Tema 2D -El desarrollo psicomotor en los niños y niñas hasta los seis años. La psicomotricidad en el currículo de la Educación Infantil. La sensación y percepción como fuente de conocimientos. La organización sensorial y perceptiva. La intervención educativa.

Tema 2D -El desarrollo psicomotor en los niños y niñas hasta los seis años. La psicomotricidad en el currículo de la Educación Infantil. La sensación y percepción como fuente de conocimientos. La organización sensorial y perceptiva. La intervención educativa.

EDUCACIÓN INFANTIL

I. EL DESARROLLO PSICOMOTOR EN LOS NINOS Y NIÑAS

HASTA LOS SEIS AÑOS.
II. LA PSICOMOTRICIDAD EN EL CURRICULO DE LA EDUCACIÓN
INFANTIL

III. LA SENSACIÓN Y PERCEPCIÓN COMO FUENTF DE CONOCIMIENTOS. LA ORGANIZACIÓN SENSORIAL Y PERCEPTIVA.

IV.LA INTERVENCIÓN EDUCATIVA.

I. EL DESARROLLO PSICOMOTOR EN LOS NIÑOS Y NINAS HASTA LOS SEIS AÑOS.

El desarrollo psicomotor es el paulatino control que el niño ejerce sobre su expresión motora, e implica una diferenciación progresiva de funciones y también una discriminación perceptiva y sensorial.

Un desarrollo psicomotor infantil deficiente acarrea graves consecuencias y puede llevar a imposibilitar el aprendizaje de la lecto-escritura.

Durante los primeros años de vida el desarrollo motor y el desarrollo mental del niño, van íntimamente relacionados. El comportamiento sensoriomotor de la primera infancia constituye el punto de partida de la formación del conocimiento: el niño conquista el espacio y extrae su conocimiento a partir de su interacción con el medio, es decir, gracias a sus movimientos, a sus manipulaciones de los objetos y a sus percepciones de todo el mundo físico que le rodea.

A lo largo de este desarrollo psicomotor, el niño va tomando poco apoco conciencia del espacio que le rodea, y sólo puede hacerlo en relación con su propio cuerpo. Si el niño no tiene un conocimiento suficiente de su cuerpo, del espacio, de su derecha y de su izquierda, no puede situarse en sí mismo, ni fuera de sí. Pueden darse también perturbaciones de la organización temporal, que corresponden a un desconocimiento del cuerpo y del ritmo propio: el niño, en este caso, no sabe quién es, cómo es, dónde está y en qué momento.

El niño a través de la triple actividad de conocimiento de toma de conciencia y del acto de relacionar sus capacidades con su vivencia corporal, adapta su conducta a las exigencias del marco espacio-temporal en el que evoluciona.

Desde el punto de vista evolutivo, el desarrollo psicomotor hace referencia a una serie de adquisiciones y características según la edad madurativa normal del niño.

– De O a 3 años y de forma general, vemos que en el niño la motricidad va desarrollándose de forma concéntrica, desde las zonas más cercanas al cerebro (cabeza) a las zonas periféricas (extremidades). Esto explica que la aparición de la marcha alrededor del año, sea posterior a una gama de gestos de cabeza y brazos. Alrededor del año y medio los progresos de la locomoción le llevan a andar sin caerse y después a correr. Posteriormente a los 2 años, es importante el control voluntario y progresivo de la motricidad.

– A los 3 y 4 años la motricidad es gruesa: se dan grandes progresos en cuanto al equilibrio (a los 3 años el niño puede posar sobre un pie y a los cuatro salta sobre él).

– A los 5 años sus movimientos corporales son asociados y en conjunto.

– A los 6 años, se incrementan la agilidad y el equilibrio y se establece prácticamente la lateralidad: van dominando una seriede conductas que demuestran la mayor seguridad del niño en sus actos motores.

1.- El esquema Corporal

A lo largo de todos los temas, se hace constantemente referencia a la importancia que tiene el experimentar con el propio cuerpo. ¿Por qué es importante el cuerpo?. Uno de los puntales sobre los que descansa la educación es la participación meramente intelectual, sino también corporal, que otorga al propio cuerpo la calidad de un instrumento de expresión mis, pudiendo con él experimentar todo aquello que el niño quiera y necesite en un momento determinado. Ya que el cuerpo es el primer medio de relación que tenemos con el mundo que nos circunda, es preciso conocerlo y utilizarlo en todas sus dimensiones.

a.- Todas las sensaciones recibidas desde el exterior (tacto, visión, etc…) o desde el interior (dolor muscular, funcionamiento de los diversos órganos, etc…) sirven para contrastar y afirmar paulatinamente la idea de cómo es nuestro cuerpo.

b.- Todas estas impresiones se unifican en una sola imagen mental que es el esquema corporal, o imagen de nuestro propio cuerpo.

Los objetos que inciden en nuestro campo sensorial están referidos a nuestro propio cuerpo y orientados en el espacio con respecto a él. Es lógico, pues, pensar que si todos los movimientos e interpretaciones exteriores parten del punto de referencia del propio cuerpo, en caso de que la imagen que de él se tiene sea defectuosa, dichas relaciones se integrarán de antemano defectuosamente.

Por todo ello, cuanto más precisa y completa sea la imagen que del propio cuerpo se establezca, mejor se realizarán las relaciones del sujeto con el mundo exterior.

A.- Camino para la integración del esquema corporal.

La sensibilidad.

Exteroceptiva: Impresiones cutáneas, visuales, auditivas.

Propioceptivas: Sensaciones recibidas desde los órganos terminales sensitivos, situados en los músculos, tendones, articulaciones.

Interoceptivas y visceroceptivas: Impresiones recibidas desde la superficie interna del cuerpo y de las vísceras.

Por desplazamientos.

Segmentarios: de una parte del cuerpo.

Globales: de todo el cuerpo en conjunto.

Cuando el niño quiere coger algún objeto se ve precisado a realizar un movimiento en el espacio (esquema global activo) y emplear un determinado tiempo que le sirve para calcular distancias en el espacio y para seleccionar direcciones.

B.- Etapas de la estructuración del esquema corporal.

El niño atraviesa una serie de etapas hasta lograr un conocimiento completo de su cuerpo:

Durante los dos primeros años de vida, el niño delimita su propio cuerpo a los objetos; esta delimitación se realiza por etapas siguiendo la conocida ley de desarrollo próximo distal y cefalocaudal.

Es decir, partiendo de la postura fetal desde la que es imposible mantener en tensión ninguna parte del cuerpo, el tono muscularmadura poco a poco, capacitando progresivamente al niño a sostener la cabeza, hombros, brazos, manos, a rastrear y voltear, a sentarse y gatear, ponerse en pie y finalmente a andar, respondiendo todo este proceso a la ya mencionada maduración del tono muscular y a la progresiva verticalización del cerebro.

Hay que tener presente que los primeros movimientos que realiza el niño, son bilaterales, no diferencian ni aíslan un lado del cuerpo del otro; unos meses más tarde realizará movimientos unilaterales aunque todavía sin distinción de predominio lateral y experimentando todavía por igual con ambos lados.

Hasta los cuatro años, los elementos motores y cinestésicos prevalecen sobre los visuales. Se inicia la lateralización, es decir, el predominio motórico de un lado del cuerpo sobre el otro. Este predominio está vinculado al proceso de maduración de los centros sensomotrices de uno de los dos hemisferios cerebrales.

Hasta los cinco años, los elementos motóricos prevalecen por encima de los perceptivos. Así pues, las dos fases anteriores se desarrollan a un nivel puramente motriz.

De los cinco a los siete años tiene lugar la progresiva integración del cuerpo dirigida hacia la representación y consciencia del propio cuerpo. Se perfila la toma de conciencia de las distintas partes del cuerpo y es capaz de localizar todo desplazamiento segmentario con exactitud creciente.

Al final de estas etapas, el niño ha adquirido:

Estructuración perceptiva, en sus dos aspectos:

– Conocimiento y percepción del propio cuerpo, es decir, la estructuración del esquema corporal.

– Percepción temporal y orientación en el espacio, ósea, la estructuración espacio-temporal.

El ajuste postural, en dos planos:

– La habilidad manual.

– La coordinación motriz general.

Es importante respetar esta clasificación en la educación psicomotriz, a fin de imprimir en el niño un orden lógico en el conocimiento de las diferentes partes del cuerpo, congruente con el proceso normal de los esquemas de desarrollo.

Seria inútil pretender, por ejemplo, que un niño que no tuviera integrado su eje corporal, integrará su derecha y su izquierda y, con mayor motivo, la lateralidad de los objetos que le rodean.

Todo ello es de suma importancia a la hora de trabajar el esquema corporal y su imagen, ya que hay que tener siempre en cuenta el nivel de adquisición conseguido para programar posteriores conocimientos.

2.- Lateralidad

El aspecto más complejo y con el que se hallan más dificultades dentro de la escuela, es la lateralidad.

El sentido primordial, a partir del cual se desarrolla la diferenciación entre los dos lados del cuerpo, es el equilibrio: para mantener el equilibrio, el niño se ve obligado a realizar una serie de movimientos compensatorios que tienen lugar en ambos lados del cuerpo; ha de aprender a tensionar un lado y a relajar el otro alrededor de su eje de equilibrio. Para ello es necesario que intuya su propio centro de gravedad, origen éste del progresivo desarrollo. Experimentando con ambos lados del cuerpo llegan a establecerse sus diferencias y relaciones.

A.— Evolución de la lateralidad

En los comienzos, el niño efectúa movimientos bilateralmente simétricos; esto significa que su organismo reacciona como un todo, sin diferenciar un lado del otro.

Muy pronto, hacia los 2 años, empieza a experimentar las acciones cotidianas alternativamente con una mano y con la otra, y a veces con ambas, comparando después los resultados.

Este proceso de distinción lateral, culmina hacia los 6-7 años, edad en la que el niño adquiere las nociones de su derecha y su izquierda.

El hecho de utilizar el adjetivo posesivo “mi” obedece a que los conocimientos referidos se dan tan solo a nivel absoluto y egocéntrico, con relación al propio yo y no comprendidos fuera del propio cuerpo.

B.- La clasificación más general en cuanto a la lateralidad es la siguiente:

Diestros totales: en habilidad de ojo, mano y pie (dominancia del hemisferio

izquierdo del cerebro).

Zurdos totales: habilidad de ojo, mano y pie. (Dominancia del hemisferio derecho del cerebro).

Ambidestria habilidad en ambas manos por igual. (No existe ambidiestra pura).

Lateralidad cruzada habilidad manual contraria a la del ojo (ejemplo: ojo zurdo, mano diestra).

Como vemos, no puede circunscribirse la predominancia lateral a la mano, sino que hay que tener en cuenta la dominancia ocular y la del pie.

D- Los trastornos espacio-temporales están producidos normalmente por un insuficiente desarrollo perceptivo, una falta de vivenciación e interiorización del esquema corporal o por una perturbación de la dominancia lateral, lo que produce directamente dificultades al enfrentarse el niño con el lenguaje escrito (tanto en el campo de la lectura como en el de la escritura).

5.-Los desplazamientos

a.-Es conveniente potenciar en el periodo comprendido entre el año y medio y los 3 años (edad en la que la marcha se afianzará definitivamente), todo lo que sea susceptible de desarrollar la “gran motricidad”, es decir, aquella en la que no importa tanto la habilidad manual, como la acción propiamente entendida como tal (agarrar, arrastrar, cargar )

A nivel evolutivo, el niño pasa por una serie de pasos, previos a la adquisición de la marcha, y que suponen un buen ejercicio de coordinación:

– volteo

– rastreo o reptación

– gateo

– bipedestación

– la carrera (aún torpe y pesada)

– la complicación del andar (andar de puntillas, pasos cortos, largos, …).

– el salto (no lo domina hasta alrededor de los 4 años).-

b.- Orden de adquisición de las nociones espacio-temporales:

– Las nociones de arriba-abajo, cerca-lejos, delante-detrás, se adquieren con mas facilidad que las de derecha-izquierda, por que existe un criterio generalizado sobre el uso de estos términos, mientras que las nociones de derecha-izquierda tienen un carácter más relativo. Lo que para un niño es la derecha, para el que tiene en frente es su izquierda. Ello origina que estos conceptos tarden más tiempo en implantarse. Por otro lado, para que el niño domine estas nociones tiene que tener definida su dominancia lateral.

-Paralelamente a las adquisiciones espaciales se van incorporando las referentes al tiempo. El tiempo en si no es perceptible, percibimos aspectos en el tiempo y puesto que el tiempo no es percibido directamente como tal, siendo en parte resultado de una operación anímica, para facilitar su reconocimiento en educación psicomotriz, se le da una forma material y una traducción visible a los diferentes elementos que entran en el concepto de tiempo, tales como velocidad, duración, sucesión, etc.

c. –Valor de estas nociones: La adquisición de las categorías espacio-temporales es sumamente importante n el período preescolar dada su influencia directa en el buen aprendizaje de la lectoescritura y del área numérica. Es interesante señalar que la ordenación temporal en la emisión de fonemas al hablar, se corresponde a la ordenación espacial de los grafemas al escribirlos.

.

4.- Nociones espacio-temporales

Para conseguir una buena organización espacial, es necesario haber logrado una maduración del esquema corporal. La adquisición de las nociones espaciales, corren paralelas a la maduración corporal y no puede desarrollarse aisladamente de ésta, pues hasta que no se conocen las partes esenciales del cuerpo, no pueden situarse éstas, delante, detrás, arriba, abajo o a uno u otro lado del cuerpo. Hay muchas formas de organización espacial, que es necesario trabajar a fin de acabar de consolidar bien el espacio; nombraremos algunas de ellas:

– hacia y hasta

– antes y después (puede considerarse tanto espacial como temporal).

– cerca y lejos.

– junto y separado.

– grande, pequeño, mediano.

– dentro, fuera.

– largo, corto.

– ……….

a.- Las primeras nociones espaciales se ubican en sí mismo a través de toda la actividad, la vivencia consciente de cada elemento del cuerpo (desarrollo perceptivo) y la continua asociación verbal que le incorpora el entorno.

De esta experiencia propia (mi derecha, la cabeza la tengo arriba), el niño va trasponiendo estos conceptos a las demás personas mediante una representación mental. Posteriormente estas cualidades espaciales se aplicarán también a los objetos.

3. -Coordinación de movimientos

La coordinación psicomotriz:

– proporciona al individuo la posibilidad de contraer grupos musculares diferentes de forma independiente.

– así como de inhibir movimientos parásitos, (gestos que se producen involuntariamente al realizar movimientos determinados).

La puesta en práctica de todos los elementos del cuerpo, requiere una coordinación de todos ellos para la consecución de su objetivo. Se trata de movilizaciones globales en las que intervienen muchos aspectos:

– motricidad

– tono muscular

– percepción visual

– organización espacial

Por tanto, la coordinación de movimientos requiere:

– una buena integración del esquema corporal.

– conocimiento y dominio del cuerpo.

-estructuración espacial, relativa a:

– su propio cuerpo (lateralidad)

– al mundo que le rodea (orientación)

– aprehensión de las estructuras temporales, para poder realizar en orden una sucesión de movimientos.

Los ejercicios de coordinación de movimientos son básicos y favorecen la maduración de otros aspectos psicomotores.

C.- Tipos de combinaciones

En el caso de la lateralidad cruzada, cuando se trata de un caso de mano y pie, las repercusiones negativas son mínimas, y quizás el niño no llegue a darse cuenta de ello nunca.

En cambio, si es un caso de lateralidad cruzada mano-ojo, serán evidentes las dificultades de coordinación de la mayor habilidad manual de un lado, con la mayor percepción visual de otro, aparte de la dificultad de la coordinación visomotriz, ya que en lugar de complementarse armónicamente (como sucede en las predominancias homogéneas), se contrapone e interfieren. Otra consecuencia son los problemas de estructuración del espacio, y que se manifiestan prioritariamente al tener que expresar gráficamente, el espacio que ya se ha integrado a nivel vivencial.

Siempre hay que favorecer el uso de la mano con la que el niño observa una marcada tendencia de uso. Pero ¿qué sucede cuando el niño usa por igual las dos manos?.

No existe ambidiestria pura un niño ambidiestro siempre preferirá una mano a la otra, y es esa preferencia la que hay que fomentar pues de lo contrario le perjudicará en la adquisición de la orientación espacial.

El fomentar que el niño escoja una de las dos manos y se manifieste con ella no ha

de implicar el desfavorecer la otra, ya que si bien aquella deberá llevar la iniciativa de las acciones, éste deberá ayudarla y complementarla para poder armonizar, no solo sudominancia, sino también la dominancia de todo el hemicuerpo correspondiente.

¿Qué importancia tiene la lateralidad en el marco escolar’?: La lateralidad ha de ser percibida e integrada sobre el propio cuerpo, o de lo contrario no podrá proyectarse al mundo exterior, y toda la orientación espacial (arriba, abajo, derecha, izquierda,…) no tendría un sentido preciso ya que el espacio exterior seria concebido como un ente circular.

Así pues, para poder estructurar bien el espacio hay que referirse a las posturas variables del propio cuerpo mediante las sensaciones cinestésicas y táctiles de éste.

11. LA PSICOMOTRICIDAD EN EL CURRICULO DE LA EDUCACION INFANTIL

El eje didáctico de la Educación Infantil reside en la acción, en la experimentación, el juego y el intercambio social con sus compañeros y con los adultos. En este sentido, toda la educación es una preparación para la vida y la Educación Infantil lo es a través de la vida misma.

Y si toda la educación utiliza el aprendizaje humano como instrumento para su desarrollo, en la edad infantil, el instrumento es el aprendizaje corporal. A través de la experiencia corporal, el niño accede a los otros ámbitos de la realidad tanto física como social y cultural.

Una experiencia corporal bien conducida puede convertirse en el centro de la pedagogía infantil, en vez de dejarla a la espontaneidad.

Desde el nacimiento hasta los seis años, el niño va adquiriendo el conocimiento y control del cuerpo; cualquier actividad o tarea que trate de resolver implicará aspectos motores, por lo que uno de los objetivos fundamentales en estas primeras edades va a ser el trabajo con el cuerpo.

En el Diseño Curricular Base aparece un área de experiencias denominada de “Identidad y Autonomía personal” con cuatro bloques temáticos de contenidos expresados como:

Conocimiento del cuero y configuración de la imagen de uno mismo.

Habi1idades perceptivo—motrices implicadas en la resolución de tareas de diversa índole.

Aspecto cognitivos, afectivos y de relación implicados en las actividades de la vida cotidiana.

– La salud: habilidades básicas relacionadas con el cuidado de uno mismo o del entorno.

Estos contenidos se llevan a cabo a partir de los objetivos que de una forma general, se plantean en psicomotricidad y que son los siguientes:

– Conseguir que el niño conozca global y segmentariamente su cuerpo, sus posibilidades perceptivas y motrices, y sus características individuales así como las de sus compañeros.

– Saber identificar las sensaciones que experimenta y poder expresar dichas sensaciones.

– Adquirir una coordinación y control dinámico general (a través de actividades como carreras, salto, marcha, giros,…)

– Control de la coordinación oculo—manual a través de actividades de la vida cotidiana, actividades de expresión plástica,…

– Conseguir el control postural requerido según las tareas y situaciones que se encuentre el niño.

– Adquirir una imagen positiva de sí mismo que le dé seguridad y confianza en la resolución de tareas.

– Conseguir una progresiva autonomía e independencia con respecto al adulto.

Estos objetivos se adoptarán al nivel evolutivo que corresponda, a través de actividades y experiencias que el niño pueda realizar.

De forma sintética, y atendiendo al sentido evolutivo, los objetivos en psicomotricidad se pueden plantear también como el pasar de:

clip_image001clip_image002– Lo sensoriomotor a la representación
– La vivencia al conocimiento

clip_image003 – El movimiento involuntario al movimiento controlado

clip_image004 – La dependencia a la autonomía

clip_image004[1] – El egocentrismo a la socialización.

La manera en que el niño va a ir construyendo su imagen corporal y adquiriendo un progresivo control de sus movimientos, de forma que este en mejores condiciones de resolver situaciones que requieran acción, va a depender no sólo de los procesos madurativos cerebrales, sino también y fundamentalmente:

– De la actividad del niño.

– Sus interacciones.

– Estimulación.

– Apoyo ofrecidos.

Se pueden considerar tres tipos de situaciones en la práctica educativa:

– Actividades de la vida cotidiana.

– Actividades espontaneas.

– Actividades propuestas por el educador.

Por tanto, la intervención educativa debe ajustarse a las posibilidades que la propia maduración neuromotriz ofrece, permitiéndole pasa progresivamente del control de los grandes grupos musculares a los más finos y específicos. De este modo,se da el progreso en la Educación Infantil.

III. LA SENSACIÓN Y PERCEPCION COMO FUENTE DE CONOCIMIENTOS.

LA ORGANIZACION SENSORIAL Y PERCEPTIVA.

Dos son las únicas formas de conocimientos que tenemos: la sensación y la percepción.

La sensación es una vivencia simple producida por la acción de un estímulo sobre un órgano sensorial, que sólo es posible conocerla por propia experiencia.

Ya hemos visto como las sensaciones se clasifican en función de cómo se reciben las sensaciones (sí la información proviene de los objetos del entorno o del propio sujeto). Así según este principio de modalidad las sensaciones se denominan: interoceptivas, Propioceptivas y exteroceptivas.

Ahora bien, según el nivel de complejidad de la sensación estas se dividen en:

– Sensaciones protopáticas (primitivas).

– Sensaciones epicritas (complejas).

Lo que diferencia estos dos tipos de sensaciones es el carácter más o menos subjetivo u objetivo y la relación con los estados emocionales. De este modo las protopáticas son las primeras sensaciones que percibe el niño, relacionadas con los estados de placer o desplacer. De otro lado, las epicritas son tipos de sensaciones más elevadas, más complejas, están separadas de los estados emocionales y reflejan las cosas objetivas del mundo exterior, aparecen en etapas más tardías de la evolución.

Estas sensaciones epicriticas se estructuran en las correspondientes zonas visual, auditiva, táctil, etc. de la corteza cerebral.

En el funcionamiento de casi todos los órganos de los sentidos hay elementos de sensibilidad protopática y epicritica en distintas proporciones (Ej: en la sensación visual el componente protopático podría ser agrado, calidez; el componente epicritico sería rojo, azul, grande, redondo, etc.)

La percepción es la entrada en la conciencia de una impresión sensorial, llegada previamente a los centros nerviosos. Por regla general, las impresiones sensoriales no son vivenciadas como cualidades o intensidades aisladas, sino como un conjunto, como un todo conexionado.

Esta unidad compleja se denomina percepción.

Una casa, por ejemplo, no es percibida como una suma de formas diversas y superficiales más o menos iluminadas, sino como una cosa definida, como una casa, con las cualidades genéricas de una casa. Esto demuestra que en la percepción intervienen otros factores además de los sensoriales, que hacen posible la comprensión del objeto y su significación que permiten concebirlo como incluido en una determinada clase de objetos.

Por lo tanto, la acción educativa ha de estar dirigida a la estimulación de los sentidos para posibilitar la integración y comprensión de los datos del medio.

La percepción es un proceso previo a la inteligencia simbólica. Es una actividad propia del período sensomotor y se desarrolla progresivamente. Hará posible las constancias perceptivas y por tanto las conservaciones del objeto, que a su vez facilitarán la adquisición y desarrollo de la representación.

No debemos olvidar que estos procesos son complejos y que dependen de otros aspectos que, siendo también importantes en el desarrollo, juegan, en el caso del bebé, un papel diferente:

¿Cómo organiza el cerebro la información sensorial?

La actividad mental se inicio con las sensaciones, y a partir de ellas se van generando las ideas y nociones de los objetos conforme a un mecanismo de combinaciones sensoriales que se van complicando a medida que aumentan las experiencias y la capacidad del niño. Las sensaciones a través de las distintas experiencias, se van organizando en grupos y unidades (cualidades como color, formas, temperatura, tamaños, etc.), con objeto de que se obtenga su significación. Es cuando podemos hablar de percepción.

La capacidad de organizar estímulos y diferenciar unos objetos de otros es lo que, ya hemos visto se denomina percepción. Los mismos estímulos se perciben de forma diferente por distintas personas, de ahí que las percepciones sean el distinto significado que se da a las sensaciones.

La manera en que el niño percibe y organiza la información del entorno ha sido objeto de discusión durante mucho tiempo, y estas discusiones coinciden con la polémica herencia—ambiente.

IV. LA INTERVENCI0N EDUCATIVA

Introducción
El aprendizaje es el nombre colectivo que designa procesos del organismo, no observables directamente, que provienen de la experiencia y conducen a cambios de conducta.

En Educación Infantil se persigue un aprendizaje significativo, que supone una intensa actividad en quien lo realiza. Se basa en un proceso de construcción de significados en el que el niño, con sus experiencias y conocimientos previos, y en interacción con los demás, atribuye un cierto significado a la parcela de la realidad que se elige como objeto de su interés. Para alcanzar aprendizajes significativos es necesario que el niño se sienta motivado, por lo tanto hay que tener en cuenta el interés de los niños, y sus propuestas.

La Educación Infantil se concibe como una etapa educativa cuyos objetivos se refieren a la optimización de las capacidades y del desarrollo de niños entre 0 y 6 años. Se espera que en esta etapa el niño pueda ampliar progresivamente sus ámbitos de experiencia, así como que efectué determinados aprendizajes que le doten de una autonomía creciente para resolver los retos que plantea la vida cotidiana dichos aprendizajes contribuirán de manera decisiva a su desarrollo en la medida en que sean significativos. Para que esto ocurra la persona que aprende debe poder establecer relaciones significativas entre sus experiencias previas, lo que ya sabe y lo que se le presenta como novedad.

Los juegos y tareas que se le deben presentar a los niños de esta etapa son actividades que:

Facilitan la acción, el juego, la manipulación y la exploración del mundo que le rodea.

Se han de estimular y favorecer las propuestas de actuación por parte de los niños.

– Se han de perfeccionar sus estrategias de observación y exploración de la realidad, los tanteos y el descubrimiento.

La intervención educativa

El proceso de adaptación de un niño de 3 años que acude por primera vez a un centro, adquiere un significado especial. Necesariamente ha de compartir personas significativas, materiales, juguetes, espacios, etc., y relacionarse de forma distinta a como lo ha hecho hasta ahora. El aprendizaje de habilidades básicas, tanto de convivencia como para dominar el entorno físico, contribuyen de forma determinante a que pueda integrarse en grupos sociales distintos al familiar.

Constantemente pone a prueba sus habilidades motrices, tanto en las tareas del aula como fuera de ella. Todas estas experiencias, que deben ser gratificándose para el niño, están basadas en la acción motriz. Creemos no exagerar al asegurar que la principal fuente de aprendizaje y desarrollo del niño es la actividad motriz.

A través de ésta, expresa sus intereses, descubren las propiedades de los objetos, establece relaciones, etc.

Por lo tanto, la educación sensorial, se podrá llevar a cabo por dos vías complementarías:

Las actividades sensoriales
En las que se trabaja cada modalidad de modo que cobre relevancia para agudizar así las discriminaciones.

Puede ayudar a tomar conciencia de cada sentido y sus posibilidades al aislar éste; así, por ejemplo, para apreciar distintos olores cenamos los ojos, etc. “Este aislamiento de cada sentido para su ejercitación no es sino un recurso metodológico, una fase de aprendizaje, con objeto de mejorar la destreza y dominio del sentido específico que estamos practicando, pero sin olvidar que, de hecho, los sentidos se combinan, completan e imbrican, dándose muy rara vez uno de ellos en ejercicio exclusivo”, como señalan Gimeno, Rico y Vicente en “la educación de los sentidos”.

La observación de situaciones o acontecimientos de la vida diaria

Se trata de prestar atención a todos los sentidos para apreciar el mayor número de aspectos posibles en todo los que nos rodea. La curiosidad innata que presenta el niño a estas edades será esencial para la toma de conciencia a través de la verbalización de todos los descubrimientos (olores, formas, tamaños, sonidos, temperaturas, sabores, etc.)

Estas actividades no se realizarán de forma sistemática, pero se aprovecharán las situaciones en que aparezcan de forma espontánea con toda la riqueza que pueden presentar y la importancia del contexto.

El objetivo último sería desarrollar las posibilidades de conocimiento del medio y de sí mismo y a la vez desarrollar las relaciones afectivas, como respeto hacia el medio, sensibilidad hacia la belleza, placer por hacer las cosas, etc.

La educación psicomotriz debe establecer metodologías grupales basadas en las necesidades del desarrollo evolutivo de los niños en edades concretas, respetando por su propia estructura, en todo momento el desarrollo individual.

De forma general, el objetivo de la práctica psicomotriz como técnica de intervención educativa, es potenciar y desarrollar la expresión psicomotriz del niño. Se apoya en la modificación y en la manipulación de los medios que utiliza el niño, es decir, en los materiales, los espacios y el tiempo. Los medios se utilizan sobre un fondo tónico (somático) ligado a la actividad lúdica del niño (acción libre: creatividad).

Es preciso partir de los deseos y/o necesidades del niño y colocarlos en la dirección dada por el educador, buscando el armonio entre los primeros y los objetivos fijados.

En la intervención psicomotriz, trataremos de potenciar la relación, lo que implica favorecer la comunicación no verbal así como la verbal. También debemos favorecer toda la actividad simbólica y figurativa respetando la originalidad de las propuestas del niño.

Desde el punto de vista metodológico, en la práctica psicomotriz incidiremos en 3 grandes áreas:

1.— Intervención sobre el fondo tónico: incluye todo lo relativo al desarrollo de la relación en el niño, es decir, el desarrollo de la estructura motriz (características musculares, orgánicas, tónico—emocionales, capacidad de relajación, etc…).

2.— Intervención para el desarrollo del dominio motor: Se sitúa evolutivamente sobre el anterior y sus objetivos comprenden el desarrollo de la capacidad de coordinación, noción del cuerpo y automatización de lo adquirido.

3.— Intervención para el desarrollo de la estructuración espacio—temporal: Esta estructuración implica el dominio de la etapa simbólica del niño, la posibilidad de planificación y ejecución de las Praxias (que son la realización de un acto motor complejo con un fin determinado. Ejemplos: bailar, caminar, escribir, etc…)

La práctica psicomotriz recurre al cuerpo en función controlada y voluntaria:

– Es Psíquica en su objetivo.

– Pedagógica porque implica el desarrollo de las capacidades de aprendizaje.

– Neuro- fisiológica en sus técnicas.