Tema 7 – Desarrollo motor: el crecimiento y la evolución de los aspectos cuantitativos y cualitativos más relevantes para el movimiento humano en la edad escolar.

Tema 7 – Desarrollo motor: el crecimiento y la evolución de los aspectos cuantitativos y cualitativos más relevantes para el movimiento humano en la edad escolar.

I. INTRODUCCIÓN

La competencia global de un sujeto viene definida por múltiples factores: sus características genéticas, sus capacidades, el ambiente en que se halla inmerso, su nivel de práctica así como por su propio proceso de desarrollo motor, dependiendo tanto del crecimiento como de la maduración. Resulta difícil establecer qué porcentajes atribuir a cada uno de los factores, ya que lo potencial no se puede analizar de forma aislada debido a que la persona y su propio proceso de desarrollo se halla actuando constantemente, interaccionando con su entorno.

Se tiene en cuenta que en diferentes temas del temario se analizan: las capacidades físicas y su relación con el rendimiento, su posibilidad de mejora, sus fases sensibles, etc., del mismo modo se hace con las cualidades motrices. Por otro lado, también se observa, en un enfoque global relacionado con el desarrollo evolutivo, a las habilidades básicas.

Por tanto, en el presente tema se verá como se produce el desarrollo motor de su sujeto, las modificaciones cuantitativas y cualitativas que sufre y su relación con la motricidad.

II. DESARROLLO DE LOS CONTENIDOS

1. EL DESARROLLO MOTOR.

El desarrollo motor va a estar incluido dentro del desarrollo general del individuo, de sus diferentes ámbitos o dominios de su conducta, como pueden ser el cognitivo, el afectivo o el social. El estudio de desarrollo humano lo van a realizar diferentes disciplinas o ciencias, como: la biología, la genética, la psicología, la medicina, etc. y los objetivos buscados con su estudio se centran en:

– Comprender la naturaleza de los procesos evolutivos e involutivos.

– Generalizar determinados hallazgos y usarlos.

– Evaluar la conducta de los sujetos.

– Dotar de orientaciones teóricas a diferentes disciplinas.

1.1. DESARROLLO GENERAL HUMANO. CONCEPTO DE CRECIMIENTO, MADURACIÓN Y DESARROLLO.

El desarrollo general humano se entiende como algo global, continuo que es consecuencia de procesos de crecimiento (aspectos cuantitativos), de maduración (aspectos cualitativos) y de la influencia que distintos factores ambientales tienen sobre el sujeto. Se hace necesario precisar el concepto de estos términos. Según Bouchard (1991), citado A. Batalla (1994):

  • EL CRECIMIENTO: la actividad biológica dominante durante las dos primeras décadas de la vida humana y que supone un incremento del tamaño global del cuerpo o de sus partes como consecuencia de tres procesos celulares:

– Hiperplasia o aumento del número de células.

– Hipertrofia o aumento del tamaño de las células.

– Proliferación de sustancias intercelulares.

  • LA MADURACIÓN: proceso determinado genéticamente, por el cual lo potencial se hace funcional. Indica el ritmo y cronología de los cambios que se producen. Determina connotaciones de aumento de complejidad funcional y estructural. Se expresa de diferentes formas.

Sexual: el desarrollo de la capacidad funcional reproductiva.

Esquelética: el grado de osificación del esqueleto humano.

Dental: aparición, caída y reaparición de las diferentes piezas dentales.

Morfológica o somática: aumento en las distintas dimensiones corporales.

§ EL DESARROLLO: proceso de cambio biológico y conductual, supone la interrelación entre crecimiento, maduración y el ambiente, al cual se adapta el individuo.

El crecimiento, la maduración y el desarrollo tienen un marco temporal, se estudian en un momento concreto o a lo largo de un momento determinado. Dentro de este marco temporal, cabe diferenciar entre edad cronológica y edad biológica.

– La edad cronológica es el tiempo transcurrido desde el movimiento.

– La edad biológica hace referencia al grado de maduración individual.

Dentro de ese marco temporal se distinguen una serie de etapas o fases:

§ La lactancia: transcurre durante el primer año de vida.

§ La infancia: a partir del primer año de vida hasta la pubertad. Se diferencia la primera infancia (hasta los 5 años) y la segunda infancia (desde los 6 años hasta la pubertad).

§ La pubertad: relacionada con cambios físicos externos (voz, vello,…). Se da entre los 10 y 12 años en chicas y entre los 12 y14 en chicos.

§ La adolescencia: suele comprender parte de la pubertad y finaliza, según los sujetos hacia los 18-20 años aproximadamente. Supone diferentes cambios: por un lado pueden integrarse los cambios físicos de la pubertad, que ahora se continúan y, por otro, se manifiestan importantes modificaciones en aspectos, cognitivos, comportamentales, etc.

1.2. FACTORES QUE INFLUYEN EN EL CRECIMIENTO Y DESARROLLO GENERAL Y MOTOR.

FACTORES INTRÍNSECOS

Entre ellos destacan: la herencia, el sexo y los niveles hormonales. R. Rigal también señala entre ellos los desordenes psicólogos y enfermedades. La potencialidad de crecimiento se transmite de padres a hijos a través del DNA de los cromosomas sexuales. El factor genético marca la características propias de las diferentes razas, grupos y familias. La velocidad de crecimiento, la estatura, los diámetros óseos, etc., están relacionados con la herencia. El sexo también influye en el proceso (adelantado en las chicas) y en resultado del crecimiento. Determinados niveles hormonales son necesarios para asegurar un crecimiento normal, de hormonas como: la hormona del crecimiento, el cortisol, las hormonas tiroideas, la insulina o las hormonas sexuales. El hecho de sufrir durante el periodo de crecimiento, determinadas enfermedades puede originar retrasos y anomalías en el proceso de crecimiento.

FACTORES EXTRÍNSECOS O AMBIENTALES

Son de vital importancia a la hora de analizar el proceso de crecimiento y desarrollo. Se pueden destacar los siguientes:

  • La alimentación: una adecuada alimentación favorece el crecimiento, la maduración y el desarrollo óptimos. Incluso mucho de los factores ambientales tienen influencia sobre el crecimiento desde el momento en que influyen en la alimentación.
  • El medio físico: el clima, la altitud, las estaciones, las radiaciones, etc.
  • Las enfermedades y la alimentación materna: la rubéola, sífilis o la gripe serán decisivas cuanto menor sea el desarrollo embrionario. La carencia de minerales o de vitaminas retardan el crecimiento y afectan a la talla del recién nacido.
  • La afectividad: la carencia de afectividad durante la infancia puede conducir o anomalías y trastornos de la conducta y la personalidad que pueden llevar asociados efectos negativos sobre el crecimiento.
  • Factores socioeconómicos: prácticamente todos los aspectos antes comentados dependen, en buena medida, del nivel socioeconómico en el que el niño crece y se desarrolla, motivo por el cual este nivel influirá, de forma decisiva aunque indirecta, sobre su desarrollo.
  • La actividad física: en este factor tratará de influir el docente con la intención de favorecer un buen desarrollo. La actividad física tiene efectos beneficiosos en el proceso de crecimiento. El efecto estimulador que produce sobre los diferentes tejidos, óseo, muscular, órganos internos es indispensable para permitir el crecimiento proporcionalmente. Las fuerzas mecánicas estimulan el aumento en longitud, el aumento de los diámetros corporales y viscerales.

Ambos tipos de factores se influyen; así vemos que en ambientes similares los sujetos responden de formas diferentes, y cómo se puede ver modificado su desarrollo con una modificación de las condiciones ambientales.

2. EL CRECIMIENTO.

2.1. CONCEPTO

Ya se ha visto que el crecimiento se asocia con el aumento de tamaño del cuerpo y de sus partes. Supone un proceso genético de automultiplicación da la materia viva. Va a estar regulado, en gran medida, por factores hormonales, como la hormona del crecimiento, hormonas esteroideas, glucocorticoides, etc.

2.2. PARÁMETROS A OBSERVAR Y FORMAS DE REGISTRO.

Se pueden observar parámetros como: el aumento de peso, de la talla, de los perímetros craneales y torácicos, de la dentición, etc. Para cada uno de ellos, se puede obtener una curva de crecimiento, relacionada con la edad.

Observando lo que sucede con la talla y el peso, se ve que el patrón con que aumentan, desde el nacimiento hasta la adolescencia, es similar en los diferentes individuos. A partir de la pubertad se dan grandes variaciones entre los sujetos. Se pueden diferenciar cuatro grandes fases en el crecimiento somático:

– un primer periodo caracterizado por un gran aumento en las diferentes dimensiones corporales, que tienen lugar en la lactancia y la primera infancia.

– una fase de relativo estancamiento o estabilización del crecimiento que transcurre durante la infancia.

– coincidiendo con la pubertad, un gran aumento en las dimensiones corporales.

– un último estadio caracterizado por un crecimiento progresivamente lento y que concluye con la finalización del crecimiento.

Durante la mayor parte del proceso de crecimiento, los varones se caracterizan, por término medio, por un superior nivel en talla y peso en relación a las mujeres. Esto se invierte en la pubertad, que inician antes las chicas.

Existen diferentes formas de registro del crecimiento en peso y talla. Las más utilizadas son las curvas de distancia y de velocidad del crecimiento.

Las curvas de distancia registran el crecimiento acumulado (en peso, tala, etc.) a lo largo del tiempo. Sus formas están suavizadas debido al uso de valores medios de la población estudiada. Su utilidad principal es la comparación gráfica del crecimiento de un individuo en relación a la población que sirve de referencia. Suelen incluir varias curvas correspondientes a los diferentes percentiles del valor estudiado. La distancia entre percentiles aumenta con la edad.

Las curvas de velocidad registran los incrementos producidos de año en año, permitiendo comprobar la progresión del crecimiento. En los registros de la talla se observa una fuerte deceleración en el crecimiento durante los primeros años de vida. Durante la segunda infancia, se observa una estabilización en la deceleración, la cual alcanza sus valores mínimos justo antes del brote puberal. A partir de ese momento, se observa una clara y brusca aceleración en el incremento de talla, seguido, a partir del punto máxima velocidad del crecimiento, de una no menos brusca deceleración que se mantiene hasta el final del proceso.

En los registros de peso se observa una primera gran deceleración, seguida de un periodo prolongado caracterizado por una escasa, pero persistente, aceleración en el aumento de peso. La llegada del brote puberal, se traduce en un gran aumento de la aceleración seguido de una brusca deceleración que se mantiene hasta el final del crecimiento.

El punto de máxima velocidad se da sobre los 12 años en las chicas y sobre los 14 años en los chicos, mientras que el final del crecimiento se da sobre los 16 años en las mujeres y entre los 18 y los 20 en los varones.

2.3. INFLUENCIA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA

Parece demostrado que la actividad física es un estímulo necesario para un correcto crecimiento y maduración ósea, ya que permite lograr cambios en el tejido óseo, modificando su composición, influyendo en su vascularización y afectando a la estructura y ordenación trabecular. El trabajo muscular estimula, por las tracciones y presiones, la formación de hueso. Se puede comprobar como en situaciones de inactividad se pierde masa ósea, se descalcifican los huesos, etc.

La relación de crecimiento específico de las diferentes dimensiones corporales es variable, no todas las partes del cuerpo crecen al mismo tiempo ni de la misma forma. Lo mismo sucede a os diferentes aparatos y sistemas. Así por ejemplo, se ve que el crecimiento muscular es más rápido que el óseo en la pubertad, lo que en ocasiones puede provocar arrancamientos.

2.4. LEYES FUNDAMENTALES EN EL RITMO DE CRECIMIENTO.

A. Ferré (1962) enuncia las siguientes:

  • LEY DE PROGRESIÓN Y AMORTIGUAMIENTO: dice que el aumento relativo de las dimensiones corporales generales es tanto mayor cuanto más joven se es. Este impulso de crecimiento se va amortiguando hasta el impulso pubertorio.
  • LEY DE DISOCIACIÓN: enuncia que las diferentes partes del cuerpo no crecen ni conjuntamente ni en las mismas proporciones. Al nacer, la cabeza ocupa el 25 % de la estatura, el tronco y las piernas un 37,5 % cada uno (de adultos las proporciones son: 20 % cabeza, 30 % tronco y 50 % piernas).
  • LEY DE LA ALTERNANCIA: en el tiempo existen periodos de crecimiento más lentos y otros más rápidos. Del nacimiento a los 2 años y de los 10 a los 15, el crecimiento es más rápido que en otros periodos.

3. LA MADURACIÓN.

3.1. CONCEPTO.

A la vez que se va produciendo el crecimiento, se va logrando una maduración de las estructuras, e forma que resulta difícil distinguir ambos aspectos en el tiempo. R. Rigal (1993) define la maduración como el proceso fisiológico, genéticamente determinado, por el cual un órgano o conjunto de órganos llega a una madurez y permite a la función, para la cual es conocida, ejercerse libremente y con el máximo de eficacia.

3.2. ÍNDICES DE MADURACIÓN: EDADES DE CRECIMIENTO.

Para saber el grado de maduración de un individuo se utilizan unos índices de maduración, llamados edades de crecimiento. La más utilizadas son la edad esquelética u ósea, la dental, la somática y la sexual. Para la edad ósea, es necesario realizar una radiografía para lograr ver el grado de osificación (generalmente en la muñeca). Con la edad dental, se compara la aparición de los dientes (temporales y permanentes) con unas tablas de referencia, al igual que sucede con la somática, en la que se utilizan tablas estándar de altura y peso. En cuanto a la edad sexual cabe fijarse en los caracteres sexuales, primarios y secundarios. Aunque serán estos últimos los visibles y usados para la catalogación de los sujetos (aparición de la barba, cambio de la voz, crecimiento de los pechos, etc.). estos índices, unidos a determinados comportamientos deben servir para orientar al docente sobre la edad biológica de los alumnos y así proponer actividades adecuadas.

3.3. MADURACIÓN DE LOS DIFERENTES SISTEMAS Y APARATOS CORPORALES.

El factor hormonal será decisivo para la maduración de los distintos órganos. Fijándose en los diferentes sistemas corporales, se verá que:

– el sistema nervioso es el que antes logra su madurez. Desde edades muy tempranas, va mostrando un grado de refinamiento considerable.

– sistemas como el óseo-articular o el muscular logran su maduración al finalizar el crecimiento de la talla y el peso.

– el sistema cardiorespiratorio y sus componentes tienen un crecimiento parejo al desarrollo corporal en general (corazón, tamaño pulmonar, etc.).

3.4. RELACIÓN DE LA MADURACIÓN CON LAS MODIFICACIONES EN A MOTRICIDAD.

Todos estos cambios madurativos van a permitir que se vaya pasando de una motricidad de tipo refleja en las primeras edades, a una motricidad rudimentaria y gruesa, que poco a poco se hará básica (saltos, lanzamientos,…) terminando con una motricidad específica, fina, etc. Los diferentes autores clasifican las etapas de este desarrollo motor de formas diversas, pero todos coinciden en ver cambios en la calidad de la motricidad, que van asociados con los procesos de maduración.

4. EVOLUCIÓN DE LOS ASPECTOS CUANTITATIVOS Y CUALITATIVOS MÁS RELEVANTES PARA EL MOVIMIENTO HUMANO EN LA EDAD ESCOLAR.

Basándose en el desarrollo individual de los sujetos se encuentran unas posibilidades de acción determinadas, sobre las que existe influencia de factores ambientales, como el nivel de práctica de actividad física que haya tenido, su orientación, el momento, etc.

No está muy claro cuanto aporta al rendimiento motor del sujeto la actividad física y cuanto la maduración, lo único que se puede afirmar es que la falta de actividad no propicia un óptimo desarrollo y que su presencia puede contribuir a que lo potencial, sus aptitudes se hagan funcionales. Por ejemplo a lo largo de la infancia se constata una correlación positiva entre el aumento en el rendimiento motor y el nivel de maduración biológica (expresada en edad ósea). Se ha demostrado un aumento de la fuerza y de la capacidad motora general asociado con niveles de maduración adelantados. Es decir, los individuos, de ambos sexos, con una maduración adelantada son más fuertes y tienen un superior rendimiento motor que los que presentan maduración retardada, independientemente de su nivel de práctica. Durante la adolescencia, esta tendencia se mantiene en el sexo masculino, mientras que en el femenino se constata una estabilización e incluso un descenso del rendimiento motor si se asocia al nivel de maduración.

R. Rigal (1993) señala que las estimulaciones excesivas o la ausencia de experiencia no parecen, dentro de ciertos límites, influir en la adquisición de comportamientos filogenéticos (marcha, carrera, etc.). Sin embargo, se necesita algún entrenamiento durante periodos críticos específicos para evitar carencias permanentes o casi permanentes. El entrenamiento particular de habilidades ontogenéticas parecen mejorar su rendimiento.

Por tanto, para analizar el movimiento de esta etapa se podrá optar por fijarse en las capacidades motoras del sujeto (condicionales y coordinativas) o hacerlo, de forma general, en el desarrollo de sus habilidades (básicas, específicas, etc.)

Haciendo referencia al desarrollo de las capacidades físicas, aspectos cuantitativos del movimiento, se encuentra lo siguiente:

LA FUERZA

Los valores medios de las fases sensibles para los diferentes tipos de fuerza varían así, para la fuerza explosiva y la fuerza resistencia abarca desde los 8 a 12-13 años. La fuerza máxima de 11 a 13-14 años en chicas y e 12 a 13 en chicos. Esta durante la pubertad es muy entrenable por la acción de las hormonas anabolizantes y la maduración sexual.

En el desarrollo de las fuerzas máxima y rápida se aprecian incrementos elevados año tras año. La pubertad se muestra como el inicio de un aumento y manifestación más marcado de la máxima fuerza, especialmente en los varones. La fuerza resistencia se desarrolla también favorablemente, pero en menor medida y especialmente en la musculatura de los brazos. El desarrollo de la fuerza veloz es similar al de la fuerza máxima, al estar influenciada por la cantidad absoluta de músculo, por su sección transversal, por su peso relativo respecto al peso corporal, y por las características neuromusculares de las fibras.

Los ejercicios de fuerza en la infancia provocan una adaptación basada en una mejora de las coordinaciones inter e intramuscular y no en la hipertrofia, y también por la maduración rápida del sistema nervioso central.

LA VELOCIDAD

El desarrollo de la velocidad transcurre de forma diferente a la evolución de la fuerza. Las formas sencillas o puras de velocidad (velocidad de reacción, velocidad de movimiento y velocidad frecuencial) dan como resultado valores similares a los manifestados por los adultos al final de la pubertad, observándose un estancamiento general desde los 15-16 años. Se trata de capacidades asociadas al desarrollo del sistema nervioso y por tanto que maduran tempranamente en el desarrollo del joven, culminando su evolución ya en estas etapas. Para la velocidad de reacción y la frecuencia de movimientos existe una fase sensible desde la edad preescolar por factores coordinativos y nerviosos idóneos que maduran pronto (6-7 a 11-12 sin diferencias de sexos). Después de la maduración sexual, el sistema nervioso se adapta lenta y limitadamente a los ejercicios y cargas de entrenamiento del trabajo de las forma puras de velocidad.

Las formas complejas de velocidad, asociadas al desarrollo de la fuerza, manifiestan aumentos muy grandes entre los 12 y 14 años, debido a los cambios hormonales que provocan un gran aumento de la masa muscular y de la fuerza, especialmente en los chicos. Estas formas complejas que se manifiestan en actividades acíclicas o cíclicas, (como la capacidad de aceleración, la velocidad de desplazamiento máxima) por requerir coordinación y fuerza apropiadas (sobre todo fuerza veloz) tienen la fase sensible sobre los 11-12 años en las chicas y los 14-15 años en los chicos. Tras la pubertad se progresará por el incremento antropométrico, de los niveles de fuerza máxima y el control de la técnica.

LA RESISTENCIA

La aeróbica es una capacidad relativamente neutra, se debe trabajar desde la edad preescolar y durante todo el periodo de desarrollo filogenético (de 5 a 18 años). La pubertad favorece su desarrollo por el incremento de los órganos responsables: capacidad vital, volumen sistólico, volumen minuto, etc. Su fase final es un periodo muy eficaz para la resistencia aeróbica dada la estabilización del crecimiento. Según Astrand y Rodahl (1985) el VO2 máximo en valores absolutos se alcanza entre los 15 y 18 años; mientras que en valores relativos se logra a los 11-13 años. Para la resistencia anaeróbica es necesario esperar a la pubertad (de 13-14 a 18) por requerir una base suficiente aeróbica y cargas por encima del Umbral Anaeróbico. Además, antes se toleran mal los esfuerzos anaeróbicos lácticos (dificultad de eliminación, elevado estrés hormonal para aumentar los niveles, déficit enzimático,…).

LA FLEXIBILIDAD

La flexibilidad estática es una capacidad precoz, a desarrollar desde los primeros años de vida hasta la pubertad por la escasa masa muscular, el elevado nivel de extensibilidad de los músculos, tendones y ligamentos, así como por el alto grado cartilaginoso de los huesos.

La flexibilidad de tipo activa tendría una fase sensible entre los 8 y 11-12 años en las mujeres y de 8 a 12-13 en los hombres, al necesitar un cierto nivel de desarrollo de fuerza y coordinación, pero la oposición de los grupos contrarios al movimiento (por descomposición en el desarrollo de los sistemas muscular y óseo) hace que realmente no tenga un desarrollo óptimo.

Por su parte la evolución cronológica de las capacidades coordinativas relacionadas con los aspectos cualitativos del nacimiento es muy diferente a la de las condicionales. La dependencia que tienen del desarrollo y maduración del sistema nervioso va a hacer que sus fases sensibles se sitúen en edades tempranas. En la fase prepuberal (de los 6 a 11-12 años) es cuando las capacidades coordinativas y la capacidad de aprendizaje motor, presentan su posibilidad de desarrollo más acentuado. Esa fase es la denominada edad de oro del aprendizaje, para actividades técnicas sin grandes dosis de fuerza y para el desarrollo de l velocidad. Entre los 11-12 se logra el 75 % – 90 % de las capacidades coordinativas. El 100 % alrededor de los 17-18 años.

En la pubertad se produce un estancamiento debido a grandes cambios morfológicos y funcionales. Los alumnos de secundaria sufren cambios fisiológicos y antropométricos debido a procesos de maduración sexual, lo que leva a conductas motrices caracterizados por desequilibrios. Se produce una reestructuración de las capacidades y destrezas motoras, que afectan a la motricidad fina.

La mayoría de las capacidades coordinativas tienen sus fases sensibles, antes del comienzo de la enseñanza secundaria, entre los 7-8 y los 10-12 años. Sin embargo, algunos como la capacidad de aprendizaje motor y la capacidad de diferenciación y control tienen una segunda fase entre los 14 y 15 años. La capacidad de orientación-espacial culmina la fase sensible entre los 12 y los 14 años.

Todo ello permite obtener aprendizajes considerables durante la etapa de secundaria obligatoria, pudiendo ser la etapa postpuberal un periodo de rápidos progresos en el aprendizaje y el rendimiento, así como una nueva cima en el desarrollo motor. Se habla de la etapa de máxima disponibilidad en el desarrollo de la coordinación (13-14 años en chicas y a partir de 15 en chicos hasta los 18) que permita buenos aprendizajes de técnicas deportivas, etc.

III. BIBLIOGRAFÍA

– LE BOULCH, JEAN (1988): La educación por el movimiento en la edad escolar. Barcelona. Paidós.

– MARÍN FERNÁNDEZ, B. (1977): El crecimiento en la edad escolar. Madrid. Delegación Nacional de Deportes.

– RAMÓN BARBANY, J. (1990): Fisiología del ejercicio en el niño y el adolescente. Barcelona. Revista TEMPS D’EDUCACIÓN, Nº 4.

– RIGAL, R; PADLETT. R & PORTMANN, M. (1993): Motricidad: aproximación psicofisiológica. Madrid. Pila Teleña.

– RUÍZ PÉREZ, L. M. (1987): Desarrollo motor y actividades físicas. Madrid. Gymnos.

– TANNER, J. M. (1979): Educación y Desarrollo físico. S XXI editores.