Tema 10E – La educación sexual en la etapa infantil. Descubrimiento e identificación con el propio sexo. La construcción de los roles masculino y femenino. Estrategias educativas para evitar la discriminación de género.

Tema 10E – La educación sexual en la etapa infantil. Descubrimiento e identificación con el propio sexo. La construcción de los roles masculino y femenino. Estrategias educativas para evitar la discriminación de género.

ÍNDICE

PÁG.

1. LA EDUCACIÓN SEXUAL EN LA ETAPA INFANTIL ……….

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2. DESCUBRIMIENTO E IDENTIFICACIÓN CON EL PROPIO SEXO ……………………………………………….

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3. LA CONSTRUCCIÓN DE LOS ROLES MASCULINO Y FEMENINO. ESTRATAEGIAS EDUCATIVAS PARA EVITAR LA DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO……………………………………………………………………

3.1. Estrategias educativas ……………………………………………..

3.2. El descubrimiento de la identidad y la coeducación en el currículo de Educación Infantil ………………………………….

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4. CONCLUSIONES SOBRE LA EDUCACIÓN SEXUAL……….

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5. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………….

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1. LA EDUCACIÓN SEXUAL EN LA ETAPA INFANTIL.

La educación sexual se debe iniciar desde el despertar de la curiosidad del niño. Debemos responder a sus preguntas dándoles respuestas francas y adaptadas a su edad, cuando el niño las formule y ateniéndonos a lo que preguntan.

Las cualidades que deben tener las respuestas han de ser las siguientes:

VERDAD: La educación sexual debe ser exacta, de acuerdo con la realidad, sin desfiguraciones ni deformaciones. Esta verdad debe ser proporcional a la curiosidad del niño a su capacidad de comprensión.

CLARIDAD: Hemos de dar al niño repuestas que comprenda fácilmente.

NATURALIDAD: hay que tratar todos los temas de sexualidad con gran naturalidad. La sensibilidad del niño capta inmediatamente cualquier matiz de apuro, de preocupación o de temor. Tampoco se debe tomar la pregunta con frivolidad o excesiva seriedad..

DELICADEZA: Es imprescindible lograr en nuestras intervenciones una puntualización lo más completa posible y una aclaración convincente de todos los temas, pero adaptadas a su edad.

La actitud del adulto, y , por tanto, la del educador, resultará adecuada ante las conductas de sexualidad infantil siempre y cuando:

– Él mismo no esté bloqueado sexualmente y no sienta culpabilidad o vergüenza al hablar del tema.

– Tenga claro que la sexualidad infantil es una necesidad natural del niño que se manifiesta en función de su evolución.

– Esté preparado para responder inmediatamente y de forma sencilla.

El adulto debe:

– Responder sin tener en cuenta el sexo del que pregunta.

– Responder inmediatamente sin dar más importancia.

– Emplear siempre palabras correctas.

– Facilitar preguntas que no se atrevan a preguntar.

– Aprovechar las circunstancias de un embarazo para explicar el tema.

El adulto no debe:

– Hablar aparte al niño y en forma de secreto.

– Negarse a contestar las preguntas.

– Adelantarse a las preguntas de los niños.

– Castigarles o reprimirles porque pregunten o manifiesten su sexualidad.

2. DESCUBRIMIENTO E IDENTIFICACIÓN DEL PROPIO SEXO.

Las sensaciones iniciales que registra el feto a partir de la formación de su sistema nervioso son sensaciones de tipo fusional. El trauma del nacimiento va a arrancarle brutalmente de ese estado de globalidad fusional. Se verá asaltado por una multitud de sensaciones diversas que le vienen del exterior. Esto crea en el lactante un sentimiento de “pérdida”.

Esta pérdida de la globalidad fusional no asegura, sin embargo, la separación del yo (el cuerpo) y del no yo (lo que no es el cuerpo), que exige una disociación perceptiva entre las sensaciones provocadas por el exterior y las sensaciones internas, sensación que no es innata sino adquirida por la experiencia.

Es la permanencia y continuidad de las percepciones internas, así como la variedad de las percepciones de origen externo, lo que va a crear poco a poco la vivencia del cuerpo como algo permanente. El niño entonces puede empezar a separar la vivencia de lo que es su cuerpo del exterior.

Lo que va ayudando al niño en su desarrollo a tener esa percepción global de todo su cuerpo y del de los demás es lo siguiente:

– El contacto de todo su cuerpo con el de un adulto, como el cuerpo de la madre, por ejemplo. Para que el niño pueda percibir su cuerpo como un todo es necesario que los contacto de la piel envuelvan en cierta forma todo el cuerpo del bebé. Las condiciones que favorecen esta percepción son:

– El calor corporal.

– El contacto de la piel.

– La respiración.

– El mecimiento

– La mirada.

– La voz.

– Todas las experiencias motrices y táctiles de sus primeros meses, favorecen, casi más que las imágenes visuales, el acceso a una imagen conjuntada de su yo corporal.

– El niño percibe ya su cuerpo como un todo hacia los ocho o nueve meses. A esta asunción de todo su cuerpo le ayudará la referencia de la imagen de la madre (de sus figuras de apego), aunque esta percepción es todavía imperfecta, por lo que le seguirán ayudando todas sus experiencia táctiles y motrices.

– El contacto físico del cuerpo del niño y el de los demás es totalmente necesario, no sólo para llegar a percibir su cuerpo como un todo, sino también para crecer normalmente. El contacto físico estimula el organismo del niño hacia el crecimiento mental y físico.

Si el tacto es importante para el contacto físico con los demás y para el desarrollo psíquico, también lo es para el descubrimiento de las zonas placenteras del cuerpo y para la diferenciación con el otro sexo.

FREUD estudió el desarrollo de la personalidad poniendo énfasis en la evolución de la sexualidad entendida como las sensaciones de placer que experimenta todo niño normal, que se irán desarrollando a medida que crezca, hasta lograr asumir una relación sexual madura.

La hipótesis sustentada por el psicoanálisis es que para que se alcance una personalidad madura sana es necesario ir superando las distintas etapas del desarrollo psicosexual; los conflictos surgidos en las mismas serán decisivos para confirmar un tipo de personalidad determinado.

En el desarrollo psicosexual el placer se va desplazando de unas zonas del cuerpo a otras, localizándose en una zona erógena determinada en cada etapa del desarrollo. En esto se diferencia la sexualidad infantil de la adulta, en que las áreas de mayor placer no tienen por qué ser las genitales.

Las etapas del desarrollo de la personalidad según FREUD y la escuela psicoanalítica son:

1. ETAPA ORAL (el primer año de vida)

2. ETAPA ANAL (del primer año al tercero)

3. ETAPA FÁLICA (del cuarto al séptimo año)

4. ETAPA DE LATENCIA (del séptimo al duodécimo año)

5. FASE GENITAL (del duodécimo año en adelante)

1. ETAPA ORAL: El primer medio de contacto que utiliza el niño con el mundo exterior es la boca . Al principio se da por una necesidad de autoconservación que es la alimentación; luego el niño descubre que además de cumplir esta función específica (comer), comienza a sentir placer paralelamente a través de la succión.

La teoría de ABRAHAM distingue dos fases en esta primera etapa:

1ª) Fase del Erotismo oral: en la cual el placer está en la succión e incorporación oral.

2ª) Fase del Sadismo oral: que coincide con la aparición de los dientes y el niño, como respuesta a la frustración, se desquita mordiendo.

2. ETAPA ANAL: El niño experimenta una serie de sensaciones placenteras a través de la eliminación de la materia fecal. En esta fase se unen a la actividad de la defecación valores simbólicos (inconscientes) de donación y de rechazo. Para evitar futuros conflictos se debe esperar a la maduración neurológica y afectiva del niño antes de comenzar el aprendizaje de control de esfínteres.

3. FASE FÁLICA: Aunque desde el comienzo de la vida el niño va descubriendo su cuerpo, durante esta etapa aparece la masturbación como actividad importante y natural para el desarrollo del niño. Durante esta etapa aparece el Complejo de Edipo en el niño y el de Electra en la niña. La resolución de los conflictos que intervienen en ambos complejos influirá en el normal desarrollo de la personalidad y especialmente en sus futuras relaciones afectivas.

4. ETAPA DE LATENCIA: Aunque durante este período pueden observarse manifestaciones sexuales, no se puede hablar de una nueva organización de la sexualidad; es por esto que esta fase recibe el nombre de periodo de latencia. El desarrollo de todos los impulsos sexuales sufre una detención o regresión. Toda la energía que antes estaba al servicio de la curiosidad como indagación y obtención de placer, ahora la manejará y canalizará en función del aprendizaje. La apertura del niño a los intereses sociales y culturales a partir de los seis-siete años va acompañada de una debilitación de la curiosidad y de las actividades sexuales. Esta es una etapa en la que el niño se vuelca en el descubrimiento del mundo exterior.

3. LA CONSTRUCCIÓN DE LOS ROLES MASCULINO Y FEMENINO. ESTRATEGIAS EDUCATIVAS PARA EVITAR LA DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO.

Los niños y niñas tienden a identificarse con los progenitores del sexo correspondiente. Sobre todo a partir de los tres años:

– los niños juegan a hacer travesuras. Presentan una mayor agresividad motora: corren, saltan, chillan, montan y desmontan juguetes…

– las niñas, por el contrario, aparecen en situaciones más sedentarias y, a veces, temerosa. En otras ocasiones aparecen en situaciones de aseo o coquetería.

A las niñas se les transmite más el papel de obediente, de receptora del mensaje; al niño de emisor. Las niñas son las ayudantes y observan la actividad ejecutante del niño. Así, en los roles masculino y femenino, la iniciativa en todos los campos, incluido el amoroso, corresponde al hombre.

Para la construcción de estos roles, la relación con la figura de apego es privilegiada, porque en esta relación se llegan a establecer identificaciones, especialmente con la figura de apego del mismo sexo. La identificación es una creencia que va acompañada de sentimientos de suplencia y deseos de adquirir características y comportamientos propios del modelo con el que se identifica. La identificación con un modelo conlleva una interiorización con él, un deseo de ser como él, que refuerza la tendencia de los niños a aprender por imitación numerosas conductas de los mayores.

Dentro del grupo de iguales, los niños tienden a imitarse desarrollando un rol semejante a los de su propio sexo.

Las diferencias de comportamiento y de aptitudes parecen ser producto de los aprendizajes sociales. En nuestro ámbito cultural las diferencias van siendo menores, aunque todavía son significativas; pero en otras culturas, que son la mayoría debido al subdesarrollo económico y/o cultural, las distintas conductas y aptitudes permanecen inalterables.

3.1. ESTRATEGIAS EDUCATIVAS.

La educación en los centros de Educación Infantil puede compensar, en parte, esas diferencias llevando a cabo una verdadera coeducación, estimulando a los niños y niñas en todo tipo de juegos y creando un ambiente de cooperación entre ambos sexos. También es muy importante la colaboración de los padres.

3.2. EL DESCUBRIMIENTO DE LA IDENTIDAD Y LA COEDUCACIÓN EN EL CURRÍCULO DE EDUCACIÓN INFANTIL.

En el D.C.B. se establece como finalidad de la etapa, entre otras:

“Desde el punto de vista de las relaciones interpersonales y de la actuación e inserción social, la finalidad de la Educación Infantil consiste en hacer posible el desarrollo de la individualidad en el interior de un contexto que demanda ajuste y coordinación social. La Educación Infantil contribuye con su acción educativa al descubrimiento de la identidad de cada niño y al mismo tiempo constituye un contexto propicio para el aprendizaje de las reglas que rigen la vida en grupo, con sus aspectos de cooperación y de competición, de comportamientos, hábitos y actitudes. Es un contexto idóneo para fomentar en los niños comportamientos solidarios de ayuda y cooperación, así como para promover en ellos actitudes alejadas de estereotipos relacionados con el sexo, las diferencias de raza u origen, etc.

Finalmente, en lo que se refiere al equilibrio personal, la Educación Infantil se propone desarrollar y afianzar en los niños sentimientos positivos respecto a los demás ( en especial, sentimientos de confianza y seguridad en los adultos que para él son significativos, y sentimientos de amistad y compañerismo respecto a sus iguales), y así mismo. La Educación Infantil, que contribuye al surgimiento y afianzamiento de la identidad, facilita el acceso al conocimiento de las propias posibilidades y límites, proponiéndose como meta la mejor autoimagen posible del niño en el contexto de las relaciones con los educadores, de cuyo afecto y justa consideración el niño no debe dudar.”

4. CONCLUSIONES SOBRE LA EDUCACIÓN SEXUAL.

No existe ninguna receta que pueda ser aplicada respecto de la sexualidad de los niños. Lo único que es necesario tener presente es que el niño sigue un proceso de evolución en el cual el educador no debe intervenir si no es con un gran tacto.

Lo esencial es la mesura y el buen sentido. Todo depende del individuo mismo y de la importancia de la privaciones. El ideal para los educadores consistiría en adaptar concepciones sanas, respetando al mismo tiempo la personalidad de los niños y niñas.

5. BIBLIOGRAFÍA

DALLAYRAC, N.: Los juegos sexuales de los niños. Gedisa. 1980

LA PIÈRRE. A. Y AUCOUTURIER, B.: El cuerpo y el inconsciente en educación y terapia. Científico-Médica

BARTOLOMÉ, R., GÓRRIZ, N., PASCUAL, C y GARCÍA, M.: Educador infantil. Ed. Interamericana McGraw Hill. 1983.

Unidad Didáctica (Sistema Sexo-Género). Asociación Pro Derechos Humanos de España.

QUINTANILLA SAIZ, E.: Infancia y sexo. Everest.

SOLER FIÉRREZ, E.: La educación sensorial en la escuela infantil. Rialp. Madrid, 1992.