado por el codo y situado ante el tórax del accidentado- arrastrar a la víctima sobre sus piernas). Caso de que sea mayor la distancia y no tenga conocimiento se le llevará a cuestas sobre la espalda, cargándole sobre uno de los hombros con la cabeza hacia atrás y hacia abajo y pasando los brazos por el otro hombro y sujetando con una mano las piernas y con la otra los brazos.

Si la víctima está consciente y puede andar algo, se le puede llevar pasando uno de sus brazos por encima de nuestros hombros, cogiéndole la mano y pasando nuestro brazo por la espalda de la víctima.

Si la víctima no puede caminar y no existe desproporción entre el peso de la víctima y la fuerza del socorrista, se le puede llevar Aa caballo@ sobre la espalda si el herido está consciente y puede cruzar las manos sobre el pecho del socorrista, y si está inconsciente, anudándole las muñecas con un pañuelo.

Cuando son más de un socorredor, o hay personas que puedan ayudar, si la víctima está consciente y puede ir sentado se le trasportará en la llamada Silla de la reina.

Si está inconsciente se le puede transportar cargando una persona con ambos brazos pasados por debajo de las axilas del accidentado y otra persona introduciéndose entre las piernas de la víctima y sujetándoselas a nivel de las corvas con los brazos colgando a lo largo del cuerpo.

Transportar a una víctima más de dos personas sólo estará justificado si padece o se sospecha fractura de columna vertebral o por el gran peso y contextura de la víctima lo hacen aconsejable.

En cuanto al transporte en vehículos, se procurará que el que se utilice sea una ambulancia, con lo que el problema acabará en cuanto hayamos colocado en ella a la víctima, debiendo de tener en cuenta que es preferible que la víctima espere debidamente atendida la llegada de una ambulancia que la precipitación de evacuarla en un medio inadecuado.

Si por emergencia ha de realizarse en un vehículo improvisado ha de tenerse muy en cuenta la amplitud del mismo el posible acceso a su interior, etc., debiendo procurar que sea del mayor tamaño posible, con accesos fáciles, que permita inmovilizar a la víctima, que tenga espacio para que pueda acompañar a la víctima un socorredor que la vigile o que incluso le pueda prestar auxilio, que tenga una suspensión adecuada o en otro caso circule con la debida precaución y prudencia para no molestar a la víctima, evitando frenazos y maniobras intempestivas.

BIBLIOGRAFÍA

– Bernal Herrer, J. Formación General de Seguridad e Higiene del Trabajo. Editorial Tecnos, Madrid, 1996.

– Vaquero Puerta, J.L. y Ceña Callejo, R. Prevención de riesgos laborales: seguridad, higiene y ergonomía, Ediciones Pirámide, S.A.. Madrid, 1996

– FREMAP. Seguridad en el Trabajo. Edita FREMAP (Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social Número 61).Madrid, 1992

– Simonds, Rollin H. Y Grimaldi, John V. Organización de la Seguridad en el Trabajo. Ediciones Rialp. Madrid, 1968.

– Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo: Seguridad en el Trabajo, Madrid, 1990

– Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Sistema Modular de Enseñanza (de la Seguridad e Higiene Laboral), Madrid, 1974.

– Lasheras Esteban, J. M0. Seguridad e Higiene en el Trabajo (Vol. I). (varias ediciones), Editorial Donostierra. San Sebastián 1976 (año de la primera edición)

– Lasheras Esteban, J. M0. Seguridad e Higiene en el Trabajo (Vol. II). (varias ediciones), Editorial Donostierra. San Sebastián 1976 (año de la primera edición)

– Picó Amador, J.M. Seguridad e Higiene en el Trabajo, Bilbao, 1976.

– Fernández Herce, C.J. Seguridad e Higiene. Precautio y Securitas (dos volúmenes). Editorial Vicens Vives, Madrid, 1979.

Santos Durán, J.L. Seguridad e Higiene en el Trabajo (Vol. I y II). Editorial Donostierra. San Sebastián, 1993 – Del Alamo Lorenzo y Otros, Seguridad e Higiene en el Trabajo, Editorial Everest, 1980

– Dr. Friedrich Daeschelin: Primeros Auxilios. Ed. Everest. León, 1977.

Primeros auxilios. Ed. Everest. León, 1977.

– Cruz Roja: Manual de Primeros Auxilios. Ed. Interviu-Salud. Barcelona, s/f.

– Torrado Relaño, M.: Primeros Auxilios. Ed. INEF. Madrid, s/f.

– Salinas Sánchez, J. M.: Formación y Orientación Laboral. Ed. Mc Graw Hill. Madrid, 1995.

– Cid, E.; Juez, J.; Miró, M0 Nuria: Formación y Orientación Laboral. Ed. Síntesis. Madrid, 1995.

Normas Legales:

Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales.

– Ley Orgánica 10/1995 de 23 de noviembre del Código Penal.

ANEXO A TEMA 19- TECNOLOGÍA

SEÑALIZACIÓN DE SEGURIDAD

La señalización es una técnica de prevención que pretende, mediante estímulos indicativos visuales, sonoros, olfativos y táctiles, condicionar la actuación de la persona que los recibe, frente a los riesgos o peligros que desean ser resaltados para que sean eludidos.

El RD 485/1997 de 14 de abril, recoge las disposiciones mínimas en materia de señalización de seguridad y salud en el trabajo. Este RD supone la transposición al Derecho español del contenido de la Directiva 92/58/CEE del Consejo de 24 de junio.

Un hecho destacable al hablar de las características de la señalización es que ésta nunca elimina o disminuye el riesgo, tan sólo exterioriza su existencia. Partiendo de tal evidencia, puede decirse que toda señalización ha de cumplir unos requisitos básicos, imprescindibles en su conjunto, si se desea que sea efectiva y pueda, en principio, cumplir sus objetivos preventivos, como son:

– Atraer la atención de los destinatarios

– Que el mensaje sea claro y de interpretación única

– Informar con la antelación suficiente para poder efectuar en condiciones de seguridad

– Posibilidad práctica de que se pueda cumplir

Su empleo ha de considerarse como un medio preventivo complementario de las protecciones técnicas o de las personales, teniendo siempre presente que ha de recurrirse a ellas cuando no se pueda utilizar una técnica más eficaz y, desde luego, hay que evitar su proliferación, pues su exceso, al igual que sucede con las normas de seguridad, hace correr el riesgo de la pérdida de eficacia. Considerando lo apuntado, convendrá acudir a la señalización cuando:

– No sea factible eliminar totalmente el riesgo en el proyecto o instalando protecciones técnicas

– No sea posible eliminar totalmente el riesgo mediante otra medida más eficaz

No se pueda recurrir a otra acción preventiva que resuelva el problema

La clasificación de las señalizaciones se efectúa de acuerdo con el órgano humano del sentido al que va dirigida la percepción; de esta forma se tienen señales:

– Opticas: señales y avisos de seguridad, colores de señalización, indicadores luminosos, balizamientos.

– Acústicas – Olfativas – Táctiles

1. Señalización óptica

Está enfocada a la percepción visual de signos y colores. La combinación de estos dos elementos, junto con la forma externa de su base material, es la que da lugar a los diversos tipos de señalización óptica, para la que se emplean diversos recursos, entre los que se encuentran las formas geométricas, los colores de seguridad o de contraste, y los símbolos.

A los colores de seguridad se les atribuye un determinado significado en materia de seguridad y salud del trabajo. Los colores se usan para indicaciones de aviso, de atención o información y para señalar zonas de peligro o prohibición. En el cuadro se recogen los distintos colores de seguridad, su significado y aplicación.

Las formas y los colores se completan con unos dibujos (símbolos o pictogramas) representados esquemáticamente, situados y centrados en el interior de la forma geométrica, siendo indispensables para mostrar una de las siguientes informaciones: qué es lo que se prohíbe, lo que se obliga, lo que se advierte o lo que se informa.

El color de contraste es el utilizado dentro de la señalización para destacar el color de seguridad. Como tales se han adoptado el blanco y el negro. También se aplican para los símbolos que aparezcan en las señales, de manera que establezcan un adecuado contraste. Las combinaciones normalizadas son:

COLOR DE SEGURIDAD

COLOR DE CONTRASTE

ROJO

AMARILLO O AMARILLO ANARANJADO

AZUL

VERDE

BLANCO

NEGRO

BLANCO

BLANCO

* La señal en forma de panel

Las características son:

– Los pictogramas serán lo más sencillos posible evitándose detalles inútiles para su comprensión.

– Las señales serán de un material que resista lo mejor posible los golpes, las inclemencias del tiempo y las agresiones medioambientales.

– Las dimensiones de las señales, así como sus características colorimétricas y fotométricas, garantizan su buen visibilidad y comprensión.

La norma UNE 1-011-75 indica que para iluminaciones de 50 lux, como mínimo, y distancias de observación inferiores a 50 metros, la superficie de la señal se calculará por la fórmula: S= L² /2000

L=Distancia en metros desde la cual se desea que una persona perciba la señal

S=Superficie de la señal en m2.

Tipos de señales. (verlas en anexos)

* Señales de advertencia.

Forma triangular. Pictograma negro sobre fondo amarillo (el amarillo deberá cubrir como mínimo el 50% de la superficie de la señal), bordes negros.

Como excepción, el fondo de la señal sobre “materias nocivas o irritantes” será de color naranja, en lugar de amarillo, para evitar confusiones con otras señales similares utilizadas para la regulación del tráfico por carretera.

* Señales de prohibición.

Forma redonda. Pictograma negro sobre fondo blanco, bordes y banda (transversal descendente de izquierda a derecha atravesando el pictograma a 45º respecto a la horizontal) rojos (el rojo deberá cubrir como mínimo el 35% de la superficie de la señal)

* Señales de obligación.

Forma redonda. Pictograma sobre fondo azul (el azul deberá cubrir como mínimo el 50% de la superficie de la señal)

* Señales relativas a los equipos de lucha contra incendios.

Forma rectangular o cuadrada. Pictograma blanco sobre fondo rojo ( el rojo deberá cubrir como mínimo el 50% de la superficie de la señal).

* Señales de salvamento o socorro.

Formar rectangular o cuadrada. Pictograma blanco sobre fondo verde (el verde deberá cubrir como mínimo el 50% de la superficie de la señal).

* La señal indicativa es la comunicación expuesta sobre una superficie visible en la que mediante dibujos o letras se indican advertencias o informaciones sobre Seguridad. El mensaje escrito ha de ser muy breve y concreto, siempre en función del sentido del aviso. Los colores aplicados será acordes con los considerados como de seguridad.

Una señal indicativa consta del aviso (una de estas tres palabras: peligro, precaución, seguridad, o de una flecha indicadora), debajo del cual se coloca un breve mensaje, de la forma: APeligro: NO FUMAR. Sustancia inflamable@, APrecaución: paso de vehículos@, etc.; en Seguridad serían: AObligatorio el uso de gafas@. AUso obligatorio de cascos@…; en avisos direccionales: ABotiquín@, AExtintor@, ASalidas de emergencia@, etc.

* Los colores de señalización no sólo se reducen a señales de seguridad, tienen otras aplicaciones, a saber:

– Identificar objetos y su utilización. Las normas técnicas se han ocupado de estos aspectos; así, la norma UNE 1063 y la DIN 2403 tratan sobre la señalización de tuberías en relación con el fluido que canalicen; ola norma CEI 73 sobre color de los mandos de las máquinas.

– Resaltar los objetos, para que sean percibidos rápidamente y que las personas puedan dar una presta respuesta ante la previsión de situaciones de riesgo que lo exijan; se emplean en objetos entre los que se cuentan los mandos de parada de máquinas, a las partes agresivas de éstas, la limitación de zonas de riesgo o de almacenamiento, la delimitación de zonas de paso, etc.

· Los indicadores luminosos

Son señalizaciones ópticas que se utilizan para dar a conocer mediante la combinación de luces y colores, condiciones de situaciones de riesgo. Su montaje puede efectuarse empleando iluminación continua o iluminación intermitente; es muy útil en lugares donde la intensidad de iluminación es muy baja. Es corriente que los indicadores luminosos se completen con signos indicadores, es decir, flechas direccionales, palabras de: salida, salida de emergencia, extintor, etc. La norma UNE 20127 especifica los colores de las lámparas de señalización y su significado.

· Los balizamientos

Son limitaciones de zonas en las que no se desea penetren personas o ser alguno. Los materiales utilizados son muy diversos: cintas de material de plástico, cuerdas, barreras fijas o móviles (en general, levadizas), barandillas (cuya misión es tapar huecos o servir de barrera para zonas abiertas con riesgo de caídas de altura).

Los colores empleados son los mismos que los aplicados en las señales de seguridad.

En ocasiones es útil combinar los balizamientos con las señales luminosas, lo que suele denominarse Abalizamiento luminoso@ o, si se usa pintura reflectante, Abalizamiento reflectante@.

2 . Señalización acústica

Va destinada a su percepción a través del oído. El sonido es advertido en el momento de su emisión, lo que representa una ventaja por su rapidez; además, no obliga a tener la vista dirigida en una dirección determinada. Estas señales requieren que:

– La indicación de la señal sea conocida previamente

– No pueda ser confundida con otros sonidos

– No sea interferida

Los medios empleados son: las sirenas, las alarmas, los timbres, las campanas, etc.

3. Señalización olfativa

Va destinada al sentido del olfato, utilizando las propiedades odoríferas de algunas sustancias inocuas; estos productos, de olor fuerte y penetrante, se adicionan a otros que sean inodoros y peligrosos tóxicos, inflamables o explosivos), con los que tenga un comportamiento inactivo. Habitualmente se usan en la comercialización del gas natural, butano, propano, dióxido de carbono, etc. Resultan esenciales para que los propios usuarios puedan detectar existencia de fugas o derrames.

4. Señalización táctil

Va destinada a ser percibida por el sentido del tacto. La sensación es advertida por las personas al aplicar materiales, previamente estudiados, en las superficies pro las que van a ser asidas las herramientas, los útiles, etc., de manera que pueda percibirse con facilidad el paso de una zona o otra, por ejemplo, de una zona segura a otra que no lo sea, entre las que mediará una señal de advertencia.

Su aplicación es muy poco usual, destinándose a aquellas herramientas u objetos que tienen que ser manipulados y asidos por unas zonas concretas, como las pértigas aislantes usadas en los trabajos que se efectúan en instalaciones eléctricas, térmicas (hornos, cámaras, frigoríficas) y otros análogos.

4.5. Comunicaciones verbales y señales gestuales (recogidas en anexos V y VI del RD 485/1997)

Las características de las comunicaciones verbales son

– La comunicación verbal se establece entre un locutor o emisor y uno o varios oyentes, en un lenguaje formado por textos cortos, frases, grupos de palabras o palabras aisladas, eventualmente codificados.

– Los mensajes verbales serán tan cortos, simples y claros como sea posible, la aptitud verbal del locutor y las facultades auditivas del o de los oyentes deberán bastar para garantizar una comunicación verbal segura.

– La comunicación verbal será directa (utilización de la voz humana) o indirecta (voz humana o sintética, difundida por un medio apropiado).

Las características de las señales gestuales son:

– Una señal gestual deberá ser precisa, simple, amplia, fácil de realizar y comprender y claramente distinguible de cualquier otra señal gestual.

– La utilización de los dos brazos al mismo tiempo se hará de forma simétrica y para una sola señal gestual.

(ver las señales en anexos)

ANEXO TEMA 19 TECNOLOGÍA

. CONDICIONES GENERALES DE SEGURIDAD EN LOS LUGARES DE TRABAJO.

1. Características y dimensiones

Los lugares de trabajo deben reunir entre otras las condiciones:.

– Tener la solidez y la resistencia necesaria para soportar las cargas o esfuerzos a que sean sometidos.

– Disponer de un sistema de armado, sujeción o apoyo que asegure su estabilidad.

– Las dimensiones de los locales de trabajo deberán permitir que los trabajadores realicen su trabajo sin riesgos para su seguridad y salud y en condiciones ergonómicas aceptables. Sus dimensiones mínimas serán las siguientes:

* 3 metros de altura desde el piso hasta el techo. No obstante, en locales comerciales, de servicios, oficinas y despachos, la altura podrá reducirse a 2,5 metros.

* Dos metros cuadrados de superficie libre por trabajador. 10 metros cúbicos, no ocupados, por trabajador.

2. Suelos, aberturas y desniveles, y barandillas.

Los suelos de los locales de trabajo serán fijos, estables y no resbaladizos, sin irregularidades ni pendientes peligrosas.

Las aberturas o desniveles que supongan un riesgo de caída de personas se protegerán mediante barandillas u otros sistemas de protección de seguridad equivalente, que podrán tener parte móviles cuando sea necesario disponer de acceso a la abertura. Deberán protegerse, en particular.

* Las aberturas en los suelos.

* Las aberturas en paredes, siempre que su situación y dimensiones suponga riesgo de caída de personas, y las plataformas, muelles o estructuras similares. La protección no será obligatoria, sin embargo, sin la altura de caída es inferior a 2 m.

* Los lados abiertos de las escaleras y rampas de más de 60 centímetros de altura. Los Lados cerrados tendrán unos pasamanos, a una altura mínima de 90 centímetros, si la anchura de la escalera es mayor de 1,2 metros; si es menor, pero ambos lados son cerrados, al menos uno de los dos llevará pasamanos.

Las barandillas serán de materiales rígidos, tendrán una altura mínima de 90 centímetros y dispondrán de una protección que impida el paso o deslizamiento por debajo de las mismas o la caída de objetos sobre personas.

3. Tabiques, ventanas y vanos.

Los tabiques transparentes o translúcidos y, en especial, los tabiques acristalados situados en los locales o en las proximidades de los puestos de trabajo y vías de circulación, deberán estar claramente señalizados y fabricados con materiales seguros, o bien estar separados de dichos puestos y vías, para impedir que los trabajadores puedan golpearse con los mismos o lesionarse en caso de rotura.

Las ventanas y vanos de iluminación cenital deberán poder limpiarse sin riesgo para los trabajadores que realicen esta tarea o para los que se encuentren en el edificio y sus alrededores. Para ello deberán estar dotados de los dispositivos necesarios o haber sido proyectados integrando los sistemas de limpieza.

4. Vías de circulación.

Las vías de circulación de los lugares de trabajo tanto los situados en el exterior de los edificios y locales como en el interior de los mismos; incluidas las puertas, pasillos, escaleras, escalas fijas, rampas y muelles de carga deberán poder utilizarse conforme a su uso previsto, de forma fácil y con total seguridad para los peatones o vehículos que circulen por ellas y para el personal que trabaje en sus proximidades. Deberán adecuarse al número potencial de usuarios y a las características de la actividad y del lugar de trabajo. En el caso de los muelles y rampas de carga deberá tener especialmente en cuenta la dimensión de las cargas transportadas.

La anchura mínima de las puertas exteriores y de los pasillos será de 80 centímetros y un metro, respectivamente.

La anchura de las vías por las que puedan circular medios de transporte y peatones deberá permitir su paso simultáneo con una separación de seguridad suficiente.

Las vías de circulación destinadas a vehículos deberán pasar a una distancia suficiente de las puertas, portones, zonas de circulación de peatones, pasillos y escaleras. Los muelles de carga deberán tener al menos una salida, o una en cada extremo cuando tengan gran longitud y sea técnicamente posible.

5. Puertas y portones

Las puertas transparentes deberán tener una señalización a la altura de la vista.

Las superficies transparentes o translúcidas de las puertas y portones que no sean de material de seguridad deberán protegerse contra la rotura cuando ésta pueda suponer un peligro para los trabajadores.

Las puertas o portones de vaivén deberán tener partes transparentes que permitan la visibilidad de la zona a la que accede.

Las puertas correderas irán provistas de un sistema de seguridad que les impida salirse de los carriles y caer.

Las puertas y portones que abran hacia arriba estarán dotados de un sistema de seguridad que impida su caída.

Las puertas y portones mecánicos deberán funcionar sin riesgo para los trabajadores. Tendrán dispositivos de parada de emergencia de fácil identificación y acceso, y podrán abrirse de forma manual, salvo si se abren automáticamente en caso de avería del sistema de emergencia.

Las puertas de acceso a las escaleras no se abrirán directamente sobre sus escalones sino sobre descansos de anchura al menos igual a la de aquéllos.

Los portones destinados, a la circulación de vehículos se podrán utilizar por los peatones sin riesgos para su seguridad, o bien deberán disponer en su proximidad inmediata de puertas destinadas a tal fin, expeditas y claramente señalizadas.

6 Rampas, escaleras fijas y de servicio

Los pavimentos de las rampas, escaleras y plataformas de trabajo serán de materiales no resbaladizos o dispondrán de elementos antideslizantes.

En las escaleras o plataformas con pavimentos perforados la abertura máxima de los intersticios será de ocho milímetros.

Las rampas tendrán una pendiente máxima del 12 por 100 cuando su longitud sea menor que 3 metros, del 10 por 100 cuando su longitud sea menor que 10 metros o del 8 por 100 en el resto de los casos.

Las escaleras tendrán una anchura mínima de un metro, excepto en las de servicio, que será de 55 centímetros.

Los peldaños tendrán las mismas dimensiones. Se prohiben las escaleras de caracol excepto si son de servicio.

La altura máxima entre los descansos de las escaleras será de 3,7 metros.

Las escaleras mecánicas y cintas rodantes deberán tener las condiciones de funcionamiento y dispositivos necesarios para garantizar la seguridad de los trabajadores que las utilicen. Sus dispositivos de parada de emergencia serán fácilmente identificables y accesibles.

La anchura mínima de las escalas fijas será de 40 centímetros y la distancia máxima entre peldaños de 30 cm.

Las escaleras de mano tendrán la resistencia y los elementos de apoyo y sujeción necesarios para que su utilización en las condiciones requeridas no suponga un riesgo de caída, por rotura o desplazamiento de las mismas. En particular, las escaleras de tijera dispondrán de elementos de seguridad que impidan su apertura al ser utilizados.

7. Vías y salidas de evacuación.

Las vías y salidas de evaluación deberán permanecer expedidas y desembocar lo más directamente posible en el exterior o en una zona de seguridad.

En caso de peligro, los trabajadores deberán poder evacuar todos los lugares de trabajo rápidamente y en condiciones de máxima seguridad.

El número, la distribución y las dimensiones de las vías y salidas de evacuación dependerán del uso de los equipos y de las dimensiones de los lugares de trabajo, así como del número máximo de personas que puedan estar presentes en los mismos.

Las puertas de emergencia deberán abrirse hacia el exterior y no deberán estar cerradas de forma que cualquier persona que necesite utilizarlas en caso de urgencia pueda abrirlas fácil e inmediatamente. Estarán prohibidas las puertas específicamente de emergencia que sean correderas o giratorias.

En caso de avería de la iluminación, las vías y salidas de evacuación que requieran iluminación deberán estar equipadas con iluminación de seguridad de suficiente intensidad.

8. Condiciones de protección contra incendios

Según las dimensiones y el uso de los edificios, los equipos, las características físicas y químicas de las sustancias existentes, así como el número máximo de personas que puedan estar presentes, los lugares de trabajo deberán estar equipados con dispositivos adecuados para combatir los incendios y, si fuere necesario, son detectores contra incendios y sistema de alarma. Los dispositivos no automáticos de lucha contra los incendios deberán ser de fácil acceso y manipulación. Dichos dispositivos deberán señalizarse conforme a lo dispuesto en el Real Decreto 485/1997, de 14 de abril, sobre disposiciones mínimas de señalización de seguridad y salud en el trabajo. Dicha señalización deberá fijarse en los lugares adecuados y ser duradera.

9. Instalación eléctrica

La instalación eléctrica no deberá entrañar riesgos de incendio o explosión. Los trabajadores deberán estar debidamente protegidos contra los riesgos de accidente causados por contactos directos o indirectos.

La instalación eléctrica y los dispositivos de protección deberán tener en cuenta la tensión, los factores externos condicionantes y la competencia de las personas que tengan acceso a partes de la instalación.