Ampliación Tema 20 Parte 3

Ampliación Tema 20 Parte 3

En este caso la conversación sirve para motivar a los niños en la actividad que van a desarrollar a continuación y, a la vez que los interesa en el tema, comprueba qué conocimientos tienen los niños sobre las aves de corral

– Modelo de narración

Este tipo de método consiste en ofrecer un modelo narrativo, el cual se presentará de manera clara y comprensible. El educador debe esforzarse para lograr que todos los niños se interesen por la narración, y comprobar si todos la han entendido, utilizando algunas preguntas, pidiendo algunos fragmentos del cuento, etcétera ( Se recomienda para los de 5 años fundamentalmente)

-Escenificación del cuento

Este aspecto será tratado con más detenimiento en trabajo posterior, por lo que deben remitirse al mismo para aclarar cualquier duda al respecto.

-Dramatización del cuento

También a la dramatización del cuento nos referiremos con amplitud. Queremos sólo adelantar que el requisito indispensable en la utilización de este método es que los niños tienen que conocer bien la obra que van a dramatizar, pues en este caso son ellos los que van a realizar las acciones de los personajes, y para que puedan obtener éxitos tienen que conocer muy bien aquello sobre lo que van a trabajar.

Preparación del educador para la actividad de narración

Es muy importante esta preparación, pues tanto si el educador va a leer como si va a narrar, debe conocer la obra, debe saber qué ocurre primero y qué ocurre después, cuál es el personaje principal, cuál es el tema, cuál es la idea central, qué mensaje educativo lleva implícito, qué expresiones no deben ser modificadas.

Si la obra es corta, se puede proceder como sigue:

– Lectura de la obra

– Conversación sobre lo leído, si es necesario.

– Lectura de la obra por segunda vez. ( Esto no siempre es

– necesario)

– Narración por parte de los niños, con ayuda o sin ella.

A los niños del cuarto año de vida, a partir del segundo semestre se les puede pedir que narren solos, pero si es necesario debe ayudársele con preguntas; lo mismo puede ocurrir con los del quinto año de vida, si es necesario se les ayuda, aunque la tarea planteada es la de narrar en forma independiente. No obstante esto depende de los objetivos prefijados.

La actividad de literatura debe repetirse y el mismo cuento se tratará más de una vez; lo mismo ocurre si la obra es larga, pues no debe ofrecerse una vez y pensar que ya los niños lo dominan todo.

Si la obra es larga se puede ir trabajando simultáneamente con láminas o conversaciones sobre el tema. Además la obra literaria se puede vincular, con otras actividades, como dibujo, modelado, matemática.

Durante la actividad independiente el educador puede referirse a la obra leída y pedir a los niños que elaboren algún elemento del cuento.

Medios De Expresividad

Nos referiremos con brevedad a los medios de expresión que deben tenerse en cuenta a la hora de leer o de narrar:

Entonación: se da en la emotividad del lenguaje mediante los diferentes tonos de voz que expresan los sentimientos y pensamientos del lector y ayudan a dibujar oralmente lo que se narra o lee.

Tono: depende de la propia obra y puede ser tranquilo, alegre, triste, festivo, etcétera.

Acento: se denomina así al que cae directamente sobre la palabra fundamental de la frase; esta palabra principal requiere y recibe la mayor fuerza de voz, como acentuación lógica.

Pausa: es la palabra que se hace entre un grupo de palabras unidas entre sí por el sentido; gracias a ella se hace más comprensible el texto.

Estos son los medios expresivos más utilizados, pero también tenemos que atender a las pautas de la respiración al ritmo del lenguaje y a los medios complementarios: los gestos, la mímica y la pose. La pose: es importante tomar una pose estética y correcta, a veces es necesario caminar y hasta cantar o bailar en dependencia del cuento o relato de que se trate. La mímica: se da con las expresiones de la cara y ayuda a los oyentes a representarse lo que ocurre en los relatos o cuentos. Los gestos: se dan en los movimientos de las manos y, como sucede con la mímica y la pose, dependen del contenido, del sentido general de la obra y de lo artístico del texto.

En ningún caso se le debe exagerar la actuación o afectarla.

El educador debe además, preocuparse por no cometer errores de dicción y utilizar un lenguaje literario o gramatical correcto.

Si la obra literaria cumple con los requisitos que se le exigen, si el educador la selecciona correctamente, si se prepara de manera adecuada, si logra manejar con acierto los medios de expresividad (lo que depende de un trabajo sistemático), los resultados serán bueno y esto redundará en beneficio del niño, que es en definitiva a quien se dedica la actividad de literatura artística.

La escenificación del cuento

Uno de los medios que se emplean para relacionar a los niños de etapa infantil con la literatura lo constituye la escenificación del cuento.

Un requisito fundamental para la escenificación del cuento es sin duda alguna la preparación adecuada de todo el material que se va a utilizar, además del

plena dominio del relato que escenificará el educador.

Para la escenificación del cuento se pueden emplear figuras de juguete o de cartón, de plástico, etcétera, pero siempre teniendo en cuenta que todas que ser del mismo material, pues resulta de mal gusto utilizar figuras de diferentes materiales a la hora de desarrollar una actividad.

Las figuras que se utilizan deben guardar entre sí una adecuada relación de proporción; por ejemplo, la mamá o el papá deben ser de mayor tamaño que los hijos, tanto si son representaciones de seres humanos como de animales. Los juguetes serán más pequeños, y también los animales (personajes secundarios) que se presenten, si los personajes principales son personas.

Metodología para la escenificación del cuento

La escenificación se puede desarrollar sobre una mesa, que debe tener mayor tamaño que las utilizadas por los niños.

Todo debe presentarse de manera que de idea del ambiente en que se desarrolla el cuento, o sea, es imprescindible crear un ambiente acorde con las escenas del cuento.

Es necesario preparar todo minuciosamente, de tal forma que se pueda introducir a los niños en el mundo de la narración. Si el niño se introduce en este mundo, el mensaje llegará a él sin dificultad. Los niños deben sentarse de forma que no se molesten entre sí, por lo que se dejarán ubicados en sus sillas y sólo éstas se voltearán de manera que todos queden de frente al educador. Al finalizar la actividad, para continuar el trabajo, bastará con voltear las sillas de nuevo, y los niños quedarán en su posición correspondiente. Además así se garantiza que todos vean lo que ocurre en el escenario.

El educador se sienta de frente a ellos, y junto a él, sobre una silla más pequeña, coloca las figuras o juguetes con los que va a trabajar, para ir presentándolos en forma ordenada, en la medida que intervienen en la narración.

Para lograr y garantizar que sean presentados en orden riguroso y con la rapidez necesaria sin que se pierda el hilo de la narración, los situará en el orden en que deben aparecer en su desarrollo. Una vez que el personaje entra en acción, aún después de actuar, se mantiene sobre el escenario a la vista de todos los niños, hasta el final de la actividad.

Si el trabajo se organiza adecuadamente, el educador podrá narrar el cuento y observar a todos los niños a la vez.

Presentamos el modelo de dos cuentos para ser escenificados. El primero de ellos fue escrito por León Tolstói.

RICITOS DE ORO (LOS TRES OSOS)

(Para este cuento se necesitan: tres osos, tres platos, tres sillas, tres camas, una niña de pelo rubio y una casita)

Había una vez, una niña que se llamaba Ricitos de Oro. Un día Ricitos de Oro fue a pasear por el bosque y se perdió.

(En este momento aparece Ricitos de Oro y se pasea por el bosque).

De pronto vio una casita y entró. Sobre una mesa vio tres platos con sopa y miel. Se acercó y probó la sopa del plato grande. Estaba muy caliente y no le gustó.

(Ricitos de Oro se acerca a la mesa, al plato grande)

Entonces se acercó al plato mediano y encontró la sopa muy fría. No le gustó. Por último se acercó al plato chiquito, probó la sopa y la encontró tan sabrosa, tan rica que se la tomó toda. (La niña se acerca a un plato y otro a medida que narramos la escena)

Después vio tres sillas. Se sentó en la más grande y no le gustó, se sentó en la mediana y tampoco le gustó. Por último se sentó en la más chiquita y… ¡tras!, se rompió.

(A medida que se desarrolla esta escena, Ricitos de Oro se mueve de una silla a otra y finge que se sienta).

Ricitos de Oro siguió caminando por la casa. Y entonces vio tres camas. Se acostó en la más grande, pero no le gustó. Fue y se acostó en la mediana, y no le gustó; se acostó en la más chiquita y estaba tan cómoda, y le gustó tanto que se quedó dormida.

(Al llegar este momento de la narración, se deja a la niña sobre la cama, como si durmiera)

Entonces llegaron los tres osos. (Se presentan los tres osos)

Papá Oso dijo:

-Alguien probó mi sopa.

Mamá Osa dijo:

-Alguien probó mi sopa.

Osito dijo:

-Alguien se tomó mi sopa

(En el desarrollo de esta escena, los tres osos van de un plato a otro, mientras expresan sus sentimientos)

Y empezaron a buscar por la casa y vieron las sillas. Papá Oso dijo:

-Alguien se sentó en mi silla.

Mamá Osa dijo:

-Alguien se sentó en mi silla.

Osito dijo:

-Alguien rompió mi silla.

(En el desarrollo de esta escena los tres osos van de una silla a otra) Y siguieron buscando, y siguieron buscando.

De pronto Papá Oso dijo:

-Alguien se acostó en mi cama

Mamá Osa dijo:

-Alguien se acostó en mi cama

Osito dijo:

-Alguien duerme en mi cama

(Los tres osos van de una cama a otra)

Entonces Ricitos se despertó, vio a los tres osos, y se asustó tanto, tanto, tanto, que salió corriendo.

Y corrió tanto y tan rápido, que muy pronto llegó a su casa.

Ahora presentamos una versión que conocemos desde nuestra infancia.

Para este cuento se necesitan figuras que pueden ser de cartón o de plástico. Las figuras deben guardar semejanzas y proporciones con el mundo real de los niños.

Se necesitan figuras de un abuelo, una abuela, una nieta, un perro y un gato.

EL LIMÓN.

(Anónimo)

Salió el abuelo a buscar limones

(El educador pone sobre la mesa la figura del abuelo)

Y vio uno grande, pero muy grande.

(Presenta una mata de limón, en la que hay un fruto muy grande, y la coloca sobre la mesa)

Comenzó el abuelo a tirar y tira que tira, tira que tira, tira que tira, no podía arrancarlo.

(Acerca la figura del abuelo al limonero), hace como que coge el limón con las manos, y trata de arrancarlo pero no puede)

Entonces llamó a la abuela:

¡Abuela, ayúdame a arrancar este limón.

(Coloca a la abuela sobre la mesa, detrás del abuelo)

El abuelo tras el limón, la abuela tras el abuelo tira que tira y no pueden arrancarlo.

(El educador imita a los abuelos que tiran el limón, e invita a los niños para que repitan con él; “Tira que tira…”)

La abuela llamó a la nieta:

(Trae a la nietecita)

-Ven, ayúdame a arrancar este limón

El abuelo tras el limón, la abuela tras el abuelo, la nieta tras la abuela, tira que tira y no pueden arrancarlo.

(El educador invita a los niños para que repitan las últimas palabras del cuento junto a él:

“ Tira, que tira”…)

La nieta llamó a su amigo, el perro Motica, (Trae el perrito y lo coloca detrás de la niña)

-Motica, ven ayúdanos a arrancar este limón.

El abuelo tras el limón, la abuela tras el abuela, la nieta tras la abuela, el perro tras la niña, tira que tira no pueden arrancarlo.

Motica llamó a su amigo, el gatico Minino. (Trae al gato Minino)

-Minino, ven, ayúdanos a arrancar este limón.

El abuelo tras el limón, la abuela tras el abuela, la nieta tras la abuela, Motica tras la nieta, Minino tras Motica, tira que tira, tira que tira, tira que tira y al fin arrancaron el limón.

(El educador tira del limón como si fuera el abuelo, hace como que lo arranca y muestra a los niños).

Arrancaron el limón, con él hicieron una limonada y entre todos se lo tomaron.

Es necesario aclarar una vez más, que las figuras, ya sean de madera, cartón o juguetes, deben ser siempre del mismo material, en una actividad y que la relación de tamaño debe mantenerse también.

Las figuras de seres humanos pueden medir, aproximadamente de 20 a 30 centímetros; las restantes deben ser más pequeñas, pero siempre guardando proporción entre sí. Cada figura necesita una base para que se sostenga de pie. La decoración para este tipo de escenificación no necesita de nada

especial, aunque sí deben prepararse adecuadamente. Se pueden colocar yerbas, arbustos, flores, casita, etcétera. Todo de acuerdo con el ambiente que se describa en la narración.

Una vez preparado el escenario el educador comienza y, poco a poco, incorpora a los niños a la narración. Una vez terminada la actividad, se puede dejar que los niños escenifiquen el cuento con libertad.

La dramatización del cuento

En el apartado anterior nos hemos referido a la escenificación del cuento para los niños. En éste nos referiremos a la dramatización del cuento.

También la dramatización del cuento resulta sumamente interesante para los niños de edad infantil, máxime cuando son ellos mismos los que realizan la actividad, y esto es algo que les encanta, pues los emociona. La dramatización es muy importante desde el punto de vista del desarrollo del lenguaje, de la asimilación del idioma y también influye mucho y de manera favorable en la comunicación con el medio y su conocimiento.

Las dramatizaciones también influyen mucho en la educación ética y estética del niño y se puede plantear que en sentido general favorecen su desarrollo integral y en especial el desarrollo de su intelecto.

La dramatización de un cuento favorece también el desarrollo de la personalidad infantil. Mediante ella el niño prueba su valentía, capacidad y destreza… Al seleccionar el relato que se va a dramatizar, se deben tener estos aspectos en cuenta, pues debe contener un objetivo educativa bien definido y, además, a los niños se les exige que utilicen las formas de expresión correctas, lo mismo en la dicción como en la estructura gramatical y la expresión continua lógica.

El héroe del cuento que se va a dramatizar debe estar perfectamente caracterizado: debe ser honrado, noble, veraz, firme en sus convicciones y principios; y estas características deben sostenerse hasta el final de la actividad. Esta es una manera de mostrar al niño, cómo debemos actuar en determinados momentos, y en qué medida es importante que seamos firmes en nuestras decisiones y en nuestras actuaciones; además le enseñamos que siempre debemos decir la verdad, ser honrados y firmes. Esta es una característica que debe tener el cuento dramatizado.

Ya sabemos que los niños se identifican con los personajes principales de los cuentos, que los hacen suyos y sienten y viven como si fueran el propio personaje.

Qué ocurrirá cuando el niño ve que es él quien encarna a su personaje preferido, conocido en una narración anterior. En esta actividad se sienten parte viva, son el personaje que tanto admiran y que tanto llegaron a querer

cuando se les hizo la narración. Esto influye positivamente en el estado emocional del niño.

La dramatización del cuento necesita cumplir algunos requisitos para que con ella se obtengan los logros esperados. Uno de los principales requisitos consiste en que el niño tiene que reconocer a la perfección el cuento que va a dramatizar, que se haya identificado con él, que lo quiera y lo comprenda, que sienta como si verdaderamente fuera él el personaje del cuento, su verdadero héroe.

Cuando se va a dramatizar un cuento, es importante también que se cree el ambiente que más se acerque al de la descripción dada, a aquellos que los niños conocen de la obra. De aquí se desprende la importancia que reviste el hecho de que el educador conozca el cuento que se va a dramatizar, que estudie a cada uno de sus personajes y que se prepare adecuadamente para la actividad.

Debe tener en cuenta la selección de los niños para la dramatización, de manera que cada uno represente al personaje que más ame, y aquel a quien más se parezca.

El escenario para la dramatización debe ser preparado de antemano, poniendo énfasis en la decoración, la que debe estar en perfecto acuerdo con el ambiente en que se desarrolla la trama del cuento. Se debe tener presente además que todos los niños espectadores tengan la visibilidad requerida, de forma que todos vean lo que ocurre en el escenario, para evitar que se molesten unos a otros al levantarse para ver mejor, o que interrumpan la actividad con expresiones como: “No veo”, “no me dejan ver”, etcétera.

Estas actividades de dramatización se pueden hacer fundamentalmente con los niños de cuatro y cinco años; con los de tres años se desarrollarán algunas muy sencillas. Con los más pequeños se harán algunas representaciones, pero éstas deben ser mucho más sencillas, y constituyen solo la preparación de una actividad que cada vez se hará más compleja.

Durante el desarrollo de una actividad se les debe exigir a los niños que se mantengan en silencio; no puede permitírseles ponerse en pie, ni molestar al compañero. Esto es posible lograrlo cuando el cuento ofrecido resulta interesante.

De ahí se desprende que también se prestará especial atención a la selección de la obra que los niños van a representar.

Al seleccionar el cuento hay que tener en cuenta los intereses de los niños, en dependencia de su grupo evolutivo, tanto si van a participar como actores o si serán los espectadores. También hay que tener en cuenta si se invitarán a niños de otros grupos evolutivos.

A continuación presentamos un ejemplo de obras que se puede dramatizar, sobre todo con los niños del quinto y sexto años de vida.. Veamos una adaptación en verso del cuento “La Bella Durmiente”. Es sin duda uno de los cuentos preferidos por nuestros niños y debido a su tema, lenguaje, argumento, trama, y la belleza de sus expresiones, es fácilmente comprensible, por un niño del quinto o sexto años de vida. Además se caracteriza por la frescura de su lenguaje, y por la fantasía que encierra, elementos que son muy gustados por los niños. Al dramatizar este cuento, los niños tienen la posibilidad de realizar diferentes acciones, y esto también es algo que les agrada.

LA BELLA DURMIENTE.

A la Bella Durmiente,

¡ay!, a la Bella Durmiente, a la Bella Durmiente

un hada la encantó.

(La Bella Durmiente está sentada, y los niños salen de dos en dos, tomados de la mano. Cantan a su alrededor. El hada se acerca con su varita mágica. La niña se duerme)

Un hada la encantó,

La encantó, la encantó. Un hada la encantó

Y cien años durmió

Rodeando a la durmiente,

¡ay¡, a la Bella Durmiente, rodeando a la Durmiente un árbol se elevó.

(Dos niños rodean a la Bella Durmiente. Elevan los brazos imitando al árbol que mueve su follaje mecido por el viento)

Y aquel árbol grande, Muy grande, muy grande, Y aquel árbol grande

De espinas se llenó

(Los brazos se elevan muy altos)

Y un príncipe gentil, Muy gentil, muy gentil Y un príncipe gentil Al verla se acercó

Y aquel árbol grande Al verlo se quebró.

Esto que nos ha servido como mero ejemplo, puede dar una idea de la dramatización en la que los niños mismos pueden decir el texto, según le corresponda y desarrollar la mímica y otros elementos de actuación.

Las expresiones que empleemos, así como las acciones que deben ejecutarse, según se repita el texto, influyen favorablemente en el desarrollo de su lenguaje, y en su formación estética.

Las narraciones con sonidos onomatopéyicos, son las que gustan más a los niños, sobre todo a los de menores edades.

No olvidemos que la narración de cuentos favorece al desarrollo del lenguaje, de la expresión continua, la asimilación de la lengua natal, la educación moral, entre otros elementos.

Los sonidos onomatopéyicos constituyen un elemento del cuento infantil. Se puede incluir en cualquier tipo de narración. El sonido onomatopéyico se puede relacionar, tanto con un animal, como con un objeto o cualquier elemento de la naturaleza. Al narrar el cuento, el educador habla sobre un animal y emite un sonido onomatopéyico: “…Y el gato hacía: miau- miau”; “…Y entonces el perro ladraba: guau-guau; “…Y se oía el sonido del viento: sss-sss; “ La gallina llamaba a los pollitos: cloc-cloc, y los pollitos le respondían: pío-pío”, Etcétera

Los sonidos onomatopéyicos también se emplean en actividades programadas para el desarrollo del lenguaje.

Veamos algunos de los sonidos que frecuentemente aparecen en las narraciones para los niños: el gato hace miau-miau, pero cuando está contento hace rrr-rrr y cuando está enfadado o se asusta fff-fff; el gallo hace quiquiriquí; el pato hace pac-pac; el pollito pío-pío; la vaca mu-mu; la oveja beee- beee; el viento entre los árboles hace sss-sss; la lluvia al caer chin- chin, y tantos otros.

En una actividad no hay que emplear todos estos sonidos. Se elige una cantidad adecuada, según los conocidos por los niños y se incluye alguno nuevo, o sea que se repiten los conocidos y se presenta uno o varios nuevos.

Cuando un niño trabaja solo, los demás escuchan. Si el niño designado no logra articular bien el sonido, el educador lo ayuda, mostrándolo el modelo expresivo o pronunciándolo juntos.

Este tipo de actividad sirve no sólo para enseñar a los niños a narrar y expresarse correctamente, sino que también es útil para inducirlo a reconocer y nombrar los objetos y a pronunciar todos los sonidos. Así mismo se cumple el objetivo de enseñar a los niños a nombrar objetos o animales y a identificarlos por sus sonidos onomatopéyicos correspondientes.

LECTURAS RECOMENDADAS

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Las fábulas y el niños de la etapa infantil

La fábula que tiene como fin ofrecer una enseñanza útil o moral, puede y debe ser utilizada con los niños de esta etapa, pues muchas resultan asequibles a su edad por tratar temas acordes con los intereses infantiles.

El mundo de los niños, es casi siempre un mundo fabuloso en el cual los animales y las plantas realizan las más variadas acciones. Estos seres animados e inanimados de la naturaleza cobran nueva vida para los más pequeños con mucha frecuencia. De ahí que no resulte extraño que, al observar el juego infantil, veamos y oigamos cómo hablan con los muñecos y animales o cómo trotan en su caballito de madera. Seguramente esto se encuentra muy relacionado con la actitud que asumen cuando, en un cuento o en una poesía aparece un animal que habla o realiza otras acciones humanas.

Los niños aceptan esta característica de la mayor parte de las obras que para ellos se crean o de las que ellos se apropian con suma naturalidad.

La fábula que pertenece a la literatura didáctica, cuenta siempre con estas características y viene a resultar la expresión de una verdad por medio del lenguaje versificado por lo general. Este tipo de poema alegórico se conoce también con el nombre de apólogo, tiene como fin ofrecer una enseñanza útil o moral, un ejemplo, y se propone hacerlo de una manera agradable.

Entre sus características se encuentra la de poseer un argumento interesante; generalmente son poco extensas y, aunque, repetimos, casi siempre aparecen escritas en verso, las hay en prosa. Casi siempre las adaptaciones toman esta última forma.

Muchos han sido los creadores que han escrito fábulas. Resultan mundialmente conocidos Iriarte y Samaniego, entre otros.

Y aunque en su mayoría no fueron escritas para ellos, sobre todo para los más pequeños, existen un cierto número de ellas que pueden presentarse a los niños de 4 o 5años.

A los niños más pequeños les encanta tener y cuidar un animal, una planta y tal vez por eso les gusta la literatura que les posibilita la relación con estos seres. Resulta asimismo curioso e interesante escuchar los relatos que ellos son capaces de crear sobre los animales de su medio y aún de aquellos que no lo son, como el lobo, por ejemplo. En estos relatos hay abundantes metáforas, imágenes y símiles. Y están presentes en el lenguaje infantil. Digamos que un niño del quinto año de vida expresa la siguiente idea: “Esa flor me mira”; o dice al escuchar el sonido de los árboles mecidos por el viento: “Oye, esa palma está llorando.” En estos ejemplos el niño está asignando cualidades humanas en franca prosopopeya.

Los niños conocen diferentes obras de literatura en las que ocurren cosas que llaman su atención. Estas cosas, que no son más que las acciones que realizan los personajes, hacen que ellos se sientan atraídos casi siempre por el personaje que encarna el bien, que lucha contra el mal, o lo mal hecho. Aquí está presente uno de los grandes beneficios que puede ofrecer la literatura: el niño tratará de imitar las buenas acciones y aprenderá a repudiar las malas.

Al oír hablar a los animales, ríen y se divierten, felices, al igual que cuando triunfa el bien sobre el mal.

Repetimos, las fábulas tienen siempre un fin educativo y es recomendable que se ayude a los niños a encontrar esa enseñanza, aunque debemos evitar el repetir constantemente: “Fíjate lo que le ocurrió a…”, “Debes hacer como…” Esto puede resultar negativo y podría ocurrir hasta que el niño rechace la literatura.

Por eso es mejor decirles las fábulas y dejar que ellos lleguen a sus propias conclusiones ofreciéndoles ayuda, pero de manera indirecta. Esto se puede hacer presentándoles algunas preguntas, o también enseñándoles la moraleja. Lo importante es que ellos no se den cuenta de que pretendemos enseñarles algo con lo que les leímos, por encima del lenguaje directo de la moraleja.

Tienen las fábulas otros mensajes para los niños, y es que casi siempre, cuando se refieren a algún animal, relacionan algunas de las características externas de éste, bien sea su apariencia, su modo de vida, sus hábitos alimentarios, etcétera. Y lo mismo ocurre cuando se refiere a una planta.

Sin embargo, hay que ser muy cuidadosos al seleccionar la fábula que vamos a mostrar a un niño de esta etapa, pues ella debe responder a los intereses infantiles, debe estar de acuerdo con sus gustos y a la vez, antes de presentárselas, debemos analizar cuál es la enseñanza que vamos a ofrecerles.

Algunas de las obras de este tipo se pueden ofrecer a los niños en la misma forma que las concibió su autor.

En otros casos necesitamos adaptarlas antes de ponerlas al alcance de ellos.

Como dijimos, por lo regular aparecen escritas en verso y eso resulta interesante para los niños de esta edad, pues ya son capaces de disfrutar el ritmo, la cadencia del verso, y también de la rima. Pero si ocurre que la fábula, cuyo argumento nos interesa, resulta inapropiada para estas edades, entonces podemos hacer una adaptación, que por lo general efectuamos en prosa.

Por eso resulta muy importante comprender bien el argumento, subrayar la idea principal, y es recomendable, además, que se mantengan inalterables las frases que se repiten, las más significativas y sobre todo la moraleja. Aunque h hagamos una adaptación en prosa, la moraleja puede expresarse en verso.

LECTURAS RECOMENDADAS

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Los poemas

A los niños se les enseña a amar la belleza que los rodea, a sentirla y admirarla. Sólo aquel que es capaz de amar y sentir esa belleza será capaz de crearla con su propio esfuerzo o de transformarla.

El niño tiene que ser educado polifacéticamente. Cuando de educar el gusto estético se trata, sin duda que la literatura es un medio que podemos emplear con amplitud, y dentro de ella ocupa un lugar principal la versificada.

A continuación nos referiremos a la enseñanza de poemas, sus objetivos, tareas y métodos recomendables, así como algunas características que deben poseer los poemas dedicados a la etapa infantil.

El poema seleccionado debe ser comprensible, agradable e interesante, teniendo en cuenta los intereses de aquellos a quienes va dirigido. Esto se logra cuando trata temas cercanos a la vida de los niños y lo hace con un lenguaje literario rico en imágenes apropiadas para las edades a que se dirijan. Deben reunir otras características, como estar escritos en arte menor y tener rima consonante preferiblemente, aunque no hay que desechar la asonante.

Al poner a los niños en contacto con estas obras literarias, debemos cumplir algunos objetivos y tareas, entre los cuales se encuentran los siguientes:

o Enseñar a los niños a escuchar el poema hasta el final.

o Enseñarlos a repetir algunos poemas sencillos de memoria.

o Enseñarlos a no omitir o cambiar las palabras del verso.

o Lograr que se expresen correctamente, esto es, deben repetir los versos con entonación, tono y ritmo adecuados.

o Enseñarlos a no exagerar la gesticulación, a no apurarse ni ir con demasiada lentitud al recitar.

Si los niños se acostumbran a este tipo de actividad, si se ejercitan con sistematicidad en la recitación, no es imprescindible la preparación previa. Cuando no ocurre así, o tienen pocas vivencias, es oportuno prepararlos para la actividad que van a realizar.

La preparación previa puede realizarse de diferentes formas:

o Comenzar con una conversación.

o Invitarlos a observar algunas láminas cuyo argumento se relacione con el del poema que van a escuchar.

o Explicar, solo cuando sea necesario, el significado de algún vocablo desconocido y de difícil comprensión.

Durante el desarrollo de la actividad, el educador dice o recita el poema de memoria. Lo hace una o dos veces, lo cual depende de su mayor o menor complejidad. Enseguida pide a los niños que lo repitan (con su ayuda).

No es aconsejable exigir la memorización desde la primera actividad, y siempre que sea necesario, sobre todo en las primeras relaciones con el poema, el educador los ayuda repitiendo los versos junto con ellos.

Es recomendable que las actividades para la enseñanza de poemas se repita varias veces; sobre todo ha de tenerse en cuenta quienes participan y cómo lo hacen, y quiénes se retraen, con el fin de repetirlas en días posteriores, pues si se extiende demasiado pueden cansarse física o intelectualmente.

Desde la primera vez el poema debe presentarse completo. Cuando se repite a coro, es el momento de prestar especial atención para que no se repitan sólo las últimas palabras del verso, como ocurre con frecuencia.

Varios son los métodos recomendables para la enseñanza de poemas, entre ellos:

– Recitación modelo.

– Lúdico.

Analicemos en que consiste cada uno.

En la recitación modelo, el educador recita el poema seleccionado, teniendo en cuenta las recomendaciones dadas sobre la recitación, para que los niños lo imiten.

A continuación los invita a repetir el poema a coro e individualmente.

El lúdico es un método muy recomendable, pues para los niños el juego es siempre una actividad muy interesante. Una de sus variantes puede ser la dramatización. En ella los niños repiten un texto de memoria en la medida en que participan y de esta manera, se logra una plena identificación con los personajes y una mejor interpretación de los argumentos.

A continuación presentamos algunos poemas propios para la edad infantil. Al seleccionarlos hemos tenido en cuenta que reúnan las características que deben poseer, de las que ya hemos hablado.

ESTA ES LA PELOTA.

(Canto y acción)

Esta es la pelota. Tírala y verás: Avanza, rebota

Y vuelve hacia atrás. Búscala, recógela,

Vuélvela a tirar.

¡Ya has corrido mucho! Ven a descansar.

(Dulce María Borrero)

Los niños más pequeños pueden realizar este sencillo juego.

Se toma la pelota en las manos y se lanza contra una pared cada vez que se lanza:

Esta es la pelota Tírala y verás:

Avanza, rebota

Y vuelve hacia atrás.

Los dos primeros versos se pronuncian lentamente, con la pelota en la mano, y se demuestra como debe lanzarse. El niño recoge la pelota mientras escucha la segunda estrofa:

Búscala, recógela, Vuélvela a tirar:

¡Ya has corrido mucho! Ven a descansar.

Entonces se incorpora otro niño y se realiza la misma acción. Se repite varias veces.

Veamos otro ejemplo:

LOS POLLITOS AMBICIOSOS.

Pío, pío, pío…

¡Cuántos pollos hay! Y tras la gallina

Que contentos van.

Saltando graciosos Quieren imitar Cuantos movimientos Hace ella al andar.

Pío, pío, pío, No lo lograrán,

Que son muy chiquitos Para empeño tal.

(Dulce María Borrero)

Obsérvese que en todos los poemas que presentamos se presentan las características siguientes:

o La temática es conocida por los niños.

o Su argumento se relaciona mucho con las vivencias, con la vida infantil.

o El contenido es comprensible.

o Todos son de arte menor.

o Todos tienen rima consonante o asonante.

o El vocabulario es asequible a la etapa infantil.

o Provocan sentimientos positivos.

o Cumplen con su función principal: Proporcionar goce estético, pero en todos los casos ofrecen a la par algún conocimiento.

LECTURAS RECOMENDADAS

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El teatro infantil

El teatro infantil, llamado por algunos “teatro para niños”, refleja la vida que rodea a los pequeños por medio de personajes que actúan en un tiempo y espacio determinados, los cuales tienen que estar muy cercanos al niño.

La mayor parte de las veces los personajes de estas obras son animales, plantas, muñecos, que hablan y ríen; que actúan y representan para los niños. De esta forma, las situaciones que se dan en la obra los niños las sienten más cercana de sí y reciben lo nuevo de manera agradable y comprensible.

Como todo lo que ponemos al alcance de ellos, cuando les presentamos obras teatrales pretendemos algo concreto: entretenerlos e influir favorablemente en su educación. Por eso la obra que se vaya a presentar a los niños debe ser seleccionada con cuidado especial. En tal sentido, el teatro infantil es un adecuado medio para introducir a los niños de esta etapa en la esfera de las emociones y los sentimientos.

El teatro no dicta leyes éticas ni estéticas, pero muestra de modo elocuente cómo se organiza y se pone de manifiesto la conducta humana en la vida cotidiana.

Se hace necesario una aclaración. Algunos autores se preguntan si existe realmente el teatro infantil. Unos opinan que sí y otros que no. El conocido crítico y profesor uruguayo Jesualdo piensa que si, y nosotros somos partidarios de este criterio. Si se plantea que el teatro para niños se ha de reunir características especiales, teniendo en cuenta aquellos a quienes va dirigido, podemos afirmar que si existe un teatro infantil. Existe, y tiene sus propias características.

Características del teatro para niños.

La obra de teatro infantil ha de estar acorde con la mentalidad y peculiaridades de la edad de aquellos a quienes va dirigido. La dedicada a los más pequeños debe estar permeada de fantasía. La fantasía no sólo se la proporciona el tema o el argumento. Puede estar presente en el vestuario, en las acciones, en el ambiente. Las obras de teatro para niños deben tener las siguientes características:

– Naturalidad

– Sencillez

– Claridad

– Amenidad

– Brevedad

– Interés

– Fantasía

Naturalidad. Porque todo lo que presentamos a los niños debe estar exento de afectaciones y de exageraciones.

Sencillez. Cuando el argumento se presenta con sencillez, se ayuda a la comprensión de la obra. Por eso todas las ideas deben expresarse en forma sencilla, para que los sentimientos y las emociones sean interiorizadas por los niños.

Claridad. Si las ideas se expresan con oscuridad, en expresiones que ofrezcan duda o confusión, no llegan a los niños, no cumplen su cometido. Por eso todas las ideas, las opiniones, los deseos, los sentimientos de los personajes, deben expresarse con la mayor claridad, tanto en cuanto a su contenido como al lenguaje que los pone de manifiesto.

Amenidad. La obra tiene que resultar amena, agradable. Esto se debe lograr tanto en el argumento, como en la temática o en la forma de reflejarla. Es imprescindible tener en cuenta a aquellos que disfrutarán la obra, y reflejar algún hecho, algún suceso, que les resulte ameno y atraiga su atención.

Brevedad. Si se presenta una obra demasiado extensa o con muchos personajes, los niños se aburren o se cansan intelectualmente y no prestan atención. Es imprescindible que la obra teatral para infantil sea corta.

Interés. Sólo cuando la temática, los personajes, las acciones que se presentan tienen en cuenta al espectador, resultarán interesantes para él. Por eso los temas deben estar siempre muy cerca de la vida infantil.

Fantasía. Siempre debe haber una buena dosis de fantasía en las obras para niños; esto logra despertar el interés.

Todas estas características las deben tener en cuenta el creador y el seleccionador o director de teatro para niños.

Hay otros aspectos que debemos tener presentes:

– El lenguaje

– El contenido

– El mensaje

– La acción

El lenguaje empleado debe ser correcto, claro, preciso, comprensible, acorde con la edad de los niños.

El contenido debe responder a los intereses propios de la edad infantil. Esto se puede lograr con los personajes: juguetes y animales preferidos, plantas, etc.

El mensaje. Toda obra teatral para niños debe tener un mensaje positivo. Este puede ser de contenido ético, estético, intelectual, pero siempre tiene que estar presente.

La acción. Es recomendable que la acción transcurra con secuencia lógica, que no vaya de un asunto a otro, sino que se relacione con una idea o asunto central que este presente de principio a fin. Sin embargo, pudiera ocurrir que un personaje que actúa incorrectamente comprenda el error que comete y cambie su actitud. Aun cuando el cambio sea brusco, los niños lo asimilan, pues ocurre lo que muchos de ellos desean, sobre todo cuando el personaje que actúa mal les resulta simpático. (Esto depende del año de vida de que se trate).

En cuanto a los personajes, ya dijimos que en obras para infantil deben ser pocos. Dos o tres a lo sumo, Estos deben estar bien caracterizados, tanto física como moralmente, y actuarán en concordancia con sus cualidades.

No es necesario que el personaje “malo” sea feo; los niños sólo le otorgarán esta característica, porque no todo lo feo de la realidad es malo y no todo lo bello es bueno.

Cada personaje debe, además, poseer su timbre, voz propia, que es invariable de principio a fin de la obra, y debe estar de acuerdo con aquel a quien representa. No será nunca igual la voz de una mamá que la de un niño; no será nunca igual la “voz” de un perro adulto, a la de un perro pequeño, etc.

Objetivos del teatro infantil

Cuando se presenta una obra teatral, con las características que ya hemos referido, a los niños de la etapa infantil, se pretende cumplir con ellos algunos objetivos.

1. Introducirlos en ese medio contradictorio, maravilloso y lleno de movimiento que los rodea.

2. Enseñarlos a orientarse en ese medio.

3. Enseñarlos a observar que las personas tienen sus propias características y que son iguales o diferentes en sus maneras de ser y actuar.

4. Enseñarlos a criticar las malas acciones y a solidarizarse con las buenas.

5. Favorecer el desarrollo de su lenguaje e influir en el de su pensamiento.

6. Relacionarlos con los hábitos y costumbres de la vida que los rodea.

7. Educarlos en los sentimientos morales positivos

8. Favorecer su educación estética.

9. Enseñarlos a observar algo detenidamente

10. Favorecer el desarrollo de la imaginación, la memoria y la atención.

¿Cuándo debe un niño relacionarse con el teatro?

Desde los primeros años de la vida es recomendable que los niños se relacionen con pequeñas obras de teatro. De esta forma comienzan a surgir los primeros sentimientos éticos y estéticos. También se favorece el desarrollo de su oído, la formación de su capacidad de atención. Muchas veces ellos recuerdan acciones o expresiones de los personajes y los emplean en su lenguaje propio, lo que desarrolla no sólo esta esfera de su capacidad intelectual, sino también su memoria.

Cuando los niños se acostumbran a ver obras de teatro, aprenden a ser buenos oyentes, a comportarse en público y a no hacer ruido o conservar en lugares inapropiados, todo lo cual favorece su educación.

Los niños en esta edad son fantasiosos, y la fantasía esta presente en toda obra de teatro, por lo que soñando y viendo sus sueños reflejados en el mundo ficticio de los personajes, ellos sacian su curiosidad de conocer y comprender mejor la vida de los hombres, la vida que los rodea. Eso debe estar presente en las obras que se les ofrezcan.

Es lógico que los niños se interesen por el teatro con la misma fuerza que lo hacen por las narraciones. Muchas veces ellos escuchan un cuento y se imaginan cómo son los personajes y el medio en que se desenvuelven sus vida; todo esto lo ven en la escena.

El teatro es para los niños el mundo que ellos desean, ese en el que siempre triunfan las buenas acciones, los buenos son premiados y los malos castigados, ese en el que el trabajo proporciona bienestar.

Al presenciar una obra de teatro, el niño extrae de ella aquello que su propia experiencia le ofrece en la vida diaria, aquello que se relaciona con sus intereses y movimientos.

Importancia del teatro infantil

El teatro para los niños es importante desde todos los puntos de vista. Es capaz de despertar las fibras más sensibles del pequeño y de influir en la formación de sus sentimientos.

Cuando el niño presencia una obra de teatro aprende,

– Por el contenido

– Por la dicción de los personajes

– Por la actuación

– Por el mensaje

– Por los movimientos

– Por los vestidos

– Por las costumbres que se ponen de manifiesto

Las tareas que se les plantean a los creadores de teatro para niños no son nada fácil, en nada se diferencian de las que tienen ante si los que crean cuentos y poesías. Ellos tienen una gran responsabilidad. Deben plasmar cosas que eduquen y a la vez resulten interesantes; reflejen la vida y el trabajo de los hombres; cuenten la vida de los héroes, hablen de los símbolos, canten a la naturaleza, etc.

Tales obras deben posibilitar que los niños comiencen a conocer qué significan los héroes para nosotros, y la significación del trabajo, para lo cual es recomendable subrayar las cualidades positivas del carácter moral de los personajes.

No obstante la importancia que tiene la actividad teatral para los niños existen pocas dirigidas a ellos, sobre todo a las edades infantiles. Actualmente se da un buen impulso al desarrollo del teatro para niños, pero por lo difícil que resulta escribir para ellos, aún hay carencia de buenas obras.

La tarea de crear obras que sean un reflejo fiel de la vida y de los sueños infantiles, ya ha sido planteada a todos los interesados en cuestiones de educación infantil.

El creador de teatro para niños debe tener presente, al preparar su obra, lo difícil de la tarea emprendida, porque es el representantes de los niños, quien los puede introducir en el mundo que prefiera, y es el encargado de plantear a los pequeños no pocas exigencias; tiene que introducirlos en el mundo del teatro y hacer que por ese medio conozcan la experiencia de la vida que los rodea.

La obra teatral puede ser un puente entre esa vida y el niño. Para lograr esto, el escritor ha de tener presente lo siguiente: el teatro tiene que estar lleno de bondad, reflejar lo mejor del hombre; hablar de victorias, ansias, sacrificios, o principios morales, e incluso políticos, sin perder en fantasía.

El títere en la edad infantil

Los niños de etapa infantil, sobre todo del tercero al quinto año de vida; gustan mucho de escuchar cuentos y poemas; pero, además, tienen al teatro entre sus preferencias.

Mediante este arte se favorece su educación estética, pues se relacionan con las palabras artísticas que se emplean en los textos y con la representación que hace el títere guiado por el educador, la decoración, los muñecos, el vestuario y la música. Además, el uso del títere es un poderoso medio para desarrollar el lenguaje del niño porque, como veremos más adelante, propicia la activa participación en el desarrollo de los diálogos.

Este tipo de actividad los satisface emocionalmente, debido a que en ella intervienen sus personajes preferidos: los títeres que representan a los protagonistas de los cuentos.

El uso de los muñecos se remonta a épocas muy antiguas. Desde entonces fue un medio eficaz de entretenimiento y de educación. Podríamos afirmar que no sólo el niño los prefiere, sino también es favorito de los adultos.

Ahora bien, como es lógico, el títere, por sí sólo, no tiene vida. Lo anima el titiritero o actor que lo acompaña en todo momento. Tal vez a esta presencia permanente del actor junto al títere se deba la gran preferencia que los niños sienten por el teatro de títeres.

Es hermoso ver cómo los pequeños se introducen en estas actuaciones, se olvidan de todo lo que los rodea para entrar en el mundo que se les presenta.

No nos referimos en este trabajo a los diferentes tipos de títeres, ni a las formas de confeccionarlos.

El títere y la edad del niño

Con los niños de edad infantil se pueden utilizar todos los tipos de títeres: de cono, de dedos, de guante. Sin embargo, existen algunas diferencias que dependen de la edad específica de cada grupo.

Con los niños del tercer año de vida es preferible emplear los de mayor tamaño, los de guante, por ejemplo, pues así ellos se acercan más a aquel que les habla. Los niños de esta edad prefieren los muñecos y otros juguetes grandes, según resultado de investigaciones efectuadas. Para los del cuarto año de vida y sobre todo con los del quinto año se puede utilizar cualquier tipo de títeres. Cuando se trabaja con ellos es recomendable que los niños noten la presencia del titiritero, por lo que el no debe esconderse. Es precisamente el actor quien proporciona vida al títere, y los niños a esta edad prefieren esta forma de trabajar.

Aun cuando se utilice el retablo, es necesario que los niños sientan la presencia del adulto que los maneja.

Esto no le resta “magia” al espectáculo, pues de cualquier forma el niño sabe que no es el títere el que habla, sino una personas, y por otra parte, viendo a los muñecos actuar, es capaz de trasladarse al ambiente de aquello que se les narra. Esto no es una regla fija, si el titiritero permanece oculto, es recomendable que al final se muestre acompañado de su personaje.

Uso e importancia del títere

En actividades programadas, el principal objetivo será enseñar algo al niño, por lo que el educador debe tenerlo en cuenta al planificar las actividades; en las actividades libres, independientes, su principal objetivo es entretener y divertir al pequeño. No obstante, en ambas ellos resultan beneficiados, pues aunque en la actividad independiente no se plantea como objetivo específico desarrollar alguna capacidad determinada, se logra sin embargo en forma indirecta, porque en ella también el niño participa.

El títere dialoga con los niños, les formula preguntas; contesta las que ellos le hacen y los invita a participar en las diferentes escenas del cuento.

Todo esto motiva a que el niño participe en la acción y converse con el títere, lo que favorece el desarrollo de un lenguaje coherente, la amplitud del vocabulario y la formación de los primeros conceptos gramaticales. Además, se desarrollan la atención, la memoria y la capacidad de observar.

Como vemos, el títere cumple a la vez las funciones de educar y entretener. Entre otras cosas, porque el niño tiene la posibilidad de participar, de expresarse oralmente o de aplaudir. Por lo tanto, resulta de gran importancia que el niño participe en la representación de las obras.

Es recomendable, además, que una vez terminada la actividad, se conceda a los pequeños la posibilidad de manejarlos. Los títeres se dejarán en un lugar asequible durante los días posteriores a la representación. Cuando los niños los manipulen, el educador debe cuidar que no los rompan o deterioren, ha de preocuparse porque los manejen correctamente, y además, debe guiarlos para que, o bien reproduzcan los cuentos conocidos (los niños de cualquier grupo evolutivo), o bien creen historias (los mayorcitos).

El educador debe recordar que se accionará con el títere a la vez que se simulará que éste habla, por lo que sus movimientos deben estar de acuerdo con lo que se dice mientras baila, canta, besa, salta, se tapa los ojos, aplaude, duerme..

La voz del títere debe ajustarse a la del personaje que representa y el tono se corresponderá con la significación de los contenidos literarios. Para los niños del tercer año de vida es preferible trabajar con uno solo, pero a los del cuarto y quinto años se les pueden presentar obras con varios personajes. En este caso el educador debe imitar diferentes tonos de voz, de manera que los niños comprenden e identifiquen qué personaje está hablando.

Preparación del educador

El educador tiene que prepararse para este tipo de actividad como para cualquier otra. Esta preparación consiste en lo siguiente:

· Memorización del texto

· Trabajo con los diálogos

· Selección de los títeres y otros materiales

· Elección del lugar para la presentación de la obra.

La obra puede presentarse en la misma aula del centro infantil, si se trata de una actividad programada, pero si fuera una actividad independiente, puede ser otra sala, teatro o al aire libre.

Es preferible que el educador trabaje sentado, con todos los niños también sentados frente a él para que lo puedan ver, pero si la representación es en una sala o espacio abierto, puede permanecer de pie.

No debe olvidarse que la coherencia del relato es fundamental y el educador debe dominarlo por completo antes de presentarlo a los niños.

En este tipo de actividad no se debe leer.

Los títeres se pueden utilizar durante la actividad independiente, con preferencia en horas de la tarde.

La frecuencia que se recomienda es por lo menos una vez al mes en horas de la actividad independiente; en las de actividades programadas es el educador quien determina cuándo los empleará.

Además, fundamentalmente para la hora de la actividad independiente, pueden hacerse coordinaciones con el organismo que corresponde y llevar el Teatro Guiñol al círculo. El educador debe conocer con antelación qué obra se va a presentar, qué grupo evolutivo participará en la actividad y si se pueden unir los niños de más de un grupo. Además, el educador puede ofrecer algunas recomendaciones, como la duración, el vocabulario, el tema…. En cuanto al tiempo, no debe exceder de quince minutos para los del tercer año, de veinte para los del cuarto y de treinta para los del quinto.

A continuación veamos un ejemplo de actividad con títeres para el tercer año de vida.

Asunto: Conversación sobre el Día de las Madres

Objetivos: Relacionar a los niños con la fecha del Día de las Madres, y desarrollar sentimientos de respeto, agradecimiento y hábitos de cortesía.

Método: Verbal

Procedimiento: Conversación

Medios de Enseñanza: Títeres de guantes.

Desarrollo: El educador puede comenzar la actividad diciendo.

Actor: Hoy tenemos visita, es alguien que ha venido a conversar con vosotros. ¿Quieren saber quién es? Bueno, aquí está. (Muestra el títere)

Títere: ¡Buenos días! ¿Cómo están ustedes?

Niños: Bien

Títere: ¡Qué bueno! Como ya les dijeron, yo he venido a conversar con ustedes. Quiero decirles algo muy importante: el domingo que viene es el Día de las Madres.

¿Ustedes saben qué quiere decir eso? Pues que ese día los niños van a llevar un regalito a su mamá, y después le dan un beso y le dicen:

¡Felicidades mamá! ¿Ustedes lo van a hacer? Todos van a confeccionar un regalito para mamá y el domingo se lo dan. Mamá se va a poner muy contenta. Ella cuida de ustedes y los quiere mucho, mucho; les prepara la comida, los viste, los trae al colegio; mamá trabaja mucho y es muy buena, por eso tenemos que respetarla y quererla. ¿Ustedes quieren a mamá?.

Niños: (Dejar que se expresen)

Títere: Bueno, como ustedes quieren mucho a mamá, siempre se portan bien, la obedecen y la ayudan en la casa; el domingo por ser el Día de las Madres, se van a portar mejor y la van a ayudar más, ¿verdad?

Niños: (Dejar que se expresen).

Títere: Vamos a ver, niños, ¿cómo se van a portar ustedes el domingo, Día de las Madres?

Niños: (Dejar que se expresen) Títere: ¿Cómo van a ayudar a mamá? Niños: (Dejar que se expresen)

Títere: ¿Quién se acuerda cómo le va a decir a mamá el domingo? (Si los niños no saben, el títere repetirá “Felicidades, mamá” Vamos a ver, todos repítanlo conmigo; así, muy bien. Ya yo me voy, no olviden portarse bien y decirle a mamá el domingo: ¡Felicidades! Y ahora, los invito a aprender un poema, para que se lo digan a mamá cuando la feliciten. (Después de presentar y repetir el poema, el títere se despide)

¡Hasta luego!