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Tema 10 – El desarrollo en la edad de educación secundaria (I): adolescencia y juventud.

INDICE:

1.- INTRODUCCIÓN.

2.- EL DESARROLLO EN LA EDAD DE EDUCACIÓN SECUNDARIA (I): ADOLESCENCIA Y JUVENTUD.

2.1.- PUBERTAD, ADOLESCENCIA Y JUVENTUD.

2.2.- ADOLESCENCIA.

3.- CAMBIOS QUE ACOMPAÑAN A LA PUBERTAD.

3.1.- CAMBIOS FISIOLÓGICOS.

3.2.- CAMBIOS COGNITIVOS.

3.3.- CAMBIOS EN EL ÁREA AFECTIVA.

3.4.- CAMBIOS EN LAS RELACIONES SOCIALES (FAMILIA E IGUALES).

4.- IMPLICACIONES EDUCATIVAS.

4.1.- EN RELACIÓN CON LA ORIENTACIÓN.

4.2.- EN RELACIÓN CON EL CURRÍCULO.

5.- CONCLUSIÓN.

6.- BIBLIOGRAFÍA.

1.- INTRODUCCIÓN.

La importancia de este tema reside en el conocimiento y entendimiento de esta etapa evolutiva para que el docente pueda diseñar y desarrollar su acción didáctica potenciando los aspectos básicos de la evolución del alumnado.

La etapa educativa de la Educación Secundaria viene recogida en la Ley 2/2006, de 3 de mayo, de educación (LOE), formando así parte de las enseñanzas que ofrece el sistema educativo. Ésta junto con la Educación Primaria constituyen la educación básica. Se divide en Educación Secundaria Obligatoria y Educación Secundaria Postobligatoria, que engloba el bachillerato, la formación profesional de grado medio, las enseñanzas profesionales de artes plásticas y diseño de grado medio y las enseñanzas deportivas de grado medio.

Así pues, la Educación Secundaria está constituida por la ESO, el Bachillerato, los ciclos formativos de grado medio y las enseñanzas profesionales de artes plásticas y diseño y las deportivas de grado medio. Abarca desde los 12 hasta los 16 años, aunque excepcionalmente hasta los 18 años debido a repetir un curso.

Centrándonos en el tema a tratar, éste contempla la descripción del desarrollo del alumnado que cursa esta etapa, teniendo en cuenta la diferencia fundamental que existe entre la Secundaria Obligatoria y la Postobligatoria. Luego, aprecia la pubertad, la adolescencia y la juventud que serán detallados los procesos de cambios que implican. A su vez, el tema refleja la influencia de la acción docente en la misma, definiendo una serie de implicaciones educativas.

2.- EL DESARROLLO EN LA EDAD DE EDUCACIÓN SECUNDARIA (I): ADOLESCENCIA Y JUVENTUD.

2.1.- PUBERTAD, ADOLESCENCIA Y JUVENTUD.

A continuación se presenta una distinción entre estos tres momentos evolutivos:

Pubertad à conjunto de cambios físicos que a lo largo de la segunda década de la vida transforman el cuerpo infantil en un cuerpo adulto con capacidad para la reproducción.

Adolescencia à período psicosociológico que se prolonga varios años más y que se caracteriza por la transición entre la infancia y la adultez.

Juventud à período psicosocial correspondiente a la adolescencia tardía y previa a la adultez, abarca desde los 18-19 años has los 30 aproximadamente, siempre tomando estos límites de forma flexible y nunca como algo fijo ni estricto.

Una vez comprendida la distinción entre los mismos, nos centramos en la pubertad y la adolescencia, por ser los que se ven implicados durante la etapa de la Educación Secundaria. La pubertad es un fenómeno universal, de carácter biológico, para todas las personas. Sin embargo, la adolescencia es un proceso de carácter psicosocial, no necesariamente universal y que no adopta en todas las culturas el mismo patrón de característicamente que en la nuestra.

2.2.- ADOLESCENCIA.

A continuación se trata en profundidad el concepto de adolescencia y las principales teorías relacionadas con la misma.

La adolescencia es el período de tiempo que transcurre entre la niñez y la edad adulta. Deriva este término etimológicamente del latín y significa “crecer hasta la madurez” y cubre, en lo que respecta a la sociedad desarrollada, la época que va desde los 12-13 hasta los 20 años. Luego, es una etapa de transición entre niño y adulto. Tal como Erickson (1968) denomina como “Moratoria social”, un compás de espera que la sociedad da a sus miembros más jóvenes mientras se preparan para ejercer los roles adultos. Sin embargo, Palacios y Oliva (2001) la conciben como producto de las sociedades desarrolladas del siglo XX.

Las características propias de cualquier chico o chica adolescente de un país desarrollado en la actualidad suele ser:

Está aún en el sistema escolar o en algún contexto de aprendizaje profesional o a la busca de un empleo.

Subsiste aún dependiendo de sus padres y viven con ellos. La sociedad lo considera menor de edad.

Atraviesa la transición de un sistema de apego centrado en la familia a uno centrado en el grupo de iguales y en una persona con la que tener relaciones sexuales.

Es miembro de una cultura de edad que tiene sus propias modas, valores, hábitos, preocupaciones e inquietudes, que no son ya de la infancia, pero que no coinciden con las de los adultos.

La adolescencia no ha existido así siempre. Ha ido evolucionando a lo largo de diferentes momentos históricos de nuestra cultura y en otras culturas consideradas menos desarrolladas, en las que el acceso al estatus adulto se da en una edad más temprana y sin pasar por ningún período de transición.

No ha habido una concepción unitaria y homogénea acerca de su sentido y significado psicológico siempre. Así, se encuentran diferentes perspectivas:

Quienes la consideran una etapa inestable y con dificultades emocionales versus quienes la conciben como un período tranquilo y feliz, sin especiales dificultades.

Quienes consideran que los cambios biológicos son los responsables de las transformaciones psicológicas versus quienes ponen el énfasis en los aspectos sociales y contextuales (en los nuevos roles y tareas que la sociedad demanda a los jóvenes).

Por tanto, a continuación se describen las diferentes teorías explicativas relacionadas al tema.

TEORÍAS:

El pionero en el estudio de esta etapa fue Stanley Hall en 19004 con su obra “La Adolescencia”, donde afirma que la adolescencia consiste en un período de encabalgamiento entre la infancia y la adultez, tormentoso y de tensión. En la misma línea, posteriormente, desde la perspectiva psicoanalista (Sigmund Freud, Anna Freud y Erick Erickson) se apoyan estas propuestas y la consideran como una etapa conflictiva porque suponía el final del período de latencia y el resurgir de los impulsos sexuales tras la pubertad. Desde un enfoque sociológico, también se considera como etapa de conflicto porque éstos surgen como consecuencia de que los procesos de socialización son más complejos por el hecho de que en este momento se producen muchos cambios en los roles de los sujetos y en las demandas que les plantea la sociedad.

Desde una visión diferente, la antropología cultural (Margaret Mead) plantea que chicos y chicas se introducían en la edad adulta progresivamente y de forma adecuada a sus posibilidades personales. Luego, se considera la adolescencia como un fenómeno cultural con carácter dependiente de las experiencias que cada cultura aporte a sus miembros jóvenes. Por lo tanto, no se defiende la universalidad ni la discontinuidad de la etapa. En esta misma línea, Jean Piaget y Bärbel Inhelder la niegan como etapa de conflicto y ponen el énfasis en el acceso a una nueva forma de pensamiento: el Pensamiento Formal.

Recientemente, John C. Colleman (1980) en su libro “Psicología de la adolescencia” plantea que en esta etapa se hace frente a nuevos roles y compromisos, y surgen dificultades de forma secuencial afrontándolas en diferentes momentos.

Aunque no haya una concepción homogénea, existe un cierto consenso basado en la consideración de un porcentaje de adolescentes que experimentan algún tipo de desajuste psicológico que se manifiesta a través de conductas como el suicidio, consumo de drogas, embarazos no deseados, trastornos de alimentación. Todos ellos generan una gran preocupación social.

3.- CAMBIOS QUE ACOMPAÑAN A LA PUBERTAD.

Tal como se indica anteriormente, la pubertad es un proceso que convierte el cuerpo infantil en un cuerpo adulto, con madurez sexual y capacidad de reproducirse. En este período se van a producir cambios biofisiológicos, psicológicos, intelectuales y sociales que sitúan a cada persona ante una nueva forma de vivenciarse a sí misma y al entorno que la rodea.

3.1.- CAMBIOS FISIOLÓGICOS.

Al final de la pubertad los cuerpos son diferentes en niños y niñas, tanto en los órganos como en otros aspectos (vellos, cambio de voz, etc.). Los distintos cambios biológicos tienen su base en el cerebro puesto que éste los inicia a través del hipotálamo y mediante la estimulación de la glándula pituitaria, que libera gran número de hormonas. Estas hormonas cumplen funciones relacionadas con el crecimiento corporal general, el metabolismo celular y el desarrollo de los órganos sexuales. A continuación se plantean los diferentes cambios biológicos en chicos y chicas:

CHICAS CHICOS
Aparición de la menarquía, de los caracteres sexuales secundarios, vello (axilas y pubis).

Δ tejido adiposo subcutáneo (caderas, nalgas, muslos, parte superior brazos, bajo los pezones y en los pechos).

Δ tejido glandular de los pechos y el eréctil de los pezones.

Desarrollo órganos sexuales.

Producción de secreciones lubrificantes por las glándulas vaginales.

– Δ actividad glándulas sebáceas y sudoríparas.

Crecimiento físico.

Δ act. Hipófisis à estim. testículos à testosterona.

Δ tamaño pene y escroto.

Aparición caracteres sexuales secundarios (se ensanchan los hombros, brazos- piernas musculosos).

Aparece vello: cara, pubis, brazos, piernas, axilas, pecho y espalda.

Desarrollo y crecimiento laringe (la voz se vuelve grave).

– Los testículos empiezan a producir espermatozoides y pueden darse emisiones nocturnas de semen.

El ritmo de crecimiento y maduración es variable y a nivel físico no tiene mayores consecuencias para alcanzar la edad adulta, pero sí tiene notables repercusiones psicológicas. El momento de la maduración es importante para la autoevaluación del adolescente y el concepto de sí mismo. La maduración precoz supone una mayor popularidad y una posición social más prestigiosa. Los que maduran más tarde son tratados como niños durante un período más largo, sus compañeros no los consideran líderes, y los maestros opinan que tienen una conducta menos madura. Por todo ello no es sorprendente que los que maduran tempranamente posean una autoestima mayor. Aunque la maduración tardía, por lo general, parece ser un menoscabo, no se debe olvida que muchos otros factores afectarán también al ajuste social y emocional del individuo adolescente.

En general, se pueden apreciar claras diferencias entre la maduración biológica en la chica y en el chico. El desarrollo físico en la chica es rápido y brusco, mientras que en el chico es más lento y progresivo. Con respecto al desarrollo psíquico, algunos caracteres de la personalidad suelen ser más maduros en las chicas que en los chicos (ellas maduran antes que los ellos).

Los adolescentes precisan adaptarse psicológicamente a los cambios en sus características corporales y funcionamiento. Deben aceptar hechos tales como un mayor impulso sexual, mayor actividad de las glándulas sebáceas, que producen la aparición de granos y acné, nuevos olores corporales y un cambio evidente de la imagen corporal. Los adolescentes en general se avergüenzan de su apariencia corporal, influidos seguramente por los anuncios publicitarios. Elkind sugiere que reaccionan como si tuvieran un “público imaginario” que critica su apariencia.

3.2.- CAMBIOS COGNITIVOS.

En este momento aparece una mayor curiosidad por conocer el mundo que les rodea, la persona accede a una nueva forma de pensamiento, definido por Piaget como Pensamiento Formal, que le permite formular hipótesis, razonar acerca de ellas y extraer sus propias conclusiones, diferenciar lo real de lo posible.

También como consecuencia de estos cambios se produce un desarrollo moral y los adolescentes comienzan a enjuiciar todo aquello que hasta ahora era inamovible. Tienen opiniones propias y críticas sobre el amor, los estudios, los amigos, la familia, etc.

Piensa sobre sus propios pensamientos, puede orientar su afecto hacia determinadas valores e ideas, y comprometerse en algún modo con ellos.

3.3.- CAMBIOS EN EL ÁREA AFECTIVA.

Simultáneamente a los cambios físicos y fisiológicos, surgen cambios considerables en el desarrollo afectivo-social: egocentrismo, el otro y uno mismo, formación de la identidad, desesperación existencial, proceso de identificación y desarrollo moral.

Con respecto al egocentrismo, cabe destacar la influencia del pensamiento operativo en la visión del mundo del adolescente. Su lógica abstracta le permite imaginar posibilidades ideales, y entonces aparece su inconformidad característica con el mundo en general y sus padres en particular. Critica a unos y a otros, comparando sus ideales con las creencias y las conductas reales de los que le rodean. También se ve afectado el ideal formado de sí mismo. Comienza a dirigir sus nuevas facultades de pensamiento hacia dentro y se vuelve introspectivo, analítico y autocrítico.

Para Elkind, los cambios intelectuales de la adolescencia traen una nueva clase de egocentrismo. El adolescente tiene tendencia a creer que él es el centro de atención. Si no está satisfecho de su apariencia, cree que los demás le critican por ello; si se siente satisfecho, cree que todos le admiran. Es con la maduración como cambia la perspectiva de sí mismo y de los demás, y se produce un descentramiento que le permitirá establecer relaciones mutuas con los otros.

Con respecto a la visión del otro y de uno mismo, en el adolescente se abre el horizonte de “lo otro” como algo significativo en el yo. Su crítica de lo externo le proporciona datos y argumentos hasta entonces insospechados, a la vez que siente que los demás pueden igualmente juzgarle a él. En ocasiones, puede llegar a desembocar en una hipercrítica feroz de cuanto le rodea. En esta situación, al adolescente no le gusta la sociedad en la que vive.

Por otro lado, tampoco se gusta a sí mismo. Percibe que no controla sus conductas impulsivas y cuestiona la racionalidad de sus estados de ánimo. Cuando estas dos actitudes se presentan al unísono y en forma moderada, el adolescente las supera mediante la compensación progresiva. Sin embargo, cuando la hipercrítica se proyecta sólo hacia el exterior, pueden darse rebeldías que, en el mejor de los casos, serán positivas, pero que también pueden dar pie a conductas antisociales. En caso de que la actitud crítica sea benévola con “lo externo” y feroz consigo mismo, se presentarán situaciones de subestima de carácter depresivo, que requerirán la ayuda de amigos, familiares o personas de influencia, y en los casos graves, tratamiento psicológico. Todas las circunstancias tan difíciles que plantean estas conductas adolescentes no se resuelven con la imposición de una disciplina rigurosa. Al contrario es contraproducente.

Con respecto a la formación y consolidación de la identidad personal, cabe destacar que se concibe como proceso eminentemente complejo y resulta de la interacción dinámica de factores hereditarios y ambientales. Están presentes varios factores del desarrollo como la maduración física, la experiencia social y el nivel de conocimientos.

Una de las principales tareas de la adolescencia es descubrir “quien soy realmente”. Los adolescentes necesitan desarrollar sus propios valores y asegurarse de que no están simplemente repitiendo sin pensar las ideas de sus padres. Deben descubrir lo que pueden hacer y sentirse orgullosos de sus propios logros. Desean establecer relaciones estrechas con jóvenes de su misma edad y ser aceptados, queridos y respetados por lo que son y lo que representan. Como dice Sorensen (1973):”el adolescente busca su autoidentidad en muchos espejos”.

Según Erickson (1960), el adolescente debe desarrollar un concepto de sí mismos consistente, una identidad del “ego” que le sirva como norma para su conducta. Tendrá que enfrentarse y tomar decisiones por sí mismo, basadas en un sentido coherente de quién es él mismo y que quiere de la vida. Este esfuerzo por darle sentido al ser y al mundo que lo rodea no es “una especie de malestar ocasionado por la maduración”, sino más bien un proceso vital y saludable que contribuye al fortalecimiento del ego del adulto maduro.

Con respecto a la desesperación existencial, según Chandler, los adolescentes descubren que no hay forma de reconciliar sus puntos de vista con las opiniones diferentes de los demás; se dan cuenta de que todo el mundo ve las cosas desde una perspectiva personal e idiosincrásica, sin criterios objetivos simples que arbitran la diversidad de opiniones.

El reconocimiento gradual de la “universalidad de la subjetividad” conduce al adolescente a la “soledad epistemológica” entre esta situación, el pensamiento abstracto no ayuda al adolescente más que el pensamiento concreto para resolver sus problemas de identidad. Con frecuencia se ve que el joven busca identificarse con amigos, adultos o grupos religiosos o políticos que le den un marco concreto, con unas creencias y conductas absolutamente similares y muy definidas que no le permitan tener dudas.

Con respecto al proceso de identificación, éste se inicia en la niñez. Inicialmente se identifican con sus padres, posteriormente con sus hermanos mayores; también los profesores suelen ser modelos con los que se identifica tanto el niño como el adolescente. En un nivel distinto están las identificaciones con campeones deportivos o estrellas de cine, de la canción, etc. El resultado final hace referencia a que el adolescente puede aislar las características que ha seleccionado a partir de variados modelos y combinarlas en una única identidad propia.

El proceso de formación de la identidad está también relacionado con el nivel de identificación sexual y de aceptación de uno mismo como “hombre” o como “mujer”. Esto significa la capacidad de establecer relaciones emocionales íntimas con personas del sexo opuesto. La familia es un factor muy importante en el desarrollo de la identidad del adolescente.

Con respecto al desarrollo moral, los adolescentes se enfrentan con decisiones personales y morales sobre conducta política, social y sexual. Son intelectualmente capaces de plantear y examinar cuestiones morales a un nivel abstracto que no fue posible durante la niñez. Kohlberg cree que los individuos pasan por varias etapas (niveles) de razonamiento moral que están enlazadas con los períodos de desarrollo cognitivo de Piaget:

Niveles preconvencionales de obediencias incuestionables a la autoridad y la satisfacción de las necesidades propias.

Niveles convencionales de pensamiento dirigido a complacer a los demás y satisfacer la moralidad de la ley y el orden.

Niveles postconvencionales de valores superiores, que conducen al cuestionamiento de las leyes a la luz de la inutilidad social y los principios abstractos éticos (la justicia, la dignidad humana).

La condición necesaria, pero no suficiente, para el progreso del juicio moral es el paso del pensamiento Preoperacional al operacional concreto y operación formal. Los valores culturales y las conductas de los padres contribuyen también en cómo el adolescente piensa sobre los problemas morales.

En la sociedad actual, el adolescente se siente centro de atención de los adultos. Estos, sobre todos los padres y profesores, pretenden obtener de él determinado comportamiento moral, dejándole poco margen a su propia experiencia y a la posibilidad de establecer ensayos y errores, lo que sin duda dificulta su identificación con el esquema moral preestablecido. Del enfrentamiento con los códigos morales impuestos o sugeridos nacerá un buen nº de comportamientos conflictivos.

3.4.- CAMBIOS EN LAS RELACIONES SOCIALES (FAMILIA E IGUALES).

LA FAMILIA:

Durante la adolescencia se producen importantes conflictos en la relación con la familia, en especial con su padre y su madre. Existen diferentes perspectivas teóricas predominantes:

enfoques que consideran la adolescencia como un período en el que las relaciones familiares son problemáticas,

concepciones que abogan por la normalidad en las relaciones padres e hijos.

Por un lado, se encuentra la perspectiva psicoanalítica que plantea una explosión de conflictos, rebelión del adolescente y separación emocional respecto a los padres. Pero esta imagen ha sido sustituida por una mucho más normalizada y realista. Luego, por otro lado, se comprende que durante la adolescencia tienen lugar una serie de cambios en la relación establecida con sus progenitores, pero estos cambios no tienen que suponer necesariamente la aparición de conflictos graves.

Existen diferentes razones que pueden justificar este cambio en las relaciones familiares tras la pubertad:

En primer lugar, los cambios cognitivos afectan a la forma en que piensan sobre ellos mismos y sobre los demás, y que van a permitir al joven tener una forma diferente de apreciar las normas y regulaciones familiares llegando a cuestionarlas.

En segundo lugar, destacar que empiezan a pasar más tiempo con los iguales, lo que les permitirá una mayor experiencia en las relaciones horizontales o igualitarias que puede llevarles a desear un tipo de relaciones semejantes en su familia.

Muchos de los cambios en las relaciones familiares están, en gran medida, influidos por los cambios experimentados por los hijos a raíz de la pubertad. Pero no hay que olvidar que los padres y madres también cambian a lo largo del ciclo vital, y es posible que mientras que sus hijos e hijas atraviesan la adolescencia, ellos también estén haciendo frente a algún momento evolutivo delicado o atravesando alguna crisis personal, que puede verse acrecentada por el crecimiento de sus hijos e hijas.

LOS IGUALES:

En la adolescencia, las relaciones con los iguales ganan en importancia, intensidad y estabilidad. El grupo de iguales se convierte en el contexto de socialización más influyente. Las relaciones de amistad experimentan cambios.

Como consecuencia de la maduración cognitiva y del tiempo que dedican a hablar de sí mismos, los adolescentes irán comprendiéndose mejor unos a otros, lo que va a repercutir en que las relaciones con amigos y amigas estén marcadas por la reciprocidad y en que a partir de la adolescencia éstos se apoyen y ayuden unos a otros, mostrando un mayor comportamiento prosocial. También aumentará sustancialmente la intimidad en las relaciones, es decir, las amistades íntimas serán un fenómeno típico en esta etapa.

Las relaciones con los iguales, sobre todo en los vínculos de amistad, van a constituir una experiencia muy gratificante que enriquecerá la vida del chico o chica en cuestión. En general tener amigos y amigas es un indicador de buenas habilidades interpersonales y un signo de un buen ajuste psicológico.

Los beneficios derivados de disponer de amistades en esta etapa son abundantes, porque supone un importante apoyo emocional para la superación de los típicos altibajos de la etapa y proporciona apoyo instrumental para la resolución de determinados problemas prácticos, así como de información sobre diferentes temas como las relaciones personales, sexualidad, etc.

A pesar de la intensidad de las relaciones con los iguales, será frecuente que al inicio de la adolescencia, chicos y chicas experimentan ciertos sentimientos de soledad, probablemente por encontrarse en una situación de transición entre la vinculación afectiva con la familia propia de la infancia y el establecimiento de las amistades juveniles.

Todos estos cambios internos y externos, que guardan una estrecha relación, van a contribuir a que este período suponga una importante transición evolutiva de gran interés, una transición entre la inmadurez física, social y sexual de la edad adulta.

4.- IMPLICACIONES EDUCATIVAS.

4.1.- EN RELACIÓN CON LA ORIENTACIÓN.

¿Qué es Orientar? Orientar consiste en ajustar la ayuda pedagógica a las necesidades que el alumnado puede presentar y atender a los diferentes ámbitos en los que se produce su desarrollo: cognitivo, lingüístico, motor, afectivo y social. Esta labor es realizada por el profesorado de orientación educativa, quienes la desempeñan en Equipos de Orientación Educativa de la zona (E.O.E.) o en Departamento de Orientación de los Institutos de Educación Secundaria.

En relación con el tema, nos centramos en los profesionales que ejercen sus funciones en los Departamentos de Orientación puesto que éstos se relacionan con los Institutos de Educación Secundaria.

El orientador u orientadora de un IES, como recoge el Decreto 327/2010, de 13 de julio, por el que se aprueba el Reglamento Orgánico de los IES en Andalucía, tiene asignadas una serie de funciones, entre las que se destacan las siguientes:

Realizar la evaluación psicopedagógica del alumnado.

Asistir a las sesiones de evaluación de los diferentes grupos.

Asesorar al profesorado en el desarrollo del currículo sobre el ajuste del proceso de enseñanza-aprendizaje a las necesidades del alumnado.

Asesorar a la comunidad educativa en la aplicación de medidas relacionadas con la mediación, resolución y regulación de conflictos en el ámbito escolar.

Asesorar al equipo directivo y al profesorado en la aplicación de las diferentes actuaciones y medidas de atención a la diversidad, especialmente las orientadas al alumnado que presenta necesidades específicas de apoyo educativo.

Colaborar en el desarrollo del plan de orientación y acción tutorial, asesorando en sus funciones al profesorado que tenga asignadas las tutorías, facilitándoles los recursos didácticos o educativos necesarios e interviniendo directamente con el alumnado, ya sea en grupos o de forma individual, todo ello de acuerdo con lo que se recoja en dicho plan.

Asesorar a las familias o a los representantes legales del alumnado en los aspectos que afecten a la orientación psicopedagógica del mismo.

Para realizar estas funciones con efectividad, es necesario que el profesional de orientación educativa conozca cómo se desarrollan los sujetos en la etapa de Educación Secundaria, de ahí la importancia de este tema.

4.2.- EN RELACIÓN CON EL CURRÍCULO.

La Educación Secundaria se divide en Educación Secundaria Obligatoria y Educación Secundaria Postobligatoria.

Constituyen la Educación Secundaria Postobligatoria el bachillerato, la formación profesional de grado medio y las enseñanzas profesionales de artes plásticas y diseño de grado medio y las enseñanzas deportivas de grado medio.

Así pues, la Educación Secundaria está constituida por la ESO, el Bachillerato, los ciclos formativos de grado medio y las enseñanzas profesionales de artes plásticas y diseño y las deportivas de grado medio.

El currículo establecido por la Administración para las diferentes enseñanzas que constituyen dicha etapa se hace eco de los conocimientos de psicología evolutiva y configura la etapa observándolos como fundamentos.

Por tanto, se puede afirmar que los conocimientos sobre psicología evolutiva constituyen uno de los pilares o fuentes del currículo y ello tiene como consecuencia una serie de implicaciones educativas, que se reflejan en los diferentes elementos curriculares expuestos a continuación:

Educación Secundaria Obligatoria.

Bachillerato.

Ciclos Formativos de grado medio, las enseñanzas profesionales de artes plásticas y diseño, y las enseñanzas deportivas de grado medio.

E. S. O.

D. 231/2007 – O. 10/08/2007

BACHILLERATO

D. 416/2008 – O. 5/08/2008 currículo

O. 15/12/2008 evaluación

F.P.

R.D. 1147/2011, de 29 de julio, por el que se establece su ordenación general.

4 cursos à 12-16 años 2 cursos à modalidades diferentes (CC.SS., ciencias puras, CC. de la Salud, Humanidades, Arte, etc.). Conjunto de Ciclos Formativos de grado medio o superior.
Fin: lograr aspectos humanístico, artístico, científico y tecnológico, hábitos de estudio y de trabajo, derechos y obligaciones como ciudadano. Fin: proporcionar al alumnado formación, madurez intelectual y humana, conocimientos y habilidades que les permitan desarrollar funciones sociales e incorporarse a la vida activa con responsabilidad y competencia. Asimismo los capacitará para acceder a la Educación Superior. Fin: preparar al alumnado para la actividad en un campo profesional y facilitar su adaptación a las modificaciones laborales que pueden producirse a lo largo de su vida, así como contribuir a su desarrollo personal y al ejercicio de una ciudadanía democrática.
Organización de acuerdo a los ppios.de educación y de At. D.

Contribuirá a las 8 CC. BB.

Ppios. Pedagógicos: favorecer la capacidad para aprender por sí mismo, para trabajar en equipo y para aplicar métodos de investigación, desarrollo actividades que estimulen el interés y el hábito de la lectura, y expresión correcta en público. Organización modular, de duración variable.
Contenidos teórico-prácticos.
Metodología práctica y cercana al mundo laboral (integración socio-laboral).
Objetivos à contenidos (áreas)
Metodología: At. Diversidad, ritmo de Aprend., autonomía y trabajo en equipo.
Correcta expresión oral y escrita, uso de las Matemáticas, y hábito lectura.
Evaluación continua y diferenciada-materias currículo Evaluación continua y diferenciada según las materias.

Con respecto a las Implicaciones Educativas, cabe destacar el artículo de Jaume Funes Arteaga “Claves para leer la Adolescencia, de problema a sujeto educativo”, donde establece que toda posibilidad de acción educativa en la etapa secundaria viene condicionada por la visión que el docente tiene del adolescente.

Por ello, a continuación se indica el decálogo de criterios optimistas para trabajar con adolescentes propuestos por Arteaga, entendiéndolos como implicaciones educativas:

Ajustar el enfoque de la mirada.

Tener conflictos, no significa tener problemas, éstos aparecen cuando no conseguimos encontrar una respuesta adecuada.

Observar, conocer y preguntar.

El futuro, sirve pocas veces como argumento, suele estar demasiado lejos para ello.

Construir espacios de influencia educativa a su alrededor.

En la adolescencia, educar significa acompañar.

Controlar la angustia que nos producen sus riesgos.

Servir para que construyan límites.

Ayudar a otros adultos que se angustian.

Conservar la paciencia y alimentar la esperanza.

5.- CONCLUSIÓN.

La etapa de la Educación Secundaria comprende el desarrollo evolutivo de la adolescencia, en la cual se van sucediendo cambios de diferente índole. Luego, como profesionales de la orientación debemos estar formados al respecto de todo lo que concierne alrededor de la misma para que llegue al resto de profesionales para su después puesta en práctica. Para ello es imprescindible que en la definición del Plan de Centro, y más concretamente del Proyecto Educativo, como elemento fundamental del mismo, se tengan en cuenta las implicaciones educativas citadas. De esta manera, el profesorado de orientación educativa a través de su trabajo, sus funciones contribuyen al objetivo de esta etapa, es decir, al objetivo del desarrollo integral del alumnado en las diferentes áreas.

6.- BIBLIOGRAFÍA.

Referentes normativos:

Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.

Ley 17/2007, de 10 de diciembre, de Educación de Andalucía.

Ley Orgánica 5/2002, de 19 de junio, de las Cualificaciones y de la Formación Profesional.

Real Decreto 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria.

Real Decreto 1467/2007, de 2 de noviembre, por el que se establece la estructura del bachillerato y se fijan sus enseñanzas mínimas.

Real Decreto 1147/2011, de 29 de julio, por el que se establece la ordenación general de la Formación Profesional del sistema educativo.

Decreto 231/2007, de 31 de julio, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria en Andalucía.

Decreto 416/2008, de 22 de julio, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes al Bachillerato en Andalucía.

Decreto 327/2010, de 13 de julio, por el que se apruebe el Reglamento Orgánico de los Institutos de Educación Secundaria en Andalucía.

Orden 5 de agosto de 2008, por la que se desarrolla el currículo correspondiente al Bachillerato en Andalucía.

Orden 15 de agosto de 2008, por la que se establece la ordenación de la evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado de Bachillerato en la Comunidad Autónoma de Andalucía.

Orden 10 de agosto de 2011, por la que se desarrolla el currículo correspondiente a la Educación Secundaria Obligatoria en Andalucía.

Orden 10 de agosto de 2011, por la que se establece la ordenación de la evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado de Educación Secundaria Obligatoria en la comunidad Autónoma de Andalucía.

Referentes bibliográficos:

A.P.A. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Ed. Masson. Barcelona. 2002.

COLL, C.; PALACIOS, J. y MARCHESI, A.: “Desarrollo psicológico y educación. Tomo I Psicología de la Educación” Ed. Alianza Psicología. Madrid. 2001.

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