Tema 11 – El envejecimiento y sus implicaciones psicosociales. Trabajo y jubilación. Preparación para la jubilación. Comunicación y ocio. Concepto y estima de sí mismo. Enfoques actuales de la atención a la tercera edad.

Tema 11 – El envejecimiento y sus implicaciones psicosociales. Trabajo y jubilación. Preparación para la jubilación. Comunicación y ocio. Concepto y estima de sí mismo. Enfoques actuales de la atención a la tercera edad.

INTRODUCCIÓN

La población en las sociedades postindustriales está experimentando un progresivo envejecimiento, fenómeno del cual no escapa nuestro país. Fac­tores como la mejora de la infraestructura socioeconómica y asistencial, los avances médicos en la erradicación de enfermedades infecciosas, la aten­ción sanitaria, la higiene o la adopción de modos de vida más saludables, han contribuido a que las personas vivan hoy mas años, es decir, tengan una mayor esperanza de vida.

Actualmente seguimos considerando la entrada en la vejez a los sesenta y cinco años, edad en la que se producen cambios tan drásticos como la jubi­lación. Lo cierto es que gran cantidad de personas que alcanzan los sesenta y cinco años lo hacen en muy buenas condiciones cognitivas y físicas y, lo que es más importante, son bastante autónomas. A consecuencia de ello podemos decir que, además de vivir más años, actualmente nuestros mayo­res llegan a este estadio en mejores condiciones. Por lo tanto edad y vejez parecen no estar tan estrechamente relacionadas.

A diferencia de una concepción tradicional que concebía la vejez como la pérdida inevitable de las capacidades cognitivas y la aparición de la enfer­medad, actualmente se imponen nuevas perspectivas. La vejez actualmente se considera una fase más de nuestro ciclo vital, un estado normal de desarrollo que es universal y presenta una gran variabilidad individual.

Cada persona la vivirá con unas características propias, a veces no muy agradables, que dependerán en gran medida de factores como:

– La existencia o no de enfermedades crónicas

– La calidad del ambiente

– La capacidad de adaptación

– El sentimiento de autoestima

– La pérdida del ejercicio profesional

– El estado anímico

– El apoyo familiar

Lo más adecuado es definir el envejecimiento, no en función de la edad cronológica, sino de los cambios morfológicos, psicológicos y funcionales que experimenta el organismo de forma irreversible debido al paso del tiempo.

Ya desde los años 60/70 se maneja el concepto de “envejecimiento satisfactorio” o “vejez exitosa” que se centra en conocer los límites del funcionamiento en la edad avanzada y las condiciones que permiten su mantenimiento. Esto supondría optimizar las potencialidades del individuo y su funcionamiento en el desempeño de las actividades básicas de la vida diaria para garantizar su independencia.

El envejecimiento satisfactorio es posible, siendo la sociedad quien debe reorganizar sus planteamientos y ofrecer las estructuras sociales pertinentes para que las personas mayores no se sientan aisladas y puedan participar en la sociedad plenamente.

También las personas mayores se están dando cuenta que ser mayor hoy ha cambiado completamente de lo que era antes. Están más sanos, viven más años, tienen un aspecto más juvenil y se sienten mejor y con mucha vitalidad.

En este tema veremos las características de esta etapa evolutiva y las principales formas de atención a este grupo de población.

  1. EL ENVEJECIMIENTO Y SUS IMPLICACIONES PSICOSOCIALES.

Envejecimiento es el conjunto de modificaciones que el paso del tiempo ocasiona de forma irreversible en los seres vivos. Es un proceso NATURAL (una fase más de nuestro ciclo vital), PROGRESIVO, UNIVERSAL E INDIVIDUALIZADO.

Envejecemos por la confluencia de factores individuales internos (genéticos y hereditarios) y factores externos (actitudes, hábitos, ambiente, etc.).

Dos concepciones de vejez conviven en este comienzo del nuevo siglo:

  • El modelo deficitario: basado en el modelo médico tradicional que, en torno a los cambios biológicos, conceptualizó la vejez en términos de déficit y de involución.
  • El modelo de desarrollo: basado en la necesidad de redefinir la vejez como una etapa diferente de la vida, pero también plena de posibilidades.

La gerontología es la ciencia que estudia la ancianidad, la vejez en las personas mayores y los fenómenos que producen el envejecimiento humano y la atención a las personas mayores. Dentro de la gerontología, la gerontología educativa especifica los procesos relativos a la educación. La gerontología educativa es un intento de aumentar y aplicar lo que se conoce acerca de la educación y el envejecimiento con el fin de alargar y mejorar la vida de las personas mayores

En principio hay que admitir que el envejecimiento supone un cierto deterioro físico, una involución que a la larga acabará con nuestras vidas. Gran variabilidad individual. Las investigaciones intentan retrasar este proceso con la meta de prolongar no sólo la vida sino la calidad de la misma. Hay que lograr una asistencia geriátrica integral.

Con el paso de los años se produce un deterioro de los procesos cognitivos. Aquellas que hacen referencia a la inteligencia fluida declinan antes (comenzando hacia los 30), esto es, aquellas capacidades que están directamente influenciadas con lo biológico y con la velocidad de ejecución. Mientras que las que corresponden con la inteligencia cristalizada, es decir, a las que están altamente influenciadas por las condiciones culturales, declinan a edades muy avanzadas o no lo hacen nunca. Entre las propias personas mayores existen diferencias en el deterioro cognitivo, determinadas tanto por condiciones personales como culturales.

El envejecimiento va acompañado de cambios de memoria. El problema de las personas mayores se encuentra en la recuperación de la información, ya que el proceso de codificación o registro de la información no ha sido realizado adecuadamente. Las personas mayores recuerdan peor porque tienen tendencia a utilizar estrategias de aprendizaje menos eficientes o a no utilizarlas. Otro de los aspectos a señalar que influyen en la memoria serán factores más de tipo afectivo que cognitivo. La ansiedad, ideas negativas sobre su mala memoria, imagen de si misma negativa, tendencia a la depresión, infelicidad, etc.

Los estereotipos, como creencias generalizadas sobre los atributos o características que definen a un determinado grupo social, se conforman en el pasado y se transmiten a través del proceso educativo, sin apenas transformación, con el paso del tiempo. Con ello se afianza una de las características más significativas de los estereotipos, mitos, que vienen a agravar el problema: su resistencia al cambio y el efecto anticipador de la conducta y de la posibilidad de su cumplimiento. Los estereotipos o prejuicios se convierten en esquemas funcionales que activan o dirigen la actuación mucho más que la propia realidad.

Esta muy extendida la idea, estereotipo, de que los cambios que se producen en la vejez son exclusivamente negativos: pérdida de habilidades y capacidades conseguidas en los periodos anteriores. Incluso las personas de mas de sesenta y cinco años se niegan a reconocer el periodo en el que se encuentran, estimándose todavía como personas que no han cambiado tanto y considerándose de mediana edad.

Lo viejo, no se valora positivamente es infravalorado. Debería ser al revés, un valor, dada la acumulación cognitiva que conlleva y el uso social que de ella se derivaría. Lo patológico, la enfermedad, también se tiene la creencia de que el paso de la edad y la vejez, en particular, conllevan un aumento de las patologías, enfermedades de todo tipo y aumento del uso de fármacos.

Disminuyen por lo general los recursos económicos debido a la jubilación y la escasez de las pensiones. Peligro de caer en estado de soledad y aislamiento. Pérdida de trabajo y la posible pérdida de nuestro proyecto vital.

También gran ansiedad ante la muerte, la mejor respuesta que todas las personas podemos dar al reto de la muerte es la aceptación plena y creativa de la vida.

Todo lo dicho vendría a potenciar la idea de la vejez como problema de carácter social, idea que está bastante extendida entre la población. Frente a ello cabría la opción de reconocer este periodo como grupo a respetar con un rol social que desempeñar. Necesidad de potenciar una educación gerontológica.

  1. TRABAJO Y JUBILACIÓN.

Cuando una persona llega a mayor en nuestra sociedad (suele ser aproximadamente a los 65 años), se suele llegar a un punto donde ya no se trabaja más, se pasa de ser activo a inactivo en un día o una semana. Esto trae múltiples repercusiones en todos los niveles.

El trabajo no solo ocupa nuestro tiempo, sino que además configura nuestras vidas: horarios, costumbres, fiestas, vacaciones y todo lo que esto comporta como ordenación conductual.

Actualmente el trabajo requiere menos esfuerzo y cierto reciclaje que han de afectar a la temática de la jubilación.

También influye mucho en el tema de la jubilación el tipo o clase de trabajo, hay trabajos que tienen mucho de rutina, y crea pocos vínculos de apego a él, otros tipos afectan más a la personalidad del sujeto (tarea artesanal, profesión liberal, etc.) es normal que sea más difícil renunciar a este trabajo. Hay además trabajos que equivale a una auténtica vocación, que comporte reconocimiento y prestigio, etc.; abandonar la ocupación será normalmente menos deseado.

La jubilación es un proceso económico, social y cultural de nuestra época, una consecuencia de la sociedad industrial y postindustrial ha dado lugar a un nuevo personaje: el jubilado. Este término hace alusión a la situación de una persona que tiene derecho a una pensión, después de haber cesado total o parcialmente su profesión. A la jubilación se llega por la edad, pero también por incapacidad laboral o incluso por iniciativa propia (por ejemplo mala salud)

En la mayoría de los casos la jubilación origina diversos cambios psicosociales que van a exigir del individuo un gran esfuerzo de adaptación:

– Las relaciones sociales se reducen

– Los recursos económicos disminuyen, siendo, en general, insuficientes las pensiones

– El exceso de tiempo libre exige, para evitar la angustia y la pérdida de estima personal la reorganización de la vida cotidiana

La realidad es dura en este sentido en la sociedad actual, la jubilación obligatoria es la norma general de los países desarrollados, incluso la edad media convencional de jubilarse a los 65 años se ha adelantado en algunos casos, influenciada por la crisis económica. En las investigaciones científicas se insiste en una jubilación flexible que tenga en cuenta no solo la edad, sino la situación concreta de cada persona.

El retiro es un proceso en el que se distinguen varias fases:

a) El pre-retiro: que puede dar lugar a una serie de expectativas más o menos fantasiosas

b) La luna de miel: el periodo eufórico en el que la gente intenta hacer todo lo que no había hecho antes

c) El desencanto: problemas económicos, de salud, y sobre todo no saber usar su libertad nueva, pueden dar lugar a un gran descontento, a un sentirse fallido, frustrado en sus expectativas

d) Reorientación: esfuerzo para ser realista e ir desarrollando unas rutinas aceptables y abiertas, se ha llegado a comprender que la jubilación no es lo mismo que unas vacaciones largas, es un nuevo modo de vida con unos roles nuevos que hay que ir estructurando.

e) Estabilidad: se logra mantener el ajuste entre actitud y posibilidades reales.

Para evitar que este proceso se quede estancado se propone la preparación, hay que fomentar especialmente la creatividad y la pluralidad de intereses.

La jubilación como es algo que más tarde o más temprano afecta a la mayor parte de las profesiones, conviene prepararse para ella. Una vez jubilada una persona es aconsejable que la persona permanezca activa y comprometida con la vida, las actividades que realicen no deben ser simples entretenimientos, sino que deben tener un autentico significado social y ser satisfactorias desde el punto de vista afectivo.

  1. PREPARACIÓN PARA LA JUBILACIÓN.

Se trata de una ayuda para facilitar la toma de conciencia de las posibilidades personales a la hora de la jubilación y de cómo evitar los peligros y los aspectos negativos.

Con independencia de sus años, para cualquier individuo acostumbrado a estructurar su vida principalmente alrededor de su actividad laboral “a la cual dedica gran parte de su tiempo y energías”, el cambio abrupto que representa la interrupción de esta puede provocarle trastornos psicológicos. Mencionemos entre ellos:

1) Sentimientos de inquietud, preocupación y estados depresivos o de ansiedad;

2) Inhibición e irritabilidad;

3) Pérdida de la autoestima;

4) Sentimientos de inutilidad y de confusión.

Ello resulta comprensible si tomamos en consideración el valor asignado al trabajo en nuestra cultura, como generador de identidad personal, sustentador de la autoestima y del sentido vital que cada quien elabora.

La forma en que los individuos se adapten a esta nueva situación va a depender de varios factores, tales como el grado de preparación para este evento y las características de personalidad (flexibilidad para enfrentar situaciones nuevas y cambiantes, nivel de iniciativa y de autoestima, claridad y elaboración del proyecto de vida).

Otros son los recursos económicos (medida en que estos le permiten la satisfacción de sus necesidades básicas); nivel de sus interacciones sociales (participación en diversas actividades sociales no vinculadas al trabajo, y otros intereses alternativos (hobbies) que le posibiliten estructurar su tiempo productivamente); red de apoyo social con que cuente (familiares y amigos); y grado de salud y bienestar físico.

Algunos estudiosos de la tercera edad se quejan, no sin razón, de que la sociedad presta gran atención a la preparación del individuo para su inserción en el mundo profesional y laboral, a través de la educación y otros programas de formación, pero se descuida totalmente y no se ofrece apenas preparación alguna para el tránsito de la vida laboral a la jubilación.

La preparación para la jubilación es un programa que ha de comenzar no unos meses previos a este acontecimiento, sino mucho antes, de manera continuada. Ha de estar encaminado a prevenir sus efectos negativos y a permitir que el sujeto pase del plano productivo al creativo para mantener su sentimiento de identidad, su autoestima y readecuar su proyecto de vida a la nueva coyuntura.

En el plano social, el proyecto ha de contemplar acciones dirigidas a contrarrestar los mitos y visiones negativas sobre la vejez como etapa improductiva, etc.; y crear las condiciones para que el jubilado pueda participar en diversas actividades, accesibles a sus posibilidades financieras y compatibles con sus gustos e intereses.

En el plano individual, se brindará información real en cuanto a las características de esta etapa, sobre cómo y cubrir los principales problemas: empleo del tiempo libre, disminución de los roles, reestructuración de la red de amistades, etc.

Ha de quedar bien claro las posibilidades de desarrollo intelectual y los nuevos intereses en esta etapa, pues la jubilación puede y debe ser una etapa productiva de la vida, si hay una preparación adecuada para ello.

  1. COMUNICACIÓN Y OCIO.

Aumento del tiempo libre tras la jubilación

– Mayor tiempo dedicado a la televisión y a la radio, sobre todo las mujeres y también depende del nivel cultural. Con frecuencia lo hacen porque no saben cómo entretenerse ni que hacer.

– Poco tiempo dedicado a la lectura, depende del nivel cultural

– Se empieza a crear una mentalidad abierta hacia la necesidad de realizar ejercicio físico

– Establecimiento de nuevas relaciones (cada vez proliferan más grupos mixtos) a través de:

§ Juego (cartas, petanca, parchís…)

§ Espacios comunes (clubs, parques, parroquias…)

§ Diversiones (bailes, excursiones, turismo…)

§ Culturales (pintura, talleres…)

Comunicarse con los demás es muy importante siempre y más en esta etapa

  1. CONCEPTO Y ESTIMA DE SÍ MISMO.

La representación que la sociedad tiene de la vejez es prejuiciosa y tiene una connotación negativa.

El sujeto en su interacción con el medio es activo y encontramos un número importante de contextos de interacción donde el anciano va a entrar en contacto con comportamientos, actitudes, valoraciones, juicios que llevan implícitos esas ideas, tanto en la familia, comunidad, hospitales, en fin a nivel social.

El concepto de sí mismo son las cualidades que el individuo se atribuye a sí mismo. Tiene cuatro dimensiones:

– Cognitiva: identidades que una persona se asigna a sí mismo

– Evaluativa: la connotación que atribuimos a esas identidades

– Comportamental: según sea la dimensión cognitiva y evaluativo, así nos comportaremos

– Autoestima o estimación global de la persona respecto a sí misma.

El concepto de sí mismo es en gran medida una construcción social. La imagen de sí mismo es un aspecto importante en relación con la salud y el bienestar humano, la imagen de sí mismo como personalidad y lo que se refiere a la autovaloración.

Los hechos vitales que afectan la autovaloración de la persona producen emociones negativas muy fuertes que se equiparan y sobrepasan en ocasiones a las vivencias negativas de carácter físico.

Las actitudes de personas hacia ellos, que pueden ir desde fomentar su dependencia hasta no hacerle mucho caso porque “está hablando demasiado sobre sus fantasías y experiencias de la infancia o juventud” debido a esa adquisición que aparece en la vejez de legar al otro, de autotrascender, influye en la imagen que el anciano construye de sí mismo, el cual al mirarse frente a un espejo nota sus arrugas, su piel menos brillante, sus cabellos blancos.

La independencia es imprescindible para la autonomía, entendida como la capacidad y/o derecho de la persona a decidir por sí misma y a actuar con total libertad, orientando sus actos y asumiendo los riesgos de su conducta. Autonomía es todo lo que quiere hacer.

Relacionado con la autonomía está el concepto de autodeterminación que reconoce el derecho de personas con incapacidades de encargarse de su vida. El individuo, no el sistema, decide: dónde viva y con quién, qué servicios necesite y quién los provea, cómo pase el día, incluso el tipo de oportunidades educacionales o vocacionales de que se aproveche, cómo el individuo participe en la comunidad, incluso tomar parte en grupos cívicos, participar en eventos, y desarrollar y mantener conexiones con otros en la comunidad.

La autodeterminación supone tener la posibilidad de decidir sobre su propia vida de manera responsable. Disponer de valores personales, expectativas, deseos y disponer de distintas opciones, entre las cuales elegir de forma independiente por ejemplo, dónde vivir, en qué trabajar, qué ropa ponerse, qué hacer en su tiempo

  1. ENFOQUES ACTUALES DE LA ATENCIÓN A LA TERCERA EDAD.

Cuando en 1992 se publicaba el Plan Gerontológico Nacional, España contaba con más de 5 millones personas mayores de 65 años. Diez años más tarde, cuando se aborda la necesidad de realizar una nueva planificación para las personas mayores de carácter estatal, nuestro país cuenta con más de siete millones.

La cifra de mayores ha aumentado siete veces en el siglo XX, mientras que el total de nuestra población nacional se ha doblado; los octogenarios ya son más de un millón y medio y se han multiplicado por 13.

El siglo XX ha vivido una revolución de la longevidad que explica el proceso de envejecimiento. Si la vejez universal ha sido un proceso relativamente reciente, el hecho de que los octogenarios se hayan multiplicado en el último cuarto de este siglo es una de nuestras más importantes conquistas sociales.

El capítulo más importante de los gastos de protección social son las pensiones. En España, las pensiones suponen algo más de la mitad de las prestaciones de protección social

La mayoría de las personas mayores disponen de vivienda de su propiedad.

En cuanto a la formas de convivencia, el aspecto más destacado es la elevada proporción (unos ocho de cada diez) de personas que residen de forma autónoma, es decir, en su propio hogar, solos, en compañía del cónyuge o con otras personas.

El nivel de instrucción de los mayores no es todavía comparable al de la población más joven.

Las preferencias de los mayores con respecto al tiempo libre indican que, aunque la mayoría prefiere un ocio activo, hay una proporción importante,

18,6% que prefiere pasar su tiempo libre sin actividades programadas.

A medida que avanza la edad, y por tanto la salud se deteriora, disminuye la actividad en todos los ámbitos, especialmente la de todas aquellas actividades que se realizan fuera del ámbito doméstico

SERVICIOS SOCIALES PARA LAS PERSONAS MAYORES

Servicios Públicos de Atención a Domicilio

A lo largo de la década de los noventa se ha producido un importante incremento de los servicios domiciliarios.

La red de Servicios de Atención a Domicilio está integrada por el

Servicio de Ayuda a Domicilio (público y privado); el Servicio de Teleasistencia (público y privado) y otros con diferentes grados de implantación en el país (prestación económica para ayuda a domicilio; servicio de comidas a domicilio; prestación económica para adecuación de la vivienda y prestación económica para familias cuidadoras).

Servicios de atención diurna

Constituyen Servicios de Atención Diurna los Centros de Día para Personas Dependientes, denominados estancias diurnas en algunos casos y los Hogares y Clubes para personas mayores.

Servicios de Atención Residencial

Quizás sea el sector residencial el que haya experimentado una evolución más destacada tanto en su vertiente cuantitativa como cualitativa.

Sistemas Alternativos de Alojamiento

Dentro de los servicios catalogados como Sistemas Alternativos de

Alojamiento se incluyen las Viviendas Públicas Tuteladas; Servicio Público de

Acogimiento Familiar y cualquier otro servicio que oferte la Comunidad

Autónomas o Entidad Local, dentro de esta categoría.

El Plan Gerontológico, elaborado entre los años 1988-1991, con amplia participación técnica y científica y un elevado consenso social y político, fue la primera respuesta global e integral de política social dirigida a las personas mayores. Su andadura se inició el año 1992. Se estructuró en cinco áreas: Pensiones, Salud y Asistencia Sanitaria, Servicios Sociales, Cultura y Ocio, y Participación. En cada una de ellas se plantean varias líneas de actuación, desarrolladas en una serie de objetivos para cuyo logro, se explicitaron las medidas consideradas necesarias.

El traspaso de competencias en servicios sociales, sanitarios, educativo,

etc. a las Comunidades Autónomas, las situaciones nuevas y los nuevos retos en el sector de las personas mayores y las directrices emanadas de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, celebrada en abril de 2002, estaban exigiendo una puesta al día del diseño de política social de la Administración General del Estado, en cooperación con las Comunidades Autónomas, Corporaciones Locales y el tejido social, para las Personas Mayores.

Teniendo en cuenta todo eso surge el Plan de Acción para las personas mayores 2003-2007. Se estructura en las siguientes áreas:

1) Igualdad de oportunidades

Se pretende en este Área abordar la cobertura de las necesidades propias del sector de población mayor, que no por tener más edad tiene menos derechos que el resto de los ciudadanos. Mediante recursos complementarios y normas específicas, se debe apoyar la calidad de vida de las personas mayores, tanto de los que viven en situación de dependencia como de los que conservan su autonomía personal. Los objetivos que se pretenden son:

– Promover la autonomía y la participación plena de las personas mayores en la Comunidad, en base a los principios del ‘Envejecimiento activo’.

– Avanzar en las políticas de protección a las personas mayores en situación de dependencia.

2) Cooperación

La ejecución de este Plan, el logro de sus objetivos, el desarrollo de sus estrategias y la aplicación de sus medidas, deben basarse en la colaboración y la participación entre los distintos Ministerios de la Administración General del Estado con competencias en materias que afectan a la calidad de vida de las personas mayores, y en la coordinación entre la Administración General del Estado y las otras Administraciones, Autonómica y Local, así como con Instituciones y el sector privado, en general.

3) Formación especializada

Los profesionales de los servicios sociales y de los sanitarios ocupan un lugar fundamental en el desarrollo de este Plan. También las familias cuidadoras.

Desde diversos foros nacionales e internacionales se reclama la formación de estos profesionales, y de los familiares que atienden en sus domicilios a personas mayores en situación de dependencia, como una prioridad estratégica para una correcta atención a las personas mayores; particularmente para el desarrollo de servicios y técnicas de trabajo adaptadas a las demandas sociosanitarias.

Por ello esta Área se propone dos objetivos: impulsar la formación y cualificación de profesionales y desarrollar programas de acciones formativas dirigidas a la mejor capacitación de los cuidadores no formales.

4) Información e Investigación

Persigue lograr y ofrecer una información adecuada sobre las personas mayores, tanto a la sociedad en general como a las entidades públicas y privadas interesadas, así como impulsar la investigación gerontológica necesaria y el intercambio de experiencias a nivel estatal e internacional.

Los principios en los que se inspira el presente Plan son seis. Cinco de ellos atañen directamente a los destinatarios del Plan, las personas mayores. Y uno, está más próximo a las estrategias del Plan, legitimando su propia razón de ser.

Los principios son:

  • Dignidad.
  • Independencia.
  • Autorrealización.
  • Participación.
  • Cuidados asistenciales

Y otro que atañe a las estrategias del Plan:

  • Cooperación.

Con la entrada en vigor el 1 de Enero de 2007 de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de Dependencia (LAAD) Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia., nace un nuevo derecho para todos los ciudadanos.

Con el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD) que la Ley crea, todas las personas mayores o con discapacidad que no puedan valerse por si mismas, serán atendidas por las Administraciones Publicas, garantizándoles el acceso a los Servicios Sociales Públicos y a las Prestaciones Económicas más adecuadas a sus necesidades.

La Ley de Dependencia configura el derecho a la atención de las personas en situación de dependencia como un nuevo derecho de ciudadanía, un derecho de acceso en igualdad a elementos esenciales para la vida autónoma de muchas personas, un derecho que es inseparable a la dignidad de las personas

Los ciudadanos pueden ya exigir este derecho a las Administraciones competentes de las respectivas Comunidades Autónomas. Pudiendo acudir a los Servicios Sociales que les correspondan para solicitar la evaluación que determine su grado y nivel de dependencia. Una vez definida su situación personal, los profesionales de los servicios sociales elaboraran un Programa Individual de Atención, que incluirá los servicios y prestaciones que el ciudadano necesite.

La Ley de Servicios Sociales de Castilla-La Mancha reconoce obligaciones muy concretas a las entidades locales en materia de servicios sociales de atención primaria y en materia de seguimiento de expedientes y situaciones, tanto del catálogo de servicios como de las situaciones de dependencia en general

CONCLUSIÓN

La vejez no es una enfermedad, es un estadio de la vida en la que hay un cierto deterioro físico, que no tiene por que ser mental en la misma medida. El anciano puede verse afectado por depresiones, aislamiento y soledad, pérdida del trabajo, de alguno de los seres queridos, que le repercutirá negativamente en su salud y calidad de vida.

Existe una sensibilidad creciente hacia las personas mayores. Los motivos del fenómeno son diversos: el hecho innegable de la prolongación de la vida; el dinamismo e influencia de los mayores con capacidad y recursos para participar en la vida social como sujetos activos (en contraste con el concepto de clases pasivas), el peso específico de su opinión y voto en la sociedad democrática; la capacidad de asociación y reivindicación de las asociaciones de mayores

Debe llevar a cabo una adecuada preparación para vivir la jubilación de forma plena y debe haber una adecuada educación gerontológico para quererse y cuidarse a sí mismo.

Lo más adecuado parece que el anciano permanezca el mayor tiempo posible en su domicilio, en su entorno.

Este tema está dentro de un grupo de temas que tratan las diferentes etapas de desarrollo humano, como los primeros de este temario son temas generales, que afectan a diferentes ciclos y módulos.

En la familia de Servicios Socioculturales y a la Comunidad se trabaja con personas, hay que conocer sus características generales, aunque cada persona sea única, para poder planificar adecuadamente a la edad.

También entra dentro del nuevo ciclo de grado medio de Atención a Personas en Situación de Dependencia que sustituye al anterior ciclo de Atención Sociosanitaria, donde se trabaja con los colectivos dependientes y uno de ellos son las personas mayores, más aún en la sociedad actual donde existe una esperanza de vida tal alta y el gran aumento de personas mayores de 85 años, donde es muy probable encontrar situaciones de dependencia.

BIBLIOGRAFÍA

El desarrollo humano, Delval, Juan. Editorial: Siglo XXI De España Editores, S.A., 2002

Desarrollo humano. Papalia, Diane E.; Wendkos Olds, Sally & Duskin Feldman, Ruth. Editorial McGraw-Hill

www.laleydeladependencia.es