Tema 7 – La socialización: aprendizaje e interiorización de normas y valores, ámbitos de socialización: centros educativos y otras instituciones socioculturales: asociaciones, grupos de iguales y medios de comunicación, la construcción de los roles masculino y femenino y su influencia social, la socialización en el medio urbano y en el medio rural

Tema 7 – La socialización: aprendizaje e interiorización de normas y valores, ámbitos de socialización: centros educativos y otras instituciones socioculturales: asociaciones, grupos de iguales y medios de comunicación, la construcción de los roles masculino y femenino y su influencia social, la socialización en el medio urbano y en el medio rural

1.- Introducción.

2. – Concepto de socialización

2.1. – Diferenciación entre socialización, adaptación, culturización, individualización e integración. Distintas teorías.

3. – Aprendizaje de la socialización, interiorización de normas y valores.

3.1.. – Etapas de socialización.

4. – Ambitos de socialización:

4.1. – La Familia

4.2. – Centros Educativos

4.3. – Otras instituciones socio culturales: grupos de iguales

asociaciones

medios de comunicación.

5. – Construcción de roles masculino y femenino, y su influencia social.

6.- La socialización en el medio urbano y en el medio rural.

1.-Introducción.

La tendencia del ser humano a vivir en relación con los demás, lo que en algunos casos, tal vez exageradamente, se ha llamado instinto gregario, es comúnmente aceptado como una de las características constitutivas de nuestra especie. Como argumentos a favor de esta concepción están:

n La casi universalidad de la conducta.

n Continuidad filogenética

n Necesidad para la supervivencia del individuo y la especie

n Preorientación, sistema perceptivo especializado en captación de estímulos sociales

Fruto de esta preorientación es la formación de los primeros vínculos socioafectivos, con la madre primero y descubriendo después a los otros, los que serán llamados agentes de socialización, de modo que podemos afirmar que el niño descubre a los otros antes de tener conciencia de su propia identidad.

El niño descubre a los otros a través de la relación necesaria para satisfacer sus necesidades básicas, alimentación, cuidados, protección, pero también de afecto: los primeros vínculos son afectivos. Por ello, todo tratamiento del desarrollo social estará necesariamente muy ligado al afectivo. De hecho, en la mayoría de trabajos actuales se habla de desarrollo socioafectivo.

Este primer descubrimiento de los otros como personas se produce a partir de los tres o cuatro meses. Pero ya antes, desde el propio nacimiento, el niño parece preparado para distinguir y preferir estímulos de carácter social: figura humana, voz, tacto, temperatura corporal. Es decir, incluso su dotación perceptiva inicial parece especialmente sensible a estímulos específicamente humanos.

La perspectiva evolutiva histórico-cultural, formulada a partir de Vigotsky, explica el desarrollo humano, el proceso de humanización, a partir de una doble herencia: la biológica, como el resto de las especies animales, y la sociocultural. Mediante esta nos apropiamos de todas las adqusiciones socioculturales conseguidas por el hombre, gracias a la interación y a la mediación de los demás.

Desde otra óptica y según Crece, sociedad es en primer término “convivencia y proximidad espacial” y en segundo “sujeción a una norma superior a un ideal”… válido no sólo para los hombre que viven en un mismo tiempo, sino también para los que lo hacen en distintas épocas. Ambas características reunidas pueden darnos el siguiente concepto de sociedad : convivencia, proximidad y sujeción a una serie de pautas que unen las generaciones pasadas con las presentes.

En un sentido general, y respondiendo más a una visión sociológica, podremos decir, que socialización es el proceso por el cual un individuo deja de ser un ser aislado para convertirse en un ser social, a través de su tránsito por las distintas organizaciones sociales.

2.- Concepto de socialización

Para R. Nassif “socialización puede definirse como la inserción del individuo en la vida del grupo, o mejor dicho, de la generaciones jóvenes en las estructuras y orientaciones sociales propias de cada momento histórico”.

F. Larroyo entiende que “la socialización es, al mismo tiempo, un proceso moderador y creador por el cual la cultura del grupo es transmitida al ser humano, y el sentimiento y el comportamiento se desenvuelven de acuerdo con los valores dictados por la sociedad”.

En la obra Sociología para educadores, González Anleo y colaboradores definen la socialización como “el proceso por el que un individuo se hace persona social incorporando a su individualidad las formas de vida (pautas sociales, símbolos, expectativas culturales, sentimientos, etc) bien, de un grupo social determinado bien, de toda la sociedad global, incorporación que le permitirá proceder y actuar de manera conveniente y ajustada a las exigencias de dicho grupo o dicha sociedad “.

Por fín, J. M. Quintana Cabanas por socialización se entiende un moldeamiento del individuo que lo dota de las aptitudes, actitudes, hábitos, ideas y sentimientos requeridos para su buena integración en la sociedad a la cual pertenece

Estas definiciones poseen elementos comunes: la paulatina incorporación del individuo al entramado social a través de la introyección de pautas, normas y valores inscritos en la cultura de su sociedad que le permiten incorporarse a ella como miembro activo y solidario

El proceso de socialización junto a la constitución psicobiológica, permiten al individuo establecer su “personalidad básica” tal como la definió Kardiner, coincidiendo en ella los tres pilares básicos de la estructuración personal: la vertiente biológica, las particularidades psicológicas y la educación.

2.1. Diferenciación entre socialización, adaptación, culturización, individualización, integración. Distintas teorías.

Para acotar mejor el término socialización lo diferenciaremos de otros muy relacionados:

Adaptación: es la inserción del individuo a su medio natural desde un punto de vista biológico en tanto que la socialización obedece al mecanismo por el cual el individuo se adapta al medio social.

Culturización: es el proceso por el cual el individuo aprende los modos de hacerse entender a través del lenguaje y progresivamente adquiere todas las demás formas de la cultura y del comportamiento social en una sociedad dada.

La cultura es la construcción humana formada por el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, las costumbres, las leyes y hábitos adquiridos como miembro de la sociedad.

La socialización es un concepto más amplio, ya que, el sujeto, a medida que transita por este proceso, adquiere su condición de ser social. El hombre a través del lenguaje y la comunicación introyecta las pautas propias de la cultura de su sociedad.

Individualización es la capacidad del individuo y de la sociedad para integrarse en su propia cultura. sin perder su propia identidad como sujeto, como YO (self), diferenciándose del otro (Otro Significativo). El fin de la socialización es formarlo como miembro de la sociedad, integrarlo en su cultura. pero preservando sus rasgos personales.

Integración: es la incorporación del individuo a una comunidad teniendo en vista aspiraciones e intereses comunes. La socialización lleva al reconocimiento de la condición social del sujeto desarrollando en él la cooperación con sus semejantes en contraposición a su egoísmo, en beneficio de todos.

Estos cuatro conceptos hacen referencia a algunos de los distintos mecanismos y procesos que se van dando dentro de la propia socialización, transformando a esta en concepto globalizador el proceso integrador que articula lo biológico, la formación de la personalidad y su reconocimiento como miembro de una comunidad.

Al respecto, las distintas disciplinas aportan teorías sobre la socialización, dan distintas explicaciones al proceso.

Teorías Biológicas: Explican la socialización como un caso de desarrollo dentro de la evolución biológica. El hombre aparece desprovisto de recursos naturales de subsistencia; la socialización, a través del aprendizaje, resulta el sistema apropiado para ello (Max Scheler, H. Plessner, A. Gehíen, A. Porrrnann y K. Lorenz)

Teorías Antropológicas: se ocupan de la relación entre cultura y sociedad humana, considerando a la cultura como distinto de la naturaleza; la socialización es el tránsito para la realización de la existencia física y psíquica del individuo a través del dominio de la técnicas culturales (B. Malinowski, R. Linton y A. Gehien).

Teorías Psicológicas: entienden que la vida social surge respondiendo a necesidades psíquicas específicas de los individuos, la socialización es fruto del desarrollo de la personalidad y la introyección de pautas sociales. Existen enfoeques muy variados (Bandura, Piaget, Child, Freud).

Teorías Sociológicas: la socialización es abordada desde estas teorías con enfoques distintos. Cada una de ellas teniendo en común al mismo objeto de estudio construye su instrumental teórico que utiliza para explicar el proceso de socialización. Unas, las de trasvase cultural e interacción individuo sociedad ven al hombre como resultado de la internalización activa o pasiva de la cultura.

Otras. Las teorías de interacción, analizan desde distintas visiones la relación individuo sociedad. Entre ellas se desarrollan principalmente los conceptos de asunción de roles, resocialización y la existencia de una relación causa – efecto de las acciones entre individuos. a partir de un reforzamiento positivos o negativos. (R.K. Merton, C.G.Homans, B.F.Skinner, Talcott Parsons, P.B. Orton).

3. Aprendizaje e interiorización de normas y valores:

Tal como plantean las definiciones anteriores, la socialización es un proceso base de los primeros aprendizajes del niño, influyendo en los aprendizajes posteriores y creando así los medio para acomodarse a la sociedad en la que vive.

Desde el nacimiento, el niño comienza a interactuar con su entorno asimilando gradualmente las pautas sociales, símbolos, expectativas culturales, sentimientos, conocimientos, hábitos. En síntesis, las normas, valores y el instrumental necesario para realizar su subsistencia. Esto le permite “ir adaptándose” a los distintos grupos con los que interactúa, de acuerdo a los valores y normas internalizados.

El proceso de socialización tiene distintos momentos o etapas coincidentes con su proceso evolutivo, partiendo de la familia como grupo primario, pasando luego por distintas instituciones y organizaciones sociales – grupos secundarios- que conformarán sus características como individuo y como miembro de la sociedad.

Algunos autores, plantean una tercera etapa de socialización, relacionada con la edad adulta, a la que llaman resocialización o socialización terciaria y que tiene que ver con reaprendizajes y nuevas adaptaciones en función de los cambios individuales y sociales.

3.1. Etapas de la socialización

Etapa de Socialización Primaria. La familia.

El niño no nace aislado, sino que lo hace en el seno de una familia, prototipo de grupo primario, que será la encargada de proveerle de las herramientas básicas para su comportamiento social.

La familia y las personas con las que establece vínculos primarios, adquieren para el niño el papel de un “Otro significativo” que serán los encargados de facilitar la construcción de su yo logrando la identificación consigo mismo. Al hablar de estos “otros significativos”, nos referimos a aquellos que tiene para el niño una estimación de afecto, admiración y dependencia. entre ellos el padre, la madre, los hermanos, abuelos, cuidadores y todo aquel que esté revestido de cierta atracción peculiar para él.

Este grupo primario, exhibe ante el niño y le exige comportamientos, actitudes, valores, que son los que paulatinamente irá incorporando a través de la internalización de roles y status. En este tránsito, el niño recibirá estímulos positivos ante el logro de conductas esperadas y el castigo ante las conductas no deseadas.

Las primeras exploraciones del mundo social. Internalización de normas

Al igual que el niño explora el entorno físico, explora el mundo social.

Durante los primeros meses de vida, el niño ha aprendido una serie de rutinas de funcionamiento y empieza a ser capaz de hacer anticipaciones sobre lo que va suceder en las conductas de los demás y en las repercusiones de su propia conducta frente a los otros.

Ya en el primer año ha aprendido a participar en juegos sociales del tipo “cu – cu”, a obtener placer en las muy diversas interacciones y empieza a experimentar. Ejemplos ilustrativos de estas experimentaciones sociales son:

Resistencia a los otros: se niega a hacer lo que se le dice, se desentiende, o hace cosas que sabe que disgustan a los adultos, en actitud deliberadamente provocadora. Parece encontrar placer en saltarse las prohibiciones, esforzándose por que el adulto observe la infracción. Hay transgresiones que se resuelven con una sonrisa y otras con el enfado del adulto; así se empiezan a marcar límites.

Engaño deliberado e ingenuo, simulaciones para conseguir un objetivo o eludir una responsabilidad, pero de una falsedad cómplice y evidente. Explora también rompiendo el orden y la normalidad impuesta por el adulto, jugando con la suciedad, etc…

El niño descubre la noción de responsabilidad, que a veces intenta eludir transfiriéndola a otros de modo mas o menos ingenuo. Descubre y explora la existencia de reglas y cómo se aplican. La manera de como el adulto responde a una violación, tipología e intensidad emocional de la repuesta, da idea al niño de la importancia de la regla. Surgen los primeros conflictos entre los que destacan los relacionados con los propios derechos – no hacer algo que él quiera y hacer algo a que le obliga el adulto. (3 años ).

Con todo ello y las respuestas del adulto, irá aprendiendo, desde muy pronto, antes de poder hablar, a conocer las consecuencias de su conducta sobre la de los otros y las repercusiones sobre sí mismo. Para que pueda organizarse, es obvia la necesidad de la consistencia de las pautas educativas.

La socialización está también caracterizada por una transmisión o formación de status simultánea al aprendizaje de roles

Este status comprende dos categorías, por un lado la ocupación de un “lugar” dentro del entramado familiar, tanto en su aspecto simbólico (Ej. hijo deseado o no deseado), como funcional (Ej. hijo, nieto, ubicación entre los hermanos, etc.) y por otro el status social de la familia ( adscripción a las pautas culturales, valores y conductas de acuerdo a una clase social a la que pertenezca.)

Etapa de socialización secundaria.

Antes de ingresar en este segundo nivel de socialización, debemos recordar que el niño ya ha vivido una primera etapa en la cual asimiló las normas y valores de su grupo familiar de su universo personal.

Cuando el niño trasciende su universo familiar, entrando en contacto con el “resto de la sociedad” comienza para él la socialización secundaria en la cual se incorpora a lo que llamamos grupos secundarios, cuyas características fundamentales son ser más amplios que los primarios, estar revestidos de una menor afectividad y ser representantes de valores y estilos sociales.

A lo largo de este proceso, toma contacto con distintas subculturas, que en sí mismas tiene su propia estructura de normas y valores a las cuales el individuo puede conocer y en un momento determinado puede adherir o rechazar, en relación con su identificación y aceptación..

Los grupos secundarios de socialización principalmente son: la escuela, el grupo de compañeros, el club deportivo y la comunidad cívica, política y religiosa, entre otros.

La pertenencia a cada grupo secundario va a estar marcada por la edad y las circunstancias personales de cada sujeto. Esto lo llevará a transitar por distintas organizaciones en función de los momentos históricos que le toquen vivir.

En síntesis, en esta etapa, el individuo amplia su universo personal para entrar en contacto con las ideas circulantes en la sociedad.

Etapa de socialización terciaria.

Si bien para muchos autores el proceso de socialización de un individuo termina en la socialización secundaria, existen otras corrientes de pensamiento, que plantean la existencia de un tercer nivel de socialización, llamada socialización terciaría o resocialización, y que actúa de manera posterior y complementaria de las otras dos.

Este concepto alude a las dificultades con las que se encuentra una gran parte de la población de hoy y que los obligan a enfrentarse a nuevos desafíos relacionados con los cambios vertiginosos en las esferas culturales y sociales por los cuales, deben someterse a procesos de reaprendizajes y a la incorporación de nuevas pautas y valores.

La socialización terciaria o resocialización es aplicable a sujetos que necesitan de un proceso de “educación correccional” (G.Edel, J. Hellmer); y otros para los cuales este proceso es el que sirve para reincorporar a la sociedad a personas que han presentado “conductas antisociales”( F.Sack, St. Harbordt.)

En un sentido general, socialización terciaria sería el proceso por el cual un hombre es llevado a superar y corregir los efectos de una “dis – socialización” .

Entendemos por dis – socialización a la necesidad de cambio y nuevos aprendizajes a la que se enfrenta un sujeto cuando su entorno se ve modificado sustancialmente. Por ejemplo, el inmigrante que más allá de su bagaje cultural original, debe incorporar las pautas, normas y valores de la sociedad de adopción.

El concepto de socialización terciaria se enmarca en el concepto pedagógico de educación terciaria. pero haciendo un recorte teórico, hace referencia a los procesos de aprendizaje y reaprendizajes tendiente a la correcta inserción del individuo ante los desafíos de los cambios sociales.

4. – Ambitos de Socialización

La socialización tiene lugar en una diversidad de contextos y sistemas en interacción. Estas instituciones entendidas como “todas las maneras de pensar, de sentir y de obrar que el individuo encuentra ya establecidas y cuya transmisión se hace en general por vía de la educación” operarán sobre él desde su primera infancia hasta su adultez.

Las organizaciones encargadas de favorecer este proceso de socialización se irán ampliando a medida que el sujeto transite por las distintas esferas de la sociedad, entre ellas deberemos destacar la familia, los centros educativos, los grupos de iguales, otras asociaciones y los medios de comunicación, entre otros.

4.1. La Familia

Es el primer y principal agente de socialización y ya nos hemos referido a ella en el epígrafe anterior La familia es para el niño su primer referente – social y los estímulos y los vínculos que en ella establezca, lo condicionarán en su desarrollo ulterior.

En la familia se establecerán los primeros vínculos afectivos, en el especial el apego, con aquellas figuras de relación priviliegiada (frecuentemente la madre); se adquire la noción de responsabilidad con las primeras exploraciones sociales antes descritas; se construyen las bases de la identidad personal y el concepto de sí mismo y se recibe el primer marco de referencia de valores, creencias y estilo de vida.

Otro mecanismo propio de la familia, facilitador de estos aprendizajes, es el sistema de recompensas y castigos, en función de que el niño, se adapte o no, a las pautas de un modelo determinado de comportamiento.

Su importancia es doble: por su acción directa sobre el desarrollo personal y social y su influencia posterior en otros contextos.

Debemos destacar, además, que es en el seno de la familia donde el niño podrá ir actuando los distintos roles que le permitirán estructurar su yo y adquirir finalmente las herramientas sociales básicas que le permitirán ingresar al mundo social más amplio y diferente.

Por último, y a diferencia de otras instituciones sociales, no debemos olvidar que lo que se encuentra como sostén de todas estas experiencias, es la afectividad existente y los lazos de unión que se establecen entre los miembros de la estructura familiar. Niños privados de estos lazos afectivos en la primera infancia están en grave riesgo de inadaptación social.

4.2. El Centro Educativo

Es la segunda institución a la que estará sometido el niño en su proceso de socialización, y seguramente la primera entre las que forman el grupo de la socialización secundaria.

Esta institución está caracterizada por una menor intensidad afectiva que la recibida hasta ese momento en la familia , la aparición de una estructura mucho más formalista, con nuevas figuras de autoridad, reglas institucionalizadas y unos esquemas de comportamientos mucho más rígidos y distintos de los vividos hasta ese momento.

La escuela tiene por función continuar con la acción de la familia, pero además, complementarla, ampliarla y completarla.

El centro educativo juega un papel fundamental en el proceso de socialización ya que debe cumplir la función de actuar como puente entre el grupo primario y la sociedad. El niño experimentará en él el paso de la cálida sociedad familiar a la sociedad global

En la escuela, el niño deberá establecer nuevos vínculos sociales, (compañeros, amigos, imágenes de autoridad distintas de las vividas hasta el momento, etc), conocer, aprender y aprehender nuevas perspectivas sociales, vivir en un nuevo clima afectivo.

Es en este ámbito, donde el niño descubrirá los aspectos instrumentales para continuar estructurando su personalidad social a través del sometimiento al igualitarismo, la competencia, la división del trabajo y la jerarquía de competidores.

Dentro de las funciones sociales que deben cumplir los centros educativos, en su mandato socializador, se encuentran:

* Ser transmisor de los conocimientos básicos y destrezas valoradas y requeridas por la sociedad.

* Adaptar al niño a su rol social, preservando la supervivencia de la sociedad.

* Colaborar con el sujeto en su proceso de independencia afectiva de su grupo primario, permitiéndole conocer otros continentes afectivos, otros modelos de conducta, otras fuentes de conocimientos, etc.

* Actuar como fuerza conservadora al asumir la transmisión de normas y valores.

* Intentar facilitar, a través del proceso de formación, la movilidad social del individuo.

* Colaborar en la individualización del sujeto a la vez que incentivar los niveles de colaboración, solidaridad y pérdida de egoísmo.

Dentro de la institución escolar, aparece una nueva figura que poco a poco va ir asumiendo el papel de un “Otro significativo” para el niño. Esta figura va ser la del profesor, y es esta posición de Otro significativo la que le va a permitir ser asimilado por sus alumnos como un nuevo modelo a imitar e internalizar.

La figura del docente va a estar revestida de una serie de valores sociales, como representante de la sociedad adulta ante el niño, como autoridad, valor del conocimiento, responsabilidad profesional y cívica, afectividad, que formarán parte en su participación en el proceso de socialización de los alumnos.

Antes de terminar este apartado, debemos tener en cuenta que la figura del docente, debe conciliar de alguna manera su propio bagaje de normas y valores con las demandas funcionales del sistema educativo y las expectativas del grupo familiar hacia el sistema.

El niño recibirá en esta instancia “nuevos estímulos” más amplios que los recibidos en su grupo primario que le pondrán en contacto con el conjunto de la sociedad.

Resumiendo, la escuela ejerce su función como agente socializador al menos por tres vías distintas y complementarias:

a) A través de los contenidos curriculares que incluyen hechos, conceptos, procedimientos, actidudes de índole social

b) El propio sistema escolar, con sus exigencias, sus normas de funcionamiento, sus valores explícitos o implicitos.

c) Los otros: el papel del profesor y de los compañeros.

4.3.- Otras instituciones Socio Culturales:

Dentro del gran entramado de instituciones secundarias de socialización, existen algunas que van marcando la personalidad social con una impronta que será necesaria para el correcto desenvolvimiento del sujeto en la sociedad.

Grupos de iguales

La estructuración de los grupos de iguales se irá modificando a lo largo de la vida del sujeto.

Las primeras vinculaciones infantiles, cargadas aún de un alto contenido egocentrista, van dando paso, poco a poco, a la asimilación de nuevos valores y normas, así como a la paulatina separación respecto de su grupo primario, incorporando nuevos lazos de pertenencia, fidelidad y sumisión a las normas propias del grupo.

La entrada del niño al circuito educacional representa para él un verdadero acontecimiento en su desarrollo social, deja la relación exclusivamente familiar para comenzar a alternar con otros niños de su edad y los docentes, iniciando de este modo, un nuevo tipo de relaciones sociales

Papel de los coetáneos. La amistad

A medida que el niño crece, el ámbito de relaciones se amplía y hermanos, amigos (también otros adultos) desempeñan un papel más importante.

¿Para que sirve tener relaciones con los otros ?. Uno de los factores del éxito de la especie es la capacidad de cooperación, de hacer cosas conjuntamente, lo que supone el desarrollo de habilidades complejas, en particular la de ponerse en el lugar del otro. Es por ello normal que se favorezcan durante el desarrollo la aparición de conductas de relación y cooperación.

Y es también normal que este intercambio se produzca en los momentos y formas más fructíferos, es decir, sincronizando el desarrollo de las capacidades físicas, motoras, perceptivas, cognitivas y comunicativas.

A partir del primer año observamos un interés por los otros niños que se acaba convirtiendo en necesidad. Entre los dos y tres años necesitan y exigen estar en contacto con otros niños. Los adultos, sobre todo si no están muy pendientes de ellos, les aburren.

Las relaciones de los niños con los adultos tienen un carácter muy distinto de las de los niños entre sí. Los adultos suelen ser mucho mas tolerantes y la relación es desigual. Con otros niños, el sujeto está obligado a establecer una relación más simétrica, a competir y colaborar en un mismo plano. Probablemente el desarrollo de la independencia requiere la interacción con los iguales.

Pero esta actividad social varía mucho en cada etapa, en función de la capacidad de tener en cuenta las necesidades de los otros, de anticipar las respuestas, ponerse en lugar del otro, en indudable conexión con el desarrollo cognitivo.

A partir del segundo año la conducta del niño se va haciendo más social, unas veces adaptándose a la de los otros y otras incluso con signos de agresión, pero ya con carácter social y no simplemente exploratoria. Por ejemplo, se disputan un juguete con conciencia clara de que el juguete es de otro niño. O, ante un niño llorando, le da su juguete y unas palmaditas.

La mayor parte de interacciones ocurren en situaciones de juego. Primero es hacer cosas juntos, no hay verdadera interacción. Es la etapa caracterizadas por el “monólogo compartido”, en la que según J. Piaget, el lenguaje sólo actúa como recurso para comentar la situación personal, pero no posee un valor instrumental

Todavía a los tres años, los otros se ven poco más que como compañeros de juego. El concepto de amistad es muy incipiente y estas son poco profundas y duraderas.

A partir de tres años aparecen ya los juegos simbólicos, con adjudicación de roles (médico, mamás, tienda, etc. ). Al final de la etapa de infantil son posibles los juegos reglados.

Sólo a partir de los cuatro se entiende al amigo como a alguien a quien se conoce mejor que a los otros y cuyas acciones coinciden con lo que se desea. El concepto de amistad recíproca, en dos direcciones, no se inicia hasta los 6 años.

A esta edad, el desarrollo cognitivo ha perimitivo vencer su egocentrismo para comenzar a relacionarse con otros niños en una real relación de iguales. El niño adquiere la suficiente independencia de los adultos como para iniciar su propia vida social dentro de su grupo de compañeros.

Siguiendo el planteo evolutivo de J. Piaget, el niño a esta edad ya posee inteligencia lógica. A través del principio de reversibilidad puede ubicarse en el lugar del otro, puede distinguir las intenciones del otro, y fundamentalmente puede situarse como miembro de una comunidad, ver las ventajas de la cooperación y establecer relaciones duraderas.

El grupo de iguales cumple para el sujeto una función lúdico – pedagógica, que podemos resumir en los siguientes puntos:

* Aprende a desempeñar nuevos papeles sociales con clara conciencia de los mismos abandonando su egocentrismo. (puede ser líder, subordinado, miembro aceptado – o rechazado del grupo)

* Al identificarse con sus iguales comienza a independizarse de los adultos.

* Logra compartir intereses comunes, privilegiando la importancia de la cooperación

* Canaliza los sentimientos de agresividad reprimidos por la familia y la escuela.

* Aprende a desarrollar cualidades ligadas a la lealtad, la tolerancia y la paciencia.

* Explora en grupo temas tabú, sobre todo sexuales).

* Sus juegos y experiencias se encuentran tamizadas por la necesidad de crear “rituales” claramente reglamentados, en su relación con los otros.

Grupos de Adolescentes

Con el ingreso en la etapa adolescente, la socialización entra en una nueva fase “complicada y llena de problemas”, según la literatura clásica, ahora cuestionada. Entre la etapa infantil y la propiamente adolescente, existe un período de transición, la pre – adolescencia, en el que el niño vive un desequilibrio entre las conductas propias de la infancia y aún no ha llegado a lograr la adaptación a la nueva etapa adolescente.

Las notas características de este período, más allá de los cambios físicos, van a ser: un mayor contacto social, paulatina emancipación de la familia, mostrar un nuevo interés por conocer a las personas y situaciones que lo rodean, comenzar a plantearse temas referidos a ideologías. política y va adquiriendo su definitiva identificación sexual.

En lo específico de sus relaciones sociales, busca formar pandillas a las que da una mayor importancia y credibilidad, relegando en este proceso un poco a sus padres.

Durante el período de la adolescencia, el sujeto atraviesa una serie de actitudes, conductas, manifestaciones, sentimientos, etc., que le van a permitir su preparación definitiva y su ingreso en el mundo adulto.

Las relaciones sociales adolescentes, están marcadas por la elección del amigo íntimo, al que reviste de idealización, busca juntarse con sus iguales en la búsqueda de un refugio para la “incomprensión” de los adultos y para compartir vivencias, buscará su autoafirmación a través de la autoafirmación grupal, intentara afianzar conceptos como fidelidad, sumisión a un código. valor personal , lealtad, solidaridad, abnegación, entre otros.

Por último, haremos una breve reseña de la juventud. Este período, el último en el proceso de socialización formal, y siguiendo a R.J. Havighurst, podremos decir que es el período en que se establecen relaciones nuevas y maduras con individuos de ambos sexos, se afianzan los roles masculinos y femeninos, se adquiere la independencia conductual y económica respecto a sus padres, y se adopta un sistema de valores éticos que guían su comportamiento. No debemos dejar de lado, también, el hecho del ingreso del sujeto en el mundo laboral y de la elección de pareja.

Asociaciones:

Hasta ahora hemos hablado de tres ámbitos de socialización que tienen que ver con la esfera individual y de preparación del sujeto para incorporarse al gran entramado social. A partir de la adolescencia y juventud, en la vida del sujeto, entran en juego otras instituciones de interacción que también colaboran en su proceso socializador.

El sujeto en tanto ser social vive en comunidad, que será el medio donde se intercambian las interacciones sociales. Estas interacciones sociales, se llevarán a cabo a través de asociaciones e instituciones.

Entendemos por asociaciones, en un sentido amplio, a las organizaciones sociales que están al servicio de determinados fines, intereses particulares o intereses generales. Las Instituciones serán los medios de los que se sirven las asociaciones para alcanzar sus fines.

El sujeto cumple, a lo largo de su vida, una amplia variedad de papeles y roles en función de cada una de las etapas por las que atraviesa.

A partir de su adolescencia, y a lo largo de su vida, integra, como miembro activo, grupos y asociaciones con fines determinados que enriquecen y canalizan su existencia como miembro de la sociedad , desde los grupos de admiradores, asociaciones estudiantiles, ambientes de trabajo, sindicatos, partidos políticos, asociaciones de padres, clubes deportivos, organizaciones solidarias, asociaciones culturales y recreativas, etc.

En su proceso de socialización, irá adaptando, aprehendiendo e incorporando las pautas valores y normas que cada situación le exija, de esta manera, podrá canalizar adecuadamente sus vivencias y sentimientos de justicia, solidaridad, competición, superación, oposición, cooperación, etc.

Medios de Comunicación:

Por último analizaremos la influencia socializadora tiene en la actualidad los medios de comunicación entre los niños y jóvenes.

Desde que el hombre comenzó a comunicarse con sus semejantes, nunca como hasta nuestro siglo, el proceso de comunicación social ha adquirido la importancia, influencia y extensión que presenta en nuestros días, pasando a integrar, con un peso específico privilegiado, el lugar de un agente más de socialización.

Estos medios de comunicación , ya sea televisión, radio, cine, prensa escrita o audiovisual, autopistas de la información, llevan, en un sentido general, a la universalización de la cultura de masas, ensanchando los horizontes, proponiendo nuevos modelos sociales, conductas, valores, etc. que generalmente responden a una ideología dominante, aunque muchas veces, estén alejados de la realidad y contexto habitual del sujeto.

Si bien los medios de comunicación social, bajo una visión positiva, complementan y colaboran en el proceso de socialización de las nuevas generaciones, junto a los ya enumerados, también es necesario enfocar la cuestión desde una perspectiva negativa, ya que, a través de la propaganda, la publicidad, el planteo de ciertos modelos ajustados más a una cuestión económica que social, pueden llegar a convertir la cultura genuina en una mercancía de consumo.

Siguiendo el planteamiento de E. Fromm, la propaganda estimula poderosamente las necesidades de un consumo creciente, transformando al hombre en un “lactante a perpetuidad” para el que todo termina por convertirse en artículo de consumo, incluso los libros y la educación.

La influencia que pueden tener los medios de comunicación en niños y jóvenes, es la de brindarles modelos de identificación, exhibir valores, pautas y normas de conducta muchas veces no coincidentes con su propia realidad. Pero a la vez, sirven para que, en un ejercicio de reflexión, lleguen a un punto de autofianzamiento de la personalidad.

Será función de la familia, el sistema educativo y del conjunto de la sociedad, encargarse de brindar a los sujetos en proceso de socialización y formación, las herramientas de análisis y la críticas, tanto positivas como negativas, necesarias para una correcta “lectura” de las múltiples ofertas que constantemente impactan sobre el sujeto, teniendo en claro el respeto por sus gustos, sensibilidad y capacidad de elección.

5. – Construcción de los Roles Masculino y Femenino y su Influencia Social.

La tipificación sexual

La tipificación sexual

El conocimiento y adopción de las funciones que la sociedad asigna a cada uno de los sexos se denomina tipificación sexual y consiste en el proceso a través del cual niños y niñas adquieren pautas de conducta que la sociedad considera típicas de uno u otro sexo.

Cada sociedad y cada momento histórico tiene asignadas unas expectativas y unos roles a cada sexo. Tales expectativas y roles son bastantes difusos y pluriformes: hay profesiones ligadas al sexo (puericultora y militar, por ejemplo), comportamientos ligados al sexo (el hombre toma la iniciativa en las citas, las mujeres se dejan invitar más frecuentemente por los hombres que los hombres por las mujeres) y toda una gama de conductas tipificadas como masculinas y femeninas. Algunos de estos estereotipos son evidentes y conocidos, mientras que en otros casos los estereotipos son más sutiles.

Al menos por lo que a las sociedades occidentales se refiere, los estereotipos sexuales no dejan de debilitarse, dando paso a situaciones y relaciones cada vez más igualitarias. Es este un aspecto en el que la educación juega un gran papel, tanto en el sentido de estimular el sexismo (como lo evidencian dos frases tomadas de un viejo cuaderno de aprendizaje de la escritura, una de las cuales es neutra y la ora peyorativa: “Cecilio se fuma un cigarro” y “Felisa fuma y se afea”), cuanto en estimular el igualitarismo entre los sexos.

Directas en unos casos, indirectas en otros, los niños y las niñas reciben presiones sociales para comportarse de acuerdo con las expectativas y estereotipos sexuales vigentes en su entorno socializador. Fruto de estas presiones es el hecho de que, tras una etapa inicial en torno a los tres años en la que, de acuerdo a los datos de Damon (1997) los niños son bastante permisivos respecto a los comportamientos “desviados” (así, admiten que un niño juegue con muñecas si le gusta) se pasa a una etapa que se extenderá hasta los 8-9 en que las cosas cambian considerablemente, en parte bajo la influencia de no distinción entre moralidad y convencionalidad, son muy críticos con las faltas al convencionalismo. Que un niño juegue con una muñeca o se ponga una falda, es tan incorrecto como robar juguetes o romper cristales a pedradas. Niños y niñas se vuelven muy estereotipados desaprobando y ridiculizando las conductas consideradas impropias del género.

En el caso de los chicos, los estereotipos funcionan con más rigidez que en el de las chicas. En general, se puede afirmar que se aceptan más las transgresiones de las normas ligadas al sexo en el caso de las chicas que en el de los chicos. (Smetana, 1986). Así, las niñas realizan comportamientos transexuales (por ejemplo, jugar al futbol) con mas frecuencia que los chicos (por ejemplo, jugar con muñecas ). Mientras que el hecho parece claro, su interpretación se presta a discusiones, aunque no cabe duda de que la socialización diferencial que reciben niños y niñas debe jugar un papel fundamental.

El hecho de que en las sociedades occidentales se tienda a una progresiva superación de los estereotipos ligados al sexo, tiende a debilitar muchas de las distinciones clásicas en este terreno. Que los niños lleven el pelo largo, o que las niñas vistan pantalones, o que unos y otras aprendan juntos en clase rudimentos de costura son pruebas de lo que decimos y de la atenuación de los estereotipos. Pero no son los años esta etapa los mas adecuados para que los niños se muestren desinhibidos a este respecto. Como ejemplo, baste señalar que nos es raro ver chicos con un pendiente – antes prenda tipicamente femenina – aunque aún lo es verlos con uno en cada oreja. Pero son los jóvenes y adolescentes de mayor edad los que llevan pendientes, y mucho menos los que incian las adolescencia. En este momento, en el que se está en juego la definitiva diferenciación hombre-mujer, es mucho menos frecuente que los chicos lleven pendientes. Y no lo es en absoluto que lo lleven en la etapa infantil. Ello no obedece sólo a la falta de capacidad de decisión del niño, sino que se relaciona también con que el niño no está dispuesto a jugar con los contenidos críticos de cada edad. El niño que está construyendo su identidad sexual se ve apoyado en este empeño por rasgos diferenciadores que le ayudan a lograrlo. Probablemente no sea necesario que los educadores se esfuercen en introduicir esos rasgos: los propios niños los introducirán – incluso a pesar del adulto – allí donde sea evolutivamente útil.

La explicación anterior contiene buena parte de la llamada teoría cognitiva sobre la diferenciación sexual: los niños y niñas se comportan de manera sexualmente estereotipada en parte por que ello les ayuda durante el proceso de clarificación de la identidad sexual, necesitan o se apoyan en estereotipos muy marcados para fortalecer sus esquemas cognitivos relativos a su identidad sexual. Cuando estos esquemas están ya bien elaborados, es menos necesario servirse de ellos como base de diferenciación y aparece una mayor flexibilidad.

Pero hay sin duda otras razones por las que los niños se comportan de manera diferente según su sexo. La presión ambiental, la educación, juega un papel clave, como ya hemos indicado. El hecho de que en epocas anteriores de la hsitoria de nuestra sociedad las cosas relativas a la diferenciación sexual hayan sido muy diferentes a como son ahora, y el hecho de que en otras culturas las cosas sean tambien diferentes, muestra que la presión socializadora es fundamental.

Menos claro está el papel de los rasgos biológicos ligados al sexo, pues incluso si hubiera algún determinante de diferencias ligado a componentes hormonales, como a veces se ha indicado, de hecho estos rasgos biológicos nunca se manifiestan en estado puro, sino mediatizados por la educación. En todo caso, lo que parece razonable es postular que, como toda conducta compleja, la diferenciación ligada al sexo está multideterminada y que parece fuera de duda que en su forma de manifestarse hay una decisiva determinación socio-cultural.

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Más allá de las diferencias biológicas, la identificación sexual y la construcción de roles masculino y femenino, tendrá que tomar en consideración las influencias que los grupos primarios ejercen en la socialización de las nuevas generaciones.

A lo largo de la historia de la humanidad, este proceso de diferenciación sexual ha mantenido pautas estables ligadas, fundamentalmente, a la práctica de roles masculinos y femeninos, esperados en los adultos.

Desde los orígenes, la fuerza muscular del hombre ha sido “superior” a la de la mujer. Esto, posiblemente, fue lo que llevó a las sociedades primitivas a realizar una división del trabajo donde el hombre cumplía tareas de producción y la mujer tareas de reproducción.

Este esquema se mantuvo inalterable prácticamente hasta entrado nuestro siglo, donde las demandas del mercado laboral, exigieron a la mujer su incorporación a las tareas productivas, desdibujando la claras diferenciación de roles tradicionales.

Retomando la Teoría de Asunción de Roles, niños y niñas a medida que se van integrando en la familia e incorporándose a la sociedad, internalizan las pautas sociales y sexuales esperadas, a través de la repetición de conductas observadas, que son las que les sirven de modelo de identificación.

El juego es el instrumento privilegiado por los niños para desarrollar, incorporar y elaborar los roles sociales. Así por ejemplo, en el juego de la representación de la familia, cada rol está cargado no sólo de una imagen real, sino que también está idealizado por la influencia directa de los medios de comunicación. “El papá”, es el que trabaja fuera de casa, el que aporta el dinero, el que está desvinculado de las tareas hogareñas (reproductivas) y actúa como receptor de atención por parte de su familia. “La mamá”, es la que realiza las tareas de la casa, se encarga activamente de la crianza de los hijos, lleva la economía doméstica.

Si bien en la sociedad actual estos roles se han flexibilizado presentando a un hombre que se encarga de ciertas tareas domesticas, y una mujer que aunque integrada al mercado laboral, sigue ocupando roles tradicionales, en el juego, los niños mantienen básicamente la estructura tradicional..

Los varones, buscan en el juego la acción intensa, el desgaste muscular, la demostración de fuerzas y muchas veces lo acompañan con exhibición de agresividad, asociándolo a un rol activo.

Las mujeres permanecen más calmadas y estables, su agresividad es canalizada a través del lenguaje, asociándolo a un rol pasivo.

Actualmente, puede haber menos diferenciación en las pautas transmitidas para la construcción de roles sexuales en el proceso de socialización de los niños que, finalmente, presentan una inadecuada preparación para ello. Probablemente, este estado de cosas sea especialmente verdadero en la educación formal, más sometida a la influencia consciente de una ideología, de lo que lo está la socialización informal en casa.

El adiestramiento de los niños está más orientado hacia el rol masculino que hacia el femenino. Muchos de los problemas actuales de ajuste de hombres y mujeres en nuestra sociedad, pueden estar en parte ligados a los conflictos que surgen de la inadecuada preparación infantil para sus respectivos roles adultos.

Los cambios dados en la sociedad actual, respecto de los roles desempeñados por hombres y mujeres, llevan a la necesidad de redefinir los roles tradicionales o las conductas esperadas de las generaciones futuras. Esta modificación, causada, principalmente, por las nuevas demandas del modelo económico, que llevaron a la mujer a incorporarse a las tareas productivas ( si bien esta incorporación no se da en todo tipo de actividades, sino que sigue existiendo una limitación física para algunas tareas) y al hombre a incorporarse a las tareas reproductivas, hacen que los modelos de identificación que reciben los niños, ya no sólo del núcleo familiar, sino de los medios de comunicación, no se ajusten a una imagen tradicional, sino que lo hagan en función de las nuevas pautas sociales y culturales que tanto hombres y mujeres pueden desempeñar.

Los cambios mencionados, no se dan de manera uniforme en toda la sociedad, sino que se dan en distinto grado en la división social del trabajo. Esto significa que los cambios van afectando a hombres y mujeres en tanto tales y según a la clase social a la que pertenezcan.

Si bien hablamos de una nueva tendencia conductual de hombres y mujeres, el mecanismo de socialización, sigue siendo el medio a través del cual se realizan estos aprendizajes, y la familia sigue siendo la responsable más importante de su ejecución

6.- La Socialización en el Medio Urbano y en el Medio Rural

Para llegar a analizar la socialización en el medio urbano y el medio rural, deberemos tener en cuenta la conexión existente entre el proceso de socialización y el desarrollo económico.

El nacimiento de los burgos, marca el inicio de la ruptura del orden feudal. El modelo económico imperante, estaba caracterizado por el aislamiento, una economía de subsistencia ligada a la explotación de la tierra y el trabajo manual. Con la mejora de las comunicaciones y el desarrollo del comercio, aparece la ciudad como centro de las relaciones de intercambio que exigen la redefinición de normas y valores que darán la base fundamental para la estructuración del medio urbano.

Las ciudades, a medida que fueron creciendo en importancia, se convirtieron en el polo de atracción de la población rural. Ésta migra a los centros urbanos en busca de relaciones más igualitarias, una mejora económico – social, marcada por la oportunidad de movilidad social, que llevan a conformar la identidad del ciudadano, en tanto poseedor de derechos y obligaciones.

El rasgo fundamental del medio urbano estará marcado por la secularización, es decir, la transición de una cultura rural a una cultura urbana que ya no se nutre de aquella y representa una sublimación y una articulación “culta” de las tradiciones. Esto implica el nacimiento de un conocimiento técnico y científico propio de las necesidades del desarrollo económico, y que posteriormente va a dar origen a la sociedad industrial.

Si bien el análisis precedente privilegia el cambio de modelo económico, no debemos dejar de lado las transformaciones paralelas que se operaron en las nuevas organizaciones políticas (surgimiento de la Ciudad Estado, hasta la organización política tal como la conocemos hoy) y la aparición de la sociedad de clases.

La evolución histórica planteada no pretende más que sugerir una visión – no acabada – del proceso de transformación sufrido, sino darle un marco de referencia al tipo de socialización que actualmente puede darse en los medios urbanos y rurales:

La socialización en el medio urbano, está caracterizada por el predominio de las relaciones secundarias, el individualismo, la tolerancia, los roles segmentarios, la propensión al cambio, movilidad social, pensamiento abstracto y características negativas como anomia y desorganización social. Este conjunto de características da cuenta de los valores sobre los que se implementará el aprendizaje de las conductas

En contraposición, la socialización en el medio rural, estará caracterizada por el privilegio de los grupos primarios y las relaciones cara a cara, que ofrecen, permanentemente, un marco de referencia y contención al individuo, que es, en un sentido literal, conocido y en un sentido social, reconocido como miembro de dicha comunidad.

La pequeña comunidad local, que por milenios era la única realidad concreta para la enorme mayoría de los habitantes del planeta, desaparece y es absorbida en la sociedad global, en la multitud de relaciones secundarias que cada individuo está llamado a establecer en virtud de la multiplicidad de los roles que le están asignados. Incluso los grupos primarios, supuestamente basados sobre una relación “cara a cara”, ya no necesitan, para su existencia, de la proximidad física.. “La preeminencia psicológica de la pequeña comunidad estaba basada fundamentalmente en que allí coincidían en primer lugar los grupos primarios esenciales para la vida del individuo: familia, grupos de parentesco, grupo de amistad, y en segundo lugar la ocupación y demás actividades” (Gino Germani)

Por último, es importante destacar que el desarrollo tecnológico de las comunicaciones y los medios de comunicación relativizan, como quedó establecido, la idea de proximidad física y favorecen la aparición de la sociedad de masas. Desde la perspectiva económica, la sociedad rural queda ligada a la producción agropecuaria, pero de núcleos totalmente integrados a un modelo económico global y fundamentalmente se pierde el concepto de aislamiento. Desde el punto de vista de la socialización, se sigue privilegiando las relaciones entre grupos primarios, beneficiándose de algunas de las ventajas de la sociedad urbana y también sufriendo algunos de sus perjuicios, por ejemplo falta de puestos de trabajo, que los obliga a migrar.

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