Ampliación Tema 14 Parte 1

Ampliación Tema 14 Parte 1

Lecturas seleccionadas para completar o adaptar el tema:

1. La programación curricular.

2. Programación de la unidad didáctica.

3. La programación en el centro infantil.

4. 4 Niveles generales y parciales de programación. Programación general anual.

5. La programación en el segundo ciclo.

LECTURAS RECOMENDADAS

1

La programación curricular

La programación del trabajo educativo constituye uno de los tipos más importantes de actividad de los educadores.

La programación permite una determinación anticipada del orden y consecutividad de realización del trabajo educativo con la indicación de las condiciones necesarias, de los medios utilizados, de las formas y los métodos de trabajo.

La programación está encaminada a la organización del proceso pedagógico como un todo único en el centro de educación infantil y en cada grupo o aula.

Es la actividad que realiza el colectivo docente para planificar el para qué, el qué, el cómo, cuándo y con qué de la acción educativa y las vías de seguimiento, regulación y control del proceso educativo y sus resultados. Esta planificación orienta el trabajo del docente haciéndolo más racional y coherente en el desarrollo concreto de la práctica pedagógica.

La programación determina la planificación de tareas concretas del trabajo educativo, la selección de los tipos fundamentales de actividad, los modos de su organización y los medios de solución de las tareas planteadas. El carácter de las estrategias metodológicas, o sea, la relación e interacción de los diferentes métodos, formas y medios, la combinación de la actividad de los niños organizada por el docente con su actividad independiente, con la actividad colectiva, conjunta e individual, etc., son elementos a tener en cuenta en la programación.

Lo anteriormente expuesto nos permite reiterar que la programación debe garantizar la organización del proceso pedagógico como un todo único en el grupo o aula de un centro de educación infantil.

La programación debe además posibilitar el movimiento y el desarrollo del proceso pedagógico en tiempo. Debe contemplar la complejidad del contenido, de las formas y de los métodos de trabajo con los niños, el cambio de estructura del proceso pedagógico a medida que se desarrollan los niños individualmente y el colectivo infantil en general, en el curso del trabajo educativo.

La programación da al proceso pedagógico un carácter organizado y planificado, hace más orientado y eficaz el trabajo del educador infantil.

La organización y orientación de la actividad diversa de los educadores, está sobre la base del conocimiento de las regularidades generales del desarrollo y educación de los niños y de sus particularidades individuales, y esto posibilita la consecutividad del trabajo educativo.

Características de la programación

Las características que debe reunir una programación educativa pueden sintetizarse en las siguientes:

a) Integradora de los intereses y capacidades del alumno, de las exigencias de la materia y de las condiciones de la realidad sociocultural.

b) Adaptado al tipo de centro educativo: rural, urbano, suburbano, específico de un barrio, etc.

c) Significativa y motivadora para los alumnos y para su desenvolvimiento en el medio, como individuos diferenciados y como grupo.

d) Propiciadora de la participación activa de los alumnos.

e) Concentradora de los contenidos alrededor de las unidades didácticas, permitiendo una progresiva diferenciación.

f) Fundamentada y ordenada en base a criterios psicológicos, lógicos y científicos, según los distintos niveles y edades.

Principios de programación

Para su elaboración o desarrollo podemos basarnos en los siguientes principios:

a) Principio de racionalización. Podemos decir que es una conditio sine qua non de la programación, un principio cero, del cual derivan las restantes. Este exige coherencia o adecuación entre objetivos, medios y criterios de evaluación, sin que debamos dar primacía a ninguno de ellos, quizá podrían ser los objetivos los que marcasen las directrices que sirvieran para determinar tanto los medios como los criterios de evaluación.

b) Principios de continuidad. Supone la relación entre los distintos niveles de programación, de manera que no sean compartimentos estancos, sino interdependientes. Exige este principio de cualquier decisión que se haya de tomar sobre los distintos aspectos de la programación que tenga en cuenta las anteriores y las que se prevean a continuación.

c) Principio de progreso escalonado. Exige este principio tener en cuenta, para cada clase de programación el nivel anterior indispensable para iniciar el proceso de aplicación de aquél.

Así se evitarán lagunas en el proceso de enseñanza-aprendizaje por falta de base- y las repeticiones innecesarias del mismo por no comprobar el estado inicial del sistema respecto al nivel en cuestión.

d) Principio de totalidad. Según este principio, en cada unidad didáctica deben contemplarse, al menos los siguientes componentes de la programación: objetivos, contenidos, metodología y criterios de evaluación. Se ve claramente que es una derivación del principio de racionalización.

e) Principio de reversibilidad. Supone que la programación debe ser un proceso abierto y flexible, revisable e inacabado. En cualquier momento y ante cualquier decisión debe existir la posibilidad de corregir fallos y añadir mejoras; en pocas palabras asegura la posibilidad de feed-back o retroalimentación de la programación, y exige el funcionamiento de todos los elementos de la misma como partes interdependientes de un sistema.

f) Principio de precisión unívoca. Quiere decir que todos los que participan en la elaboración y aplicación de la programación, interpreten de la misma manera los datos y las decisiones tomadas. Este principio elimina dos graves y posibles riesgos de toda planificación: la ambigüedad y la subjetividad.

g) Principio de realismo. Significa que todos los elementos de la programación deben adecuarse a las específicas condiciones en que el proceso de enseñanza-aprendizaje vaya a desarrollarse, (características de los niños, condiciones del centro, tipo de tarea que vaya a realizarse, educador al que se dirige la programación, etc.

Requisitos de la programación de aula en un centro de educación infantil.

La programación curricular de aula contempla todas las actividades a realizar con los niños, tanto las de formación de conocimientos, habilidades y hábitos como las de formación de actitudes y valores.

Debe estar orientada a la organización del proceso pedagógico en su totalidad, la consecución de las tareas de educación del colectivo infantil y de los niños en particular, la selección de las estrategias metodológicas y de los modos de influencia pedagógica en correspondencia con su edad y a la utilización de las diferentes formas de organización de la vida de los niños y de los tipos de actividad infantil.

Se incluye además en algunos modelos pedagógicos la combinación racional de formas colectivas e individuales de trabajo con los niños.

La programación debe reflejar la complejización gradual del contenido, de las formas de organización de la actividad infantil, de los modos de orientación de la actividad de los niños y de las estrategias metodológicas.

Además requiere que se tengan en cuenta los logros de los niños para que se posibilite el paso gradual en la asimilación de nuevos conocimientos, de los modos de acción y de las nuevas formas de organización de la actividad y su combinación. Es importante establecer la relación entre las actividades que se programen y el trabajo del educador con los niños en la vida cotidiana, en sus juegos, actividades laborales, etc.

La programación del grupo o aula debe servir de guía y ser real. Lo real se logra con el planteamiento de tareas concretas teniendo en cuenta el nivel de desarrollo grupal e individual de los niños. Es necesario conocer el nivel de sus conocimientos, habilidades y hábitos, o sea, de sus competencias; así como sus necesidades e intereses para que la programación sea real. También requiere de una consideración especial a las habilidades de los niños para organizarse para la actividad conjunta.

Es importante para la realidad de la programación de aula considerar los acontecimientos sociales, las particularidades del trabajo y de la vida cotidiana de los adultos y el mundo circundante natural.

Formas de programación del trabajo educativo en el centro de educación infantil.

La programación del trabajo educativo se realiza en tres formas que se complementan mutuamente:

La programación general anual.

La programación perspectiva.

La programación diaria.

Estos constituyen niveles de programación con un criterio secuencial diferente.

La programación general anual no es más que el modelo que anticipa, describe e integra las acciones didácticas y las tareas educativas con un grupo de niños a lo largo de un curso escolar.

La programación general anual tiene como verdadera finalidad ser la guía del proceso educativo y al ser elaborada se debe tomar en cuenta el contexto social y las necesidades de los niños, de manera permanente y dinámica.

La elaboración de la programación anual exige un análisis previo de algunos aspectos referenciales como son:

Ä Los diferentes niveles de programación curricular (nacional, regional, local e institucional).

Ä Lineamientos y orientaciones complementarias tanto administrativas como técnicas emanadas de las instancias de las que depende la institución infantil.

Ä La exploración y diagnóstico de necesidades, expectativas y posibilidades del medio, que permitan la contextualización de la programación y la práctica educativa.

Ä Las características del personal docente.

Ä Los recursos físicos y materiales con que se cuenta.

Ä Las características, logros y posibilidades del grupo de niños en general y en particular de cada niño.

Ä La generalización de alguna experiencia derivada de la investigación educativa existente en el centro de educación infantil.

Es fundamental entonces la caracterización de la comunidad, del centro de educación infantil, del grupo de niños y de cada niño en particular, para la programación curricular anual del grupo o aula.

El análisis y formulación de objetivos y logros, que de forma anticipada se prevé que desarrollen los niños como resultado de las tareas educativas en el período lectivo, y la selección, dosificación y organización de contenidos que van a posibilitar el cumplimiento de los objetivos son elementales que conforman también la programación anual del grupo o aula.

El diseño de estrategias metodológicas fundamentales, la previsión de los recursos (las posibilidades que brinda el medio institucional y la comunidad), la realización de actividades especiales como celebración de efemérides, cumpleaños colectivos, paseos, excursiones y visitas (museos, centros laborales y otros lugares de interés de la comunidad) son elementos también de esta programación general anual.

Es esencial precisar los criterios y vías de evaluación tanto de los logros de los niños, como del trabajo del docente en el aula o grupo.

Otro aspecto que se debe consignar son las acciones a realizar con la familia y la comunidad, y para ello es necesario determinar objetivos, actividades concretas, recursos necesarios y las vías de evaluación.

La programación perspectiva determina el trabajo del educador con los niños de su grupo en diferentes períodos de tiempo que pueden ser más o menos largos en correspondencia con el momento del curso o las características del aula o grupo.

La programación perspectiva está caracterizada por la determinación del sistema de trabajo con los niños en un período de tiempo concreto para garantizar su orientación y eficacia.

La determinación de los períodos de tiempo está en correspondencia con las necesidades del grupo y del docente o grupo de docentes que atiende a los niños.

En la programación perspectiva se determinan las formas fundamentales de educación de los niños (formación de hábitos higiénico – culturales, la educación de la independencia, de la organización, etc.). La relación de las actividades derivadas del trabajo con las unidades de enseñanza o didácticas y su orden lógico, con las tareas del currículo (o programa). Debe incluir además las tareas fundamentales, las estrategias metodológicas para el desarrollo y dirección del juego y del trabajo, la introducción de equipos lúdicos y juguetes así como de nuevas formas de organización del trabajo.

Su elaboración depende de las características y particularidades del colectivo infantil y las condiciones de trabajo; no debe ser muy voluminosa ni demasiado detallada, constituye una gran ayuda para el educador que se inicia y muy conveniente para la generalización de experiencias.

En los grupos o aulas de edad temprana la elaboración de esta forma de programación resulta imprescindible, dadas las características del trabajo pedagógico en estas edades.

La finalización del período lectivo es un momento importante en la programación, depende de las características de cada grupo o aula en particular, cada institución, cada comunidad. Diseña la integración y evaluación de los logros alcanzados por los niños, el acercamiento y preparación para el pase a otro grupo o salón, otro educador u otro nivel del sistema educativo.

El plan perspectivo se estructura de acuerdo con las exigencias generales y con las peculiaridades determinadas por la especificidad de la educación conjunta de niños de 0 a 6 años.

Requiere especial atención la organización de los diferentes tipos de actividad de los niños, ya que es en esa actividad donde se ponen de manifiesto más claramente las posibilidades de las diferentes edades.

Los niños de diferentes edades poseen diferente volumen de conocimientos y desarrollo de habilidades y hábitos, es distinto su nivel de independencia y organización, capacidad de trabajo, resistencia, etc.

Estas particularidades de los niños deben ser tomadas en cuenta al establecerse el régimen de vida. Ellas determinan el contenido, las formas de organización de la actividad infantil y de todo el trabajo educativo en el grupo o aula.

La utilización de diferentes formas de organización de la actividad de niños en un grupo o aula, garantiza el control en el trabajo educativo, de sus posibilidades evolutivas, de sus particularidades y la optimización de su desarrollo y educación.

Para una programación correcta del trabajo es necesario poseer un conocimiento adecuado de las exigencias del currículo (o programa) infantil y del contenido del trabajo educativo con los niños del grupo evolutivo para los que se elabora el plan. Esto permite valorar objetivamente los logros de los niños en el grupo y determinar las tareas y el contenido del trabajo ulterior.

Es importante para la programación conocer los acontecimientos de la comunidad, región y país donde está situado el centro de educación infantil. Esto ayudará al vínculo del trabajo educativo con la vida de los niños, a utilizar situaciones que permitan la educación de los sentimientos patrios y de identidad con su región y/o comunidad. Además requiere del conocimiento del entorno natural, de las particularidades de los cambios estacionales y de su influencia en la región.

Reiteramos que para garantizar una programación efectiva es necesario que el docente del grupo o aula conozca de sus niños, los intereses, capacidades, habilidad para vivir en el grupo de coetáneos y condiciones de su educación familiar.

Es fundamental que en su elaboración participen todos los docentes del grupo o aula, pues la programación conjunta garantiza el estilo de trabajo, el trato y el nivel de exigencia del colectivo de educadores con los niños.

Reviste gran importancia el análisis previo de cómo han asimilado los niños el contenido de las actividades propuestas, las alternativas metodológicas utilizadas, los métodos de influencia más acertados, etc. Es preciso también el análisis de los logros en el desarrollo y en la educación de cada niño en particular, y fundamentalmente, de aquellos que requieren de una atención especial.

La integración de todos estos elementos en la programación curricular de aula posibilita que el trabajo educativo a realizar con los niños tenga un carácter dinámico y científico.

El último nivel le corresponde a la programación diaria que es donde se concretan las acciones didácticas y tareas específicas a realizar con los niños en el día a día.

En el nivel de programación diaria es donde se concreta de forma más explícita y detallada las actividades a realizar con los niños, los tiempos de duración y la alternancia de formas organizativas.

Se determinan además en cada actividad pedagógica los objetivos más específicos, los contenidos, las estrategias metodológicas, los recursos y las formas de evaluación de los procesos y los resultados alcanzados por los niños del grupo.

En la programación diaria se planifican todas las actividades a realizar en las diferentes sesiones de trabajo (mañana, tarde), sin olvidar aquellas relaciones con el trabajo con los padres de familia.

Esta programación diaria que detalla las diferentes formas de organización y la planificación de cada actividad, es importante que se elabore por etapas (semanal o quincenal), partiendo del análisis conjunto del personal docente acerca de los logros y dificultades de los niños, de la eficiencia de las estrategias metodológicas y de la dirección pedagógica del juego, etc.

La planificación de cada una de las actividades a realizar con los niños es de vital importancia pues en ellas donde las tareas educativas del currículo se concretan y detallan.

La determinación y formulación de objetivos de cada actividad que se programe para el desarrollo de las diferentes áreas cognoscitivas y de desarrollo, la selección de contenidos y tareas a realizar por los niños de forma individual o colectiva que permitan la consecución de los objetivos, tanto cognoscitivos como educativos, en la actividad, así como los métodos, procedimientos, recursos y vías de evaluación son componentes fundamentales y esenciales en la estructuración y planeación de estas actividades.

La planeación de las actividades a realizar durante la etapa seleccionada (semana o quincena) para el desarrollo y dirección pedagógica de los juegos de los niños, la preparación de nuevos argumentos, el enriquecimiento de los ya existentes, la selección de los recursos necesarios para el desarrollo de los diferentes tipos de juego son elementos que no pueden faltar en este nivel de programación. Esto nos va a posibilitar poder evaluar el nivel de juego que van alcanzando los niños, a partir del sistema de influencias educativas planeadas y su organización.

Es importante recordar a los educadores que para la planificación y organización diaria de los juegos es necesario que:

– Se consideren los tiempos más favorables para el desarrollo de los diversos tipos de juego.

– Se creen las condiciones favorables para su desarrollo.

– Se organicen los juegos teniendo en cuenta las posibilidades de los niños y sus intereses.

– Se utilicen diversos juegos para desarrollar y satisfacer los intereses infantiles.

– Se apliquen diversos métodos y procedimientos en la dirección pedagógica teniendo en cuenta las particularidades evolutivas e individuales de los niños.

– Se observe el desarrollo individual y colectivo de los niños en los diversos tipos de juego.

LECTURAS RECOMENDADAS

2

Programación de la unidad didáctica

Introducción

Por Programación entendemos la formulación escrita que realiza el educador o educadores y mediante la cual anticipa, de forma ordenada y detallada, las actividades que los alumnos y él mismo deben desarrollar en el aula o fuera de ella, los recursos materiales y temporales, metodológicos, los contenidos y criterios de evaluación para alcanzar los objetivos fijados.

La programación es necesaria en todos los niveles educativos ya que facilita la organización de la clase; evita la improvisación y la rutina; permite un control continuo, ya que incorpora la evaluación; tiene en cuenta la realidad del alumno y del medio; en fin, consigue una enseñanza más estructura, organizada y coherente, acorde con el desarrollo madurativo del escolar.

Por el grado de generalización que tiene el algunos modelos didácticos de la educacióninfantil, el trabajo con unidades didácticas hacemos referencia a su conceptualización, planificación y desarrollo.

En la bibliografía didáctica especializada existen diversas definiciones acerca de lo que se denomina “unidades didácticas” y con diferentes connotaciones. Del análisis de estas definiciones se pueden determinar algunas generalidades, como son:

– La existencia de un eje temático alrededor del cual se organizan los objetivos, contenidos y actividades como un todo.

– El eje temático tiene que ser significativo para los niños.

– Las situaciones creadas alrededor del eje temático tienen que motivar e interesar a los niños.

– El docente es facilitador y coordinador de las experiencias de aprendizaje.

Se caracterizan las unidades didácticas a partir de los elementos que las distinguen. Pueden ser de materia (contenidos lógicamente organizados), de adaptación (resultados de los aprendizajes) y las de centro de interés (interés espontáneo de los niños).

El plan de unidad es un instrumento de programación más detallada, con una perspectiva más específica y analítica del trabajo a desarrollar durante un período de tiempo determinado, previendo el desarrollo de un conjunto de experiencias en torno a una idea o sistema de ideas; o sea, un eje temático central.

Es importante señalar que cada docente puede elaborar un propio plan de unidad didáctica, seleccionar los componentes que lo integran y las formas de organización más adecuadas.

Uno de los aspectos más importantes es la determinación del eje central que debe ser motivante, interesante y significativo para los niños. Además debe posibilitar la interrelación de objetivos y contenidos de forma lógica y coherente en cada unidad.

Las situaciones pueden surgir de los intereses espontáneos del grupo, o propuestos por el educador a partir de sus conocimientos acerca de los temas que pueden resultar interesante a los niños.

La flexibilidad en la programación de unidades didácticas es muy importante, pues permite la inclusión de temáticas de interés que surjan en el desarrollo del trabajo con los niños y que pueden ser incorporadas a la práctica pedagógica.

Algunos autores consideran que no es favorable la elaboración previa de un grupo de unidades didácticas en el trabajo con los niños, no obstante, es necesario recordar que la constatación sistemática de los logros del desarrollo y del cumplimiento de los objetivos previamente planteados es fundamental en el desarrollo del trabajo con los niños, por lo tanto esto debe estar previsto en la programación de los ejes centrales y de las unidades didácticas.

La planificación de una unidad didáctica no sigue un esquema rígido, el docente la elabora a partir de sus necesidades y experiencia, pero debe constituir la guía que oriente su trabajo con los niños.

Generalizando podemos decir que se entiende por Unidad Didáctica un conjunto de nociones, actividades y ejercicios que deben ser aprendidos y realizados en torno a un tema significativo e interesante para el niño, en cuya realización se debe poner en juego todos los poderes y facultades del niño.

Se trata de buscar las conductas que más le interesan al niño en la edad concreta en que se encuentra, para encauzar su actividad, convirtiendo esas capacidades en centros de aprendizaje.

Elementos básicos de la programación

Independientemente de cuál sea la alternativa de programación utilizada por el docente, se sugieren elementos que no deben ser omitidos por su importancia para el desarrollo del proceso educativo.

Estos elementos son:

– Título de la unidad (temática).

– Tiempo aproximado de desarrollo.

– Formulación de objetivos a lograr por los niños en el desarrollo de la unidad.

– Selección de los contenidos a desarrollar que posibiliten el logro de los objetivos.

– Selección de las posibles actividades y formas organizativas del proceso educativo.

– Selección de recursos.

– Describir las vías y criterios de evaluación.

Objetivos de la unidad didáctica

Son los objetivos que deberá diseñar el educador para la consecución de cada Unidad Didáctica, en los cuales debe concretizar los contenidos, en cuanto a los conceptos a trabajar, los procedimientos, habilidades o destrezas y la actitud que se espera del niño, y señalar el grado de aprendizaje que se espera encontrar.

Así, los objetivos de las unidades didácticas serán concretos y directamente observables y evaluables.

Para conseguir este nivel de concreción de los objetivos estos deben ser secuenciados. Establecer esta secuencia exige reflexionar conjuntamente sobre los objetivos y contenidos. Es necesario revisar las capacidades que aparecen en los objetivos establecidos para el conjunto de los niveles e ir decidiendo si deben trabajarse en cada nivel y en qué medida.

Dar grado a una capacidad no siempre es una tarea fácil, pero existen diferentes posibilidades que pueden ayudarnos en esta tarea. Estas posibilidades no son excluyentes entre sí, de tal forma que en ocasiones se pueden utilizar dos de ellas o las tres para dar grado a una capacidad:

a) Hacer referencia a capacidades menos complejas o subcapacidades dentro de una capacidad, por ejemplo, reconocer e identificar son menos complejas que analizar.

b) A través de los contenidos: una capacidad puede ser más o menos compleja en función de los contenidos sobre los que se aplica. Es decir, en función de los contenidos sobre los que se trabaje, la capacidad y el nivel progresivo de dificultad de dichos contenidos, se irá alcanzando el desarrollo escalonado de aquellas planteadas en los objetivos generales.

c) Mediante la aplicación de una determinada capacidad a distintas situaciones: una misma capacidad puede ser más o menos compleja en función de que se aplique a situaciones más o menos conocidas y complejas.

Sea cual sea la forma que obtemos para llevar a cabo la secuenciación de los objetivos y contenidos, tenemos que tener en cuenta una serie de principios :

1. Partir del conocimiento del desarrollo evolutivo de los niños para establecer un paralelismo entre lo que los niños tienen que alcanzar y lo que los alumnos son capaces de aprender.

2. Partir del conocimiento previos de los alumnos.

3. Continuidad y Progresión a lo largo de los diferentes niveles.

4. Interrelación de contenidos entre los del mismo y distinto ámbito de experiencia. Apareciendo de forma totalmente conectada la relación entre contenidos de conceptos, procedimientos y actitudes que permita la realización de aprendizajes significativos.

5. Planteamiento primero general y a continuación nos centraremos en cada uno de sus elementos.

6. Equilibrio. Los contenidos a trabajar tiene que alcanzar en su totalidad los objetivos generales de la Etapa.

7. Al realizar un esquema debe procederse de arriba a abajo y de izquierda a derecha.

Los contenidos

Para conseguir los objetivos propuestos han de lograrse a través de actividades y experiencias, en cuyo diseño han de tenerse en cuenta los contenidos propios de cada área los cuales tienen que desarrollar las diferentes dimensiones de la personalidad del educador: cognitiva, afectiva, social y psicomotora. Por esta razón, en cada área o ámbito de experiencia se han de incorporar junto a los contenidos que se refieren a hechos y conceptos, los relativos a procedimientos, habilidades o destrezas y actitudes, valores y normas.

Las actividades

El papel del educador en la Educación Infantil no consiste en transmitir contenidos al niño para que éste los aprenda como fruto de esa transmisión, sino en facilitar la realización de actividades y experiencias que, conectando al máximo con las necesidades, intereses y motivaciones de los niños, les ayuden a aprender y desarrollarse.

El educador debe asegurar que la actividad del niño sea una de las fuentes principales de sus aprendizajes y su desarrollo, teniendo un carácter realmente constructivo en la medida en que es a través de la acción y la experimentación

cómo el niño, por un lado, expresa sus intereses y motivaciones y, por otro, descubre propiedades de los objetos, relaciones, etc.

Las actividades propuestas por el educador para la consecución de los objetivos propuestos en una unidad deben cumplir las siguientes características:

a) Ser adecuadas a los objetivos propuestos y contenidos seleccionados: un objetivo puede alcanzarse a través de una, dos o más actividades, según su complejidad, grado de maduración de los alumnos, etc.

b) Tener en cuenta la realidad o circunstancias concretas del aula, del colegio o del entorno.

c) Fundamentarlas en las características de los alumnos y en sus auténticos intereses y necesidades.

d) Procurar que responda a unas metodología activa y lúdica.

e) Abarcar el mayor número posible de dimensiones (cognitivas, afectivas, motrices, etc.).

f) Comprobar que se dispone de los recursos necesarios para poder realizarlas (materiales, juegos, lugar o espacio determinado, audiovisuales, etc.).

g) Ajustar las actividades al tiempo que se dispone.

h) Ser variadas, motivadoras y no reiterativas, insistiendo en lo que es básico en la Educación Infantil: actividades psicomotrices, la expresión y comprensión oral, de expresión plástica, musical y corporal, de iniciación al lenguaje escrito…

Para que el conjunto de actividades que se programen puedan provocar los cambios de conducta que se esperan en el niño, las consecución de una habilidad, un hábito, etc.., han de organizarse adecuadamente. Para ello, es preciso que esta organización se realice teniendo en cuenta estos criterios:

§ Continuidad, es decir, ofrecer las actividades con una determinada periodicidad, frecuencia o reiteración, según los casos.

§ Progresión, estableciéndose niveles que aumentan el grado de profundidad o de ampliación de secuencias perfectamente adecuadas.

§ Integración, de manera que los diversos contenidos se globalicen en actividades integradoras.

Las actividades que se proponen para el desarrollo de un centro de interés están pensadas para todo el grupo, de modo, que en general el conjunto de la

clase trabaje al mismo tiempo en el desarrollo del tema. Aunque dentro de este aparezcan actividades específicas para salvaguardar la individualidad en el proceso de enseñanza aprendizaje de cada niño.

El diseño y desarrollo de situaciones de enseñanza y aprendizaje requiere diferente tipos de actividades que respondan a las necesidades del proceso y que permitan, por tanto, el desarrollo de los distintos tipos de capacidades en los niños y la evaluación de la práctica docente. No se trata en ningún caso de actividades diferentes desde el punto de vista formal, sino desde la perspectiva para la cual le sirven al educador en cada momento. A continuación recogemos algunos tipos de actividades que deberían de aparecer en las Unidades Didácticas las cuales se articulan alrededor de los centros de interés.

* Actividades de conocimientos previos-introducción motivación

Su finalidad es la de conocer los intereses, las ideas, opiniones, aciertos o errores de los niños sobre los contenidos que se van ha desarrollar y suscitar el interés y la participación hacia las propuestas educativas.

El educador utilizará diferentes actividades para recoger información sobre los intereses, conocimientos previos y nivel de desarrollo alcanzado por los niño. Por ejemplo, la construcción de un mural, la proyección de un vídeo, diapositivas, un momento de la asamblea o corro, etc. estas actividades, además de detectar las ideas previas, pueden servir como introducción o motivación a las propuestas presentadas; en caso contrario habría que diseñar otras actividades destinadas a cubrir dichos aspectos.

*Actividades de desarrollo

Cada centro motivador presenta un conjunto de actividades con las que se pretenden que el niño/a descubra, organice y relacione la información que se le da. Ejemplos: Observar, medir, clarificar, coleccionar, interpretar imágenes, manipular, comparar, dibujar, etc.

Conviene recordar que en el diseño de actividades debemos de tener en cuenta el conocimiento previo de los niños, el grado de desarrollo de la capacidad, la motivación y la perseverancia del niño en la resolución de la misma; pero además son de gran importancia los recursos ofrecidos por el educador y el tiempo previsto para realizarla.

*Actividades de consolidación

Son diseñadas por el educador con el fin de que los niños afiancen el grado de desarrollo en los distintos tipos de capacidades que se pretenden alcanzar,en función de sus peculiares necesidades y ritmos de aprendizajes.

El aprendizaje de los niños ha de ser funcional y transferibles a otras situaciones tanto dentro como fuera del aula. Por tanto, una vez observado que el niño ha logrado determinado objetivo, el educador ofrecerá actividades dónde se puedan poner de manifiesto la interiorización de lo aprendido y no la manera repetición. Cuando se le plantea a un niño repetidas veces la misma pregunta y, al final responde adecuadamente, ello no significa necesariamente que lo haya aprendido, sino que será necesario comprobarlo en otras situaciones si se quiere que el aprendizaje sea funcional.

*Actividades de refuerzo

En el caso de que el niño presente dificultades en el desarrollo de determinadas capacidades, y ello se manifestaría en la no consecución de terminados objetivos , el educador deberá plantearle un conjunto de actividades alternativas y diferentes a las propuestas inicialmente y destinadas a que el niño adquiera dichos aprendizajes. Par aquellos niño que sepamos de antemano que van a presentar una dificultad la actividad de desarrollo se le presentarán estas actividades de refuerzo de forma previas , para que puedan alcanzar el éxito.

*Actividades de ampliación

Para los niños que han realizado de manera satisfactoria y rápida las actividades de desarrollo el educador les ofrecerá otras con el objeto de ampliar sus aprendizajes.

Los recursos

La acción educativa del Centro tiene lugar en un tiempo y espacio físico concreto y se sirve de unos recursos materiales determinados. Por ello, una adecuada organización de ambiente, incluyendo tiempo, espacios y recursos materiales facilitará la consecución de las intenciones educativas.

La Evaluación

La evaluación sirve para comprobar hasta qué punto las actividades de aprendizaje, tal como se han organizado y desarrollado, han producido los resultados propuestos como deseables, determinando de este modo los aspectos positivos y negativos del programa. También permite comprobar la efectividad del educador y los medios utilizados, y en general verificar el comportamiento de todos los elementos de la programación.

La evaluación del proceso se integra en el proceso mismo de enseñanza- aprendizaje, y contribuye, en gran medida, a su mejoramiento.

Además, es recomendable que en las programaciones de Unidades Didácticas se diseñen pruebas de evaluación que lleven al conocimiento de en qué medida se han conseguido los objetivos propuestos, qué actividades han sido más ricas, qué sujetos han logrado superar los objetivos básicos y cuáles no y en qué.

A efectos de la programación han de tenerse en cuenta los siguientes principios:

clip_image002Establecer unos criterios de evaluación que supongan una coherencia entre la clase de objetivos propuestos, el tipo de actividades realizadas y la forma de evaluación. Es decir, se trata de asegurar que las pruebas de evaluación que se propongan sirvan efectivamente para controlar el tipo de conducta formulada en el objetivo y desarrollada en la actividad o actividades correspondientes.

clip_image004Por ejemplo, un objetivo de carácter psicomotor, desarrollado a través de determinados movimientos del cuerpo, no puede evaluarse mediante una pregunta oral, sino con el mismo tipo de movimientos desarrollados.

clip_image002[1]Utilizar en las actividades de evaluación las mismas modalidades y formas de trabajo, instrumentos y materiales que se han utilizado a lo largo del proceso de aprendizaje.

clip_image006Concebir la evaluación de forma continua e integral, sirviendo fundamentalmente de orientación para conocer las posibilidades y limitaciones de cada alumno y de regulación o reorientación del proceso educativo, pudiendo incidir este reajuste en la propia programación, en su ejecución o en el mismo diseño de evaluación.

clip_image006[1]Ajustar los programas y recursos metodológicos a las características individuales de cada niño y determinar si se van consiguiendo o no las intenciones educativas que guían la intervención pedagógica, requiere una evaluación continua del proceso de enseñanza y aprendizaje. la evaluación debe formar parte de este proceso guiándolo y reconduciéndolo, de modo que en cada momento sea posible determinar las situaciones, materiales y recursos más adecuados para aportar una ayuda individualizada que permita franquear los obstáculos y continuar el proceso. La evaluación no consiste, pues, en hacer juicios de valor sobre el niño o sus trabajo, sino en recoger toda la información necesaria para apreciar y ajustar eficazmente la acción educativa.

Evaluación de la unidad didáctica

Es conveniente evaluar todas las variables que puedan influir en el proceso de enseñanza y aprendizaje, para lo cual se valorará.

1. Actividades de Enseñanza y Aprendizaje

¿Son adecuadas a los objetivos que se pretenden?

¿Están adaptadas a la realidad y a los intereses de los alumnos?

¿Tienen todas ellas un carácter lúdico y activo?

¿Se pueden trabajar las distintas áreas de manera globalizada?

¿Se han desarrollado en un clima afectivo positivo?

¿Se tienen en cuenta las actividades, las diferencias individuales?

2. Recursos (Personales)

Educadores

Cómo nos hemos implicado en las actividades

Cómo hemos orientado y desarrollado las actividades Si hemos organizado correctamente los recursos.

Cómo ha sido nuestra intervención en la participación de padres. La participación en la salida ha sido positiva para el niño.

Padres

Participación en las salidas.

Se analizará con los padres su participación en la actividad. Ventajas e inconvenientes. Ha representado su participación. Problemas que han surgido.

Actitud hacia los niños.

Actitud de los niños hacia ellos.

Participación en las actividades de autonomía personal que han desarrollado en casa los niños.

Materiales:

¿Qué tipo de material se ha utilizado?

Los que tenía ya.

Se ha tenido que elaborar nuevo material. El material previsto era el adecuado.

Permite su utilización autónoma. Facilita la socialización.

Espacio:

La planificación del espacio es adecuada.

El ambiente ha resultado motivador, funcional y cálido.

El espacio externo es adecuado para las actividades realizadas en él.

Las posibilidades de actuación de los niños sobre el espacio eran buenas.

Tiempo:

¿La duración de la unidad didáctica ha sido correcta?

¿Se dio suficiente tiempo para la realización de cada una de las actividades?

¿Ha habido tiempo para lo espontáneo.

¿Ha habido tiempo para lo individual? ¿Y para lo afectivo?

Modificaciones surgidas en el desarrollo de la unidad didáctica y aspectos a tener en cuenta en posteriores unidades.

– Estrategias de enseñanza y aprendizaje.

– Recursos.

– Tiempo.

– Organización.