Tema 2 -El desarrollo psicomotor en los niños y niñas hasta los seis años. La psicomotricidad en el currículo de la Educación Infantil. La sensación y percepción como fuente de conocimientos. La organización sensorial y perceptiva. La intervención educativa.

Tema 2 -El desarrollo psicomotor en los niños y niñas hasta los seis años. La psicomotricidad en el currículo de la Educación Infantil. La sensación y percepción como fuente de conocimientos. La organización sensorial y perceptiva. La intervención educativa.

1. INTRODUCCIÓN

El currículo de la etapa de Educación infantil se orienta hacia la consecución del desarrollo de los distintos planos que integran la personalidad infantil: físico y motórico, afectivo, social, lingüístico y cognitivo, de ahí que se organice en áreas de conocimiento y experiencia, formulando los objetivos y contenidos explícitos de cada una de ellas. Son tres:

– Conocimiento de sí mismo y autonomía personal

– Conocimiento del entorno

– Lenguajes: comunicación y representación

El área de Conocimiento de sí mismo y autonomía personal hace referencia a la paulatina construcción de una identidad positiva y equilibrada del niño, la cual irá surgiendo a través del descubrimiento de sí mismo, de sus características y atributos, de los segmentos de su cuerpo, de sus posibilidades motrices y de sus limitaciones, todo ello gracias a las relaciones que establece con las personas adultas y con sus iguales.

2. EL DESARROLLO MOTOR EN LOS NIÑOS Y NIÑAS HASTA LOS SEIS AÑOS.

En lo que respecta al desarrollo motor, el periodo del primer año se divide en cuatro etapas de 3 meses cada una:

Primera etapa (0-3 meses)

El neonato nace con una serie de movimientos involuntarios llamados reflejos, que son respuestas no aprendidas a estímulos específicos. Estos reflejos (puntos cardinales, moro, prensión, marcha automática, sortear el obstáculo, succión, babinski, natación, tónico cervical). le permiten al niño un determinado nivel de actuación sobre el medio que le rodea.

La mayor parte de estos reflejos desaparecerán como tales en el curso de los cuatro primeros meses y otros permanecerán a lo largo de la vida como la acomodación del iris del ojo a la intensidad de la luz y el reflejo de cerrar los ojos al estornudar.

En el primer mes sólo hay movimientos diferenciados en boca y ojos. A los dos meses el niño concede más atención a lo que le rodea, en especial a la voz y el rostro humano.

A los tres meses reconoce la cara humana y sonreirá ante ésta vista de frente. De forma que las conductas son diferentes según la persona con la que interactúan y discriminan claramente prefiriendo a unas antes que a otras.

Segunda etapa (3-6 meses)

A los cuatro meses mantiene erguida la cabeza al cogerle en brazos y puede moverla ante un sonido. Dirige ya las manos hacia el objeto que mira y los movimientos de la cabeza y brazos son masivos.

A los cinco meses ya es capaz de coger el objeto en el que se ha fijado, primero lo hace mal y a los seis meses lo hace con oposición del pulgar.

Su forma de conocer los objetos es llevándoselos a la boca. Todo lo toca, lo golpea y lo lleva de una mano a otra, por lo que se va perfeccionando el uso de una mano más que la otra: uso diferencial de la derecha o la izquierda.

Tercera etapa (6-9 meses)

Entre los seis y siete meses ya es capaz de sentarse estando apoyado, con ello se amplía su campo visual y su participación en la realidad próxima.

Entre los siete y ocho meses comienza la bipedestación y la marcha.

A los nueve meses mantiene el equilibrio sentado y se inclina hacia los lados sin posibilidad de caerse. Ya se sabe poner de pie él solo pero con un apoyo. Las piernas soportan su peso pero no tiene equilibrio y se cae, anda a gatas.

Cuarta etapa (9-12 meses)

A los once meses las exploraciones visual y digital predominan sobre la bucal.

A los doce meses se mantiene de pie sin ayuda y aunque el equilibrio no es perfecto, comienza a andar solo, repercutiendo todo ello en su acción y dando lugar a los esquemas de acción.

El control de esfínteres es una faceta importante en el desarrollo psicomotriz; se produce normalmente en torno a los 2 y 3 años, controlando las heces (alrededor de los 2 años) y la orina (a los 36 meses aproximadamente), si bien, para ello hay que tener en cuenta que su control se debe también tanto a factores hereditarios como a aprendizajes adecuados o inadecuados.

En el tercer año el niño anda con seguridad, puede acelerar o moderar la marcha, cambiar la dirección de su trayectoria y detenerse a su voluntad. Sube y baja escaleras, apoyado en una mano o sin apoyo, camina de puntillas y es capaz de saltar y utilizar el triciclo.

Entre los cuatro y cinco años tiene una gran destreza y finura en los movimientos, es la edad de la gracia. Se da un importante avance en la motricidad fina: desde trazados verticales (a los 3 años) hasta realizar trazos típicos de la escritura convencional (entre 5 y 6 años). “La motricidad fina permite a los niños expresar sus sentimientos y pensamientos a través del arte.”

La meta, pues, del desarrollo psicomotor, es el control de propio cuerpo hasta ser capaz de sacar de él todas las posibilidades de acción y expresión posibles.

3. PRINCIPALES FACTORES QUE INTERVIENEN EN SU DESARROLLO

Desde el punto de vista de la psicología el cuerpo se define como el lugar único y obligatorio de todas las experiencias con el mundo que se expresan en la sensibilidad y la motricidad. Unido al cuerpo está el concepto de movimiento, que se define como el dato inmediato que traduce el modo de reacción organizado de un cuerpo situado en el mundo.

De este modo, el concepto de psicomotricidad podemos verlo desde dos puntos de vista:

a) Como un desarrollo psíquico pero con una incidencia mayor en la conducta motriz. En esta definición el término psico se refiere a la actividad psíquica y el término motriz abarca la función del movimiento del cuerpo.

b) Como método de educación basado en la conducta motriz, utilizando el movimiento como medio de educación global de toda su personalidad.

En la psicomotricidad existen unos componentes madurativos relacionados con el calendario madurativo cerebral de cada niño y unos componentes relacionales, que tienen que ver con el hecho de que a través de su movimiento y sus acciones el niño entra en contacto con los objetos y personas que le rodean.

Como elementos del desarrollo psicomotor tenemos:

1. El dominio corporal

Son todas aquellas actividades motrices que llevan al niño a interiorizar el esquema corporal. Están:

– El tono. Es una de las propiedades de los músculos. La tonicidad es un estado permanente de alerta o ligera concentración en que se encuentran los músculos, preparados para ejecutar cualquier actividad. Es, por ello, condición previa para la acción y el movimiento.

– Postura. Su control facilita la posibilidad de canalizar la energía tónica necesaria para llevar el cuerpo a una posición determinada. Dicho elemento depende tanto del nivel de maduración y fuerza muscular como de las características psicomotrices de la persona.

– Equilibrio. Es la lucha antigravitatoria de un cuerpo por mantener una postura en el espacio.

– Coordinación psicomotriz. Dicha coordinación podemos definirla como la actividad ordenada de músculos y grupos de músculos para conseguir los movimientos, aunque para ello es necesario tener un buen conocimiento y control del cuerpo.

2. El esquema corporal

Es la representación que el sujeto tiene de su cuerpo, de los diferentes segmentos corporales, en función de la interrelación de sus partes y sobre todo en función de la relación del cuerpo con su medio. Al principio el ser humano percibe el cuerpo como un todo difuso, posteriormente a través del movimiento vive su cuerpo y el de los demás como si fuesen lo mismo y más tarde comprende que su cuerpo está formado por distintas partes y que no forma un todo con el del otro.

Puesto que para Piaget los estadios del desarrollo de la inteligencia se corresponden con los de la adquisición del esquema corporal, tenemos la siguiente tipología:

a) Estadio del cuerpo vivenciado (0-2 años). Se establece un esbozo del esquema corporal ya que la experiencia vivida del movimiento global delimita el cuerpo propio del mundo de los objetos y personas.

b) Estadio del cuerpo percibido (2-6 años). El desarrollo del lenguaje y la discriminación perceptiva permiten la representación mental de su cuerpo, es decir la interiorización.

c) Estadio del cuerpo representado (6-12 años). La imagen que el niño tiene de su cuerpo es estática, hace referencia al esquema postural, pero el esquema corporal está formado tanto por el esquema postural como por el esquema de acción, por lo que es necesario adquirir la imagen del cuerpo en movimiento, es entonces cuando el esquema corporal queda definitivamente elaborado.

3. Lateralidad

Usamos este término cuando hacemos referencia a la tendencia a usar un lado del cuerpo más que el otro. Podemos afirmar que la lateralidad depende tanto de factores hereditarios como de presiones educativas.

La diferenciación del uso de un lado u otro se va haciendo de la siguiente forma: en el primer año de vida el niño es ambidiestro, al año puede empezar a predominar una lateralidad, la cual queda definida generalmente entre los tres y seis años. La intervención del maestro en este aspecto debe producirse antes de comenzar el proceso de escritura, o sea no antes de los cuatro años ni después de los cinco años y medio.

El buen desarrollo del sentido de la lateralidad resulta uno de los principales puntales para el desarrollo y aprendizaje armónico de las diferentes habilidades de tipo sensoriomotriz en niños y niñas. Además, la direccionalidad resulta de la proyección al exterior del sentido de la lateralidad que el individuo ha desarrollado por lo que depende de que ésta se consolide adecuadamente.

4. La estructuración espacio-temporal

El espacio y el tiempo son dos dimensiones que el niño va adquiriendo progresivamente a la vez que su esquema corporal.

a) Noción espacial. Piaget afirma que en los primeros meses de vida del niño, el espacio es muy restringido, limitándose a su campo visual y a sus posibilidades motrices. Posteriormente, cuando empieza a andar, su campo de acción se amplía y multiplica sus posibilidades de experiencia, hasta ser capaz de organizar su acción en función de parámetros como: cerca/lejos, dentro/fuera, grande/pequeño, estrecho/ancho, etc.

b) Noción temporal. Con respecto al tiempo, su asimilación va ligada al concepto de orden (sucesión de acontecimientos) y duración (intervalo entre el inicio y fin de un acontecimiento), los cuales darán lugar al ritmo, una proyección temporal enfocada en un primer momento a la actividad práctica del sujeto, es decir a sus necesidades biológicas. El niño sitúa su acción en unos ciclos de sueño/vigilia, antes/después, mañana/tarde/noche… y es capaz de hacerlo en su actividad mucho antes que de representarse simbólicamente estas nociones.

3.1. Motricidad amplia y fina

La coordinación puede ser amplia y tosca o también puede ser fina.

a) Motricidad amplia, burda o tosca: cuando se hace uso de grupos de músculos grandes y se ejerce un control sobre los movimientos amplios. Se da cuando el niño consigue hacer una serie de ejercicios como son correr, saltar, lanzar, etc. Se dispondrán, para ello, espacios amplios y sin peligro que permitan este tipo de desplazamientos, por ejemplo el patio.

b) Motricidad fina: cuando el niño comienza a desarrollar otras habilidades en las que intervienen músculos más pequeños. Se requiere una prensión más fina y concreta y una coordinación de ojos y manos (coordinación viso-manual). Se da cuando el niño ya es capaz de entretenerse con la plastilina, sabe utilizar las tijeras, el pegamento, los rompecabezas, las fichas, dibujos, etc. Es necesario educar también la postura corporal, por lo que se debe procurar que el niño vaya aprendiendo paulatinamente a adoptar la postura correcta en función de la actividad que se realice.

3.2. Alteraciones de la psicomotricidad

Las alteraciones psicomotrices son el reflejo de una ausencia de libertad motriz y revelan una situación conflictiva, cuya causalidad puede ser muy diversa. Una posible división podría ser:

a) Debilidad motriz. Es una situación patológica congénita, hay alguna carencia orgánica afectando a la motricidad.

b) Inestabilidad motriz. El síndrome de hiperactividad engloba una serie de comportamientos que, entre otros, pueden ser: movimiento corporal excesivo, impulsividad, atención dispersa, coordinación visomotriz pobre y memoria escasa.

c) Trastornos en la realización motriz, en este apartado puede introducirse la apraxia, que es un trastorno en la actividad motora de un sujeto, cuyo sistema de ejecución está intacto y posee el conocimiento pleno del acto a cumplir.

4. LA SENSACIÓN Y LA PERCEPCIÓN COMO FUENTES DE CONOCIMIENTO

La sensación es el dato del medio ambiente y del medio interno que, tras estimular los receptores sensoriales se convierte en impulso nervioso, que conducido por los nervios periféricos facilita información al Sistema Nervioso Central.

Las sensaciones se clasifican en:

1. Interoceptivas: es la información que nos llega del medio interno del organismo y cuyo fin principal es la satisfacción de las necesidades o la eliminación de estados de tensión (hambre, sed, incomodidad, etc.). Son las primeras que sirven para establecer la relación del sujeto con el entorno.

2. Propioceptivas: dicha información le da al sujeto conocimiento sobre la situación del cuerpo en el espacio. Forman la base del movimiento y están en estrecha relación con la información del sentido de la vista.

3. Exteroceptivas: proporcionan información del mundo exterior y cuyos receptores están localizados en cada uno de los órganos de los sentidos.

La sensación va unida a la percepción que es un proceso cognitivo que consiste en codificar, organizar e interpretar los datos sensoriales, para lo cual se deben tener en cuenta un adecuado estímulo, recursos físicos del sujeto, condiciones psicológicas del sujeto (atención, memoria, motivación…), predisposición del sujeto, experiencias previas, etc.

5. LA ORGANIZACIÓN SENSORIAL O PERCEPTIVA

La relación del bebé con el mundo que le rodea se inicia a través de los sentidos, por esto se puede decir que los sentidos son la única fuente de información que posee el bebé. El aparato sensorial en el recién nacido está relativamente bien desarrollado, pues unos sentidos están mejor preparados que otros, por ejemplo:

– El tacto es el sentido más desarrollado en el bebé que le proporciona sensaciones de contacto, presión, temperatura y dolor. Se localiza en la piel

– La audición, fundamental para el desarrollo del lenguaje, está presente incluso antes del nacimiento y se detecta en los primeros días de vida. Se localiza en el oído.

– El sentido del gusto está presente en el recién nacido que reacciona ante un sabor desagradable y lo rechaza. Normalmente los sabores que aprecia son los líquidos dulces. Se localiza en la lengua.

– La vista. Aunque la vista está poco desarrollada, la fijación de la mirada está presente al mes. Se localiza en los ojos.

– El sentido del olfato está también desarrollado, algunos olores le incitan al rechazo y otros a la succión o al lamido. Se localiza en la nariz.

Toda nuestra metodología y actividades a llevar a cabo deben tener dos enfoques a desarrollar:

1. Con respecto a la educación sensorial es el conjunto de ejercicios de entrenamiento de las diferentes capacidades sensoriales. La intervención educativa ha de potenciar que los niños utilicen sus sentidos para un buen conocimiento del mundo que les rodea y así poder multiplicar sus experiencias y desarrollar sus capacidades perceptivas.

2. Sobre la vivenciación corporal queda incluida en la tríada: sensación-percepción-movimiento, anotando la realización de actividades de la vida cotidiana: actividades motrices espontáneas, las cuales se originan a través del juego libre y actividades propuestas o sugeridas por el docente que pueden realizarse a modo de dramatizaciones o imitaciones, juegos de olores, de sabores, la gallinita ciega…

6. LA INTERVENCIÓN EDUCATIVA

Desde que el niño nace tiene un potencial de desarrollo que se va llenando por influencia del medio. Del ambiente de cada uno depende que se quede en posibilidad o se saque partido a ese potencial. Es aquí donde se sitúa la intervención educativa, que puede ser de tres tipos:

– Intervención preventiva: para prevenir trastornos o deficiencias. Consiste en realizar todas las acciones precisas para que no aparezca ningún tipo de trastorno motórico.

– Intervención correctiva: para tratar trastornos y deficiencias reales. Cuando, pese a lo anterior, se da la aparición de situaciones problemáticas, es preciso poner en práctica este tipo de intervención que tiene por objeto reducir la duración de los casos aparecidos y encarar la situación del problema. Se considerará la intervención de profesionales especializados en necesidades educativas específicas si los recursos que el maestro pone en práctica no son suficientes para paliar los trastornos de tipo motórico que pueden encontrarse en el aula.

– Intervención enriquecedora: interviniendo en el desarrollo del niño para optimizarlo. La intervención u optimización del desarrollo ha pasado a ser un tema central en Psicología Evolutiva y se ha convertido en la gran responsabilidad para las instituciones educativas. Se refiere a optimizar y desarrollar al máximo las capacidades del niño para conseguir un adecuado crecimiento.

En la etapa de educación infantil el profesorado programará, entre otras, las siguientes actividades:

DESPLAZARSE

• Los niños se desplazan de diferentes formas, ocupando todo el espacio o una zona delimitada de este.

• En parejas, uno dibuja un recorrido con tiza, papelitos, aros, cuerdas, etc., y otro lo recorre.

• Proponer a los niños diferentes formas de desplazamiento conocidas: «Somos conejos», «Somos ranas», etc.

• Inventar cuentos o historias y vivenciarlas. El relato debe proponer situaciones en las que aplicar diferentes tipos de desplazamientos: trepar, reptar, gatear, correr, rodar, etc.

• Sugerir desplazamientos en los que una parte del cuerpo tenga una limitación. Por ejemplo:

¿Cómo caminaríamos con piernas de palo?…

RODAR

• Hacer rodar a un compañero que está tendido en el suelo: hacia un lado y hacia el otro.

• Rodar sobre uno mismo en superficies estrechas, anchas, cortas y largas.

• Rodar al mismo tiempo que otros compañeros a partir de una orden.

CAMINAR Y ROTAR

• Proponer el juego El satélite, que se realizará en parejas: uno se mueve libremente por el patio o la sala y el otro gira a su alrededor como si fuera un satélite.

• Hacer relevos de giros (en dos grupos). Cada grupo se sitúa en un lateral del patio o la sala. En el otro lateral y frente a cada grupo hay una pelota. A una señal, sale el primer miembro de cada grupo, corre hacia la pelota, la recoge y la lanza al aire girando sobre sí mismo mientras esta cae. La recepciona, la vuelve a dejar en el suelo, regresa a su grupo y continúa el siguiente jugador.

• Realizar un cuarto de giro, medio giro o un giro completo de forma sucesiva y según se les vaya indicando.

SALTAR

• Jugar a la pata coja e imitar los movimientos de un compañero.

• Saltar y botar una pelota: con las dos manos, con una mano, en el mismo lugar, etc.

• Hacer recorridos saltando sobre un pie: usando el mismo pie durante todo el recorrido, cambiando sobre uno y otro pie, nombrando el pie antes del cambio, con los dos pies juntos, etc.

• Saltar sobre una colchoneta sin salirse: con los dos pies a la vez, a la pata coja, dando zancadas…

• Saltar para entrar y salir de una colchoneta. Variar las distancias y la orientación.

• Pasar saltando sobre diferentes objetos esparcidos en el suelo: pelotas, aros, ladrillos de psicomotricidad, cajas, etc.

• Saltar sosteniendo con las manos distintos objetos sin que se caigan: en el lugar, hacia delante y hacia atrás, etc.

• Saltar y pisar cada una de las baldosas del suelo: con un pie en cada una de ellas o con los dos pies a la vez…

• Correr y saltar para tocar globos colgados previamente en el centro de la sala.

IMITAR

• Imitar movimientos de la maestra y de un compañero.

• Moverse como muñecos de goma, de piedra, como robots, etc.

• Pasarse objetos imaginarios y adivinar de qué se trata: jabón, toalla, etc.

• Colocar a un compañero en distintas posiciones como si fuera un muñeco.

• Buscar posturas que imiten acciones de diferentes animales y tratar de que el resto de compañeros las adivinen.

• Cantar canciones de representación de acciones. Por ejemplo: Antón pirulero.

• Desplazarse como si fuéramos atletas, jinetes, personas muy altas, personas muy bajas, etc.

• Jugar a En el País de…, donde todos somos serpientes, aviones, elefantes, etc.

• Imaginar y vivenciar diferentes ambientes o situaciones: en una burbuja flotando, en un desierto con sed y calor, en una fiesta, en un partido, etc. Marcar el momento para el cambio de ambiente con ayuda de un instrumento (pandero, triángulo…).

• Representar un cuento con diferentes personajes.

• Fijar los pies y mover el tronco y los brazos como si se tratara de un árbol.

• Subir y bajar sobre los bancos de psicomotricidad, como si fueran montañas.

• Hacer rodar aros y recorrer su trayecto imitándolos.

• Imitar un coche, un autobús, un tren…

• Danzar al son de una música: libremente o según pautas.

• Producir con la voz y el cuerpo ruidos o movimientos de diferentes objetos: reloj, silbato, pandero…

• Ensayar gestos de enfado, alegría, tristeza, sorpresa, amor…

EL CUERPO

• Comparar partes duras y blandas del cuerpo: dientes, frente, orejas, etc.

• Poner distintas partes del cuerpo duras o blandas: tronco, piernas, brazo, etc.

• Jugar con aros y permanecer fuera o meterse dentro a la señal de la maestra.

• Comparar posiciones en relación con compañeros, objetos y muebles de la sala.

• Colocarse encima o debajo de objetos.

• Colocar un objeto en diferentes sitios del cuerpo.

TRANSPORTE DE OBJETOS

• Transportar diferentes objetos (cuerdas, aros, picas, maderas, etc.) de forma individual.

• Transportar un objeto de un lugar de la sala a otro con diferentes tipos de desplazamiento: corriendo, saltando, andando.

• Correr por parejas transportando distintos objetos. Pueden correr uno al lado del otro y, luego, uno delante del otro.

• Transportar objetos imitando a la maestra o a un compañero que los coloca de distintas maneras: arriba, abajo, al lado de…, a la izquierda, a la derecha, delante, detrás, etc.

• Transportar una pelota con la mano, el pie, sobre la espalda, con los brazos, etc.

FORMAS

• Mirarse en el espejo.

• Jugar con sombras y siluetearlas en el suelo con tiza.

• Cubrir los ojos a un niño y pedirle que reconozca a un compañero mediante el tacto.

• Comparar la posición del propio cuerpo con la de otro compañero: de pie y sentado, manos abiertas y cerradas…

• Hacer el contorno con lana, tiza, etc., de distintas formas.

• Ofrecer distintos tipos de materiales para familiarizarse con ellos y sus diferentes aspectos: cilindros, pelotas, aros, etc.

PESOS

• Pesarse.

• Transportar distintos objetos y compararlos: bolsitas de arena, bancos, aros, balones…

• Levantar una caja con mucho peso y otra con poco peso.

• Alzar una bolsita pesada en una mano y un globo en la otra.

TAMAÑOS

• Hacerse grande y chiquitito.

• Jugar con círculos u otras formas y figuras de diferentes tamaños.

• Ordenar objetos de mayor a menor y de menor a mayor tamaño.

• Cubrir distancias con pasos grandes o pequeños.

• Construir o dibujar una casa alta y otra baja, un gusano largo o corto, etc.

• Jugar con pelotas de diferentes tamaños a soltar las grandes, a soltar las pequeñas…

• Dar consignas para realizar acciones según el tamaño de los objetos: deslizarse por los bancos grandes, caminar por las baldosas pequeñas, etc.

DISTANCIAS

• Lanzar pelotas y señalar con las manos los distintos recorridos que realizan.

• Desenrollar una madeja de lana o de cuerda y comparar distancias entre varios objetos de la sala.

• Recorrer distancias pintadas en el suelo con o sin curvas.

SONIDOS

• Proponer realizar acciones alternando situaciones cambiantes de silencio-ruido y ruido-silencio.

• Comparar cómo suenan los distintos objetos de la clase y crear una orquesta con ellos.

• Identificar, con los ojos cerrados, sonidos creados por sus compañeros: animales, máquinas, objetos vacíos o llenos…

7. CONCLUSIONES

La formulación de los objetivos de cada una de las áreas de conocimiento y experiencia no debe suponer un desarrollo parcelario del currículo pues cada uno de los objetivos de área podrá relacionarse con uno o varios de los objetivos generales de la etapa y viceversa.

Se conciben estas áreas con un criterio de mutua dependencia por lo que, aunque el cuerpo y las posibilidades motrices se trabajen especialmente en el área de Conocimiento de sí mismo y autonomía personal, abarca también al resto de áreas, pues en el área de Conocimiento del entorno el niño se relaciona con el medio que le rodea a través de su movimiento en él y en el área de Lenguajes: comunicación y representación el niño aprende a expresarse y a comunicar sus sentimientos a través del cuerpo, el movimiento, los gestos, el ritmo, el baile, la danza o las interpretaciones musicales.

El currículo que se plantea tiene carácter único para toda la etapa de educación infantil y es abierto y flexible permitiendo que los centros puedan organizar los bloques de contenidos de manera flexible, optando por aquella fórmula que mejor se adapte a su contexto y situación y teniendo en cuenta el principio de atención a la diversidad.

8. BIBLIOGRAFÍA

– Constitución española de 27 de diciembre de 1978.

– Ley 17/2007, de 10 de diciembre, de Educación de Andalucía.

– Montessori, M. (1912). El método Montessori. Madrid: Editorial Morata.

– Piaget, J. (2002). La formación del símbolo en el niño. Madrid: Editorial Fondo de Cultura económica.

– Vigotsky, L.S.M. (2004). Psicología y pedagogía. Madrid: Ediciones Akal.

– Wallon, H. (1984). La evolución psicológica del niño. Madrid: Editorial Teide