Tema 9B – La actividad musical en la educación psicomotriz

Tema 9B – La actividad musical en la educación psicomotriz

Introducción.

1. La actividad musical en la educación psicomotriz.

2. Coordinación general práxica.

2.1. Coordinación y disociación psicomotriz.

2.2. Coordinación práxica.

3. Esquema corporal.

3.1. Tonicidad.

3.2. Control postural.

3.3. Control respiratorio.

4. Alteraciones del esquema corporal y ajuste corporal.

5. Conductas perceptivomotrices.

5.1. El ritmo

5.2. Formación rítmico-motriz

5.3. Desarrollo psicomotriz de 0-6 años.

5.4. Desarrollo psicomotriz de 6 a 12 años.

6. Trastornos de la orientación espacio-temporal.

7. Aportaciones interdisciplinarias.

8. Intervención educativa.

INTRODUCCIÓN.

Movimiento y música se encuentran estrechamente vinculados, nacen simultáneamente de la necesidad de expresión.

El niño desde el momento de su nacimiento se halla inmerso en un mundo exterior a él del que depende totalmente. La percepción de ese mundo exterior, así como su relación con el mismo, la lleva a cabo con su cuerpo.

El proceso de formación y desarrollo de las capacidades intelectuales, físicas y afectivas estaría incompleto si sólo se atuviese al plano cognitivo, por tanto, el saber pensar, sentir y vivir, también deben formar parte del proceso, desarrollando el plano psicofísico.

Las experiencias desde el propio cuerpo desarrollan las facultades sensoriales y mentales de una forma equilibrada, y es una fuente para incentivar la creatividad, el potencial interior y su interrelación.

La psicomotricidad posibilita que las vivencias, a partir de su cuerpo con relación al espacio y al tiempo, desarrollen su conciencia de ser integral.

La educación psicomotriz debe contribuir a desarrollar los siguientes OBJETIVOS:

– Desarrollar el dominio de la actividad motriz global.

– Utilizar el cuerpo con una función expresiva.

– Adquirir buena imagen de su propio cuerpo.

– Establecer relaciones tónico-afectivas con su entorno.

– Desarrollar las conductas neuroperceptivas motoras.

– Desarrollar las conductas perceptivo-motoras.

– Desarrollar la organización y estructura espacial.

– Desarrollar la organización temporal.

Estos objetivos generales se conseguirán a través de la Educación Musical. La música es un estímulo, el alumnado desde muy pequeño es capaz de dar respuestas al ritmo y a la entonación. Ya desde los tres o cuatro años, con un mayor control de la motricidad para andar, saltar, trotar, correr, va a permitirle moverse incluso para danzar, teniendo oportunidad de manifestarse rítmicamente, igualmente cuando el desarrollo lingüístico crece, al ritmo inicial se le une la melodía, y cuando apenas empieza a cantar, se acompaña de palmadas y golpes.

Esta sensibilidad ante la música, nos pone de manifiesto que dentro de la dimensión psicomotriz, también se desarrollarán y favorecerán los siguientes OBJETIVOS:

– Descubrir y reproducir estructuras rítmicas.

– Adecuar las conductas motrices al ritmo.

– Ser capaz de expresar ritmos mediante el movimiento.

– Dominar la motricidad fonatoria.

– Progresar en el dominio de la respiración.

– Favorecer el dominio de la independencia segmentaria del cuerpo.

– Potenciar la comunicación a través del cuerpo.

– Potenciar la creatividad a través del juego.

La psicomotricidad en un principio fue entendida como la capacidad de controlar los movimientos, es decir, con una perspectiva maduracionista (GESELL). Posteriormente, diversas investigaciones (SPITZ-relacionada con lo afectivo, WALLON-relacionada a la inteligencia sensomotora) y desde distintas perspectivas, los factores maduracionistas del movimiento se completan con los psicológicos (significados psicológicos del movimiento).

Según esto, en líneas generales, podemos entender la psicomotricidad como el dominio de los movimientos de las diferentes partes del cuerpo, en cuanto que comporta o precisa control coordinado de los elementos responsables, y llevó consigo, en la mayoría de los casos una actividad intencional. Y partiendo de aquí, entendemos como educación psicomotriz, un conjunto de métodos y técnicas que se centran en el cuerpo y en el movimiento como medios para conseguir un mejor desarrollo de la personalidad y una mejor relación y comunicación con el mundo que le rodea.

Psicomotricidad: percepción del desarrollo, según la cual se considera que existe una identidad entre las funciones neuromotrices del organismo y sus funciones psíquicas.

Según Lapierre todo movimiento es indisociable del psiquismo que lo produce, e implica por este hecho a la personalidad completa, y a la inversa.

Por su parte ESCUDERO, en su obra “EDUCACIÓN MUSICAL, RÍTMICA Y PSICOMOTRIZ” nos define la psicomotricidad del siguiente modo: “La psicomotricidad consiste en el desarrollo psíquico que se obra en el sujeto a través del movimiento, en cuanto al desarrollo de la inteligencia, de la vida emocional y de la vida social” (ESCUDERO, 1988, p. 15).

En resumen, diremos que la expresión psicomotriz establece la influencia que el movimiento tiene en la organización psicológica general, es decir, desde la vertiente corporal anatomo fisiológica a la cognitiva afectiva.

1. LA ACTIVIDAD MUSICAL EN LA EDUCACIÓN PSICOMOTRIZ.

Para que los niños logren comprender los conceptos abstractos, tienen que vivenciar a través del trabajo corporal individual y colectivo en el espacio, los contrastes, las formas, los planos, las distancias, la relación espacial entre los objetos, los sonidos y su relación con ellos.

La educación psicomotriz y artístico musical desarrolla las capacidades mentales de:

– Análisis.

– Síntesis.

– Abstracción.

– Simbolización.

– Expresión.

Y estimula la imaginación y la creatividad.

La educación musical desarrolla la capacidad de atención, expresión, relación y abstracción. Estimula una respuesta creativo-activa que se traduce en danza, movimiento, plástica, etc. Perfila la sensibilidad auditiva y sirve de equilibrio psicosomático, liberador de tensiones.

La educación psicomotriz, el ritmo musical, el gesto, la danza elemental, los ejercicios de movimiento, el canto, la dramatización, etc., proporcionan la maduración del niño, la estructuración de su esquema corporal y el desarrollo de su sensibilidad. De esta forma se le prepara y madura para la integración de aprendizajes específicos.

Los niños que se caracterizan por una inercia destacada o inestabilidad motora son los que más necesitan vivenciar psicomotrizmente el ritmo musical, ya que, como dice J. Robins: “La música y el ritmo transformados en movimiento por el cuerpo del infante, le abren paso a la percepción”.

El ritmo musical es un buen hilo conductor de todas las actividades de la psicomotricidad. La percepción del ritmo es fácil de conseguir si se vivencia a través de la prosodia, del movimiento, de los gestos, etc.

El canto tiene suma importancia. Es una actividad sintética, globalizante de forma especial para los niños inestables, crea y fomenta una gran alegría y seguridad. Para los pequeños el canto, acompañado de mímica o danza, ofrece gran interés y permite que se exprese su personalidad.

El canto libera de tensiones escolares y ayuda a descargar estados emotivos tensos. Contribuye a la socialización e integración en el grupo.

Todas estas actividades se realizan en un clima de: espontaneidad, naturalidad, libertad y creatividad (Castro C 1981).

Dentro del currículo, la educación psicomotriz pretende integrar las actividades educativas relacionadas con el movimiento del propio cuerpo.

ACTIVIDAD EDUCATIVA: Es una unidad de integración y desarrollo de experiencias que fundamentalmente debe cumplir unos requisitos pedagógicos, referirse a las finalidades educativas, proporcionar una globalidad, facilitar el aprendizaje poniendo en acción las funciones educativas (analizar, componer, elaborar, comprobar, construir…) y ser integradora de todas las dimensiones de la personalidad.

La educación psicomotriz es una dimensión educativa que se desarrolla dentro del ámbito del movimiento, de la acción. Todas las actividades irán encaminadas el reconocimiento y consecución del esquema corporal, al desarrollo de la capacidad de utilización del cuerpo como elemento expresivo, a orientarse dentro de su espacio interno y de su espacio externo, a conseguir hábitos de cuidado, prevención, uso adecuado, etc. de su propio cuerpo.

Los elementos fundamentales para el desarrollo integral del niño comprenden:

a) Control del tono de los músculos o la tonicidad y relajación global y segmentaria, automática consciente.

b) El equilibrio o control postural que se construye a través de las experiencias sensomotoras.

c) El dominio y control de la respiración que tanto influye en los procesos psicológicos de las emociones y la atención.

d) El control espacio-temporal que hace descubrir y asimilar las diversas orientaciones y relaciones espaciales. Como el tiempo está ligado al espacio, se coordina el ritmo sonoro con la motricidad.

Resumiendo, se puede decir que el esquema corporal es la organización psicomotriz global que responde a los niveles: motores, tónicos, perceptivos, sensoriales, expresivos y abarcándolo todo el aspecto afectivo.

El desarrollo general del niño se refleja en el siguiente esquema, adaptado de GALLAHUE (1976):

Las actividades que deben proponerse para aprender conceptos, procedimientos y actitudes, y para vivenciar los sentimientos y alcanzar un desarrollo armónico.

La educación musical desarrolla la capacidad de atención, expresión, relación y abstracción. Estimula una respuesta creativo-activa que se traduce en danza, movimiento, plástica, etc. Perfila la sensibilidad auditiva y sirve de equilibrio psicosomático, liberador de tensiones.

La música dentro de la educación psicomotriz, adopta un valor expresivo. La motricidad y la expresión corporal, constituyen una vía de canalización de actitudes y toma de conciencia de las posibilidades personales.

La actividad musical aporta:

– Un equilibrio psicofísico, es decir, favorece el conocimiento y control muscular.

– Una creatividad personal, cada movimiento corporal es diferente y se expresa con libertad.

– Una finalidad, un trabajo motriz para niños sin dificultades motrices y psíquicas y para reeducar a los niños con deficiencias.

En cualquier actividad, el alumnado va a sentir su cuerpo, globalmente, sin necesidad de racionalizar sus vivencias. El movimiento tiene una gran carga emocional que hay que aprovechar. Se darán directrices que no sean rígidas, para que puedan expresar su espontaneidad y luego recapacitar sobre su actuación.

La psicomotricidad es una actividad interdisciplinar, cuyo objetivo fundamental es la motricidad conductual.

Las actividades psicomotrices llevarán un cierto orden, encaminadas a conseguir en primer lugar la toma de conciencia del propio cuerpo; en segundo lugar, conseguir una estructuración espacial que se basará en la vivencia anterior, respecto a sí mismo y a los demás. Una vez conseguidas las etapas de adquisición del sentido del espacio, favoreciendo la estructuración de la orientación, la lateralidad y equilibrio, se establecerá la temporalidad, y por último la función de simbolización que sustituye la realidad por un símbolo.

Los objetivos generales se concretarán en conductas motrices bases, desde la perspectiva del “yo” consigo mismo, con el entorno y con los demás. Los elementos básicos que se desarrollarán son: esquema corporal, estructuración del espacio y del tiempo y el aspecto social.

2. COORDINACIÓN GENERAL Y PRÁXICA

2.1 Coordinación y disociación psicomotriz.

La finalidad de la coordinación es llevar a cabo eficaz-mente, movimientos que interesen a varios segmentos corporales, implicados en un gesto o en una actitud. Para conseguirla, es preciso partir de una buena integración del esquema corporal, así como de un conocimiento y control del cuerpo lo más desarrollado posible. Constituye un factor importante en la estructuración espacial del niño con respecto a su propio cuerpo (lateralidad) o al mundo que le rodea (orientación).

Una coordinación psicomotriz defectuosa afecta a todos los niveles de la actividad del niño. La disociación está directamente relacionada con la coordinación psicomotriz; supone un buen control de los automatismos y una coordinación adecuada.

La Ed. psicomotriz permite un conocimiento y control del cuerpo. Si existe una buena integración corporal se fomentará la coordinación general consiguiendo una estructuración espacial (lateralidad) con respecto a su propio cuerpo y una estructuración espacial (orientación) con respecto al mundo que le rodea.

Marta SCHINCA nos comenta que el conocimiento y control del cuerpo es el puente entre el “yo” y el mundo externo, la relación entre cada ser y lo externo se materializa en base a manifestaciones motrices, y esa realidad exterior a sí mismo empieza a conocerse a través de sus sensaciones y percepciones. Existen una serie de conceptos abstractos a los que el niño tiene acceso sólo por medio de la experiencia real que le ayude a comprenderlos. (SCHINCA, 1989, PP.17-18).

2.2. Coordinación práxica.

Implica realizar movimientos coordinados de manos y dedos. Se inician trabajando la aprehensión de objetos con las manos, dominar la coordinación de movimientos de ambas manos para posteriormente ir coordinando los movimientos viso-motrices y viso-digitales.

El desarrollo de esta área es imprescindible para conseguir la madurez necesaria para el inicio de la preescritura y escritura.

La toma de conciencia del cuerpo se realiza a través de ejercicios organizados que fomenta la construcción de su imagen interna. La globalidad se conseguirá cuando se conozca la funcionalidad de cada parte corporal y se haya vivenciado.

Para ESCUDERO (1988 p.15), las etapas de estructuración del esquema corporal son tres:

– La primera hasta los tres años, en la que descubre su propio cuerpo.

– La segunda hasta los siete años, en la que realiza un proceso de afianzamiento de la percepción.

– La tercera hasta los doce años, donde se estructura su esquema corporal adquiriendo la representación mental.

Si se presentan perturbaciones, se producirán dificultades de coordinación, manifestándose una lentitud general, tanto motriz como intelectual.

Las características del esquema corporal según P. Vayer, estructurado por etapas, son las siguientes:

3. ESQUEMA CORPORAL.

Consiste en la representación mental del propio cuerpo, como conjuntos de elementos que forman un todo único, de sus posibilidades de movimiento y de sus limitaciones espaciales.

Según Le Boulch, es el conocimiento inmediato del cuerpo, tanto en reposo como en movimiento en función de la interrelación de sus partes y en interacción de lo que le rodea (espacio, objetos).

Wallon dice que el esquema corporal es el resultado y requisito de un ajuste entre el individuo y el medio.

El esquema corporal no es algo que venga dado ya desde el nacimiento, sino que su elaboración se va construyendo por medio de múltiples experiencias motrices, a través de las informaciones que proporcionan los órganos de los sentidos y todas las sensaciones propio perceptivas que surgen en el propio movimiento corporal.

La construcción correcta del esquema corporal se utiliza cuando se acomodan perfectamente las posibilidades motrices con el mundo exterior.

El desarrollo del esquema corporal depende tanto de la maduración del sistema nervioso como de la propia acción corporal; está influido por el medio ambiente donde se desenvuelve al niño y por la relación afectiva con las personas de su ámbito; está determinado por la representación que el niño hace de sí mismo y de los objetos de su mundo con los que se relaciona.

Los elementos necesarios para una correcta elaboración del esquema corporal son:

– Control tónico.

– Control postural.

– Control respiratorio.

– Estructuración espacio-temporal.

Se han distinguido tres etapas en la evolución del esquema corporal:

a) Etapa del cuerpo vivido: hasta los 3 años.

b) Etapa de discriminación perceptiva (de 3 a 7 años).

Se caracteriza por el desarrollo progresivo de la orientación del esquema corporal y la afirmación de la lateralidad. Hacia el final de esta etapa, el niño es capaz de dirigir su atención sobre la totalidad de su cuerpo y sobre cada uno de los segmentos corporales.

c) Etapa del cuerpo representado (de 7 a 12 años).

Se corresponde sobre el plano intelectual con el estadio de las operaciones concretas de Piaget.

En este estado juega un papel decisivo el esquema de acción, aspecto dinámico del esquema corporal y verdadera imagen anticipatoria, por medio de la cual el niño hace más consciente su motricidad.

3.1. Tonicidad.

Es el mayor o menor grado de tensión y relajación que necesitan los músculos para realizar cualquier actividad.

Tiene su base en las primeras experiencias sensomotoras del niño.

Es regulada por el sistema nervioso.

Para desarrollar el control de la tonicidad utilizaremos ejercicios tendentes a proporcionar al niño el máximo de sensaciones posibles de su propio cuerpo, en diversas posiciones.

Dentro del desarrollo del control tónico merece atención especial el uso de ejercicios de relajación.

Podemos distinguir en primer lugar dos tipos de relajación: global y segmentaria, y en segundo lugar automática y consciente.

La relajación automática tanto global como segmentaria, debe ser utilizada de forma general después de ejercicios que hayan producido un estado de fatiga.

La relajación consciente entraña un dominio y conocimiento del esquema corporal que no se alcanzará antes de los 6-7 años generalmente.

3.2. Control postural.

Es el equilibrio del cuerpo en sentido estático y dinámico. Es fundamental para la liberación de los miembros superiores y para la autonomía del niño.

Casi todos los niños que presentan dificultades en su equilibración, suelen ser tímidos y retraídos, quizás como consecuencia de las múltiples frustraciones y fracasos vividos en experiencias tales como correr, saltar, etc.

También es esencial como una de las condiciones necesarias para una correcta estructuración y orientación espacial.

3.3 Control respiratorio.

Puede ser consciente e inconsciente. Va a influir sobre procesos psicológicos tan importantes como la atención y las emociones.

4. ALTERACIONES DEL ESQUEMA Y AJUSTE CORPORAL.

La psicomotricidad debe aportar un aprendizaje racional y progresivo que permita dominar totalmente el cuerpo. Para ello hay que partir del conocimiento del funcionamiento y manejo de los músculos, canalizando todas las actividades hacia el juego.

Las alteraciones del esquema y ajuste corporal, son una traba para conseguir esa integración del esquema corporal necesaria para el desarrollo armónico. La educación psicomotriz la podemos considerar en los siguientes aspectos:

a) Conocimiento y control del cuerpo. Se pretende explorar cada músculo y su funcionamiento, además de su manejo en la contracción y en la descontracción. Se plantearán las actividades llegando a una tensión para luego producir una relajación. Es importante realizarlas con todos los músculos del cuerpo.

b) Lateralidad, independencia y coordinación entre dos o más miembros. El contramovimiento. El desajuste en este aspecto produce sujetos descoordinados, con falta de mando motor, incapaces de independizar un movimiento de otro (sincinesia), presentan una gran torpeza de movimientos. Se trabajará la independencia de miembros, alternar levantamientos, trabajar unilateralmente el cuerpo, trabajo cruzado de los miembros, ejercitar la simetría y el contramovimiento que se rige por la alternancia de zonas simultáneamente.

c) Respiración y relajación. La falta de una buena función respiratoria provoca ansiedad, cansancio e incapacidad para una buena coordinación motriz. El movimiento debe estar coordinado con la respiración. Éste posee una parte activa y otra pasiva. La activa debe coincidir con la inspiración, y la pasiva con la espiración. Al entrar el aire nasalmente, el vientre se expande, y al espirar bucalmente, no debe haber trabajo muscular activo, sino que por la elasticidad del tejido pulmonar, sale y vuelve a su posición normal.

Se hacen inspiraciones voluntarias y profundas cuando queramos aumentar la capacidad pulmonar, de lo contrario se ejecutará de una forma mecánica. Sólo se tratará aparte cuando exista alguna lesión respiratoria.

En cuanto a la relajación, todo buen trabajo psicomotriz empezará con una técnica de relajación, es indudable que conduce al buen funcionamiento del cuerpo y tiene un gran valor psíquico. Las actividades prácticas observarán algunas sensaciones de apretar-soltar, levantar-dejar caer… en cuanto a sensaciones parciales; y “soy una marioneta”, “soy un muñeco de trapo”, “un ave que vuela”,… en cuanto a sensaciones globales.

d) Articulación. Se trata de vivenciar qué es para qué sirve cada articulación. Este trabajo conduce a la independencia segmentaria del movimiento dentro de una zona, y al descubrimiento de las posibilidades expresivas del cuerpo.

e) Equilibrio. Es uno de los objetivos de la educación psicomotriz, puesto que una mala postura produce deficiencias musculares, a veces debido a factores físicos y otras a factores psíquicos.

El equilibrio es el factor principal para la locomoción. Su falta produce imprecisión de movimiento. Falsas contracciones e inestabilidad.

f) Coordinación visomotora. Se refiere a la relación ojo-mano, base de estas actividades. En las manos se concentra la motricidad fina, llamada así por ajustarse a una precisión y un elevado nivel de coordinación en su desarrollo. Si no tiene una buena coordinación visomotora, presentará una gran dificultad para conseguir la precisión del grafismo en general y de la escritura en particular.

Se realizarán actividades que sirvan para adaptar el esfuerzo muscular, como lanzar pelotas y recibirlas, todas aquellas que sean para usar su cuerpo en el espacio moviendo objetos y ejercicios especiales para las manos que flexibilicen y fortifiquen los dedos, incrementando su habilidad manual.

g) Movimientos. Es necesario plantear ciertas claves que dominen toda evolución del cuerpo en movimiento. Siempre será afectado por dos fuerzas: la gravedad y el espacio. La gravedad conscientemente se pude usar ejecutando movimientos que vaya con ella, donde no se necesita un esfuerzo muscular, o bien ir en contra de ella, donde será necesario un gran esfuerzo muscular.

La fuerza del espacio se establece entre el cuerpo y él mismo. Si todo músculo tiene su antagonista, la actividad educativa se desarrollará cuando se trabaje el movimiento muscular antagónicamente.

Según Marta SCHINCA, podemos establecer algunas calidades del movimiento que surgen de la conjunción o disociación de la lucha contra la gravedad y el espacio. Su Ctº asegura una mayor comprensión y compenetración con la actividad de los alumnos.

Pueden existir básicamente cuatro calidades:

· PESADO: Con gravedad, sin antagonismo espacial (ceder a la atracción de la gravedad sin tensión muscular).

· PESADO Y FUERTE: Con la gravedad, con antagonismo espacial (ceder a la atracción de la gravedad pero en tensión).

· LIVIANO: Contra la gravedad, con antagonismo (esfuerzo con la gravedad; energía muscular).

· LIVIANO Y SUAVE: Contra la gravedad, sin antagonismo (movimiento libre, superado todo esfuerzo muscular; el cuerpo actúa como suspendido en el espacio, sin sensación de peso).

Marta SCHINCA, 1989. P.68.

La parte expresiva del trabajo corporal es una manifestación de calidad o calidades de movimiento. Se estimulará trabajando los matices con imágenes: el cuerpo se transforma en diferentes materiales, factores de peso, tensión, fluir y duración temporal, paso de estados (agua- mariposa).

El movimiento también tiene otras manifestaciones como: locomoción-desplazamiento en un ámbito espacial (andar-correr).

Para estos ejercicios, planteados de forma lúdica, será un elemento importantísimo el acompañamiento rítmico.

h) Imaginación y sensibilidad individual y colectiva: Expresión libre. Todos los ejercicios deben desarrollar la capacidad de creación libre, estimulando la imaginación y la sensibilidad. Cuando el sujeto presenta dificultades en algún elemento, si llega a estimularse empezará a sentirse libre, y aflorará la capacidad expresiva y creativa, la propia valoración por parte del profesor puede servir de estímulo.

Las alteraciones de tono y ajuste corporal comprometen seriamente el desarrollo e integración del esquema corporal. Un esquema corporal mal definido entraña un déficit de la relación sujeto-mundo exterior que se traduce en:

– Déficit de la estructuración espacio-temporal.

– En la motricidad, torpeza e incoordinación.

– En la relación con el otro, inseguridad.

Estas alteraciones pueden clasificarse en las siguientes:

Hipertonía: se trata de un aumento del tono muscular en el que la tensión muscular es fuerte, produciendo un gasto de energía innecesario. También puede ser, además de muscular, nerviosa. La hipertonía en los segmentos corporales es normal hasta los 18 meses de vida.

Hipotonía es la disminución del tono muscular y produce malas posturas, como por ejemplo: curvatura de la columna vertebral. La toma de conciencia de tener una equilibrada postura muscular produce sensación del dominio del cuerpo.

Espasticidad: cuando se produce un alto grado de hipertonía se habla de espasticidad; ésta se caracteriza por un aumento de la resistencia a los movimientos pasivos.

Paratonía: se caracteriza por la dificultad de relajación voluntaria y parece ligada a factores orgánicos y emocionales

– Atetosis: Presenta movimientos involuntarios, de grupos de músculos que son cambiables, lentos, vagos, continuos y sinuosos y afectan de manera importante a las manos y los pies.

Distonías: tiene dos modalidades.

+ Distonía de actitud: tensión muscular por una mala postura.

+ Distonía neurovegetativa: está en relación con los trastornos emocionales o afectivos debidos a un desequilibrio neurovegetativo.

Se manifiesta por un estado de hipotensión. Lo más aconsejable para ambos es la relajación.

Discinesias: son movimientos anormales que aparecen con ocasión del mantenimiento de una actitud postural o de un movimiento intencional, las discinesias son breves y anárquicas.

Una perturbación en el equilibrio estático como en el equilibrio dinámico, lleva consigo una perturbación en el equilibrio general del cuerpo, que se traduce, salvo lesión neurológica, en dificultades del esquema corporal y de la integración espacio temporal.

– Sincinesia: son movimientos parásitos que se caracterizan por la contradicción no voluntaria de un grupo muscular (del miembro opuesto).

Otras alteraciones de carácter más general serían:

Hipercinesia: inestabilidad motriz, que suele ir acompañada de inestabilidad psíquica, comportamiento inquieto.

Hábitos y descargas motrices: algunas tienen carácter rítmico, balanceos, tics. Otros no, como morderse las uñas, tirarse del pelo, etc. En general, son hábitos motores que reducen los estados de tensión y permiten al sujeto aislarse del mundo exterior.

Apraxia: constituye un déficit de ejecución o no ejecución en absoluto de gestos o patrones motores complejos cuando no existe un déficit motor que impida realizar los movimientos de forma independiente, son debido a lesiones del cerebro.

5. CONDUCTAS PERCEPTIVOMOTRICES.

Las conductas perceptivomotrices constituyen un papel fundamental en el movimiento, y por lo tanto en la educación psicomotriz. Están ligadas a la estructura del esquema corporal y directamente relacionadas unas con otras. Serían:

– La percepción espacial

– La percepción temporal

– El ritmo

Percepción espacial: el cuerpo humano ocupa un espacio y se sitúa en el espacio. El espacio introduce al sujeto en el mundo de las formas y dimensiones. Inicialmente es la diferenciación del “yo corporal” con respecto al “mundo exterior”.

El eje corporal ocupa un lugar importante en la construcción del espacio, pues determina las nociones de:

– arriba-abajo

– derecha-izquierda

– alto-bajo

– direcciones oblicuas

– delante-detrás.

El espacio debe ser organizado primero en relación con el propio cuerpo, después en relación con el otros y los objetos.

Percepción temporal: es indisociable de la percepción espacial.

El tiempo es la duración que separa dos percepciones espaciales sucesivas. Por la tanto, la noción de tiempo debe seguir la misma evolución que la noción del espacio, pasando sucesivamente desde el tiempo gestual a la relación corporal entre el objeto y más tarde a la relación de objeto a objeto.

El tiempo no puede ser expresado en su duración más que por el sonido. Cuando el sonido vuelve o se acentúa a intervalos regulares se hace estructura rítmica.

La estructuración temporal será desarrollada a través de actividades fundamentalmente rítmicas cuyo valor educativo es verdaderamente importante, por cuanto desarrollan en el niño sus procesos de inhibición. Los ritmos habrán de ser realizados por medio de ejercicios que impliquen uno u otro tipo de actividad corporal pasando luego a utilizar instrumentos de percusión.

La aplicación musical a la educación psicomotriz encuentra su mayor utilidad en la orientación temporal.

El ritmo

En psicología el estudio del ritmo data ya desde 1850. Hacia finales del s.XIX el ritmo es considerado bajo el plano perceptivo, motor y afectivo. A partir de 1953 Fraisse introduce el estudio psicológico del ritmo partiendo de las actividades humanas. Para él la psicología del ritmo comienza con los movimientos ordenados, cuyo carácter principal es el de ser conocido por una percepción.

En líneas generales el ritmo es orden en el tiempo.

El ritmo permite pasar a los niños de la inhibición a la expresión y de reacciones anárquicas a movimientos controlados y regulares.

En un primer tiempo, los métodos de educación rítmica partieron del solfeo y de la música (Dalcroze, 1920). Hoy en día la tendencia es partir de ritmos naturales y espontáneos del niño para tomar conciencia y establecerlos. Se trata de mejorar la coordinación de los movimientos, de armonizar su acción en una actividad determinada para conseguir una mayor eficacia, contribuyendo a una disponibilidad corporal imprescindible en todo tipo de actividad, tanto intelectual como física. Esta es la finalidad de los ejercicios de ritmo en educación psicomotriz.

El ritmo hace intervenir la atención del niño, permite la flexibilidad, la relajación, la independencia segmentaria, elemento indispensable del control motriz.

Formación rítmica y psicomotriz. (Ritmo y movimiento).

Tenemos una gran fuente y una forma directa de vivenciar con el propio cuerpo los diferentes ritmos u otros conceptos a través del MOVIMIENTO. A esta forma de proceder es lo que se ha dado en denominar RÍTMICA.

Partiendo de que el estado natural del niño es la actividad, aprovechamos ésta para introducir al niño en la música desde su propio ambiente y forma de expresión, por medio de juegos.

Recordamos el Método de Jacques Dalcroze, basado en la rítmica. Supone una toma de contacto auditivo y su correspondiente respuesta corporal. Con marchas y formas de desplazamientos se adquieren elementos de la estructura musical.

Al desarrollar las funciones motrices se colabora paralelamente al desarrollo de las funciones psíquicas del niño, creando en el mismo, habilidades, exactitud de movimientos, aumento de velocidad, etc.

Los ejercicios rítmicos, obligan al niño a poner en juego actividades intelectuales, motrices y afectivas, siendo uno de los medios de expresión más completos, ya que para realizarlos, interviene la totalidad del niño.

DESARROLLO PSICOMOTRIZ DE 0-6 AÑOS.

· Desarrollo rítmico: El ritmo es el potencial musical más primitivo que se da en la persona y su desarrollo lo consideramos paralelo al mundo instintivo. La imitación rítmica es la primera en aparecer. En música el ritmo y el movimiento deben ser considerados juntos en los primeros años del desarrollo infantil. La respuesta rítmica es la primera que surge en el desarrollo de las respuestas a la música manifestándose por movimientos espontáneos tales como balanceos (laterales, antero-posteriores, cabeceo, agitación de manos y brazos, oscilación, etc.).

El origen del sentido rítmico infantil parece que reside en la experiencia prenatal del ritmo cardiaco de la madre, y éste determinaría el comportamiento infantil sobre respuestas evocadas que se manifestarían en lo que en educación musical denominamos vivencia del pulso. El pulso natural en los niños pequeños es de 84 a 100 negras por minuto oscilando según el estado de salud, la carga genética y el deterioro tanto motor como intelectual en los niños con deficiencias.

El sonido y la música lo podemos considerar como una fuente de energía que incide sobre el organismo del niño, lo mueve y estimula a la acción, al movimiento interno y externo, observable en las conductas provocadas por estos estímulos.

“El compás psíquico” determina como cada persona tiene su tempo personal espontáneo reflejado en sus actividades.

Las respuestas a la música las podemos considerar desde dos perspectivas:

– Las pasivas que se dan, sobre todo, en el proceso de la audición, aunque en el interior del sujeto se puede dar una respuesta que no llegue a exteriorizarse y no por eso hemos de considerarla “pasiva”.

– Las activas son la exteriorización de una respuesta sonora o musical; actúan como un mecanismo de feed-back que van a dar lugar al desarrollo de la percepción auditiva, las habilidades musicales y las coordinaciones motoras necesarias para el desarrollo rítmico-musical.

El ritmo ayuda a desarrollar el control elemental y la coordinación sensomotora. Seguir un ritmo supone la sincronización e isocronismo con el “tempo” musical; supone una evolución en el desarrollo psicomotriz a nivel de movimiento y de inhibición del mismo.

En el proceso de recepción y de emisión rítmico musical, el niño tiende a activar su sensorialidad, su afectividad y sus capacidades motrices y cognitivas.

RITMO Y MOVIMIENTO.

El ritmo personal motor varía siguiendo el desarrollo genético de tal forma que el “ tempo” relativamente lento en niños de cinco años, se va acelerando progresivamente hasta los siete u ocho años. El tempo espontáneo motor se manifiesta en el ritmo de balanceo, diversos movimientos sin y con desplazamientos, marcha, etc., realizados de manera natural con las diferentes partes del cuerpo.

Seguir el ritmo supone sincronizar el movimiento del cuerpo con una duración y acento. No debemos confundir reacción con sincronización. La sincronización supone que el comportamiento rítmico se realiza coincidiendo con el sonido que se produce o con el estímulo acordado; el estímulo y la respuesta se dan en el mismo momento. Hace falta que funcione un sistema de anticipación que haga posible prever el momento en que el sonido va a producirse, y en esto se distinguen, fundamentalmente, la reacción de la sincronización. Ésta segunda aparece de manera espontánea en los niños más pequeños. Los de un año pueden balancearse de pie, ante una música con un fuerte acento rítmico de balanceo, que podemos considerar como una respuesta espontánea y como una sincronización elemental que se irá perfeccionando mediante la adaptación. A los tres o cuatro años, puede acompañar el ritmo o tempo que marca un metrónomo, siempre que se adapte a su desarrollo, y les hagamos llegar las consignas (verbales o no) con claridad para que la acción se produzca voluntariamente. El intervalo de tiempo entre dos sonidos para estas edades, ha de ser como mínimo de un segundo. Si conseguimos educar el ritmo, lograr que reaccione con paradas, reanudación de la acción, hasta sensibilizarlo a la sincronización, progresivamente podrá adaptarse y así acelerar o relentizar su propio “tempo” musical a la vez que el ritmo.

Los movimientos controlados o voluntarios más asequibles son: los golpes sobre la mesa, suelo y las palmas.

EL BALANCEO: Es una forma de compás espontáneo motor. Su regulación es automática en los más pequeños y en los deficientes mentales. También se puede efectuar bajo control voluntario. El primer balanceo espontáneo que aparece, es cuando está echado sobre la espalda y agita sus pies, sobre los dos meses; disminuye de los cuatro a siete meses y desde el momento en que puede mantenerse sentado, aparece el balanceo del tronco, hacia el sexto mes.

Cuantas más partes del cuerpo entren en movimiento, más lento será éste, pues el seguimiento de un ritmo espontáneo ha de implicar una regulación de una tensión muscular, el control de sus propios movimientos y la regulación de sus sensaciones cinestésicas.

En niños con problemas de personalidad, se produce una reducción de la excitación y la ansiedad ante la frustración, se acompaña de una sensación de bienestar; se trataría de una regresión o autosatisfacciones más primitivas. El balanceo pretende centrarle en una sola excitación aislándola de otros estímulos para aminorar el estado general de inquietud hasta llevarlo a la relajación o sueño.

El balanceo lo podemos usar como estímulo en determinadas actividades musicales, ya que puede ser vivido como un movimiento que produce agradables sensaciones y grandes satisfacciones en los juegos infantiles. El carácter satisfactorio queda reforzado por la sincronización que siente el niño al realizar sus movimientos simultáneamente con el ritmo y con sus compañeros en una acción común.

DESARROLLO PSICOMOTRIZ DE 6 A 12 AÑOS.

El tempo rítmico. Cada persona tiene su forma de sentir y manifestar su propio ritmo personal. El tempo musical está en consonancia con sus propios ritmos biológicos y lo exterioriza en pulsaciones que pueden oscilar según su propia naturaleza.

Stern lo llamó “compás psíquico” espontáneo.: la velocidad de devenir de la vida psíquica y fijación del tiempo absoluto de los diferentes valores de las notas musicales. Cada persona posee un tempo personal espontáneo que orienta su percepción y comprensión musical.

El pulso natural en los niños oscila entre 84 y cien negras por minuto.

El tempo rítmico es muy importante a la hora de trabajar con niños sobre cualquier aspecto musical; el tempo musical varía siguiendo el desarrollo genético: en los más pequeños (5 años) suele ser más lento y se acelera hasta los siete u ocho años; se hace más lento, diferenciándose entre los individuos pero afianzándose cada una de las personas su propio ritmo individual, caracterizándolas.

Dos distinciones:

a. Conducta rítmica: reacción ante un estímulo.

b. Tempo rítmico: alude a la sincronización senso-motora. Para que haya sincronización entre nuestro movimiento, golpe, señal… y un sonido o ritmo, es necesario que exista a nivel perceptivo un sistema de anticipación que le permita al sujeto prever el momento en que el sonido va a producirse. Este sistema requiere que el ritmo sea regular en el tiempo.

La sincronización infantil se da desde el primer año de vida, y va desarrollándose a lo largo de la infancia. Comienza con las conductas rítmicas de movimiento pendulares, idénticos, que se producen a intervalos homogéneos. Estos son el punto de partida por ser las más primitivas y núcleo ontogenético del comportamiento rítmico. A partir de los siete años podemos considerar que le niño ya ha desarrollado una adecuada sincronización voluntaria, y es capaz de adaptarla a diferentes cadencias y tempos musicales.

6. TRASTORNOS DE LA ORIENTACIÓN ESPACIO TEMPORAL.

Muchos de los trastornos y perturbaciones del comportamiento escolar tienen como causa un déficit en la estructuración y percepción espacio-temporal.

Los conceptos de temporalidad y sentido espacial, en la mayor parte de los casos son simultáneos. Cuando existen trastornos o una dificultad grande en el aprendizaje, es cuando la educación psicomotriz cobra mayor relevancia. Es un medio que le va a permitir comunicarse y manifestarse, abriéndole un nuevo camino para conseguir ese desarrollo equilibrado, planteando una reeducación que le permita valorar positivamente su persona, es decir, que le va a ayudar a vivenciar y comprender esos conceptos.

Aprendizajes básicos como la lectura y la escritura tienen su fundamento en una actividad perceptivomotriz que cuando es deficiente (insuficiencias con relación a la organización temporal, espacial y función simbólica) o presenta alguna alteración da lugar a dificultades en su aprendizaje de tipo de la dislexia, la disgrafía y la disortografía.

Una buena estructuración espacio temporal no es posible sin una experiencia vivida en relación con el dominio del tiempo y del espacio.

El alumnado realiza una serie de ejercicios que siguen una progresión natural, toma de conciencia de su espacio interior, sin desplazamiento; el espacio que le rodea, sin desplazamiento; la interrelación de ambos, y el movimiento. Esta progresión, según SCHINCA, se realiza desde que nace hasta los 9 o 10 años.

Por ello el concepto de lateralidad es tan difícil, aunque sí pueden conseguir independizar partes parciales del cuerpo, no toman conciencia de que se divide en dos partes simétricas, derecha e izquierda.

La estructuración espacio-temporal está muy ligada a la lateralidad, por ello una mala estructuración puede llevar a una lateralidad no bien definida o una lateralidad cruzada y como consecuencia un déficit en las tareas que exijan un fuerte componente de tipo espacio-temporal.

En el desarrollo del niño debe favorecerse la lateralidad porque es fundamental en el equilibrio psicomotor, en la adquisición de las nociones espacio-temporales, en el desarrollo del esquema corporal y en el aprendizaje de la lectoescritura.

Otros trastornos espacio-temporales pueden ser debidos a:

– Alteraciones de la percepción.

Cuando la percepción está alterada el sujeto presenta incapacidad para identificar, discriminar e interpretar las sensaciones que recibe del espacio exterior por medio de los receptores visuales, auditivos, táctiles y Kinésicos, así como las que proporciona el propio cuerpo y que son recogidas por los receptores propioceptivos.

– Alteraciones de la simbolización.

Pueden estar referidas tanto a la actividad simbólica receptiva como a la expresiva.

– Alteraciones de la Atención.

El estado de atención es una respuesta del organismo ante determinados estímulos.

Los niños que no han conseguido controlar su respiración y tensión muscular, suelen tener grandes dificultades en concentrar su atención en tareas de tipo escolar.

7. APORTACIONES INTERDISCIPLINARIAS.

La psicomotricidad tiene gran variedad de enfoques y consiste en una actividad interdisciplinar cuyo objetivo fundamental es la motricidad conductual.

La educación psicomotriz posee una dimensión global dentro de su acción educativa, la persona es una, y globalización garantiza una educación armónica, equilibrada, integrada y unitaria.

Esta educación integra prioritariamente el desarrollo del esquema corporal, la organización espacial y temporal.

Según esta variedad de enfoques y los objetivos que se propongan, la psicomotricidad se podrá trabajar con distintos métodos y desde distintos campos de la educación, entre los que podríamos señalar:

– Relación con LA EDUCACIÓN FÍSICA.

El cuerpo tiene una gran importancia, tanto para la educación musical, como para la educación física. En la educación musical es un cuerpo que actúa como instrumento, que canta, que se mueve…rítmicamente. Para la educación física, el cuerpo es importante en cuanto al movimiento ligado al cerebro y al sistema nervioso, y en cuanto a la puesta a punto del movimiento desde el punto de vista físico.

El ritmo es el elemento común que va a regular el proceso motriz.

La educación física aportará a la psicomotricidad el descubrimiento rítmico y su interiorización; es decir, sentirlo y vivirlo dentro de sí. También aportará una mayor tonicidad en el cuerpo. Los ejercicios ayudarán a descubrir las distintas sensaciones musculares, a realizar técnicas de relajación y a un mayor equilibrio del cuerpo en sentido estático y dinámico.

ACTIVIDADES:

+ Juegos de imitación:

– “Somos perritos y andamos a cuatro patas”.

– “Somos patitos y andamos en cuclillas”.

– “Somos gusanos y nos arrastramos”.

– “Soy un robot”.

– “Soy una marioneta”.

+ Juegos representativos:

– “Al comer nos sentamos”.

– “Al dormir nos tumbamos”.

– “Al andar estamos de pie”.

– “AL bailar nos movemos, balanceamos y giramos”.

– “Volamos como un pájaro”.

– “Nos sentamos y conducimos un coche”.

+ Actividades de grupo:

– Formar un tren.

– Por parejas, formar el molinillo (cogidos de las manos, piernas abiertas y pies juntos, girar).

– Por parejas, “Yo subo, tú bajas” (cogidos de las manos y apoyados de los pies).

+ Posiciones de base (marcando un ritmo):

– Estirarse y encogerse.

– Seguir la secuencia:

× De pie, sentado, tumbado, de un lado, del otro, boca abajo, boca arriba, sentado, en cuclillas, de pie.

– Con movimiento libre:

Bailar, andar, sentarse,…(con una consigna de cambio).

× Por segmentos corporales (ayuda a distinguir los distintos puntos de articulación).

– Tablas gimnásticas:

× Brazos en cruz, brazos arriba, brazos en cruz, brazos abajo.

× Ejercicios con piernas.

– Relación con LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA.

La Educación Artística engloba la Plástica, la Música y la Dramatización. Mediante estas formas de expresión y representación artística, el alumnado debe comunicar los aspectos de la realidad exterior e interior.

La Educación Artística contribuye a desarrollar las capacidades creadoras y los procesos de socialización del individuo, pero es una realidad que estas capacidades y procesos no se manifiestas adecuadamente si no contribuye a ello una buena motricidad. La psicomotricidad es una resultante compleja que implica no solamente las estructuras sensoriales, motrices e intelectuales, sino también los procesos que coordinan y ordenan progresivamente los resultados de estas estructuras.

La Educación Musical, la Educación Plástica y la dramatización pueden contribuir a un dominio motriz, del espacio, del tiempo, de la forma, del volumen, del gesto y una organización del esquema corporal, por tanto puede existir una interrelación entre esas áreas.

Si tomamos como base la Educación Musical, la aportación a la educación psicomotriz se hace patente en la rítmica o actuación por medio del movimiento rítmico. A través del movimiento corporal se vivenciarán los conceptos musicales como el valor de las figuras o los compases, timbres, intensidades, etc… Los ejercicios rítmicos ponen en juego las actividades intelectuales y funciones motrices; el cuerpo se manifiesta de forma total. Por medio de ella se puede conseguir: Ed. sensorial, Ed. motriz y corporal, Ed. espacio-temporal, Ed. de la afectividad, Educación del gusto y del sentido estético.

Ya que mediante el trabajo de los distintos elementos musicales ayudaremos al niño a tomar conciencia de su cuerpo. Así cuando utiliza su propio cuerpo como instrumento de percusión va adquiriendo mayor dominio de él y sus posibilidades. Lo mismo ocurrirá con su voz, reconociendo en ella distintas características de los sonidos y adquiriendo una mejor utilización de la mismas, favoreciendo una buena respiración, articulación y forma adecuada de la emisión de la voz.

Por otro lado, la manipulación de los instrumentos musicales pondrá al niño en contacto con el mundo de los objetos.

La expresión corporal favorece en el niño la percepción espacio temporal entre otras cosas.

Todo lo expuesto anteriormente nos lleva a la conclusión de que las actividades musicales, al ser vividas por el propio cuerpo, poseen mayor fuerza educativa y más valor de motivación, la interrelación de todas estas actividades musicales nos conducen a favorecer el desarrollo psicomotor del niño.

ACTIVIDADES:

× Macando una percusión a distintos ritmos ( ) hacer juegos escenificados:

– Nos ponemos un sombrero-Nos ponemos un zapato.

– Cogemos una caja de arriba del armario-la bajamos al suelo.

– Colocamos una bombilla arriba-ponemos un tapón a la bañera.

– Andamos hacia delante para coger algo-Andamos hacia atrás para que no nos cojan.

– Cogemos un cubo con la derecha-lo pasamos a la izquierda.

× Jugamos al corro cantando.

× Lanzamos una pelota a la pared, la recibimos y volvemos a repetir. Cuando suene un sonido agudo se lanzará para arriba, y si es grave, hacia la pared.

× Representar distintas posturas del cuerpo según el estado de ánimo que marque la música:

– Dolor: cuerpo semicerrado y manos en el vientre.

– Alegría: cuerpo abierto, brazos extendidos.

– Frío: cuerpo tenso y rígido, tiritando.

– Calor: cuerpo relajado, con gesto de quitarse la ropa.

× Actividades propias del canto:

– Educación vocal.

– Ejercicios respiratorios.

– Ejercicios de articulación.

– Ejercicios de relajación.

– Ejercicios de resonancias.

– Relación con EL LENGUAJE.

El lenguaje hablado se basa en relaciones temporales, el escrito, en relaciones espaciales. El leer en voz alta lo escrito supone transformar lo espacial en temporal y viceversa.

La palabra tiene una gran riqueza dinámica, rítmica y sonora, por ello hacer ejercicios con palabras con desarrollo temporal (frases), hace que se adquiera un buen sentido rítmico. Fonéticamente, la sílaba, la palabra, las pausas, la frase, crean en el lenguaje normal una ayuda desde el punto de vista rítmico-sonoro.

ACTIVIDADES:

× Palabras monosílabas que suplantan a la figura negra ( ).

– Incluir el silencio:

× Palabras bisílabas: ritmo binario.

× Palabras trisílabas: ritmo ternario.

La vivencia rítmica también se puede experimentar colectivamente:

Establecer la relación espacial correspondiente a un juego de negras y corcheas. También se le puede incorporar movimiento. Si rítmicamente responde dentro de la métrica, se variarán los movimientos integrando todo el cuerpo.

La coordinación de lenguaje-movimiento-música, proporcionará una mejor coordinación, desarrollo de la sensibilidad, desarrollo y organización mental, facilidad de comunicación, repercutiendo en la maduración y adaptación al medio donde vive.

8. INTERVENCIÓN EDUCATIVA.

Objetivos.

– Desarrollar, desenvolver y armonizar las funciones motrices.

– Coordinar los movimientos corporales en el tiempo y en el espacio.

– Desarrollar la memoria, visual y auditiva.

– Conocer el espacio, a partir de estímulos sonoros.

– Captar y diferenciar ritmos.

– Captar y diferenciar melodías.

– Asimilar esquemas rítmicos, por medio del movimiento.

– Desarrollar la capacidad de reacción y respuesta inmediata, ante un estímulo sonoro.

– Dominar y controlar la capacidad motora.

– Utilizar el espacio de forma consciente.

– Ajustar el movimiento corporal, a la música no producida por uno mismo.

Contenidos

– Conocimientos musicales.

– Formas de desplazamiento.

– Forma de los movimientos (elásticos, duros, suaves, etc.)

– Sentido direccional.

– Pasos típicos de marcha, de valse, etc.

– Posibilidades de agrupamiento y distribución.

– Ejercicios con desplazamiento.

– Ejercicios sin desplazamiento.

– Utilización de otros materiales didácticos, como pelotas, aros, cintas, etc., además del puramente musical.

– Ejercicios para crear automatismo.

– Ejercicios de reacción espontánea.

El movimiento nos brinda un sin fin de posibilidades y recursos para la educación, en especial para los niños más pequeños, que cuando llegan a la edad escolar, se ven coartados y faltos de su actividad usual (el juego) y de la posibilidad de moverse de un lado para otro sin parar.

Los ejercicios irán acompañados de un instrumento, rítmico o melódico, incluyendo también, la propia voz y el canto, unas veces es el profesor quien los utiliza, y en otras ocasiones, es conveniente que los niños (alumnos) sean capaces de dirigir las actividades para que se acostumbren a marcar la velocidad adecuada, los matices, acentos, etc…

Podemos trabajar asociando palabras al ritmo y al movimiento, como expone Violeta Hemsy de Gainza en su metodología al asociar 1º una palabra a cada figura o valor.

Pa-ro rá-pi-do

Voy li-ge-ri-to

Co-rro sal-to

Como idea básica y general para desarrollar las clases, tendremos en cuenta las posibilidades que tenemos, por un lado, el espacio, por otro, el cuerpo y, por último y fundamental, el ritmo y la música en general. Así tenemos:

El espacio.

– Formas fundamentales de locomoción: Andar, correr, galopar, saltar, deslizarse, girar.

– Formas de desplazamiento: Hacia delante, hacia atrás, hacia la derecha, hacia la izquierda, en diagonal, en círculo.

– Formas de distribución: individual, en pareja, en círculo, en línea recta o fila, en líneas paralelas, en espirales, agrupaciones.

El cuerpo.

El desarrollo rítmico-corporal, espacial y la conquista de ese espacio, supone un control y una diversificación de los movimientos que consideraremos desde las siguientes perspectivas:

A) Coordinación sin desplazamiento: Actividades rítmicas para el desarrollo del control postural, coordinación y expresión de los miembros inferiores y superiores que realizamos con los niños marcando diferentes valores musicales (blanca, negra…) ostinatos y juegos rítmicos, audiciones para seguir con ritmos diversos, percusiones corporales, manejo de instrumentos de percusión, etc..

B) Coordinación con desplazamiento: Implica el funcionamiento de los elementos corporales superiores e inferiores. Actividades: marchas, reacción a un ostinato marcado, desplazamientos y movimientos simultáneos con percusión corporal y manejo de instrumentos de percusión indeterminado, montajes y juegos rítmicos organizados, etc.

C) Coordinación visomanual: Íntimamente unida a la manipulación de objetos y actividades de los miembros superiores. Debemos estar seguros de que el niño se halla en una etapa evolutiva que le permite la manipulación básica de los materiales, con una prensión y desplazamiento adecuado de mano y brazo. El niño gesticula, habla, toca, traza, dibuja. Esto implica una comunicación receptiva y expresiva del ritmo y el movimiento. Utilizaremos ritmos, ostinatos, audiciones musicales y canciones, que impliquen la manipulación de instrumentos, percusiones corporales, percusiones sobre objetos, ejercicios de grafomotricidad y disociación de movimientos de manos, muñecas y dedos.

D) Orientación espacial: Adquisición del sentido de la dirección y la percepción de las dimensiones que nos rodean. Los ejercicios rítmicos incidirán primero en los contrastes, para ir aumentando gradualmente la dificultad según vayamos alcanzando los objetivos propuestos. Utilizaremos los diferentes parámetros musicales para crear ejercicios, actividades y juegos rítmicos, así como diversos matices, valores, ostinatos, frases rítmicas, instrumentos variados, canciones con frases rítmico-melódicas bien diferenciadas etc. Las consignas se referirán a: arriba/abajo, derecha/izquierda etc.

E) Orientación temporal: El concepto tiempo es el más difícil de captar por el niño puesto que no está capacitado para comprender medidas homogéneas hasta los 5 años. A esta edad puede hacer uso de relaciones temporales muy sencillas mediante la descripción cronológica de sucesos personales y escolares vinculados a su experiencia diaria. La estructuración y comprensión del tiempo a través del ritmo, requiere una destreza motriz y una comprensión de las consignas, ya sea a nivel intuitivo o intelectivo. Las estructuras rítmicas más o menos complejas, requieren comprensión y capacidad de reproducción. Una “estructura rítmica” es una serie de sonidos ordenados que forman un conjunto rítmico. Los conceptos utilizados son: Largo/corto; lento/rápido; junto/separado.

Las relaciones espaciales, de movimiento y temporales son inseparables.

– Tipos de coordinación motriz.

+ Con uno mismo.

+ Con otra persona.

+ Con otras personas.

+ Con objetos.

– Calidad de los movimientos, con o sin desplazamientos.

+ Movimientos pesados.

+ Movimientos duros.

+ Movimientos elásticos.

+ Movimientos cortantes.

+ Movimientos suaves.

+ Movimientos lentos.

+ Movimientos rápidos.

– Coordinación con uno mismo.

+ Lateralidad.

+ Destreza manual.

+ Eje medial.

+ Formas de andar (con todo el pie, con puntas , con pasos largos, etc.)

+ Formas de mover las articulaciones (muñecas, hombros, dedos, etc.)

Estos ejercicios se pueden enfocar de dos formas diferentes, según queramos trabajar en el niño la adquisición de automatismos o provocar reacciones espontáneas.

En los ejercicios de reacción, en ningún caso haríamos una distribución regular, puesto que entonces, no necesitan prestar atención al cambio, pues de forma natural captan la regularidad en el tiempo.

Entre los PRIMEROS (adquisición de automatismos) tenemos:

– Ejercicios con o sin desplazamientos sobre un ritmo de períodos regulares.

– Ejercicios con acentuaciones de distribución regular.

– Ejercicios con cambio regular de matices.

– Ejercicios con cambio regular de timbres.

Entre los SEGUNDOS, de reacción, tenemos los siguientes ejercicios:

– Con o sin desplazamiento con ritmos cambiantes.

– Silencios con distribución irregular.

– Acentuación con distribución irregular.

– Cambios irregulares de matices.

– Cambios irregulares de timbre.

Las primeras actividades que se realizan deben estar basadas en un ritmo constante de negras, cambiando los movimientos con o sin desplazamiento; requieren un lugar amplio como un gimnasio o el patio.

En este ritmo constante se van incluyendo sucesivamente, acentos regulares o no (depende si es ejercicio de reacción o no), silencios, cambios de instrumentos, usando dos timbres al principio, luego se irán añadiendo más cambios de intensidad, etc.

Así sucesivamente se presentan dos o más ritmos, llevando al movimiento los contenidos que se van aplicando en otros bloques de contenido para trabajar y afianzar los distintos conceptos.

La actividad enfocada a la adquisición de automatismos, trabajar y diferenciar figuras (blancas, negras y corcheas) combinadas con dos timbres (claves y pandero) y coordinación de andar correr y quietos, con movimientos del brazo diferentes, asociados a figuras en el espacio que describen con “cintas” de colores (manejo de cintas-psicomotricidad).

La actividad musical en la educación psicomotriz, se programará buscando que se desarrollen los siguientes aspectos:

– Las actividades serán variadas y adaptadas a los rasgos psicológicos y capacidades del alumnado.

× Respetará:

+ La ley céfalo-caudal y la próximo-distal de maduración y los índices de madurez.

+ Cómo se ve el propio individuo.

+ Cómo ve el mundo que le rodea y qué piensa de ese mundo.

– Se buscarán juegos que pongan de manifiesto las sensaciones visuales, auditivas, táctiles, etc…

× Son fundamentales las funciones sensoperceptuales.

× Los juegos organizados deben cubrir los objetivos propuestos.

– Buscar que música, juegos y creación obtengan un clima de alegría y expansión.

× Será motivador.

× Provocará la expresión espontánea.

– Buscar una integración social en el grupo.

× Se programarán juegos colectivos.

× Se fomentará la cooperación y ayuda mutua.

– Se buscará incrementar la capacidad intelectual.

× Los contenidos pondrán en funcionamiento, en su triple vertiente conceptual, procedimiental y actitudinal, el desarrollo de las capacidades intelectuales del alumnado.

– Fomentará el movimiento estático y dinámico.

× Se harán juegos con desplazamiento y sin él.

– Realizar respiraciones y relajaciones.

× Antes de comenzar la actividad y después de un gran momento de actividad.

× Son momentos de pausas que se harán cuando se aprecie fatiga o como motivación.

× Se vivenciará el silencio.

– Para finalizar la actividad:

× El corte debe comenzar con un descenso de la actividad, y no cortar bruscamente.

× Se puede establecer una conversación sobre lo realizado resaltando los conceptos trabajados.

× Se sugerirá recoger el material fomentando el orden y la armonía.

Las sesiones variarán según la edad; como norma general serán de 30 minutos hacia los 6 años, que se irán incrementando con la edad.

Las unidades de trabajo, prácticamente se traducen en: esquema corporal, organización espacial y organización temporal. El trabajo del aula se reflejará en los contenidos, que podrían ser los recogidos en la tabla que aparece en la página siguiente. Para trabajar esos contenidos hacen falta una metodología y unos recursos didácticos.

El MÉTODO será el que el educador crea más conveniente para cada grupo de alumnos; si están excitados, los ejercicios se programarán para que descarguen la tensión, y cuando estén cansados, se llevará a cabo la relajación. Si por el contrario están tranquilos, se harán ejercicios de atención, lateralidad, etc…

En un primer momento se hará juego libre. Después se darán pautas muy generales, provocando la curiosidad y la exploración: luego se darán normas más encaminadas a cumplir los objetivos, y por último, se provocarán juegos donde se favorezca la socialización.

Los RECURSOS DIDÁCTICOS necesarios son:

– Un espacio amplio: clase, patio, gimnasio, etc…

– Una vestimenta cómoda, que permita el movimiento.

– Recursos materiales específicos: espejo, cassette, tocadiscos, instrumentos musicales, pelotas, tacos, picas aros, bloques lógicos, cuerdas, pañuelos, alfombras, colchonetas, espalderas, pizarra, barro, plastilina, globos, cajas, papeles, bibliografía específica, etc…